"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8586
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

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Capítulo 11: Capítulo 11: "Aromas"

Aquella noche se pasó rápido, John se durmió profundamente así que las golosinas se guardaron para el día siguiente. La mañana fue congelada, muy cala huesos. La casa de Rohee parecía horno con el enorme calor que se tenían envuelto todos después de encender la chimenea y mantener a pie de habitación, la calefacción. Rohee me pidió que me quedara, pero tenía que irme. Le había prometido a Emmett y Carlisle que iría por ellos para irnos de cacería junto a Jasper y Edward. Sería un día de cacería entre hombres aun cuando no quería beber nada; Corrimos por varios minutos, nos dirigimos a lo más alto de las montañas hacia el norte, aun mas allá de donde la roca había aplastado a Jacob y en donde no existía dominio de razas. Carlisle cazo un oso junto a Emmett, mientras que Jasper un alce y Edward un puma… Yo solo mire, la sed no existía dentro de mi cuerpo, aunque si estaba la tentación. Ya de vuelta, caminamos un buen rato hablando sobre lo sucedido entre Rohee y yo, se quería saber en que estaba la situación debido a mi agonizante semana en donde Edward no podía siquiera lidiar con mis pensamientos. Esa no era mi culpa, era el quien se metía a mi mente sin invitación. Carlisle me dijo que Rohee siempre había sido así, se iba por semanas y luego volvía como si nada, aún más feliz que antes. Él no sabía porque lo hacía ya que ellos nunca la rechazaban, ellos si sabían de la existencia de su familia pero nunca habían pensado que se alejaba de ellos para estar con su familia y que ellos no corrieran peligro por desconfianza. Es que Rohee no tenía desconfianza de nadie, estaba seguro que se iba por otras razones, ya que su familia me dejo en claro que hace muy poco habían comenzado a verle. Los Cullen preferían dejar que las cosas se dieran solas aunque Carlisle ya conocía a los padres de Rohee, pero nunca más allá de un saludo amistoso y por cortesía. En cambio Edward, decía conocer a sus sobrinos por jugar con Nessie una que otra ocasión en la ciudad cuando se encontraban. Emmett me dijo que se iba de cacería con Jasper, Hans y Chris, como pasatiempo humano, pero ninguno de ellos tenía contacto completo con ellos porque Rohee siempre terminaba por molestarse, algo que conmigo no pasaba. Rohee me pedía que me quedara, que compartiera más con ellos y comprendía la razón, ella quería que fuera parte de su familia y no me resistiría. Carlisle también menciono noches de mucha distorsión, en donde gritos, llantos y dolorosos lamentos se oían cuando Rohee desaparecía. Ella no era, la alegre y amistosa Rohee no era, sino que esa agonizante y adolorida parte depresiva de Rohee, salía de vez en cuando para hacer que las noches fueran complicadas. Edward menciono que desde que me había visto aquella vez en el campo de batalla, hace ya mucho, sus colapsos nerviosos y depresivos había disminuido hasta casi desaparecer, pero Emmett y Jasper lo negaban, decían que Edward estaba erróneo en lo que decía. Jasper aseguraba que en parte Edward tenia razón, ya que si habían disminuido las noches de dolor para ella, pero que habían momentos en donde esa acumulación de energía se desataba lejos de allí, en donde solo los lobos podían escucharle. Eso me aterro… ¿Qué era lo que le pasaba? Quizás no era yo, sino que algo más que estaba haciéndole daño y de cierta manera, yo llegue para apaciguar ese dolor; También pensé en aquel día en el supermercado, cuando pregunte por su periodo. Quizás solo se alejaba por el enorme dolor que eso le provocaba, y esa agonía depresiva de la que todos hablaban era solo algo momentáneo. Por eso siempre volvía como si nada, renovaba, feliz y muy normal.
-Le contaste a Leo… -Esme salió para recibirnos. Me abrazo tan gentil, me sentí muy bien.
-¿Cómo lo notaste? –Carlisle la apretó entre sus brazos.
-Míralo, lo han dejado traumatizado, preocupado. –Todos sonrieron.
-Estoy bien… He de suponer que quizás esos momentos que mencionan ustedes son más bien mensuales… Como su periodo. –Incomodo baje la mirada. Esme me observo sorprendida de que yo lo supiera, como si Rohee siquiera lo hubiera dicho solo a ella.
-Eh… Hemos estado con ella en sus periodos. Sabemos que sufre mucho… -Rosalie se acercó mientras Emmett se aferraba a su enorme y voluptuoso cuerpo.
-Si… Pero no es como lo que escuchamos esas noches en las que Rohee desaparece. Suponemos por algunas leyendas Quileutes que Rohee proviene de la estirpe más pura, aun cuando no se sabe de qué lugar. Jacob podría ser su primo, pero nada es seguro. Lo que si tenemos como certeza, es que es mejor dejarla sola cada vez que ella decide irse. –Jasper me observo junto Alice, muy serios ambos.
-¿Por qué? Quiero saber más… -Me hicieron pasar a la habitación repleta de libros, en donde el más antiguo escritor podía vivir entre páginas de polvo.
-Mira… Aquí, se relata la historia de la primera vez que se engendró una mujer entre sangres puras Quileutes. Mira como la describen, completamente diferente a como son los lobos que conocemos comúnmente, indestructibles por manos de los fríos en referencia a nosotros, insoportables al extremo de desearles la muerte… Por esto la leyenda de las mujeres de sangre pura, son tan mínimas. Cada vez que nacía una entre muy pocas ocasiones, se encargaban de reprimir esa parte o de simplemente aniquilar a aquel privilegiado. Ni siquiera Leah que es más contemporánea se parece a ella. Rohee es una raza diferente de lobos por lo que conlleva su sangre, pero en el momento que fue mordida, esa magia se volvió aún más especial… Algo debe sucederle cada vez que se aleja.
-¿Cada cuánto tiempo lo hace? –Comencé a pensar en lo poco que me había contado Rohee sobre sus pasatiempos cada día del año mientras estudiaba e iba a casa.
-Antes de tu llegada, cada semana. Luego dos veces al mes y luego casi una vez cada tres meses. Ahora, ninguna vez. Suponemos que la has estado ayudando. –Era probable que fuera yo quien evitaba sus agonizantes noches de terror, pero no podía dejar de pensar que eso comenzó a disminuir y era con más frecuencia cuando estaba en la escuela, como si el factor detonante se encontrara allí.
-¿Hace cuánto que salió de la escuela? –Pensé en lo feliz que se había sentido Rohee cuando le dije que si iría con ella. Que podría sentirse cómoda dentro de la burbuja que yo creaba cuando estábamos juntos, esa soledad que tanto le gustaba. Quizás la molestaban mucho, algo así como que tenía que reprimirse toda la semana y al llegar el día libre, se desahogaba gritando a lo lejos en el bosque… Era doloroso. Si eso le estaba haciendo daño, tenía que acabarse conmigo o yo encargarme de que eso se terminara.
-Hace un par de meses, por las vacaciones. -¡Bingo! Pensé. Salió de vacaciones, llegue yo, y la agonía se desvaneció. Era lo que le estaba pasando. Era la escuela lo que la estaba obligando a reprimir esa parte salvaje para no hacerle daño a nadie, y cuando estaba libre, se encargaba de recordar cada momento que las saco de quicio para poder liberarse.
-¿Estás seguro de eso Leo? ¿Lo crees probable? –Edward había removido cada recuerdo dentro de mi mente, incluso cada palabra.
-Rohee dijo que había estado enferma y había faltado dos semanas a clases. Una chica nos encontró en el supermercado cuando fuimos a comprar algunas cosas para comer, ella le dijo que se encontraba feliz de saber que Rohee estaba mejor, como si hubiese estado muy enferma… ¿Estás seguro que tan solo ha faltado esas dos semanas, Carlisle? –Entrecerré mis ojos y lo analice mejor. Si ella decía estar enferma bastante seguida, era para alejarse de lo que le atormentaba en la escuela. De seguro era un maldito idiota tratando de acosarla.
-¿Esme? –Carlisle miro a Esme y ella me observaba con un rostro de “¿Por qué no se me ocurrió antes?”
-Iré a revisar. –Susurro. Me quede de pie esperando como revisaba los registros en la computadora. Esme me llamo, me dijo que no habían más inasistencias que la última de dos semanas y que le habían puesto que era por gripe. Algo que Carlisle receto, pero para otra persona y Rohee lo modifico para utilizarlo… Si modifico esa justificación de medicina, ¿Qué me podría hacer confiar en que no ha hecho lo mismo con el sistema de la escuela?
-Esme, déjame ver. No creo que esto esté bien así. –Me acerque mientras ella se levantaba.
-¿A qué te refieres? –Me dirigí a la página oficial de la escuela y cree una cuenta nueva, si Esme tenía una propia, podía ver solo ella algunas calificaciones y observaciones, pero si yo entraba como un virus o explorador, vería todo.
-Rohee es muy astuta, y si está teniendo problemas con alguien en la escuela, ha de irse constantemente. Estoy seguro de que ha modificado la página de la escuela para que ustedes crean que todo va bien. –Todos me observaron sonrientes, como felices, orgullosos de lo que había hecho Rohee. Como que si se sintieran bien por tenerme allí y descubrir lo que pasaba. Ellos sabían lo que se sentía ser rechazado o deseado, comprendían a Rohee perfectamente, lo que les molestaba era que ella ocultara eso para sí sola, que sufriera en silencio.
-Jajaja, Rohee, Rohee… Te tengo. –Sonreí mientras todos se acercaban a ver la pantalla. Sus calificaciones eran perfectas y no habían sido modificadas, pero las asistencias eran pésimas. Tres días cada una semana o incluso, un día a la semana pero con excelentes observaciones de sus profesores, observaciones que no habían sido modificadas o truqueadas. Tenía honores por cumplir con las entregas en trabajos y proyectos, era una alumna ejemplar a excepción de asistencia.
-Que astuta es. –Esme susurro con una enorme sonrisa.
-Esto quiere decir que si tiene problemas con alguien o algo allí. Por eso se escapa de la escuela y se mantiene en silencio. Lo mantiene oculto. –Rosalie a un costado mío me acicalo el brazo como si fuera un gato. Me agradeció esa increíble idea. Había notado que Rosalie era muy insistente en llamar a diario a Rohee, como si tuviera que tenerla en contacto.
-Ya no más. Iré a la escuela la semana que viene junto con ella, definitivamente voy a descubrir que es lo que está haciendo que Rohee se vaya de clases. –Me levante del asiento y tome mi chaqueta, me la puse rápidamente y comencé a salir.
-Si vas constantemente vas a obligarla a ir. –Bella se acercó a mí, preocupada. Ella parecía no querer que obligara a Rohee a algo que no quería.
-No prometo nada Bella, porque la verdad, ganas no tenía de ir al instituto hasta que Rohee me lo pidió. Solo por ella lo estoy haciendo, y si quiero saber qué es lo que le ha estado sucediendo tengo que ir, ver que está pasando allí. 
-Qué forma de amarla. –Bella me sonrió amistosa, conmigo no hablaba mucho, y yo agradecía que fuera tan distante.
-Has de quererla como a una diosa para hacer eso. - Emmett de brazos cruzados me sonreía desafiante.
-Emmett… ¿Qué tan malo puede ser? –Me subí al auto y me fui. Me quede en casa, analizando lo sucedido con los Cullen. Me había llevado el libro en donde existían leyendas Quileutes que según Carlisle, ni siquiera los de la misma tribu sabían que existían. Carlisle me dijo que tenía esos libros porque Rohee los había encontrado en una de las excursiones que había hecho por la casa de sus abuelos, en donde se dio cuenta que ella era diferente. Los leí uno tras otro. Tres tomos gruesos y enormes de forro de cuero y letra a mano alzada. Supuse que alguien cercano a ella lo había escrito, ya que cosas prohibidas se encontraban allí, cosas que él solo podía dejar relatadas en una hoja por miedo a pensarlas. No eran las grandes cosas pero sabía que para ellos eso era importante. Me acerque a la entrada a recibir una que otra carta para poder pagar las cosas humanas como la luz, el agua y esas cosas, cuando de pronto, me di cuenta que conocía una letra… Aro.
“Querido Leo, esperamos que estés muy bien con tu querida y apreciada nueva joya. Ya no vemos la hora de conocerla. Estaremos esperándoles” –Leí la carta con el tono de su voz burlona, como si él estuviera allí. Abrí el primer paquete en donde salía la insignia Vulturi y la arroje al fuego. No quería leer algo escrito por Heidi. Abrí la caja y estaba repleta de diamantes y oro, la arroje encima de la mesa de centro y allí me senté. Observe el paquete más grande que me alcanzaba la cintura y termine por abrirlo. El oro caía por cantidades enormes, no sabía qué hacer con él. Me sentía culpable, sucio.
-Carlisle… Me encontraron. –Me sentía mal, muy débil. Como si el suelo me estuviera tomando de los brazos para atraerme a él.
-No te preocupes… Solo relájate. –Su voz se escuchaba baja, lejana.
-No van a venir, pero no quiero que esto pase. –Me agache, apreté mi pecho por el dolor de la preocupación. Comencé a votar un líquido extraño por mi frente y manos, era sudor.
-Alice ya me lo ha dicho, no vendrán. No está en sus decisiones. –Eso me tranquilizaba, pero no podía controlar el dolor en mi pecho.
-Me duele el pecho Carlisle, apenas si puedo hablar. –Comencé a colapsar, todo era más pesado, el suelo me llamaba. Tenía frio, y sabía que estaba sudando mucho. Tirite en el suelo.
-Tranquilo, solo relájate. - Sentí como Carlisle continuaba hablando, cada vez, más a lo lejos.
-Rohee. –Susurre cuando le vi entrar por la puerta.
-Leo… -Salto sobre mi muy rápido, tomando mi cabeza entre sus manos. Era cálida, muy fuerte. No podía hablar, oír o ver algo más que a ella. Estaba muy preocupada. Hablaba con Carlisle mientras parecía llorar, ella me hablaba mientras veía que cada vez más me perdía en una oscuridad profunda.
“El aroma era familiar, muy cálido. Lo podía sentir en mi rostro; Caminaba a ojos cerrados y el suelo se caía a trozos, yo pisaba las nubes. Las voces eran extrañas, Rohee no existía allí y eso me dolía. El tono de la luz se volvió oscura, la buscaba por todas partes como podía, pero Rohee no estaba, algo me impedía cruzar las puertas y tenerla conmigo. Aro estaba detrás de las puertas, tenía a Rohee atada al suelo. Ella estaba muerta, arrodillada, con la mirada perdida y una enorme perforación en el pecho. Corrí hacia ella pero Jane me lo impedía, ella quería que viera como la mataban… Sus brazos fueron arrojados a ambos lados de la habitación mientras que le arrancaban la cabeza. Había mucha sangre y no podía salir de allí. El dolor me mataba aún más que cuando ellos estaban acabando conmigo. Rohee ya no existía, debía hacer que ese dolor desapareciera, debía irme con ella.”
-¡NO! ¡NO! ¡Rohee! –Grite con todas mis fuerzas cuando escape de esa enorme alucinación.
-Tranquilo, tranquilo. Ya paso. –Rosalie me cubría con una manta enorme mientras Renesmee tenía entre sus manos una enorme pañoleta mojada y fría que me ponía en la frente.
-Rosalie… ¿Qué? ¿Dónde está Rohee? –Me levante rápidamente y entrecerré mis ojos. Sentí el cambio que tubo mi piel, de blanda y frágil a roca impenetrable. El ardor en mi cabeza y pecho desapareció. Esme me observaba desde el otro lado levantada casualmente del asiento. Carlisle estaba trabajando por el horario, mientras los demás quien sabe dónde.
-*Está en la escuela, ya está por salir*. –Nessie se aferró a mí, muy cálida. Aun me dolió el recuerdo de la alucinación.
-¿Qué me paso? –Apreté mi rostro mientras reprimía la sed. Estaba hambriento.
-Estuviste una semana dormido. –Esme tartamudeo pero pareció estarme gritando en silencio.
-¿¡QUE!? –Grite mientras me levantaba, sonreí sorprendido.
-Según Carlisle, cuando trataste de adaptar tu cuerpo a esa parte humana reprimida que tenías, también se activó esta parte en donde debías dormir… Y como no lo intentaste, esa parte humana de ti espero a que estuvieras lo más débil posible para atacar. Y supongo que así fue ¿No? –Rosalie me acaricio el hombro muy distante, mientras Bella y Edward entraban por la puerta trasera.
-¿Una semana?.. Hoy fue el primer día de clases de Rohee… Debo ir por ella. –Todo fue muy rápido, tome las cosas que estaban a la vista y camine.
-No… Tienes que alimentarte primero. A esta hora ella ya tiene que estar por salir. No te dará el tiempo de ir. –Bella me detuvo presionando sus manos en mi pecho. Edward me observo preocupado, como si yo pudiera matar a alguien allá.
-¿Y tú porque no fuiste a clases? –Observe a Nessie.
-Eh… -Edward se corrió de la puerta al igual que Bella.
-¿Renesmee que haces aquí? –Ambos liberaron la puerta y pude irme. Delate a Renesmee con tal de que me dejaran ir; Camino al instituto, pase a la casa, estaba aún como cuando me había caído sobre el suelo. El oro y los diamantes sobre el suelo pero de una forma organizada, y sin las cajas. Sobre todo eso, el aroma de Rohee se impregnaba. Vi la hora, y aún tenía 10 minutos para poder llegar. Me bañe expresamente y corrí un par de kilómetros en el bosque para alimentarme. Solo tres minutos quedaban. Debía apresurarme. Si no había ido con ella ese día tan importante, al menos debía ir a recogerla. Tome un par de flores en el camino, muy romántico, y volví al auto para llegar a solo treinta segundos para que tocaran el timbre de salida. Me baje y espere. La gente comenzó a salir, sus aromas eran fuertes mientras que uno que otro casi horrible. Busque y busque pero nadie parecía ser ella, sabía que Rohee era muy preocupada de sí misma. El maquillaje nunca le faltaba aunque fuera leve, pero ahora no podía siquiera identificarla por eso, así que solo respire y busque su aroma. Lejos, muy dentro del instituto se sentía un leve aroma familiar.
-¡Guau! Amigo, que auto te gastas. –Un chico de tés morena me distrajo de frente.
-Gracias. –Fui modesto, le sonreí casi nada.
-Es un camaro personalizado. –Le hablaba a su grupo de amigos.
-Si… -Susurre. Aun no salía Rohee y ya estaba preocupándome, aun cuando me imaginaba que ella sería la primera en salir corriendo de allí por detestar estar encerrada. Espere aún muy impaciente y comprendí todo. Las inseguridades de Rohee, su agonía durante algunas noches en donde los Cullen no podían encontrarle la explicación. Jennifer salía junto a un grupo de espectaculares mujeres a su alrededor, todas lucían escotes enormes a pesar de que el tiempo no era el adecuado. Solo Jennifer estaba muerta entre ellas, así que las demás solo eran seguidoras aficionadas. Rohee había de detestar eso, su presencia en sí. Concluí que era una de las razones por las cuales Rohee no le gustaba la escuela. De pronto, Travis. Venia corriendo mientras golpeaba a una que otra persona que venía muerta de frio en mi dirección. Ellos aún no me veían, y no quería que lo hicieran tampoco. Me voltee mientras me ponía la gorra del poleron.
-¡Leo! –Se escuchó una voz chillona desde el otro extremo del instituto. Jennifer se dirigía hacia mí corriendo humanamente mientras parecía querer aparentar ser mi amiga.
-Jennifer. –Dije molesto, ella trato de colgarse de mi cuello. Levante mi mano y la aleje molesto, no sonreí ni respire. Nada. Todo el maldito lugar estaba enfocado en nosotros, fue como si ella fuera el centro de atención favorito y yo ahora, parecía formar parte de su grupo descerebrado.
-¿Viniste por nosotros? –Me desconcerté, ¿Qué se creía? Ella no me caía mal, pero tampoco bien. Prefería tener lejos a su miserable cuerpo y lo más profundamente enterrado su interés en mí.
-Por supuesto que no. Ha venido por Rohee. –Travis se acercó a ella alejándola mientras la tomaba de uno de sus brazos. No hable nada, ellos solo se retiraron. Las humanas en el grupo descerebrado de Jennifer, me observaban como si fuera un plato de comida, era asqueroso; Seguí buscando el aroma de Rohee, esta vez estaba mucho más cerca, casi en frente a mí. No veía a nadie parecido a ella, me refiero a que ella no estaba, pero su aroma sí.
-¿Rohee? –Me acerque a una chica que parecía esconderse detrás de una gorra con visera negra mientras traía el cabello recogido en una coleta. Traía un poleron pequeño de color gris completamente manchado con barro, como si se hubiera caído. Estaba sucia y tiritaba de frio. Traía entre sus manos el abrigo verde que le había regalado, su favorito. Estaba completamente mojado, embarrado y desgarrado de algunos lados. Ella comenzó a llorar de una forma que no pude resistir no acercarme. Rohee estaba hecha un desastre. Tenía enormes ojeras negras mientras que sus labios estaban pálidos al igual que su piel, parecía estar enferma. Me quite la chaqueta y la obligue a quitarse el pequeño poleron gris completamente mojado. Ella no terminaba de quitarse capas y más capas de ropa mojada, por lo que solo la deje con la camiseta de fondo y le entregue mi abrigo. Tome su mano mientras todo el mundo nos observaba, supe que ese día, ese momento en especial, había hecho que Rohee cambiara su destino. Con el hecho de haber llegado como el chico salvador, quizás era la solución. Le abrí la puerta y me dirigí al asiento del conductor, allí me quite los pantalones, obligándola a que se quitara toda la ropa húmeda… Ella, obligada tuvo que ponerse la mía. Llegamos a casa, y allí comenzó toda la odisea.
-¿Vas a decirme que paso? –Detuve el auto y no le quite el seguro a las puertas.
-Te dormiste… Una semana. –Susurro ella mientras secaba las lágrimas de su rostro. 
-Esto… Esto que tenemos aquí no es el resultado de mi estúpida dormida de una semana Rohee. ¿Quién te hizo esto? –Ya estaba molesto, me acerque a quitar la gorra. Ella se negó.
-No puedes hacerle nada. –Se movió lejos de mí, rechazándome.
-¿Por qué no? –Me volví a acercar. Tenía que tenerla conmigo, ella estaba muerta de frio.
-Porque sé que ya va a llegar su momento, solo… No hagas nada, es mi problema con Jennifer. –Cerré mis ojos y mordí mi lengua. No podía meterme en eso, habíamos hecho una promesa de que si alguien se involucraba en nuestras vidas de forma negativa, aquel que estaba influenciado acabaría con él.
-¿Quieres explicarme? –Trate de calmarme, pero casi no podía controlarme.
-Dame una noche… Necesito hacer algo. –Abrió el seguro y desapareció. Esa noche fue la primera que escuche esos monstruosos gritos de los que hablaban los Cullen. Edward, Bella y Nessie me acudieron mientras Carlisle se les unía mas tarde para revisar mi estado de ánimo. Jasper jugo un gran rol conmigo, elimino esa sensación de dolor y la convirtió en tranquilidad, era emocionante tenerle cerca, servía de mucho. Se quedaron conmigo hasta que amaneció. Le vi llegar, como nueva. Me abrazo y no me soltó nunca. Edward, Bella y Nessie se fueron, nos dieron un momento a solas antes de dirigirnos al instituto otra vez mientras que Carlisle ya se había ido más temprano; Entre en la casa, molesto de no haber compartido esa situación conmigo. Iba a la ducha cuando Rohee se me apego otra vez, no me quiso dejar ir, siquiera caminar un paso. Supuse que no iríamos al instituto por esa oportunidad, pero ella tenía una idea diferente. Me quito la camiseta mientras desabrochaba mis pantalones rápidamente. Me resistí… De verdad no quería que eso pasara ahora. 
-Por favor… No te estoy pidiendo que lo hagamos, solo… Solo ten una ducha conmigo… No voy a hacer nada… Lo prometo Leo. –Me llevo a empujones a la ducha y allí me sentó en la orilla de la tina. Se movía como si su cuerpo le molestara, como si no fuera perfecto.
-Rohee, no voy a resistirlo. Apenas si puedo tenerte con ropa a mi lado. –No mentía, me acerque a su rostro y trate de alejarme. Ella me detuvo, me sentó de golpe en la tina una vez más. Pareció que iba a partirse a la mitad, no podía entender porque su rostro estaba tan adolorido. Se aferró a mí mientras se quejaba.
-Por favor Leo… Inténtalo. Tú haces que mis heridas sanen. –Se quitó la parte de arriba dejándome ver su espectacular cuerpo mientras me señalaba enormes heridas que tenía en la piel. De solo verlas parecían dolerme a mí. Ella fue muy distante en ese momento.
-¿Rohee, que te paso? -Toque con mis dedos una que otra marca en su piel pálida y tostada al mismo tiempo y me sumergí en sus ojos. Ella se acercó a mí quitándome la ropa de un solo tirón. Estaba completamente desnudo frente a ella, pero parecía no importarle. Ni siquiera me observo, solo se enfocó en su dolor y mis ojos. De verdad me necesitaba.
-Solo… Solo déjame estar contigo un par de minutos en la ducha Leo, es lo único que te pido. Ya luego te explicare todo, lo juro. –Ahora ella comenzó a quitarse todo. Cerré mis ojos mientras tragaba ponzoña. Apreté mi mandíbula y no observe nada más que un punto fijo en la pared. Pensé en correr, cansancio, comida, perritos, bebes frágiles… Cosas que no me hicieran sentir excitado. El agua toco su piel semi fría, se quejó por el dolor que provocaba el agua caliente sobre sus heridas. Se volteó hacia la pared, poniendo sus manos frente al agua. Tomo mis manos y me puso sobre su abdomen, la abrace. Me sentí tranquilo, el dolor parecía comenzar a desaparecer al igual que sus heridas sobre su cuerpo. Ella lloraba, susurraba cosas como que no permitiría que volviera a pasar, decía cosas como que esta era la última vez que lo permitía, y supe que era con respecto a lo que había pasado con Jennifer. De pronto, no sé en qué estaba pensando, siquiera viendo. Rohee se acercó a mí, besándome de una manera tan deseable que me sentí tentado. Apoye sus manos en contra de la pared mientras ella me pedía que lo hiciéramos, no podía… No aun. Yo sabía que ese no era el momento que ambos queríamos, este solo era un momento de deseo.
-Rohee, lo siento. –Me salí de la ducha rápidamente en dirección a la habitación. Sentí como ella se sentaba en la tina mientras el agua le caía sobre la cabeza. Recordé lo que había logrado ver de su cuerpo, el color de su piel y lo frágil que parecía al tacto. Supe que ella pensaba en que yo no la deseaba o que estaba tratando de evitarla por algo más, pero no era así. Yo la deseaba de todas las formas posibles, era casi enfermizo.
-Sabes que no estoy rechazándote por lo que tú crees ¿Verdad? –Ya vestido me pare de frente al espejo mirando de costado la ducha. Ella ya se había enjabonado y se había lavado el cuerpo de una forma que la cortina de la ducha reflejaba su figura. El hecho que ella pasara sus manos por su cuerpo, hacían que me volviera loco.
-Lo que yo crea no importa. Gracias por evitarme, hubieras cometido un gran error. –Apago la regadera. Me acerque para entregarle las toallas sin mirarla, ella sonrió, lo sentí.
-¿A qué te refieres? –Un poco colgado de la interrogante me detuve para lavarme los dientes.
-Aún estaba molesta conmigo misma por no defenderme. Si me hacías tuya, lo más probable es que ambos termináramos heridos… No era justo para ti. –Ella salió rápidamente y se dirigió hacia la habitación. Su cuerpo lucia extraordinario detrás de esa toalla.
-¿Por qué no te defendiste? Es algo estúpido si lo piensas, porque de verdad… Por lo que eh oído y visto, a ti nadie te toca un solo pelo Rohee. Bueno, a excepción de mí, claro está.
-Jennifer siempre me ha molestado en la escuela, pero nunca había llegado a este extremo. Solo eran indirectas por cosas con Travis o incluso rumores que no existían. Todos en el instituto me respetan y son muy buena gente. Pero me tomaron miedo cuando intente defenderme hoy, así que solo deje que terminara. De todas formas estoy segura que tarde o temprano terminara peor que yo. –Su toalla callo hasta el suelo, cerré mis ojos de golpe. Alcance a ver su espalda y todo lo que concierne su parte trasera. Me encantaba.
-¿Sabes las ganas que tengo de matarla? –Pensé en cosas horribles, evitando ver su cuerpo.
-Enormes ganas has de tener, porque las mías son infinitas. –Se acercó a mí besándome de esa manera que tanto me gustaba. Tomaba mi cabello entre sus manos y me apretaba a ella como si no hubiera un mañana. Abrí mis ojos, esta vez, ella traía una vestimenta espectacular. Lo deprimida que la había visto el día anterior, según Carlisle, era por lo agonizante que habían sido sus días sin mí. Que pasaba día y noche a mi lado y no dejaba que nadie se acercara, siquiera Renesmee.
-¿Por qué lo hace? –Me separe momentáneamente. La apreté deseándola, su camiseta sonó como si quisiera desgarrarse.
-Por ti. –Toda la magia desapareció, me volví serio, incrédulo, molesto conmigo mismo.
-¿Por mí? ¿Qué tengo yo que no tenga Travis? –Rohee se dirigió a la cocina, tomo unas galletas y dos botellas de gaseosa. Las puso en su bolso y luego me observo.
-Allí mismo tienes la respuesta, eres diferente. Travis es un idiota con traje y dinero, tú eres mío.-Sonreí sarcástico, ella me estaba describiendo a mí con el nombre de Travis.
-Con traje y dinero, pero tuyo. –Me acerque nuevamente, ambos sonreímos.
-Jaja… No me refería a eso, me refería que todo lo que yo tengo, ella lo quiere. –Entrecerré mis ojos desconcertado nuevamente. La envidia era lo que corrompía la existencia de Jennifer, y por ello lo desgraciada que era con los demás.
-Eh… Jennifer es… -Susurre, tartamudeando.
-Muy hermosa. –Ella sonrió, me volví enojado, ella no podía pensar eso de Jennifer. No era cierto, ella tenía defectos físicos enormes, mientras que Rohee era perfecta.
-Iba a decir descerebrada, presumida, egoísta, repugnante y despreciable… Pero si esa es tu perspectiva de alguien así, supongo que estamos viendo personas diferentes. –Tome mi bolso con un cuaderno y un lápiz para nada servible, y lo lance dentro del auto.
-Me refiero a que quizás ella sea más para ti que yo. No tienes que sentirte atado a mí si te atrae ella… De todas formas, a Travis no le importaría que me dejaras libre y que su novia se fuera contigo. –Sus palabras eran reales, ella de verdad lo pensaba así. Como si por alguna razón ella viera que Jennifer y yo tuviéramos posibilidad. Eso no era factible, era fastidioso e indeseable… Repugnante en todos los sentidos.
-¡Rohee! Estoy molestándome.-Me acerque a ella, como si pudiera hacerle daño. Ella sonrió, satisfecha de haberme jodido la mente.
-Okey, solo era una broma, un decir. –Se subió en el auto rápidamente mientras sus carcajadas se oían desde el otro lado del mundo. Ella había leído mi mente, sabia lo molesto que me había puesto por hacerme imaginar esa horrible imagen de Jennifer y yo.
-No vuelvas a siquiera imaginarlo… Es una pesadilla horrible. –Acelere a fondo mientras nos perdíamos por la carretera. Ya entrando en la ciudad comencé a preocuparme, a acercarme a la realidad que no quería enfrentar. Humanos…
-No te preocupes, no le harás daño a nadie. –Me estacione en un lugar que había sido de Edward hace ya mucho. Él había sido muy insistente en que me estacionara allí, que nadie nos molestaría si nos quedábamos más tiempo charlando.
-Mira quien lo dice. –Susurre. Abrí la puerta y Rohee se acercó a cerrarla antes de que pudiera moverme fuera del auto. Me observo preocupada.
-Solo trata de lucir más humano. Respira, sufre por el aroma, anhela la salida… Se mas cálido, quizás habla un poco más con ellos. Trata de ser un chico simple. –Me sonrió.
-No soy simple, y prefiero quedarme como soy. –Fui sincero, me acerque para besarle.
-Ah, se me olvidaba. Ellos notan cuando te demoras demasiado en pestañear, es como si estuvieran constantemente mirándote a los ojos aun cuando no pueden hablarte mientras lo hacen, les da vergüenza o simplemente son tímidos. –Note el aroma que tenía su rostro, maquillaje.
-Observan nuestros ojos porque son diferentes, les llama la atención. –Admití. Observe los de ella, lucían enormes y brillantes. Sus pestañas eran más largas y oscuras, sus labios brillaban en un tono coral perfecto, su piel era una porcelana fina que solo quería acariciar.
-Te presentare a nuestros profesores, ayer me molestaron todo el día preguntando por ti, como si les importara. –Sonrió, incluso un poco sarcástica. Traía entre manos su chaqueta de cuero mientras que se arrodillaba en el asiento en mi dirección. Espero mi reacción, como si estuviera esperando algo.
-¿Qué les has dicho? –Termine por decir, curioso.
-Que estabas enfermo pero que ya estabas saliendo de eso. –Rohee reviso su teléfono, miro la hora y luego hacia afuera. Sentí el aroma de Travis a lo lejos.
-¿Puedo ser sincero contigo de una forma en que quizás te molestes? -Su rostro se volvió serio, muy complicado en mi dirección. Estaba nerviosa.
-Ah, mmm… Si me voy a molestar por ello no creo que sea buena idea. –Sobre la misma le hable, rápidamente.
-Ayer me destrozaste el corazón Rohee. ¿Por qué no me dejaste ser parte de ese dolor? ¿Eh? ¿Acaso no era digno de verte sufrir? –Me acerque, a ella pareció dolerle mis palabras.
-Leo… Es solo que no quería que me vieras así. Tan enojada conmigo misma, despreciándome por ser una estúpida. –Cerró sus ojos, pensando en lo que había hecho la noche anterior. Parecía haber recordado fugazmente su situación.
-El hecho de que no te hayas defendido no te hace una idiota o estúpida, te hace una sobreviviente. Sabes cuándo dejar que las cosas pasen porque tienes que tener en cuenta que de todas formas ahora las cosas, van a cambiar. He compartido contigo, cosas que ni siquiera comparto conmigo mismo, lo reprimo dentro de mi mente. ¿Por qué yo no puedo ser parte de esas cosas tuyas? –Espere su respuesta, ella se molestó consigo misma, se sintió culpable.
-Mi razón de vivir… No vuelvas a decirme esto, porque de verdad lo hago por nuestro bien. Tú mismo dijiste que había veces en que era mejor mantener en silencio algunas cosas, solo para nosotros mismos y… Esta cosa que me pasa, es una de ellas. –Nunca me observo, ella tenía razón en lo que me debía, y me molestaba saber que esas palabras habían salido de mi boca para poder darle un espacio, según yo. Yo quería formar parte de ese momento, pero no podía obligarla, solo apoyarla.
-No me pidas que no insista, porque no voy a rendirme. –Insistí aun cuando en mi mente ya había perdido.
-No te lo estoy pidiendo, lo estoy asumiendo. –Camino fuera del auto en dirección a la puerta trasera. Tomo su bolso mientras yo hacía lo mismo rápidamente.
-Estas asumiendo erróneamente, porque yo aún no pierdo la batalla. –Susurre cuando comencé a caminar en dirección a la entrada del instituto. Rohee me siguió, cansada de la conversación.
-Aun no pierdes la batalla, y puede que la ganes, pero la guerra la ganare yo. –Me adelanto, provocándome. Me encantaba eso de ella.
-Estás haciéndome enfadar, enserio que sí. Quiero compartir todo contigo, todo. –La detuve. Todo el maldito lugar se enfocaba en nosotros, sus susurros parecían gritos dentro de mi cabeza. Rohee solo sonrió, reprimiendo lo que había visto en mi mente.
-¿Quieres saber la verdadera razón por la cual me voy? –Me observo, indolente.
-Sí, obvio.-Ella hizo una pausa enorme, en donde parecía ser que nuestra discusión no terminaría nunca.
-No soporto ni mi propia imaginación y lo increíblemente miserable que me siento cuando sé que Jennifer es un mejor partido para ti, que yo. Aun cuando ella sea un maldito monstruo, ella podría darte cosas sin temor a hacerte daño, sin obligarte a hacer esto, a humillarte frente a tantos humanos miserables… Ella podría hacerte infelizmente feliz o incluso… -Me hervía la mente a medida que cada palabra se deslizaba por su boca.
-¡Basta! Ni una sola palabra más de esto… He decidido pasar el resto de mi existencia contigo y con nadie más, aun cuando tengas miedo de hacerme daño a mí o al mundo… ¡No puedo creer que sigas pensando que no eres suficiente para mí! Yo soy el insuficiente aquí, el que tiene fallas y problemas, tú eres la pieza que hace que mis engranajes funcionen, no me dejes tirado en las cosas del recuerdo. Sabes lo mucho que te amo, lo mucho que te deseo, ¿Y sigues pensando que Jennifer es un buen partido para mí? En ese caso, considérate al borde del precipicio de la demencia. –Supe que los humanos a nuestro alrededor oyeron nuestra discusión. Yo no pude mantener el silencio, era imposible quedarme callado y no decir nada, sin expresarme como debía. Grite en el inicio para que lo sintiera, para que todos vieran que Jennifer no me interesaba.
-Lo siento… -Susurro cuando me di la media vuelta y camine en dirección a las escaleras principales. Ella me seguía pero nunca se acercó lo suficiente.
-Solo… No vuelvas a mencionarlo, siquiera permitir que te lo imagines. –Me voltee, ella me observaba dolida, sintiéndose miserable de pensar tales cosas.
-Ah… Esto es una mierda. La sensación de tener que estar aquí. –Me observo con ganas de querer irse. Todos oyeron su intención de querer irse, nos observaron.
-Solo tiene que importarte que estoy aquí, contigo, eternamente. –Apoye mi teoría de mantenerla en su destino. El estudiar tenía que ser una meta por cumplirse, más aun si yo estaba aquí. No quería parecer la mala influencia.
-Eternamente, juntos. –Se acercó haciendo que mi mundo solo fuera ella. El silencio me invadió, mi corazón parecía comenzar a latir y su mirada parecía hacerme respirar.
-Eternamente. –Susurre. Me acerque a sus labios y los apreté en contra de los míos. Me volví perspicaz, astuto, supe como dominar la situación sin salirme de control. Apreté su cuerpo como cualquier humano, la acaricie de una forma en que solo yo podía hacerlo y le regale la mayor de las certezas de mi existencia… Amor eterno.

Capítulo 10: Capítulo 10: "Siendo sociable" Capítulo 12: Capítulo 12: "En guerra por amor"

 
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