Escapa (+18)

Autor: OvejaSwanCullenBlack
Género: + 18
Fecha Creación: 24/01/2014
Fecha Actualización: 27/04/2014
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 29
Visitas: 12683
Capítulos: 15

Escapar, correr sin mirar atrás, huir de todos mis males. Es la única respuesta a todo lo que he vivido. No me importan las ramas lastimando mis brazos, no me importan las raíces haciéndome tropezar en la oscuridad, solo me importa llega al otro lado del bosque y encontrar mi salvación. 

Y si esos ojos color esmeralda lo son...

¡Bienvenido seas a mi vida!

 

Los personajes pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoria. 

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Capítulo 11: El Instituto

HOOOOOOLA! PEEEEERDÓN. SÉ QUE PASÉ UN MONTON DE TIEMPO SIN ACTUALIZAR, LO LAMENTO MUUUCHO. PERO TUVE ALGUNOS PROBLEMAS PERSONALES Y SE ME CORTÓ LA INSPIRACIÓN, POR SUERTE TENIA ESTE CAPÍTULO, YA QUE AÚN NO LA RECUPERO, PERO ESTABA ESPERANDO TERMINAR EL SIGUIENTE PARA SUBIR ESTE, Y AL NO PODER ESCRIBIR, TERMINE DECIDIENDOME EN SUBIR EL CAP ANTES DE QUE ME MATARAN. BUENO, ESPERO QUE LES GUSTE ESTE CAPITULO. APARECE ALGUIEN MUY IMPORTANTE. BESOOOOOS! :D

 

AAHHH Y GRACIAS POR SU APOYO! :D

 

 

Capítulo 11: El instituto.

 

Sería difícil dejar la rutina que había seguido desde el día de la pileta, hace ya dos semanas. Levantarme junto con Edward, ayudar a Esme con el desayuno, despedirme de los chicos y salir al patio a tomar sol, luego de ponerme las cremas para el tratamiento de las cicatrices, que iban desapareciendo, muy lento, obviamente. Luego ayudaba a mamá a arreglar el jardín, igual que lo hacía con mi verdadera madre. Cuando terminábamos esto íbamos a la cocina y me enseñaba a cocinar, lo que hacíamos terminaba siendo nuestro almuerzo. Luego llegaba Carlisle y lo acompañaba a su despacho para jugar ajedrez y mientras me enseñaba, me contaba algunos acontecimientos históricos. Después llegaban los chicos y, pasábamos un rato jugando algunos videojuegos o relajándonos, al pasar nuestro recreo, mientras Ed y Jazz iban con las chicas a hacer los arreglos correspondientes a mi cuarto, yo salía al patio con Emmett y me daba clases de defensa, al pasar una hora cambiaba con Jazz para que él me enseñara a manejar, para lo que nos subíamos en su auto y usábamos la larga entrada de la casa, que estaba un kilómetro adentrada en el bosque,  a un costado de la autopista. Las chicas me robaban del auto para enseñarme sobre moda, decían que no podía ser su hermana si no sabía cómo combinar o maquillarme con estilo, me reía de eso, pero me miraban tan mal, que prefería seguirles la corriente. Y luego, al final del día, llegaba mi clase favorita. Edward me enseñaba a tocar el piano mientras mamá cocinaba, terminábamos para comer y luego de la cena, les hacia una demostración de todo lo aprendido en el día a mi familia.

Pero esa rutina cambiaria a partir de hoy. Son las seis de la mañana y sé que en media hora aparecerán las chicas chillando y saltando advirtiéndome que era mi primer día de instituto, luego me darían diez minutos para bañarme y me encerrarían en el guardarropa, y no saldría hasta que acabaran conmigo. Lo gracioso de esto, sería ver cómo echan a Edward de su propia habitación, dándole solo la ropa para el día, con el único motivo de mi preparación para “uno de los días más importantes de mi vida”, según palabras de las chicas.

Me levanté, con mucho esfuerzo, ya que no era fácil desprenderse del fuerte abrazo de Ed. Tuve que agarrar mi almohada y colocarla entre sus brazos para que no se despertara. Se veía tan tierno así, que le secaría una foto, si no fuera porque dejé mi cámara en mi habitación y no sabía qué habían hecho Alice y Rosalie con ella. Me dirigí al baño, me desnudé y me coloqué bajo la ducha. El día de hoy se merecía un buen baño con agua caliente para relajarme, y no esos diez minutos que me darían mis hermanas, en las que apenas podía meterme y salir. Traté de no pensar en nada mientras el agua caía por mi cuerpo relajando mis músculos, pero siempre algún pensamiento llegaba y me causaba más nervios.

¿Y si no le caía bien a nadie? ¿Y si hacían muchas preguntas sobre de dónde venía? ¿Y si me equivocaba y decía mi verdadero nombre? ¿Y si Phil e Irina si habían pensado en buscarme en el instituto? ¿Y si estaban allí esperándome?  ¡Dios, no lo tengo que permitir! Otra vez el terror se apodera de mí. Tengo que tratar de ser normal. Tengo una vida nueva. Una identidad nueva.  Y una familia nueva, que me apoya y me acompaña en todo momento.  Y por más que tenga miedo, tengo que confiar en que ellos harán todo lo posible por protegerme, siempre. 

Además, lo tengo a Emmett, nadie me haría daño teniendo al Mastodonte junto a mí.

Seis y media, creo que Edward no tuvo en cuenta a nuestras hermanas.

Tres… Edward dormido plácidamente.

Dos… La puerta abriéndose lentamente.

Uno… Nuestros cuatro hermanos entrando violentamente como si fueran una murga, con bombos y tambores, gritando que era hora del instituto.

Cero… Edward despertándose bruscamente y preguntándome si me encontraba bien, aunque sus palabras eran dirigidas hacia la almohada que abrazaba fuertemente.

Ahora sabía dónde estaba la cámara, en las manos de Emmett, que sacaba fotos a toda la escena. Comencé a reír hasta que Alice y Rosalie se dirigieron a la puerta y, de afuera, adentraron una percha con ropa, una buclera, unas botas de tacón chino y el estuche de maquillaje portátil. En ese momento, mi cara sonriente se convirtió en una expresión de horror, mientras que Allie y Rose sonreían con malicia y Edward era el que ahora reía.

Siete y cuarto, al fin habían terminado conmigo, y podíamos bajar a desayunar. Esme había preparado comida para un batallón y sonreí al pensar que Emmett acabaría con todo esto rápidamente.  Al terminar el desayuno, noté que las chicas tenían preparado un bolso para mí, me comunicaron que allí tenía todo lo necesario, luego Esme y Carlisle nos acompañaron hasta el garaje, donde estaban los autos de todos. Con las chicas nos subimos al Mercedes de Rose, mientras los chicos iban en el  Volvo de Edward.

Antes de salir, Carlisle se acercó a mí y me entregó una caja rectangular, la abrí confundida, mientras sentía las miradas de todos sobre mí, y me encontré con uno de los últimos modelos de celular. Quise devolvérselo, pero me dijo que lo necesitaría para comunicarme con los chicos si me quedaba en alguna clase sola y me perdía, que en el aparato ya estaban cargados todos los números que necesitaría, incluyendo el de su consultorio.

Sonreí y les agradecí a todos, mientras salíamos rumbo a mi primer día de clases.

El instituto no estaba muy lejos de la casa, más bien, ningún lugar estaba lejos de otro en el pequeño pueblo de Forks, pero eso no venía en cuenta en este momento. Llegamos en menos de diez minutos y no me sorprendió sentir todas las miradas sobre nosotros.

  • Primera razón, el Mercedes y el Volvo eran autos demasiado lujosos para este pueblo.
  • Segunda razón, mi familia era demasiado llamativa, sobre todo con nuestras ropas.
    Rosalie vestía un pantalón ajustado color beige con un cinto marrón. Una remera manga larga, cuello tortuga blanca, y encima un poncho de lana fina de un color marrón grisáceo. Calzaba unas botas sin taco, del mismo color que el abrigo.  Un bolso acorde con el vestuario,  unos lentes de sol, unas pulseras, un reloj y unas argollas, todo color dorado. Era elegante. Su pelo recogido en una cola alta y, de maquillaje, solo un sutil delineado en los ojos y un poco de brillo en los labios.

Alice, era un caso aparte. Ella llevaba un jean negro roto, una musculosa blanca y un sweater gris de manga larga, con escote abierto y que caía suelto hasta debajo de los muslos. Tenía unas botas negras de taco alto, con hebillas a lo largo. De accesorios llevaba unos aros negros en forma de ojos, una cadena larga con un dije de piedra marrón en forma triangular y una cartera negra grande. Su corto pelo, suelto y maquillada con un delineado negro, un rojo suave en los labios y mucha máscara para pestañas.

Emmett vestía un jean azul roto en las rodillas, unas zapatillas deportivas y la remera del equipo de fútbol del colegio, del que él era parte.

Jasper tenía unos pantalones de vestir marrón, una remera gris con una franja diagonal blanca y una chaqueta negra. Sus zapatillas eran más de vestir que deportivas. Seguro su atuendo tenía mucho que ver con que Alice era su novia y no lo dejaría usar cualquier cosa.

Edward lucía un jean celeste gastado, unos borsegos marrones, una remera blanca y una camisa del mismo color que el jean, con las mangas arremangadas y los primeros tres botones abiertos, dejando ver la remera. Se veía como un modelo.

¿Y yo? Bueno, yo había convencido a las chicas de ponerme algo cómodo, obviamente sin faltar al estilo. Llevaba un jean azul con algunos agujeros y desgastes,  unas botas sin taco grises, con un tierno moño al costado,  una remera sin cuello de mangas marrones y torso gris y una campera marrón de piel. De accesorios solo llevaba la cartera marrón, que las chicas me habían dado antes de salir, y una pulsera y un reloj, del mismo color. El pelo lo tenía recogido en un moño desprolijo, y se habían encargado de delinear bien mis ojos, para que el verde de las lentillas se incrementara. 

  • Tercera razón, yo era la novedad. Eddie me había contado que había escuchado cómo el rumor de que el doctor Cullen, como todos conocían a Carlisle, había ido al colegio a anotar a su nueva hija. Aunque ellos se habían encargado de decir que, aunque habían regresado hacia unos cuatro meses, yo recién había llegado hacia unas pocas semanas, por un problema con mi abuela paterna, que había estado enferma y era la única familia de sangre que me quedaba, por lo que recién ahora me podía integrar al colegio.

Los pasillos se quedaban en silencio mientras nosotros los recorríamos, todo lo que se escuchaba eran murmullos y de vez en cuando, se destacaba el apellido Cullen. Los chicos me acompañaron a la oficina del director para retirar mi horario y los papeles que cada profesor debía firmar para asegurarse de que había estado en todas mis clases. Me designaron un casillero, que “casualmente” estaba junto al de mis hermanos y dejé allí las cosas que no necesitaría para mi primera clase. Literatura.

                Mi primera clase y estaba sola. Aunque las chicas habían asegurado que tenían resuelto el tema de los horarios, no tuvieron en cuenta que la directora, Victoria Sutherland, no les tenía tanto afecto como ellas creían y no les hizo caso cuando le pidieron sus mismos horarios para mí. Me dirigí al salón que decía mi plano y, al entrar, vi que ya la mayoría de los alumnos estaban sentados y que solo había algunos pocos lugares vacíos. Me senté lo más atrás que pude, junto a una chica de cabellos marrones que me pareció agradable.

                ¿Cuándo aprenderé a no dejarme llevar por los prejuicios? Mi compañera de banco, que se presentó como Jessica Stanley,  era insoportable. No dejaba de hacerme preguntas sobre Edward, Emmett y Jasper. Y repetía una y otra vez, que era la capitana del equipo de porristas y que le “encantaría” tenerme en su equipo. Llegó un momento en que quise aplicarle la llave que el Mastodonte me había estado enseñando, pero guardé la calma, solo porque no quería llamar la atención.

                Tuve que aguantarme toda la hora su palabrería y no pude disfrutar de mi primera clase. Con cuidado saqué mi celular y le mandé un mensaje a Alice.

 “¿Tienes idea de cómo callar a Jessica Stanley? Bella.”

A los pocos segundos recibí su respuesta.

“Jaja, ¿Enserio ella es tu compañera? Pobrecita, te compadezco. La verdad es que todavía no lo descubro. La primera vez que estuve en Forks también fue mi compañera y, te juro, que de pequeña era peor. Allie” Fruncí el ceño ante su respuesta, ¡No veía la hora de salir de aquí!

                La campana sonó y creo que fui la primera en pasar la puerta. Saqué mi celular y le mandé un mensaje a la Pixie preguntándome qué clase tenía a continuación. Estaba tan absorta en mi celular, que no vi la puerta del casillero que tenía enfrente, chocándomela fuertemente con la cara, seguidamente, me encontré con un joven musculoso de ojos y pelo negro.

                -Oye ¿Estas bien?-Preguntó preocupado cerrando el casillero y agarrando mi cara con sus manos, haciéndome mirarlo a los ojos. Me dolía la frente y pude sentir un líquido correr por ésta. Al tocarlo vi en mis manos sangre, volví al chico y él ya estaba sacando de su mochila un pañuelo de papel.-Te llevaré a la enfermería.-Me dijo poniendo el pañuelo en el corte. Me llevó con cuidado, ya que estaba medio mareada y, al entrar comenzó a curarme él mismo, ya que la enfermera no estaba.-No entiendo bien cómo funciona esto, cada vez que vengo a la enfermería ella no está.-Bromeó él mientras colocaba agua oxigenada en la herida, sonreí aunque eso ardió mucho.

-Entonces, ¿Le haces de enfermero a cada chica que se choca contigo? ¿O haces que las chicas se choquen contigo para hacerles de enfermero?-Cuestioné alzando una ceja, aunque eso me hizo doler la herida de la frente.

                -No, eres la primera torpe que choca con mi casillero. El resto de las veces vengo por heridas en los partidos. Juego de defensa en el equipo y paso muy seguido por esta camilla.-Contestó riéndose de mi mueca de dolor. Siguió curándome y, cuando terminó, se levantó y extendió la mano hacia mí.-Creo que debo presentarme, me llamo Jacob, Jacob Black.-Hizo la típica presentación a lo James Bond, esa película que veía cuando era chica con mis padres, y comencé a reírme, hasta que él hizo una observación que me dejó estática.-Ríete lo que quieras, pero sigo esperando tu nombre.- No se me ocurrió otra cosa más que bromear.

                -Me llamo Bond, James Bond.-Respondí con una sonrisa.

                -Ja, ja, ja.-Rio sarcásticamente.-No enserio, lo mínimo que podrías hacer por el que te trajo a la enfermería es decirme tu nombre.- Señaló con una sonrisa orgullosa, que aparentaba ser seductora.

-Lo mínimo que puede hacer el que produjo que me golpeara, es traerme a la enfermería.-Le devolví quitándole la sonrisa.

-¡Oye! ¡Yo solo estaba sacando mis libros!-Exclamó con el ceño fruncido.

-Está bien, mi nombre es Anabella Hale, pero todos me dicen Bella.-Me presenté al mismo tiempo que sonaba el timbre. Me estaba yendo cuando él respondió.

-Yo te diré Any, si todos te dicen Bella, yo tendré un apodo mejor para ti.-Sonreí mientras lo miraba seriamente, una mezcla entre no me gusta, pero esta bueno y me fui, dirigiéndome a mi próxima clase, que era Matemáticas. Esto iba a estar feo.

Al sentarme en el único banco vacío, me fijé que Jacob venía detrás de mí.

-Bien Any, al parecer tenemos una clase juntos.-Dijo sentándose a mi lado. Creo que otra vez fui prejuiciosa, esta clase iba a ser buena. 

Capítulo 10: Volviendo a la normalidad Capítulo 12: Momentos incómodos.

 
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