Pasión Insaciable (+18)

Autor: Day_Swan
Género: Romance
Fecha Creación: 24/10/2012
Fecha Actualización: 13/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 9
Visitas: 24954
Capítulos: 9

Una historia en donde tres libros la llevarán a las más oscuras y excitantes fantasías…

Cuando Bella cumple los diecinueve años de edad, un extraño regalo "aparece" en su puerta; se trata de la trilogía erótica del momento: "Fifty Shades Of Grey" de E. L. James. ¿Qué ocurriría si Bella llegara a obsesionarse con Grey? ¿Cómo reaccionaría Edward al darse cuenta de que Isabella tiene planes demasiado atrevidos para él?

Prólogo.

"La pasión siempre ha estado allí, entre nosotros. Sólo que no lo quisimos ver porque el deseo, aunque no lo creas es palpable. Para mí lo es. El deseo nos traslada por un tiempo a un mundo distinto, a sentimientos distintos, nos sucumbimos en una danza sin límites, la música se trata de nuestros gemidos y jadeos entrecortados, que sin saberlo los habíamos necesitado desde hace mucho. Pero no nos habíamos enterado, nuestros cuerpos se entienden a la perfección, y finalmente sienten la necesitad de ser uno solo, de rozarnos el uno al otro, de besarnos sin cansancio, porque para nosotros únicamente existe una atracción que jamás podrá desaparecer, jamás."


(Short Fic)

Algunos de los personajes pertenecen a S.M tambien juego un poco con la trilogía "cincuenta sombras" será un fic corto, con siete u ocho capítulos y un largo Epílogo...

Está historia tambien está publicada en FF bajo mi nombre "Day-Vulturi Cullen" 

Toda la historia será beteada por:  Isabella With'a HeavyHeart Crippa (Betas FFAD)

www facebook /groups/betasffaddiction

 

 

ADVERTENCIA: LA HISTORIA ESTA CALIFICADA CON RATED M, POR LO CUAL, SI NO LES AGRADA EL LEMMON, NO LEAN.

 

CALIFICADA PARA MAYORES DE 18, QUEDA BAJO SU RESPONSABILIDAD LEER, TODO EL FIC TIENE LENGUAJE FUERTE Y SEXO EXPLICITO.

 

Es mi primer Fic rated M (+18), soy nueva en esto (lemmon), espero les guste...

 

Mis demás fic's:

Mi destino: Amarte por toda la eternidad (En proceso)

Melody Of Love (OS)

Mi Sentido para vivir (Últimos capitulos) Escrito con Melrivers.

Apasionado Amor (Pausado) Escrito con Melrivers.

El Angel de Alec Vulturi (Terminado)

Amar Después de Morir (En proceso)


¡Las invito a leer! Cualquier duda me contactan por mi ==>Facebook<==

La portada está diseñada por mí, si quieren ayuda con alguna portada no duden en decirme. :)

 

La pasíon es la llama que complementa al amor...

-Day Swan.

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Capítulo 8: Outtake 1: Pov's Edward.

Outtake: "Las más oscuras fantasías de Edward Cullen"

Parte 1

Pov's Edward.

 


— ¡Tienes que darle esos Edward! —Chilló Alice por enésima vez saltando por toda la librería, rodeé los ojos en su dirección—. ¡Sé que los amará! —volvió a exclamar con ese tonito de voz que causaba que mis oídos zumbaran molestosamente, debería estar acostumbrado, se comportaba como la hermana menor.

—Alice, son libros… eróticos, ¿cómo crees que reacciona…? —no pude terminar la pregunta, porque una maliciosa idea se cruzó por mi mente, Bella leyendo esos libros y excitándose sin piedad… genial—. ¡Los compraré!

— ¡Genial! Bells ama los libros, aunque Jazz y yo le regalaremos otra cosa, pues pensé que sería mejor que tú… —Alice siguió con su parloteo, no quise escuchar más, a veces mi hermana llegaba a marearme, hablaba por todos, no entendía como Jazz podía ser tan callado con una novia como ella.

Bueno nada es perfecto.

—Aja —asentía conforme Alice hablaba cosas que no escuchaba, mi hermana estaba tan distraída en su relato que no se percataba que yo no estaba prestándole ni la más mínima atención.

Mi mente procesaba que debía hacer para molestar a la pequeña Bells…

Isabella y yo en si no hemos sido los mejores amigos del mundo, ella es demasiado odiosa y malcriada a veces que no puedo entablar una plática de adultos con ella, es tan testaruda y enfurruñada, en ocasiones pienso que le hicieron falta unas cuantas nalgadas para que aprenda a comportarse.

¡Tú podrías dárselas! Exclamó mi pervertido yo interno, rodeé los ojos una vez más…

Isabella era tan pequeña, adorable, me gustaba hacerla enojar, ver sus mejillas inflarse como una niña de cinco años. Sí, Bella a veces era demasiado infantil, y me parecía realmente increíble imaginarla excitada con esa clases de libros, una chica tan virginal como ella, ¡vamos! Estoy seguro que la pequeña Bells es virgen aún.

Por eso me gustaba protegerla, la veía como la hermana menor que nunca tuve, aunque a veces mi subconsciente me jugaba malas pasadas con sus comentarios pervertidos.

¡Claro! Siempre pensando en follar…

— ¡Edward Anthony, no me estas escuchando ni una mierda! —gritó Alice cuando nos dirigíamos a pagar los tres libros que todavía no sabía de qué demonios trataban.

—Sí te escucho pixie —le respondí tomando los libros que pesaban un poco.

¿¡Cuantas páginas de perversidades hay!?

—Son más de mil páginas, querido —respondió mi hermana extrañamente a mi comentario mental.

— ¿De qué trata? Quiero hacer una nota con el regalo y…

— ¡Yo te ayudo! —No me dejó terminar, como era de suponerse—, ¿quieres una nota pervertida? —Asentí—, ¿no quieres que ella sepa que los enviaste tú? —Volví a asentir—, ¡pues has llegado al lugar indicado señorito Edward!, sé que quieres jugarle una broma a Bells, ya lo sabía, eres un pervertido…

¿Yo pervertido?

Burro hablando de orejas…

—Deja de decirme señorito, Alice —indiqué con una sonrisa burlona, las locuras de mi hermana solían ser demasiado infantiles.

¿Ya dije que se comporta como la hermana menor?

Alice puso los ojos en blanco.

—Oh sí, ya se me olvidaba que estas en planes de noviazgo con la cabeza de bombillo encendido de Irina —dijo con repugnancia, frunciendo su entrecejo pronunciadamente.

Reí por lo bajo por el apodo que Alice había puesto a Irina Denali.

Aquella rubia me tenía loco, sí, definitivamente estaba demasiado entusiasmado con ella, aunque su tono de voz llegaba a marearme estaba seguro que algún día la mantendría callada por un buen tiempo, aunque mis pensamientos sean algo pervertidos y sucios, siempre me ha gustado tener una relación seria, con una sola chica me basta…

Y yo esperaba encontrar todo lo que necesitaba en Irina, amor, cariño, paz, comodidad, sexo y felicidad…

— ¡Hagamos la nota! —exclamó Alice sentándose a mi lado, ya habíamos llegado a casa, y Jasper hace menos de una hora había llegado acá y nos estaba esperando, él nos miraba con cierta diversión y a la vez curiosidad, mientras que mi hermana caminaba y canturreaba por aquí y por allá con demasiado ánimo.

Y es ahí donde me pregunto:

¿Qué demonios le dieron de comer a mi hermana de pequeña?

—Genial —murmuré con sarcasmo.

¡¿En qué lio me he metido?!

— ¿Qué nota? —inquirió Jasper cruzándose de brazos.

—La nota del regalo que Eddie le dará a Bells —mencionó con mucha naturaleza, fruncí el ceño al notar la cara de estupefacción de Jasper.

—Ya me lo imaginaba…

— ¿A qué te refieres, Jasper? —pregunté alzando una ceja.

—Uh… ¡A nada! Pensé en voz alta —se disculpó sin borrar la estúpida sonrisa de su cara, le guiñó un ojo a Alice, ella soltó una risita, y yo no entendí el chiste.

—Volviendo a la nota del regalo, Alice, no quiero que sepa que fui yo —le advertí sonriendo maliciosamente.

— ¡Ya lo sé!

—Bueno entonces, ¡escribe!

Alice comenzó a teclear en su laptop, mientras yo observaba le fui dictando algunas cosas y ella agregando otras, imaginé la cara de la pequeña Bells leyendo la inofensiva nota.

¡Pagaría millones por ver su reacción!

—Edward, ¿no es muy atrevida esa nota? —interrogó Jasper seriamente.

— ¡Oh vamos! Es solo una broma —dije.

—Sí amor, ¡además Bells ama leer!

Jasper no dijo nada, pero sabía que algo pensaba sobre el asunto, y esa sonrisita no desaparecía, si bien sabía que Jasper es demasiado callado, pero aquí guardaba algo.

¡No entendía cual era el chiste!

La calle donde Isabella vivía se encontraba un tanto oscura, estacioné el volvo muchas cuadras antes, Jasper y Alice se quedaron allí, los muy egoístas no me quisieron acompañar a dejar el regalo en la puerta…

Pensaba que diría, se suponía que el regalo debería ser anónimo, pero al no entregarle nada, ella sospecharía de mí, me encogí de hombros, ya se me ocurriría algo.

Pude ver a Bella en la cocina ya que la ventana de ésta se encontraba cerca de la puerta de la entrada de la casa; ella se veía extraña, se veía como… nostálgica, ¿en su cumpleaños? Sí, ella fruncía el ceño, sus labios hacían un puchero mientras seguía comiendo pastel, aparentaba estar muy concentrada en sus pensamientos.

Una enorme curiosidad me invadió.

¿En qué piensa?

¡Demonios, como me gustaría poder leer la mente!

Negando rotundamente con la cabeza por mi actitud, dejé la caja con la nota en el suelo, toqué el timbre un par de veces y salí corriendo como un niño.

Me quedé detrás de un árbol, y comencé a evaluar la reacción de Isabella cuando miraba la caja y leía la nota; una sonrisita burlona se curvó en mis labios.

Quería tirarme al suelo a reír, juraba que ni estaba enterada de la graciosa mueca de horror que tenía en su rostro, sus mejillas se sonrojaron, enderezó su espalda, miró hacia los lados, suspiró, tomó la caja, y por último, entró.

Se veía confundida. Pobre, pensé.

Caminé de vuelta al auto, ya el humor se había ido, a decir verdad, siempre me burlaba de la pobre Bella, me gustaba molestarla, molestarla de verdad y verla enfurruñada, eso era lo más divertido, ella era demasiado malcriada para su edad.

Había frio afuera, metí mis manos en los bolcillos de mis jeans, faltaba poco por llegar al auto, me distraje pensando en que mierda le diría a Isabella, podría ser molesto con ella, pero no tacaño.

— ¡Edward, apresúrate! —exclamó Alice tocando la bocina del auto una y otra vez, estaba desquiciada.

— ¡Joder! ¿Podrías dejar de hacer eso? —pregunté cabreado, ella siguió con la bocina, parece que le fuera dicho: "Alice, has ruido con la maldita bocina por favor"

— ¡Amargado!

— ¡Bruja!

— ¡Jasper! —chilló ella con un horrible puchero, rodeé los ojos.

— ¡Jasper! —repetí con el mismo tono, y ahí estaba, imitándola como estúpido, ¡Bien hecho Edward has caído en el viejo truco de actuar como idiota!

—Eddie, no seas malcriado e infantil —me recriminó Jasper—, no sabía que actuabas así, si lo hubiera sabido te fuera traído tu biberón.

— ¡Maldito cabrón! —mascullé entre dientes encendiendo el motor del auto y poniéndolo en marcha.

—Edward —canturreó Alice en medio del silencio, no le preste atención—. ¡Edward! —exclamó en mi oído utilizando todo el volumen de su molesta y chillona voz, podía sentir el eco aún zumbando en mis oídos.

¡Mierda!

¡¿Está loca?!

¡Casi perdía el control del volante!

— ¡¿Qué?! Alice, mierda, me dejaras sin tímpanos —ella rió.

— ¿Sabes que mi Jazz y yo te guardamos un secretito ¿no?

—Aja.

—Debes comportare bien con nosotros Eddie —me indicó Jasper.

—Maldita sea, Emmett y sus estúpidos apodos, ¡que no me digan Eddie! —exclamé furioso.

—Parece un gatito —se burló Alice—, ¿Jazz? —le llamó.

— ¿Dime, mi mariposita? — ¡Qué asco!

— ¿Has notado que Edward sonríe más cuando está cerca de Bells? —preguntó alzando sus cejas sugestivamente.

— ¡Oh, sí! Lo he notado.

¿Qué mierda les pasa?

Alice, a mi lado, me miraba divertida, podría divisarla de soslayo, estacioné frente a la casa de Bella y bajamos.

—Dejen de hablar tonterías —recriminé con mi ceño adusto, nos quedamos en silencio, tocamos el timbre y la puerta se abrió, saludamos a los presentes, hasta que me encontré con una Isabella totalmente sonrojada.

Sonreí.

— ¡Ajá! —exclamó Alice señalándome y tirando del brazo de Jasper mientras se burlaba.

Gruñí por lo bajo, Alice se abalanzó sobre Bella mientras la felicitaba, y llegué a pensar que la asfixiaría en cualquier momento.

Yo no estaba tan cerca de ellos, y por el volumen de la música no pude escuchar lo que hablaban, claro que, también, debía admitir que la llegada de Irina me había dejado totalmente noqueado.

Simplemente… ¡Wow!

¡Qué mujer!

Ella vestía un delicioso y corto vestido color fucsia, sus largas piernas estaban a la vista y su estrecha cadera me llamaban a gritos, pero, como el estúpido que soy, la miré inmediatamente a los ojos, desde siempre había tenido presente que aunque una mujer me pareciese atractiva, su verdadera belleza estaba en sus ojos y en su alma.

¡Qué cursi!

Pero es verdad.

Sus ojos verde olivo me miraban con una sensualidad que podía percibirse en el ambiente, ella era totalmente coqueta y a la vez… dulce.

Ella me saludó desde lejos con un movimiento de mano, y luego… me guiñó un ojo.

Volteé hacia la ubicación de Bells y me percaté de que ya no estaba tan acompañada como antes, me acerqué y decidí hablarle con mi típico tono de voz que la incomodaba:

—Feliz cumpleaños —ella ya me había visto, pero yo no me había percatado de enorme sonrojo que se encontraba en su rostro, hasta su cuello estaba enrojecido.

No pude evitar soltar una risita por lo bajo.

—Gracias. —dijo, y pude ver que quería ser amable, pero, no lo logró, lo dijo de mala gana, ¿qué podía esperar? Nos odiábamos, era obvio.

Quizá debería joder un poco.

—Estás muy sonrojada —dije burlonamente, escondiendo mi sonrisa, para que ella creyera que era un comentario malintencionado—. Muy roja —añadí alzando una de mis cejas, recordando el color de la caja de los regalos y la dichosa habitación roja del dolor que ni idea tenía qué significaba eso.

Ella no me respondió, se quedó pensativa y luego se enrojeció aún más.

¡Oh, sí!

Ella se alejó un poco de mí ahora enfurruñada, ¿podría ser bipolar? Quizás sí. Isabella abrió delicadamente el estuche que Alice le había dado, sacó el collar e intentó ponérselo, maldijo un par de veces por lo bajo y luego alzó la voz maldiciendo de nuevo, me reí de ella, rodeé los ojos y, luego, decidí que era hora de ayudarla.

—Puedo ayudarte… Si quieres —dije detrás de ella, utilizando el tono de voz adecuado, el que ella odiaba, ella no me respondía, y yo comenzaba a perderme en el aroma de su cabello, tenía que admitirlo, jamás había percibido un aroma tan dulce y a la vez tan sensual en una chica—. Supongo que tu silencio es un sí. —dije suavemente, rozando mis dedos por su cuello, atrapando un pequeño mechón caoba, abroché el collar, volví a acariciarla. Ella, se giró abruptamente de mí, como si huyera, me miró por un instante, y yo por mi parte le dediqué mi sonrisa torcida.

¡Touche!

Se enojó de nuevo.

Aunque la verdad no sabía por qué.

En realidad, jamás sabía por qué se enojaba conmigo, ¿podría ser posible que le molestase hasta cuando hablaba solo para saludarla?

De acuerdo Edward, estás siendo melodramático.

Aquella noche fue extremadamente rara, Bella se enojaba cada vez más, y yo no podía evitar mirarla para volverla hacer enojar, mientras hablaba con los cuñados de ella la observaba, y ella, como la Isabella insoportable que es, me fulminaba con la mirada.

— ¡Edward! —exclamó Irina abrazándome por detrás, Jasper alzó sus cejas sugestivamente y Emmett hizo una seña con su mano y luego susurró antes de irse:

—Ya sabes, las palmaditas en el trasero funcionan, hermano —Liam se carcajeó por lo bajo al escuchar a su primo.

Le enseñé mi dedo medio y les dije que se retiraran con la mirada.

¡Era mi noche de conquista!

—Irina —saludé animadamente—. Te ves preciosa —ella asintió en total acuerdo conmigo.

La miré por un momento esperando el típico "gracias Edward" pero no lo dijo, había asentido como si ella ya lo supiese.

No seas idiota Edward, Irina tiene un espejo, es decir, varios, ya sabe lo buena que está.

—Tenía demasiado tiempo sin verte, Edward —coqueteó un poco enrolando su cabello con sus dedos—, estás muy guapo.

Reí.

Y decidí no agradecerle.

— ¿Te gustaría bailar? —le pregunté tomando mi cabello, como acostumbraba hacerlo, ella me tomó de la mano y me llevó a la pista con una sonrisa dibujada en su hermoso rostro.

—Bailas muy bien —me dijo apoyando su cabeza en mi hombro, yo acaricié su espalda, y pude ver a Bells sentada con su ceño fruncido.

Al parecer estaba pensando algo muy desagradable, porque podía ver como sus labios formaban un pequeño puchero involuntario.

Y eso me partió el corazón.

¿Algo le paso?

¿Le hicieron daño?

— ¿Edward? —llamó mi atención Irina, la miré a los ojos y ella me besó en casi, pero casi cerca de mis labios.

—Me gustas mucho Edward —yo le sonreí.

—Tú a mí también, preciosa —le confesé, ella asintió, invitándome a seguir continuando, pero solo agregué—: Deberíamos salir y vernos más seguido.

— ¡Claro!

La canción que bailábamos terminó y me las arreglé para alejarme de Irina y acercarme a Isabella.

— ¡Bella! —Exclamé llamándola, pero ella seguía perdida en su mundo—. ¡Bella! ¡Isabella!

Nada, no me escuchaba.

Entonces me acerqué más.

Y decidí actuar sin decirle, ella no podía negarse delante de todo el mundo. La halé por el brazo y la llevé hacia la pista de baile sabiendo que estaba impactada.

Sonreí cuando me di cuenta que había cedido finalmente.

¡Hora de domar a la fierecilla!

Ella rodó los ojos, la tomé por la cintura y así comenzamos a movernos al ritmo de aquella canción que no logré reconocer, Isabella movía sus caderas muy cerca de mí, la verdad es que en esa clase de bailes, las mujeres eran las que más se movían.

Me di cuenta que Bella tenía un poder extraño en sus caderas, las movía extremadamente bien.

Ella había colocado sus brazos alrededor de mi cuello y se había quedado muy pensativa, pero aún así, sin dejar de moverse. Se movía, meneaba sus caderas sin parar y mi cuerpo estaba comenzando a sentir… cosas.

No era una adolescente ya.

Pero mis hormonas se estaban comportando como si aún lo fuera.

Pero no era solo mi cuerpo el que reaccionaba, sino, algo más… era una enorme fuerza que había despertado en mí, y no podía controlarla.

—Be-Bella —tartamudeé como idiota—, hubo un gran problema con la llegada de regalo que te traería, verás, lo que ocurre es que… lo encargué hace un par de días, viene del exterior… y por desgracia me avisaron en la mañana que no podía llegar hoy, por eso quería decirte que mi regalo llegará mañana —expliqué lo que Alice me había dicho que dijera, Bella asintió con un poco de confusión pero solo me dijo un "no te preocupes" y se quedó callada.

La noche del cumpleaños de Bella había terminado, nos despedimos de la familia Swan y finalmente regresé a casa con mis padres y Alice.

Mi pequeña hermana no dejaba de molestarme y atosigarme con preguntas sobre qué había hablado con Bella.

¿Qué demonios le pasaba a Alice?

Estaba actuando extraña, bueno, más de lo normal.

— ¿Qué diablos tienes con Bella? —le pregunté riendo, ella rodó los ojos como si la respuesta fuera obvia.

—Hay Edward… —me dio una palmadita en el hombro—, ya lo entenderás… ya lo entenderás, pequeño Eddie.

Gruñí por lo bajo.

— ¡Bruja!

Ella se echó a reír como si de verdad fuera una bruja malvada.

Al día siguiente…

Había invitado a Irina ir al cine, y ella había aceptado después de haberme cancelado cinco veces, la verdad no la entendía, pero qué más daba, me gustaba y mucho, me atraía y deseaba conocerla más.

— ¡Romance! —chilló tirando de mi brazo.

¿Había mencionado que Irina era dos años mayor que yo?

Sí. Tenía veintiuno.

Pero actuaba como quinceañera.

—Lo que desees —le hice saber, ella relamió sus labios, lo que me pareció tremendamente sensual.

Ambos entramos al cine y yo la verdad que no estaba tan interesado en la película, pero la vería por ella, yo no era un desgraciado como algunos hombres, siempre fui maduro y no me interesaba hacer sufrir a alguna mujer, cuando intentaba salir con alguien, era porque de verdad me gustaba.

Irina me interesaba y mucho.

Pero había un lado de ella que no había descubierto, y cuando estábamos en medio de la película, Irina posó una de sus manos en mi entrepierna, acariciándome el muslo, acercándose lentamente a mi miembro, inmediatamente me tensé cuando mi amigo comenzaba a responder las caricias que la hermosa rubia que permanecía a mi lado estaba entregándole a mi cuerpo.

¡Oh, mierda!

Irina había retirado su mano, luego de entusiasmarnos.

¡Triple mierda!

Pero todo lo que sube, tiene que bajar…

Súbitamente, me levanté de mi asiento y me dirigí al baño más cercano.

¡Me dolía, maldita sea!

Mis pantalones estorbaban, necesitaba liberarme.

Cuando entré al baño prácticamente corrí a él y cerré la puerta con seguro, tenía el baño para mí solo, quizá debí haber traído a Irina conmigo, pero sabía que no era lo correcto.

Desabroché rápidamente mi pantalón y cuando mi amigo salió liberado, sentí que me quitaba un enorme peso de encima, solo faltaba algo… y ya.

Me masturbaría en el baño cercano al cine.

Donde las mujeres lloraban por la película drama-romance que estaban viendo.

Agarré mi pene con una de mis manos y comencé a acariciarlo. Bombeé varias veces aumentando cada vez más la velocidad de mi mano, y allí fue, cuando comencé a fantasear…

Fantasear con alguien que jamás imaginé.

Imaginé a Bella sentada en la cama de mi habitación con sus dos largas pernas abiertas para mí, ella estaba desnuda y yo podía ver y saborear a gusto su deliciosa y tan apretada vagina.

Jadeé y gemí por lo bajo imaginando como ella se relamía los labios pintados de color rojo mientras yo me masturbaba frente a ella.

Su mirada estaba clavada en mi erección y se acercó a mí taconeando sexymente hacia mí, solo tenía aquellos zapatos de tacón rojos, los cuales combinaban con su labial, sus senos desnudos se movían al ritmo de sus pasos y ella seguía con su mirada en mi pene.

Se agachó ante mí.

Yo seguía masturbándome, ella me miró a través de sus pestañas, las bateó un poco, apretó sus manos contra mi pene y lamió la punta…

Al imaginar aquella caricia me vine inmediatamente, gimiendo por lo bajo mientras que me apoyaba en la pared y mi semen salía sin control alguno, imaginando como bella tragaba cada gota volví a estremecerme.

Y luego, caí en cuenta…

¿¡Pero qué demonios!?

¡Edward Cullen!

¡Es Isabella Swan!

¡Por Dios!

¿¡Qué demonios me pasa!?

Maldición, maldición, maldición.

Halé de mis cabellos con la mano que no estaba llena de mi semen y miré el desastre que había hecho, nunca me imaginé que haría algo así.

Nunca me imaginé que me masturbaría pensando en ella. En Bella Swan.

Dos días después…

Si me preguntan: ¿Edward, que hiciste en el baño del cine hace dos días?, mi respuesta seria un rotundo "nada"

Había olvidado la estupidez que había hecho. Solo quería concentrarme en lo que había comenzado con Irina.

Irina y yo nos encontramos con Alice y Bella en el centro comercial, y estaba demás decir que Irina ya se comportaba como mi novia, y la verdad me sentía bien, sus besos eran… agradables.

Irina me gustaba, y estaba seguro de que llegaría a enamorarme de ella.

Cuando nos encontramos por casualidad con mi hermana Alice e Isabella, la pexie había sugerido que fuéramos por helados los cuatro y noté que Bells estaba demasiado seria, y yo, por mi parte, algo apenado.

De vez en cuando ella hablaba, e incluso Alice y ella habían compartido alguna broma privada que yo no pude comprender.

Pero sonrió.

De la manera que deslumbra a cualquiera.

Cuando nos despedimos, Irina fue al baño a retocarse y yo decidí ir también —claro, sin repetir lo que había hecho hace dos días—, cuando me estaba lavando las manos lo que vi en el espejo me dejó perplejo.

Había el reflejo de alguien más.

Isabella Swan.

En el baño de hombres.

Con aquella mirada.

Su mirada.

Volteé aún sin poder creerlo, Isabella me sorprendía, y ella lo sabía.

—Bella… ¿Qué mierda haces aquí? —pregunté ceñudo, ella solo me dedicó una sonrisita y me respondió con ironía en su fina y coqueta voz:

—Es un baño, Edward —dijo como si le explicase a un niño de tres años.

—Es un baño —concordé—. Pero de hombres —repliqué sintiéndome estúpido, recordando lo que había hecho hace dos días nuevamente.

¿Qué demonios hace Isabella aquí?

—Esa era la idea, que fuese de hombres, no creo que fueses capaz de ir al de mujeres —explicó ella lentamente, entonces entendí…

¿Ella vino por mí?

¿Qué quiere?

¡Oh vamos, hombre! ¿No me digas que estas asustado? ¿Acaso crees que va a violarte? Me preguntó mi subconsciente.

¡Ojala!

— ¿Qué insinúas? — ¡Pero qué pregunta más estúpida, Edward!

¡Por el amor de Dios!

—Quería hablar en privado contigo —dijo encogiéndose levemente de hombros.

¡Vaya!

Bella Swan quiere hablar a solas conmigo.

¡Wow!

—Por una vez en tu vida, quieres estar a solas, ¿conmigo? —Bufé incrédulo.

—Sip —volvió a encogerse de hombros, restándole importancia.

— ¿Sobre qué? —pregunté ahora curioso, ella inclinó su cabeza todavía mirándome.

—Sobre tu regalo… —dejó la oración incompleta y se quedó pensativa.

—Oh… el regalo… sí —decidí ser sincero—, imaginé que dirías algo sobre eso, pero no leí esos libros, creo que son más para chicas —terminé seriamente.

Pero ella no pareció sorprenderse ante mi confesión.

— ¿No sabes de qué tratan? —interrogó. Ella sabía que había sido yo.

—No. Bueno… sí, leí que eran eróticos —alcé mis cejas sugestivamente, con picardía. Bella se sonrojó.

—Sí. Lo son —se quedó callada por un minuto—, como sea. No vine a hablarte sobre eso. Primero, gracias. —Sonreí, ¿de qué quería hablar?—, segundo… yo quería, es decir, quiero preguntarte, si lo de Irina y tú… ¿va enserio? —me reí por lo bajo.

¿Isabella Swan acaba de preguntarme eso?

— ¿Por qué la pregunta? —estaba sorprendido.

Ella se encogió de hombros y respondió:

—Soy chismosa.

—Siempre tengo algo serio, Bella —le confesé seriamente, siendo completamente sincero.

Ella resopló, como si no me creyera.

Pero, ¿por qué?

—Claro… —dijo incrédula, riéndose de mí.

¡Bah!

— ¿No me crees? —le pregunté sonando algo sorprendido—. ¿Crees que soy un "Don Juan"?

Dijo que sí con la cabeza.

—Sip. Pero también creo que Irina no es tu tipo, y también creo que no le serás fiel, ¿son novios?

—Sí. Lo somos —aunque no se lo propuse.

¿Ella creía que Irina no era mi tipo?

¿Ella creía que yo no le seria fiel?

—Oh… ¿Crees que podrás serle fiel? —ella comenzó a acercarse, acercarse mucho, con un andar sexy, la fiera me acechaba como si fuese su víctima, su presa.

¡Puta madre!

Carraspeé incómodo.

Creo.

—Te he dicho, Bella, que yo siempre… tengo algo serio.

Estaba comenzando a dudarlo.

—No lo creo… —miré el suelo, ella seguía acercándose, hasta que comencé a sentir el calor de su cuerpo, algo dentro de mí despertó.

Había unas enormes ganas en mí de tomarla, subirla al lavamanos y fallármela hasta que gritara mi nombre, besar su intimidad y recorrer su trasero con mis manos.

—Sí, es la verdad —no estaba seguro, ante su penetrante mirada, la cual estaba comenzando a encenderme todavía más.

Pero lo que vino me dejó sin aliento.

Ella puso sus manos en mi pecho y con una de sus rodillas acarició mi entrepierna, casi cerca del vaquero Eddie, mi amigo.

— ¿Estas… seguro? —su embriagante aliento rozó mis labios, ¡maldita sea!

¡No puedo más!

Mi erección se hizo presente.

—S-í —tartamudeé como idiota.

¡Fóllala imbécil!

—Oh… Edward. Es una lástima —conforme hablaba, sus labios acariciaban los míos, enviándome fuertes punzadas en mi ya despierta erección, la cual acarició la rodilla de Bella, y ella se alejó—. Es una lástima.

¡Maldita!

— ¡Bella! Tú… —tú no puedes dejarme así.

¡No!

—Lo siento cariño, pero tú eres fiel —dijo acercándose, beso y mordisqueó el lóbulo de mi oreja y se retiró del baño meneando sus caderas sensualmente, su redondo trasero me indicaba que le dice unas fuertes nalgadas por ser tan malvada.

¡Malvada!

Y así comenzó nuevamente la obra de: "Las manuelas de Eddie, parte dos"

Una noche, cuando había salido con Irina a bailar, mientras nos besuqueábamos en el auto, ella comenzó a mordisquear mi cuello y yo a acariciar su vientre, en ocasiones me detenía, diciéndole que no era el lugar, pero ella insistía, al parecer era una de sus más fuertes fantasías.

—Oh, vamos, Edward, nos gustamos, somos mayores, ya es tiempo, quiero que me cojas sin piedad —me dijo ella sin una pizca de timidez, como si del clima hablase, se sentó a horcajadas y comenzó a mecerse sobre mí.

Estaba a mi merced.

Y yo era hombre, y los hombres sienten después de todo.

Tomé sus enormes senos entre mis manos y los acaricié y apreté sin piedad, mientras ella comenzaba a quitarme el cinturón de mis vaqueros.

Yo decidí sacar una de sus tetas y mordisquearla y pellizcarla hasta que Irina comenzó a gemir audiblemente, ella inclinó su cabeza hacia atrás, meciéndose, y dándome un perfecto acceso hacia sus senos, bajé su top completamente y trabajé en sus dos pezones, los cuales ya estaban erectos y sabia que ella estaba a punto de un orgasmo, pero eso no le impedía que tomase mi erección y me masturbara sin piedad, pero yo, cegado por la lujuria, la cagué.

—Oh… ¡B-e-bella!

— ¡Maldito imbécil! —exclamó Irina con sus ojos abiertos como platos, toda la calentura se fue, ella se arreglo su ropa, yo hice lo mismo, aún sorprendido por lo que había hecho.

La excitación se había ido.

Solo quedaba una pregunta.

¿Qué mierda me está pasando?


Ok, sé que hay muchas cosas... pervertidas XD pero va así . pobre hombre, espero les haya gustado, habia pensado en subir todo el outtake pero no está completo aún, y solo intentaré poner las cosas que no quedan claras en el pov Bella, y agregaré otras que ella no podia narrar, espero sus opiniones, un beso.

-Day VP.

 

Capítulo 7: Epílogo. Capítulo 9: Outtake 2: Pov's Edward.

 


 


 
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