Al día siguiente Edward había salido a cazar a si que me había quedado sola con Rosalie, la cual cuidaba de mi. Ambas estábamos en la sala de estar sentadas

-¿tu crees que podamos convencer a Edward para que te convierta?-dijo Rose mirando hacia afuera

-no lo creo-dije decepcionada

-es tan testarudo, no sé qué hacer-dijo ella suspirando

-tú que lo conoces hace más tiempo que yo, ¿Qué lo aria cambiar de opinión?-dije curiosa

-solo si estuvieras agonizando a punto de morir-dijo con los ojos cerrados

-no queda de otra-dije levantándome

-Bella no dejare que agás eso-dijo ella levantándose y tomándome el brazo

-tranquila, estaré bien-dije soltándome

-¿estás dispuesta a hacer eso?-dijo mirándome a los ojos

-claro que sí, lo único que quiero es que estén bien-dije tocándole el hombro

-Bella no se-dijo confusa

-hay unos acantilados cerca ¿verdad?-dije mirándola

-sí, pero…

-perfecto-le interrumpí-hoy,cuando vuelva Edward iremos a dar una vuelta

-Bella no-dijo preocupada

-estare bien, tranquila-dije abrazándola

Estuvimos un buen rato pensando, hasta que llegaron todos.

-ya volvimos-grito Emmett anímico

-está bien, ve-dijo Rose en voz baja

-Bella-dijo Edward señalando la puerta Yo me levante y mire a Rosalie mientras ella afirmaba con la cabeza Una vez afuera Edward me tomo la mano y con la otra me rodeo la cintura, caminamos justo hasta los acantilados, no prestaba atención a lo que él decía solo pensaba en como caer, hasta que se me ocurrió, simplemente tenía que hacer que me desmayaba.

Tome aire y no pensé, solo me balancee

-Bella, amor ¿estás bien?-dijo preocupado

Caí a la orilla y cuando mi cuerpo se fue por fin al suelo rodé un poco y caí, choque con una roca, la cual me izo sangrar la cabeza y me sumergí en el mar, ni veía nada, hasta que sentí una mano en mi brazo y una sacudida

Desperté en la orilla, Edward me gritaba desesperado “Bella, amor responde”, “por favor”, “te lo pido” decía él, pero en un momento lo pude ver con claridad, su cara estaba destrozada, tenía los ojos cerrados y las lagrimas le caían por su cara perfecta, levante mi brazo y con mi dedo torpe le seque la lagrima

-estoy aquí, tranquilo-dije casi sin voz Él abrió los ojos extendió una sonrisa inmensa, me tomo de la cintura y me abrazo firmemente, me sentía culpable de todo, pero no me había convertido, no sirvió nada

-estas aquí-dijo mirándome-me diste un susto muy grande

-¿a si?-dije confusa

-vamos, debes descansar-dijo mientras me cargaba, yo me aferre a él y apoye mi cabeza rota en su pecho, hasta que me quede dormida en sus brazos