RECHAZO

Autor: HelenaCullen
Género: Romance
Fecha Creación: 30/05/2012
Fecha Actualización: 18/06/2012
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 6
Visitas: 14357
Capítulos: 9

Bella era la segunda de una familia de segunda, su destino no era reinar, se ve rechazada dos veces para casarse pero es en la tercera propuesta donde su destino cambia irremediablemente

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Capítulo 2: Capitulo Dos.

Capítulo 2

 

El asunto era que desde hacía un tiempo había conflictos en varias regiones, conflictos graves encabezados por un hombre que ya les había dado dolores de cabeza a los de Atenas, sabían que no lo vencerían si como amenazaba se lanzaba contra ellos así que lo mejor era pactar. No venía de una familia noble de gran abolengo, de hecho era más bien un advenedizo pero nadie negaba su poder para la guerra cuando se lo proponía así que ellos debían encontrar una manera de pactar para evitar cualquier confrontación ¿Qué mejor que una alianza de sangre para hacerlo?

El candidato era un hombre todavía joven y arrogante pero con la fuerza para serlo y el nombre casi suficiente para aspirar a casarse con alguien de una familia tan antigua y notable como lo era la de Bella.

El proyecto era serio y afortunadamente la familia siempre había contado con muchachas casaderas aunque en ese caso necesitaban de alguien que garantizara tranquilidad, así pues Bella era la mejor opción, no era una intrigante ni buscaba poder personal, muy dócil así que podría seguir instrucciones, todo estaría bien, tan solo  necesitaban que se conocieran y coincidieran para poder formar un compromiso pero no contaban con que alguien más aparecería en escena

Fue así que Bella fue llamada para recibirlo en compañía de algunas de sus primas, para ese momento Nessie ya era la prometida oficial de Jacob Black, Jessica estaba comprometida con su primo Mike, Ashley con su primo Jasón, Leah se casaría con el gran duque y heredero de Asgard Jake, Ángela con el hermano menor del joven que se llamaba Harry, Withney estaba como prometida de uno de los hermanos Félix o Demetri pues aún lo pensaban, Alec se casaría con Lauren, casi todo estaba arreglado pero entonces sucedió que alguien iba a hacer algo que pondría esos planes de cabeza y comenzaría cuando ese posible prometido llegara y rechazara a Bella.

El nombre del caballero era Tyler, sabía bien que necesitaba de la alianza para fortificar su posición y menos conocido pero igual de importante necesitaba el dinero, una heredera de esa familia no llegaría con una dote pequeña, mientras creyeran que rechazarlo era declarar la guerra no se atreverían a oponerse a nada de lo que hiciera y pidiera.

-Sea bienvenido-lo recibió formalmente Billy.

El recién llegado, Tyler, iba acompañado solamente de sus más cercanos colaboradores, John, Miguel  y Samuel, y casi como si no importara dejo a parte de sus ejércitos cerca de la región, solo para que descansaran, al menos fue lo que dijo.

-Agradecemos su recibimiento-dijo Tyler-Espero que todo esté solucionado.

-Lo está-respondió Embry-Esperamos solo que se conozcan.

-Bien.

La verdad era que Tyler estaba dispuesto a esa boda, necesitaba el dinero, la alianza y una mujer que le diera hijos, eso era lo más importante, necesitaba herederos que llevaran su nombre y continuaran el reino que él había iniciado. Y mientras los hombres se acercaban las jóvenes esperaban por el recién llegado.

-¿Sabes de quien se trata Bella?-le preguntaba Jessica sentada a su lado como si nada.

-Se llama Tyler-respondió la joven de la trenza-Dirige las regiones desde el Cócito hasta el Tártaro, pasando por Estigia y Aqueronte.

-Es una región importante ¿verdad?

-Es muy amplia y de no ser por los combates sería sin duda una tierra rica.

-Así que Tyler ¿Es un hombre rico?

-No lo sé-dijo Bella-Sus tierras lo son al menos. Pero sus ejércitos deben consumir mucho de esa riqueza.

-Es rico y rey-dijo Jessica pensando con calma-Cuenta con un gran ejército...es un gran partido sin duda...para ti, claro.

La expresión de su prima a pesar de todo le dijo a Bella que pensaba en algo, algo que sin duda daría problemas pero ya que no sabía de qué se trataría se dispuso tan solo a esperar por la presencia del nuevo proyecto de prometido que le habían elegido. Unos momentos después aparecieron sus tíos y con ellos Tyler.

-Bella-la llamó Waylon.

La muchacha se acercó y se inclinó atentamente ante el de cabellos oscuros, solo un instante después lo miró directamente y a pesar de sí misma sintió un escalofrío, parecía que ese hombre tan solo pensaba en combatir y triunfar y la miraba como si fuera un baluarte que estaba por reclamar como suyo.

-Señorita-dijo Tyler cortésmente.

Como ya estaban planeadas las actividades del día se pusieron en marcha para hacerlas pero antes de salir del salón Tyler sintió una insistente mirada sobre él que lo hizo voltear y se encontró con Jessica, la muchacha le sonrió ampliamente al verlo de frente y él también sonrió.

Sinceramente Tyler llegó con la expectativa simplemente de casarse, era todo lo que necesitaba, si le decían que su prometida era Bella la hubiera aceptado pero no pudo, no pudo porque al llegar conoció no solo a quien debía ser su prometida sino también a su prima Jessica y fue justamente ella quien se decidió a que no dejaría pasar la posibilidad.

Jessica había accedido a que la casaran con Mike solo porque él heredaría el título y las propiedades de su familia pero ¿Por qué conformarse con él cuando podía tener a alguien mucho mejor? Al menos en sus cálculos alguien como Tyler era el mejor partido que su familia pudiera conseguir para una de ellas ¿Por qué debía tenerlo Bella? ¿Acaso Nessie no le había demostrado que bien podía tener un prometido si le gustaba lo suficiente? ¿Qué más daba si su prima sufría? Ya se recuperaría, siempre aparecería alguien más.

 

 

Tyler pasó una temporada en el reino, todo estaba bien, las cosas marchaban y los tíos de las jóvenes suponían que era asunto hecho el compromiso, estaban tan seguros que el ajuar de novia de Bella había sido traído desde Forks, todas las piezas que habían usado las novias de su familia, los encajes de su madre y su abuela y su bisabuela, la ropa de seda y satén y los brocados, esa extraña bata bordada con hilos de plata que llamaban kimono, los mantones, las copas de oro y los juegos de plata, y por supuesto las joyas de su familia que le correspondían. Ella había pedido que le obsequiaran unos libros que estaban en la biblioteca de palacio, los tíos solo sacudieron la cabeza y se los dieron, definitivamente era una nulidad. De todas maneras no iba a reinar, no había de qué preocuparse.

Pero justamente cuando compromiso era casi un hecho y por lo que se observaba se sabía que la prometida sería Bella fue cuando Tyler dio el paso definitivo pues no quería esperar más.

-Quiero hablarles de la boda-dijo directamente Tyler reuniéndose con los que regían Atenas.

-¿Sucede algo?-preguntaba Waylon.

-Me parece que su joven Bella es encantadora, de alguna manera, pero debo decirles que no me casaré con ella.

-¿Cuál es el problema?-se limitó a preguntar Embry.

Esa escena se les hacía bastante conocida ya.

-Quiero casarme con Jessica-dijo sencillamente Tyler.

-Eso no es posible-intervino Seth-Ella está comprometida ya.

-De hecho me aseguró que abandonaría ese compromiso por mí.

-¿Ha hablado a solas con ella?-preguntó Quil.

-Si, en su habitación, anoche justamente.

Las palabras aparte de ser verdad estaban bien calculadas, sin duda nadie estaba dispuesto a que algo como eso se supiera, sería un escándalo de la peor clase. Tyler se daba cuenta del efecto que tenía en ese instante y tan solo quedaba terminar de indicar algunos puntos.

-Estoy más que dispuesto a reparar cualquier daño que haya hecho-dijo Tyler-Me casaré con Jessica.

Los de Atenas sabían que no había más opción que aceptar pero el de ojos violáceos tenía algo más que decir.

-Ya que el contrato debe ser hecho de nuevo sugiero que estipulemos un nuevo dote, hasta donde se Jessica es de las princesas más queridas de esta corte y su dote debe ser acorde ¿no les parece?

A pesar de la furia que sentían y de que su primer impulso era el de ponerlo en su lugar los caballeros de Atenas sabían que no había otra opción que ceder a cualquier cosa que les pidieran.

 

 

El asunto fue que cuando la noticia corrió hubo quienes no se lo tomaron bien, nada bien. Mike estaba furioso por alguna razón que los demás no atinaban a descifrar, a los tíos los enfurecía haber quedado en semejante posición pues la dote tendría que ser casi del doble, Sam quería un tipo de reparación por lo ocurrido. Y en todo eso nadie se preguntaba qué sentía Bella por el nuevo rechazo.

-¿Así que simplemente tengo que conformarme?-preguntaba Sam a Charlie.

-La familia ya decidió.

-Claro que decidió, siempre deciden, que los cielos nos protejan de que Nessie sufra o de que Jessica no obtenga lo que quiere, ellas no pueden sufrir pero Bella ¿Qué más da Bella? Ella puede ser humillada y nadie hará nada.

-No lo tomes así Sam

-¿Cómo lo puedo tomar? Está a un paso de casarse y simplemente queda ante todos como la novia a la que se puede rechazar. Lo sabes bien Charlie, cualquiera de mis primas tendría una compensación pública por menos que esto pero a nadie le interesa si Bella es humillada.

-Trataré de obtener una compensación Sam pero por favor, trata de calmarte, a nadie beneficia que te alteres, mucho menos a tu hermana.

Lo que más preocupaba era el escándalo que se armaría y por parte de Tyler sus consejeros y aliados tenían que encontrar una manera de salir lo más airosos posible. Y llegados a ese punto sabían que tenían que rehacer sus planes pero no estaban seguros de cómo terminarían, aparte de todo tenían que lidiar con el escándalo, Bella terminaría como una novia rechazada, eso era una afrenta y no muy conveniente por varios motivos así que si el capricho de Tyler era Jessica y por eso dejaba a la de la trenza ellos tenían que solucionarlo de la mejor manera posible. Y no perder esa dote tan valiosa.

-Tan Black tenemos que encontrar una salida honorable para esto-decía Miguel.

-¿Cuál?-preguntaba Samuel-Por lo que pude ver el hermano de ella, ese joven Sam, no está dispuesto a que su hermana quede en ridículo cuando era bien sabido que estaba preparándose para comprometerse.

-¿Qué podemos hacer?-preguntaba Miguel-El señor Tyler tampoco nos resulta de mucha ayuda, tan solo dice que no va a dejar a Jessica.

-Puede haber una opción-decía el rubio pensativo-Quizás tan solo necesitemos que los planes de compromiso sigan.

-¿Cuál es la ayuda en eso?

-solo debemos sugerir otro nombre para el compromiso.

Los otros dos lo miraban con duda.

-¿Quién?-preguntó John.

-Estaba por casarse con un rey-dijo Minos-No creo que su familia se conforme con menos.

-solo sería un poco menos-continuó el de cabellos dorados-¿Qué tal un príncipe? Uno de una buena y antigua familia.

-¿En quién estás pensando?

-En alguien a quien no hemos visto por años y que no puede darnos más dolores de cabeza ya.

Los tres se miraban atentamente, el nombre estaba en la mente de los tres en ese instante, no era un mal plan, tan solo era cuestión de convencer a las partes que en ese caso era el posible esposo y la familia de ella, en cuanto a Bella era bien sabido que lo que pensara no contaba.

Fue de esa manera sin que le dijeran ni una palabra que la muchacha de la trenza quedó en medio de lo que pudo ser un conflicto grave pero que logró solucionarse con bastante diplomacia y un tanto más de sobornos y promesas de dinero pero a pesar de todo las cosas se solucionaron, lo suficientemente bien para todos.

 

 

Una mañana, mientras Bella arreglaba en un baúl lo que se suponía debía ser su ajuar de novia para marcharse, entraron a su habitación, se trataba de Charlie que parecía nervioso de tener que estar ahí.

-Buenos días-dijo ella-¿Qué sucede?

-Sam va a venir por ti.

-Sí, ya lo sabía, voy a volver a casa.

Ella le había pedido a su hermano que intercediera para que le permitieran irse a Cinco Picos, necesitaba descansar de la corte y de las murmuraciones, ya estaba acostumbrándose a que la gente se quedara callada cuando ella entraba a una habitación y después murmuraran por lo bajo y no creía que eso fuera algo bueno de ninguna manera.

-No puedes irte. Bella, vas a casarte.

-Pero...

-No con Tyler, te casaras con alguien diferente.

-¿Con quién?

-Es el príncipe de la casa de Masen, están de acuerdo, la familia y él están de acuerdo así que debes prepararte para irte.

Ella no le dijo nada, tan solo agachó la mirada y se dispuso a seguir con lo que estaba haciendo pues sabía que no tenía caso protestar, nadie la iba a escuchar. Charlie tan solo la miró en silencio por unos instantes pero debía preguntar.

-¿Te sientes bien Bella?

-¿Por qué insisten en casarme?-preguntó ella directamente-Siempre pensaron que no servía para la corte, no entiendo porque insisten en esto.

El castaño a veces se sentía preocupado por ella, no era el tipo de muchacha que se esperaba de la corte, era callada y frágil, se daba cuenta de todo y lo sentía a flor de piel. Había esperado que los años la ayudaran a florecer pero no parecía el caso, sus primas eran mujeres en flor y ella aún parecía una niña. Aunque también veía sus cualidades, sabía que no se equivocaba en sus impresiones de la gente y que podía ocultar sus pensamientos pero después de todo quizás eso no fuera tan bueno; era como una mariposa que se cubría con sus propias alas, sin duda eso no era protección suficiente.

De todas maneras Charlie trataría de explicárselo, merecía una respuesta.

-Tendrás un esposo a tu altura Bella, proviene de una antigua familia de reyes.

Siguió con la explicación pero no estaba seguro de que a ella le importara escuchar de una familia que había casi tocado su ocaso pues solo quedaba uno de línea directa, le habló de sus relaciones con otras casas reinantes, trataba de decirle de la manera más sencilla como justamente las alianzas eran las que habían hecho grande a su familia, pero lo que en verdad quería saber ella no lo decía.

-Charlie ¿Dónde me casaré? ¿Él vendrá a la corte?

-No Bella, te casaras por poder, él no vendrá, tú iras.

-Entonces ¿no lo podré ver siquiera antes de casarnos?

-La salud de él no es buena, no puede viajar y no te enviaremos así, sin casarte.

-Sí.

-¿Qué te inquieta Bella?

-Nada.

Charlie trató de seguir explicándole que era una buena alianza por el nombre de él y que sería afortunada ya que estaría lejos de una corte y no tendría responsabilidades políticas de ninguna clase, era lo mejor para ella con su carácter pero la muchacha ya no lo escuchaba, se limitaba a oír las palabras aunque no hacían mella alguna en su interior, se daba cuenta que ni siquiera Charlie sabía mucho sobre lo que pensaba cuando no estaba con las demás.

Vio atentamente y en silencio su ajuar de novia y suspiro, estaba decidida a algo en ese instante.

-Estaré lista para partir en cuanto lo digan-dijo Bella-Tengo que terminar de acomodar esto.

-Te dejo a solas.

En cuanto el caballero se retiró Bella cerró la puerta con llave, necesitaba estar a solas y no quería interrupciones de ninguna clase. Tan solo empezó a orar en silencio.

-"Por favor, que llegue a amarlo"-se dijo a sí misma en sus pensamientos.

Pero no sabía si se dirigía a un matrimonio o a un nuevo rechazo.

 

 

Bella se casó por poder con el príncipe Edward de Masen. Fue una ceremonia aprisa y sin mayores adornos, no eran necesarios, tanto la novia como su dote debían partir cuanto antes y llegar a su destino en las regiones del que ahora era su esposo. No hubo tiempo para mucho, tan solo para que hablara con su hermano por unos instantes antes de partir.

-Escríbeme en cuanto puedas Bella.

-Lo haré Sam

-Desearía acompañarte pero tengo que atender varias cosas.

-Lo entiendo.

Desde que Jessica se comprometiera formalmente a Sam le tocaban más responsabilidades pues Mike se había marchado sin una sola palabra.

-¿Sabes que deseaba algo mucho mejor para ti Bella?

-Lo sé hermano, no te preocupes.

-Recuerda comportarte con el orgullo correspondiente a nuestra familia.

-Lo prometo. Te aseguró que voy a estar bien y le tengo un gran reconocimiento a mí esposo.

-¿Por qué?

-Porque me llevará lejos de aquí-dijo la muchacha con tranquilidad-Porque no permitirá que la vida de esta corte entre en la mía.

El joven de cabello largo no supo que decirle pero no había tiempo para decir nada más. La ayudó a subir al carruaje que la transportaría y emprendió el largo camino a lo que sería su nuevo hogar, al menos esperaba que lo fuera.

-Ella estará bien-le dijo Charlie al muchacho de cabellos negros.

-Confió en eso.

Pero no se tranquilizaba con unas palabras, no estaba en paz sabiendo que su hermana se casaba con lo que más bien le parecía un personaje oscuro y del que sabía todo lo que había hecho años atrás. Deseaba que su hermanita estuviera bien.

Bella no observó mucho del paisaje que la rodeaba, no hasta que finalmente se acercó a la propiedad de lo que sería su nuevo hogar. Veía discretamente y con cuidado todo lo que pudiera, los campos eran amplios pero no comprendía porque casi no se veía gente, los caminos estaban bien cimentados y empedrados, eso facilitaba viajar sin duda. Pero algo particular ocurrió cuando estaban por entrar al principado, fueron detenidos y Solo unos instantes después supo de qué se trataba esa dilatación.

-Son órdenes del príncipe-indicó un hombre uniformado.

Ella decidió averiguar qué pasaba y descendió del carruaje. Al verla los hombres se inclinaron respetuosamente y ella les correspondió de la misma manera, pero debía preguntar.

-¿Puede decirme qué sucede?

Se dirigió directamente a un hombre que aparentemente llevaba el mismo uniforme que los demás pero su insignia le decía que era quien estaba al frente del destacamento.

-El príncipe nos indicó que no podía pasar la comitiva como venía desde Atenas.

-¿Cómo llegaré entonces?-preguntó ella sin inmutarse.

-Han sido enviados carruajes nuevos.

A unos pasos de ellos pudo comprobar que así era pero ese cambio de vehículos indicaba algo más ya que cada uno tenía a su propio personal: llegaría sola. Aceptó lo que sucedía y no más de veinte minutos después estaba en camino de nuevo pero ahora completamente en compañía de personas que Solo obedecían a su esposo ¿Qué clase de hombre era él? No sabía más de lo que cualquiera tendría noticias como llegaban a la corte de Atenas. Pero ya podría conocerlo personalmente.

En el palacio de Masen esperaba un hombre, no estaba más entusiasmado que cualquiera con casarse con alguien a quien en su vida había visto y de quien ni siquiera sabía algo, más bien apenas si sabía algo: que era la segunda de una familia de segunda y que había muchos antes que ella para la sucesión de la corona de Atenas; de todas maneras era mejor por el momento estar en paz. No necesitaba el dinero pero no escatimó en sacarle una fuerte suma a Tyler por aceptar y otro tanto a la familia de su esposa, si tanto les interesaba esa boda él aprovecharía. Seguía con esas ideas cuando le informaron que su esposa había llegado. Hizo una indicación a uno de los sirvientes para que informara a los demás y él se dirigió a la puerta principal, a lo alto de las escalinatas, desde ahí aguardaría.

Cuando Bella llegó a la entrada no estaba segura de cómo actuar pero decidió finalmente que la sencillez era la mejor opción, no sorprenderse por nada y no decir nada a menos que le preguntaran, era mejor que la creyeran tonta que abrir la boca y despejarles las dudas. Siendo así quedó ante el palacio que le recordó más a una casa de campo y se dio cuenta que había personas esperando en lo alto de las escalinatas, nadie se movía así que supuso que debía subir. Lo hizo con cuidado y sin verse muy ansiosa, finalmente quedó en la parte alta y vio a varias personas pero sin duda quien era su esposo era el hombre más adelante que los otros, además tenía el cabello bronce y los ojos verdes, tal y como le habían dicho. Y cualquier otra idea que tuviera de él se guardó muy bien de demostrarla.

Se inclinó ante él en señal de saludo y respeto.

-Acércate-fue la primera palabra que escuchó de él.

Lo hizo en silencio y con modestia.

-Eres bienvenida a esta casa que ahora será tu casa-dijo Edward-Te serán mostradas tus habitaciones y serás puesta al corriente de las costumbres de esta casa. No quiero a nadie de tu séquito aquí, todos están en estos momentos de regreso a la corte de Atenas, si necesitas ayuda y quien te asista los tendrás de estas tierras.

Ella lo escuchaba atentamente.

-¿Deseas saber algo?-preguntó él.

-Si ¿Cómo debo llamarte?

-Edward, es mi nombre.

-El mío es Bella.

Fue todo lo que se dijeron ese día, él no tardó en retirarse y ella fue llevada a sus habitaciones, no parecía que hablarían mucho definitivamente.

 

 

Ya por la noche y casi completamente instalada Bella pudo observar con mayor cuidado lo que la rodeaba, no estaba mal, aparentemente le habían dado de las mejores habitaciones del palacio y la gente era atenta con ella, la miraban con algo de curiosidad pero no importaba, prefería eso a que estuvieran muy interesados en saber lo que pensaba. También fue a solas esa noche que se detuvo a pensar en su esposo, al menos ahora era como debía tratarlo aunque no estaba segura si esperar que fuera esa noche a su habitación.

Edward estaba en una silla de ruedas, no podía caminar, se decía que no podía hacer nada de la cintura para abajo debido al accidente que había sufrido unos años atrás, se creyó que moriría pues se había lastimado seriamente al caer de un caballo, si bien no había muerto no podía moverse por cuenta propia, tenía una rudimentaria silla de ruedas para atender ciertos asuntos pero ya no era lo mismo, todos los planes que alguna vez tuviera fueron limitados. Tan Solo rogaba porque las cosas salieran bien en esa alianza, que él no la rechazara también.

Por su parte el príncipe de Masen también pensaba en esa nueva persona en la casa, lo primero que se dijo al verla fue que al menos debieron enviarle una mujer y no una niña pero no tenía caso quejarse, igual nada pasaría entre ellos. Aparte de eso los informes que le habían dado de Bella no eran malos y no se confió en los que enviaron de Atenas sino que se ocupó que algunas de sus gentes se informaran de ella. Le decían que no parecía muy lista, se alejaba de la corte, no hacía alianzas y no intrigaba contra nadie; también estaba al tanto de los dos primeros fracasos para casarla pero no le interesaba mucho. Decían que era tranquila y diligente y para él eso ya era bastante. Había visto lo que una mujer ambiciosa era capaz de hacer en su propia familia y no estaba dispuesto a quedar en manos de ninguna en forma alguna.

De esa manera fue que se dieron las cosas entre los dos, ninguno esperaba demasiado de su alianza pero no estaban inconformes y eso ya era bastante, ninguno de los dos parecía hacerse muchas ilusiones de nada sobre ese matrimonio.

La gente de los alrededores no tardó en saber de esta nueva señora del principado, aunque también veían que distaba bastante de ser una señora, pero les agradaba de cierta manera indulgente. Era sencilla, modesta, parecía ahorrativa y no se mostraba altiva ni mucho menos grosera con la gente, era amable con los sirvientes de la casa y no se metía de ninguna manera en la política. De todas maneras ¡Qué pena que fuera su esposo Edward!

Tan joven y tendría que quedarse en un estado de castidad completo ya que nadie creía que el príncipe de Masen pudiera cumplir con todos sus deberes hacia ella. Y lo dejaban saber de una manera particular; entre la gente corrían una especie de canciones y coplas que bien podrían resumirse en una.

Ay joven de Masen

¿Qué vas a hacer?

Ni siquiera eres hombre

¿Cómo tomarás a una mujer?

El sentido era bastante claro pero a ninguna de las dos partes del matrimonio parecía molestarle que dijeran esas cosas.

Siendo así la vida los primeros tiempos para los dos fue bastante cómoda, ordenada, tranquila y lo mejor de todo fue que lograron comprenderse de verdad, una bonita alianza en la que cada uno respetaba lo que era el otro ya que tomaron la costumbre de charlar. En un principio no se decían nada pero poco a poco empezaron a comunicarse y cada uno descubrió algunas cosas de esa pareja que le había tocado en una especie de suerte.

Bella sabía que su esposo era fuerte, altivo, orgulloso pero que además gozaba de una excelente memoria, sabía bien cómo manejar sus finanzas, no desperdiciaba y tampoco escatimaba, dejaba que su diplomacia consiguiera más que las amenazas y su gente le era completamente leal. Además era un hombre inteligente y decidido que si bien podría guardar silencio ante una injuria siempre sabría como cobrársela.

En cuanto a Edward se dio cuenta de más de su joven esposa en unas semanas que toda su familia en años. Para empezar Bella no era tan tonta como la creían, de hecho era la muchacha más inteligente que hubiera visto en toda su vida, leía con fervor y aplicaba sus conocimientos con discreción y sin forzarlos, no intrigaba pero no dejaba que los demás supieran lo que pensaba así que se le descartaba pero ella era una excelente fisonomista y una mirada le bastaba para saber cómo tratar con una persona. No se entrometía con las cuestiones políticas del principado ni trataba de imponerle nada a él, eso era bastante y le agradaba que fuera de esa forma.

Sin duda los dos estaban cómodos con su alianza.

Capítulo 1: Capitulo Uno. Capítulo 3: Capitulo Tres.

 


 


 
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