Stripper Love(+18)( Edward's in the Air)

Autor: roxy_cullen
Género: + 18
Fecha Creación: 26/02/2010
Fecha Actualización: 17/05/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 57
Visitas: 116804
Capítulos: 16

Propiedad de  Edward's in the Air

Edward Cullen viaja a la ciudad de Las Vegas por la despedida de soltero de su amigo sin esperar encontrarse con una exótica bailarina que le hará ver la vida de una forma completamente distinta.

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Capítulo 16: Chapter 16 Epilogo

 

Sé que no hay nadie mejor que tú.
Eres la que a mi vida le da sentido.

 

Edward

Encontré la casa vacía tras abrir la puerta, batallando con las maletas correspondientes al reciente viaje que había hecho. Tuve que pasar dos semanas en Chicago, lejos de mi hermosa Bella y mi adorada familia. Al menos valió la pena, ya que me promovieron a Jefe de Cirugía; deseaba tanto contárselo a todos, y aunque eso significaba que tendría que pasar menos tiempo con los demás, me alegraba el hecho de que por fin haya alcanzado otra meta más en mi vida.

Guardé las llaves en mi bolsillo y fui en busca de mi esposa. "¿Bella? ¿Estás ahí?"

Nada, no contestó nadie. Ni siquiera se escuchaban los gritos de Ness y de Carlie, ya de cuatro años y rebosante de energía. Comencé a caminar hacia el patio, admirando las nuevas fotografías que Bella había tomado durante mi ausencia; mientras lo hacía, el leve repicar de la música llegaba a mis oídos, y eso sólo significaba una cosa.

Bella estaba practicando. Estaba ensayando la rutina de la noche, y eso me entusiasmó… como no tienen idea.

Aceleré el paso; la música se hacía más evidente a cada zancada que daba – sí, así de entusiasmado estaba – y el pulso se me aceleró. El edificio de a lado tenía las luces tenues encendidas, y aún no había ningún vehículo aparcado, por lo que supuse nadie había llegado aún. La camioneta de Bella estaba aparcada, la sillita puesta en el asiento de en medio. Sin embargo, ninguno de los dos niños estaba a la vista.

Abrí la puerta lateral con disimulo. No le gustaba que la viera practicar, alegando que 'no quería que la siguiera viendo como lo que alguna vez fue'. Pero es que era inevitable no hacerlo, la música siguiendo sus movimientos en vez de imponerlos. Parecía nacida para esto, por más terrible que se escuchase; sus caderas moviéndose, sus piernas tensándose por los esfuerzos, su cabello cayéndole como una cascada, ondeándose al compás del baile.

No fue idea suya abrir ese negocio; Tanya y Esme le sugirieron que sería una buena idea, que podría hacerlo como un hobby. Podría abrir el pequeño gimnasio y buscar bailarinas para que la ayudaran con los turnos. Alice fue la primera en decir 'yo', seguida de Victoria y Ángela.

Bella estuvo reacia a inaugurarlo. «Nadie querría tomar clases con una ex actriz porno», decía cada vez que yo se lo recordaba; pero después de mucha insistencia – la mayoría por mi parte… quería que hiciera algo que se le facilitara y le gustara – aceptó intentarlo por un mes. A la primera semana, después de que el establecimiento se terminó, siete mujeres – Tanya, Rosalie y Emily entre ellas – se aparecieron, dispuestas a dar vueltas por los aires y solidificar sus músculos.

Con decir que hasta mi madre se presentó, pero alegó que no podía mantener el ritmo. No hay palabras que describan mi alivio cuando me informó que lo dejaba.

A la segunda semana, la cantidad de muchachas se duplicó, y así lo fue haciendo con cada día que pasaba, hasta que se tuvieron que abrir horarios y turnos, dando diferentes tipos de baile y ejercicios tonificadores – las clases iban desde danza árabe y stretching, hasta Kick Boxing y Tae Bo.

Pasé por el recibidor del gimnasio, lleno de fotografías de las muchachas con Bella, o con Alice, o con las dos, o con todas las 'maestras'. Ya podía escuchar más claramente la música del fondo, así que caminé más rápidamente, dispuesto a ver a mi esposa – ¿a poco eso no se escucha hermoso? – bailando sensualmente.

Abrí la puerta sin hacer ruido, pero de todos modos el ruido era tan ensordecedor que probablemente ni se hubiera dado cuenta de que me encontraba espiándola. Me apoyé en el barandal de la escalera, mirando hacia el salón con espejos y tubos de metal que iban desde el piso hasta el techo. Las luces de colores estaban apagadas, así como la bola disco y el aire acondicionado; únicamente, una lámpara amarillenta iluminaba tenuemente todo el lugar.

Busqué a Bella con la mirada y la encontré moviéndose delicadamente con los ojos cerrados, pasándose las manos por el cuello y el pecho, Beautiful, de Akon, acompañándola mientras se contoneaba con delicadeza. Sus manos llegaron hasta su estómago, alzando la delgada blusita que ya mostraba rastros pequeños de sudor en la espalda. Se tocó el abdomen, trazando líneas mientras movía en círculos sus caderas.

Deseé estar abajo y hacerle compañía, pero quería seguir viéndola hacer esas cosas con su cuerpo y sus piernas. Era la bomba.

Su minúsculo short de lycra dejaba al aire sus muslos, que se tensaban a cada movimiento y que estaban ya brillosos de las gotas de sudor que resbalaban por ellos. Flexionó las rodillas, y en esa posición hizo un movimiento con su trasero que me dejó la boca abierta. Su concentración era tal que incluso no se percató que su goma elástica que le sujetaba el cabello se iba aflojando cada vez que incrementaba el énfasis en los sensualísimos meneos.

En fin, el caso es que la cosa se estaba poniendo tan ardiente que incluso me regañé a mí mismo por la falta de autocontrol. Se me estaba yendo de las manos, y acabaría teniendo espasmos múltiples de un momento a otro.

Mis pensamientos se fueron al caño cuando Bella brincó, dejándose caer al piso con un ruido sordo. Se iba contoneando, arqueando la espalda, pasándose las manos por todo el cuerpo, siempre con los ojos cerrados y la boca entreabierta. Se apretaba los pechos, alzaba los brazos, giraba las piernas… un sinfín de movimientos que hacían que mi pantalón se pusiera cada vez más tenso.

Se incorporó del piso con un erótico paso en el que su trasero se asomó primero, para después ser seguido por el resto del cuerpo. Colocó una mano en uno de la infinidad de tubos que habían allí, deslizando sus caderas de un lado a otro, en la espera del final de la canción.

Y cuando 3, de su adorada Britney Spears, comenzó, me tuve que morder la lengua y apretar mi entrepierna… simplemente no podía pretender que, después de tres años de casados, todo era monótono en nuestra vida. No lo era, y están siendo testigos de ello. Bella estaba llena de sorpresas y acciones inesperadas que le daban la sazón diaria a nuestra relación.

Casi suelto un grito ahogado cuando se colocó de cabeza, su melena castaña liberándose finalmente de la goma elástica y cayendo a todo esplendor, oscilando violentamente cuando la cabeza de Bella giraba al cambiar de posición. Daba vueltas, pasaba las piernas de un lado a otro, con tanta facilidad que incluso llegué a pensar que esa estructura de metal era como otra extremidad suya.

Ya cuando se acercaba el final, se dejaba caer con suavidad, girando algunas veces y tocándose el cuerpo con su mano libre. Las ganas de ir a verla y besarla comenzaban a desesperarme, pero afortunadamente la canción terminó, y Bella dejó caer en el piso, apoyando sus manos en las rodillas mientras se secaba el sudor de la frente y recuperaba la respiración.

No pude contenerme, así que le empecé a aplaudir. "¡Bravo! ¡Bravísimo!" Bella se asustó, oprimiéndose el pecho con una mano, pero me sonrió cuando vio de quién se trataba. "Llegué hace media hora."

"Bienvenido a casa, cariño," dijo encaminándose hacia uno de las esquinas a agarrar su toalla. Se secó el rostro antes de mirarme otra vez. "Sólo practicaba… es para la clase de hoy. ¿Te gustó?"

Bajé las escaleras hasta llegar a su lado. Me miró de arriba abajo, estancando sus ojos en mi poderosa erección. "¿Tú qué crees, Bella?", le dije sonriendo maliciosamente.

Se rió con nerviosismo antes de responder. "Al parecer sí."

"Claro que me encantó, tontuela. Bailas hermoso." Le tomé el rostro colorado con las manos, examinándolo detenidamente antes de depositar un beso en sus pulposos labios. "Te extrañé."

Bella tomó aire después de que mi boca la liberó. "Yo más. No sabes lo difícil que ha sido criar a dos hijos sola por dos semanas."

"¿No vino Tanya?", inquirí intrigado. "Dijo que te ayudaría mientras yo no estaba."

"Sí, pero me dio tanta pena… está de vacaciones, Edward. No sería justo ni para ella ni para Alec."

Le sonreí antes de besarla otra vez. Sus labios estrujaron los míos con añoranza, dejándome muy en claro cuánto me extrañó durante todos estos días. Sentí mi cabello ser tironeado levemente; amaba cuando Bella hacía eso… era tan erótico. Y pronto el beso dejó de ser de 'bienvenida', porque se volvió más frenético y errático. Ronroneó levemente cuando mis manos le recorrieron la espalda, llegando hasta su trasero redondo y oprimiéndoselo con un poco de fuerza.

En un tronar de dedos, la tenía encerrada en la pared, con el enorme espejo frente a nosotros. "Mmm…¿Ylosniños?", pregunté con voz entrecortada. La pierna de Bella estaba enredada en mi cintura, volviendo mi cerebro gelatina.

"Con—Con Tanya— en el— parque." Comenzó a contonearse, rozando su centro con mi erección. "Estamos—solos."

Colé una mano por entre nuestros cuerpos, llegando hasta su entrepierna. Gemí al sentirla tan húmeda, tan caliente y lista para mí. Soltó un gritito cuando mis dedos se escurrieron por debajo de la prenda y alcanzaron sus bragas, las cuales fácilmente hice a un lado e introduje dos dedos en ella, oprimiéndole constantemente su hinchado y resbaladizo clítoris.

"Dios, Bella…"

Soltaba gemidos incontrolables, el volumen de éstos cada vez más fuerte conforme el ritmo iba aumentando. Me volvía loco verla morderse los labios, tragar saliva, dejar caer su cabeza mientras la tomaba. Sus uñas rasgaban mi cuello con dureza, pero era nada más un dulce dolor. Sentirla en mi poder, sudada, sacudiéndose, gimiendo como loca…

Pude sentir como sus paredes se volvían cada vez más estrechas. "P-Por favor… ¡entra, ahora!," me rogaba una y otra vez. "Edward… te lo ruego."

"¿Aquí?," pregunté con voz ronca.

Bella asintió. "¡Por favor!"

Bueno, a la joda. Le rompí la blusa, le bajé los shorts. Su cuerpo caliente y brillosos se retorcía bajo mis brazos, desesperada por tener de mí. Ella tenía todo de mí, siempre. De eso no había duda, y a veces parecía no saberlo. Se deshizo de mi cinturón y sólo me bajó los pantalones lo necesario como para sacar mi miembro rápidamente.

"Tranquila," le dije. Estaba a punto de volverme loco al verla tan necesitada, y ni siquiera había entrado en ella. "No me voy a ir."

"Más te vale," susurró. "Me abandonaste por mucho tiempo."

Le sonreí, depositando su cuerpo en el piso de madera. "Prometo no volver a hacerlo."

"Bien," concordó ella. "Ahora— calla y hazme tuya."

Tenerla dentro, después de dos semanas sin ella… fue como una dosis de éxtasis, o cocaína, o heroína, o alguna droga de esas estupefacientes. Me quedé ahí, recuperándome del impacto que sentí al tenerla tan apretadita alrededor de mí. Siempre tan estrecha, con ese nudo hirviente que necesitaba ser deshecho – y lo haría, a su debido tiempo. Bella me trajo de vuelta a la realidad con sus manos acariciando mi cabello.

"Sigue," me ordenó con suavidad. "Te necesito… todo el tiempo."

Empecé con movimientos lentos pero acompasados. Nuestros gemidos inundaban el salón de práctica, y muy pronto los espejos comenzaron a empañarse con el vaho que exhalábamos.

Sus besos, sus caricias, sus grititos de placer, sus movimientos… su cuerpo; Bella – junto con mis hijos – significaba el mundo para mí. Ella y toda su existencia, el suelo que pisara, el aire que respirara. Sus manías, sus costumbres, sus berrinches, su manera de amarme, sus cariños, sus suspiros… todo, todo lo que tocara, era oro para mí. Todo lo que mirara, era una obra de arte ante mis ojos.

Estaba con la mujer de mi vida… con la única mujer de mi vida.

Había decidido que si no pasaba el resto de mis días con ella, no los pasaría con nadie más. Porque Bella pronto se volvió – a mi parecer – la mejor madre del mundo. La más dulce, atenta y paciente esposa que les dedicaba los mismos cariños a todos por igual. Reneé se había dado cuenta de ello, y había pedido disculpas al igual que Charlie. Se dieron cuenta de que, juntos, éramos, si no perfectos, lo más parecido.

Bella se apretó a mí, hundiendo sus uñas en mi espalda mientras sus gemidos iban incrementando de intensidad y decibeles. El hueco de su cuello se hizo más profundo; arqueó la espalda, estrellando sus redondos senos contra mi desnudo pecho, rozando sus pezones erizados con mi piel. Quise ahogar sus gritos besándola, pero aún así, estalló en prolongados alaridos que inundaron, probablemente, toda la casa y cuadra.

La sensación de sus paredes estrechándose oprimió con fuerza a mi miembro; me obligó a reventar antes de tiempo, pero es que nada se le podía hacer. Si ella llegaba, yo también llegaba; no había de otra.

Descansé mi cabeza en su pecho, besándole la piel expuesta y saboreando el salado sabor de su sudor mientras Bella recuperaba el aliento. Sus manos volvieron a tamborilearse en mi cabello, estrujándolo conforme su ritmo cardiaco volvía a la normalidad.

"Extrañaba esto," dijo con voz ensoñada. "Me gusta tanto."

Solté una risita con la cara escondida en su cuello. "¿Sólo esto? ¿No extrañabas a tu esposo?"

"See, igual." Y me dio un golpe juguetón en la nuca. "Claro que sí, zonzo. Te amo."

"Yo más."

Nos quedamos tendidos en el piso unos minutos más. Bella parecía adormecerse a cada segundo, y yo no me quedaba atrás. El viaje me había cansado muchísimo – y aún así tuve fuerzas para hacerle el amor a mi esposa –: los ojos se me iban cerrando, arrullados por la respiración suave de Bella. Decidí despertarla. Su clase estaba a punto de empezar. "¿Querida? Ya son las veinte para las siete."

"¿Mm? Ah, sí…" Se incorporó con trabajos, mirándose al espejo. "Bueno, tendré que cambiarme. ¿Puedes recibir a las chicas mientras lo hago?"

"Claro," concordé con ella mientras recogía mis ropas. "¿Toma clases Tanya contigo hoy?"

"Sí… de hecho," se giró antes de subir las escaleras. "Es una de las mejores alumnas que he tenido."

Y es que Tanya cada día me impresionaba más… estar con Alec le había favorecido muchísimo.

"Aún no entiendo por qué no te gusta que te vea practicar," le recriminé, colocándome la camisa. "Ya no eres una desnudista… eres mía y te he visto desnuda incontables veces."

Bella me sonrió. "Bueno, finalmente no estuvo tan mal, ¿no? ¿Dices que te gustó?"

Le alcé una ceja, a lo que soltó una carcajada. "Dejaré que entres a mis ensayos, entonces. ¿Crees poder aguantarlos?"

"Si me vas a recompensar como hoy, yo creo que sí."

"¿Sabes? Paula – mi ex maquillador, allá en Pure – me consiguió el uniforme de enfermera, ¿recuerdas?" Su voz insolente y sus ojos brillantes eran señales claras de que sabía lo que estaba haciendo. "Podría… no sé— colocar uno de esos tubos ahí, en el cuarto."

Oh, sí… oh, sí. Por favor, hazlo.

Pero decidí no hacérsela fácil, porque me estaba tentando y odiaba ser tentado. "Mm, no sé. ¿No crees que ocuparía mucho espacio?"

La sonrisa de Bella desapareció rápidamente; no me pude contener una risotada. "Sabes que me encantaría que hicieras eso, Bella. Me encantaría."

"No juegues así conmigo, Edward. Me hieres el ego."

Le sonreí, mirándola con malicia. "Entonces, ¿qué me espera en la noche?"

"Un chequeo general, Sr. Cullen." Su voz era tan condenadamente sensual que me sentí endurecer otra vez. "No llegue tarde a su cita, por favor."

Y ante mi expresión adoradora, Bella se dio la media vuelta y desapareció, dejándome sólo con una incipiente erección que estuvo a punto de alcanzar su punto máximo si seguía hablando de ese modo. La imagen de Bella con ese trajecito ajustado, su gorrito blanco y tacones de aguja, con lencería de encaje… o sin lencería sobre ese cuerpo torneado suyo…

Dios…

Mis pensamientos sucios fueron interrumpidos por un barullo proveniente de arriba: las chicas ya estaban llegado, así que tuve que pensar en mi madre en una de estas clases para que mi erección disminuyera. Tras lanzar un suspiro de frustración, subí las escaleras para recibir a las muchachas, deseando únicamente una cosa:

Que fuera tarde, de noche, y que Bella se apareciera de entre las sombras, haciéndome sentir orgulloso de mi profesión.

Fin

 

Hola, bueno este es el ultimo capitulo de este Fic! y Quiero decirles ,Muchas Garcias por apoyar el Fic, con sus fantasticos comentarios y votos ; sobre todo por leer la magnifica historia de Ana!

Gracias a :Clau5, Carmen16, Reginacullen,Alecza,Vaxle, Ang,Pauli9117,Esme,Maly_Cullen,DaniiRojas,City, Natacullenswan,Dani2895,Alice Cullen de Blac,Anafrangb87,Gabii_cullen,Mterferrarig,Princcesaaa,Domiiculen,Alfycullen,Kellann, Jasscullen y Conix. Muchas gracias a todas por tomarse un pedazo de su tiempo y leer este Fic, muchas gracias de parte mia y de Ana.

Bye




Capítulo 15: Chapter 15

 
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