"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8585
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

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Capítulo 12: Capítulo 12: "En guerra por amor"

Dentro del instituto las cosas no fueron mejores. Se acercaban a nosotros por la única razón de conocerla a ella. No les salude amistosamente, ni siquiera hablaba lo suficiente para hacerla sentir que estaba allí. Solo quería llegar a las clases, hacer lo que debía e irme. Estar encerrado entre tantos aromas tentadores no era muy emocionante para mí. Rohee se mantuvo en silencio junto a mí en todo momento, ella leía mi mente y con tan solo eso bastaba. Nunca me obligo a ser amable con nadie, a decirle nada a nadie. Los profesores me hablaban y preguntaban cosas, yo solo respondía lo más corto posible. Nada de respirar.
-¿Cómo se llama usted? –Un hombre mayor y característico de literatura me observo.
-Leo… -Rohee apretó mi mano debajo de la mesa. Él se acercó más.
-¿Así nada más? –Me observo desconcertado.
-Si. –Soné firme. El curso entero estaba pendiente de nosotros.
-¿Le ha gustado el instituto? Me refiero a si ha visto las instalaciones y le han agradado. El señor Carlisle me ha dicho que viene desde Holanda, ¿Qué tan diferentes son las escuelas en comparación a estas? –Me frustraba su intensión tan superficial de la idea de hablar con un extranjero. Es que no era lo que esperaba. No quería hablar con nadie, ya estaba de mal humor y no quería que se notara más de lo que ya estaba.
-La verdad vine a estudiar, no a hablar sobre arquitectura. –Fui directo y en ningún momento deje de observarle a los ojos. Se sintió intimidado, corto de palabras. Rohee me observo apretando mi brazo, le observe. Ella parecía decirme que estaba mal lo que había hecho.
-Oh… -Susurro el hombre desconcertado.
-No se ofenda, es solo que no resisto la idea de perder el tiempo. En Holanda tenia profesores particulares, ninguno de ellos eran tan… Relajados como aquí. –Hable observando a Rohee, ella me sonrió de costado, como si eso hubiera podido arreglar la situación.
-Es la costumbre... –Dijo Rohee cuando el profesor la observo a ella. Pude notar como su melancolía había bajado, yo le había ofendido.
-No hay problema Leo, estoy seguro que podrás adaptarte. –Él se retiró, dejándome de lado.
-Eso espero… Gracias. –Dije nuevamente enfocándome en el ventanal enorme a mi costado. Lo único que quería era irme. Las clases de literatura eran burdas, vacías de todo contenido histórico, y lo entendía. Los humanos no sabían nada en comparación conmigo; Pasamos a las clases de biología y luego química, para culminar en un término más agradable para Rohee, deporte. Fue toda una mañana de malditos encuentros con gente descerebrada, sin un punto de cordura.
-Tengo hambre. ¿Me acompañas? –No dije nada, solo camine a su lado. La tarde era una mierda con todas sus letras. Llegamos a la sala de comida, en donde más humanos se reunían para conversar sobre nosotros, más bien, sobre el nuevo. Era molesto que dijeran tantas cosas detrás de uno siendo que en persona no podían siquiera respirar. Era más alto que todo el promedio de la escuela, eso me hacía ver superior, incluso desestimado y superficial con mi actitud. No quería llamar la atención de nadie, quería quedarme en silencio y parecer no estar en el lugar. Me senté, cerca del ventanal como había dicho Alice que lo hiciera, y me quede esperando a que Rohee volviera.
-Te he traído esto. –Un trozo de pizza con un jugo natural de naranja. 
-Gracias Rohee. –Ella tomo su bolso y lo lanzo en uno de los asientos a mi lado.
-¿Estas bien? –Se acomodó en el asiento mientras llevaba a su boca un pequeño trozo de ensalada. Me observo curiosa, ni siquiera molesta por el día silencioso que tuvimos.
-Sí, mejor que nunca. –Susurre desganado, estaba cansado allí.
-Te ves molesto. ¿Qué es? –Se volvió seria, profunda.
-El lugar. –Dije admitiendo la derrota. Ella leía mi mente en ese momento, lo sabía.
-Lo siento, sé que es demasiado para ti. –Volvió a comer mientras yo solo jugaba con la pizza entre mis dedos.
-No es nada malo Rohee... Es solo que no quiero estar aquí, pero lo hago para poder estar contigo. –Espere su mirada sobre mí. Ella se rio a carcajadas internas mientras con ojos llorosos de felicidad me miraba.
-Voy a estar contigo de todas formas Leo, sino hubieras querido venir yo no te hubiera insistido ni mucho menos obligado. La idea de venir aquí era solo un decir, tú accediste. –Su mirada sonreía más que sus labios, eso me cautivo, me arreglo el día.
-En teoría. –Acerque su silla a la mesa, haciendo chocar su abdomen con la mesa. Ella me observo desafiante.
-Lo admito, trate de convencerte de hacerlo, de que lo intentaras, pero ya lo hiciste y viste que no es lo tuyo. Quizás solo deberías irte. –Supe que estaba tramando algo.
-No voy a irme. Estoy bien siendo como soy, solo déjame probar un poco más. Quizás solo deba tomarle el ritmo. –Me lleve la pizza a la boca mientras Rohee se reía a carcajadas de la situación. Ella sabía que era difícil respirar cerca de los humanos, pero a ella le gustaba verme así de molesto. Para ser más sincero, me gusto la sensación. No hablar y mirar como lo hacía en los viejos tiempos, era algo que extrañaba y que con Rohee, no podía hacer. Ella me hacía hablar impulsivamente, como si no pudiera taparme la boca siquiera con la suya.
-¡Vaya! Que forma de comer la tuya. –Jennifer se sentó a mi lado mientras Rohee se volvía dura como una roca. Sus ojos ardieron en llamas cuando se acercó a mí para saludarme.
-Jennifer, déjalo en paz ¿Quieres?.. Hola Rohee. –Travis se sentó al lado de Rohee abrazándola de cuerpo completo. Me hirvieron los puños.
-Hola Travis. –Susurro ella.
-¿Qué tal su primer día? ¿Muy difícil? –Travis hablaba de mí, como si yo no estuviera frente a él. Jennifer conversaba por teléfono con una chica en el otro extremo de la sala de comidas y le indicaba la mesa para que se nos uniera.
-Algo. Es solo un poco de preocupación. –Rohee me observaba fijamente, ella leía mi mente una vez más y sabia lo molesto que estaba porque Travis estaba a su lado.
-Ya va a acostumbrarse, si lo hizo contigo ¿Qué le va a impedir hacerlo con los demás? –El me sonrió, mientras comía un trozo de ensalada de Rohee.
-Que sabio. –Sarcástico sonreí. Rohee noto lo sínico que me había puesto.
-Gracias. –No fue un cumplido, pero él lo tomo así.
-¿Ya lo intentaste? –Desvié la mirada cuando Rohee comenzó a hablarle a Travis. Fue muy excluyente, como si no pudiera dejarme escuchar.
-Dijiste que intentarlo no era suficiente así que simplemente lo asumí, lo hice. –Sonrió aún más enorme y satisfecho de una hazaña estúpida e irresistible.
-Entonces debes decirle. –Rohee se levantó y se sentó a mi lado mientras Jennifer se retiraba en dirección a la chica perdida.
-Ah… Leo. Lamento lo que paso aquella vez en la carretera y también todas las veces que fui intrusivo y me fui a meter a tu casa con tal de hablar con Rohee. De verdad, les deseo lo mejor juntos. –Rohee me apretó la mano, como diciéndome que fuera cortés. 
-¿Ya te diste cuenta que no valía la pena perder el tiempo intentándolo con Rohee? –Me observo impresionado. El creía que yo iba a aceptar su delinquida disculpa.
-No, me di cuenta que le has ofrecido en un día, más de lo que yo podría darle siquiera, en millones y millones de años. Por lo mismo, quiero que sepas que no voy a separarme nunca de Rohee, pero que tampoco voy a intervenir en lo que son ustedes. No puedes obligarme a ello porque yo la conocí primero que tú. –Parecía una estúpida competencia de niños.
-Que convincente. –Tome el bolso entre mis manos y bebí el jugo de naranja al seco.
-Ya sé dónde se encuentran los otros dos vampiros desatados. Si quieres, puedo llevarte a ellos. –Jennifer se acercó a mi susurrante mientras Rohee parecía distraída conversando con Travis.
-¿Desde cuándo qué quieres ayudar con esto? –Me incomode, me dejo atónito con su interés. Sabía que ella lo decía con una doble intención, pero la verdad, no me importaba.
-Desde que supe que les habían perdido el rastro. –Jugueteo con su cabello mientras yo me quedaba pensativo en lo que había dicho. Ella no sabía nada de lo que Carlisle y yo estábamos haciendo para encontrarlos ¿Cómo se había enterado?
-Leo y yo nos encargaremos Jennifer. Si han de haber vuelto, estoy segura que su peste esta por donde han pasado, no necesitaremos de ti. –Rohee se acercó inesperadamente tomando de su brazo y apretándolo al extremo de sonar como si estuvieras pisando huesos en el piso.
-¿Celosa por esto Rohee? Solo estoy intentando ayudar. –Se quejó enormemente tratando de desatarse de Rohee. Ella en ningún momento la soltó.
-Que forma la tuya de ayudar. –Rohee tiro su brazo azotándolo en contra de su cuerpo, ella se asombró de lo fuerte de Rohee, como si hubiera olvidado de lo que era capaz.
-¿Crees que me importa? –Jennifer intento provocarla, supe que Rohee iba a responder así que solo tuve que interponerme.
-¡Basta!.. Si quieren tener contacto con nosotros y aparentar ser nuestros amigos de escuela, perfecto, quédense así… Pero no vengas a fastidiarme con tu supuesta ayuda patética y la súper rendición de Travis. Se perfectamente que no vas a rendirte, ni mucho menos dejar ir a Rohee. Y te lo agradezco, me haces saber que si yo le falto estarás tú para ayudarle, pero si continuas teniendo a una mujer como está a tu lado, comienza a despedirte de la idea. –Me acerque a Rohee y tome de su mano, supe que si ella no quería ir conmigo o si encontraba que lo que había hecho estaba mal, no me acompañaría, pero fue ella quien me impulso a caminar fuera del lugar de comidas.
-No dejare a Jennifer por un capricho tuyo Leo. Yo las amo, a ambas. –Me detuvo a la salida tomándome del hombro.
-Ja… Conmovedor. –Me acerque amenazante, golpeándolo con mi pecho. El retrocedió, atemorizado de que pudiera hacerle daño.
-¡Basta! ¿Si?.. Son un fastidio cuando están juntos. Sé que Leo no dejara de decirte en la cara lo mucho que te desprecia, así que como sé que tú eres más flexible Travis, evita tener este tipo de comentarios y conversaciones con nosotros. Al igual trata de controlar a tu mujer, que sus putas intenciones ya me tienen al borde de volverla polvo, y sabes que lo digo literalmente aun cuando es cruel. –Su voz se oyó fastidiada, aburrida de la situación.
-Lo siento, no volverá a pasar. –Susurro Travis.
-Un “lo siento” no es suficiente para mi Travis, y lo sabes. –Travis lo sabía perfectamente. Rohee no le volvería a hablar hasta que cumpliera lo que decía con hechos.
-Supongo que también tendré que poner de mi parte. –Le ofrecí mi mano. La tomo con cierta desconfianza mientras se acercaba temeroso. –Pero no olvides que me importa bien poco que un par de humanos me vean destrozando un cuerpo, porque se perfectamente cómo acabar con ellos también. –Lo acerque sin soltarle la mano. Sus ojos se abrieron enormemente, aterrorizado. Sentí como Rohee se reía de mi amenaza al igual que yo internamente. Travis se fue con la advertencia entre sus manos y nosotros nos dirigimos a la clase de deporte. Al llegar al camarín para hombres, me sentí observado. Ninguno de ellos parecía tener un cuerpo como el mío, y eso les impresionaba.
-¡Guau! Amigo… ¿Haces alguna rutina en especial? –El mismo chico moreno que le gustaba mi auto, ahora aprecia impresionarse con mi cuerpo. Era aterrador.
-No, una rutina normal. –Mentí, yo no hacía nada más que dormir.
-Definitivamente tengo que comenzar a juntarme más contigo. Es que eres admirable aun cuando solo te conozco de hoy. –Está bien, esto es peligroso, pensé.
-Claro… Quizás podremos hacer equipo. –Dije para ser amigable, el me observo muy entusiasmado y accedió; Caminamos fuera del camarín para encontrarnos con clases diferentes. Rohee tenía un instructor masculino mientras que yo una femenina, una gran instructora. Tenía un cuerpo sensacional, casi imposible de desviar de la mente. Rohee me observo desde lo lejos, y supe que había leído mi mente. Me sentí cumplible.
-Es lesbiana, así que no tienes nada de qué preocuparte. –Sus palabras me dejaron desconcertado. Rohee me apunto a la instructora y luego mi cuerpo se estremeció. Ya no tenía que sentirme culpable si imaginaba cosas estúpidas sobre ella, pero aun así, era una forma absurda de decir que me sentía tentado por otra persona. Nos hicieron trotar durante varios minutos mientras uno que otro colapsaba en cansancio. Estaban muy mal físicamente. Nuestra profesora nos hizo hacer una rutina de ejercicios en donde diferentes tipos de circuitos nos esperaban. Primero hicieron pasar a las mujeres al circuito mientras los hombres descansábamos de la supuesta agotadora corrida.
-¿Ves a aquella chica morena en el tercer lugar? –Se sentó a mi lado mientras tomaba agua de una enorme botella. Yo estaba aislado del resto de los hombres, solo él y yo conversando.
-Si… Parece ser muy buena en deporte. –Dije sin siquiera tomarle mucha atención.
-Es mi novia. Me encanta verla así. –Le observe, él estaba extasiado de verle correr.
-Supongo que te molesta que todos la miren como lo haces tú ¿O me equivoco? –Le apunte la hilera de hombres que estaban observando a su novia, y no solo a ella, sino que también a Rohee y a unas cuantas más.
-La verdad, no me importa. Sé que ella está conmigo y ellos saben que yo estoy con ella, eso es lo que me importa. –Me sonrió, muy tranquilo de si mismo.
-Yo no puedo resistirlo. –Observe a los demás idiotas en la fila como babeaban por tocarle siquiera un cabello a Rohee, es que parecía ser una modelo de revistas mezclada con la mejor y más bella mujer del mundo.
-Amigo, los celos no son buenos para nadie. Y si sabes que ella está contigo y tú lo tienes más que claro, no tienes por qué sentirte desconfiado. ¿Quién es tu novia? –Me observo esperando respuesta. Solo sonreí.
-Aquella que gano. –Rohee había pasado la meta de una forma extraordinaria. Todos los hombres saltaron excitados de que ella hubiera ganado, como si las apuestas ya corrieran.
-¿Rohee es tu novia? –El me observo desconcertado, como si no pudiera creerlo.
-Si. –Dije certero. Rohee comenzó a caminar en mi dirección mientras todos los hombres se le acercaban a felicitarla.
-Naa… Mentira. Es una broma. –El sonó afirmativo, sin método de duda.
-Te parezco que estoy bromeando. –Le observe serio, el allí recién comprendió la idea.
-Oh… No lo puedo creer. –Se sentó a mi lado aún más derrotado.
-¿Qué tiene? –Me acerque lentamente mientras buscaba una explicación lógica.
-Rohee es mi mejor amiga desde que llegó y no tenía idea que tú y ella estaban juntos. No porque no me lo haya dicho sino que porque no le creí. Es que Rohee es muy especial. Es una chica ruda, independiente, perfecta en varios sentidos, una excelente confidente y te aseguro que es complicado verle con alguien… Ella es muy… -No deje que terminara porque Rohee ya estaba demasiado cerca.
-Prejuiciosa. –Dije sin más solución.
-Exacto. –Susurro el cuándo Rohee se lanzó a mis brazos.
-¿Qué tal lo hice? –Ella lucia entusiasmada, feliz de haber sacado el primer lugar como si eso pudiera ser inevitable.
-Perfecto Rohee. –Me acerque a besarle, allí todo el mundo pareció desvanecerse a nuestro alrededor. Yo sabía que todos los hombres y mujeres de allí, nos habían estado mirando con envidia, incluso un poco de agonía.
-Estaré animándote. –Dijo ella cuando comencé a alejarme; Corrí un par de metros, salte un par de obstáculos, hice abdominales, sentadillas, y un montón de otras cosas más que no hacían nada en mi cuerpo. Me levante y tome la bandera, había sacado el primer lugar mientras todos gritaban entusiasmados por que había ganado. El pecho se me inflo de orgullo cuando Rohee corrió hacia mí para besarme en medio del gimnasio. Los profesores nos advirtieron del contexto de la situación, pero una sola mirada molesta mía, basto para que nos dejaran en paz.
-¿Qué te pareció el primer día de escuela Leo? –Esme se me acerco para abrazarme.
-Un poco colapsado, aburrido y emocionante. –Me acurruque en sus brazos un momento más mientras ella esperaba a que le diera el golpe.
-¿Algo más? –Susurro, lo sabía. Alice tiene que haber visto que quería irme.
-No quería volver a ir, pero creo que me he terminado por entusiasmar con el último acontecimiento de la tarde. –Le observe sonriendo.
-Deportes ¿No? –Rohee corrió en mi dirección luego de que Edward hubiera llegado con ella desde la escuela.
-Si. –Sonreí.
-Nadie le gana a Rohee, tampoco en las luchas libres que son bastante humanas. –Edward me saludo de la mano, muy firme.
-Edward… Si Renesmee va en el mismo instituto que nosotros, y nos toparemos en algunas clases con ella… ¿No crees que sería bueno que nosotros la trajéramos en lugar que tú fueras por ella todo el tiempo? –Su rostro se ilumino. Rohee se acercó besando la mejilla de Nessie.
-No es una mala idea, así me darías tiempo para estar con Bella. –Sonreímos felices de que ellos pudieran pasar un tiempo íntimo más seguido, ya que por lo que asumía, ellos no pasaban mucho tiempo juntos, a menos de que Nessie estuviera con Rohee o Jacob lejos de la casa. Ya que Rosalie no salía mucho con ella, sino que la entretenía en casa de los Cullen.
-Entonces es un acuerdo. –Dijo Rohee dándole la mano. Nos despedimos y nos dirigimos a casa. Tuvimos una noche tranquila, en donde charlamos del día aterrador que habíamos tenido mientras comentábamos acerca de su familia y la última discusión que habían tenido. Rohee se había enojado con el comportamiento de Chris con respecto a sus hijos, como que él no se preocupaba de ellos aun cuando le pedían que lo hiciera y a ella ya le había colapsado la paciencia. Por lo tanto, Rohee les dejo en claro que no se haría cargo más del cuidado de sus sobrinos, pero que si cumpliría su rol como tía en sus vidas. También dejo en claro que se iría conmigo noche por medio, mientras que las otras noches yo me iría a su casa, pero ese no era un acuerdo mutuo, solo ella lo había tomado. Para mí era incomodo tenerla tan cerca y no poder acariciarla como lo haría si estuviera en mi casa; Rohee me pidió que fuera más sensible con los profesores y humanos, que ellos no podían asimilar la idea de que alguien tan joven fuera engreído o directo, ya que ellos parecían más viejos en apariencia y creían tener siempre la razón aun cuando no era así. Me comprometí a bajar las revoluciones, pero no prometía nada de golpe. 
La semana entrante y el mes, se pasaron de largo. Al igual que mi olvidado cumpleaños inventado por Rohee. Prefería guardar silencio con respecto a eso, pero sabía que si lo pensaba siquiera, Rohee sería la primera en saltar sobre mí con la disculpa de no haber recordado mi cumpleaños inventado. La escuela se volvió una rutina luego de haber sido toda una aventura. Rohee fue separada de mí por no poner atención en clases, y me la pase solo hasta mitad de año cuando las vacaciones de invierno comenzaron nuevamente. La familia de Rohee ya se había ido, al otro extremo del mundo cerca de Australia. La verdad, no sabíamos la ubicación por solo tener precaución. Rohee se deprimió esa semana, pero se le paso volando cuando le dije que tenía planes para los quince días de vacaciones de invierno. No tenía nada planeado, mentía con dolor en la mente, pero quería que estuviera bien. Tuve conflictos con los “amigos” de Rohee en más de una oportunidad. Eran demasiado entrometidos en nuestra relación al igual que en sus decisiones y lo que más me molestaba, era que ella les daba explicaciones de lo que hacía para que ellos no la cuestionaran. No me metía, durante días no hablaba con nadie más que con alguien que fuera externo a la escuela o solamente Rohee y Nessie. De allí para adelante, solo un par de acusaciones grabes por quebrarle los dedos a mis compañeros de clase, un experimento que salió mal. Nunca me echaron, ni dejaron en mi informe que yo era un mal estudiante, de hecho, era igual de destacable que Rohee. Más aun cuando supieron que donaría más de doce millones de dólares para las instalaciones deportivas. Mi pretexto fue, una herencia muy merecida sin propósitos de saber en qué gastar el dinero. ¿Cómo no aceptar la inmadurez de un joven adinerado que no sabe en qué gastar su fortuna? Obviamente, esa oferta no iba a ser rechazada por ningún motivo; Hubo un mes en donde Rohee estuvo un poco insoportable, no por el hecho de que le pasara algo, sino que era yo el que provocaba que ella estuviera así. Nunca había asumido esto, pero tenía celos hasta del aire. Cada vez que llegaba el momento de una caricia más allá de los besos, Rohee me rechazaba. Eran momentos perfectos, pero ella no quería. Parecía que le causaba algún tipo de rechazo, como si quisiera cumplir solo porque se sentía obligada a ello. Me dolió saber que la estaba forzando a querer algo más conmigo, pero ya no lo resistía, de verdad estaba que cortaba por lo sano y la amarraba a la cama para hacerla mía, aun cuando estuviera violando sus derechos, literalmente violándola. Por lo tanto, me sentía tan presionado a dejarla sola, a que las cosas fluyeran solas, que comencé a sentirme necesitado, excitado al borde del colapso; Salí de la casa una noche que Rohee cayo rendida a la almohada. No despertaba siquiera con mis movimientos cuando me corrí de la cama. Corrí cerca de Port Angeles para ver si podía zacear ese deseo que tenía invadido mi cuerpo, y conseguí a una joven chica de cabello anaranjado y vestimenta tranquila. Me acerque, la seduje y obligue a caminar conmigo… Está a un paso de hacerla mía, cuando mordí su cuello. En ningún momento quise tener relaciones con ella, solo quería beber su sangre, ver si podía zacear ese deseo físico con la sed. Camine solo hasta quedarme en uno de los bancos de la plaza central de la ciudad. Ese día era el último de clases en donde comenzarían las vacaciones de invierno. Me quede congelado, mirando el suelo mientras dejaba que la preocupación invadiera el cuerpo de Rohee. Que alguna vez sintiera la necesidad de tenerme como yo lo hacía a cada segundo. Quizás así, ella aprendería a necesitarme. Ahora to era el egoísta, porque siempre ella lo era conmigo. No por el hecho de que no quisiera tener nada conmigo, sino que porque se había encargado por meses de fastidiarme. Habían días en la escuela en donde prefería decirme que me fuera solo, que ella se quedaría a practicar por la escuela o porque iba a salir con sus supuestas amigas. No se lo negaba, me gustaba que tuviéramos nuestro espacio, pero ella lo estaba haciendo más seguido a medida que yo le pedía que estuviéramos juntos. Trate de aclarar el tema con ella, saber que le estaba pasando conmigo. Que si ya no me amaba que lo dijera, que simplemente fuera sincera y dijera que todo es todo esto solo había sido parte de un juego… Pero no podía mirar sus ojos cuando me lo dijo.
-¿Vas a decirme que es lo que está sucediéndonos? –Me acerque impidiendo que saliera.
-No le veo lo malo. Dijiste que querías espacio personal, que necesitabas estar más tiempo solo, y como la oportunidad de hacer que el equipo se fortalezca se me vino encima, solo acepte ser la nueva capitana. –Ella parecía acabada, cansada y como si el mundo le importara poco. No se arreglaba, apenas si se vestía para ir a clases.
-No me refiero a tu relación escolar Rohee… ¿Qué hice para merecer esto? –Le observe agonizante, ella se enfureció. Pareció ver el infierno frente a ella.
-Pregúntaselo a Jennifer. –Se desato de mi cuerpo, yéndose lo más rápido que pudo para desaparecer frente a mí.
Ya allí estaba nuevamente, frente la plaza de Port Angeles observando el suelo y analizando los últimos meses con Rohee. Una desgracia tras otra, una relación conflictiva encerrada en un círculo de mala suerte. Recordé cuando le volví a enfrentar tiempo después, cuando le dije que no entendía porque me relacionaba tanto con Jennifer, y ella seguía insistiendo en que le pidiera explicaciones a ella, pero yo nunca le hice caso, mientras más lejos de ella mejor pensaba. Pero ahora último, esas palabras tenían mucho peso para mí, así que le hice caso. Me levante del asiento y me dirigí a la escuela. Vi como Rohee salía preocupada hacia los brazos de Renesmee mientras Edward iba por ellas. Susurraban que me iban a encontrar, que yo no me iría así como así a menos de que hubiera una buena razón, y supuse que la había. Para cuando se marcharon, me acerque al círculo descerebrado de Jennifer y espere a que notaran que estaba allí. Aunque la verdad no espere nada, porque desde que llegue al lugar, fui un imán de miradas.
-¡Leo! Has venido después de todo ¿Pasa algo? –Jennifer se acercó a mí saludándome con su mano. La lluvia comenzaba a caer cobre nosotros, así de apoco comenzaron a alejarse.
-Podemos hablar… En privado. –Travis me observo desentendido, como si él no hubiera visto nada.
-Claro… ¿Qué sucede? –Caminamos en dirección a las tierras prohibidas, en donde los lobos dominaban los suelos.
-Solo camina. –Dije enfurecido, ya podía imaginarme por donde iba la historia de nuestra mala relación con Rohee. Me acerque repentinamente y la tome del cuello, acorralándola en contra de los árboles.
-¡Leo! –Dijo agonizante mientras me golpeaba con sus piernas. Nunca me hizo daño, ni siquiera me movió de lugar.
-¿Qué es lo que has estado inventando sobre nosotros en la escuela? –Me acerque amenazante, ella estaba muy nerviosa, conflictiva de escapar.
-Yo no he hecho nada. –Dijo apenas sin poder respirar. Su cuello se estaba agrietando y yo ni siquiera comenzaba a torturarla.
-Se perfectamente que has estado haciendo cosas que a Rohee le han afectado. –Susurre cuando la lance al otro lado de los árboles, ella volvió para defenderse.
-Oh, así que si funciono. –Su rostro era satisfactorio, como si las malas noticias fueran alimento de su asqueroso ego.
-Eres una maldita víbora Jennifer. –Me lance sobre ella azotando su cabeza en contra del suelo. Ella reía, como si el dolor fuera algo que le gustaba.
-Solo hice que sintiera lo miserable que es sin ti. –Grito cuando mi pie le arranco las piernas. Agarre su cuello y apreté cada vez más fuerte, que sintiera el dolor cada vez mas fuerte.
-Vas a morir. –Susurre en su oído, ella sonrió, sabía que la muerte se acercaba.
-¿No quieres saber qué fue lo que invente antes de que te deshagas de mí?... Pues bueno, hice que se corriera el rumor de que tú y yo estábamos juntos, y por ello Travis era tan cercano a Rohee, para que pudieran dejarnos solos. Y está, ha sido la mayor de las evidencias. No vas a clase y llegas luego de que Rohee se ha ido para poder hablarme. Te aseguro lo que quieras, que Travis correrá hacia ella para decirle que estás conmigo… Lo más probable, que desahogando tus necesidades físicas conmigo... Jajaja… Ahora, ¿Quién es el que está en problemas Leo? –Mi puño se dirigió por completo en su rostro. Su cabeza se destrozó en el suelo, en miles de pedazos.
-Eres… Una… Miserable. –Susurre cuando caí sobre el suelo. No me arrepentía de haber hecho lo que deseaba hace tanto tiempo, pero creí que podría soportarlo. Me sentía culpable por haber caído en su trampa, en una trampa que Rohee creía con todas las de haber. Jennifer había hecho un plan perfecto en donde deshacía mi única razón para existir… Tenía que encontrar la forma de hacerla creer en mí, nuevamente en mí; Corrí dirección a la casa de los Cullen en donde era lo más probable que ella estuviera. Camine cerca de la casa y deje que el sonido de mis pasos y mi aroma se internaran dentro de la casa, que ella supiera que estaba allí. Pude sentir que Travis estaba allí, tal como había dicho Jennifer.
-¿Te atreves a venir aquí? ¡Oliendo a ella y más encima como si nada hubiera sucedido entre ustedes, Leo! ¡NO TE ACERQUES! –Ella gritaba convertida en una enorme criatura. Sus venas se relucían como si ya no fuera inmune a mí, como si ya pudiera hacerme daño.
-Sé que piensas muchas cosas ahora pero… -Mi voz se quebró, me quemaba el pecho.
-¿Pero qué? ¿Tienes una explicación más sincera para darme que la que me ha dado Travis? ¡Te acostaste con ella sin siquiera darme la oportunidad de explicarte porque no me entregaba a ti! ¿¡Porque nunca preguntaste, Leo!? –Me empujo en contra de los árboles, me azote en contra de ellos rompiendo uno que otro sobre el suelo.
-¡Nada paso entre ella y yo! ¡Jennifer planeo todo esto como objetivo principal! –Rohee se me lanzo encima, sus rodillas se enlazaron en mi cuello apretándome cada vez más fuerte. Comencé a perder el conocimiento, como si el mundo fuera desapareciendo de apoco. Sentí frio y cada vez más débil.
-¡Rohee!.. –Edward la separo de mí, cuando ya estaba a punto de dormirme. 
-¡Cállate Edward!.. No, no… Lo siento, no quise decir eso. –Rohee volvía a ser la misma chica de la cual estaba enamorado. Observe mis manos, estaba arrugado, débil y muy frágil. Supe que su habilidad de volverme polvo había cobrado efecto, ella me observaba aun con odio, como si quisiera acabarme allí mismo. Sus lágrimas eran enormes, llenas de ira.
-Creo que deberías leer su mente… Escuchar lo que está diciendo. –Edward la detuvo, obligo a que se quedara frente a mí. Ese lazo de inmunidad se había roto, ahora podía hacerme daño y yo a ella. Éramos vulnerables en el mundo.
-No puedo creerlo… ¡Que estúpida fui! –Rohee se acercó a mí rápidamente, sentí la energía recorriendo mi cuerpo, revolucionando mis órganos. Rohee lloraba sobre mí, sus lágrimas tocaban mi mejilla. Me apretó a ella, y volví a ser yo. Ese lazo se había repuesto, ahora ninguno de los dos podíamos hacernos daño.
-Rohee no has sido estúpida, creíste lo que te dieron con pruebas. –Sonreí, acariciando su mejilla. Esa agónica sensación de culpabilidad y dolor había desaparecido, ahora solo quería tenerla a mi lado.
-Creí que porque te rechazaba habías buscado refugio con ella. Creí que mientras más te alejaba de mí, más posibilidades de preguntarme porque sucedía eso tendrían, pero nunca lo hiciste. Siempre te quedabas callado cuando te decía que le pidieras explicaciones a Jennifer, como si me estuvieras diciendo que estaba cada vez más cerca de que eso fuera verdad… Y lo peor de todo, es que Travis me convenció de ello. –Se levantó seria, enfurecida con su corazón destrozado por la traición.
-¡NO! ¡Rohee! ¡Él tampoco tiene la culpa! Él no lo sabía. –Evité que su muerte se aproximara, si Travis iba a morir, iba a ser por mis manos al igual que Jennifer.
-¡Él sabe cómo es la puta de su novia, y a pesar de eso vino creyendo que esta vez lo que él creía era real! ¡Me convenció de ello! ¡Me dijo que era real y le creí Leo! ¡LE CREI!.. ¡Nunca debí confiar en ti! ¡NUNCA!.. Tenías razón, siempre la tuviste. –Se aferró a mis brazos nuevamente mientras Travis analizaba las pruebas en su cabeza, completamente anonadado de haber sido manipulado por Jennifer. Rohee no paraba de llorar mientras todos comenzaban a notar lo mal que me sentía.
-Rohee… Ven conmigo, por favor. –Pensé en cómo había quedado el cuerpo de Jennifer, que me había esforzado por hacerla vivir solo para que pudiera hablar.
-No quiero verla. –Susurro ella cerca de mí.
-Quiero que escuches de su propia boca que esto es una maldita farsa. –No se rehusó mas, me siguió casi sin separarse. Corrimos en dirección a la Push, en donde ya había señales lobinas de lo que había sucedido. Caminamos por la playa hasta llegar al enorme círculo de Lobos que rodeaba el cuerpo de Jennifer.
-Leo… ¿Qué le hiciste? –Rohee me observo impresionada, pero sonriente. Había dejado el cuerpo de Jennifer ensartado en diferentes troncos a lo lejos, para que pudiera tener consciencia de sí misma mientras le hacía sufrir cada vez, más lento.
-Dile la verdad, y reconsiderare la posibilidad de dejarte existir. –Mentía, Rohee sabía que luego de que dijera la verdad, yo terminaría con ella. Rohee se puso de pie frente a ella, esperando una respuesta. Los lobos se fueron, dejándonos a solas. Con tal de que no fuera un humano ensartado en esos palos de madera, nos dejarían hacer lo que quisiéramos con ella.
-Si ya sabes la verdad… Solo déjame ir. –Agonizante me dirigió la palabra, yo observe al otro lado de la playa.
-Quiero escucharlo de tu boca. –Rohee se acercó a ella, se subió arriba de los troncos y allí espero sentada a su lado.
-Jajaja… ¿Te dolió mucho creer que Leo se acostó conmigo? –Rohee pareció prenderse en llamas cuando escucho eso. 
-¡Ya está! –Dijo Rohee mientras reventaba las piernas de Jennifer en polvo. Su habilidad era increíble, parecía hacer que el cuerpo de la víctima perdiera toda posibilidad de escapar. Lo hacía anticuado, viejo. La hizo envejecer, y luego cuando estuvo a punto de hacerla desaparecer, Travis apareció.
-¡ROHEE NO! –Rohee se detuvo, solo por el cariño que sentía por Travis. Se alejó, acercándose a mí y luego la observo. Hizo que volviera a ser como era antes, una joven presumida.
-Esta es la última oportunidad Travis, o me encargare de que la próxima vez, ambos terminen hechos polvo. –Rohee se subido a mi espalda y corrí como si no hubiera un mañana en dirección a la casa. Me acerque a ella y le bese, supe que ella querría disculpase, pero enrejarse a mí en ese momento por sentirse culpable de lo ocurrido, no era justo.
-No Rohee. No quiero que creas que porque te equivocaste, tienes que compensar eso con esto. –Se acercó a besarme, y no dijo nada durante toda la noche. Descanso apenas unas horas a cusa de las pesadillas, me golpeaba de vez en cuando mientras gritaba. Me alejaba tratando de pensar en que era yo el culpable, pero ella me buscaba, me pedía que no me alejara, y yo no lo haría… Nunca más.
-Lo siento Leo… Caí en mi propia trampa. –Ella lloraba en silencio. Limpie su lagrima con mis labios y luego acerque su cuerpo al mío lo que más pude, que viera que no me iba a ir.
-Ya no importa, ya paso. -Era cierto, todos esos meses de dolor estaban olvidados, casi incesantes dentro de mi cabeza. No iba a negarlo, Jennifer había tomado un gran plan entre sus manos, y lo había llevado a cabo a la perfección. 
-Ahora estaré en guerra por amor. –Susurro en mi cuello cuando se volteó hacia mí.
-Considérame uno de tus soldados. –Susurre como respuesta.
-Por supuesto… Serás mi subordinado. –Sonriente se aferró a mi pecho y las pesadillas desaparecieron. Esa fue la primera noche en donde pude conciliar el sueño a su lado. Un sueño tranquilo relajante, y solo con ella.

Capítulo 11: Capítulo 11: "Aromas"

 
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