Escapa (+18)

Autor: OvejaSwanCullenBlack
Género: + 18
Fecha Creación: 24/01/2014
Fecha Actualización: 27/04/2014
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 29
Visitas: 12693
Capítulos: 15

Escapar, correr sin mirar atrás, huir de todos mis males. Es la única respuesta a todo lo que he vivido. No me importan las ramas lastimando mis brazos, no me importan las raíces haciéndome tropezar en la oscuridad, solo me importa llega al otro lado del bosque y encontrar mi salvación. 

Y si esos ojos color esmeralda lo son...

¡Bienvenido seas a mi vida!

 

Los personajes pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoria. 

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Capítulo 4: Familia

Capítulo 4: Familia.

 

Les sonreí y salimos de la habitación del cambio para ir a la sala, donde todos nos esperaban.

 

 

-¿Qué hacen chicos?-Les llamó la atención Carlisle, ellos se giraron y se quedaron viéndome. El primero en levantarse fue Edward, mirándome con los ojos abiertos de par en par, se acercó a mí despacio mirándome detalladamente, de arriba hasta abajo, luego volvió a mis ojos, y los miró extrañado.

-Los prefería marrones.-Exclamó girándose a mirar a Allie. Bella sonrió tímidamente y agachó la mirada.- Pero igual el verde te queda lindo.- Me sonrojé y el continuó.- Podría ponerme unas lentillas marrones, ambos podríamos tener presentes el antiguo color de tus ojos.-

-¡No!-Grité dejando a  todos sorprendidos, me volví a sonrojar y me aclaré la garganta.-Es… es que… me gustan tus ojos.-Tartamudeé y Edward me lanzó la sonrisa ladeada más hermosa que jamás había visto, me agarró la mano y una corriente eléctrica me recorrió la columna vertebral, haciendo que nos viéramos nuevamente a los ojos. Me volvió a sonreír y tiró de mi mano hasta llevarme frente a un espejo, ambos nos reflejamos en él y me señaló.

-Tú ahora tienes mis ojos, y yo tendré los tuyos. ¿Te parece?-Miré su reflejo y el mío una y otra vez, hasta que finalmente lo decidí. El color de sus ojos era único y si el usaba lentillas no volvería a ver los ojos que me salvaron y eso no lo quería.

-Allie, ¿Puedes quitarme las lentillas?-Todos se asombraron de mi decisión.-Tengo la forma de ojos de mi padre y el color de mi madre, ya cambiaré mi nombre y cambié mi color de pelo, dejé la casa que mi padre construyó con sus propias manos, dejé que mis tíos destruyeran el hermoso jardín que habíamos logrado mi madre y yo, dejé la empresa de mis abuelos maternos a manos de ellos, no quiero que ellos me arrebaten algo más.-Expresé decidida.

-Si así lo quieres, no te lo puedo negar. Además, me encanta el color original de tus ojos.- Murmuró la duende con una sonrisa, llevándome a través de un pasillo hasta llegar a una puerta blanca que abrió dando paso a un pequeño baño blanco impecable.-Debes tener mucho cuidado al sacártelos, puedes lastimarte. Te mostraré como lo hago yo y luego lo harás vos, lo mejor va a ser que los uses cuando salgamos, que la gente de afuera te conozca de ojos verdes y solo nosotros sepamos tu verdadero color de ojos. Será lo más seguro.-Explicó mientras sacaba de un cajón del mueble una pequeña cajita para guardas las lentillas. Lentamente se sacó la lentilla del ojo izquierdo y esperó a que yo hiciera lo mismo para luego volvérsela a poner y que yo guardara la mía en la cajita. Repetí la acción con el ojo derecho y, una vez terminé, Alice me felicitó.-Te convertiste en toda una experta.-Me felicitó y yo solo rodé los ojos.

-Mejor vallamos que nos deben estar esperando.-Murmuré agarrándola del brazo y sacándola de allí. En la sala, los chicos hablaban en voz baja con Carlisle y Esme, algo que detuvieron cuando nos vieron llegar. Miré curiosamente a Allie, que me miró con la misma duda que yo.

-¿Se puede saber que tanto cuchicheaban?-Preguntó Allie poniendo los brazos en jarra. Todos nos miraban nerviosos, como pensando qué responder y fue a Edward al que empujaron a responder. Pero como no lo hacía, la pequeña pero peligrosa duende lo apuró.- ¿Y bien hermanito, no piensas contestar a mi pregunta?-

-La verdad Allie, es que no es nada muy importante, ni algo que te tendríamos que ocultar, pero…-Estaba muy nervioso y, la verdad, me daba gracia verlo así, una mirada de reojo a Allie me demostró que a ella también.-Bueno, la cosa esta así. Esme y Carlisle nos contaron que tú Bella, querías cambiarte el nombre y, estuvimos pensando algunas ideas. Normalmente nosotros cambiamos solo nuestros apellidos, pero si queremos seguir viviendo en Forks, deberás cambiarte el nombre completo, para que nadie te reconozca. Y, estuvimos pensando en que Bella es un apodo que nos gusta decirte, y otro nombre con el que podríamos llamarte así sería Anabella. Además, podrías llevar el apellido de Esme y ser una Hale, hermana de Emmett y Jasper, que están encantados con la idea de una hermana menor.- Sonreí ante su vómito de palabras. Y me sentí feliz de su manera de pensar en mí. Ya me incluían a la familia con tan solo unas horas de conocernos. Una lágrima de felicidad rodó por mi mejilla y la limpié rápidamente. Edward se acercó a mí, preocupado.- Perdona si dije algo mal, creo que hablé sin pensar. ¿Nos precipitamos mucho verdad? Sabía que era muy estúpido hablar todo esto sin consultarte…-Lo paré agarrándolo de la mano y apretándola suavemente. Él alzó su mirada y me miró a los ojos, podía ver la angustia de que esto me enojara y tan solo una sonrisa de mi parte lo tranquilizó y suspiró aliviado.

-Estoy feliz de que me hayan incluido tan rápido a la familia. Hace poco más de cinco años que no me sentía tan… en paz.-Afirmé mirando a cada uno a los ojos.- Me encantaría llevar el apellido Hale, y sobretodo me encanta el nombre Anabella, creo que puedo aguantar no ser Isabella por unos dos años más, hasta cumplir la mayoría de edad, por lo menos.-

-Entonces está decidido, a partir de este momento, de las puertas de esta casa para afuera, Isabella Swan pasará a llamarse Anabella Hale.-Afirmó Carlisle mirándome con cariño y parándose a mi lado para abrazarme.-Bien Bella, necesito algunos datos tuyos, fecha de nacimiento, edad, y algunos otros datos para pasarle al abogado para que prepare tu acta de nacimiento y tu documento, ¿Me acompañas a mi escritorio?-Un estremecimiento recorrió mi columna vertebral y, aunque quise evitarlo, me dio miedo quedarme sola con él. La última vez que estuve encerrada en una habitación con alguien, fue con Phil, y no fue nada agradable. Sin contar el viaje con Edward la noche anterior, ya que yo estaba dormida. Al parecer Esme lo notó, ya que se me acercó y tomó mi mano.

-Yo los acompañaré preciosa.-Me aclaró con una tierna sonrisa que le devolví, y nos dirigimos por el mismo pasillo por el que había ido con Allie, hasta el final, a una puerta marrón doble. Carlisle la abrió y me sorprendí al ver el interior de la habitación. La pared de enfrente era un gran ventanal que daba directo al jardín que había visto desde la habitación donde había despertado. Las otras tres paredes eran bibliotecas repletas de libros. En medio del cuarto había un escritorio de madera oscura repleto de papeles y por lo menos diez portarretratos. Una silla de escritorio de espaldas al ventanal, donde se sentó Carlisle, y dos sillones individuales del otro lado, donde nos sentamos Esme y yo. Carlisle abrió un cajón y sacó una agenda de cuero negra y una lapicera de pluma.

-Bien Bella, comencemos por lo primero, ¿Tienes 16 años verdad?-Preguntó Carlisle luego de anotar algunas cosas en la agenda. Yo asentí y el siguió anotando.- ¿Qué día es tu cumpleaños?- Volvió a preguntar y tardé en contestar.

-Creo que es el 13 de septiembre, pero desde los once años que no lo festejo, asique sabrán entender que no recuerde exactamente.-Esme y Carlisle compartieron una mirada de angustia y yo les brinde una sonrisa tímida.- ¿Podemos seguir?- Pedí.

-Si, por supuesto.-Exclamó Carlisle mientras seguía anotando.-Como sabrás no podemos decir que naciste aquí. Lo mejor será que crean que vienes del exterior, ¿Algún lugar en particular?-Sonreí con una idea en mi cabeza. Mis abuelos maternos eran de Volterra, Italia, y mi madre había nacido allí, pero al mudarse a aquí, cuando ella tenía tan solo un año, habían cambiado su nombre de Renata a Reneé. Mis abuelos y mi madre me habían enseñado el idioma prácticamente desde que había aprendido a hablar, por lo que podría hacerme pasar por una italiana. Les conté todo esto y a ellos les gustó. Mis difuntos padres pasarían a llamarse Renata y Dominic Atero, quienes murieron en un accidente de auto. Para el resto de la gente, Carlisle y Esme me habrían adoptado hace cuatro años.

Al terminar, salimos en búsqueda del resto para empezar a preparar la comida. Moría de hambre y Esme me prometió un gran banquete en bienvenida. Nos sorprendimos al encontrarlos a todos en la cocina, tratando de cocinar, se veía que estaban complicados. Había huevos y harina por todas partes. Todas las ollas y sartenes estaban arriba de la mesada, igual que cualquier otro utensilio de cocina. Sobre la cocina se hervían unos fideos y una sartén con lo que parecía ser una salsa aclamaba que la revolvieran. Emmett y Jasper leían un libro de recetas mientras metían algunos ingredientes en un bol y revolvían con fuerza, volcando el contenido en la mesada y el piso. Edward cortaba algunas verduras con mucho cuidado, parecía el que en mejor estado estaba, no tenía harina por ninguna parte. Alice y Rosalie parecían ser las encargadas de poner la mesa, y le estaban poniendo mucho esmero a eso, ya que estaba repleta de adornos y no veía dónde podía ser que metieran la comida una vez terminada.

-¿Acaso están tratando de arruinar mi cocina?-Gritó Esme al ver el desastre que habían hecho. Todos detuvieron sus tareas y se giraron sorprendidos a ver a su madre, que estaba horrorizada.

-Lo siento mamá, solo queríamos prepararle una rica comida a Bella.-Se disculpó Emmett haciendo un puchero. Era gracioso ver a semejante mastodonte hacer un puchero como un niño pequeño.

-¡Pero miren el desastre que hicieron! Además ¿no se dan cuenta que los fideos ya están hirviendo y la salsa se está quemando?-Exclamó yendo hasta la cocina y apagando las hornallas. Agarró una cuchara y comenzó a revolver la salsa, mientras con otra hacia lo mismo con los fideos.-Bueno, por lo menos esto tiene salvación. Emmett, sácale el agua a estos fideos y pásalos a una fuente, ¿Qué es lo que están tratando de hacer en ese recipiente?-Preguntó caminando hacia al lado de Jasper, leyó la receta y miró lo que habían hecho ellos.-Limpia el piso y la mesada, también todo lo que ensuciaron.-Dijo mirando al mellizo más chico. Caminó hacia la mesa del comedor, que estaba del otro lado del desayunador y, mirando a las chicas, les dijo:-Saquen algunos adornos, esto está sobrecargado y no entrará la comida. Esas frutas de plástico en el medio están de más, pueden dejar las velas, pero las floren son demasiado.- Me encantaba la manera en la que Esme se hacía cargo de todo, en dos minutos todos estaban arreglando el desastre, mientras Edward seguía cortando tranquilamente sus verduras.- Bella, ve a sentarte en la mesa, nosotros nos encargaremos ¿Si?-Me dio pena dejarlos a todos trabajando y yo sentada, pero la mirada que me lanzaron todos me dio a entender que no podría replicarles. Por lo que me senté y espere a que todo estuviera listo. Los chicos iban de aquí a allá siguiendo las órdenes de Esme, hasta Carlisle estaba trabajando en esa comida.

Media hora después, todos estábamos disfrutando de la comida. Pasta a la boloñesa, con ensalada y torta de chocolate. Todos hablaban arriba del otro. Emmett comentaba sobre un partido que había visto en la mañana con Jasper, Rosalie le contaba a Alice sobre unos vestidos que había visto en una revista y Edward hablaba con Carlisle sobre un artículo de una nueva operación neuronal que había visto por internet. Esme miraba a todos con ternura mientras comía, su mirada se cruzó con la mía que observaba maravillada la manera de relacionarse que tenía esta familia, y me sonrió alentándome a integrarme a la charla. Y como si la hubieran visto, Rosalie y Alice me llamaron para avisarme que al día siguiente saldríamos de compras para armar mi cuarto y mi armario y comenzamos una charla sobre lo que quería y lo que necesitaba tener.

 

En esta mesa, en esta comida, me sentía en familia.

Capítulo 3: Historias de Vida Capítulo 5: Por fin amada.

 
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