"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8578
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

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Capítulo 7: "Conclusiones erradas"

Travis estaba delante del carro, apegado a la orilla de la ventanilla. Abrí la puerta con fuerza para que se quitara, la abolladura en el auto dejo en claro que no se había querido mover por voluntad propia. Le observe un momento y el hizo lo mismo pero con su cuerpo en llamas. Respire profundo y espere el primer golpe, él no se movía ni por broma. Observe de reojo a Rohee, ella sonrió y encorvo sus cejas, como si el hecho de que Travis no actuara le molestara, o quizás, lo que pensaba Travis era lo que le molestaba.

-Esto es complicado… -Travis ya relajado hablo por lo bajo.

-Para ti lo es. –Dije molesto.

-¡Por supuesto que sí! Acabas de arrebatarme a la mujer con la que pensaba algún día tener una familia, con la que pensaba tener todo… Me la has robado. –Sus palabras me desconcertaron, él tenía novia pero a pesar de eso deseaba a Rohee solo para él.

-¿Qué? –Sonreí confuso, es que era estúpido lo que decía. Me volví serio cuando note su molestia por mi burla. Es que de verdad, era imposible no reírse de esa estupidez. Rohee se movió dentro del auto, supe de inmediato que saldría a apelar la situación, ella no podía quedarse sin decir nada.

-¡Travis! ¿Enserio? Te juro que no sé cómo tienes cara para decir eso… Mas a un a Leo. ¿Acaso no te basta con tener a Jennifer? –Sus palabras eran duras, caladoras y frías. Ella estaba muy enojada, su postura era tirar a matar.

-Ella no es lo mismo que tú. –Travis parecía sincero, y en parte lo que decía era verdad, Rohee no es como Jennifer. Sé que no la conozco mucho, a ninguna de las dos, pero puedo distinguir entre lo que parece bueno y malo, definitivamente Jennifer es el prospecto de demonio en comparación con Rohee.

-Claro, linda la cosa. Me tienes como caso de emergencia, el botón de ayuda, el bono extra y la válvula de escape. ¿Crees que podría llegar a querer a alguien como tú? Tan miserable que se conforma con el amor de alguien mentiroso, de alguien que le es infiel a pesar de tener algo como tú en su vida… Jennifer te ha engañado más veces que contar hasta el infinito, pero eso parece no importarte con tal de tenerle para darle cada noche ¿No? –Guau, de verdad Rohee estaba molesta. Sus palabras eran duras, a Travis le destrozaban el pecho y la mente. Su rostro lo decía constantemente, era dolor.

-Rohee, ahora te estas yendo por otro tema. –Travis me observaba seguido, no podía dejarles solos, Rohee ataba su mano a mi brazo como unas esposas. No sé si le aportaba cierta seguridad, pero definitivamente ella no quería que me fuera.

-¿A si? Acláramelo entonces, porque estoy a un puto centímetro de estrechar tu estúpido rostro en contra del asfalto. –Ya, ahora sí que la situación parecía salirse de control. Rohee se acercó tan molesta que el suelo se estremeció, el auto comenzó a sonar su alarma mientras yo le tomaba delicadamente tratando de evitar una locura.

-Am, okey… Sabes que tan solo estoy con Jennifer para satisfacer mis necesidades, porque de cierta manera esa atracción solo la tengo con ella y contigo, pero contigo es diferente… Yo te quería para más adelante, para cuando tu experiencia y tu control fuera el suficiente como para estar conmigo. Jennifer es solo un factor que estoy utilizando por el momento hasta que pueda tenerte a ti. –Sus palabras eran sinceras hasta cierto punto, el mentía cuando decía que no sentía nada por Jennifer, él la amaba de una manera diferente.

-Travis… Me das pena, y por eso eres mi mejor amigo. –La impotencia había desaparecido para convertirse en desprecio y lastima. Rohee se acercó a mi lado apoyando su cuerpo a mi pecho, casi abrazándome camufladamente.

-Ja… Friend zone. –Dije susurrando. Me causaba gracia todo el momento.

-Tú no te metas. –Travis aún continuaba con el sentimiento a tope.

-Está bien, tranquilo. –Sonriente bese la frente de Rohee y subí al auto, allí espere.

-Comprende que Leo no es pasajero en mi existencia Travis, y tú tampoco. Eres el hermano y mejor amigo que nunca tuve porque… Porque en primer lugar Jacob me abandono cuando más lo necesitaba y ahora solo somos amigos de visita, hermano porque mis hermanos están lejos y prefiero mantenerlos así… Tú sabes que así ellos sufren menos y yo también. Lo que me molesta es que creí que eras más sincero conmigo, menos aprovechador y manipulador. ¿Crees que aguatar a Jennifer y todas sus mentiras e infidelidades te hará más fuerte? Eso que piensas es una mierda Travis. No creas que porque sufres más aprendes más, hay veces que solo te creas heridas para mirar las cicatrices, nunca sanaras completamente. –Las palabras de Rohee eran profundas, dolientes y de una forma desahogante. Fue como si esas palabras se las hubiera tenido guardadas hace mucho, casi practicadas.

-¿Acaso me dices que si hubiera dicho esto antes sin siquiera tener a Jennifer en mi vida, tu y yo podríamos haber tenido algo? –Travis la observaba con una luz de esperanza. Ahora la respuesta de Rohee era esencial para mí, para saber si en algún momento ella podría acudir a los brazos de Travis si algo iba mal conmigo.

-No, nunca podríamos haber tenido algo Travis, porque yo siempre estuve esperando a Leo. Y aunque cueste creerlo, sé que mi lugar es con él. –Mi estómago subió y bajo, sus palabras fueron tan complacientes.

-¿Seguiremos siendo amigos después de este humillante rechazo? –Travis sonrió, él ya había asumido la derrota.

-¿Seguirás odiando a Leo después de esto? –Rohee sujetaba la puerta del copiloto esperando la respuesta.

-Eso es inevitable. –Ambos nos observamos con odio, yo más que él. De eso estaba seguro.

-Entonces no me pidas algo imposible. –Sus respuestas eran tan emocionantes que me obligaban a retener mis impulsos por besarla y tenerla entre mis brazos.

-¡Intentare dejar de lado este odio! –Acelere el vehículo casi arrollando a Travis ya que no se movió por completo.

-Intentarlo no es suficiente para mí. –Rohee me observaba mientras susurraba esas palabras.

-No sabes cuánto me emocionas cuando dices esas cosas. –Sonreí por lo bajo, ella me observaba sonriente e intrigada.

-¿Te emocionas? –Su mirada se clavó en mis labios, sentí como ardieron cuando su mirada penetrante se posó en mí.

-Me exasperas, es como si quisiera besarte tanto, tenerte tanto que… -Preferí guardar silencio, mi mente pervertida estaba saliendo a flote. No quería que ella pensara que yo era un depravado.

-¿Qué? ¿Me quitarías la ropa? –Lance una carcajada enorme, ella se sorprendió riendo también.

-Ah… Jajaja… Deja de leer mi mente. –Le exigí observándola de reojo. Todo el mal momento que había pasado con Travis había desaparecido, fue como si mi burbuja la hiciera más feliz, dentro de lo feliz que yo era con ella.

-¿Por qué? ¿Te molesta? –Su mirada y su voz era sincera, no era una curiosidad insana, sino que más bien una para saber si lo que hacía era malo o bueno.

-Hay cosas que es mejor dejarlas allí. Cosas que no merecen ser escuchadas sino que expresadas y sentidas aun cuando a mí me cuesten. ¿No lo crees más excitante? –Le observe serio mientras me estacionaba en una tienda de comestibles. Rohee me observo asombrada.

-Entonces… Está bien, no leeré tu mente a menos de que me lo pidas. –Bajo del auto de una manera que no pude identificar, pareció estar molesta por lo que le había pedido.

-No te molestes por lo que te he pedido, no quiero que estés molesta conmigo por prohibirte algo único… ¿Sabes qué? Ya no me importa, puedes hacerlo si así te complazco. –Me acerque a su lado y acerque su cuerpo al mío de una forma exclusiva.

-No tiene nada que ver con placer Leo, y no estoy molesta contigo por eso tampoco. –En ese momento de inmediato se me vino a la mente la situación con Travis.

-¿Entonces qué pasa? –Ella sabía que yo había pensado en Travis y le pareció gracioso.

-Estoy molesta conmigo misma, porque no se si voy a poder soportar estar lejos de tu mente sin saber lo que sientes por mí o por cada situación que pasamos juntos. Es como si te sintieras molesto y ardiendo en ganas de golpear a alguien, pero piensas en cómo sería la situación si yo estuviera con menos ropa o incluso te ríes internamente, algo que no expresas en realidad.

-Debo demostrarlo más y lo sé, es solo que es complicado para mí… Tienes que entenderme, ayúdame, entréname a poder expresar mejor lo que siento. –Yo sabía que no había otra forma de aprender, tenía que entrenarme. Así había sido criado.

-Solo tienes que decirlo… No puedo estar hurgando en tu mente a cada momento porque no sé lo que sientes o lo que quieres decir. De verdad quiero que me lo digas. –Se acercó lo suficiente como para besarla, acerque mis labios a los suyos y me detuve a milímetros.

-Rohee… Te deseo. –Una enorme sonrisa se demostró en su rostro, fue como si una luz destellara dentro de su cuerpo haciéndome ver lo feliz y complaciente que había sido con ella. Eso no me dejaba muy tranquilo porque ella no decía nada para mí, pero si me dejaba feliz de que ella pudiera tomar eso y hacerlo suyo.

-Y yo a ti Leo, también te deseo. –Sus ojos se cerraron aferrándose a mi cuerpo, sus palabras eran tan preciadas para mi mente, tan tranquilizadoras y potentes que besarla no era suficiente. Me acerque para besarla un largo periodo de tiempo, todo desapareció a nuestro alrededor, solo éramos ella y yo. Acorrale su cuerpo al auto para acercarla aún más a mí, ella se quejó y me detuve, ella no quería que lo hiciera, pero de todas formas eso le haría daño.

-Tranquila… -Me aleje un instante, casi nada.

-No me pidas eso después de esto… Me has dejado alucinando. –Ella apretó mi camiseta en su dirección, me abrazo inmensamente y fue muy reconfortante.

-Y tú a mí. –Susurre. Un par de humanos junto a un grupo más grande de jóvenes camino cerca de nosotros, susurraron cosas que omití, pero que a Rohee le parecieron familiares.

-Hola Rohee. ¿Cómo has estado? ¿Ya estas mejor de tu enfermedad? –Rohee se volvió sonriente, muy nerviosa. Nunca dejo de sujetarme incluso cuando trate de huir.

-¿Enfermedad? –Susurre sonriente. ¿Enferma de qué? Pensé.

-Hola Carla, si… Mucho mejor, gracias por preguntar. –Ambas se observaron un momento.

-Entonces volverás pronto a clases, eso será genial. Le diré al equipo deportivo que ya estas mejor, no sabes cuánto te extrañan. –La chica comenzó a moverse y Rohee comenzó a preocuparse.

-Sí, yo también… -Dijo acabada, como si no fuera cierto. Ella mentía muy sutilmente, no se le notaba nada.

-Bueno, me voy. Nos vemos. –La chica levanto su mano y se fue.

-¿Enferma? ¿Equipo deportivo? –Me burle en su rostro, ella sonrió un poco molesta.

-Es por el instituto, estoy yendo en el penúltimo año. Un regalo de Carlisle. –Sonrió con los ojos en blanco, como si no hubiera podido rechazar el presente.

-¿Para estudiar qué? –Intrigado me interne en el tema, era complicado eso de estudiar entre tanto humano.

-Medicina… Aunque creo que lo mío va por robar bancos. –Me reí a carcajadas, era extraña la sensación pero sin ganas de dejarla.

-Toda una criminal. –Enterré mis dedos en sus costillas, ella era muy cosquillosa.

-Tu eres el criminal aquí, estas saliendo con una menor de edad. –Su rostro fue desafiante, saliendo era una palabra que quería que dijera, solo que pensé que “saliendo” era cuando teníamos citas, y eso aún no pasaba.

-¡Hey!, yo tengo veinticinco años y estoy seguro que tú no tienes diecisiete. –Arroje al carro un montón de golosinas que pretendía comer y unas gaseosas que me parecían sabrosas. Ahora que sabía que en algún momento había comido y bebido algo, tenía que intentarlo. Tenía que ver si podía sentir el sabor de las cosas sin sentir dolor.

-Sí, hace como mil años ¿No? –Sonrió eufórica. Ella no tomo absolutamente nada de lo que quería, fue como que esperaba a que yo tomara por ella las cosas.

-Eso es cruel. –Tome todo lo que ella tomaba y lo lance en el carro de compras.

-Dímelo a mí, de verdad seria cruel. –Ella dejo de tocar las cosas para que yo dejara de meterlas en el carro. Ella no parecía tener interés en nada más que en la conversación.

-¿Cuántos años y cuando cumples? –Levante uno de los más grandes estantes que había para quitar una caja de vino que quería probar, esa era una de mis fantasías, probar el vino.

-Tengo noventa y cuatro, aparento entre los diecisiete y vente años y cumplo años todos los veintitrés de junio. ¿Y tú? –Rohee detuvo el movimiento y me observo expectante.

-Ya perdí la cuenta, pero debo estar por la misma cantidad de años que Edward, un poco más incluso. –Arroje una bolsa surtida de verduras y luego volví a lanzar tres más. Si Rohee se quedaría conmigo, debíamos comer bien.

-¿Como 230? –Rohee calculo mi edad al azar, estaba seguro de que tenía más que eso, pero prefería dejarlo en duda.

-Puede ser… -Susurre cuando pasamos por el pasillo femenino.

-¿Qué tal si hacemos una estimación? Así como que cumplirás los diecinueve el próximo año y así puedes ir al instituto conmigo. Aparentar que eres más joven de lo que pareces para quedarnos más tiempo aquí y así no sospeche de nosotros. –Una habilidad astuta la suya, crear planes para nosotros junto en el futuro.

-¿Y para dentro de que fecha cumpliría los diecinueve? –Seguí avanzando pero ella no se movió mucho, estaba interesada en la conversación.

-Para dentro del mes de febrero, el veinticinco podría ser. –Su idea me agradaba, ya quería pasar un momento como ese con ella.

-En honor a mis veinticinco años de juventud eterna ¿No? –Ella sonrió.

-Un año no es nada, además estarías conmigo. –Sus ojos se volvieron adorables, estaba tratando de convencerme.

-¿Un año no es nada? Un instituto, repleto de humanos olientes y productores de sangre… ¿A eso le dices que no es nada? –Sonreí y continúe caminando.

-Entonces no podremos estar juntos. –Su voz sonó autoritaria, no me voltee.

-Esa es una mala negociación ¿No crees? Quizás, si hubieras insistido, solo quizás… Hubiera accedido. –Le observe de reojo, ella se molestó, pero de una forma placentera, lo note en su rostro.

-¿Entonces es un no? ¿Por qué no insistí? ¿Enserio? –Se habló en voz alta para sí misma. Me devolví casi arrepentido. No quería estar en ese lugar, no quería ir, pero por ella valía la pena.

-Convénceme. –Ella cerró sus ojos y sonrió, solo con eso ya me había convencido. Se acercó de una forma diferente, muy lento y respirando agitada. Cuando sus labios rozaron los míos pareció ser que el roce fue diferente, como si hubiera sido con más deseo que antes. Caí rendido ante sus encantos aun cuando no estaba resistiéndome. Abrace su cuerpo al mío una vez más y sonreí para cuando culminamos.

-Vaya forma de convencerme. –Sonreí enormemente, era satisfactorio saber que ahora, desafiándola o pidiéndoselo, podía besarle.

-¿Ese es un sí? –Susurrante espero expectante.

-Tengo que hablarlo con Carlisle, él podría ayudarme a entrar. –Su rostro se transformó, estaba aún más feliz que antes, deslumbrante. Me gustaba verla así, tan feliz solo por mí.

-No sabes lo feliz que me haces Leo… Por fin poder hablar con alguien y no tendré que aparentar ser alguien más. Podre besarte y el mundo desaparecería a mí alrededor, ya nadie me molestaría por ser como soy allí…

-¿Molestarte por ser cómo eres? ¿Qué me estoy perdiendo Rohee? –Me aproxime preocupado, no podía estar pasando eso, si llegaba a ir y alguien la molestaba siquiera con la mirada, me encargaría de aniquilarle.

-No quiero que seas mi guarda espaldas ni nada, pero sé que muchos hablan de mí. De la forma en como los observo para que dejen de hablar a mis espaldas o porque simplemente sus aromas me agradan… Es que les escucho igual cuando susurran y las cosas horribles que piensan de mí son estúpidas. Sospechan que soy una psicópata o algo así, y es mejor a que piensen que podría estar imaginándome como los mato para beber su sangre. –Sus ojos se volvieron oscuros, como si pensar en la situación y los aromas le volviera la sed al cuerpo.

-No importan esos comentarios Rohee, y mucho menos sus pensamientos… Te importa más lo que digan y piensen de ti que lo que realmente eres y eso no es correcto. Mira, no voy a negarlo, cuando llegue allí nadie te mirara como lo hacía antes o al menos me encargare de que eso pase, pero ahora serás foco de atención si voy contigo. –NO era presumir, pero sabía lo atractivo que era para el ojo humano y la verdad, no quería pasar por eso y Rohee tampoco.

-Lo sé, pero al menos estaré contigo. En esa enorme y reconfortante burbuja de tranquilidad y gusto. –Sus ojos se cerraron cuando su rostro acaricio mi pecho.

-Tú haces que esa burbuja se vuelva mi mundo Rohee. –Susurre perdido. Ella se levantó sonriendo.

-Entonces hagamos de ese mundo algo solo nuestro… Y, dejemos de hablar de esto por hoy ¿Si? De verdad no quiero arruinar el momento. –Aun estábamos en la sección femenina, de verdad tenia preguntas intrigantes por hacer.

-Está bien… ¿Sabes? Tengo una duda y la verdad es que es un poco atrevida la pregunta, pero quiero que sepas que es solo curiosidad, no tiene que ver con que me vaya a burlar o algo. –Observe su rostro y ella analizó si aprobar o rechazar lo que estaba pidiéndole.

-Adelante... ¿Qué tan malo puede ser? –Sonrió esperando con ansias.

-Tu... Amm… ¿Necesitas utilizar esto? –Levante una de las toallas femeninas y se la mostré. Su rostro se deformo, paso de sonrisas a seriedad y vergüenza y luego de vuelta a la burla y la sonrisa coqueta que siempre tenía. Era solo curiosidad, no quería que se incomodara ni mucho menos tuviera vergüenza por ello.

-Leo, no necesito que te preocupes por eso, de verdad.  –Su respuesta fue muy sincera, sonrió nuevamente porque sabía que yo no estaba satisfecho por la respuesta.

-Respóndeme, solo quiero saber… -Su rostro se volvió rojo, muy avergonzado.

-Sí, aun me llega ¿Okey?… Pero no tienes por qué preocuparte por eso, cuando pase o esté a punto de pasar te lo mencionare para que no te acerques a mí. –Me esquivo y continúo caminando, ¿Por qué habría de alejarme en ese momento? ¿No se supone que es algo natural?

-¿Qué tiene de malo? –Me acerque a su oído cuando estábamos por dirigirnos a las cajas.

-El dolor, eso es lo malo. Y supongo que el aroma, pero aun así, según Travis el aroma es imperceptible y por ello nadie me ataca en esos momentos. –Su rostro se perdió en su mente.

-Necesitas que te compre estas… -Levante un par de toallas higiénicas llamadas Tampax y ella sonrió eufórica, las tiro fuera de mi alcance y rio fuerte.

-¡Leo no! No hablemos más de esto ¿Si?.. Qué vergüenza. –Ya estábamos en la caja y no podía quitarme de la cara la enorme sonrisa que la situación me había provocado. Ya en la carretera nuevamente en dirección a la casa de los Cullen, comenzó mi preocupación. Hable con Carlisle a solas como si nadie pudiera oírnos y deje a Rohee en la sala principal junto a Renesmee y Bella. Ellas parecían llevarse muy bien y eso quería, que estuviera bien mientras yo estaba con Carlisle.

-¿Qué opinas de todo eso? ¿Sera verdad? ¿Parece real? –Carlisle me observo desconcertado, completamente nulo a todo. Como si esa evidencia estuviera gritándole.

-Lo es, Leo. Esto es real… Es que esta es la letra de Marcus, es imposible que no pueda reconocerla… Guau, eres hijo de Marcus y Didyme. –Carlisle estaba sonriéndome.

-¿Crees que alguien quiera venir a atacar a Rohee por lo que es, o incluso que vengan por la cantidad de asesinatos que ha habido sabiendo que yo soy el hijo de Marcus? Digo, ellos no lo saben, pero si se los dijera, ¿Me respetarían? –Estaba preocupado. Carlisle maravillado mientras leía una y otra vez los escritos.

-No creo que puedan atacarte en ese sentido, eres proveniente de sangre real, de Marcus y Didyme, algo que Aro desconoce por supuesto, pero es algo que se siente. –Ambos nos observamos pensando en la situación.

-Va a matar a Marcus si se entera que soy su hijo y que yo fui casi uno de los primeros en la raza de Renesmee y él no se enteró. Vendría para aniquilarme, a todos en realidad. –La cara de Carlisle era cálida, serena incluso. Acaricio mi hombro con su mano y me remeció.

-¿Qué te hace pensar que ellos no saben que estas con nosotros? –Él tenía razón, como tan idiota para no haberlo analizado antes.

-Sé que ellos saben que estoy aquí, es que Demetri no es estúpido, y rastrearme hasta aquí se le tiene que haber hecho difícil pero no imposible. Estoy seguro que en un par de días estaré recibiendo una que otra carta proveniente de ellos. –No mentía, yo sabía que eso iba a pasar.

-¿Sabías que Jane ya había atacado a Rohee en una oportunidad, incluso cuando tú ya estabas con ese sentimiento hacia Rohee? –Sus palabras me calaron la columna, un escalofrió me recorrió el cuerpo y me sentí estremecido.

-Algo supe por Rohee, que a Jane ella no le caía bien, pero nunca supe que ellas se enfrentaron y que mucho menos se habían encontrado cuando yo estaba sufriendo en la torre. Es que, estar sin Rohee me quemaba la mente. –Carlisle resistió la mirada y cedió.

-Fue hace meses atrás, casi un año. Luego de lo que paso con Renesmee y paso el tiempo y los años y los meses, Jane volvió con su grupo para saber qué era lo que tú te habías quedado viendo aquella vez que demoraste en volver; Rohee la aniquilo, en menos de cinco minutos ya los tenia a todos en el suelo, nosotros ni siquiera tuvimos que demostrar que estábamos apoyándola... Así que ellos no saben que Rohee mantiene contacto con nosotros.

-¿Qué? –Me senté en la orilla del escritorio. Sabía que Rohee era fuerte aun cuando nunca había visto ni sentido lo que hacía, porque conmigo no funcionaba.

-Rohee es muy fuerte Leo, de verdad que sí. Más que todos nosotros juntos incluyéndote. Estoy completamente seguro que Jane y su grupo estarán pensándolo más de dos veces si quieren venir a enfrentarte a ti o a ella. Y Aro lo sabe, él sabe que has vuelto por Rohee porque Jane le conto lo interesado que estabas por ella. ¿Por qué crees que Aro ha dejado que te vayas sin ataduras de la guardia? –Carlisle era muy cauteloso, cada cosa que decía parecía estar atando cabos sueltos desde hace ya un rato. Recordaba una ocasión en donde me obligaron a irme a mi cuarto cuando supuestamente Jane y su grupo de idiotas habían ido a hacer una pequeña pero extensa y larga guardia nocturna fuera del castillo. Ellos demoraron semanas en volver, y cuando lo hicieron, lucían acabados, cansados y muy disgustados. En esa oportunidad tiene que haber sido el enfrentamiento con Rohee.

-El planea algo. Con Rohee y conmigo. –Encontré la pieza clave, algo había que el quería.

-Sí, con ustedes juntos. –Restregué mi rostro con las manos en señal de cansancio.

-Ha de creer que aun cumplo sus objetivos y órdenes y que he de convencer a Rohee para que luche en contra de ustedes o incluso, en contra de quien se le dé la gana. –Carlisle me observo despreocupado, él sabía que nada de eso iba a pasar.

-Eso no va a pasar ¿Cierto? –Rohee estaba observándome desde la entrada. Se acercó y me observo directo a los ojos, traspaso su preocupación a mí, pero trate de lucir tranquilo para ella.

-Rohee… ¿Cómo podrías pensar siquiera en eso como una posibilidad? –Ella sonrió, supo de inmediato que cualquier plan de Aro con nosotros era imposible.

-Solo quería escucharlo. –Susurro aferrándose a mi lado.

-Nunca te había visto así Rohee. Supongo que ahora de verdad lo sientes. –Carlisle observo a Rohee y ella sonrió incomoda. Su abrazo fue tan íntimo, tan nuestro que Carlisle parecía nunca haberlo visto, parecía ser que Rohee era incluso más fría que yo.

-Sabes como soy Carlisle. –Dijo ella abrazándole de una manera diferente, un poco más familiar y modesta.

-Ten, espero que esto te ayude. –Carlisle me entrego una carpeta con unos papeles de matrícula e inscripción en el instituto. De verdad me impresiono.

-¡Oh! ¿Pero cómo?.. Ah, Alice. –Allí supe que Alice y sus visiones me habían condenado. No era que no quisiera ir al instituto o universidad, pero tampoco quería. Era algo así como sentimientos encontrados con respecto al tema.

-Último año en el instituto, y a la universidad junto con Rohee. Te deseo lo mejor Leo, sobre todo ahora que tienes un nuevo comienzo con esta increíble mujer. –Rohee sonrió modesta, yo me sentí alagado, de verdad sentí las ganas de hacer lo que hice.

-Gracias Carlisle, por ser parte de este nuevo proceso y por apoyarme. Sé que es difícil sabiendo de dónde vengo, pero necesito que sepas que nada de lo que me ensañaron fue importante para mí, siquiera real. –Nos miramos con dolor, el me abrazo de una forma tan familiar, tan querida como las que recibía de Quenchi. Eso me trajo recuerdos dolorosos.

-Lo se Leo, y por eso eres especial. –Sus palabras eran cálidas, queridas por mi mente.

Dentro de las próximas horas termine por irme sin Rohee, ella se tuvo que quedar para discutir la inasistencia que había tenido en el instituto por dos semanas con Esme. Además tenía que quedarse porque al día siguiente le tocaría quedarse con Renesmee en un compromiso con Edward y Bella por alejar a su hija de Jacob. Al parecer era demasiado el tiempo que ella pasaba con ese Lobo y a ellos no les simpatizaba mucho. Ellos querían que su hija pasara tiempo de humana con alguien que pudiera dárselo y Rohee estaba pintada para el papel. Fue difícil despedirme, peor le prometí que durante la mañana volvería para estar un rato agradable con ella y ver si Renesmee se animaba a salir con nosotros. Según lo que sabía, Renesmee no hablaba mucho ya que prefería expresar y decir las cosas a través del tacto, pero desde que yo había llegado y cada momento que estaba frente a mí, ella no se acercaba a tocar mucho a Rohee, como si creyera que eso me molestase. Eso era erróneo, a mi ella me parecía asombrosa y familiar ahora, éramos parecidos aun cuando yo funcionase diferente. Carlisle me había dicho que en lugar de intentar comenzar a comer golosinas y gaseosas artificiales, el me aconsejaba que comenzara con cosas mínimas y saludables, que no afectaran mi organismo. Así que llegue a casa y tome uno de los tantos pack de verduras que había comprado y una botella de jugo natural que Rohee había comprado para ella. Me serví muy poco de todo, midiendo las cantidades como enfermo mental y con problemas de peso. La primera probada fue dolorosa y sin sabor alguno, simplemente fue como tener una masa de algo en la boca. Había pasado tanto tiempo creyendo que eso no era para mí, que ahora era difícil tomarle el gusto. El segundo bocado fue menos doloroso pero aun así el sabor era invisible, así que termine por llamar a Rohee para que me ayudara con lo de los sabores y termino viniendo con Renesmee ya que le dio la noche libre a Edward y Bella.

-Hola Renesmee, lamento haberte despertado tan tarde para que vinieras aquí. –Trate de expresar una sonrisa y cara de lastima, pero no sabía si lo hacía bien o no.

-No importa, ya que estoy aquí, ¿Puedo ayudarte con esto? –Renesmee se acercó lentamente, como si temiera que yo pudiera hacerle daño.

-Bueno… Necesito que pruebes esto y me describas como sabe, necesito saborear algo de esto ahora o sino perderé la cordura. –Sonreí y ella también lo hizo. Eso me reconforto, ella parecía comenzar a caerme bien, un poco más de lo que ya tenía en mente.

-Está bien… -Renesmee miro el plato y note como se saboreó, de verdad parecía estar rico y Renesmee lo demostraba.

-¿Estas bien? ¿Crees que ahora es el momento? –Rohee se sentó sobre mis piernas mientras mirábamos a Renesmee comer.

-Si no es ahora no será nunca. –Rohee sonrió acariciando mi rostro, atrajo una de las sillas del otro lado y se sentó al lado de Renesmee para mirarme.

-Bueno… ¿Esto lo cocinaste tú? –Renesmee se limpiaba la boca y bebía un poco de jugo.

-Si… ¿Esta malo? –Me sentí preocupado, quizás estaba pasado de sal o pimienta.

-No… En lo absoluto, está muy rico. –Renesmee se hecho otro bocado de verduras y sonrió junto a Rohee para mí.

-Leo cocina muy rico Reme, siempre. –Sus sonrisas eran cómplices de algo, seguramente se estaban hablando para ellas mismas. Verlas de esa forma fue muy complicado pero hermoso a la vez. La forma en cómo se miraban y como Rohee acariciaba el cabello de Renesmee y lo delicada que parecía acariciar su piel. Recordé lo prematura que era Renesmee, ella aparentaba más edad de lo que tenía, ahora debería tener como ocho años más o menos pero Rohee a pesar de verla como una niña mayor, la trataba como a una niña pequeña. Le hacía cosquillas y sonreía de cosas infantiles junto a ella, sus rostros eran familiares y cálidos, muy perfectos y pálidos pero vivos.

-¿Reme? –No había omitido ese pequeño comentario.

-Es abreviatura de Renesmee, como para no decirlo tan largo. Además, a Edward y Bella no les gusta mucho el apodo de Jacob, así que invente uno intermedio.

-¿Apodo de Jacob? –Sonreí mirándolas a ambas.

-Nessie… A mí me gusta. –Renesmee respondió con la mirada perdida.

-Te diré Nessie entonces, así apoyo a tu amigo a ver si así tus padres se acostumbran a ser un poco más… Cursis y dulces como tú. –Todo se escuchó muy extraño, pero de verdad se sintió bien. Fue incomodo pero bien, Rohee me observo sonriendo y haciendo muecas de que todo lo que había dicho era muy fuera de mí. Solo sonreí y sonreí más.

-Mira, porque no comemos un par de bocados y  le decimos como sabe para ver si puede sentirlo o al menos relacionarlo. ¿Te parece? –Nessie respondió asertivamente y sonriendo.

-Adelante. –Ambas tomaron un par de tenedores y deslizaron la comida por su boca, Rohee fue la primera en hablar.

-Guau… Fue como una explosión de sabores, que intenso Leo. –Y continúo comiendo sin ser más específica.

-Rohee eso no me dice mucho… Sé más específica, dulce, salado, acido, agrio… -Rohee me observo y continuo comiendo, de verdad se rindió en ese instante para ayudarme.

-Es suave, un poco gelatinoso y con un sabor salado en el inicio y suavemente dulce en el final, tiene un toque de agridulce por la soja. –Messi fue muy específica, perfecto.

-¿Qué verdura comiste Renesmee? –Mire el plato y las verduras casi desaparecían, Rohee había comido bastante, pero eso no importaba, había cocinado más cuando llame a Rohee para que viniera a ayudarme.

-Amm, brócoli. –Tome mi tenedor y observe el brócoli frente a mí.

-Okey, lo intentare con ese. –Primero deslice el brócoli y lo mantuve en mi lengua, aplastándolo en contra de mi paladar, sentí como el líquido se espacio por mi boca. Pensé en el sabor salado y luego el que suavemente se transformaba en uno dulce, casi invisible. Creí que era ponzoña, pero la saliva comenzó a surgirme como litros y litros de agua.

-Te traigo una toalla, espérame. –El sabor era asombroso, era tan sabroso y jugoso que parecía no desvanecerse nunca de tu boca. El sabor permanecía incluso cuando ya lo había tragado.

-Quizás deberías comer bocados más pequeños Leo. –Rohee seco mi boca con una toalla de mano, se mojó entera. Le observe afligido, parecía un bebe.

-No, quiero más. –Le observe sonriendo, Nessie se reía internamente hasta explotar, me reí con ella. Tome otro bocado y el sabor continuaba siendo intenso, incluso más que antes. Había recuperado esa habilidad perdida, ahora debía saber cómo medir la cantidad de comida que debía ingerir hasta satisfacerme y luego controlar la cantidad de saliva y la de ponzoña, debía saber cómo hacer ese intercambio.

-Te comiste un plato lleno y otro a medio tope. –Rohee levantaba la loza para lavarla, me levante dejando las cosas sobre la mesa y observándola.

-Supongo que tenía hambre, debía satisfacer eso también. –No era estúpido, ahora sabía que se venía una etapa más difícil, la de ir al baño. Y la verdad, no quería que pasara. Quizás guardaría la habilidad de poder comer solo para ocasiones especiales.

-*¿No te duele?* -Nessie apretaba una de mis manos sonriéndome antes de irse.

-No, estoy bien así. Gracias Nessie. –Ella me observo sonriente, su apodo me salía natural, como si siempre le hubiera dicho de esa manera.

-*De nada Leo*. –De pronto su voz se volvió más lejana y comprendí.

-Espera, espera… Me hablaste, dentro de mi cabeza. –Le sonreí eufóricamente, creyendo que lo estaba haciendo. Me acerque lentamente mientas ella sonreía y le abrace. Levante entre mis brazos su cuerpo como una niña pequeña. Ella de verdad se sentía como una bebe, una que hubiera deseado tener en mis brazos.

-No dejes de hacer eso nunca, aun cuando tengas miedo de mí o de cualquier otra cosa, puedes confiar en mí para lo que sea Nessie. Tienes que saber que a pesar de que luzca siempre molesto o incluso indiferente, nada de eso es así. Yo no puedo expresar bien mis sentimientos, tengo un pequeño déficit en ese sentido. –Le observe de cerca mientras me agachaba a su altura. Rohee esperaba en silencio detrás de mí, creyendo que yo no le había sentido.

-Eres como mi papá. –Nessie me miraba fijamente a los ojos sin desviar la mirada.

-¿Qué dices? –Me acerque pero ella sonrió de una forma que nunca había visto, era una forma de fascinación, admiración incluso. Tenía que observarle un momento más.

-Tus ojos y como me tocas, eres cálido y familiar aun cuando ni siquiera has pasado más tiempo que ahora conmigo. Me diste más dulces que mi papá pero eso no te resta importancia. La tía Alice me dijo que serias especial, pero no creí que tuviera razón, de hecho apostamos mis libros y un par de muñecos que tenía a que no sería así. –Su rostro se deprimió por haber perdido.

-¿Especial para ti? –Sonreí acariciando su cabello llevándolo detrás de su oreja. Rohee se acercó a mí acariciando mi espalda.

-Como un segundo padre. Que podre confiar en ti al igual que en Rohee y que me protegerías de cosas que mi papa no haría. Solo… *No hagas que eso se convierta en un error*. –Nessie me abrazo fuerte junto a Rohee y nunca había sentido esa sensación tan profunda. Fue como si por un momento Nessie hubiera sido la fantasía perfecta de una hija, de una hija con Rohee. Abrace a ambas y las bese lo que más pude, Rohee reía muy fuerte debido a las cosquillas y Nessie parecía estarlo pasando bien, estaba tan feliz de que eso fuera real.

-Me encargare de que recuperes tus libros y muñecos, solo… Solo entrégale tus cosas a Alice como acordaron, así creerá que eres una mujer de palabra. –Sonriente, Nessie se me acerco dándome un abrazo reconfortante para luego subirse a una moto de color verde oscuro.

-Me tengo que ir, pero no quiero. –Sus brazos se aferraron a mi cuerpo y los míos al suyo.

-Yo tampoco quiero que te vayas, pero debes irte para que Carlisle y los demás crean que eres responsable. Así dejaran que Nessie salga con nosotros más seguido. ¿No crees? –Sonreí mientras acercaba su rostro al mío. –Nessie puso sus audífonos y coloco la música a todo full para dejar que nuestra conversación fuera más privada.

-De todas formas, ellos saben lo protectora que soy con ella, incluso más que Bella y Edward juntos. –Se acercó para besarme, fue tan fugaz. Tenía que burlarme un poco.

-Mira tú, que protectora eres cuando la llevas y traes en una moto. –Su rostro se volvió opaco pero muy sonriente. Pareció decirme ¡bingo! Al fin le había ganado algo.

-Sabes, creo que ya me voy. –Se alejó un par de pasos y me observo.

-Eso creí. –No solté por nada del mundo, la atraje con mi mano y golpe su cuerpo en contra del mío. La bese tan apasionadamente como quise y el tiempo que desee. Abrace su cuerpo al mío y bese su cuello delicadamente.

-No me olvides. -Susurro ella con un tono de dolor en su voz.

-Ni en broma. –Volví a besarla para que ella terminara por calmarme. Acaricio mi rostro con sus manos y luego mi cabello para volver a besarme.

-Te amo Leo. –Susurro cuando sus labios se separaron de los míos. Abrí mis ojos inmediatamente y ella hizo lo mismo. Fue como si se le hubiera salido. Fue tan natural e inesperado que de verdad fue magnifico. Quede estupefacto mientras ella sonreía incomoda y avergonzada. Se alejó rápidamente de mí sonriendo, alegre.

-No tan fuerte monstruo del lago ness, o terminaras con los oídos fritos. –Rohee golpeo el casco de Nessie y ella bajo el volumen de la música. Ambas se fueron y quede perdido entre esas palabras que tanto deseaba escuchar. De verdad que las deseaba, pero ahora me sentía culpable por no haber podido reaccionar, por no habérselo dicho también cuando yo lo sentía con mucha fuerza dentro de mí desde la primera vez que la había visto. ¿Cómo era posible eso en mí? ¿Acaso me había vuelto vulnerable? ¿Cómo tan idiota? Ahora ella debe pensar que no siento lo mismo o que incluso no quiero decírselo. O quizás solo estoy exagerando y nada de eso es posible dentro de su mente; Terminando la noche y comenzando el amanecer, comenzaron los dolores estomacales, jure que no volvería a comer a menos de que de verdad lo necesitara o fuera una ocasión especial. ¿Cómo podía soportar eso Rohee o incluso Nessie? Es que era insoportable como mi estómago comenzaba a procesar la comida. Ir al baño fue lo más doloroso que había hecho en mucho tiempo, definitivamente sería la primera y última vez que lo haría. Comencé a perderme en mi mente a pensar en cosas que me trajeran con calma, así que pensé en ese “Te amo Leo”, es que aún era increíble. Ahora ya sabía lo que se sentía estar vivo. Este era el mejor momento de mi vida, y ahora podía decirlo, vida. Ya no solo existía por ella, sino que también vivía.

Capítulo 6: "Una respiración perfecta" Capítulo 8: "Dando vueltas"

 
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