Los latidos de mi corazón se aceleraron descontroladamente, como si deseara salir de mi agitado pecho.
-hija… te presento a…-comenzó mi padre con una amplia sonrisa.
- se perfectamente quien es…-murmure entre dientes.
- ¡Scarlett!-chillo mi madre fulminándome con su mirada oscura.
- No se preocupe…-aseguro mi futuro marido-ya tendré tiempo de domesticarla.
¿Pero que se había creído él para hablar así de mi? Ni que fuera un caballo salvaje al que tuvieran que amansar.
Se hizo un incomodo silencio en la habitación…
Mi padre tosió sonoramente.
-bueno… ¿vamos a cenar o no?-pregunto mi padre un poco enojado.
Me acerque a la mesa, estaba a punto de coger la silla para sentarme en ella, cuando note como una calida mano se posaba sobre la mía.
Alcé la mirada y observe a aquel hombre que dentro de unos escasos dos meses seria mi marido, para el resto de mi existencia.
-permítame.-murmuro mientras me mostraba una amplia sonrisa.
-no hace falta, puedo hacerlo yo sola perfectamente-le asegure mientras sacudía la mano, liberándome de su contacto.
Me senté en mi silla, y el hizo lo mismo, por desgracia su asiento estaba al lado del mío.
- tienes carácter…-me susurro al oído, y pude sentir su aliento rozando mi rostro como una brisa calida -eso me gusta.
Las sirvientas nos trajeron la cena, platos y más platos de suculenta comida…pero yo no tenía hambre.
- ¿no comes hija? –pregunto mi padre mientras se llevaba un trozo de pavo a la boca.
- No…no tengo hambre.
Mi padre se encogió tenuemente de hombros, sabia que solo lo había preguntado por educación, por que yo a él no le importaba, él deseaba que me casara, para perderme de vista, por que no soportaba mi forma de pensar.
- bueno…William ¿que querías contarnos?-pregunto mi madre observando al hombre que tenia a mi lado, de una manera indescriptible en sus ojos oscuros.
- ¡Oh! cierto…-exclamo el aludido mientras se limpiaba la boca con una servilleta.-bueno…ya se que es un poco precipitado…pero…-se detuvo en seco parecía muy nervioso.
- continué-exigió mi madre seria.
- Bueno…tengo que partir dentro de dos semanas hacia Europa por un asunto de negocios…y no volveré a Londres hasta dentro de dos años…me preguntaba si no es inoportuno adelantar la boda… para el sábado, por que desearía que Scarlett me acompañara en mi viaje.
Mis padres abrieron los ojos de par en par y un silencio sepulcral inundo el comedor.
¡¿Adelantar la boda para el sábado?! No podía creerlo…no me quedaba nada de tiempo para ser libre…solo me quedaban dos días y pertenecería para siempre a ese hombre desconocido que se sentaba a mi derecha, mi respiración se acelero y note como mi estomago se revolvía, no podía hablar para negarme a ello, ni siquiera podía respirar...
-ya se…ya se que es un poco precipitado pero…
-¡tonterías! ¡Eso es fantástico!-chillo mi madre emocionada interrumpiéndole.
-entonces… ¿me dan su consentimiento?-pregunto William asombrado
- ¡por supuesto! Aunque… te costara un poco más caro…-murmuro mi padre con una maliciosa sonrisa en sus labios.
- Pagare lo que quiera…una mujer tan bella no se encuentra todos los días.-admitió William mientras posaba una mano sobre mi hombro.
- No…-susurre de forma inaudible.
- ¿ has dicho algo Scarlett?-pregunto mi madre sorprendida
Me levante de golpe volcando la silla.
- ¡NO! ¡no pienso casarme con él!-chille a peno pulmón, hasta casi quedarme afónica.
Y Salí corriendo del comedor ante la mirada sorprendida de todos.
-¡Scarlett vuelve aquí!-chillo mi madre, pero yo no podía hacer otra cosa que no fuera correr y correr…
Subí las escaleras de dos en dos y llegue a mi cuarto.
Cerré la puerta con un sonoro portazo.
Apoye la espalda contra la puerta y me deslice hasta sentarme en el suelo…
Agarre mis piernas con los brazos, y apoye mi cabeza contra las rodillas, y no pude evitar que una hilera de lagrimas surcaran mi rostro, quemándolo todo a su paso…
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