Sombras De Amor y Pasión (+18)

Autor: bechi
Género: + 18
Fecha Creación: 31/01/2013
Fecha Actualización: 11/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 23
Comentarios: 46
Visitas: 25687
Capítulos: 19

advertencia:contenido altamente sexual explicito 

 

 

Cuando sientes la oscuridad en tu vida, sin remedio a ver luz alguna.. Tienes que aprender a vivir en esa oscuridad que tú mismo tomaste como vida… Pero nada es para siempre, todo puede cambiar tarde o temprano, Y sabrás que la vida te tiene algo muy bueno para ti…

 

 

 

 

hola soy bechi y les traigo mi primer fic asu juicio esperando les guste y no sean tan duras pues es el primero... espero sus votos y comentarios para ver si lo estoy haciendo bien... este fic es basado en la trilogia de "50 sombras de grey" pero interpretado por Edward y Bella.... Besos desde el Salvador su Querida Amiga PERVERTIDA...

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 5: capitulo 5.....

El corazón me late muy deprisa. El ascensor llega a la planta baja y salgo en cuanto se abren las puertas. Doy un traspié, pero por suerte no me doy de bruces contra el inmaculado suelo de piedra. Corro hacia las grandes puertas de vidrio y por fin salgo al tonificante, limpio y húmedo aire de Seattle. Levanto la cara y agradezco la lluvia, que me refresca. Cierro los ojos y respiro hondo, dejo que el aire me purifique e intento recuperar la poca serenidad que me queda.

 

Ningún hombre me había impactado como Edward Grey, y no entiendo por qué. ¿Porque es guapo? ¿Educado? ¿Rico? ¿Poderoso? No entiendo mi reacción irracional. Suspiro profundamente aliviada. ¿De qué diablos va esta historia? Me apoyo en una columna de acero del edificio y hago un gran esfuerzo por tranquilizarme y ordenar mis pensamientos. Muevo ligeramente la cabeza. ¿Qué ha pasado? Mi corazón recupera su ritmo habitual y puedo volver a respirar normalmente. Me dirijo al coche.

Dejo atrás la ciudad repasando mentalmente la entrevista y empiezo a sentirme idiota y avergonzada. Seguro que estoy reaccionando desproporcionadamente a algo que solo existe en mi cabeza. De acuerdo, es muy atractivo, seguro de sí mismo, dominante y se siente cómodo consigo mismo, pero por otra parte es arrogante y, por impecables que sean sus modales, es dictador y frío. Bueno, a primera vista. Un involuntario escalofrío me recorre la espina dorsal. Puede ser arrogante, pero tiene derecho a serlo, porque ha conseguido grandes cosas y es todavía muy joven. No soporta a los imbéciles, pero ¿por qué iba a hacerlo? Vuelvo a enfadarme al pensar que Kate no me proporcionó una breve biografía.

 

Mientras recorro la interestatal 5, mi mente sigue divagando. Me deja de verdad perpleja que haya gente tan empeñada en triunfar. Algunas respuestas suyas han sido muy crípticas, como si tuviera una agenda oculta. Y las preguntas de Kate… ¡Uf! La adopción y que si era gay… Se me ponen los pelos de punta. No me puedo creer que le haya preguntado algo así. ¡Tierra, trágame! De ahora en adelante, cada vez que recuerde esta pregunta me moriré de vergüenza. ¡Maldita sea Katherine Kavanagh!.

 

Echo un vistazo al indicador de velocidad. Conduzco con más precaución de la habitual, y sé que es porque tengo en mente esos penetrantes ojos grises que me miran y una voz seria que me dice que conduzca con cuidado. Muevo la cabeza y me doy cuenta de que Grey parece tener el doble de edad de la que tiene.

 

Olvídalo, Bella, me regaño a mí misma. Llego a la conclusión de que, en el fondo, ha sido una experiencia muy interesante, pero que no debería darle más vueltas. Déjalo correr. No tengo que volver a verlo. La idea me reconforta. Enciendo la radio, subo el volumen, me reclino hacia atrás y escucho el ritmo del rock indie mientras piso el acelerador. Al surcar la interestatal 5 me doy cuenta de que puedo conducir todo lo deprisa que quiera.

 

Vivimos en una pequeña comunidad de casas pareadas cerca del campus de la Universidad Estatal de Washington, en Vancouver. Tengo suerte. Los padres de Kate le compraron la casa, así que pago una miseria de alquiler. Llevamos cuatro años viviendo aquí. Aparco el coche sabiendo que Kate va a querer que se lo cuente todo con pelos y señales, y es obstinada. Bueno, al menos tiene la grabadora. Espero no tener que añadir mucho más a lo dicho en la entrevista.

 

—¡Bella! Ya estás aquí.

 

Kate está sentada en el salón, rodeada de libros. Es evidente que ha estado estudiando para los exámenes finales, aunque todavía lleva puesto el pijama rosa de franela de conejitos, el que reserva para cuando ha roto con un novio, para todo tipo de enfermedades y para cuando está deprimida en general. Se levanta de un salto y corre a abrazarme.

 

—Empezaba a preocuparme. Pensaba que volverías antes.

 

—Pues yo creo que es pronto teniendo en cuenta que la entrevista se ha alargado… Le doy la grabadora.

 

—Bella, muchísimas gracias. Te debo una, lo sé. ¿Cómo ha ido? ¿Cómo es? Oh, no, ya estamos con la santa inquisidora Katherine Kavanagh

 

Me cuesta contestarle. ¿Qué puedo decir?

 

—Me alegro de que haya acabado y de no tener que volver a verlo. Ha estado bastante intimidante, la verdad. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso… y joven. Muy joven.

 

Kate me mira con expresión cándida. Frunzo el ceño.

 

—No te hagas la inocente. ¿Por qué no me pasaste una biografía? Me ha hecho sentir como una idiota por no tener idea de nada.

 

Kate se lleva una mano a la boca.

 

—Vaya, Bella, lo siento… No lo pensé. Resoplo.

 

—En general ha sido amable, formal y un poco estirado, como un viejo precoz. No habla como un tipo de veintitantos años. Por cierto, ¿cuántos años tiene?

 

—Veintisiete. Bella, lo siento. Tendría que haberte contado un poco, pero estaba muy nerviosa. Bueno, me llevo la grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.

 

—Parece que estás mejor. ¿Te has tomado la sopa? —le pregunto para cambiar de tema.

 

—Sí, y estaba riquísima, como siempre. Me encuentro mucho mejor. Me sonríe agradecida. Miro el reloj. —Salgo pitando. Creo que llego a mi turno en Clayton’s.

 

—Bella, estarás agotada.

 

—Estoy bien. Nos vemos luego

 

Trabajo en Clayton’s desde que empecé en la universidad, hace cuatro años. Como es la ferretería más grande de la zona de Portland, he llegado a saber bastante sobre los artículos que vendemos, aunque, paradójicamente, soy un desastre para el bricolaje. Esto se lo dejo a mi padre.

 

Me alegra llegar a tiempo, porque así tendré algo en lo que pensar que no sea Edward Grey. Tenemos mucho trabajo. Como acaba de empezar la temporada de verano, todo el mundo anda redecorando su casa. La señora Clearwater parece aliviada al verme.

 

—¡Bella! Pensaba que hoy no vendrías.

 

—La cita ha durado menos de lo que pensaba. Puedo hacer un par de horas.

 

—Me alegro mucho de verte. Me manda al almacén a reponer estanterías, y no tardo en centrarme en mi trabajo.

 

Más tarde, cuando vuelvo a casa, Katherine lleva puestos unos auriculares y trabaja en su portátil. Todavía tiene la nariz roja, pero está metida de lleno en su artículo, muy concentrada y tecleando frenéticamente. Yo estoy agotada, rendida por el largo viaje en coche, por la dura entrevista y por no haber parado de aquí para allá en Clayton’s. Me dejo caer en el sofá pensando en el trabajo de la facultad que tengo que terminar y en que no he podido estudiar nada porque estaba con… él.

 

—Lo que me has traído está genial,Bella. Lo has hecho muy bien. No puedo creerme que no aceptaras su oferta de enseñarte el edificio. Está claro que quería pasar más rato contigo.

 

Me lanza una fugaz mirada burlona.

 

Me ruborizo e inexplicablemente mis pulsaciones se aceleran. Seguro que no era por eso. Solo quería mostrarme el edificio para que viera que era el amo y señor de todo aquello. Soy consciente de que estoy mordiéndome el labio y confío en que Kate no se dé cuenta, pero mi amiga parece estar concentrada en la transcripción.

 

—Ya entiendo lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —me pregunta.

 

—Mmm… No.

 

—No pasa nada. Con lo que hay me basta para un buen artículo. Lástima que no tengamos fotos propias. El hijo de puta está bueno, ¿no? Me ruborizo. —Supongo. Intento dar a entender que me da igual, y creo que lo consigo.

 

—Vamos, Bella... Ni siquiera tú puedes ser inmune a su atractivo. Me mira y alza una ceja perfecta. ¡Mierda! Siento que me arden las mejillas, así que la distraigo haciéndole la tonta, que siempre funciona.

 

—Seguramente tú le habrías sacado mucho más.

 

—Lo dudo, Bella. Vamos… casi te ha ofrecido trabajo. Teniendo en cuenta que te lo endosé en el último minuto, lo has hecho muy bien. Me mira interrogante. Me retiro corriendo a la cocina.

 

—Dime, ¿qué te ha parecido? Maldita sea, no para de preguntar. ¿Por qué no lo deja de una vez? Piensa algo, rápido.

 

Es muy tenaz, controlador y arrogante… Da miedo, pero es muy carismático. Entiendo que pueda fascinar —le digo sinceramente con la esperanza de que se calle de una vez por todas.

 

—¿Tú, fascinada por un hombre? Qué novedad —me dice riéndose. Como estoy preparándome un bocadillo, no puede verme la cara.

 

—¿Por qué querías saber si era gay? Por cierto, ha sido la pregunta más incómoda. Casi me muero de vergüenza, y a él le ha molestado que se lo preguntara. Frunzo el ceño al recordarlo.

 

—Cuando aparece en la prensa, siempre va solo.

 

—Ha sido muy incómodo. Todo ha sido incómodo. Me alegro de no tener que volver a verlo.

 

—Venga, Bella, no puede haber ido tan mal. Creo que le has caído muy bien. ¿Que le he caído bien? Kate alucina.

 

—¿Quieres un bocadillo?

 

—Sí, por favor.

 

 

 

bueno aqui les dejo este otro capitulo....

ustedes que creen que ellos se vuelvan a encontrar???...

quiza si pueda en la noche pueda actualizar... si no mañana nos vemos nenas...

besos...

 

Capítulo 4: capitulo 4...... Capítulo 6: capitulo 6......

 
14445882 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios