Por la Corona (+18)

Autor: karolay28
Género: Drama
Fecha Creación: 27/10/2013
Fecha Actualización: 25/02/2014
Finalizado: NO
Votos: 23
Comentarios: 79
Visitas: 22433
Capítulos: 10

""Para conseguir la corona del reino, tiene que a ver solo un rey de  tres príncipes, pero hay reglas, tienen que tener una esposa, tiene que ser virgen cuando se case y tener un hijo varón para que pueda acceder a la corona, Edward uno de los príncipes es egoísta y calculador, y hará todo lo que tenga que hacer, para tener lo que quiere, ¿podrá lograrlo?.""

 

 

 


Historia Mía: "Pequeña Vulturi" (Terminada)

http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=3972

 

Prohibido el plagio :)

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LOS PERSONAJES DE ESTA

 HISTORIA PERTENECEN A S.

M. bueno la mayoría ;)

 

 

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Capítulo 7: ¡¡Santo Cielo!!

LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA PERTENECEN A S.M.

Beteado por VHICA (groups/betasffaddiction/)


Edward PVO

Terminé mi llamada media hora más tarde, por fin las cosas iban tomando el rumbo que yo quería; cada vez estaba más cerca de que mis planes se realizaran. Habíamos quedado de verme con ella en unos días, cuando viajara a mi país. No podía estar alejado por más tiempo, ya que no me convenía. Di órdenes de que prepararan todo, saldríamos en unas horas, el Jet privado que había contratado ya estaba listo para llevarme a Inglaterra, había hablado con mis tíos para contarles que al fin había logrado mi objetivo. Obviamente que ellos sabían la versión modificada de la historia, creían que había convencido a Isabella de casarse conmigo, que la había conquistado y tenían la esperanza que nos "enamoráramos", qué cosa tan cursi; también creían que de esa forma cambiaría mi forma de ser pero estaban muy equivocados.

Ellos tapaban mis escapadas, salíamos juntos de viaje y luego nos separábamos y de regreso lo mismo; estaba creando coartadas perfectas que ayudarían a que todo saliera bien. No podía dejar ningún cabo suelto. Solamente estaba esperando la llamada de Tagrandi avisándome que ya tenía los contratos firmados. A los pocos minutos por fin sonó mi teléfono.

—Dime.

—Señor, ha habido un pequeño inconveniente, la señorita Swan se ha negado a firmar, su madre no ha logrado convencerla; al parecer tienen algunas diferencias personales y no le ha importado la amenaza hacia la señora Swan de ir a prisión por incumplimiento de contrato.

—¡Maldición! ¿Es que nada pueden hacer bien? Tendré que tomar medidas extremas para arreglar esto, ya no tengo el tiempo ni la paciencia para esperar más por esa niña caprichosa. —por lo visto, si seguían dándome este tipo de noticias terminaría de destrozar la suite, a falta de alguien más con quien desquitar mi frustración.

—Señor, cuando fui a recoger el contrato, la señora Swan me informó de la negativa de la señorita Isabella y al irla a buscar para que yo hablara con ella y tratar de convencerla, ya no la encontró en su habitación; los hombres que vigilaban la casa no vieron salir a nadie, recorrimos la propiedad y encontramos indicios de que salieron por la parte trasera que colinda con el bosque y les perdimos la huella en uno de los ríos lo que cruzaron. Creemos tener localizado el lugar donde se albergan los chicos de su grupo. —se justificó mi abogado.

—Pues más les vale, estoy rodeado de ineptos, tendré que posponer mi viaje nuevamente. —colgué furioso. Una vez más esa chiquilla se salía de mi alcance. Llamé a mis guardaespaldas que estaban en otra habitación y les dije del cambio de planes, para que hicieran los arreglos necesarios.

También hablé con mis tíos de los cambios, yo les avisaría cuando regresaba, esperaba no tardar mucho tiempo; ya llevaba varias semanas por estos lados y no era conveniente para mí. Si alguien me lograba reconocer complicaría todo.

Salí con mis custodios a tomar una copa a un Pub de moda llamado Amanecer, el mejor del rumbo, me lo había recomendado en el gerente mismo hotel y por supuesto, arreglaron que se me diera trato especial; entré por una puerta especial, ni siquiera la entrada VIP era suficiente para mí, me dieron el mejor reservado. Desde allí podía ver la pista pero nadie podría verme. También de la pista elegí compañía femenina, pero ni siquiera eso podía sacarme de la cabeza a esa chiquilla. La chica que llegó a mi privado era una rubia exuberante, la había visto bailar muy sensualmente y pedí a uno de mis guardaespaldas que la invitara a acompañarme; por supuesto, en cuanto me vio, no dudó ni un momento en aceptar.

Odiaba ese tipo de mujeres fáciles, me recordaban a… Pero en ese momento tenía que descargar mi furia de alguna manera y qué mejor que follando duro a una mujer cualquiera.

—Hola guapo. —saludó la rubia, tratando de ser sensual, viéndola de cerca no me gustaba, pero de algo me tenía que servir.

—Hola. —respondí fingiendo interés. —¿Cómo te llamas? —pregunté sonriendo de lado, sabía que eso es gustaba de mi.

—Tanya ¿Y tu guapo?

—Mucho gusto Tanya, yo soy Anthony. —le di la mano y ella la tomó y se acercó a besarme en la comisura de la boca.

—El gusto es mío Anthony, creo que la pasaremos muy bien. —Quiso besarme pero yo ladee la cara, adiaba besar en la boca, sobre todo desconocidas tan fáciles como Tanya; pero ella no perdió el tiempo y mordisqueó mi oreja, yo no me apuse, la atraje hacía a mi pegándola a mi cuerpo. Su cuerpo voluptuoso aunque falso me excitó enseguida; aunque no precisamente pensaba en ella, me imaginaba las frágiles curvas de Isabella, toda la rabia y frustración que sentía en ese instante, la sacaría de esa forma. Tanya llevaba una pequeña minifalda y una blusa escotada que permitía ver sus exuberantes pechos, bajé los tirantes y fui besando su cuello hasta llegar a ellos, chupé con furia, la mordí; pero al parecer ella estaba acostumbrada al sexo rudo, se notaba en cómo se contorsionaba y gemía de placer. El lugar estaba casi oscuro y la música a todo volumen; los guardias se encontraban fuera del reservado, así que no había riesgo de que escucharan. Bajé mi mano y la metí entre su tanga, con la poca ropa que la rubia traía no dejaba nada a la imaginación, prácticamente estaba desnuda, así que no me costó mucho llegar a sus pliegues, rompí la pequeña prenda y la arrojé por allí, metí un dedo en su raja y estaba muy húmeda. No necesitaba más juegos previos así que la volteé y la puse a gatas encima del diván, ella se tomó del respaldo ofreciéndome la vista de su trasero; me puse un preservativo, la tomé por las caderas y me introduje en ella de una sola estocada, estaba tan mojada que ni siquiera protestó. Comencé a moverme con rapidez, follándola salvajemente, ella gritaba por más y yo solo podía pensar en un cuerpo esbelto y larga cabellera castaña, eso me encendió más; mis pubis chocaba fuertemente con sus glúteos y todo ese cacheteo sexual y la fantasía de tener de esa forma a Isabella, hizo que un fuerte orgasmo me arrasara, inmediatamente después del de Tanya; caí sobre la espalda de ella, desvanecido de la intensidad del acto. Unos minutos más tarde, me limpié y arreglé la ropa; ella apenas estaba recuperándose. Salí dejando en la mesa unos billetes para la chica, ella aún no reaccionaba, tampoco sé si era prostituta o no, o si se ofendía, realmente no me importaba; yo ya me había desahogado y no la necesitaba más, solo para eso me servían las mujeres.

Cuando salía, alcancé a escuchar que me llamaba —¿Anthony? ¿Te vas tan pronto? Yo esperaba otra ronda de lo mismo. —pero yo no le respondí, solo salí del lugar y me fui a mi hotel; mañana tomaría medidas drásticas al problema de Isabella.

Regresé al hotel y subí a mi suite, intenté dormir pero no podía, la experiencia que acababa de pasar me tenía intrigado, pero no me refiero al sexo con la rubia, si no a excitarme al pensar en tenerlo con Isabella; comencé a tocar mi miembro, subiendo y bajando, imaginando la pequeña mano blanca de la castaña, su pequeño cuerpo bajo el mío, gimiendo como gatita, penetrando su conchita virgen, pequeña, cálida y resbalosa.
—¿Te gusta así mi princesa?
—Si Edward, asi, más. —gemía deliciosamente.
—Lo que pidas, tus deseos son órdenes para mí. —entraba y salía lentamente, no podía ser de otra forma, al ser su primera vez quería que fuera inolvidable. Era el sexo más maravilloso que había tenido, jamás imagine que una virgen me podía dar tanto placer. Isabella era digna de ser una diosa en la cama, mi reina. Sentí como poco a poco iba presionando mi pene al acercarse su orgasmo, empecé a moverme más rápido, dentro y fuera de ella hasta que llegó el mío y… desperté bañado en sudor, fue en mejor sueño húmedo de toda vida. Esa chiquilla me volvería loco. ¡Maldita ley! Tener que esperar hasta la noche de bodas. Pero el no poder penetrarla no iba a impedir disfrutar de su hermoso cuerpo, había otras formas de placer y yo se las iba a enseñar todas.
Las mujeres solo me servían para tres cosas: eran un bonito adorno para llevar colgado del brazo, una concha húmeda para darme placer y una matriz para darme hijos, el heredero que necesitaba para ser rey; Isabella cumpliría los tres, aunque eso no impediría que tuviera otras para mi placer.
Cuando me cansara de ella, como sucedía con todas mis amantes, ya solo cumpliría las otras dos cosas para lo que la había escogido. La pondría en el bonito aparador del castillo que sería nuestra casa y yo disfrutaría de cuanto coño se me ofreciera. Sólo la sacaría en momentos especiales como la corona del reino, ambos serían bellos para lucir.

Al siguiente día, hice algunas videoconferencias con mis tíos y algunos otros asuntos pendientes, revisé el historial de las personas que había contratado y que viajarían a mi país hasta que terminaran su trabajo. Como a medio día recibí una llamada de los guardias que buscaban a Isabella.
—Señor, hemos encontrado el grupo donde está la señorita Swan, se ubica bajo el puente que cruza el río. —escuché a Sam.
—Muy bien, quiero que la vigilen y me mantengan informado en lo que decido qué hacer. —expresé con fastidio.
—Si señor, ¿algo más?
—No vuelvan a perderla de vista.
—Si su alte... Señor. —respondió y cortó la comunicación.
Enseguida llamé a Tagrandi:
—Buenos días Señor.
—Sam ya tiene ubicada a Isabella, quiero que la traigas a mi hotel, si es preciso a fuerza hazlo, pero la quiero aquí hoy mismo.
—Pero señor, no podemos violar las leyes de este país, no es bueno para las relaciones internacionales.
—¡No me importa! Quiero que la traigas, además: ¿Quién crees que les haría caso a una bola de parásitos mugrosos si se atrevieran a hacer una denuncia? Recuerda que tengo cedida la patria protestad de Isabella, así que no veo el problema; de todos modos, sean precavidos y a la menor oportunidad la suben a un auto y la traen. ¡Son mis órdenes y no quiero que sean cuestionadas!
—Si señor.
Mañana mismo viajaría a mi país, iría a ver cómo iban los preparativos para la llegada de mi futura esposa. Mis tíos tenían un pequeño lugar donde la acogerían hasta que fuera la boda y en donde yo podría ir sin ser visto, ya que tenía conexión con la casa de mis tíos; llegaba al lugar y ya dentro cambiaba mi vestimenta por una de motociclista y viajaba en una hermosa Harley que era uno de mis amores, así como una gran colección de autos deportivos los cuales adoraba pilotear, siempre protegido por el casco, nadie sabía que era yo. Había participado en varias competencias bajo un seudónimo y había logrado ganar algunas pero no podía darme el lujo de darme a notar, así que sólo lo hacía por placer. Amaba la adrenalina que eso me producía, uno de los pocos gustos que podía darme ya que por mi condición de príncipe, todo lo que hacía era puesto en la mira pública.
Ya por la tarde, sucedió algo que iba a ser definitivo para que por fin Isabella accediera a mis deseos y firmara el contrato; recibí una llamada informándome que una de las mocosas con las que vivía ella, había sido atropellada, justo minutos antes de que mis hombres iban a cumplir mis órdenes. Así qué ellos fueron los que me avisaron y las auxiliaron, cuando Tagrandi recibió la llamada de Isabella, ya tenía arreglado en problema de la chiquilla, no es que me alegrara de la situación pero convenía a mi propósitos y no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Le ordené que hiciera todos los arreglos para el traslado y cirugía que se requería. Por supuesto que yo me encargaría de darle la noticia a Isabella, por fin la tenía donde quería y aún más obligada a cumplir todas mis demandas.
Mi abogado arregló que pudiera hablar con ella en el hospital de Foks, cuando tuvo lista la llamada escuché la voz de Isabella:
—¿Bueno? —Contestó con una voz apenas audible.
—Isabella, como te habrán informado, ya he ordenado se cumplan tus demandas; ahora es tiempo de que tú cumplas las mías. Elige a una persona que quedará como responsable con todo lo referente a la niña, qué será quien viaje con ustedes a Seattle. Al llegar al hospital, en cuanto la pequeña sea ingresada, tú serás conducida a mi hotel para que aclaremos algunos puntos del contrato. —Dije y colgué, no esperé respuesta, había dado una orden y debía cumplirse, esa era mi ley. Ya aclararía las cosas con ella personalmente.

Hablé con mis guardias, dando la orden de preparar el jet para mi viaje, después de entrevistarme con Isabella y dejar las órdenes precisas, volaría a Inglaterra.
Pasaron unas horas cuando escuché que se abrían las puertas del elevador, enseguida apareció uno de los guardias y tras él venía la chiquilla de mis pesadillas; su aspecto no era el mejor, vestía una ropa andrajosa y lucía demacrada, con los ojos hinchados por haber llorado. No me importaba su aspecto.

—Buenas noches. —Saludó tímidamente. Le ordené que se sentara.

—Toma asiento Isabella. Muy bien, déjame decirte que estoy acostumbrado a que mis deseos de cumplan sin cuestionar, así que espero que lo recuerdes cada que yo quiera algo; aquí tienes estos contratos que tienes que firmar, no voy a negociar ninguna de las cláusulas allí estipuladas. Yo he cumplido lo que has pedido, la niña será operada por un excelente neurólogo, el resultado ya no depende de mí. —Extendí la carpeta con los contratos— firma en todas la líneas donde dice tu nombre, el que me interesa que estés consciente es el de confidencialidad, ya que no puedes revelar nada de lo que te diré a continuación o irás a dar a la cárcel. ¿Quedó claro?
—Sí. Sólo una cosa, Bree, una de mis compañeras sabe que quiere casarse conmigo, escuchó cuando mi madre me lo dijo. No puedo revertir eso.
—Está bien, es bueno que me avises pero no puedes contarle más, sobre todo debes convencerla que no le diga a nadie, ya que tú pagarías las consecuencias de ello. Lo que estás autorizada a decirle es qué mis tíos, a los que ya conoces, y tus padres se conocían y acordaron que nos casaríamos cuando tu cumplieras la mayoría de edad, y viendo la situación en que las dejó tu padre, yo quise que fuera antes. Por eso tu madre firmó un documento aprobando la boda y su autorización para poder salir del país. No contarás todo esto, pero es la versión oficial que tú darás si te preguntan, con el mínimo de detalles. Más adelante te iré informando lo que sea necesario que sepas. Yo saldré del país pero quedarás a cargo de gente de mi confianza, no te molestes en preguntarles nada, nadie está autorizado hablar más de la cuenta. Regresarás al hospital y mi abogado te traerá de regreso cuando yo le ordene, estarás siempre acompañada por alguien de mi confianza, visitarás a la niña pero regresarás aquí sin excusa alguna; habrá varias personas que te enseñarán modales de etiqueta y todo lo que sea necesario, no puedes negarte a nada de lo que de te indique. ¿Entendiste?
—Sí.

—Solamente una cosa más. ¿Aún eres virgen? —pregunté directamente, vi su cara de sorpresa y se sonrojó.

—Sí. —volvió a contestar.

—Ahora iremos al hospital, hay algo que tengo que hacer allí y después partiré, a mi regreso ya estará todo listo para que me acompañes a mi país.
—¿Pero qué pasará con Cassy?
—Me encargaré de que sea atendida en el hospital hasta que esté recuperada, la chica que la acompaña y ella tendrán una habitación especial hasta que salga del hospital, después veremos qué hacer con ellas. ¿Algo más?
—No.
Momentos antes había llamado a una asistente que llegó enseguida.
—A sus órdenes señor.
—Lleva a la señorita Swan a su habitación para que se asee y se ponga más presentable, no olvides quemar esas prendas. También te deshaces de esa sucia mochila.
—¡Noooo! Por favor, me la dio mi padre, es una de las pocas cosas que conservo de él.
—Está bien, —dije con fastidio— Clara, envíala a lavandería, que la desinfecten bien.
—Si señor, ¿Algo más?
—Cuando esté lista, me avisas, saldremos en una hora. —la empleada asintió y salió de la habitación, Isabella la siguió con la cabeza baja sin pronunciar palabra.

Bella PVO

Salimos de la habitación del señor Masen, y nos dirigimos a otra igual de grande y lujosa que la anterior. Estaba asustada, me llevaría a otro país y ya no vería a los chicos, tendría que dejar a Bree y a Cassy, pero había sido la única forma para salvarla. Estaba metida en mis pensamientos que no había escuchado de la mujer que me acompañaba me estaba hablando.
—¿Señorita, quiere que le prepare la tina o se va a bañar en la regadera? — alcancé a medio escuchar.
—Me bañare rápido, no veo para que desperdiciar tanta agua en una persona. —contesté y me dirigí a donde me indicó que se encontraba el baño. Me desvestí y entré a la zona de regadera cerrando la puerta tras de mí. Me bañé lo mejor posible, tallé muchas veces mi cabello y mi cuerpo, no quería que el señor Masen se molestara por algo, pero lo hice tratando de no desperdiciar mucha agua; la experiencia de carecer de lo indispensable me hizo valorar más las cosas. Terminé de bañarme y salí, tomé una bata que había colgada, busqué mi ropa pero no encontré nada. Me dirigí a la habitación y allí en la cama había mucha ropa de todo tipo: vestidos, blusas, faldas, conjuntos, ropa interior y muchos zapatos; pero ningún jeans, ni mis converse. Esa ropa era muy elegante, definitivamente no era mi tipo, pero no podía protestar. Tomé un coordinado de ropa interior de encaje color blanco, una blusa beige y un conjunto café de pantalón, blazer y unos zapatos de piso del mismo color, ni de chiste me pondría de tacón, si no quería ir al hospital por otra razón, con mi poca coordinación. Cuando terminé de vestirme, cepillé mi cabello y lo dejé suelto para que se secara, había olvidado lo largo que era, lo bueno que con los productos del baño no me costó desenredarlo. Cuando estuve lista, le indiqué a mi acompañante que le avisará a su jefe, ya quería llegar al hospital para ver cómo estaba mi niña. Salió y regresó enseguida:
—El señor la espera señorita. —me indicó.
—Gracias, llámame Bella. —Le pedí.
—No lo tengo permitido, son órdenes del señor, ha sido muy específico en la forma en qué debo de tratarla.
—Está bien, no quiero causarte problemas.
—Gracias señorita.
Salimos de la suite y ya nos estaba esperando fuera del elevador, sentí como su mirada me recorría de pies a cabeza y hacia un pequeño gesto de aprobación. Como no la iba a aprobar si él había elegido las prendas. El vestía muy elegante como siempre, llevaba un traje sastre color azul obscuro, encima una gabardina a juego, una bufanda y guantes grises y sus eternos lentes oscuros. Salimos del hotel y subimos a uno de sus autos, Clara se fue en otro con los guardias. Llegamos al hospital unos minutos más tarde, bajamos y me pidió que fuera a ver a la niña, él tenía algo más que hacer. Llegué a la habitación de Cassy y allí estaba mi pequeña llena de tubos y aparatos, tenía la cabeza vendada, habían cortado su larga cabellera negra. Bree me puso al tanto de los resultados y dijo que iba a entrar a cirugía en una hora. Besé su manita y le hablé con cariño:
—Tesoro, pronto estarás bien, todos están esperándote, tienes que luchar para volver con nosotros. —una lágrima traicionera escapó de mis ojos, me dolía verla en esa situación, pero afortunadamente pronto estaría bien. Tenía fe en que así sería—. tu mami desde el cielo te cuida y pronto te recuperarás.
Escuché que tocaban la puerta y al abrirse vi que era Clara.
—Señorita, el señor la solicita.
—Voy en un momento. —le dije y me dirigí a Bree—, vuelvo enseguida.
—Ok, tienes mucho que contarme.
—Regreso en cuanto pueda, voy a ver qué pasa, espero no haya ningún problema con la cirugía de Cassy. —dije para no contestar que no podía contarle mucho.
Salí y me dirigí a la oficina que me habían llevado anteriormente, pero Clara me indicó que era en otra área, vi el letrero de la entrada y decía:

Dra. Denali
Ginecóloga

No entendía que hacía en este lugar, yo no estaba enferma ni tenía ningún problema. Toqué la puerta y se abrió mostrando al señor Masen.
—Pasa mi amor, te estábamos esperando. —dijo melosamente y besó mi mejilla, yo me quedé paralizada sin saber cómo reaccionar, no esperaba esa actitud de su parte.
—Gracias. —dije con voz apenas audible.
—Como le decía doctora, las costumbres de mi familia son muy anticuadas y dentro de estas, hay una muy importante para pertenecer a ella. Así qué dentro de los estudios a realizar a mi prometida está uno que demuestre que es virgen, yo no tendría ningún problema con eso pero vivo dentro de un patriarcado y es importante complacer a mi padre. —explicó el señor Masen.

Mi cara se encendió al escuchar eso. ¡Por Dios! Lo peor es que no podía negarme, Cassy estaba a punto de entrar a cirugía. Escuché que seguía hablando:

—También quiero que le hagan toda una serie de pruebas para ver que no tenga algún virus ni nada que se le parezca, quiero que la revise a conciencia de pies a cabeza, y por último también pruebas de fertilidad. —Terminó finalmente.

La doctora por supuesto estaba encantada con él, trataba de coquetearle pero el señor Masen no mostraba ningún interés, entonces se dirigió a mí:

—Señorita Swan, por favor entre en esa habitación y retire toda su ropa, allí hay una bata, por favor póngasela y sale para empezar el chequeo. —Mis ojos se abrieron de terror, no podía ser cierto, esto no me estaba pasando a mí. Titubee un momento pero vi la mirada de Masen dirigida a mí y su gesto impaciente que me obligó a obedecer; me dirigí al cuarto y fui poco a poco quitando mi ropa, lágrimas de impotencia escapaban de mis ojos, cuando estuve totalmente desnuda, me puse la bata y salí del lugar. La doctora habló nuevamente:

—Señorita Swan, soy la doctora Mayra Denali, soy ginecóloga y le haré una serie de pruebas, para que sea lo menos molesto para usted, le pido que siga mis instrucciones. Necesito que se suba a la camilla, encoja las piernas y las separe, sobre todo que relaje sus músculos vaginales para no lastimarla.

¡Santo cielo! Cómo me pedía eso, era la primera vez que alguien iba a hacerme algo así, además de que lo haría en la presencia del señor Masen…

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Uy lo que le toca a nuestra pobre Bella, la vida es muy difícil, que miedo que te revisen así. :/

Pero bueno eso tenía que pasar y ya vemos lo que pasa en el siguiente cap, quiero agradecer a las que me dejaron un bonito review:

KAT-CULLEN-SWAM-DOUG: Gracias linda espero te siga gustando y sigas comentando, gracias , besotes =D

GLORIACULLEN: Me alegro que te guste de verdad y sobre tu pregunto como veras actualizo más o menos una semana y mediua después de publicar el capítulo. esta vez eh publicado una semana y un día pero creo que más es así =D

XD: jaja bueno creo que dejarlas intrigadas hace mejor a su imaginación ya que piensan en lo que va  apasar, gracia spor comentar xD

SARAI: Me gusta que te guste, ja,ja,ja,ja, bueno y si la sigo pára que lean desde  acá, =D

Gracias por sus comentarios y votos =D

Nos leemos pronto.....xD.

Atte: karolay.m.b.

 

Capítulo 6: Aceptando Capítulo 8: Mi nueva vida

 
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