Enamorandose de un desconocido (bad girl)

Autor: GBCullen
Género: + 18
Fecha Creación: 29/07/2013
Fecha Actualización: 20/08/2013
Finalizado: SI
Votos: 15
Comentarios: 13
Visitas: 91451
Capítulos: 61

La tímida asistente social Isabella Swam sólo tenía un vicio: al oscurecer, espiaba a sus vecinos durante sus momentos más desinhibidos. Noche tras noche, detrás de cada ventana, en cada dormitorio anónimo, Bella encontraba material para sus fantasías más salvajes. No hacía daño a nadie. Era solo un juego. Nadie se iba a enterar. Hasta que una noche sonó el teléfono...

-«Has sido una niña mala.»

Él se hace llamar Justice, y también tiene una afición: observar como Bella observa a los demás. Tiene fotos que lo demuestran. Ahora le toca jugar a él.

La historia no es mia, pero me gusto asi que decidi adaptarla con los personajes de stephenie meyer, espero les guste la historia :) , dejen sus comentarios.

Esta novela es una adaptacion de el Libro Bad Girl, la autora del es Maya Reynolds

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Capítulo 40: Calle Hatcher

Bella gritó tan alto como pudo. Una mano rolliza le tapó la boca y los dos hombres la llevar on hasta el Cadillac a empujones.

-Oye, pero ¿qué hacen ahí? -la voz de ultratumba parecía proceder de ninguna parte.

Los hombres que sostenían a Bella dudaron un momento. El más alto la empujó hacia el otro, que la tomó por los hombros y la introdujo en el coche. Ella estiró las piernas de modo que los pies quedaron ejerciendo presión contra el lateral del asiento de al lado del conductor y apretó
las rodillas. El hombre que trataba de meterla en el coche maldijo en alto, a pesar de lo cual no logró hacer palanca para mover a Bella. Le colocó la mano izquierda en el hombro mientras intentaba colocarla para que entrara en el vehículo.

Bella volvió la cabeza para morderle la mano. Los dientes perforaron la piel y se llevaron un trozo de carne al tirar. El hombre gritó de dolor y dejó caer a Bella, que se desplomó contra el bordillo y se golpeó en la rabadilla.

Se puso de rodillas con esfuerzo y probó a caminar a gatas. El sabor de la sangre le llenaba la boca. Aún agarrándose la muñeca, el hombre bloqueó el paso de Bella con las piernas.

-Zorra, te mataré por esto.

Ella cerró un puño y lo lanzó hacia delante tan fuerte como pudo. El golpe que le propinó en sus partes fue contundente: el hombre gritó y se echó hacia delante para agarrarse los genitales y aguantar las arcadas. Bella consiguió ponerse en pie y se quedó perpleja sin poder dar crédito a
la escena que presenciaba.

El otro matón se enfrentaba a un grupo de unos siete chicos afroamericanos. Bella reconoció los rostros de uno o dos de ellos; pertenecían a familias de la calle Hatcher que ella solía visitar.

Los chicos iban vestidos con los pantalones caídos y sudaderas con capucha tan comunes en aquel barrio. Algunos de ellos llevaban también gorras de propaganda, mientras que otros
llevaban pañuelos que se anudaban ajustados a la cabeza.

Bella calculó que la edad de los chicos oscilaría entre los trece y los dieciséis años.El que lideraba el grupo, claramente el cabecilla, dio unos pasos hacia el matón. Llevaba una sudadera de Nike forrada de lana que le cubría ligeramente la cabellera organizada en hileras de trenzas.

-¿Por qué molesta a la trabajadora social? A usted no le ha hecho nada.

Bella se acercó al grupo de chicos y buscó el móvil en el bolsillo.

El matón, que tenía pinta de ex marine e iba enfundado en un traje marrón que le iba pequeño, dirigió una mirada a Bella y luego otra a los chicos.

-Escuchen, chicos, no se metan en esto y no les pasará nada.

Los chicos se rieron al unísono y se dieron codazos unos a otros.

-¿Escucharon eso? ¿Han oído a este tipo? Que no nos hace nada si no nos metemos en esto.

Bella no veía ninguna expresión de miedo en aquellas caras adolescentes. Abrió la pestaña del móvil y apretó el botón de marcación rápida para contactar con la comisaría.

El tipo al que había golpeado estaba ahora vomitando en la acera.

Uno de los chicos, de unos catorce años y con la cabeza completamente rapada, se adelantó para situarse junto al cabecilla.

-Esta trabajadora social cuidó de mi abuela cuando los de la cartilla de alimentación se estaban portando como unos idotas. Así que tú no te la llevas a ninguna parte.

El ex marine se introdujo una mano en la chaqueta en un movimiento claramente amenazador.

-Vamos, niños, vayanse largando si no quieren que convierta a alguno de ustedes en un colador.

Al otro lado de la línea comunicaba. «¡Dios santo! No permitas que les pase nada a estos chicos por mi culpa.»

Bella colgó y volvió a marcar.

-¿A quién llamas tú «niño»? -el líder cerró los puños-. Ya has oído a mi colega Binks - indicó al chico de la cabeza rapada-, saca tu culo de aquí y llévatelo al sitio del que haya salido si
no quieres que seamos nosotros los que te hagamos daño a ti.

En la comisaría seguían con el teléfono ocupado. Bella sintió ganas de echarse a llorar por la
frustración. De nuevo colgó y volvió a marcar al tiempo que se aproximaba aún más a los chicos dispuesta a situarse entre ellos y el arma del matón. Allí no moriría ningún niño por su culpa.

El ex marine hizo ademán de sacarse el arma de la chaqueta, pero antes de que pudiera hacerlo ya tenía cuatro automáticas apuntándolo a la cabeza. El silencio lo invadió todo. Bella observó a aquellos adolescentes blandiendo las armas. Ya no había risas. De pronto, todos estaban muy serios.

-Oye, Bro -el cabecilla empezó a hablar con dureza-, coge a tu amigo y sal de la calle Hatcher de una puta vez, porque si no lo haces no vas a ver ningún otro sitio nunca más.

El matón se quedó estupefacto. Una calma insoportable se apoderó de la zona hasta que una voz familiar rompió el silencio.

-Oiga, caballero, ya he llamado a la policía, de modo que será mejor que se largue antes de que llegue.

Gracias a Dios. Era Prudie, que había salido al porche de su casa.

Fue entonces cuando Bella se dio cuenta de que había otra media docena de mujeres en las puertas de sus casas.

Otra de ellas gritó:

-He apuntado el número de matrícula de su coche, señor. Más le vale hacer caso a la señora Prudie y largarse de aquí antes de que me dé por enseñarles este número a los agentes cuando lleguen.

El ex marine levantó la mano izquierda para mostrar, con el gesto, que se rendía. Sacó la mano de la chaqueta y se alejó de los chicos. Al marcharse, acribilló con la mirada a Bella , que se quedó helada al comprobar la maldad que había en aquellos ojos.

El hombre fue hacia donde se encontraba su amigo, que continuaba con las arcadas. Lo tomó por el brazo y lo llevó hasta el coche, que seguía abierto. Colocó a su compañero en el asiento de delante, cerró la puerta y enseguida apareció en el lado del conductor.

Antes de subirse al vehículo, el ex marine lanzó una última mirada a Bella .

-Ya te cogeremos luego, encanto -prometió con una sonrisita maliciosa.

A ella le temblaron las piernas y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no caer al suelo desvanecida mientras el matón la miraba. El portazo había quedado silenciado por el sonido
atropellado de sus propias pulsaciones.

El Cadillac se alejaba y el ruido distante de las sirenas la sacó de su estupor. No quería explicarle a la policía por qué aquellos hombres habían intentado secuestrarla. Al agacharse para recoger la carpeta que se le había caído, perdió el equilibrio y casi acaba en el suelo. Unas manos la agarraron con fuerza.

-Trabajadora, ¿está usted bien? -era el chico de la cabeza rapada.

-Sí, gracias. Tengo que irme de aquí antes de que...

-...de que llegue la policía. Ya, sé a qué se refiere. Vamos, la acompaño hasta su coche.

El chico la guió hasta la puerta del Buick y esperó mientras ella manejaba las llaves con torpeza para abrirlo. Finalmente, se le cayeron. Entonces el muchacho las recogió, abrió la puerta y ayudó a Bella a sentarse en el asiento del conductor.

-No sé cómo darles las gracias, a ti... y a tus amigos -le dijo ella mientras el chico le devolvía las llaves.

-No tiene que darme las gracias por nada. Ayudó a mi abuela, con eso basta. Y ahora lárguese de aquí, corra. -Cerró la puerta y dio un golpe en el capó del coche, apremiándola para
que se marchara.

Bella miró los pisos. Los otros chicos y las mujeres habían desaparecido ya. La calle Hatcher parecía vacía. Era el momento que ella también se fuera de allí.

Después de arrancar, levantó la mano para despedirse de su nuevo amigo, pero el chico ya había desaparecido.

Arrancó y por el espejo retrovisor vio aparecer el coche de policía al final de la calle de Prudie. Giró en la primera perpendicular con que se topó y pisó el acelerador para poner más distancia entre ella y las autoridades.

 

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Capítulo 39: Alguien quiere hablar contigo... Capítulo 41: Oak Cliff

 


Capítulos

Capitulo 1: Fantasias Capitulo 2: Algo inesperado Capitulo 3: Algo inesperado Part. II Capitulo 4: Justice Capitulo 5: HOT CALL Capitulo 6: El Comienzo Capitulo 7: Pasado Capitulo 8: Museo Capitulo 9: Museo Part. II Capitulo 10: Luces, Camara... ACCION Capitulo 11: 2 Round Capitulo 12: Deseos Capitulo 13: "Cita" Capitulo 14: Jerry's Capitulo 15: encuentros Capitulo 16: Edward... Capitulo 17: ¿ Quien eres? Capitulo 18: Juntos Capitulo 19: Juntos Part. II Capitulo 20: Eres perfecta Capitulo 21: nuevas sensaciones Capitulo 22: Empezando... Capitulo 23: Recuerdos Capitulo 24: conociendonos Capitulo 25: Primera noche juntos Capitulo 26: ¿Problemas? Capitulo 27: un beso de desayuno Capitulo 28: Eres lo que esperaba Capitulo 29: tus fantasias Capitulo 30: tus fantasias part. II Capitulo 31: un regalo mas Capitulo 32: Dejate llevar Capitulo 33: Jardin botanico Capitulo 34: Disfrutando del paisaje Capitulo 35: ¿Flores? Capitulo 36: M.V Capitulo 37: Nervios Capitulo 38: Terraza Capitulo 39: Alguien quiere hablar contigo... Capitulo 40: Calle Hatcher Capitulo 41: Oak Cliff Capitulo 42: ¿Que ocurrio? Capitulo 43: Comisaria Capitulo 44: te prometo... Capitulo 45: ¿Que hago? Capitulo 46: Te encontrare Capitulo 47: ¿Donde estarás? Capitulo 48: ¿Donde estarás? Part.II Capitulo 49: Capitulo 50: Ecuentrame Capitulo 51: Miedo Capitulo 52: secuestrada Capitulo 53: Esperame Capitulo 54: ¿Salida? Capitulo 55: sin salida Capitulo 56: Dejame recuperarla Capitulo 57: Por fin Capitulo 58: te encontre Capitulo 59: Propuesta? Capitulo 60: Escaleras Capitulo 61: Final

 


 
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