Stripper Love(+18)( Edward's in the Air)

Autor: roxy_cullen
Género: + 18
Fecha Creación: 26/02/2010
Fecha Actualización: 17/05/2010
Finalizado: SI
Votos: 35
Comentarios: 57
Visitas: 116807
Capítulos: 16

Propiedad de  Edward's in the Air

Edward Cullen viaja a la ciudad de Las Vegas por la despedida de soltero de su amigo sin esperar encontrarse con una exótica bailarina que le hará ver la vida de una forma completamente distinta.

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Capítulo 4: Chapter 4


Bella

 

Nadie me dijo que le tendría que hacer un privado a Ojos Verdes.

¡¿Qué coño se supone que debería de hacer?!

Baila, Isabella. Baila y haz que se le pare. Y es entonces cuando te vuelves a subir en el tubo y te largas.

"Hola, desconocida," dijo él con esa sonrisa torcida que tanto me excitaba.

"Nada más estaré veinte minutos para ti, precioso," dije ronroneándole mientras me doblaba y le mostraba mi bien trabajado trasero "Aprovéchalo."

El suspiró. "No lo puedo aprovechar tanto como yo quiero."

Casi se me dobla el tacón.

"¿A qué te refieres?" le pregunté suavemente mientras me incorporaba y daba vueltas en el tubo. "¿No tú fuiste el que me pidió?"

"No," contestó él. Okay, eso fue un golpe bajo. "Mis amigos me lo pidieron."

"¿Y no estás conforme?" comencé a frotarme las piernas con las yemas de los dedos, divertida al ver que él los seguía con la mirada.

"No, nada conforme. ¿Cómo te llamas?"

¿Uh?

"Honey," respondí seductoramente apretándome los senos.

"¿Cómo te llamas?" volvió a preguntar.

"Honey, o Hun, como prefieras," y le dediqué una de mis mejores sonrisas.

"¡¿Có-mo-te-lla-mas?!" exclamó él ya enojado.

"No te importa."

"Yo me llamo Edward," dijo él suavemente. ¿Edward? Vaya, qué nombre más sexy. Le queda. "¿Tú?"

"Oye, amigo," dije ya exasperada y poniéndome de pie. "Tus amigos pagaron casi mil dólares para que tengas un privado de veinte minutos conmigo, y ya llevas diez preguntando mi nombre, así que ¿quieres que me desnude o no?"

Edward me miró con su sonrisa torcida por unos segundos y meneó su cabeza, suspirando.

"Es que no quiero que te desnudes," dijo él simplemente. "Quiero besarte."

¿Qué demonios?

"¿Sí te das cuenta de que soy una desnudista?" pregunté incrédula.

"Sí, me doy cuenta," dijo Edward sonriendo.

"¿Y sí sabes que eso está prohibido? ¿Besar y fornicar con las bailarinas?"

"¿Quieres tú besarme?" preguntó él serio.

¡¡La pregunta!!

"Sí," admití. El no pareció desconcertarse.

"¿Quieres tú fornicar conmigo?" volvió a preguntar. Sentí un nudo en la parte baja de mi estómago que hizo que mis piernas se tambalearan.

¡Y todavía tiene el descaro de preguntarlo!

"Sí."

"¿Y qué te lo impide?"

"Mike Newton, y la cámara de vigilancia que él tiene."

Continuó mirándome por unos momentos más y se quitó el saco. Me deleité al ver su pecho masculino y sus brazos bien marcados a través de la camisa. No podía dejar pasar esta oportunidad… lo probaría, y si valía la pena, haré que me folla como nunca en mi vida.

"Espera un momento, Edward," dije dirigiéndome hacia la puerta. Dí tres golpecitos y Mike Newton me abrió.

"¿Qué sucede, Be – digo, Honey?"

"Mikey," dije acariciando su pecho con ahínco. Él se sorprendió pero no se quejó. "¿Podrías por favor…" bajé mi mano y ahora le frotaba su barriga. "darme la cámara de seguridad que tienes ahí…?"

"Ho – Honey, sabes que… que no pue – ¡ah!" no podía encontrar las palabras por que ahora le frotaba la parte interna de sus piernas. "No p-puedo."

"Por favor," dije haciendo un puchero irresistible y apretando su ya duro miembro. "¿Sí?"

"¿Y qué recibo yo a cambio?" preguntó. Maldito culo astuto.

Lo medité unos instantes. "Dejaré que me veas masturbarme en la forma que tú quieras."

"Hecho," y me entregó el dispositivo, radiante y con el pene parado.

Cerré la puerta detrás de la espalda de Newton y lancé el dispositivo muy lejos. Me encaramé en la tarima y abrí mis piernas, sonriéndole.

"Bueno… ¿dónde está mi beso?"

Edward me volvió a regalar otra de sus sonrisas torcidas antes de levantarse y caminar hacia mí. Colocó sus manos sobre mis piernas y las fue acariciando lentamente, haciéndome cerrar los ojos y dejar salir un suspiro. Sus manos subieron hasta mi trasero, y me sobresalté al sentir su boca en mi lóbulo. Se me escapó un gritito.

"¿B?" preguntó él extrañado mirándome la parte de atrás de la oreja. "¿B de qué?"

Mierda, había visto mi tatuaje.

"No hagas preguntas, Edward."

"Como digas," y lamió el área del tatuaje, bajando hasta mi cuello y succionando la piel de mi clavícula. Posó sus manos en mi espalda y me apretó hacia él con fuerza, mordisqueándome los hombros y el cuello.

De pronto, se detuvo. Gruñí enfurruñada.

"Sigue," le ordené.

Apenas y supe lo que estaba pasando. Su boca me atacó con fiereza, adentrando su lengua y moviéndola salvajemente. No me podía mover. Mis manos se posaron sobre su cabello y lo apreté al sentir sus grandes manos colocarse en mi trasero otra vez. Enredé mis piernas en su cintura y me levantó, guiándome hacia el sillón y cayendo encima de mí sin despegar nuestras bocas y con las lenguas aún enredadas. Hizo presión en mí y…

"¡Ah!" grité.

¡Santísima mierda! Por lo que sentí, el pedazo de carne que se mandaba ahí debajo era enorme. Estaba más que húmeda y él aprovechó mi debilidad para apretarme los senos, cosa que permití ya que no me podía negar. Siguió besándome, oprimiéndome el pecho y tentando mi entrada al mismo tiempo, impidiéndome hacer otra cosa que gemir y abrirme aún más. Sus manos dejaron mis tetas y con un ávido movimiento, hizo a un lado mi tanga e insertó un dedo mientras su pulgar jugueteaba con mi hinchado clítoris. Me mordió el labio inferior e insertó otro dedo, metiéndolos y sacándolos haciéndome gritar.

"¡E – Ed…!" comencé a jadear. Era exactamente como me lo imaginaba, solamente que en vez de su vara me estaba complaciendo con esos largos dedos suyos. Sentí sus dientes morder mi hombro. "¡Oh, por dios!"

Me bajó el sostén liberando mis senos y los miró con lascivia sin dejar de bombearme, y antes de inclinarse para mordisquear mis pezones, insertó un tercer dedo y mi mundo se derrumbó.

"¡Mierrrrda!" grité. Suerte que las paredes eran a prueba de sonido.

"¿Quieres más?" preguntó él jadeando.

"¡Sí!" grité extasiada al sentir sus tres dedos trabajar en mi interior. "¡Quiero todo!"

Lamió mis duros pezones una y otra vez, succionándolos de vez en cuando y pasando sus dientes entre ellos. Apretó mis caderas de tal manera que la fricción que sentía por sus dedos se hizo más intensa y por lo mismo, insoportable. Grité como un becerro aferrándome a su cuello, incapaz de resistir un momento más. Con la poca conciencia que me quedaba, dirigí mis manos hacia sus pantalones, se los bajé parcialmente revelando ese trozo que tanto deseaba sentir dentro de mí cubierto bajo la fina tela de lycra de su bóxer y –

"¡SE ACABO EL TIEMPO!" gritó Mike desde el otro lado de la puerta.

¡Me lleva el carajo!

Salté como un cohete hasta la tarima, colocándome bien el sostén y la tanga. Él estaba sentado con los pantalones a medio bajar, jadeando, con una potente erección, y una mirada que decía claramente: 'quiero follarte de verdad cuanto antes'.

"Bueno," dije con la respiración entrecortada. "se acabó el tiempo."

"Sí," dijo él sonriéndome con malicia. "Eso oí."

"Nos vemos, Edward," dije sonriéndole.

Él chupó los tres dedos que había insertado en mí, uno por uno, lentamente.

"Nos vemos, B."

Subí rápidamente en busca de mi vibrador. No se iba a comparar con lo que acaba de sentir, pero necesitaba descargar el orgasmo atorado que tenía adentro. Me dirigí corriendo hacia el baño, llenando la tina y dejando caer el agua sobre mi sensible clítoris, adentrando el vibrador y encendiéndolo.

El baño se llenó de gritos. Mis gritos, llamando a Edward. Y cuando llegué al clímax, lo hice exclamando su nombre. Sentí los líquidos dispararse y entré en un estado inmóvil, dejando que el agua me chorreara por el cuerpo y demasiado débil como para levantarme. Unos golpecitos en la puerta me levantaron de mi ensimismamiento.

"¿Bella?" llamó Alice. "¿Puedo pasar?"

"Adelante…"

Alice se acercó a la bañera y antes de colocar un pie dentro, soltó un gritito.

"¡Bella! ¿Qué le ha pasado a tu cuerpo?"

Me observé por primera vez: en mi clavícula tenía varios chupetones, al igual que en mi cuello y quijada. En mi hombro tenía la mordida que me había dado Edward, pero sólo se veían unas ligeras marcas de sus dientes. Las piernas las tenía magulladas y mi boca y pezones estaban enrojecidos.

"Oh," dije sonriendo en mi interior. "Verás, yo –"

"¡¿Te acostaste con el que me dijiste?!" gritó Alice emocionada.

"Mas o menos," dije, y le relaté toda la historia.

"Oh, Bella, igual yo tuve lo mío con el chico ése, ¿recuerdas?" yo asentí. "Se llama Jasper y quiso saber mi nombre… pero no se lo dí."

"Pero aún me tengo que masturbar en frente de Mike," suspiré desganada.

"Yo te ayudo, si quieres," se ofreció Alice entusiasmada.

"No, Ali, no quiero que te rebajes a desnudarte frente a él," dije enfadada.

"Bella, nos ve desnudas todos los días…"

Aún así, me negué totalmente a que mi Alice se denigrara frente a esa asquerosidad. Al menos me tendría que masturbar nada más y no coger con él. Salí de la ducha secándome el cabello y recordando a Edward más de lo que hubiera pensado conveniente. ¡Me hizo gritar! ¡Y sólo con sus dedos! Imagínense cuando tenga su miembro adentro, o cuando su boca me succione mi clítoris. De sólo pensar en eso, me humedecía otra vez.

"Beeeeeeellie," llamó una voz melosa que distinguí como la de Mike. "Creo que tenemos un acuerdo."

"¡Mierda!" susurré escondiéndome detrás de la bañera. "Alice, Alice, por favor… inventa algo; no quiero autocomplacerme delante de ese cerdo."

"¡Bella está un poco enferma en estos momentos, Mikey!" exclamó Alice llenando un traste de plástico con agua de la tina. "¡No creo que se encuentre muy bien para satisfacerte!"

"¡Oh, vamos! ¡Ella lo prometió!"

"Bella, haz como si tuvieras arcadas," me apuró mi amiga en un susurro mientras vigilaba la puerta. La obedecí y vertió el agua en el inodoro. "¿La oyes, Mike? ¡Créeme que lamenta mucho no poder entretenerte, pero al parecer algo la puso mal!"

"Mm, bien," se resignó el puerco. "Pero para la próxima espero que cumpla su promesa, o la delataré con Carlisle."

Escuchamos sus pisadas alejándose del baño y ambas respiramos aliviadas. Me salí de mi escondite y me miré en el espejo, analizando mi rostro enrojecido. Ese bastardo de Edward… lo quería para mí, y lo tendría, de un modo u otro.

"Bella, quiero acostarme con Jasper," confesó Alice sentada en el piso, con el rostro visiblemente cansado y como si tuviera el síndrome de las bolas azules… que en este caso sería clítoris azul… pero bueno, yo misma tenía ese problema. "Y lo quiero hacer de verdad."

"Te entiendo," dije uniéndomele y sentándome a su lado. "Quiero hacer lo mismo con Edward…"

"Podríamos arreglar algo sin que Carlisle se entere… ¿hablar con ellos, quizá?"

"No," dije exprimiendo mi cerebro y tratando de recordar hasta el más mínimo detalle del privado con Edward. "Edward me dijo que había venido con unos amigos… tal vez podríamos organizarnos con ellos."

"¡Oh, el grandote! Estaba con Jasper viéndonos bailar… y hay otro… uno moreno…"

"Y está el que babeaba por Victoria…"

"¿Y qué estamos esperando? ¡Vayamos a alcanzarlos ahora!"

"Sí… vayamos."

Me iba a enredar con ese Dios Sexual… costara lo que costara.


Hola Chic@s , espero que les halla gustado el capitulo. Gracias por su apoyo y creen que deberian dejar ¿Comentarios?

 

 

Capítulo 3: Chapter 3 Capítulo 5: Chapter 5

 
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