"El rostro perfecto"

Autor: Magu_Moon
Género: Sobrenatural
Fecha Creación: 30/10/2015
Fecha Actualización: 02/12/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 4
Visitas: 8577
Capítulos: 12

Esta historia esta narrada por Leo, un chico poco común que se enamora de Rohee, una chica que forma parte de la familia Cullen hace muy poco, y también forma parte de la tutela de los Black y los Ulley. Esto es por ser de ambas razas y por llevar sobre sus hombros la responsabilidad de poder controlar sus impulsos; Leo, tiene mas proezas que cualquier ser creado en la tierra. Fue escogido y creado por el "Original". Según Leo -el relata luego-, Drácula como le llaman las personas contemporáneas, no es mas que un señuelo para distraer al verdadero fundador de los chupa sangre. Ya que su creador, provino desde un virus experimental militar que atacaba a la persona y la volvía un "Zombie", que literalmente en lugar de querer comer su cerebro, deseaba la sangre y contaminaba a aquel que deseaba. Pronto fue extinguiéndose a causa de que los experimentos que se hicieron, fueron prohibidos. Lo que no sabia Leo, es que los Vulturis ya existían antes que el "Original" y saber que esa verdad era mas cierta que la suya, simplemente le molestaba. El "Original", nunca es mas que un recuerdo lejano hasta que el secreto de su existencia es revelado; Leo forma parte -luego de años-, de la guardia privada de los Vulturis, en donde Jane es la principal que corrobora a que Leo se libere de las garras de Aro y pueda ser feliz y libre como los Cullen. ¿Porque hizo eso Jane? Dicen que el amor es mas fuerte que cualquier ley, y ya veo que así es. 




Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, te deseo desde cualquier parte del mundo en donde estes. Escribir esto es una gran azaña porque esta historia estuvo y esta en mi mente desde hace ya mucho, y ahora que he visto la oportunidad, me he dado el tiempo de compartirla con ustedes. No cuesta nada dar una votacion, o un comentario, es lo unico que te pido para saber que lo que estoy haciendo, va por buen camino, o que al menos te gusta. De ante mano muchas gracias, y espero que disfrutes mucho de esta hsitoria. 

*Magu*

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Capítulo 5: "Agonías consoladas"

Semanas habían pasado desde la última vez que les había visto. Sabía que Carlisle estaba buscándome al igual que toda su familia y un par de amigos, pero no era precisamente para visitarme o saber cómo estaba, sino que todo era porque tenían que detenerme. A pesar de que quería dejar de hacerlo, no podía evitarlo… Estaba condenado a que ellos terminaran conmigo sin condecoración de por medio. Había aniquilado con tantas personas en Seattle, Port Angeles, Forks, el norte y centro de Canadá y un par de lugares cercanos a Port Orchard, que parecía que terminaría con la población mundial en menos de un año. Desde aquel día en que desaparecí de escena y ella quedo a espaldas de mí huida, ya no podía evitar tener pesadillas mentales en donde mi imaginación me jugaba muy malas pasadas. La veía en un ataúd de madera blanca, con el escudo de la guardia en la puerta. Eran pesadillas recurrentes que se materializaban en momentos de no hacer nada. Tenía que estar o haciendo algo, o simplemente aniquilando un cuerpo. Había estado buscándola, solo para beber su sangre y terminar con esta agonía, pero cada vez que sentía su aroma cerca, no podía saber ni imaginarme que había pensado en ello. Rohee era mi solución y condena. Solución porque estúpidamente pienso en que su sangre seria la gota de elixir que detendrá está sed incontrolable, y la condena porque no podría existir en un mundo donde su presencia no este. Es que era inexplicable como me encantaban sus ojos… Es que no eran sus ojos, era su mirada, sus labios y lo delicada que parecía su piel. Tan frágil y perfecta, una rareza perfectamente inalcanzable. Dos días luego de encontrarme sumergido debajo de una cascada, decidí conservar la agonía dentro de mi cuerpo y hacer que hirviera como el infierno. Fui directamente a la plaza central de Forks, y espere. Si no me movía y respiraba lo suficiente de sus aromas humanos, eso alteraría a los Cullen a encontrarme. Tenía que hacer que me ayudaran al menos, es que no era “normal” en mí que la sangre fuera mi punto débil. Ahora último era simplemente un robot controlado por el aroma. Cualquier cosa que se moviera y tuviera vida, estaba muerto y dentro de mi menú.

-Sé que preguntar cómo te encuentras es estúpido, porque ya he visto la respuesta. –Alice se sentó a mi lado de forma en que su interés se profundizaba en mi mirada. Cerré mis ojos respirando profundo. Por un instante todos los humanos que estaban allí ya no tenían aroma, ya no me quemaba ni condenaba.

-Al fin… -Susurre. Fue un gran alivio… Sabía que todo había terminado allí. Sabía que me condenarían o que me ayudarían, pero también sabía que ninguna de las dos opciones era la que quería. Solo quería verla, tenerla.

-Se cuál es la solución… Solo que estoy segura que no vas a tomarla. –Alice me acurruco con su mano el hombro, fue agradable la sensación.

-Está matándome, aniquilándome Alice… ¿Qué hago? –Acerque mi rostro al suyo presionando sus brazos cerca de mí. Su pareja apareció detrás para ser detenido por un hombre alto y grande.

-Debes venir conmigo. –Alice se sorprendió de verme, sabía que mis rasgos ahora simplemente no eran como antes. Ahora me parecía a aquel fantasma que Bella rescató aquella vez en Volterra; Me subí a mi auto y seguí el auto de Alice. Llegamos entre tanto bosque a una enorme y lujosa propiedad en donde Bella y Edward esperaban en el frontis de la casa. Baje lentamente analizando la situación, no sabía si debía huir o quedarme.

-Qué bueno verte Leo. –Bella era la que más cerca de mí había estado cuando andaba en mi búsqueda, pero nunca daba conmigo por diferentes razones.

-Igualmente Bella… Edward. –Mi voz sonó agotada, gastada y frágil. Los aromas eran fuertes, como si hubiera una distracción en el lugar.

-Ven, te llevare con Carlisle. Debemos hablar contigo. –Solo asentí. Caminamos dentro de la casa para encontrarme con Travis de pie al sillón principal, el abrazaba a una mujer de cabello largo.

-¡Oh! No... -Susurre. La mujer me observo desconcertada. Ella agacho su cabeza e hizo reverencia. Era despreciable de donde se le viera. De verdad esa unión, entre Jennifer y Travis, parecía ser perfecta. Pero… Si él estaba aquí, ella también.

-Supuse que estabas lejos de aquí, así que solo esperamos a que hicieras una que otra aparición pública para ver si te encontrábamos. No sabes cómo te necesitamos. –Esme se acercó acariciando mi hombro, fue extraño. Quite su mano de mi hombro con un desprecio mal intencionado, pero no deje de sujetar su mano. Note como ella se había sentido ofendida, así que solo lleve su mano a mis labios y la bese con una pequeña sonrisa, ella era confortable.

-¿Necesitarme? Creí que era al revés. –Me levante cansado, retire la capucha de encima de mi cabeza y le observe con lastima. Esme se sintió partida, su mirada era tan triste, tan abatida por verme hecho un desastre, que solo acudió a acariciar mi mejilla.

-Ha habido muchos asesinatos alrededor de Forks y Seattle, Port Angeles igual… -Carlisle traía una serie de carpetas con registros de lo que decía.

-Lo se… He sido yo. –Alice observo a Edward y supe que ambos habían sostenido en secreto lo que me sucedía. Algo que yo creía estúpido.

-¿Cómo que has sido tú? –Rosalie, la rubia alta y sexy se me acerco.

-No puedo controlar mi sed, ya no sé cómo… No sé qué paso dentro de mí, pero ya no puedo llenar ese sentimiento… ¿Acaso no me buscaban a mí? Les he visto correr y rastrear dentro del bosque, siempre pensé que era por mí. Que era para detenerme… -Carlisle abrió unos ojos enormes y observo a Alice y Edward, ambos le hicieron una seña.

-He visto que no eres tú, por ello sabemos que no eres un peligro. -¿Cómo podía ser eso posible? Yo mataba a las personas como que no había un mañana, me alimentaba de casi cinco personas por día, ¿Cómo no iba a ser un problema? –La verdad es que sé que no eres tu porque te he visto la mayoría del tiempo agonizando en tu casa, mientras que los asesinos son tres y se encuentran de manera que no puedo ver quienes son.

-Es verdad, hemos estado rastreando un par de aromas dentro del bosque pero ha sido por el hecho de buscar a aquellos que han estado asesinando gente solamente. Tu eres selectivo, aquellos asesinatos que han ocurrido son al azar, definitivamente no tiene que ver contigo. Te buscábamos una vez a la semana para ver si podías ayudarnos, ya que no queremos que los Vulturis vengan aquí a detener algo incontrolable y que de paso quieran aniquilarnos otra vez, o al menos intentarlo. –Sus rostros se preocuparon.

-Eso no va a pasar. –El aroma ahora era más intenso, trague ponzoña cuando el olor a perro mojado y cadáver se acercaba. Me sentí débil, mareado.

-¿Que te hace estar tan seguro? –Emmett, el chico enorme se apoyó en la pared. Carlisle observo a Esme cuando noto lo molesto que me había puesto. No era por ellos, sino que por la situación incómoda del aroma y como ese aroma me volvía atolondrado.

-Si estoy yo aquí, ¿Qué le haría pensar a los Vulturis que hay algo mal? Ellos saben que si hay algo malo que esté pasando aquí, es provocado por mí y no querrán venir a intervenir. Ellos de cierta manera me temen, no vendrán a arreglar algo que saben, podría exterminarlos a ellos. –El olor se volvía atractivo, cada vez más especial.

-¿Miedo de ti? ¿Qué has hecho? –Travis se acercó, Jennifer lo detuvo con su mano.

-En realidad no quieres saberlo, pero por algo me han dejado salir. –Tosí como un humano, quejándome. El olor era muy intenso, potente dentro de mi garganta. Supe que había alguien afuera por el ruido que sus pisadas provocaban en la tierra. Era un aroma confuso, entre la dulzura del caramelo y la putrefacción de un animal.

-Entonces es indudable, de verdad hay algo en ti que hace que ellos no quieran tener contacto en lo absoluto contigo. –Travis se movió con entusiasmo mientras sonreía. Camino por un pasillo hasta salir al exterior, sentí que su cuerpo se unía a otro.

-Me fui de manera en que saben que puedo regresar cuando yo quiera, pero eso les hace vulnerables. Definitivamente no quieren que vuelva.  –Carlisle me sentó en la orilla del sillón y observo mis ojos.

-¿Qué podemos hacer para ayudarte? –Bella se aproximó.

-Déjenme acabar con su preocupación, denme… La libertad de terminar algo que empezó hace mucho y de lo cual me estaba culpando. -

-Pero de todas formas, estarás matando humanos a como hay. –Emmett susurro.

-Ja… Ese asunto, discutámoslo luego. –Ahora el aroma era familiar, era de mi chica.

-Es preocupante… ¿Estas bien? –Ella entro rápidamente casi chocando con mi pecho.

-Estar cerca de su aroma me hace querer exterminar la raza humana, así que será mejor que la alejen. No quiero hacerle daño y tampoco quiero que esta agonía se vuelva más intensa, solo… Me alejare. –Corrí lejos del lugar, me encerré en una de las habitaciones y me arrincone apretando mi estómago con una almohada. Eso hacía que el dolor disminuyera con frecuencia. Luego, note que ella no estaba sola, se encontraba con un joven moreno y otra niña de cabello hasta la altura del busto, su parecido con Bella era irrefutable, por lo que supuse era Renesmee. El aroma de Rohee calaba mi pecho, estaba haciéndome creer que la piel se me caía. Dolía tanto y a la vez era tan placentero saber que estaba allí, que estaba colapsando.

-Lo siento… -Una voz dulce y delicada atravesó la habitación desde la puerta principal.

-No deberías estar aquí… -Era ella, había entrado y cerrado la puerta detrás. Se acercó lentamente manteniendo la distancia. Su aroma ahora se aglomeraba en la habitación, era solo cosa de sentir el calor que eso conllevaba.

-Se cómo acabar con tu dolor… Travis pasó por lo mismo. –Se arrodillo, inclinándose cada vez más hacia mí. Se acercaba de apoco, como tratando que no lo notara. Sus latidos eran tranquilos, confiados de sí mismos.

-Pero él no te desea como lo hago yo. –Adolorido, confesé que la deseaba con alma si es que tenía. Ella ni siquiera se impresiono.

-Es que ya calme sus deseos. –Su mirada toco el suelo mientras sonreía cálidamente. Me mataban sus labios y la forma en como adornaban su rostro. De pronto, su mirada se llenó de lágrimas, fue doloroso. Me observo fijo y su corazón se alteró. Quito de su chaqueta una daga y la puso en su muñeca, la alerta me despertó.

-No lo hagas… -Me levante rápidamente, apreté su mano y le quite la daga. Ella creía que mi deseo de tenerla se exterminaría si me daba de su sangre, tal como yo había pensado en algún momento, pero no podía dejarle hacer eso por mí. Era demasiado el riesgo, y no iba a perderla. Yo sabía que mi deseo era más intenso que tan solo beber su sangre, de verdad la quería solo para mí, pero ella no lo podía entender.

-Déjame ayudarte. –Se acercó tanto a mi rostro que su aliento acaricio mi piel, fue tan dulce, tan deseable. Su corazón se calmó una vez más cuando su mirada se encontró con la mía. Estaba perdido, completamente alucinante de tenerle cerca.

-Voy a matarte. –Susurre. Cuando la daga atravesó su piel y la sangre comenzó a salir, me sentí frenético, incontrolable.

-Sé que eso no va a pasar, confía en mí. –Levanto su mano hasta mi boca y la puso dentro de mí. Era tan suave, tan dulce e irresistible. Era un líquido interminable dentro de mi cabeza, tan increíble que no quería que terminara. Cuando el sabor se volvió más intenso, creí que ya la perdía y debía detenerme. Abrí mis ojos y una sonrisa me esperaba, ella ni siquiera estaba perdiendo el conocimiento. Me sentí desconcertado, su corazón latía normalmente y la sangre continuaba saliendo como si fuera un grifo. Le observe mientras el líquido me llenaba cada vez más hasta zacearme por completo. Quite mi boca de su brazo y le observe, no podía hablarle, es que era incomprensible que su piel se regenerara tan rápido siendo una supuesta humana con habilidades para mí.

-Me siento feliz de poder ayudarte Leo... Quiero que sepas que esto no me hace daño, de hecho me ayuda. Soy diferente a muchas personas como nosotros. Mi corazón late a pesar de no ser una humana porque… Porque en algún momento cuando lo fui, alcance mi madurez y me convertí en un animal. Mi transición se interrumpió cuando fui mordida. Todos creyeron que el veneno me mataría por lo letal que es para nosotros los lobos, pero supuse que era más fuerte. El veneno se fusiono con lo que era mi sangre y ahora, puedo hacer que mi corazón produzca más sangre de la normal sin detener el flujo cuando tengo una herida. Tenía que explicarte esto cuando pasó lo del accidente y me viste sangrar, pero te fuiste, supe que habías creído que iba a morir y supe que sufrías por beber mi sangre, sabía que si te ibas sin beberla, estarías así. Condenado, perdido… Travis pasó por lo mismo, y ahora ya es normal dentro de lo que es una relación de amistad conmigo… Es complicado ¿No? –Su sonrisa era enorme, de seguro mi rostro fue intenso y complicado por la forma en como su sonrisa se desvaneció. Ella era un lobo con piel de oveja, pero a pesar de eso quería que ese lobo con piel de oveja se diera a conocer. No me importaba lo que era, sino lo que podía ser conmigo.

-Yo deseo más que tu sangre. –Su rostro se preocupó. Me sentí estúpido, note que ella no sentía lo mismo por mí. Baje la mirada y sonreí, ahora me quemaba el aire de tener que hablarle. Retrocedí y me levante, ella hizo lo mismo pero para detenerme.

-No deberías… Si te hiciera daño, no podría perdonármelo. –Su voz era cálida, pero sabía que era superficial. Ella no sentía nada por mí, y yo no estaría abriéndole mi mente a nadie si sabía que la cosa no iría bien. Ahora me sentía destruido, acabado de todas formas a pesar de haber bebido su sangre, porque ella no me correspondía. Ahora su aroma no me afectaba sino que me atraía, me gustaba solamente.

-Solo quería ayudarte… Y espero que haya sido así… -Ella me continuo observando, yo no quise hacerlo, solo mire la salida y me fui. Deje su presencia detrás de mí a pesar de que me doliera.

-¿Estas mejor? –Asentí con mi cabeza y les dije todo con la mirada. Edward me comprendía, sabía lo que me estaba pasando y odiaba que fuera así.

-¿En qué podemos ayudar para aquel día? –Emmett hacía sonar sus dedos. Ella comenzaba a entrar en la habitación como queriendo acercarse. Estaba molesto y lo deje ver.

-Cuando los encuentre, digamos que los problemas van a desaparecer, al menos para ustedes. A cambio de la tranquilidad, busquen la forma de exterminar esta sensación de mi cuerpo, quizás solo es… Falta de algo. –Observe de reojo a Rohee, ella solo pareció omitir el significado y la profundidad de mi problema. Todos me observaron extrañados, el tono de mi voz ahora era potente, golpeador.

-Trato hecho, en parte… Digamos que ese es el bono extra, de verdad queremos ayudar, aportar en algo. –Carlisle insistía en querer ayudar.

-¿Cómo vas a encontrarlos? –Rohee dijo desde el lado de Travis mientras Jennifer se alejaba de su lado, supe de inmediato como comenzar.

-Empezare por Jennifer… ¿Dónde están tus amigos? ¿O es que ahora no quieren invitarme a cazar la cena? –Su rostro se desfiguro, al igual que el de Travis. Rohee sonrió, como si deseara que Jennifer estuviera en problemas.

-¿De qué hablas? Jennifer no tiene más amigos que yo. –Travis me observo sonriente, pero al mismo tiempo se molestó luego de encontrar el rostro de culpabilidad de Jennifer.

-¿Jennifer? –Travis le observo molesto, ella se arremango las mangas y le observo aparentando dolor. Ella estaba mintiendo. Lo sabía. Estar tanto tiempo conviviendo con los reyes de la mentira me hacía saber quién era un mentiroso por excelencia.

-Josh y Robert están quedándose en Seattle. Susana y Daniel en Port Angeles… Se van de casa dos veces por semana. E intentado detenerlos desde que conocí a Travis, pero ellos me han expulsado del grupo. –Eso era mentira en parte. Su gesto de retorció cuando comenzó a mentir. Era verdad que ellos estaban en Seattle y Port Angeles, pero no era verdad que había perdido contacto con ellos y que Travis parecía importante para ella.

-Uhm… Interesante. –Observe a Travis y el me observo a mí. Mire fugazmente a Rohee, ella sonreía eufórica, de esa manera que tanto me gustaba. Yo estaba serio a pesar de que su alegría me hacía sentir bien.

-Necesito que Rohee venga conmigo para dentro del día viernes. Podrá llamar la atención de tus amigos y de cierta manera no correrá el riesgo de perder el conocimiento cuando deje que olfateen su sangre. –Rohee cambio drásticamente el color de su piel y sus expresiones. De verdad ella estaba molestándose, eso me agradaba.

-Muy buena idea… -Travis me apoyo.

-Espera, espera… No me han preguntado nada a mí. –Ella reusó la orden, no era una oferta.

-Es que no hay nada que preguntar… Si no quieres que los Vulturi vengan a pesar de estar yo aquí, querrás corroborar. –Mis palabras le destruyeron la mirada. Me observo furiosa y eso era muy atractivo. Su rostro se volvió tenso mientras que su mandíbula se apretaba con todo. Espero a que algo se gatillara dentro de su mente y me observo.

-¡Esta bien! Iré… Pero no porque me lo están ordenando, sino que porque quiero ayudar y terminar con esto. –Travis me observo con ojos enormes. Él era amigable, pero estúpido a la vez. Estaba con alguien que lo estaba engañando, yo sentía que él sabía que ella mentía, pero a pesar de eso él la amaba y por ello estaba con ella.

-Nadie está diciendo lo contrario Rohee. ¿Estás bien? Estas ardiendo. –El aire se volvió tenso, el calor era enorme. Se desprendía enormemente de su cuerpo. Travis le acaricio la frente, era un toque que deseaba tener yo.

-¡No me toques! –Rohee entro en llamas, eso me éxito. Hizo que Travis volara por la habitación azotándose en contra de la pared con tan solo una mano, fue realmente increíble. Esa apariencia de muñeca frágil no era más que una coartada para decirte lo fuerte que era.

-¡No! –Esme grito por lo bajo preocupada de que los jarrones no se estropearan.

-Hey, no golpees a Travis. –Jennifer se iba a lanzar en su contra y no pude evitar interponerme. Su cuerpo choco con mi pecho, intento golpearme pero con tan solo una mirada la detuve. Ella sabía que moriría si me atacaba. Intento moverse para encontrar un punto entre poder atacar a Rohee y deshacerse de mí.

-Ni lo intentes, o voy a arrancarte cada extremidad tan lentamente que el dolor no será suficiente para acabar con tu agonía. –Travis no hizo nada, el solo se unió a Rohee. Fue como si hubiera siempre apoyado a su “amiga” en lugar que a la mujer que amaba. Esas relaciones eran confusas.

-No te atrevas a tocarme impostora. No soy estúpida… ¿Crees que puedo digerir todo ese rollo de que no tienes contacto con tus amiguitos? Te equivocas. Yo misma me voy a encargar de ti si esos idiotas no están en Seattle o Port Angeles, te lo aseguro. –Rohee me leyó la mente, fue como si mis palabras hubieran salido de sus labios en lugar de los míos. Travis intento acercarse nuevamente, ella lo rechazo y comenzó a caminar hacia la salida.

-Gracias Leo, ya últimamente esto es normal así que por eso no intervenimos. –Esme se acercó para abrazarme, fue extraño pero a la vez familiar y cálido. Acepte su abrazo de forma de no lucir como un desconsiderado, ella comprendía que las muestras de afecto por mi parte, eran muy difíciles de demostrar.

-Si no lo hacía hubieras sufrido por tu jarrón. Eso no era algo que quería ver. –Sonreí derrotado, de verdad quería irme detrás de Rohee, pero aún estaba molesto por cómo me había rechazado, aun me dolía.

-De verdad, cualquier cosa… Tienes que saber que estaremos aquí para ti. –Esme me sonrió y le regale una mirada de despedida a todos. De verdad no quería tener que acercarme a todos ellos uno por uno. Camine hacia la salida y ahí estaba, esperándome.

-Lo siento… -Rohee choco con mi pecho nuevamente y me apunto al auto. El auto, mí mercedes, estaba completamente demolido y aplastado por todas partes. Ella había descargado su ira en contra del auto y ahora se sentía arrepentida.

-¿No dirás nada? –Dijo cuándo continúe caminando en dirección al bosque, el auto no me importaba, era ella la que me tenia impaciente.

-Me gusta caminar. –Continúe caminando cuando ella comenzó a seguirme. Me sentí a gusto.

-¿Y tú auto? –Ella aún estaba preocupada. De verdad eso creía que era importante para mí. Me detuve y le observe sin girarme completamente, ella observo mi rostro.

-Tengo otro. –Espere su reacción, ella se relajó. Continúe caminando hasta ya casi no ver más que las luces de la casa. Creí que ella se quedaría allí, pero me siguió durante todo el camino hasta encontrar el paso que me llevaría directamente a mi casa. Ella me acompañaba a solo pasos sin decir una sola palabra para no interrumpirme, como si no quisiera que ella me interrumpiera. Me detenía de vez en cuando solo para ver si seguía cerca o no, pero cada vez estaba más cerca de mí. Era tan silenciosa y sigilosa que ni siquiera su latido se sentía. De vez en cuando le observaba de reojo para ver si se sentía con miedo, pero ella no sentía nada. Su rostro era neutro.

-Toma… -Quite mi chaqueta y la puse sobre sus hombros, le obligue a poner sus brazos dentro de la chaqueta y cuando pude, acaricie su rostro disimuladamente. Ella lo noto, su corazón se alteró.

-¿No te molesta que te siga? –Continúe caminando, ella no lo hizo. Me detuve para darle a conocer que de verdad ella era lo que yo quería. Nada proveniente de ella me podría molestar.

-Eres una compañía agradable, si estuvieras molestándome te habría hecho regresar en cuanto comencé a caminar. –Me voltee nuevamente y continúe caminando. Llegamos justo a la parte en donde la altura del piso te elevaba para poder ver la luna, ella estaba allí, observándonos.

-Quiero que seamos amigos… -Me detuvo apretando mi brazo. Le mire serio a los ojos buscando la razón para que se sintiera molesta.

-¿Por qué quieres definirlo? –Me acerque mientras ella retrocedía sin soltarme.

-Es que parece que te caigo mal, me observas como si te molestara, como si quisieras arrancarme la cabeza a pesar de haberte ayudado y es como si estuvieras adolorido por no poder hacerlo. –Sus palabras me desconcertaron, es que había pasado tanto tiempo solo que ya no sabía cómo interactuar con personas, y eso ella no podría comprenderlo. Yo estaba haciendo mi mejor esfuerzo por ser un caballero, por ser respetuoso y distante con ella, pero fue ella la que me siguió, fue ella la que me está haciendo desistir de alejarme.

-¿Qué? –Entrecerré mis ojos y le sonreí. Sabía que mi sonrisa se había desvanecido cuando su mirada se convirtió en dolor.

-Me miras molesto, como si estuvieras enojado todo el tiempo. A penas si hablas con la gente y cuando lo haces, ni siquiera es conmigo… Le hablas a la Luna como si fuera la única que quisieras tener en tu vida, como si pudieras hacerla real y tenerla solo para ti. –Indignada arrojo mi brazo en contra de mi cuerpo, ella estaba leyendo mis expresiones y actos de manera errónea. Yo la deseaba, ¿Cómo era posible que estuviera haciendo todo lo contrario para atraerla? ¿Tan estúpido y desinstalado de lo normal soy?

-¿Esta no es la primera vez que me sigues o sí? –Eso era certero, aun cuando lo negara yo sabría si mentía o no. Ella sabía cosas de mí que tan solo la luna y yo éramos testigos.

-Nunca lo notaste… Y creí que cuando lo hacías, yo no te molestaba… Pero luego de un tiempo, cuando me viste, note tu indignación y tu molestia por sentirte atraído por mi sangre. Tenía que liberarte de esa sensación de odio a como dé lugar… No podía dejar que me odiaras solo por eso. –Me observo adolorida y muy molesta, ella tiritaba muy nerviosa y me observaba a punto de decirme algo muy importante. Ella ni siquiera estaba respirando, solo apretaba el puño de sus manos y su mandíbula. Sus dientes resonaban fuerte.

-Tú no lo entiendes… -Me aleje intentando alejarme, ella se interpuso entre mis pasos y la escapada, ahora me tenía encerrado y yo no huiría de ella, yo quería quedarme.

-¿¡Qué no entiendo!? ¿¡Eh!? ¿Qué me odias por ser diferente? ¿Por qué te caigo mal? ¿Qué fue lo que hice para merecer tu desprecio? –Rohee me empujo, de verdad me impresiono la fuerza que tenía. Ella fue la primera en décadas en poder moverme de mi posición. Una vez que me plantaba en el suelo era prácticamente imposible moverme, pero ella lo había logrado, ella me movía el piso.

-¡Es que no tiene nada que ver con eso! ¿De verdad crees todo eso sobre mí? ¿Qué soy un hombre molesto, que no te quiero parte de mi vida, que desearía que estuvieras a miles de kilómetros de mí? ¡Creí estar solo todo este tiempo, pero tú siempre estuviste allí! Aun cuando sufría por tenerte, por hacerte parte de mi existencia… ¿Crees que no te deseo? Estoy sufriendo porque creía que tú me detestabas, que me tenías lastima y porque… Porque me sentí rechazado cuando estaba comenzando a decirte lo mucho que me atraes a pesar de tu sangre. Tu sangre es solo un factor vulnerable, poco tangible ahora… De verdad creí que estaba haciendo lo correcto, creí que estaba “conquistándote” de una forma paulatina, que eso no te molestaría si lo hacía sutilmente, pero cada vez que te veía era como si mi presencia te molestara, te incomodara y como si detestaras tener que lidiar conmigo. –Ella guardo silencio, impresionada. Cada palabra que había dicho estaba calando sus huesos, y los míos igual. Es que le dije todo lo que sentía a pesar de no querer hacerlo. La cólera me tenía indispuesto, molesto de no poder controlar mi ira.

-No digas eso… Por favor… -Respiro agitada, y hablo despacio y lento. Se acercó lentamente, derritiéndome cada vez más que se acercaba a mí. Deseaba abrazarla, acurrucarla en mis brazos y besar sus labios con pasión, de una forma interminable.

-Ya no lo resisto más Rohee, tienes que entenderme… ¿Sabes cuánto he sufrido por tenerte cerca? Han pasado años en los que soñaba poder encontrarte, siquiera sentir tu aroma, y ahora que lo hago me siento condenado, no puedo tenerte sin pensar en que te hago daño o que podría acabar contigo… ¿Acaso no puedes entenderme, siquiera imaginártelo? –Me aleje caminando en dirección contraria, ella me detuvo nuevamente. Intente quitar sus manos de mis brazos pero ella era fuerte, no quería que me alejara y deseaba con todo mi ser que insistiera. Quería que continuara deseándome a pesar de que no fuera en la forma que yo quería, que al menos quisiera tenerme cerca aunque eso la matara, eso era adorable.

-¡No te vayas!.. De verdad, no lo hagas. No quiero… -Se acercó quejándose mientras apretaba mi cuerpo al suyo. Sus brazos rodearon mi abdomen y se acurruco en mi pecho de forma en que no quería que desapareciera. La apreté como siempre había querido, la subí hasta el punto de hacer que su cuerpo encajara con el mío. Apretó su rostro adolorido a mi hombro y se mantuvo jalándome la camiseta en su dirección. No sabía que era lo que tenía, no sabía si era dolor, deseo o sentimiento de pérdida, pero me agradaba que pudiera compartir ese dolor con ella.

-Esto me está haciendo daño Rohee… -Necesitaba que lo dijera, necesitaba que me dijera que me deseaba tanto como lo hacía yo. Si me iba, o si al menos lo intentaba, ella tendría que detenerme y para hacerlo debería convencerme. Baje su cuerpo hasta que tocara el suelo y la aleje, ella se sintió molesta y adolorida, más que antes. Lo note por como seco las lágrimas de su rostro, eso me rompió por completo.

-Si te vas, me harás daño a mí… Solo… Solo quédate un momento más. Por favor Leo, hazme feliz un momento más. –Sus palabras fueron gasolina para mi carrocería. Tome su mano y la estreche con la mía, acerque su rostro al mío y bese su frente. Su corazón era tan alterado como los tambores en el festival en rio de janeiro. Acaricie su cabello y acerque su cuerpo al mío una vez más para acurrucarlo; Las horas pasaron y la lluvia llego con mis preocupaciones. Ella aún estaba viva y necesitaba cuidarle, protegerle. La lleve a mi casa cuando la lluvia nos sumergió. Estábamos empapados y no quería que se enfermara, quería tenerla sana y feliz a mi lado. Le ofrecí una camiseta y mi ropa interior para que pudiera cambiarse. Creí que lo rechazaría, pero no fue así, ella se lo puso sin problema mientras yo le preparaba la cama para que pudiera dormir y descansar. Me senté en la orilla de la cama mientras ella me observa y se sumergía entre las sabanas, supe que le sonreía feliz cuando vi mi reflejo en sus ojos. Me acerque lentamente cuando ella me lo pidió, me rogo que no me fuera, que me quedara a su lado para acompañarle en caso de que tuviera una pesadilla. Me obligo a posicionarme de espaldas sobre la cama mientras me cubría, su cuerpo se subió arriba del mío, como si fuera una almohada más, como si fuera un peluche o mascota para ella. Yo no le podía ofrecer nada, no tenía calor, era más duro que una roca y mis sentimientos eran difíciles de demostrar. ¿Qué hice bien para tenerla aquí conmigo? Creí que todo iba mal cuando comenzamos a gritarnos, pero yo sabía que era lo que quería. Nunca dijo que me deseaba, nunca menciono quererme más de lo que yo lo hacía, pero si eso no lo sentía, me encargaría de que pudiera llegar a decírmelo. Aun cuando eso me tome décadas, estaré siempre para ella, solo para ella…

Capítulo 4: "Dando pasos" Capítulo 6: "Una respiración perfecta"

 
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