Al aterrizar en el aeropuerto, pude respirar un aire húmedo y frio, lo cual me gusto mucho. Iba tomada de la mano de Edward, observando todo con mis nuevos ojos. Llegamos al automóvil de Edward, el flamante Volvo, el cual estaba en la tercera fila del lado derecho. Subimos y me puse el cinturón al instante.

-al menos aun no crees que eres inmortal del todo-dijo mientras encendía el auto.

-son costumbres que tengo-dije mientras disfrutaba el dulce ronroneo del vehículo.

-cuando te dije que te ves hermosa, lo dije de verdad-me sonreí y no sé si llegue a sonrojar, no sabía si los vampiros lo hacían, pero ya que.

-gracias- ¿enserio, es lo único que sabes decir? Que fría yo.

-¿Qué le pasa a tu cara?-dijo con voz de curiosidad. Era un hecho que había puesto mi cara de cuando peleaba con migo misma.

-solo la estaba relajando-mentí. ¿Relajar la cara?, ¿desde cuándo hacia eso?

-te comportas como si fueses una adolecente enamorada que se critica a sí misma-y luego río.

Es tan sabio en cuanto a expresiones y reacciones humanas, que hay veces que no puedo expresarme facialmente.

-¿Cómo es que me conoces tan bien?-dije curiosa

-se más de lo que debería saber-me tomo la mano y me la beso.

-emmm… eso no me lo esperaba- dije muy extrañada. ¿Cómo es que puede saber tanto?

-ja! Creo que no sabes mis habilidades como investigador-dijo en un tono de risa.

-no, creo que no te conozco tanto como pensé- en ese momento me desepcione de mi misma y quise saber más.

-¿Qué sucede?-dijo

-¿alguna vez has ido a la universidad?-dije con curiosidad.

-claro que si mi vida. Fui a Harvard-luego detuvo el auto y me di cuenta que habíamos llegado a la mansión de los Cullen.

-wuau!-exclame-nunca pensé que tenía un novio tan aplicado.

-¿Por qué me lo preguntas?

-nunca te lo había preguntado-dije

Él salió del auto y me abrió la puerta el instante, me bajé y él se posiciono al lado de la puerta principal de la casa. Lo mire y le sonreí, su mirada me alivio más de lo que debería haberme aliviado. Entramos y no había nadie en la casa.

-¿Dónde están todos?-dije con curiosidad

-no van a llegar, tenemos la casa para nosotros dos solos- me tomo la mano y me llevo hacia su habitación.

-¿Por qué ahora te amo con una intensidad tan irrevocable?-dije mientras me sentaba en un pequeño sillón blanco y muy suave.

-¿no recuerdas?, ahora como vampiro, todas tus emociones son más fuertes. El amor es locura, la envidia es odio, el deseo es necesidad-dijo.

Me tomo entre sus brazos y me beso salvajemente, me deposito en su sillón cama el cual estaba extendido, se acomodo a mi lado y me llevo encima de él. Encajábamos justo y lo mejor es que no tenía que tomar aire para seguir besándolo.

Me retiro la cara y me miro.

-¿estas lista?-dijo acariciando mi mejilla.

-hace mucho tiempo-dije segura de mi misma.

Le tome el rostro y lleve sus labios a los míos, le raje la camisa y deje su pecho al descunierto.

-que salvaje-dijo sorprendido

-¿no te hare daño?-dije preocupada

-no va a doler-dijo sonriendo.

Nos volvimos a besar y en un abrir y cerrar de ojos me dio dos vueltas en el sillón y ya estaba casi desnuda, ¿Cómo lo hiso? He quedado con pura ropa interior. Lo tome con firmeza y ahora yo le di dos vueltas y entre ellas le rasgue los pantalones.

-no me dejas de sorprender-dijo con una ceja levantada.-

-y tu menos

-eres hermosa. Te amo-dijo.

Me beso y comenzó a arrancarme el resto de ropa que me quedaba, yo le seguí los mismos pasos hasta quedar completamente desnudos.