BETEADO POR: Isabella With'a HeavyHeart Crippa (Betas FFAD)

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Epílogo.

Cuatro años más tarde…

Era la cena de fin de año, estaba más que ansiosa por la buena nueva que tenía que anunciar.

Suspiré un poco nerviosa.

A pesar de llevar unos dos años viviendo con Edward yo seguía sintiéndome la misma chica perdidamente enamorada de aquel cobrizo que me roba el aliento con su sola presencia, seguía haciéndome sonrojar, y jamás perdíamos la oportunidad para hacer diabluras juntos…

Todas aquellas fantasías que había tenido, Edward me las cumplió…

Me enamoré de él…

Cada vez me hacía el amor es más y más delicioso…

El fuete se hizo presente…

Hielo, esposas, en ocasiones me vendaba los ojos, o yo a él… nunca lo comparé con aquel sexy personaje: Christian Grey.

Creo que Edward tiene su propia marca de sensualidad, sabe trucos, posiciones, mis puntos débiles, sabe cómo satisfacerme y cómo hacerme extremadamente feliz.

Hoy estaba más feliz que nunca gracias a él y esperaba que él también se uniera a mi regocijo.

Y por supuesto toda la familia.

Alice estaba felizmente casada con su eterno amor Jasper, mi hermana Renata algunos meses después de descubrirse mi noviazgo con Edward se casó con Liam, y Rosalie hace unos meses también se casó con Emmett y justo hace un par de semanas regresaron de luna de miel.

Por mi parte: estaba felizmente comprometida.

Sin contar que aquella primera vez que Edward y yo estuvimos juntos mi madre nos pilló.

Esbocé una enorme sonrisa al recordarlo…

Flash-back.

Nuestras respiraciones cada vez se tornaban más normales, yo sonreía al ver cómo mi bebé se quedaba dormido mientras su brazo rodeaba mi pequeño cuerpo, se veía tan guapo, incluso dormido, sus largas y doradas pestañas me dejaban sin aliento al igual que su hermoso rostro ahora tan tranquilo.

Se removió un poco y yo sonreí, quería tocarlo pero tampoco deseaba despertarlo; me contuve.

La puerta de mi habitación se abrió tan rápido que no me dio tiempo de procesar que alguien nos descubrió.

— ¡Oh, por Dios, Bella! —exclamó Renee tapando su boca, sus ojos brillaban con burla.

Me sonrojé.

Edward se despertó y la mueca que se formó en su rostro era digna de fotografiar.

—Renee, yo…

— ¡No quiero nietos! ¡Estoy muy joven! —Exclamó dándonos la espalda—. Siempre supe que ustedes dos tendrían algo… pero jamás me imaginé que iban a tardar tanto… ¡Ya era hora!

Tapé mi boca por la impresión y Edward me miró cohibido.

— ¡Pero tampoco crean que pasaré por alto esto! Hay hoteles… y muy económicos… los sábados hay ofertas y… bueno eso fue hace muchos años pero creo que siguen habiendo…

— ¡Mamá! ¿¡Cómo lo sabes!? —pregunté burlándome.

Mi madre me miró sonrojada…

—Eh… ¡Señorita, estamos hablando de usted no de mí! Estos jóvenes de ahora… —decía mientras se retiraba refunfuñando y muy nerviosa.

Al parecer mis padres no eran tan santos después de todo.

Edward rió.

Fin Flash-Back.

Comencé a reír por la confesión que mi mamá hizo sin querer y luego cada vez que se mencionaba el tema se sonrojaba.

Estaba en la cocina de mi departamento mientras ordenaba algunas cosas para la cena; todos vendrían a cenar acá, yo había organizado todo junto con Alice, Edward estaba enterado pero no dejaba de preguntar por el misterio que desde hace días teníamos Alice y yo…

Mi hermosa cuñada estaba con su pancita grande, el duendecillo me haría tía dentro de unos meses, estaba hermosa y sus ojos brillaban cada vez que hablábamos. Sonreí, el pequeño Jackson que ya estaba por nacer. Jasper estaba demasiado feliz que no dejaba de comprar juguetes, ropa, y por primera vez en su vida estaba emocionado con ir de compras y decorar una habitación.

Edward se estaba duchando, ya yo estaba arreglada y maquillada para la gran noche, acaricié mi vientre con una indescriptible sensación al hacerlo, sonreí y seguí arreglando la gran mesa para la cena.

Sentí el aroma del perfume de mi hermoso prometido, ese que siempre me enloquecía y me giré. Edward se encontraba recargado en el umbral de la puerta de la concina colocándose una chaqueta oscura.

—Mi hermosa prometida está un poco más cachetona —dijo sonriendo, me sonrojé bajo su mirada tierna, Edward se acercó a mí, me besó en mis cabellos y comenzó a ayudarme.

—Lo sé —dije tomando los cubiertos y llevándolos a la mesa, él me siguió.

—Te ves hermosa —alagó, muy cerca de mi oído.

—Ese alago tiene muchas cosas comprometedoras dentro del…

—Exacto, Bella… Has entendido el mensaje.

Me guiñó un ojo…

— ¡Edward! ¡Ahora no, ya casi llegaran! —exclamé cuando sentía que comenzaba a besar lentamente mi cuello.

—Hay tiempo para todo…

El timbre de la puerta sonó.

— ¡Ja! —Exclamé—. Señor Cullen, los invitados han llegado —indiqué burlándome de su mueca de disgusto.

—Más tarde no te me escaparás…

Me dirigí a la puerta, alisé un poco mi vestido y la abrí. Entonces en medio de saludos y risas, la familia de Edward, mis hermanas, mi madre, nos bendijeron con su presencia sin saber la gran noticia que tenía para ellos.

Estaba embarazada.

Flash-Back.

Empujé a Edward en el sillón de la sala, mientras que la música árabe comenzaba a sonar y yo me movía de un lado a otro, desde pequeña había practicado danza, por lo cual sabía cómo hacerlo…

Sus ojos viajaban por mi cuerpo, yo vestía aquel traje oriental característico de la danza árabe, de dos piezas, color azul.

Edward al verme quería tocarme… pero no lo dejé.

Al ritmo de la música fui moviendo mi vientre y caderas hasta acercarme a él. Sus labios estaba entre-abiertos producto de la excitación; me senté a ahorcajas aún bailando, sintiendo su sexo debajo del mío. Estaba ya despierto, caliente, ansioso…

—Bella… te ves… te ves… tan sensual…

—Lo sé, amor…

—Me vuelves loco —dijo, yo sonreí.

—Y tú a mi… bebé…

Seguí moviéndome encima de él, siempre había algo distinto cuando hacíamos el amor, desde hacerlo en la ducha hasta bailarle antes de hacerlo. Claro, jamás se nos ocurrió hacerlo de nuevo en la casa de mi madre…

Edward tocaba mis pechos por encima del diminuto top que llevaba puesto mientras yo meneaba mi cuerpo encima del de él…

—Bella, eres única —sonrió con su mirada perdida en mi baile erótico.

Pero ágilmente Edward me tomó por el cuello mientras apretaba mi cadera y comenzaba a besarme apasionadamente y de forma inmediata su lengua penetró mi boca. Edward me besaba desjuiciadamente apretando y masajeando mi cuerpo, una y otra vez, lo sentía ansioso, y deseoso, ahora más que nunca: claro, después de aquel baile era normal, podía sentir su erección cerca de mi vientre.

Tiré levemente de su cabello, Edward gimió en mi boca y sonrió…

—Tengo algo para ti —susurró con una sonrisita maliciosa.

No me dejo decir nada; Edward me cargó entre sus brazos y así nos dirigimos a la habitación de nuestro departamento.

Me acostó en la cama con la mayor ternura del mundo, no dejaba de sonreír e incluso su rostro no dejaba de poseer aquella sonrisa tan sexy.

— ¿Qué tienes para mí?

—Algo, pero debes cerrar los ojos.

— ¡Edward! —chillé—. ¡Se suponía que yo jugaría hoy!

—Siempre jugamos ambos.

—Buen punto… —reí, él me guiñó un ojo.

¡Sexy!

Se fue al baño y busco no se qué cosa, no logré ver que era, porque cuando regresó la guardó en uno de los cajones de nuestra cómoda, sonreía maliciosamente; yo me levanté de la cama y me coloqué frente a él, lo obligué a que se sentara en la cama y así comencé a desnudarme.

Cada prenda fue a parar al suelo, Edward observaba cada centímetro de mi cuerpo como si fuese la primera vez que me veía; siempre lo hacía, y debía admitir que me gustaba.

—Bella, eres hermosa.

—Y tú eres mi hermoso prometido, mío, solo mío.

Me acerqué peligrosamente a él y comencé a desnudarlo, se quedo tranquilo; sin embargo, cuando quería tocarme, yo no lo permitía, eso lo enloquecía y a mí, me gustaba.

Comencé a acecharlo en la cama, divisé su sonrisa y literalmente me derretí… pero sabía que algo tramaba, no obstante, sabía que me agradaría lo que sea que estaba escondiendo.

Cuando Edward me besaba y tocaba cada rincón de mi cuerpo se alejó levemente de mí, me sorprendí y él al notar mi preocupación solo me indicó:

—Cierra los ojos y acuéstate.

Obedecí gustosa.

Después de escuchar el sonido del cajón de la cómoda cerrarse, Edward nuevamente se acomodó en la cama, entre mis piernas. La adrenalina me invadió, tenía curiosidad; sin embargo, no abriría los ojos, quería que mi hombre me sorprendiera.

Sus grandes manos acariciaron suavemente mis caderas y piernas, sentía algo cerca de mí intimidad.

Pero no estaba segura de qué se trataba…

— ¡No abras los ojos! —exclamó, por su tono de voz deduje que estaba sonriendo.

— ¡Ya, sí, está bien, no te alteres, bebé!

Edward suspiró.

—No me dejaste que te tocara al principio…

—Ahora puedes ha-cer-loo… —tartamudeé al sentir cómo un frío y mojado objeto acariciaba mi intimidad, y poco a poco se introducía en mi.

Abrí los ojos inmediatamente…

Edward estaba arrodillado entre mis piernas, levanté la cabeza…

¡Oh, por Dios, un vibrador!

El objeto comenzó a moverse violentamente dentro de mí, Edward metía y sacaba el vibrador rápidamente.

¡Maldita sea!

¡Por todas las putas del mundo!

¡Qué mierda!

Oh, diablos…

Grité audiblemente por todo lo que ese maldito vibrador y Edward me proporcionaban, apreté las sabanas con mis manos, e incluso mi espalda se arqueó…

—Así es Bella… mi bella… espero te esté gustando…

— ¡Maldita sea, Edward! —chillé con los ojos cerrados.

Tomó uno de mis pezones mientras el desquiciado objeto seguía con su trabajo.

Lentamente el objeto salió de mí, respiraba erráticamente.

¡Me las pagarás, Cullen!

Lo empujé a la cama más excitada que nunca, la cara de Edward era un poema: estaba deseoso y expectante.

Mis labios se devoraron los de él, lo besaba con toda la pasión acumulada, sus besos eran mi paraíso personal.

Mientras dejaba besos en su cuerpo bajé lentamente hasta llegar a su duro y despierto miembro; no pude evitar lamer mis labios. Sentí la mirada fija de Edward, agarré con mi mano derecha su pene que ya estaba duro y lo apreté con fuerza, Edward gimió suavemente.

Acerque mi boca, y comencé a chuparlo y lamerlo con mi lengua, recordé claramente la primera vez que lo había probado, mordí la punta, Edward jadeó.

Así comencé con mi "venganza". Él movía sus caderas dentro de mí, pero yo no se lo permití, yo movía mi boca alrededor de su erección, siempre me agradaba llevármelo hasta lo más profundo de mi boca, rodearlo con mi lengua y chupar y morder su punta…

Posteriormente, Edward se permitió posicionarse entre mis piernas y unirme a él penetrándome, completándome, sincronizándome a él…

Esta vez fue más lento, Edward acariciaba mi espalda mientras besaba mis labios y ambos nos movíamos dándonos placer. Yo besaba su cuello y lo rodeaba con mis diminutos brazos, ahogando mis gemidos en su boca y después en su oído, algo que le erizaba la piel.

Mis uñas rasgaban su espalda cuando sentía que ya venía mi clímax, Edward lentamente fue llenándome, mientras los dos gemíamos y jadeábamos al mismo tiempo en medio del roce de nuestros cuerpos agitados y sudorosos…

Fin Flash-Back.

Ésa fue una de las noches donde sospechaba que había quedado embarazada, lo intentamos un par de veces y simplemente ocurrió…

Ya yo tenía algunas semanas de embarazo; pero Edward aún no lo sabía y hoy precisamente se lo diría…

—Estas hermosa Bella, el emb… —iba a decir Emmett delante de Edward.

— ¡Gracias! —exclamé para que se callara, Edward se quedó pensativo.

Todos cenamos placenteramente en familia, la panza de Alice me daba ternura, Edward y yo seremos los padrinos del pequeñito que venía en camino.

Alice se veía más madura y evidentemente maternal, Jasper estaba maravillado, me encantaba la pareja que formaban ambos, siempre se demostraban su amor de distintas formas.

Edward siempre estaba al pendiente de mí, me consentía y sabía que al enterarse de mi embarazo todo aumentaría, nuestra unión se fortalecería muchísimo.

En el espacio de la sala algunos bailaban un poco mientras otros platicaban alegremente, yo no dejaba de observar a mi Edward, quería ver cómo reaccionaba, desde casi toda la velada me había estado preguntando porqué no quería beber champagne u otro tipo de bebida; yo no le decía nada.

— ¡Chicos! —exclamó Alice llamando la atención de todos—. ¡Bella tiene algo que anunciar!

—Eh… bueno… yo… Edward —los ojos verdes esmeralda del amor de mi vida brillaban de curiosidad—, algunos ya saben lo que descubrí hace algunos días… y yo… yo quería que fuese especial —tomé una bocanada de aire, estaba muy nerviosa, pero feliz.

—Cuéntanos, hija —animó mi madre tomando la mano de Phil, su novio y pareja, le sonreí tímidamente.

—Bueno es… es que yo… ocurre que… estoy embarazada —declaré mirando directamente a los ojos de mi Edward, los cuales brillaron de alegría. Él acortó un poco la distancia que nos separaba y me atrapó en sus fuertes brazos con una gran sonrisa.

— ¿Un bebé, Belly? —preguntó en mi oído con un indescriptible entusiasmo.

—Sí… un bebé tuyo y mío —musité con un hilo de voz—. Un bebé de ambos.

—Oh, demonios —murmuró orgulloso mientras sonreía y, posteriormente me besaba en los labios tomando mi rostro con ambas manos—. ¡Hoy me emborracho! ¡Seré padre!

Todos gritaron de felicidad y comenzaron a felicitarnos con abrazos, besos y unas cuantas hermosas palabras, mi madre lloró de felicidad al igual que Alice, eran muy sensibles…

Edward estaba completamente feliz y orgulloso, lo habíamos estado esperando por mucho, pero por un estúpido motivo yo tenía miedo de que él se molestara conmigo.

Soy una estúpida…

—Mi prometida y yo volvemos en unos minutos —avisó Edward tomando un sorbo de champagne, me tomó de la mano y me llevó a la cocina en donde comenzamos a escuchar chiflidos de parte de los invitados.

Edward cerró la puerta con llave.

— ¿Estas feliz? —pregunté rodeándolo con mis brazos colocando mi cabeza en su pecho.

—Completamente —dijo moviendo mi rostro para que yo lo mirara—, desde hace mucho, desde hace mucho tiempo me has hecho el hombre más feliz, y ahora con la noticia aún más… eres todo para mí, Bella. La luz de mi camino; pero también la oscuridad en mi cama —sonrió maliciosamente—, te amo, te deseo, eres la mujer de mi vida.

—Y yo a ti también te amo, los amo —acaricié mi vientre, Edward también colocó su mano en él.

Pero después con otra de sus manos colocó frente a mí un hermosos anillo con un bello diamante, lo miré por unos minutos, pues sabía que el anillo era de compromiso… mis ojos se humedecieron…

—Te debía esto —dijo y lo colocó en mi dedo aún mirándome a los ojos con todo el amor del mundo plasmado en ellos.

—No es…

—Bella —me interrumpió—, para mí, tú mereces todo, con ese anillo sellamos nuestro compromiso… con este anillo te prometo que estaré contigo siempre, claro, también con otras cosas…

— ¿Ah, sí? —Sonreí con malicia masajeando su pecho—. ¿Como cuáles? —alcé una ceja.

—Eres insaciable, Isabella Swan, futura de Cullen. Insaciable… para mí… por siempre —declaró.

Me tomó rápidamente por la cintura y me colocó en la pequeña mesa de la cocina para comenzar a hacerme el amor lentamente, y sin prisas, sellando así, un compromiso entre nosotros, uno que apenas comenzaba…

Y pues, aquí está el primer epílogo :') aww ¿que les pareció?

¡Gracias, gracias, gracias! por sus comentarios, por leerme, por compartir esta locura conmigo 

bueno chicas pues, faltan los outtake y el segundo epilogo, ¡Espero sus opiniones! nos leemos pronto, besitos y saludos desde mi hermoso pais Venezuela.

¡cuidense!

-Day C.

PD: ¡Gracias Isa por betearme el fic, eres genial!