Escapa (+18)

Autor: OvejaSwanCullenBlack
Género: + 18
Fecha Creación: 24/01/2014
Fecha Actualización: 27/04/2014
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 29
Visitas: 12681
Capítulos: 15

Escapar, correr sin mirar atrás, huir de todos mis males. Es la única respuesta a todo lo que he vivido. No me importan las ramas lastimando mis brazos, no me importan las raíces haciéndome tropezar en la oscuridad, solo me importa llega al otro lado del bosque y encontrar mi salvación. 

Y si esos ojos color esmeralda lo son...

¡Bienvenido seas a mi vida!

 

Los personajes pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoria. 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: Edward Anthony Cullen, mi salvador.

HOLAAAAA!!!! AQUÍ ESTOY CON UN NUEVO CAPÍTULO! :D

QUIERO AGRADECERLES SUS COMENTARIOS, Y DECIRLES QUE ME HE HECHO UN FACEBOOK PARA LOS QUE ME QUIERAN MANDAR A LA MIERDA O FELICITAR POR ESTE FIC. https://www.facebook.com/oveja.cullenswanblack?ref=tn_tnmn SI, ESTE FACE ES IGUAL QUE MI USUARIO XD 

BUENO, GRACIAS POR TODO, ESPERO QUE LES GUSTE ESTA CAP, ES UNO DE LOS MÁS LARGOS, SOLO PORQUE ES PARA MI AMOR EDWARD JIJIJI. (LO TENIA UN POCO ABANDONADO POBRECIIITO ) 

AAAH Y SOBRETODO QUIERO AGRADECERLE A MI MEJOR AMIGA MARU, SIN LA QUE ESTA HISTORIA NO SERIA POSIBLE. GRACIAS AMIGACHA POR AYUDARME Y ACOMPAÑARME :D

 

LOS DEJO CON EL CAP, BEEESOS

 

Capítulo 9: Edward Anthony Cullen, mi salvador.

 

-Creo que se quedará Edward mamá. Nosotras también tenemos sueño.-Ed me sonrió y miré a Esme asintiendo. Las chicas se fueron, no sin antes darme un beso de las buenas noches en la frente y desearme que me mejore. Mamá me preguntó al oído si podía contarle a Carlisle y asentí levemente. Mañana seguiría con ese tema, ahora solo quería estar con mi amigo y relajarme. Había sido un día muy complicado y estar así abrazada con Edward me hacía sentir bien.

 

 

-¿Estas mejor verdad?-Preguntó acariciando mis cabellos con ternura. Asentí y me dio un beso en la coronilla.- ¿Puedo preguntar qué fue lo que paso?-Cuestionó separándose un poco de mi para mirarme a los ojos. Corrió un mechón rebelde de mi cara y continuó, al darse cuenta de mi miedo a hablar. Me daba vergüenza contarle a él lo que me habían hecho.-Bella, necesito saberlo. Me tienes preocupado. Estás deprimida, tienes pesadillas, te metes en medio de la noche en una bañera con agua helada. Me preocupas.- Confesó pasando la mano por su cabello y tirándolo para atrás.

-Edward, lo siento mucho, no quiero preocuparte, yo estoy bien. Eso es lo que te tendría que importar.-Contesté agarrando sus manos y sacándolas lentamente de su cabeza. Pero él negó.

-No estás bien Bella. Veo en tus ojos que no lo estás. Ayer brillaban de alegría y ahora tienen una sombra negra bloqueándolos. Una sombra que solo vi la noche en la que te encontré. Y eso es lo que me importa Bella, porque tú me importas.-Concluyó mirándome fijamente a los ojos. Sus palabras se colaron dentro de mí y lo abrasé con fuerza.

-Gracias Edward, gracias por todo. Me salvaste Ed. Sin ti quién sabe lo que me podría haber pasado. En este momento la gente estaría especulando sobre por qué estaba en el bosque. Por qué me escapaba. Y estarían haciéndome preguntas incómodas. Pero aquí estoy bien. Me tratan como si fuera uno de ustedes. Me cuidan y me aman. Y por eso te debo la vida. Eres mi salvador, mi ángel guardián. Y te quiero mucho por eso. Pero no sé si puedo  contártelo. Me avergüenza lo que paso. Con las chicas es diferente. Las aprecio de la misma manera que a ti, pero no me gustaría que tú perdieras la imagen que tienes de mí.-Dije evitando su mirada, el me agarró del mentón y me hizo mirarlo nuevamente.

-Nunca, jamás, cambiaría la imagen que tengo de ti. Bella, no te das una idea de la importancia que tienes en mi vida. Así como dices que yo te salvé, tú me salvaste a mí. Aunque este no es el momento para que te lo explique. Solo quiero saber qué es lo que te tiene tan mal. Necesito saberlo. Necesito saber cómo ayudarte.-Murmuró con sus penetrantes ojos verdes consumidos en la desesperación.

-Sé que aunque lo intentes, una vez te cuente esto, vas a cambiar la forma en la que me miras, la forma en la que me piensas. Sera difícil para ti seguir viéndome de la forma tierna en la que me miras ahora y todo cambiará Edward, sé que todo cambiará. Y no quiero.-Se levantó enojado y se alejó de mí pateando el mueble que estaba junto a la cama. Su violencia me asustó y me paralicé en mi lugar.

-¡Me desesperas Bella! Ya no sé qué más decirte para que confíes en mí. Eres importante en mi vida y jamás cambiaría, por nada en el mundo, la imagen que tengo de ti. Eres una preciosa persona Isabella Swan o Anabella Hale o como quieras. Eres hermosa tanto por dentro como por fuera y eso nunca cambiara para mí. Puedes confiar tanto en mí como lo hiciste con mi madre y mis hermanas, porque no importa lo que me digas, no importa lo que hagas, siempre, y cuando digo siempre es siempre, serás la mujer de la que yo…-Se frenó abruptamente, tanto verbal como físicamente, ya que había estado dando vueltas frente a la cama, mareándome.

-¿Que tú qué?-Pregunté curiosa, el me miró y suspiró, negando con la cabeza.

-Nada Bella, déjalo así. No era nada.-Giró el rostro evitando mi mirada.-Entonces, se supone que debo hacerte descansar. Estás enferma y cuanto más duermas mejor será para ti.-Dijo cambiando abruptamente de tema, acercándoseme nuevamente para empujar con cuidado mi hombro para acostarme y luego taparme con la sábana.

-No quiero dormir Edward, dormí todo la tarde y la mitad de la mañana. Quiero que me digas lo que me ibas a decir.-Pedí agarrando su brazo antes de se volviera a ir.

-Ya te dije que no es nada Bella.-

-No me puedes dejar con la duda Edward.-Protesté y me miró levantando una ceja.

-Pues ya somos dos.-Respondió soltándose y dirigiéndose a la puerta, antes de que la atravesara, hablé.

-Phil me violó Ed. Eso es lo que no quería que supieras. Él abusó de mí.-Comencé la confesión mientras las lágrimas caían de mis ojos, le conté cada detalle hasta que se giró. Su cara reflejaba sorpresa y furia, sus manos estaban cerradas en puños, tan fuertemente que los nudillos estaban blancos. Se acercó a la cama por tercera vez en menos de diez minutos y se sentó en ella, monótonamente. Estaba como ido. -¿Estás bien?-Pregunté con miedo, el solo asintió levemente, aún en trance. Sus ojos estaban obscuros y casi podía ver las llamas brotar de ellos.

-No puedo creerlo.-Susurró volviendo en sí. Yo fruncí el ceño enojada pero él siguió.-No puedo creer que esa basura haya hecho eso. No puedo creer que él siga vivo. No puedo creer que no esté corriendo hacia donde ese desgraciado se encuentre arrancándole la cabeza haciéndolo sufrir por cada segundo que tú lo hiciste. Tengo ganas de encontrarlo y destrozarlo.-Bramó tensionando cada parte de su cuerpo. Comencé a temblar, no me gustaba verlo así, él lo notó y se tranquilizó.-Lo siento mucho Bella, siento mucho causarte miedo. Siento mucho no haberte encontrado antes. Siento mucho no haberte podido salvar de ese malnacido. Siento mucho cada segundo que sufriste. Ojalá yo estuviera en tu lugar y tú nunca hubieras sufrido nada de lo que sufriste. Te prometo que a partir de ahora todo será bueno en tu vida. Te haré feliz Bella, muy feliz.-Prometió abrazándome y supe que cumpliría su promesa.

-Lo sé, porque ya me haces feliz Edward, estar así contigo, me hace muy feliz.-Respondí  escondiendo mi cara en su pecho.

-Eso me hace sentir muy bien Bella.-Murmuró en mi oído.-Siempre voy a estar para ti pequeña. Pero ahora duerme que tuviste un día difícil y mañana no sabemos que podría pasar.-Dijo queriendo levantarse, pero lo detuve.

-Duerme aquí conmigo. Necesito saber que mis pesadillas son solo eso, pesadillas y tenerte abrazado a mí y sentir tu calor y tu aroma me ayudará.-Explique a su cara de confusión, él se volvió a acomodar sonriendo y comenzó a tararear una melodía desconocida para mi mientras acariciaba mi cabello. En menos de lo que pensaba, ya estaba rendida a los brazos de Morfeo.

 

¿Qué es ese olor tan rico? ¿Quién dejó entrar a los pájaros a la habitación? ¿Por qué abrieron las cortinas? Eras las preguntas que rondaban por mi cabeza mientras me abraza más a mi cómoda almohada, pero está comenzó a sacudirse levemente y fruncí el ceño. ¿Alice estaba saltando otra vez en mi cama? Gruñí y quise taparme la cara con la almohada para evitar que el sol me siguiera dando en los ojos, pero ésta estaba muy pesada.

Abrí los ojos de par en par levantándome violentamente al darme cuenta que no era una almohada a lo que me abrazaba, sino Edward. Me giré hacia él que me miraba divertido, con ganas de reírse.

-Buenos días princesa.-Saludó con su gran sonrisa. Yo tan solo asentí con la cabeza y me gire a la ventana, gruñendo al verla completamente abierta.-Es un día perfectamente hermoso ¿Verdad?-Cuestionó aún con ganas de reír, podía notarlo en las sacudidas de su torso y sus labios apretados fuertemente.

-¿Qué hora es?-Pregunté refregándome los ojos, mi voz salió pastosa. Él miró su reloj y respondió que eran apenas las nueve de la mañana, lo que provocó que quisiera matar a alguien.- ¡Es muy temprano!-Exclamé volviéndome a tirar a la cama, boca abajo.

-Eso lo sé, por eso estaba tratando de no despertarte, pero mamá apareció con el desayuno y le pareció que este cuarto necesitaba un poco de luz, dijo que te haría bien sentir el sol en la cara.-Contestó colocando la bandeja llena de comida sobre sobre su regazo, lo miré de reojo y mi estómago gruñó. No había comido nada desde el desayuno del día anterior.-Levántate y come conmigo, esta está delicioso.-Dijo comiendo un pedazo de hotcake y tomando jugo de naranja. Sonreí y le hice caso, me pasó un vaso con jugo y un plato con esos deliciosos hotcakes que Esme cocinaba. Comí gustosa todo lo que había en la bandeja, hambrienta. Al terminar, dejamos la bandeja junto a la cama y Edward me tomó la temperatura.-Ya no tienes fiebre.-Me avisó viendo el termómetro. Sabía que se me iría rápidamente, desde pequeña que no pasaba mucho tiempo en cama, solo eran pequeños resfriados de una noche.

-Lo sé. Jamás me enfermo mucho Edward, solo son… gripes nocturnas.-Dije volviéndome a acostar sobándome la panza llena.

-Está bien. Te creo.-Contestó alzando las manos. Sonreí y le hice señas para que se acostara junto a mí, aceptó y se tiró en la cama.- ¿Qué quieres hacer hoy pequeña princesa?-Preguntó mientras ambos mirábamos el techo.  Levanté los hombros en el mundial gesto de duda, pero como sabía que él no me había visto, le tuve con contestar con palabras.-Podemos estar en la pileta, podrías tomar un poco de sol, te haría bien.-Propuso ahora sí mirándome, giré la cabeza y ambos nos mirábamos de costado, muy cerca el uno del otro. Podía ver sus ojos recorrer cada detalle de mi cara, y aproveché para hacer lo mismo, antes de contestarle, frunciendo la boca.

-La idea de tener mis brazos y mi torso descubiertos no me gusta Ed. – Contesté volviendo mi vista al frete. Vi de reojo que él hacía lo mismo, pero con el ceño fruncido.

-Te dejaron peores marcas que las que tienes en la piel Bella, y ocultarlas significaría que ellos tienen más poder en ti de lo que deberían. No te deben importar esas cicatrices. Además, no creo que sean tan feas.-Sus palabras al comienzo me hicieron sentir mejor, pero al decir que mis marcas no debían de ser tan feas, lo miré mal y me levanté las mangas del camisón, mostrándole las cicatrices del brazo. Había de todo tipo, hasta marcas de cigarrillo y otras quemaduras. Él miró cada una con detalle, hasta que agarró mi brazo con  cuidado y comenzó a besarlas una por una, en un gesto muy bello de su parte.-Cada una de estas marcas representa la fuerza y el valor que tienes. Pero si quieres borrarlas, podemos hablar con Carlisle. Hay tratamientos para borrar o reducir las cicatrices y quemaduras, pueden ser cremas o alguna operación.-Me dijo acariciando la última de mis cicatrices, le sonreí y asentí. Podría hacerme un tratamiento y dejas atrás esas marcas. El único recuerdo constante que tenia de lo que ese maldito me hizo.

-¿Me acompañas a preguntar a la Pixie si me presta una maya?-Pregunté levantándome de la cama, él aceptó contesto y me acompañó. Podía pasar este día de pileta sin preocuparme por mi cuerpo, al fin y al cabo, estaba con mi familia. Y todo gracias a Edward Anthony Cullen, mi salvador. 

 

 

 

LOGRE PASAR MAS DE UN DÍA SIN ACTUALIZAR JAJAJAJ! 

Capítulo 8: La historia de Esme Capítulo 10: Volviendo a la normalidad

 
14439619 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios