Sombras De Amor y Pasión (+18)

Autor: bechi
Género: + 18
Fecha Creación: 31/01/2013
Fecha Actualización: 11/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 23
Comentarios: 46
Visitas: 25683
Capítulos: 19

advertencia:contenido altamente sexual explicito 

 

 

Cuando sientes la oscuridad en tu vida, sin remedio a ver luz alguna.. Tienes que aprender a vivir en esa oscuridad que tú mismo tomaste como vida… Pero nada es para siempre, todo puede cambiar tarde o temprano, Y sabrás que la vida te tiene algo muy bueno para ti…

 

 

 

 

hola soy bechi y les traigo mi primer fic asu juicio esperando les guste y no sean tan duras pues es el primero... espero sus votos y comentarios para ver si lo estoy haciendo bien... este fic es basado en la trilogia de "50 sombras de grey" pero interpretado por Edward y Bella.... Besos desde el Salvador su Querida Amiga PERVERTIDA...

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 12: capitulo 12...

¿Qué? ¿A qué viene esto? Se supone que soy yo la que debería decidirlo. Frunzo el ceño y muevo la cabeza en señal de negación.

 

—Respira, Isabella, respira. Voy a ayudarte a ponerte en pie —me dice en voz baja. Y me aparta suavemente. Me ha subido la adrenalina por todo el cuerpo, por el ciclista que casi me atropella o por la embriagador beso  de Edward, y me siento paralizada y débil. ¡NO!, grita mi mente mientras se aparta dejándome desamparada. Apoya las manos en mis hombros, a cierta distancia, y observa atentamente mi reacción. Y lo único que puedo pensar es  en ese beso, .

 

No me desea. La verdad es que no me desea. He fastidiado soberanamente la cita.

 

—Quiero decirte una cosa —le digo tras recuperar la voz—: Gracias —musito hundida en la humillación. ¿Cómo he podido malinterpretar hasta tal punto la situación entre nosotros? Tengo que apartarme de él.

 

—¿Por qué? Frunce el ceño. No ha retirado las manos de mis hombros.

 

—Por salvarme —susurro.

 

—Ese idiota iba contra dirección. Me alegro de haber estado aquí. Me dan escalofríos solo de pensar lo que podría haberte pasado. ¿Quieres venir a sentarte un momento en el hotel? Me suelta y baja las manos. Estoy frente a él y me siento como una tonta. Intento aclararme las ideas. Solo quiero marcharme. Todas mis vagas e incoherentes esperanzas se han frustrado. No me desea. ¿En qué estaba pensando?, me riño a mí misma. ¿Qué iba a interesarle de ti a Edward Grey?, se burla mi subconsciente.

 

Me rodeo con los brazos, me giro hacia la carretera y veo aliviada que en el semáforo ha aparecido el hombrecillo verde. Cruzo rápidamente, consciente de que Grey me sigue. Frente al hotel, vuelvo un instante la cara hacia él, pero no puedo mirarlo a los ojos.

 

—Gracias por el té y por la sesión de fotos —murmuro.

 

—Isabella… Yo… Se calla. Su tono angustiado me llama la atención, de modo que lo miro involuntariamente. Se pasa la mano por el pelo con mirada desolada. Parece destrozado, frustrado y con expresión alterada. Su prudente control ha desaparecido.

 

—¿Qué, Edward? —le pregunto bruscamente al ver que no dice nada. Quiero marcharme. Necesito llevarme mi frágil orgullo herido y mimarlo para que se cure.

 

—Buena suerte en los exámenes —murmura.

 

¿Cómo? ¿Por eso parece tan desolado? ¿Es esta su fantástica despedida? ¿Desearme suerte en los exámenes?

 

—Gracias —le contesto sin disimular el sarcasmo—. Adiós, señor Grey. Doy media vuelta, me sorprende un poco no tropezar y, sin volver a dirigirle la mirada, desaparezco por la acera en dirección al parking subterráneo. Ya en el oscuro y frío cemento del parking, bajo su débil luz de fluorescente, me apoyo en la pared y me cubro la cara con las manos. ¿En qué estaba pensando? No puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas. ¿Por qué lloro? Me dejo caer al suelo, enfadada conmigo misma por esta absurda reacción. Levanto las rodillas y las rodeo con los brazos. Quiero hacerme lo más pequeña posible. Quizá este disparatado dolor sea menor cuanto más pequeña me haga. Apoyo la cabeza en las rodillas y dejo que las irracionales lágrimas fluyan sin freno. Estoy llorando la pérdida de algo que nunca he tenido. Qué ridículo. Lamentando la pérdida de algo que nunca ha existido… mis esperanzas frustradas, mis sueños frustrados y mis expectativas destrozadas.  . Bueno, siempre era una de las últimas a las que elegían para jugar al baloncesto o al voleibol, pero eso lo entendía. Correr y hacer algo más a la vez, como botar o lanzar una pelota, no es lo mío.

 

Soy una auténtica negada para cualquier deporte. Pero en el plano sentimental, nunca me he expuesto. Toda mi vida he sido muy insegura. Soy demasiado pálida, demasiado delgada, demasiado desaliñada, torpe y tantos otros defectos más, así que siempre he sido yo la que ha rechazado a cualquier posible admirador. En mi clase de química hubo un tipo al que le gustaba, pero nadie había despertado mi interés… Nadie excepto el maldito Edward Grey.

 

Quizá debería ser más agradable con gente como Paul Clayton y Jacon Black, aunque estoy segura de que ninguno de ellos ha acabado llorando solo en la oscuridad. Quizá solo necesite pegarme una buena llantera. ¡Basta! ¡Basta ya!, me grita metafóricamente mi subconsciente con los brazos cruzados, apoyada en una pierna y dando golpecitos en el suelo con la otra. Métete en el coche, vete a casa y ponte a estudiar. Olvídalo… ¡Ahora mismo! Y deja ya de autocompadecerte, de castigarte y toda esta mierda.

 

Respiro hondo varias veces y me levanto. Ánimo, Steele. Me dirijo al coche de Kate secándome las lágrimas. No volveré a pensar en él. Anotaré este incidente en la lista de las experiencias de la vida y me centraré en los exámenes.

 

Cuando llego, Kate está sentada a la mesa del comedor con el portátil. La sonrisa con la que me recibe se desvanece en cuanto me ve.

 

—Bella, ¿qué pasa?

 

Oh, no… La santa inquisidora Katherine Kavanagh. Muevo la cabeza como hace ella cuando quiere dar a entender que no está para historias, pero no sirve de nada.

 

—Has llorado. A veces tiene un don especial para decir lo que es obvio. —¿Qué te ha hecho ese hijo de puta? —gruñe con una cara que da miedo.

 

—Nada, Kate. En realidad, ese es el problema. Al pensarlo, sonrío con ironía.

 

—¿Y por qué has llorado? Tú nunca lloras —me dice en tono más suave. Se levanta. Sus ojos verdes me miran preocupados. Me abraza. Tengo que decir lo que sea para quitármela de encima.

 

—Casi me atropella un ciclista. Es lo mejor que se me ocurre decirle para que por un momento se olvide de Grey.

 

—Dios mío, Bella… ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? Se aparta un poco y me echa un rápido vistazo para comprobar si todo está bien.

 

—No. Edward me ha salvado —susurro—. Pero me he pegado un susto de muerte.

 

—No me extraña. ¿Qué tal el café? Sé que odias el café.

 

—He tomado un té. Ha ido bien. Nada que comentar, la verdad. No sé por qué me lo ha pedido.

 

—Le gustas, Bella—me dice soltándome.

 

—Ya no. No voy a volver a verlo. Sí, consigo sonar como si no me importara.

 

—¿Cómo?

 

Maldita sea. Está intrigada. Me meto en la cocina para que no pueda verme la cara.

 

—Sí… No tiene demasiado que ver conmigo, Kate —le digo lo más fríamente que puedo.

 

—¿Qué quieres decir?

 

—Kate, es obvio. Me vuelvo y me coloco frente a ella, que está de pie en la puerta de la cocina.

 

—Para mí no —me dice—. Vale, tiene más dinero que tú, pero tiene más dinero que casi todo el mundo en este país

 

—Kate, es… Me encojo de hombros.

 

—¡Bella, por favor! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Eres una cría —me interrumpe. Oh, no. Ya estamos otra vez con ese rollo.

 

—Kate, por favor, tengo que estudiar —la corto. Pone mala cara.

 

—¿Quieres ver el artículo? Está acabado. Jacob ha hecho algunas fotos buenísimas. ¿Tengo ahora que ver al guapo de Edward Grey, quien no siente el menor interés por mí?

 

—Claro. Me saco una sonrisa de la manga y me acerco al portátil. Y ahí está, mirándome en blanco y negro, mirándome y encontrándome indigna de su interés. Finjo leer el artículo, pero no aparto los ojos de su firme mirada gris. Busco en la foto alguna pista de por qué no es un hombre para mí, como me ha dicho. Y de repente me parece obvio. Es demasiado guapo. Somos polos opuestos, y de dos mundos muy diferentes. Me veo a mí misma como a Ícaro cuando se acerca demasiado al sol, se quema y se estrella. Tiene razón. No es un hombre para mí. Es lo que ha querido decirme, … Bueno, casi. Podré soportarlo. Lo entiendo.

 

—Muy bueno, Kate —logro decirle—. Me voy a estudiar. Me propongo no volver a pensar en él de momento. Abro los apuntes y empiezo a leer. Solo cuando estoy en la cama, intentando dormir, permito que mis pensamientos se trasladen a mi extraña mañana. No dejo de pensar en lo que me ha dicho de que no tiene novia, y me enfado por no haber tenido en cuenta esa información antes de estar entre sus brazos, suplicándole mentalmente con todos los poros de mi piel que me besara. Lo había dicho. No me quería como novia. Me tumbo de lado. Me pregunto si quizá no tiene relaciones sexuales.

 

Cierro los ojos y empiezo a quedarme dormida. Quizá esté reservándose. Bueno, no para ti. Mi adormilada subconsciente me da un último golpe antes de sumergirse en mis sueños. Y esa noche sueño con ojos grises y dibujos de hojas en la espuma de la leche, y corro por lugares apenas iluminados por una luz fantasmagórica, y no sé si corro en dirección a algo o huyendo de algo… No queda claro.

 

nenas lo se es poco.. pero que puedo decir.. jajajaja me cai torpemente y estoy con yeso.... torpe...

isakristen y yo nena estamos en las mismas jajajaja compartimos yesos.... jajajaj

 

bueno como les decia...mañana actualizo uno mas largoooo!!!!

ya estaaaa bella esta super enamorada de edward, pero el lo estara??

besos

 

 

 

 

 

 

Capítulo 11: capitulo 11... Capítulo 13: capitulo 13

 
14445755 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios