Stars can't shine whithout darkness

Autor: CAMILX7
Género: Romance
Fecha Creación: 16/05/2013
Fecha Actualización: 09/07/2014
Finalizado: NO
Votos: 6
Comentarios: 20
Visitas: 14143
Capítulos: 17

Sinopsis

Ambos sufren de una enfermedad, pero intentarán cada día de hacer lo mejor posible para ser felices y no ver sufrir a quien los rodea. Y tendrán que superar el pasado...

Este corto fic, le saca el lado un tanto divertido a las cosas tristes.

summary: me inspiré en Twilight y TFIOS, libros que han cambiado mi percepción de las cosas y me han hecho muy feliz.

Bien, disfrútenlo 

Advertencia: historia puede contener lenguaje maduro y escenas de sexo.

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Capítulo 15: The Boy with the Dragon Tattoo

-oye me quiero hacer un tatuaje – sonreí

-Ah! Y ¿en dónde?

Edward pasó su mano por su glúteo derecho haciendo que me ría entre dientes, otras personas que estaban mirando hacia nuestro lado aunque viendo otras cosas, de repente prestaron atención y a pesar de no saber sobre lo que hablábamos intentaron no reír.

-Me parece bien cielo. ¿Qué te quieres tatuar? – hizo una mueca con la boca y las cejas fruncidas, pensativo.

-Aún no estoy seguro – esperó un minuto en silencio – algo así como “There’ll be no sunshine if I lose you baby”

-Okey. Uno, sabes que nunca me vas a perder, si te refieres a mí, por supuesto. Segundo, deberías dejar de copiar a Bruno Mars.

Bajó la cabeza inclinándola hacia la derecha en una pose completamente graciosa o al menos para mi lo era.

-Verás, me parece una muy buena frase.

-Sí es muy buena, en especial para tenerla tatuada en el trasero – le dije sarcástica aguantando la risa aún.  Sería lindo pensándolo bien, “There’ll be no sunshine if I lose you baby” tatuado en su nalguita suave y dura a la vez, musculosa; y blanca, muy, muy blanca. Debería broncearse el trasero.

De pronto noté en lo que estaba pensando. ¡¿Por qué mierda estoy pensando en eso?!

-Edward me estas contagiando tu idiotez – le dije un poco alterada

-Te quedaste pensando en mi trasero ¿verdad?

Sus labios mostraban una sonrisa de satisfacción

-A veces no sé si eres muy inteligente o muy tonto. ¿Ese era tu plan? ¿Hacer que piense en tu trasero? –levanté una ceja

Él meneo las suyas, reí

 

-Estoy famélica

-Vamos a comer entonces

-¿Vamos a comer aquí?

-sí, ¿no te gusta la comida de aquí o qué?

Tomó mi mano y nos dirigimos a la línea del restaurant dentro de la torre Eiffel

 

-Chistosito, como si alguna vez hubiera venido a comer en París, menos en la torre Eiffel

-Pronto se te hará costumbre

-Engreído

-Majadera – entrecerró los ojos

-Esta es nuestra primera pelea – pregunte sonriendo

-Creo que sí – rio entre dientes – Un poco patética ¿no te parece?

-Lo es

De repente su sonrisa se agrando el doble de su tamaño

-¿Sexo de reconciliación?

Lo fulminé con la mirada y abofetee suavemente su mejilla, pero sin aguantarlo más reí

-Quizá. – Me besó

-La fila está muy larga – me quejé

Levantó las manos y golpeó un poco su cabeza como recordando algo.  

-Sí, pero tengo un truco

-No me sorprende

-Vamos Bella

Nos paramos a lado de la hostess quien nos saludó muy educadamente en francés, en la escuela e instituto recibí francés, nunca me gustó ni entendí mucho pero algo sabía; sin embargo Edward sabía francés perfecto.

-Bonsoir, pouvez-vous me faire une faveur?

-Oui monsieur, dans ce que je peux vous aider?

La mujer tenía alrededor de treinta años, cabello largo incluso recogido en una coleta alto, ojos miel maquillados sutilmente, piel clara y pecosa. Iba vestida como un estereotipo de mujer francesa, con boina y pañuelo. Se mostraba coqueta con mi esposo o quizá era mi imaginación. Pero hasta yo coquetearía con mi esposo de no saber que prácticamente es ciego.

Edward sacó unos billetes de su pantalón y se los ofreció disimuladamente.

J'ai besoin d'un tableau, rapide…

De lo que iba entendiendo hasta ahora él le había dicho si le podía hacer un favor o algo así, ella le ha respondido qué puedo hacer por ti.

Necesito una… ¿foto? ¡Oh! Mesa

La señora sonrió y le guiñó un ojo. Me tomó por sorpresa la necesidad de enseñarle mi anillo de bodas y lo hice disimuladamente, no como yo habría querido.

Estaba paranoica, pudo haber sido por el dinero

-J'ai un tableau avec vue sur la ville. Ok?

- Très bien, merci.

Esta vez entendí todo y al parecer tendríamos mesa con vista a la ciudad según la francesa. Entrelacé mis dedos con los de Edward pues me sentía excluida y quería hacer notar que Edward me pertenece, no es que sea muy celosa ni piense que Edward es una cosa pero a fin de cuentas es mío. O sea INTOCABLE

La mesera se acercó descaradamente al oído de Edward y le susurró algo que no entendí muy bien pero Edward se sonrojó y entonces le respondió algo que sí entendí y me derritió.

- Elle c'est ma femme et je l'aime plus que ma propre vie[1]

¡En tu cara zorra francesa!

-Oh, excuse moi, j'ai pensé que vous étiez frères[2]

-Pas de problème[3]

Nos dirigió a la mesa y de verdad la vista era magnífica las luces eran preciosas París era hermoso y una calidez se emplazó en mi corazón al recordar la fascinante pedida de Edward.

-¿Qué te dijo esa zorra cuando te susurró?- rio por lo bajo

-¡Dime!

-Bien. Me dijo que me hubiera dado la mesa incluso sin el dinero pero a cambio de salir o algo.

-¿Y qué le respondiste?- sabía la respuesta pero me encantaría oírle de nuevo

-Que sí, le he dado mi número y todo. Es posible que nos veamos al salir de aquí – se burló

-Yo sé lo que has dicho. También te amo “plus que ma propre vie”.

Nos besamos por un largo rato, incluso empezábamos a llamar la atención de las personas que en su gran mayoría eran turistas.

-Me encanta este lugar me recuerda a cuando me propusiste matrimonio y huele a croissant y baguette.

-Sí, huele como a panadería francesa. – giré los ojos.

El lugar estaba decorado sencillamente a modo de no opacar las luces exteriores, mientras que la interior era una luz tamizada.

Ordenamos platos de nombres extraños o mejor dicho, Edward escogió ya que no sabía que mierda era, el mesero nos dictó los platos al igual que la carta de bebidas, fuimos por el clásico champagne parisino y en realidad era delicioso, burbujeante y dulce. No sé por qué, pero yo lo sentí como oro en mi boca. Raro.

-Gracias por todo esto Eddy                                               

-Mi Belli, Bellita preciosa para mí es un placer complacerte.

-Para mí también. Wow es verdad eso de que lo malo se aprende rápido

Rio – ¿por qué dices eso?

-Porque quiero…umm…

-¿Una noche intensa de pasión? ¿Duro, duro contra el muro? ¿Yo no hago el amor yo follo…duro[4]?

-Oh por Dios, leíste, bueno no. Tienes el audiolibro de 50 sombras –reí

-No lo tengo, creo que lo escuché en la tv

-A mí no me engañas Edward, impuro.

-Eh, y tú como sabes que es de 50sombras, golosa

Los dos reímos y tomamos más champagne, me hubiera gustado llevar un poco al hotel. Decidí hacer algo de lo que probablemente me arrepentiría después pero ya qué. Me deshice de mi flat izquierdo el cual estaba más pegado a la pared y menos visible. Lo deslice por el muslo de Edward hasta llegar a su entrepierna y empecé a acariciar con mi pie intentando tentarlo o molestarlo en especial molestarlo pero el permaneció con su expresión imperturbable

-Y después el impuro goloso soy yo – dijo como si nada, como una frase muy común y al azar.

No tomé en cuenta su comentario y metí otra cucharada de mi postre en mi boca.

Seguí con mi juego hasta que lo sentí, la reacción normal de cualquier hombre empezó a endurecerse y una sonrisa de victoria apareció en mis labios aunque aún no había ganado su rostro permanecía normal pero su respiración se volvía más fuerte.

-Es que un hombre no puede comer su postre en paz – exclamó exaltado y tiró su cabeza hacia atrás, entonces paré e hice un mini baile de victoria sentada.

- Sinvergüenza. No puedes hacer eso y dejarme así no más. – tenía la boca entreabierta y soltaba ligeros jadeos.

-Puedo, ya lo hice.

-Haces que tenga que ir a terminarlo al baño yo solo… O me puedes acompañar si deseas – me guiñó un ojo.

 - Te vas a autoamar en Paris.

Soltó una carcajada y se pasó a mi lado en el asiento de cuero.

-Eres tan inocente que dices autoamar en vez de simplemente decir masturbar – besó mi ojo

- Es que, sí esa palabra me perturba – rio más

-Me desquitaré al llegar al hotel

Elevé las cejas – ¿Y si yo me desquito?

-Era broma – dijo rápidamente – no lo hagas.

Acaricié su barba que había pasado de ser una sombra de tres días a ser picosa y sexy. Más sexy

-No podría – le respondí besando su mentón

 

Después de pagar la cuenta y tomarnos unas cuantas selfies en el mirador y en el ascensor, mesa, lobby. Pedimos un taxi que nos llevó directo al hotel Napoleon. Se ubicaba en la Plaza Charles de Gaulle, la cual era una gran obra de construcción que te dejaba alucinado, en general Paris tenía ese efecto.

 El estilo del hotel se remontaba a los años 20. Decorados los balcones con flores de diversos colores, el lobby impecable y muy acogedor al igual que las habitaciones, o al menos la nuestra. Todas las habitaciones tenían cuadros de personajes franceses remarcables y floreros antiguos con bellas rosas; camas grandes de madera vestidas con edredones de la misma manera estilo antiguo pero elegantes al máximo. La vista daba al Arc de Triomphe y la torre Eiffel.

 

Pasamos el largo lobby hasta llegar al ascensor e ir directo a la suite de nombre raro Youssoupov, me parecía extravagante pero me encantaba con su decoración roja y romántica.

Estaba cansada pero no tanto como pensé que estaría. Edward estaba escuchando un audiolibro y yo acababa de ponerme cómoda, me senté en el sofá y comí el chocolate que había en la mesilla recibiéndonos. Miré a mi esposo inquieta por unos minutos. Era lo más tranquilos y quietos que hemos estado en mucho, incluso desde que nos conocimos. ¿Era posible que el matrimonio en verdad cambie las cosas o era mi idea? Era realmente feliz pero esta calma me sorprendía y me doy cuenta que Edward no me ha contado mucho de su vida antes de mi llegada, sinceramente yo tampoco le había dicho mucho acerca de antes aunque no había mucho que decir, era sobreprotegida por mi madre, mi novio con cáncer murió, etc.

Sin embargo, yo sabía menos de Edward supe que había tenido un problemilla con adicciones y negocios raros, nunca hemos hablado a fondo de eso. Me había enterado igual por Alice que se había escapado de la casa y que un día simplemente regresó, no obstante Esme le había casi suplicado que regresara…

Me preocuparía de eso después, ya cuando tengamos nuestro departamento y estemos establecidos.

-¿Pasa algo? – Edward preguntó a lo lejos con la mirada sumida en el paisaje que se extendía por la ventana panorámica.

- No ¿por qué?

- Siento tu mirada

- Estoy aburrida – me caí del sofá al intentar saltar con la pierna acalambrada para dirigirme a Edward

- Quieres molestar a servicio a la habitación

- No estoy segura, es que han sido tan hospitalarios

- Eres muy noble. Pero podríamos pedir algo, lo que sea

- Bien, pide algo pero no seas grosero tengo que ir al baño

- Ok, no dejes el baño en cuarentena –bromeó estúpidamente

Le lancé un cojín y enseñé mi dedo medio. Estúpida Isabella. ¡EDWARD NO VÉ! Mucho

-Para que conste, te estoy enseñando el dedo

-Claro que lo estas

Me dirigí al baño, antes de salir envié un mensaje a mi madre por Line

“Hola mamá, estoy pasando el tiempo de mi vida. Toda va genial, Edward es magnífico como siempre. Espero que tú estés igual de bien y descanses un poco de mí.” – sticker de persona lanzando un beso y enviar.

Al salir Edward estaba sentado comiendo algo, creo que crepes. Este hombre era insaciable en varios sentidos. Glotón y no engordaba, siempre perfecto ¿cómo es eso justo?

La persona encargada de servicio a la habitación conectaba un Xbox a la televisión. Acabó rápidamente, me saludó cortésmente y le explicó a Edward algo en francés antes de irse.

-Me sorprendes

- Gratamente, espero

- Sí – me senté a su lado – Qué vamos a jugar Eddy – pregunté acurrucándome en el hueco entre su cuello y pecho, con mis labios recogí un poco de crema y chocolate que se derramaba por su mentón.

- GTA V o este de deportes de Kinect. GTA  es de uno y no se es de

- Gangsters, muertes, diversión, lo he jugado

- Uh Bella, cada día más buena – rio como puerco por lo cual me contagió la risa

- ¿Y esa risa? – Reí más fuerte – te ha salido un puerco.

Paró de reír un momento

-Me ha salido un puerco – repitió y siguió riéndose. – Deberíamos comprar uno

- Me encantaría – exclamé – se llamaría Eddy jr.

- ¡Me fascina!

 Reímos unos momentos más antes de empezar a jugar, decidimos por el de deportes ya que era de dos. Los comandos especiales para no videntes era impresionante.

-Levanta más las piernas así va más rápido, no seas flojo ve más rápido vamos a perder – le gritaba ya que íbamos segundos en la competencia de correr.

- ¿Muy mandona?

- ¡Sí! ¡Ahora apúrate, llega ya!

Llegamos a la meta poco antes del otro equipo pero al fin ganamos

-Con esas piernas de avestruz no puedes ir más rápido – le reclamé pasando mis brazos por su cintura. Rio en mi oreja y mordió el lóbulo

- mis piernas de avestruz guardan su energía, ahora relájate, si te hubieras oído “así, más rápido, más rápido no seas flojo, apúrate llega” – imitó mi voz y reí porque realmente había sonado así

-vale, ¿otro?

- sí

Empezó un juego en el que estabas en una cancha de volley pero tenías que golpear frutas con la cabeza o algo así.

La voz con acento británico decía como comando: fruta siendo lanzada a su cabeza por la derecha, fruta siendo arrojada a su mano izquierda. Mierdas así hasta llegar a un punto en el que la fruta iba tan rápido que sonaba algo como cabeza “dere pierechano izabezano” hubo un rato en el que se trabó o algo así y empezó a mandar ano, ano, ano. Era tonto pero jugar Kinect y acabarse una botella de champagne y otra de vino lo hace gracioso de cierta forma, porque Edward y yo no podíamos dejar de reír

-Ni en Kama Sutra – dijo Edward lanzándose al sofá

-sí y tú sí sabes mucho de eso – me senté en sus piernas para tomar un descanso.  

Creo que jugamos como una hora más antes de aburrirnos, llamamos a masajistas.

Ambos hombres, ambos gay por suerte. Fue una hora de relajación absoluta

Seguíamos tumbados en la cama, Edward tenía sus ojos en mí.

-En serio quiero hacerme un tatuaje

Su voz estaba un poco distorsionada por el alcohol

-Háztelo, es más, yo también me haré uno, pero solo en la próxima hora antes de que se me pase el alcohol y me arrepienta. Y solo en la nalga

-Okey – se levantó y solicitó algo a recepción, veinte minutos después un señor lleno de tatuajes entró con una maleta grande

- ¿Qué se van a hacer? – preguntó en nuestro idioma

-Un puerquito y que debajo diga Edward – le respondí

-Una serpiente o un dragón– dijo Edward como imaginándolo – sí un dragón. Envuelta en Edward jr.

-¡Edward te vas a tatuar el pene! Recuerda que soy yo quien la verá, no tú.

El tipo de los tatuajes se rio disimuladamente

-Te va a gustar, por otro lado, un cerdo no es sexy.

 

 

Después no recuerdo muy bien, en mis recuerdos me reía y me dolía la parte alta de mi nalga. Supongo que posteriormente me quedé dormida.



[1] Ella es mi esposa y la amo más que mi propia vida

[2] Oh disculpa pensé que eran hermanos

[3] No hay problema

[4] Citado de la trilogía 50 sombras de Grey. E.L James 1er libro –creo- Christian Grey [papireeco]

Capítulo 14: Luna di miele Capítulo 16: :D

 
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