BETEADO POR: Isabella With'a HeavyHeart Crippa (Betas FFAD)

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Capítulo 6: Hacer el amor…

Edward me miraba expectante, con deseo y hambre… levanté mi mano para acercarme a sus pantalones y comenzar a quitárselos, pero no me lo permitió; sonrió con malicia y yo me sonrojé, pero lentamente él mismo fue deshaciéndose de sus pantalones y bóxer para que posteriormente mi vista se nublara por el deseo acumulado en mí.

Su pene ya estaba erecto, duro, brillante… delicioso…

No pude evitar sorprenderme… estaba grande…

Se arrodilló ante mí para luego acercarse lentamente a mi cuerpo sudoroso y caliente. Nuestras pieles se rozaban y enviaba una placentera corriente a cada fibra de mi ser, su aroma es tan varonil —como siempre— con ese perfume que me excita violentamente…

—Tu cuerpo es precioso, Bella… quiero follarte… rico… quiero hacerte el amor hasta que te corras y grites mi nombre… quiero introducir mi lengua en ti… y probarte… y lo voy hacer porque te deseo… Te amo, Bella…

Sus palabras recorrieron todo mi ser y lo último causo que un hermoso sentimiento se apoderara de mi alma y mi corazón. Me amaba, soy suya, y quiere hacerme el amor… a mí… estaba dichosa y ahora tenía un solo propósito en mente: satisfacerlo.

—Te amo, Edward… hazme tuya… hazme el amor —pedí, lo miré a los ojos conforme hablaba, sus ojos verdes brillaban de felicidad y poco a poco uno de sus dedos se fue introduciendo en mi intimidad mientras comenzaba a succionar y lamer mis pezones. Yo por mi parte coloqué una de mis manos en su gran longitud, subía y bajaba mi mano sobre su erección… varias veces, haciéndolo gemir.

Abrí los ojos al sentir cómo alguien se acomodaba a mi lado, en mi cama…

¡Malditos sueños! Estaba caliente…

— ¡Edward! ¡Joder! ¿¡Qué haces aquí!? —grité totalmente sorprendida.

¿Qué mierda hace en mi casa?

Él inmediatamente tapó mi boca con una de sus manos mientras me indicaba que no hablara gritara.

—Vine a verte —indicó en un susurro.

— ¿Verme? ¡Edward, son las dos de la madrugada! —musité mirando la hora en el reloj que permanecía en mi cómoda, él rió tontamente.

—Lo sé. Pero necesitaba que verte —contestó tomando mi mano. ¡Pero qué demonios! ¿Es sonámbulo?—. Estaba confundido, Bella… tu cambio me confundió… hace unas semanas pensé que me gustaba mucho Irina… pero ahora tú…

— Ahora yo, ¿qué? —pregunté con un tono de reproche en mi pregunta.

—Ahora me he dado cuenta de que prefiero a las morenas —declaró acariciando mis nudillos—. Sé muy bien lo que casi pasaba entre nosotros aquella noche cuando tu madre nos interrumpió —sus mejillas enrojecieron levemente, haciéndolo ver adorable—, y sé que no fue correcto que yo siguiese con Irina… pero yo solo me alejé de ambas… de ti, y de ella —cuando notó que iba a hablar no me lo permitió—. Nadie sabía, hace poco hablé con Allie, y me contó lo que te dijo… pero Bella, te juro que yo me alejé de ambas… estaba confundido pero cuando te veía con Demetri enloquecía y cuando tú… —entrecerró los ojos—, lo besaste… me di cuenta… de que me gustas… me enloqueces… te deseo… te amo… —culminó mirándome a los ojos.

¿Me ama?

¿Me desea?

¿Dice la verdad?

Oh, demonios…

Como diría Ana Steele: ahora, mi diosa interior se encuentra vestida de porrista haciendo toda una rutina digna de una celebración…

—Edward… tú…

—No, Bella, por favor créeme, soy sincero… yo nunca quise jugar contigo… ahora solo quiero hacerte feliz —dijo con sinceridad, tomando mi rostro con una de sus manos—. Siempre te he apreciado, independientemente de nuestras diferencias… pero ahora el sentimiento es más grande… yo te amo.

¡Joder, bésalo!, me gritó mi conciencia.

—Edward… yo… yo no sé qué decirte… —titubeé, no tenia palabras, no sabía ni que era lo que verdaderamente sentía por él.

¿Lo amo?

Se acercó más a mí, mirándome a los ojos… aquellos ojos verde esmeralda que me miraban con dulzura y ternura…

Jamás había notado aquél toque tan tierno en Edward.

Él se acercó más a mi mientras acariciaba mi mejilla, me dejé llevar por la sensación que Edward me estaba transmitiendo bajo su toque, era la primera vez que ambos estábamos en una situación tan dulce y romántica, y yo ansiaba que fuese la primera de muchas…

Porque definitivamente… sí, lo amo…

—Te amo, Edward.

Cerré los ojos al sentirme hipnotizada bajo el aliento de este Dios que se encontraba frente a mí acariciando mi mejilla, ocasionando que mi corazón saltara rápidamente a la vez que la sangre subía a mis mejillas.

¡Oh, Edward, bésame!

Sus labios acariciaron los míos enviando un hormigueo a mi estomago, se apartó levemente de mí, luego volvió a rozar mis labios; repitió lo mismo una vez más para después profundizar más el beso e ingresar su lengua en mi boca, y con una exquisita danza mi lengua se entrelazó con la de él. Ambos nos conectamos en un dulce beso.

Sus manos acariciaban mis mejillas; pero luego una de éstas se acercó a mi espalda para atraerme aún más a él, yo enredé mis dedos en su sedoso y cobrizo cabello, abrazándolo, atrayéndolo…

Sus delicados pero grandes dedos se fueron introduciendo por debajo de mi blusa, y mi piel se erizó con su toque.

Edward era, es y seguirá siendo mi perdición…

Su mano recorría ágilmente mi espalda por debajo de mi blusa, me sentía tan cómoda…

—Bella… creo que… debo irme… —dijo entre besos, sabía que no quería irse, que deseaba terminar con lo que habíamos comenzado aquella noche en el sillón cuando mi madre llegó, pero Edward es muy respetuoso. Yo conocía esa parte de él.

Y aquella noche, Edward había perdido la conciencia…

—Edward Cullen. Tú te quedas —ordené tirando su cabello mientras mordía su labio inferior.

En un descuido suyo me coloqué a horcajadas sobre él y comencé a quitarle lentamente su camisa… el sueño que tuve se estaba cumpliendo y no lo dejaría ir tan fácilmente…

Edward correspondía cada uno de mis besos y caricias; yo lo besaba desenfrenadamente mientras sus manos acariciaban y apretaban mis nalgas por encima del short de seda que tenía puesto aún.

Besé su cuello dejando pequeños besos mojados en él, también hincaba mis dientes suavemente de vez en cuando. No quiero dañarlo.

Su boca nuevamente se encontró con la mía, apretó mis pechos mientras yo acariciaba su espalda una y otra vez, él me permitió cumplir una de mis fantasías: recorrer su camino feliz con mi lengua hasta llegar a su vientre.

Alcé la vista y me encontré con sus ojos penetrantes y oscuros, lentamente comencé a quitar su cinturón y bajar la cremallera de su pantalón, para después colocarme de nuevo en mi posición anterior.

Lamí mis labios al ver su despierta erección ante mí. Lo miré a los ojos, Edward prácticamente me comía con la mirada y sin hablar ambos nos fuimos dejando llevar por la pasión y el deseo, nos besábamos apasionadamente, nuestras lenguas exploraban e indagaban en la boca del otro; Edward quitó mi blusa de seda, observó mis pechos y luego se apoderó de mi cuello, entretanto bajaba lentamente mi short con sus manos al igual que mis bragas, dejándome totalmente expuesta ante él.

Vi la misma mirada en él, esa mirada que tenía en mi caliente sueño, él me observaba maravillado y deseoso.

—Eres tan hermosa —musitó con un tono malditamente sexy en sus palabras, las cuales me causaron un leve sonrojo. Él sonrió encantado, yo mordí mi labio inferior.

Me depositó en la cama, fruncí el ceño; yo tenía otros planes.

—En el sillón comenzaste algo que me encantó, ahora quiero recompensarte —dijo cerca de mi oído, luego bajó lentamente su boca hacia uno de mis pezones mientras se acomodaba entre mis piernas, las cuales abrí lentamente para darle un mejor acceso.

Oh… Dios mío… este hombre va a matarme de placer…

A continuación Edward bajó lentamente hacia mi intimidad con la punta de su lengua recorriendo mi vientre, y luego siguió su camino: acarició lentamente mi vello púbico, besó mis muslos y luego introdujo uno de sus dedos en mi cavidad, me estremecí ante el ataque de un millón de sensaciones que se acumulaban en mi vientre mientras que él metía y sacaba su ágil dedo, dándome placer. Yo gemía, arqueaba mi espalda y jadeaba ante tal exquisito placer. Mi cadera se dejaba llevar por los movimientos que Edward efectuaba con su dedo dentro de mí.

Estaba muy mojada y Edward aparentaba disfrutarlo; su dedo seguía su trabajo, me satisfacía. Siguió besando mis muslos, para después acercar su boca a mi intimidad y comenzar a besarme,ahí…

¡Joder!

¡Jamás imaginé que fuese a sentir algo así!

Algo se acumulaba en mi ingle…

Hummm…

Delicioso.

Su lengua acariciaba mi intimidad una y otra vez. Ahogué mis gritos, tratando de utilizar el poco control que tenía sobre mí para no gritar. Su boca me estaba causando un intenso y delicioso orgasmo mientras su dedo seguía dentro de mí.

— ¡Oh, Edward! —gemí apretando las sabanas de mi cama, mi espalda se arqueó y sentí una hermosa e inexplicable sensación invadirme. Me corrí fuerte mientras Edward seguía con su glorioso dedo y su boca en mi intimidad, jugueteando con ella. Su lengua saboreaba mis fluidos, provocados por el orgasmo que Edward causó en mí

Mi reparación era errática e intentaba con todas mis fuerzas recuperarme. El corazón me latía frenético, y Edward besaba el lóbulo de mi oreja dulcemente.

—Sabes jodidamente rico… —musitó en mi oído haciéndome estremecer, gemí.

—Edward… hazme el amor… —pedí en un susurro.

—Te amo, mi dulce Bella —dijo y sin más volvió a apoderarse de mi boca. Lentamente comenzó a penetrarme y un rico dolor me invadió al principio, era mi primera vez, y jamás me imaginé que fuese con Edward, pero estaba dichosa porque sabía que era con él con quién quería estar; no había dudas, ambos nos deseábamos.

Además tengo muchos planes para él.

Edward y yo nos amábamos mientras las envestidas aumentaban. Yo gemía su nombre una y otra vez, diciéndole que lo amaba a la vez que él me nombraba entre jadeos.

—Oh… Bella… Bella, no sabes cuánto he soñado con esto —dijo lentamente con su pene entrando y saliendo de mí.

Sonreí maliciosamente.

Me coloqué encima de él tratando de tener su miembro lo más dentro posible. Si bien dolió e incomodó un poco, la profundidad que alcanzaba su pene lo recompensaba todo. Joder, joder.

Mis caderas subían y bajaban lenta y placenteramente, Edward apretaba mis muslos, miraba mis senos moverse y en ocasiones cerraba los ojos dejándose llevar por el deseo, sus labios estaban entre-abiertos.

¡Dios mío, pero qué hombre tan sexy!

Dejé caer mi cabeza hacia atrás, Edward quiso cambiar de posición y yo se lo permití gustosa. Me colocó de rodillas con mi trasero mirando hacia él para comenzar a follarme por detrás, no sin antes colocarse un preservativo.

Me penetró de nuevo.

¡Mierda!

¡Era más rico!

Cada vez las envestidas aumentaban, mi garganta estaba seca, pero lo ignoré por completo. El sonido del choque de nuestros cuerpos era agradable, y mis ojos permanecían cerrados. Edward me daba pequeñas nalgadas haciéndome gemir nuevamente.

—Bella…

Los pequeños jadeos de Edward me llevaban al cielo…

Una vez estando de nuevo frente a frente sentía que ya casi me corría, llegaría a la cima, pero quería, mejor dicho, anhelaba que Edward lo hiciese conmigo.

Unió su frente con la mía, entonces allí sentí que de nuevo dentro de mí se despertaba aquella llama…

Oh… Dios…

¡Joder!

Nuestros cuerpos actuaron por si solos chocando rápidamente mientras un desquiciado orgasmo me invadía. Me di cuenta de que Edward también llegó al clímax; tiré de su cabello, él apretó una de mis piernas y su cuerpo se recargó encima del mío —con cuidado de no hacerme daño—. Cerré los ojos de nuevo dejándome levar por las sensaciones que sentí cuando mi cuerpo se liberó. Edward tenía su cabeza apoyada en la base de mi garganta, aún se escuchaban nuestras agitadas reparaciones y nuestros suaves gemidos.

Era el momento más perfecto que yo había vivido…

La pasión siempre ha estado allí, entre nosotros. Sólo que no lo quisimos ver porque el deseo, aunque no lo creas es palpable. Para mí lo es. El deseo nos traslada por un tiempo a un mundo distinto, a sentimientos distintos, nos sucumbimos en una danza sin límites, la música se trata de nuestros gemidos y jadeos entrecortados, que sin saberlo los habíamos necesitado desde hace mucho. Pero no nos habíamos enterado, nuestros cuerpos se entienden a la perfección, y finalmente sienten la necesitad de ser uno solo, de rozarnos el uno al otro, de besarnos sin cansancio, porque para nosotros únicamente existe una atracción que jamás podrá desaparecer, jamás.

—Te amo —me dijo, mirándome a los ojos, con una pequeña sonrisa tierna y tímida.

—Y yo a ti, te amo, siempre seré tuya —le hice saber.

Su sonrisa se extendió aún más mientras se acomodaba junto a mí abrazándome y yo me acurrucaba en su pecho para recuperarnos de lo que acabábamos de hacer: lo más maravilloso del mundo.

Finalmente, han manifestado su amor, después de taaaanto xD Éste si es el capitulo final ¡pero no se alarmen!

Todavía faltan los dos epílogos y el outtake (aun no se si lo dividiré) subiré así:

-Epilogo 1 (Pov's Bella)

-Outtake Pov's Edward (no se si se dividirá porque no he escrito nada, aunque sé que querrán que sea un outtake larguisimo xD)

-Por último el epilogo 2 (Pov's Edward)

¡Espero les guste mis planes, aunque ya vi que están de acuerdo, y creo que me preguntaron por allí si hay final feliz, creo que ya viste que si lo hay :D

¿ Leerían otra historia escrita por mí? tengo algunas ideas en mente y me gustaría saber, ¡Feliz tarde! próximo miércoles tendrán el epilogo, cada miercoles subiré cuídense y gracias por sus hermosos comentarios!

PD: ¡Gracias por el gran apoyo a Isa mi Beta, la cual me ayuda en todo y sigo creciendo como escritora!

-Day