Stripper Love(+18)( Edward's in the Air)

Autor: roxy_cullen
Género: + 18
Fecha Creación: 26/02/2010
Fecha Actualización: 17/05/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 57
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Capítulos: 16

Propiedad de  Edward's in the Air

Edward Cullen viaja a la ciudad de Las Vegas por la despedida de soltero de su amigo sin esperar encontrarse con una exótica bailarina que le hará ver la vida de una forma completamente distinta.

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Capítulo 10: Chapter 10


Edward

Cada segundo… cada minuto… cada hora que pasaba.

Mi vida entera se había centrado únicamente en una cosa, y esa era Bella. Ella y su anatomía entera: sus labios pulposos, su sonrisa, su cintura, sus pechos… todo era tan patético. Yo era un patético. Eso era lo que obtenía por aceptar irme a Las Vegas, por ponerle los cuernos a mi prometida. Jesús, pensar en Bella sustituyendo a Tanya me daba risa. No podía poner fin a una relación de tres años por una desnudista con la que me revolqué bastantes horas… no aún extrañando cada milímetro de su cuerpo.

Me concentraba únicamente en Tanya y la boda, pero inclusive eso fue perdiendo importancia. No habían pasado muchos días, pero sentía como si, al pasar uno, pasara un mes. El tiempo se me hacía tan largo sin ella… sin embargo, aún me reprendía por tratar de engañarme. Bella no sería la madre de mis hijos… Tanya sí. Ella sería la mujer con la que pasaría el resto de mi vida.

Pero no la olvidaba.

Esa aventura no abandonaba mi cabeza, y mierda, no podía hacer nada para evitarlo. Trataba de pasar más tiempo con Tanya, pero ni eso ni nada desviaba mis pensamientos. Incluso intentó ser sexy para mí y provocarme con un negligé muy cortito. Logró encenderme, pero todo pasó a la historia cuando el tacón se le dobló y terminó golpeándose la cabeza. Pasamos el resto de la noche viendo una película romántica… y eso era lo que hacíamos todo el tiempo. Hasta que lo ví.

Una noche fui a la tienda de videos para rentar aún más películas, y escogí unas cuantas mirando de soslayo la sección para adultos. Sin embargo, decidido a no recordar viejos incidentes, fui directamente a la caja para pagar por mis adquisiciones. 'Notting Hill', había dicho Tanya, y 'Love Actually'… y una en donde salía con Sandra Bullock. Así que iba a pasar toda la noche aguantando los suspiros de mi prometida al ver a Hugh Grant. Hice lo propio cuando el chico que atendía pasaba los códigos por la computadora.

—¿Disculpe? —preguntó el dependiente llamado Guy—. ¿Es casado?

—No, estoy comprometido solamente —dije bufando.

—Ah, eso temía —apuntó el chico guardando las películas en una bolsa—. ¿Su prometida lo obliga a ver este tipo de películas?

Asentí con la cabeza, tomando el cambio que ahora me daba.

—Bueno, en ese caso —dijo casi en un susurro—, tenga. No diga que yo se lo dí, pero… dese una escapadita, ¿eh?

Ahí fue cuando tuve en mis manos el panfleto de la Expo-Porno… leí en donde serían las audiciones y me presenté, diciéndole a Tanya que tenía una cirugía de emergencia. Miles de hombres ya estaban formados para ofrecerse, y me tocó esta en el último lugar. No me quejé, sin embargo, y ver a Bella resuelta a no mirarme me dio fortalezas para seguir ahí. Me rebajé a presentarme como actor porno, y de todas maneras, se negó a hablar conmigo.

No, no iba a pasar esto.

La tuve que seguir para que hablara conmigo. Se veía nerviosa, aterrorizada de verme, pero su cuerpo aún respondía a mi contacto, y me complací al ver cómo se iba derrumbando con sólo tocarla, con solo hablarle sucio y besar su piel. Hombre, apretarla a mí de nuevo fue algo que no cambiaría por nada: sus pechos, pezones, su centro e inclusive su boca me reconocieron…

Ella era mía, y nadie me la iba a quitar. No mientras siguiera con vida. No mientras pudiera entrar en ella y hacerla gritar como lo hice, o mientras su boca siguiera reclamando mis labios. Estar dentro, bombeándome suavemente, disfrutando su estrechez y su humedad embarrándose en mi vientre bajo al tomarla… su lengua temblorosa pero ávida, sus labios sabor a gloria.

Casi le caigo a golpes a ese engendro que se revolcó con mi prometida cuando entró, interrumpiéndolos. Bella estuvo a punto de venirse… interrumpió sus gritos exclamando mi nombre… arruinó toda la cosa entera.

Pero la seguiría, y la seguí. Hice acto de presencia en la Expo-Porno, mas verla de ese modo, restregándome en la cara que no le importaba, metiéndose con ese negro con el pene más grueso y enorme que hubiera visto en mi vida… me enfermó. Me enfermó aún más descubrir al actor porno de la tienda de DVD entre los ganadores. Pensar que esa cosa entraría en mi Bella… pero decidí que no la acosaría, porque si trataba de abordarla en su trabajo, podría usar sus armas y entonces acabaría muy mal. Esperé a que no haya tanta gente para acercarme…

Quiero morirme.

Descubrirla así, claramente borracha, bajo el cuerpo de ese hombre quien le estaba introduciendo los dedos mientras le besaba los pechos… me contuve, porque no quería perder el control. Esperé a que terminara, pero cuando lo hizo se giró y me vio, y sus ojos eran burlones mientras el tal Curtis le agarraba su culo. ¡Joder, quería matarlo! Salí rápidamente de ese lugar, viendo como los ocho entraban a la limosina y se marchaban. No quería ni imaginar las cosas que harían… solos.

Me apoyé de un poste cerca, jadeando por aire. Sentí rabia pura en mis venas, dirigiéndose a mi cerebro y haciéndolo explotar. Lentamente me incorporé, pero aún así me sentía mal… destrozado, humillado. Deseaba a esa mujer más de lo que podían imaginar, y la quería para mí. ¿Por qué no se daba cuenta? Me dio asco, en cierta parte. Mirarla en ese estado tan bajo, ver cómo en tan pocos días todo su respeto y dignidad se habían ido por el caño… ¿todo por qué? Por su nuevo trabajo, y por tener que acostarse con otros hombres mientras la filmaban.

Pateé enfurecido el bote de basura, y destrocé todo lo que estuvo a mi alrededor… Por ella, porque no me entendía. Porque no podía ver que mi necesidad sobrepasaba los límites establecidos y me impedían vivir una vida normal, tranquila. No quería ser atormentado por ella y sus jugosos senos en mi vida de casado. Tenía que encontrar una salida.

Manejé como desquiciado hasta mi casa. Estaba solitaria, sin Tanya ni sus regaños. Agradecí tenerla para mí sola porque me volví loco ahí dentro. La muñeca se me rompió al meterle un puñetazo a la pared, pero eso no me impidió atacar el espejo y hacerlo trizas. Rugí y grité como estúpido por horas enteras, hasta que la Policía tocó mi timbre muy entrada la madrugada. Me pidieron que guardara silencio si no quería ser llevado a la comisaría por disturbio a la comunidad, así que ahogué el resto de mis penas con un whiskey tras otro.

Patético.

La grabación del celular aún estaba allí, y yo, siendo el pendejo que era, lo puse de nuevo, tirado en la cama y con una botella de vino en la mano. Pasé toda la madrugada viéndolo, repitiéndolo una y otra vez. Cuando las luces del alba comenzaron a filtrarse por las cortinas, desvié los ojos de la pantalla para mirarme al espejo. Jodido como estaba, con los ojos enrojecidos, el cabello revuelto y las orejas y la nariz enrojecidas, me puse de pie.

—Ya estuvo bueno, Edward —me dije desconectando mi celular—. Olvídala…

Tomé el móvil y dudé antes de hacerlo, pero finalmente la realidad duele: ¿cuáles eran las probabilidades de volverla a ver? ¿En portadas de DVD, desnuda? ¿En páginas pornográficas? ¿En alguna otra convención porno? Ésos eran lugares que raramente visitaba, y dudaba mucho volver a hacerlo una vez casado. No, ya era hora de dar el siguiente paso. Pude tenerla dos veces, y con eso era suficiente. Me lamentaría mucho después, pero amaba a Tanya.

—A la joda, borrado.

Bueno, ya no había vuelta atrás. Ya no estaba. El único rastro de Bella/Honey era la increíble sensación que tuve al poseerla, y con eso me conformaba. Un lindo recuerdo, uno muy grato. Muy doloroso, también, pero es lo que es. Me duché rápidamente, tratando de no fijarme en las marcas que Bella me había dejado en la espalda y en el pecho. Al salir, me coloqué mis pijamas favoritos de seda y me lacé a la cama.

Ansiaba con toda el alma que Tanya regresara… Necesitaba mantener mi mente ocupada.

:-:-:

Dos meses después del regreso de Tanya—sonriente y decidida a empezar todo desde cero—, la casa entera se llenó de flores, regalos, muestras de tela, cocineros dándonos a probar las especialidades y enseñándonos modelos de pasteles… En resumen, mi casa se volvió en un desmadre.

—¡Hombre! —exclamó Emmett mirándome sorprendido—. Los esmóquines son lo tuyo.

La boda estaba a la vuelta de la esquina. Apenas y faltaban pocos días para el evento, por lo que los cinco estábamos en la sastrería arreglándonos los trajes. La modista me estaba metiendo el dobladillo del pantalón mientras su ayudante se ocupaba de las mangas, pero realmente me quedé sin palabras al verme en el espejo: me veía verdaderamente mejorado.

—Gracias, primo —dije sonriéndole—. Tomaré eso como un cumplido.

—Debes hacerlo, Eddie —se burló Jacob ajustándose el moño—. No recuerdo la última vez en que usé uno de éstos.

—Te sienta —dijo James—. A todos… incluso Jasper se ve decente. Sin ese sombrero horrible que siempre se pone…

—¡Ey, no te metas con mi—!

'Tonight you're mine, completely…'

—¿Es ésa… Amy Winehouse? —pregunté incrédulo.

—¿Will you still love me tomorrow? —apuntó Jacob.

—¿No es ésa la banda sonora de Bridget Jones?

—¡Cierren sus bocas! —dijo Jasper molesto, y desapareció detrás de las cortinas, con el móvil pegado a la oreja.

—Ese imbécil se ve cada vez más apendejado —dijo Jacob meneando la cabeza, mientras los demás nos reíamos del tono cursi que usaba en su móvil—. ¿Quién creen que sea, de todas maneras? ¿La que le llama?

—Tengo una teoría —dijo Emmett encogiéndose de hombros. Estaba bastante seguro que él sospechaba lo mismo que yo: Alice—, pero no quiero suponer estupideces. ¿Alguno sabe, a ciencia cierta, quién es?

Negué con la cabeza al igual que James, quien seguía dando órdenes a la modista porque el cuello del traje le quedaba mal. De todos, era el que menos sorprendía ser visto enfundado dentro de un esmoquin porque siempre asistía a eventos de etiqueta, donde era obligación utilizarlo. A Emmett ya lo habíamos visto usándolo el día de su boda, pero como nosotros usamos traje de corbata, no estábamos acostumbrados a vernos tan elegantes.

Después de diez minutos, Jasper regresó con las mejillas sonrosadas y con una sonrisa de estúpido en los labios.

—Eh, hola —dijo tontamente—. Ya regresé.

—Eso vemos —gruñó James al seguir batallando con la modista y el cuello—. ¿Qué te llevó tanto tiempo?

—Sí, dinos —corroboró Jacob.

—No, n-no es nada —tartamudeó Jasper, deshaciéndose del saco—. Bueno, yo ya estoy listo… ¿Quién se va conmigo?

—Yo —dijo Jacob, quitándose el traje—. Pero llévame al taller… dejé ahí mi Lobo.

Como James aún no estaba conforme con su ropa, se quedó conmigo y con Emmett. A este último tenían que hacerle más grande el saco porque su espalda era muy grande, pero aparte de eso, ya todo estaba listo. Cada día que pasaba me acercaba un paso más a ser un hombre casado… felizmente casado.

—Entonces, Edward —dijo Emmett una vez dentro de su Jeep—. ¿Qué harás para tu despedida de soltero?

—Pues algo tranquilo —dije tratando de no pensar en cosas que no debía—. Nada del otro mundo.

—¿Qué te parece si vamos a algún bar o algo? —sugirió James—. Digo, no creo que a Tanya le guste tener a cinco borrachos en su casa… incluido su prometido. Con gusto daría mi departamento pero está en remodelación.

—En eso tienes razón —dijo Emmett meditando—. ¿Te parece bien la idea, Edward? ¿Algún bar o club para celebrar tus últimos días de soltería? Digamos que… dentro de tres días?

Como la boda era dentro de cinco—y además en la tarde—creí que sería buena idea. Me daría oportunidad de pasar mi última noche de soltero con mi prometida, quien por cierto comenzaba a cambiar de opinión acerca del sexo y ya tenía una mente más abierta.

—Perfecto —dije finalmente. Emmett se detuvo en mi casa con un frenazo—. Pero con una condición…

—¿Cuál? —preguntaron al unísono.

Me reí antes de responder.

—Nada de strippers —y mis amigos rieron mirándome con reproche antes de perderse de vista.


BellaNo hay palabras para describir el desprecio que sentía hacia mí misma. La alegría—entre comillas—que sentía antes al realizar películas para adultos, pasaba a mejor vida mientras mi cuerpo entero se sucumbía ante el terror. Ni siquiera Alice podía imaginarse lo que sucedía dentro de mí, porque siempre fingía estar bien frente y fuera de cámaras. Me desnudaba, era sometida por cuanto actor mi guión dijera, fingía dos o tres poderosos orgasmos y listo… pan comido.

Necesitaba de él otra vez, mas yo misma sabía que eso era imposible. La boda estaba—de acuerdo con el recorte del periódico que Alec nos enseñó—, a pocos días de realizarse, y no había escuchado de Edward en muchos meses. A decir verdad, no esperaba que se apareciese de la nada… no tras verme tan borracha bajo el brazo de Curtis. Sabía—por sus ojos—que lo que vio le afectó de cierto modo… sin embargo, ¿cuánto más podría importarle una actriz porno? ¿Estaría dispuesto a dejar a su prometida Tanya—que era ciertamente hermosa—por mí? Sí, como no.

Me dolía en el alma, porque yo en realidad comencé a quererlo estúpidamente desde el momento en que puso sus ojos sobre mí, y supe que esa pequeña gota del sentimiento barato incrementaría su volumen conforme pasara el tiempo, y no me equivoqué. Necesitaba todo de él, aún sabiendo muy pocas cosas de su vida: su nombre, edad, oficio… y prometida.

Estaba mal. Estaba muy jodida, muy dentro del abismo. Lo único que quería era tener a mi lado a alguien que no supiera nada de nada, alguien puro e inocente… un alma inmaculada: mi hija Nessie. No podía recordar la última vez que la ví. Parecía tan distante y a la vez tan cerca cuando se la llevé a Lydia y a Charlie para que cuidaran de ella. Necesitaba escuchar su vocecita y, si era posible, ir a verla cuanto antes. Llamé a mi padre por teléfono una noche, esperando que no se haya dormido mi hija aún.

—¿Diga? —contestó Charlie.

—Hola, papá… Soy Bella.

—Hija, ¿cómo estás?

—Bien, bien —respondí suspirando—. Un poco cansada.

—Te oyes exhausta —dijo Charlie con voz preocupada—. ¿Qué tanto has hecho?

—Pues lo mismo de siempre, papá.

Charlie se quedó en silencio antes de hablar.

—¿Sigues de bailarina?

Mierda.

—Eh, no —respondí sinceramente. Al parecer, la verdad saldría a flote.

—¡Finalmente! —exclamó, escuchándose aliviado—. ¿Y qué es lo que hacer ahora, Bella?

—Actúo —dije simplemente—. Papá, no hagas preguntas que no quieres que responda.

—Así que… de vuelta a las andadas, ¿no? —dijo Charlie entendiendo al fin. Mi silencio fue la mejor respuesta a su pregunta—. Hija…

—Papá, basta. Tengo muchos problemas ahora.

—¿Qué tipo de problema podrías tener? —preguntó Charlie—. ¿Tienes alguna enfermedad?

—¡No, papá! ¡Sólo me acuesto con uno, por el amor de Dios!

—¡No metas a Dios en tus porquerías, Isabella! —exclamó enfadado Charlie—. ¡No sabes cuánta vergüenza tengo de ti!

—¿Dices que no estás orgulloso? —pregunté dolida—. ¡Trabajo y me mantengo por mi sola! Deberías estar contento.

—¿Contento de que a mi hija la graben mientras se revuelca con hombres? ¡Oh, estoy contentísimo!

—No, las enfermedades no son mi problema —dije haciéndome la sorda y dejando pasar el comentario hiriente—. Lo que me atormenta no se acerca para nada a alguna enfermedad…

Charlie resopló varias veces como queriendo continuar con la discusión. Se dio cuenta, sin embargo, que no lograría nada gritándome cosas que yo ya sabía.

—¿Y entonces? —preguntó finalmente—. ¿Qué te atormenta?

—Un hombre.

—¿Actúa con… ya sabes, contigo?

—No. A él lo conocí en Pure.

—¿Dónde? —preguntó Charlie confundido.

—El lugar donde bailaba.

—Ah… ¿Y qué pasa con él?

—Creo… creo que me gusta.

—Te gusta… ¿y? ¿No puedes contratarlo para alguna película?

—¡Papá! ¡Basta! —dije enfadada—. ¡Si vas a seguir criticándome, me voy de aquí!

—¡Lo siento! Pero no puedo pasar por alto tu 'trabajo', si podemos llamarlo así.

—¡No puedo contratarlo porque no es un actor! —dije perdiendo los pocos cabales que tenía—. ¡Se va a casar! ¡Se casa con otra y yo… y yo…!

Enterré mi cara en mis manos, temblando ligeramente al darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer: contarle a mi padre que me gustaba un chico con el que me había revolcado por muchas horas en una despedida de soltero, pero que ese chico estaba largamente atado a una mujer que no solamente era muchísimo más bella que yo, si no que era claramente amada por él.

—Caracoles —dijo Charlie después de un rato—, ¿te gusta en serio? Isabella, no puedes hacer nada… Ese hombre—

—Sé que se va a casar —dije. No había necesidad de escucharlo otra vez—. Pero simplemente no puedo dejar de—No, no puedo…

Charlie meditó unos segundos, claramente preocupado.

—Eh, sé que sonará estúpido, pero… hmm… ¿lo amas?

¡La pregunta del millón!

—S—N-No… Sinceramente, no lo sé —respondí finalmente. No sabía si lo amaba, pero la necesidad que sentía a diario incrementaba cada vez más. No había podido superarlo, y dudaba poder hacerlo. Estaba marcada de por vida, y en un rincón escondido muy dentro de mi corazón, la idea me encantaba—. Pero, bueno… no hablemos de eso. ¿Está despierta Ness? Quiero hablar con mi nene.

—Ah, eso —dijo Charlie serio—. Quiero hablarte de una cosa.

—¿Ajá? ¿De qué?

—Lo diré sin muchos rodeos… Ni Lydia ni tu madre creen que deberías seguir haciéndote cargo de Reneesme.

—¿Qué? —pregunté contrariada—. ¡No puedo creerlo! ¡La he cuidado perfectamente bien, y no tiene ningún problema de salud ni nada por el estilo! ¿Qué es lo que les pasa?

—Bueno, creen que no le hará bien a la niña estar rodeada de… de tu mundo, vaya.

—¡Mi mundo! —bufé—. ¡Cómo si fuera algo escandaloso! ¿Tú que opinas?

—A decir verdad, apoyo a ambas… a Reneé y a Lydia. Y de hecho —apuntó Charlie—, tu trabajo sí se puede considerar escandaloso.

—¡Es una estupi—!

—¡No, no lo es! —bramó. Tuve que alejar el auricular de mi oreja—. ¿Es que no lo ves, Bella? ¡Esa niña va a crecer de un momento a otro y conocerá a su madre como la actriz porno que se desnudaba frente a cientos de hombres para que puedan obtener una erección! —Charlie se escuchaba muy alterado, y para que él diga la palabra 'erección'… eso pasaba una vez al año—. ¡Creo que ni tú ni yo queremos eso para Nessie, y qué decir de lo que escuchará en la secundaria cuando sus amigos hablen de lo buena que está su madre!

—¡No haré películas para ese entonces! —me defendí. ¿Quién querría ver a una mujer de más de treinta años en una porno?—. Por favor, papá… Es mi hija.

—Y no has hablado con ella por… ¿Cuánto tiempo? ¿Tres meses?

—¡He estado ocupada!

—¿Teniendo relaciones con desconocidos? ¿Desnudándote frente a las cámaras? ¿Vas por lo menos al médico?

—Sí —dije en un susurro—. Voy mensualmente…

—¿Usan protección, al menos?

—N-No… La película se vende mejor si no se usan condones… pero tomo la píldora —dije tratando de suavizar el asunto—. Siempre.

—Bueno, eso es ciertamente un alivio —dijo sarcástico—. De todas maneras, Bella… no creo que Nessie esté bien contigo. Reneé meterá los papeles para la custodia, y sabes que ella y Phil desean a esa niña con toda el alma.

—¡Ni siquiera conoce a su propia nieta!

—Bueno, eso es ciertamente otro punto negativo para ti… ¿Qué te retuvo, durante todo este tiempo?

No contesté. Casi sentía temblar mis puños de tanta rabia y coraje que tenía dentro.

—Eso fue lo que creía —continuó Charlie—. No creo que puedas hacer mucho, hija. Simplemente no dejarán a esa niña en manos de una actriz… porno.

—¿Me estás discriminando? ¿Es eso?

—Realmente, piensa lo que quieras. Me tengo que ir. Los papeles de Servicios Infantiles te deberán llegar dentro de unos días. No habrá necesidad de ir a la Corte… creo que hay demasiados testigos para corroborar con tu madre. Nos vemos, hija.

—Pero papá—

Tut, tut, tut…

Me quedé durante algunos minutos con el auricular aún pegado a la oreja. No podía creer esto: me iban a quitar a mi único pedazo de cielo, a mi rayo de sol en momentos de oscuridad. Aceptaba no haber estado pendiente de ella, pero por Dios, eso no significaba no quererla. Amaba a mi hija, más que a mi propia vida, y ahora Reneé iba a tratar de quitármela porque no la quería cerca de personas como yo. Eso era inaceptable, y lucharía por ella… no me daría por vencido tan fácilmente.

Salí de mi habitación todavía temblando ligeramente. De la nada, Curtis apareció, envolviéndome en un gran abrazo. Había adquirido esa molesta manía de abrazarme y besarme más de lo debido, aún sabiendo que éramos pareja únicamente en la película… la cual había finalizado semanas atrás. Ni siquiera sabía porqué demonios seguía frecuentando mi casa.

—Nena —saludó Curtis al verme entrar. Rodé los ojos mentalmente—. ¿A dónde fuiste sin avisarme?

—A ningún lado —dije devolviéndole el beso más o menos cariñoso que me otorgaba—. Fui a despabilarme un poco, es todo.

—Cariño, estás muy tensa —dijo oprimiéndome el trapecio suavemente—. ¿Quieres que te lo quite al estilo 'Curtis'?

—No, gracias —respondí. El estilo Curtis era tener sexo hasta no dar más, cosa que no tenía muchas ganas que digamos—. ¿Podrías dejarme sola unos momentos, por favor?

Él accedió a regañadientes, entrando de nuevo a la casa. Me quedé sentada en una de las silletas acompañada únicamente por la noche y por mis Camel.

Mi mente divagó varias horas, tocando los temas usuales: Edward, Nessie, Edward, y Alice. Y Edward… pensé mucho en él. Pensé en la primera vez que lo ví y cómo estúpidamente lo rechacé sin darle una oportunidad. Creí que me hablaba únicamente porque me había reconocido, pero era evidente que no… no me conocía. Era un chico bueno, un hombre bueno, tierno, amable y salvaje al cual le llamé la atención.

Después, cuando me volvió a ver en la misma noche, cuando me sentí asediada por sus esmeraldas tintineantes ennegrecidas por la lujuria y su porte tenso, esa noche decidí que me iba a costar bastante trabajo quitármelo de la cabeza. Y seguí pensando lo mismo cuando sus dedos rozaron mis senos al depositarme el dinero, y seguí creyéndolo mucho más al tener nuestra sesión en el privado… Simplemente no había palabras para describir lo que sentí. Pura… energía… deseo puro y temblores. Al besarme, al tocarme, al tomar mi cuerpo a su antojo.

Y esa noche mágica que tuve a su lado, en la que me hizo suya completamente de las maneras más inimaginables que pudieran pensar. Podía ser brutal—cosa que amé hasta las entrañas—, podía ser apasionado, otorgándome las más deliciosas caricias con sus manos fuertes y exigentes, podía ser posesivo, impidiéndome mover un solo músculo… y podía ser tierno, tierno y cariñoso, donde sus dedos delineaban mi piel con una suavidad impensable.

Amé cada forma, a decir verdad. Me encantó toda la noche, y mis sospechas se hicieron realidad: no me iba a olvidar fácilmente de él. Habían pasado varios meses y mi necesidad no había disminuido ni un poco.

Aunque mi corazón lo extrañaba más que nunca, decidí que sería momento de… tan sólo ir con el viento. Se casaría, y tendrían hijos, y su mundo no era igual al mío. Sonreí al imaginarme caminando hacia al altar, ridículamente ataviada en esos vestido blancos que todas las novias usaban. Solté una pequeña carcajada al imaginar que Edward era el que me esperaba adelante, admirándome conforme me iba acercando a él.

Patrañas, nunca sucedería.

Terminé mi último cigarrillo con la amarga sensación del olvido, pero con ganas de continuar hasta donde la vida me lleve. Me puse de pie con la esperanza de que Curtis ya se hubiera acostado, ya que el reloj marcaba más de la medianoche. Al ver la luz de mi habitación encendida, supuse que aún no pensaba dormirse, por lo que fui con Alice para platicar un poco. Ella tenía problemas de insomnio al igual que yo, así que me sorprendió ver su luz apagada.

—¿Alice? —pregunté entrando despacio—. ¿Estás despierta?

Escuché a alguien maldecir en voz baja. Por la luz de la luna, pude divisar a mi amiga saliendo de entre sus mantas, con su móvil pegado a la oreja y el rostro asustado.

—¡Bella! —exclamó asustada—. ¡N-No te oí tocar!

—No lo hice… ¿con quién hablas, tan misteriosamente?

—E-Espera… cinco minutos.

Asentí y me senté en el borde de la cama, sirviéndome un poco del whiskey que había en el mini bar. Me lo preparé doble porque, mierda, mucho había pasado en mi vida durante estos últimos meses y, por mucho, el alcohol era mi mejor amigo cuando las cosas se ponían feas.

Alice finalmente terminó su llamada y me encaró notablemente ruborizada. Los ojos le brillaban, así que exigí saber el porqué de su actitud. Me confesó, tras mucho rodeo y palabrería, que había estado llamándose con Jasper en los meses pasados, y que se habían visto más de una vez. Nada de sexo, según ella, pero sí mucho beso y apapacho. Lo que más le alegraba e ilusionaba, era que, tras revelarle su reciente trabajo, a él pareció no importarle: al contrario. La abrazó más que nunca y le dijo que estaría con ella hasta el final.

—Maldita perra —dije en un susurro feliz—. ¡Es increíble! ¡Es… Oh, Alice! ¡Me alegro tanto!

—Sí… realmente lo quiero, Bells. Me hace sentir tan… especial.

—Puedo notar eso.

—Pero basta de mí —dijo Alice—. ¿Hablaste con Renesmeé? ¿O con Charlie? ¿Qué pasó?

Mi semblante cambió repentinamente al recordar la situación desagradable por la cual acababa de pasar. Alice pudo darse cuenta, ya que enseguida se incorporó y tomó mis manos con las suyas.

—Creo, querida Bella, que tú y yo necesitamos hablar.

—Sí, pero aquí no —dije recordando a Curtis y sus gónadas excesivamente ansiosas—. Vayamos a otro lado. A un bar, ¿te parece? Creo que lloraré menos en público que aquí encerrada contigo.

—Tú nunca lloras —me recordó mi amiga—. Pero bueno, entonces nos pondremos guapas e iremos a ello. Podremos decirle a Emily que nos alcance después… está con Joshua--- ya sabes.

—Sí; pero llamémosla cuando hayamos acabado de hablar de mi tema —dije tomándome el resto del whiskey—. Es bastante… desagradable.

Alice me sonrió y se dispuso a darse una ducha mientras yo hacía lo propio después de esquivar a Curtis. Sería una noche de chicas, sin preocupaciones ni hombres que nos entristezcan… a menos, claro—y eso era algo así como uno en cien millones—, que nos encontráramos con algún que otro demonio.


Hola Niñas, todas la que leen el Fic! Disculpas por no actualizar en viernes. Ha vido porblemas con LunaNuevaMeyer. Y no he podido ni actualizar ni leer!. Ultimo aviso al Fic le quedan 5 capitulos mas en epilogo!. Bexos a todas denmen sus votos y haganme saber que les parecio!

Capítulo 9: Chapter 9 Capítulo 11: Chapter 11

 
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