POV JACOB
Aquel cabello caía sobre mi pecho desnudo, estaba seguro de que conocía ese olor, pero no sabía de quien era. ¿Michelle? ¿Amber? ¿Karina? ¿Vivian? Había un poco de peso sobre mis piernas; ella tenía una pierna sobre las mías. Bajé mi mano y la acaricié, tenía la piel suave, como si fuera de porcelana, mi mano subió, paso por su intimidad, siguió subiendo y se metió por debajo de la camisa que ella vestía, que supuse era la mía, enterré mis labios en su cabello, me gustaba ese olor. Mi mano se detuvo cuando llegue a sus senos, pequeños, redondos… mi entrepierna comenzaba a doler. Agarre uno de sus senos con mi mano, cabía a la perfección en ella.
-¿Jacob?- alejé mi mano rápidamente. ¡MIERDA!
Mi cabeza dio vuelta, no era ni Michelle, ni Amber, ni Karina, ni Vivian, y no había sido una noche de sexo, no. Había dormido con Renesmee, mi sobrina, bueno, mi casi sobrina ya que no es hija de mi hermana Bella, sino de su esposo, pero aún así la consideraba mi sobrina. Había dormido con ella, ¿Por qué? Oh, sí, porque tenía miedo a esa muñeca que le compre.
-mi muñeca, lo siento… estaba soñando- me excuse, esperando que ella no se diera cuenta de que si no me hubiera hablado iba a terminar violándola. Ella sonrió y luego se sentó sobre la parte baja de mi abdomen. Jadee un poco ¿Cómo… como ella no se daba cuenta de la erección de mi entrepierna? ¿O si se daba cuenta y aún así no me decía nada?
Mi dolorosa entrepierna lloraba, pedía a gritos porque me moviera e hiciera un contacto con ella… no le importaba que quien estaba sobre mi fuera mi sobrina. Pero mi conciencia era más fuerte, era quien me ordenaba no moverme.
-no te preocupes Jake, espero que haya sido un sueño realmente bueno- asentí con la cabeza –ya veo. Lamento lo de ayer por la tarde… ¿quieres que prepare el desayuno?-
-por favor- bajó de encima de mí, rozando mi erección con su pierna, mordí mi labio con fuerza -¿Por qué llevas puesta mi camisa y no llevas pantalones?- ella sonrió y luego se inclinó a recoger su pantalón, mire su trasero y di un pequeño gemido.
-la camisa me la regalaste ayer por la tarde, y mi pantalón… bueno, no es muy cómodo dormir con él, además tenía calor… supongo que eres muy caliente- ¡RAYOS! Si esta niña no fuera mi sobrina juraría que me estaba provocando.
Cuando salió de la recamara corrí hacia el baño, necesitaba terminar cuanto antes.
La imaginé conmigo, no a Vivian, no a Amber… a Renesmee. Me imaginé saboreando sus pequeños senos, entrando y saliendo de ella, debía ser delicioso con lo pequeña que era…
-¿ya Jacob?- gritó su voz desde fuera del baño, aunque yo la escuchaba en mi cabeza
-¿ya?- pregunté
-si, por favor, también yo lo necesito- obviamente refiriéndose al baño… mi imaginación no lo tomaba así.
-ya voy mi amor- me corrí sobre mi mano, entre jadeos silenciosos. Dejé que el agua me limpiara y luego salí, me enredé una toalla a la cintura y salí del baño
-¿Por qué tardaste tanto?- me cuestionó, sonreí. ¿Qué le respondía? ¿Qué estaba teniendo sexo imaginario con ella?
-el agua caliente es…-
-deliciosa, lo sé. El desayuno ya está, solo espérame cinco minutos- puso sus manos en mi pecho y se puso de puntillas para besar mi mentón. Entró al baño y tuve que valerme de toda mi fuerza de voluntad para no entrar con ella.
Me vestí en mi habitación y luego arregle la cama, no quería darle tantas molestias a Bella ahora que estaba aquí.
Era domingo y aún así yo tenía que presentarme en mi nueva oficina, tenía 26 años y ya era el nuevo jefe de policía aquí en Forks, así que tenía que preparar todo.
Bajé junto con Renesmee al comedor, aún perturbado por lo ocurrido minutos antes. Sabía que ella sería diferente. Cuando me marche hacia Oregon con mis padres ella tenía ocho años, no sabía si volvería a verla, de o que si estaba seguro era de que las cosas entre nosotros no iban a cambiar, ella siempre iba a ser mi muñeca… quizás estaba demasiado seguro, por lo que darme cuenta de la verdad fue como recibir una cubeta de agua helada. Las cosas no serían igual. No cuando la primer imagen que tuve de mi muñeca al llegar fue la de una mujer despampanante, con curvas perfectas, no cuando inconscientemente había tocado su cuerpo, no cuando una extraña corriente recorría mi cuerpo cuando ella tomaba mi mano… no cuando me había dado el lujo de masturbarme pensando en ella.
Edward y Bella se unieron a nosotros en el desayuno, por lo que las platicas en la mesa no se hicieron esperar. Ellos hablaban y reían mientras yo no dejaba de darle vueltas al asunto. ¡DEMONIOS! ¿Cómo rayos podía desearla? ¡Era mi sobrina, mi muñeca! Me metería en problemas si alguien se enterara, ella era menor de edad > ¿y eso que importa?< quiso saber mi lado irracional, a él solo le interesaba saciar su deseo. Aunque debía admitirlo, pensar en tenerla y hacerla mía de todas las maneras posibles, era algo que me atraía bastante. > Es una niña, no, mejor dicho, es tu muñeca, tu solo vives para protegerla, ¿lo recuerdas?< contraatacó mi consciencia. En estos momentos me sentía como una jodida caricatura, con un diablito hablándome en mi oído izquierdo, invitándome a caer en la tentación y un angelito hablándome al oído derecho, pidiendo que me mantuviera firme.
-Jacob, ¿me la das?- la sola mención de mi nombre me sacó de mi ensoñamiento, mi muñeca sonreía
-¿Qué?- quise saber, obviamente no se refería a cierta parte de mi cuerpo que ya estaba dura de nuevo. Renesmee sonrió coqueta y tuve que reprimir un gemido
-la mermelada, esta junto a ti- tomé el recipiente con la mermelada y la puse a su lado, sonrió agradecida
-estás distraído Jake- observó Edward, sonreí y alce una ceja
-desde que amaneció papá, su sueño debió ser algo realmente bueno- mencionó mi niña sonriendo, se llevó su tostada a la boca y yo no pude más que fulminarla con la mirada. No cabía duda, ella sabía que me provocaba y disfrutaba hacerlo.
-¿Qué soñaste Jacob?- me preguntó mi hermana
-cosas sin sentido, como siempre- respondí tranquilo, mi erección estaba cediendo
-yo soñé rocas, ¿crees que signifique algo ma’?- miré a Renesmee fijamente, mi cuerpo había endurecido ante aquello, ella solo me sonrió
-ni idea- respondió Bella
-yo… tengo que ir a la oficina, regreso más tarde- me puse de pie y disimule lo mejor posible el bulto en mi pantalón- subí a mi auto y lo encendí para calentar el motor, Renesmee salió de la casa colocándose una chaqueta, rodé los ojos y luego ella subió.
-¿puedo ir contigo? Mis padres saldrán-
-te aburrirás-
-no lo haré, ya encontraré algo divertido que hacer en tu oficina- puse primera y arrancamos.
Al llegar a la estación bajamos, un grupo de policías estaba frente al edificio, tomé a Renesmee por la cintura cuando noté como la miraban algunos agentes. >es mía< reclamó mi lado irracional, provocando un estallido de cellos, mi consciencia lo confirmó con un >mi muñeca<. No estaba dispuesto a compartirla con nadie, solo yo podía desearla.
-usted debe ser el coronel Black. Un gusto, soy Leah Clearwater- dijo una chica de cabello negro hasta la cintura, Renesmee tuvo el sentido de posesividad que yo había tenido para con ella y me abrazó por la cintura con exclusividad.
-mucho gusto señorita Clearwater, soy Jacob Black, ella es Renesmee Cullen. Am… mi amor, ve y cómprame un café ¿quieres?- dije en un intento por alejarla un poco mientras me presentaba con mi equipo.
-desayunamos en casa- recriminó mirándome a los ojos, se dio cuenta de lo que yo trataba hacer
-no tomé café, anda, te espero en la oficina- besé su mejilla con mucho cuidado, disfrutando el cálido olor de su piel, me sonrió con pesar y tomó el dinero que le ofrecía –primera y última vez que le dedican esa mirada a mi sobrina, ¿quedó claro?- dije bruscamente cuando ella se marcho, quise añadir que ella era solo mía, pero me arrepentí.
-sí, coronel Black- dijeron a la vez
-llámenme Jacob- la chica, Leah, me entregó una libreta con los nombres –Clearwater, Seth-
-aquí- dijo un tipo joven, parecía un niño. Sus ojos mostraban entusiasmo aunque yo no correspondí igual, no me gustaba su forma de mirar a mi muñeca.
-me acompañarás a mi oficina. Leah, cuando regrese mi muñeca ¿puedes acompañarla a mi oficina?-
-claro Jacob- Seth me acompañó a la oficina, la cual era espaciosa, tomé mi lugar y luego le pedí que hiciera lo mismo.
-no sabía que era su sobrina, lo lamento coronel, ella es hermosa- sonreí ante su inesperada disculpa
-es hermosa, llámame Jacob. Dime Seth… ¿puedo llamarte así?-
-claro Jake- asentí ante su comodidad
-dime Seth, ¿Qué tal están las cosas aquí en Forks?-
-todo tranquilo, nada de qué preocuparse, solo los jóvenes y sus accidentes- asentí. Renesmee entro a la oficina cargando dos cafés, contoneando sus caderas sensualmente. Mordí mi labio y sonreí, Seth se giró a verla.
-Seth, ella es mi muñeca Renesmee, la más preciosa de todas- presenté, mi muñeca sonrió
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