"Mi media naranja"

Autor: FlopyTwilighterForev
Género: Romance
Fecha Creación: 21/03/2012
Fecha Actualización: 01/06/2012
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 57
Visitas: 22090
Capítulos: 16

 

Prefacio

Isabella Swan, era una muchacha promedio con cabello oscuro y ojos verdes. Vivía con sus padres en una adorable y pequeña casa en Phoenix, Arizona y tenía una hermana menor llamada Mary Swan a la cual le llevaba unos pocos meses.

Las dos hermanas asistían a la misma secundaria, Isabella estaba en 5° año, le faltaba poco para graduarse. Tenía notas muy buenas y  siempre llegaba a tiempo a sus clases. Mary era el polo opuesto, sus notas eran mediocres y siempre llegaba tarde. A pesar de ello, todos hablaban de la preciosa hija menor de los Swan, con sus ojos cafés y cabello dorado. Nadie tenía en cuenta a Bella.

 

Nadie, con excepción de su padre, Charlie Swan creía que tenía la hija más bella e inteligente del mundo, la que cualquier padre querría tener. Isabella amaba a su padre y desde pequeña lo idolatraba, él ocupaba el lugar más privilegiado en su corazón. Tambien amaba a su madre, René Swan, pero ella estaba todo el tiempo con Mary así que no le prestaba mucha atención.

Un día el padre de Bella tuvo un accidente automovilístico y falleció, René devastada organizó una mudanza a un pequeño pueblo en Washington llamado Forks. A Isabella y Mary nos les quedó más remedio que empacar todo y tomar el avión.

 

 

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Capítulo 11: Invitacion (Pov Bella)

 

Era miércoles y debía ir al instituto. Me cambié y bajé a desayunar. Edward se había ofrecido a llevarme nuevamente el día de hoy. Mary salió y se fue en nuestro auto. Al igual que ayer, se marchó temprano para no verme subir en el plateado Volvo. Me quedé sentada en la mesa del comedor.

Mi madre bajó las escaleras.

_ ¿Decidiste no ir al instituto?, ¿O Edward se ofreció a llevarte hoy también?

_ Iré con el

De repente el timbre sonó. Sentí como en mi rostro se dibujaba una sonrisa. Ella también sonrió. Me levanté corriendo y abrí la puerta.

_ Hola _saludó con su musical voz

_ Hola_ sonreí

Él también sonrió.

_ Pasa, buscare mi mochila

_ Está bien

Entro y se quedó saludando a mi madre. Subí corriendo a mi cuarto y levanté mi mochila. Luego al querer salir rápido me estrelle contra la puerta. Maldecí por lo bajo. Baje las escalera y lo vi sentado en el sillón. El no pudo verme bajar porque estaba de espaldas. Me quedé observándolo un buen rato. Me encantaba mirarlo. Mi madre salió de la cocina y me hizo un gesto de “se hace tarde”. En ese momento me desperté y dije en voz alta para que me escuchara:

_ Listo, vamos

_ Ok_ se levantó

_ Adiós señora Swan_ se despidió de mi madre

_ Nos vemos mañana Edward_ le dijo y le guiño un ojo

Él sonrió  avergonzado y salió rápido de la casa. La mire enojada y ella se rió. Cerré la puerta y subimos al auto. Mi amigo arrancó y nos dirigimos al instituto. Como todos los días, antes de llegar pasamos por la plaza local.

_ Hoy la plaza está más linda que de costumbre_ le dije

_ Si, lo mismo pienso. Podríamos venir luego del instituto… si quieres

_ Me encantaría_ respondí entusiasmada

Cuando llegamos al establecimiento estacionó el auto y nos bajamos. Al igual que ayer todos nos miraban. Parecían sorprendidos porque yo estaba con el más codiciado chico de todo el instituto. Ángela y los demás hermanos Cullen nos saludaron y entramos juntos por la puerta principal. Cuando el timbre sonó nos separamos. Cada uno se fue a su respectiva clase. Me senté con mi mejor amiga las dos primeras horas. Cuando oímos el timbre del almuerzo nos miramos felices.

_ ¿Tú crees que nos sentemos con ellos hoy?_ me preguntó Ángela

_ La verdad, si

_ Sentarnos con ellos nos está dando cierta reputación…

Me reí

_ Me invitó a caminar a la plaza con el cuándo salgamos de aquí_ le comenté

Se quedó mirándome sorprendida

_ Entonces… creo que si nos sentaremos con ellos

_ ¿Por qué lo dices?_ no entendía

_ Porque obviamente no puede separarse de ti, o no quiere hacerlo

_ ¿Tú crees?

_ Te busca por la mañana, pasa contigo todo el tiempo posible en el instituto y te lleva de vuelta a casa. ¿No crees que es muy obvio?

_ La verdad no lo había pensado así_ confesé

En ese momento los vi en su mesa. Alice se nos acercaba.

_ Más les vale que se sienten con nosotros. Es más desde hoy se sentaran con nosotros todos los días_ dijo sonriendo

Tomó nuestras manos y nos llevó hacia la mesa. Al vernos Edward sonrió. Nos sentamos y comenzamos a charlar. De vez en cuando me daba vuelta disimuladamente para observar a mi hermana. La notaba triste, distante y muy enojada. Claro que, con sus amigas no lo demostraba. Me dio un poco de pena verla así. Pero la realidad era que ella estaba así porque quería. Si ella olvidara su tonto capricho con Edward, todo mejoraría.

Me senté con él en las dos horas siguientes. Ya sabíamos todo el uno del otro. Le había contado todos mis problemas con Mary y lo que se sentía perder a un padre. Él me había contado que se sentía que sus hermanos estén de novios con sus hermanastros y que era tener a medio instituto pensando mal de ti, creyendo en una mentira que solo te hacia parecer un monstruo. Cuando el timbre de fin de clases sonó salimos charlando hacia el estacionamiento.

_ ¿Todavía sigue en pie el plan de caminar?_ me preguntó

_ Claro _sonreí

Subimos al auto y nos dirigimos a la plaza local. Al llegar él se estacionó y  bajamos. Nos pusimos a recorrer los caminos pavimentados del interior de la pequeña plaza. Lo notaba inquieto, como si quisiera decir algo, pero ese algo no le salía. Me miró con sus profundos ojos verdes. No pude mirarlo directo a los ojos por mucho tiempo, cada vez que lo intentaba me perdía en ellos. Me preguntaba si a él le pasaba lo mismo con los míos. Pensar en ello me hizo suspirar.

_ ¿Pasa algo?_ me dijo extrañado

_ No…_me puse roja como un tomate. No podía creer que se había dado cuenta.

_ Debo decirte algo…_ se tocó la nuca. Solía hacerlo cuando estaba nervioso

_ ¿Qué es?

_ ¿Recuerdas a mis primas de Alaska?

_ Si _contesté

_ Bueno, mañana me iré a visitarlas hasta el sábado…_nos paramos_... y quería decirte algo antes de irme.

_ Bien, dímelo_ le sonreí

_ Ok…_ se tocó la nuca nuevamente. De repente sacó valor de su interior. ¿Tan importante era lo que debía decirme?_... quería decirte que… me gustas mucho_ me sorprendí_ Y también quería preguntarte si querrías ir a cenar conmigo el sábado cuando vuelva de Alaska_ me miró a los ojos nuevamente.

Me había quedado petrificada. No me esperaba una declaración así.

_ ¿Y bien?_ insistió

_ Bueno…_ no sabía cómo decírselo_... primero quiero decirte que…_ me miró ansioso_... tú también me gustas mucho_ me miró más feliz que nunca_ Y me encantaría ir contigo a cenar el sábado

No podía creer que acababa de confesarle mi amor por él. Estaba tan feliz que podría saltar en un pie hasta mi casa y volver.

_ Me alegra saber eso_ me dijo y con ternura tomó mi mano_ Tengo un regalo para ti en mi auto.

_ No tenías que molestarte…_el corazón me latía tan fuerte que temía que él lo escuchara.

Estábamos muy cerca del auto. Caminamos con las manos entrelazadas hasta la puerta y el sacó un gran ramo de flores blancas de su asiento trasero. Me di cuenta que estaba tan embobada, que había sido incapaz de verlas esta mañana. Las flores venían con una carta. Me propuse abrir el sobre.

_ Quiero que lo abras cuando estés sola_ me dijo de repente

_ Está bien_ le sonreí_ son muy hermosas, gracias_ me acerque a él y besé su mejilla

_ Ok, ¿Vamos?_ me preguntó contento

_ Claro, mi madre se preguntará en donde estoy

Como siempre me abrió la puerta y dio la vuelta para subir. Manejó despacio pero no me molestaba, yo tampoco quería separarme de él. Llegamos y bajamos del auto. Para mi buena suerte Mary se había ido a la casa de su amiga y mi madre estaba en el hospital todavía. Me saludó con el más dulce y tierno beso en la mejilla que alguien me había dado en mi vida.

_ Hasta el sábado_ sonrió

_ Hasta el sábado_ dije

Soltamos nuestras manos y un enorme vacío recorrió mi cuerpo. Traté de disimularlo lo más que pude y entre en mi casa. Subí corriendo a mi cuarto al ver que mi hermana se acercaba en nuestro auto. No quería que las flores la hicieran enojar más de lo que estaba. Cuando cerré la puerta tras de mí y puse las flores en agua, suspire y me deje caer en mi cama. ¡Estaba tan feliz! No podía creer lo que acababa de pasarme. Decidí llamar a Ángela para contárselo.

Marqué el número y la llamé. Escuchó callada todo mi relato y cuando terminé un escandaloso grito lleno de emoción salió de su boca.

_ ¡No te creo! _dijo todavía emocionada

_ Es cierto, y me regaló un ramo de rosas blancas

_ ¡Que emoción!

_ ¡Sí!_ en ese momento me acordé de la carta_ Bueno, tengo que dejarte voy a intentar estudiar un poco

_ Ok, nos vemos mañana en el instituto…

_ Bye

Corté y tomé el sobre. Estaba tan nerviosa que casi se me cayó. Me senté en la cama y lo abrí con cuidado. Miré la carta por un instante y luego la leí.

 

Bella:

   Si estás leyendo esto, es porque junté el valor necesario para decirte que te quería. Mañana partiré a Alaska, como ya debes saber, y cenaremos el sábado juntos. Mañana no asistiré al instituto, ya que viajo al mediodía. No me alcanzan las palabras para expresarte lo que siento cuando estoy contigo. Nunca me sentí tan bien con alguien. Cuando no te veo, me siento vacío, incompleto. Como si algo me faltara. Espero que me entiendas y me correspondas. El sábado me enteraré. Te pasaré a buscar a las ocho. Ahora tú eres mi vida.

                                                                         Edward Cullen

 

Sin saber lo que hacía abracé la carta. ¡Estaba tan enamorada! Entendía sus sentimientos perfectamente. Era lo mismo que yo sentía por él. Bajé a la cocina y encontré a mi madre colgando sus cosas en el perchero de la entrada.

_ Hola ma, no cenaré hoy_ le avisé

_ Hola, está bien_ contestó

_ Mary, mañana voy contigo al instituto

_ Ok_ dijo ella. Me contestó de buena manera por primera vez desde que habíamos discutido.

Me resultaba un poco extraño. ¿Era por mi madre o realmente se arrepentía por haber peleado conmigo? No tenía ganas de pensar el ello. Me fui de nuevo a mi cuarto y me recosté a leer un apunte de historia. Me era prácticamente imposible no pensar en él y en sus ojos. Apoyé mis hojas en el escritorio y me di el gusto de dejar volar mi imaginación. Este día había sido perfecto.

 

 

Capítulo 10: Confictos (Pov Mary) Capítulo 12: Todo empeora (Pov Mary)

 
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