Han pasado como 3 meses desde que conocí a Edward, era feliz, de hecho era feliz como nunca, cada momento que pasaba con él era como si fuéramos infinitos, como sí el cáncer no existiera. Cada vez que el salía con sus tonterías y yo reía, con cada broma sobre ciegos o zombis (porque mi enfermedad se sentía así, en los peores días parecía que mi cuerpo se desprendería con el mínimo movimiento).

Me senté en mi cama a recordar todo lo que hemos vivido últimamente, viendo TV, comiendo chocolate, oyendo música suave.

Hace como un mes, Edward me llevó a conocer a los Cullen, ellos simplemente eran perfectos ¡Bastardos!

Su casa era tan grande que ocupada medio bosque, bueno quizá no tanto pero aun así y era tan bella, no era muy pretenciosa, pero tenía decoración de catálogo de muebles. Había un detalle que me pareció MUY freak. En varias partes de la casa había muñecas algunas de plástico, otras de porcelana… Supongo que quien las puso por allí era muy fan de Kurt Cobain[i]. Pero en si la casa era muy bella.

Sus padres eran la pareja perfecta, se notaba amor en sus miradas y se veía que amaban a sus hijos

Los hermanos de Edward, los dos eran geniales.

Emmett era ¡gigante! En  verdad, si Edward era alto, Emmett lo superaba en altura como por media cabeza y era tan “adicto al gym” como decía Alice que era todo lo contrario a Emmett, ella era bajita, media un poco menos que yo y era toda delgada y tierna.

Ambos se parecían a Esme, la mamá Cullen, de cabello oscuro y gran sonrisa con hoyuelos  y ojos entre caramelo y verde. Mi Edward era parecido a Carlisle, cabello claro, expresión pacífica.

Me la pase sensacional con ellos y descubrí varios de los apodos de Edward, su madre se los decía por cariño al igual que Alice, su padre solo lo llamaba de Edward y Emmett molestaba al pobre Eddy con todos sus apodos al igual que yo.

Teddy, Teddy Bear, Eddy, Ed, Eduardo (este era el más recientemente inventado por Emmett y moi) ¡Awn! La verdad me daba ganas de apretar sus cachetes cada vez que oía sus apodos y Edward se enfurruñaba como gato.

Oh! Y ese mismo día Edward me pidió que fuera su novia y  ¡vaya! Me hizo feliz el desgraciado.

Desperté de mis recuerdos por falta de Edward, así que lo llame

-          Teddy, Eddy de mi vida ¿puedes venir para que pueda apretar esos cachetitos bellos que te cargas?

Risas y más risas

-          Te vas a mear –reí con él, porque el bobo tenía una risa tremendamente contagiosa- Ya ven!

-          ¿Me vas a dar sexo?- bastardo

-          Te voy a acusar con Esme de tus propuestas indecorosas

-          Era broma nena, veré como llego

Y otra vez entramos en risas.

Cuando Edward llegó, no me importó nada, salí corriendo a recibirlo

-          ¿Cómo llegaste? – le pregunté mientras lo abrazaba tan fuerte como me lo permitía mi estúpido cuerpo dolorido

-          En bus, tú sabes esa señora siempre es amable

-          ¿Intentas ponerme celosa Cullen?

-          ¿Habría por qué? Sabes que solo tengo ojos para ti

Reí estúpidamente hasta que me di cuenta…

-          Eres un bobonazo

-          Lo sé, todo un bombonazo  

¿Cómo es que siempre me hacía reír así?

-          Cállate y bésame, Edward

-          Uh, tan fiera – hizo un gruñido tan sexy que rayos, lo podría violar en ese instante y cuando mis pensamientos se ponían peor, me besó y con sus labios tan suaves y blandos que eran mi perdición ¡Ay! No se puede así.

-          Te voy a violar- lo corté

-          No es violación si yo te lo concedo

-          Ay Eddy ¿por qué me cortas la magia de violarte?

-          Ay –hizo puchero y como no pude resistir más jale sus cachetes lo más que daban, eran como masa de moldear tan suaves que hasta ganas de morderlos daban y lo hice.

-          Me vas a dejar como Kiko

Estallé en risas

-          Ese siempre fue el plan – le guiñé el ojo y noté lo estúpido que eso fue ya que mi perfecto novio no veía mierda- Hacerte feo para que nadie te quiera y meterte en mi armario con Mariano (mi mono de peluche que tiene un pequeño moño en el cuello ¡Ay como amo a Mariano!) y meterte terror cada noche( quien ve WDF show lo entiende)

-          ¡Carajo!

Vimos una película, o algo así, ya que gran parte de ella nos la pasamos besándonos o  mi novio ciego tirándome maíz a la cara, o manoseándonos un poco, digo tenemos 17 años, era algo hormonal y muy normal. Ambos éramos bastante torpes, bueno, Edward estaba bien para ser ciego y yo decidí solo dejarme llevar.

-          Nena, quizás es pronto para decírtelo, pero te amo

Sentía mis ojos llenarse de alegría líquida

-          No lo es mi Teddy Bear, porque yo también te amo– me besó, lo besé y todo era alegría lo amaba mucho.