Se quedó petrificada, observándome con la boca entreabierta, con los ojos enrojecidos y abiertos de par en par.
Le sonreí tenuemente, aunque la felicidad no llego a mis ojos negros como la oscura noche.
-¿S-Scarlett?-tartamudeó sorprendida…
Acaricio mi rostro pétreo y frío como el hielo… su cálida mano hizo que una corriente eléctrica recorriese mi cuerpo…todo mi ser, y que la garganta me ardiera fuertemente…podía oír el gorgoteo de su cálida y joven sangre que recorría a través de sus venas.
-¿te encuentras bien?-preguntó Annabelle con un hilo de voz-e-estas he-helada-tartamudeó temblequeando a causa del frío extremo de mi piel.
- Annabelle yo….lo siento tengo que irme-ya no podía aguantar mas aquel ardor infernal que me atravesaba como mil dagas ardiendo toda la extensión de mi garganta…
Me levanté de la cama…
-¡Espera! p-por favor…no…no te vayas…-me rogó empezando a lloriquear de nuevo.
Me detuve en seco…
Deseaba quedarme con ella para siempre, pero no quería poner su frágil vida en peligro.
-Annabelle, yo no puedo quedarme…-aseguré con un débil susurro…
- Scarlett…p-por favor, no sabes cuanto te he echado de menos estos tres mese…y hasta hace unos escasos instantes creí que habías muerto…y…
-Annabelle…estoy muerta-le dije seriamente interrumpiéndola, era cierto ya no era la misma, ya no podía estar nunca mas con ella, como había estado todos estos años…
-¡Eso es mentira!- vocifero amarrándome del vestido para evitar que saltara por la ventana…para evitar que me fuera para… no volver nunca mas…
Inspiré profundamente…podía oír su joven corazón latiendo rítmicamente, la boca se me hizo agua…podía sentir un extraño sabor acido en la boca.
-¡Annabelle! ¡Aléjate de mi!- le grite empujándola hacia atrás y que cayera de bruces en el suelo…nunca imagine que tuviese tanta fuerza, únicamente le había tocado.
Annabelle me observó aterrorizada…
Un potente y ensordecedor rugido salió de mi pecho inerte.
-¿¡acaso no lo entiendes!? ¡ no quiero hacerte daño! ... ya no soy la misma Annabelle…-mi voz fue perdiendo fuerza al observar la mirada celeste aterrorizada de mi hermana.
-sigues siendo mi hermana…¿Qué te ha hecho William?-pregunto con un hilo de voz.
Recordé el rostro de William con aquella estúpida sonrisa de autosuficiencia en sus labios…
Mis ojos se inyectaron en sangre a causa de la furia y rabia que recorría en ese mismo instante por mis venas…
Annabelle me observó aterrada y preocupada a mismo tiempo.
-¿Q-qué… te pasa en los ojos?-tartamudeó incorporándose y levantándose del suelo.
Se acercó hacia mi con pasos lentos…yo me alejé bruscamente cuando estuvo a punto de tocar mi piel marmórea…
-aléjate de mi…n-no quiero hacerte daño-dije apretando los dientes con fuerza, empezaba a notar como mis colmillos se afilaban convirtiéndose en unas afiladas cuchillas…que…que podían seccionar el cuello de Annabelle en un simple movimiento
-¿ha-hacerme daño? Tu nunca me harías daño…eres mi hermana y…
- porque… ¡Porque soy un maldito monstruo! ¿Vale?-vociferé agarrando mi larga melena negruzca y estirándola con fuerza…tenía unas ganas increíbles de aplacar ese ardor…y…sentir su calida y dulce sangre rozando mis pétreos labios.
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