La Lista del Odio (+18)

Autor: NalaMatter
Género: Drama
Fecha Creación: 31/03/2013
Fecha Actualización: 22/09/2013
Finalizado: NO
Votos: 16
Comentarios: 18
Visitas: 12044
Capítulos: 11

Hace cinco meses, el novio de Isabella Swan, Edward, abrió fuego en la cafetería escolar. Al lanzarse para detenerlo, Isabella inadvertidamente salvó la vida de una compañera de clases, pero se vio implicada en el tiroteo por la lista que ella ayudo a crear. Una lista de las personas y cosas que ella y Edward odiaban. La lista que él usó para elegir a sus objetivos.

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Capítulo 6: Capítulo 5

Beteado por Aleja Rodriguez, Beta Fanfiction Twilight Hispanoamerica.

 

DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. La historia es de Jennifer Brown.

Capítulo 5

 

[DESDE EL CONDADO DE FORKS RAIN-TRIBUNE

3 DE MAYO, 2008. REPORTERA ZAFRINA DASH]

 

Tyler Crowley, 15 años. Como estudiante de primer año, Crowley por lo general no debería haber estado caminando a través del cafetín, de acuerdo a algunos estudiantes. -Nosotros no vamos por ahí, si podemos evitarlo-, una estudiante de primer año, Marcie Stindler, dijo a los periodistas. -Los estudiantes de último año nos fastidian si vamos por allí. Es como una especie de regla no escrita para los estudiantes de primer año, mantenerse alejado del cafetín; excepto durante el almuerzo. Cada estudiante de primer año lo sabe."

Sin embargo, Crowley estaba atrasado en la mañana del 2 de Mayo, y cortó camino a través del cafetín en su prisa por llegar a clase; ocurrió lo que algunos llaman un clásico caso de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Él sufrió un disparo en la parte posterior de la cabeza, y murió instantáneamente en la escena. Un monumento se ha creado en su nombre en el Banco del condado de Forks. La policía dice que no está claro si Masen conocía a Crowley, o si Crowley fue golpeado accidentalmente por una bala destinada a otra persona.

*******

Debido a que la señora Carmen me había mantenido en su oficina durante tanto tiempo, me perdí el primer período, y entre justo en la mitad del discurso del primer día de escuela de la señorita Mallory. Sé que la señora Carmen lo había hecho para que yo no tuviera que enfrentarme a los pasillos previos al primer período, pero casi que hubiera preferido eso en lugar de tener todos los ojos clavados en mí cuando entre a clases. Por lo menos en los pasillos hubiera podido ser una especie de sombra que pasaba.

Abrí la puerta y juro que todos en la clase dejaron lo que estaban haciendo y me miraron. Erick Yorkie soltó su lápiz y tan sólo dejo que cayera rodando de su escritorio. La boca de Emily Young se abrió tanto que pensé haber llegado a escuchar que su mandíbula se rajaba. Incluso la señorita Mallory dejó de hablar y se quedó inmóvil durante unos segundos.

Yo me quedé parada en la puerta, preguntándome si realmente sería tan evidente si me diera la vuelta y me marchara: fuera del aula de clase, fuera de la escuela. De vuelta a mi cama en casa. Decirles a mamá y al doctor Cullen que me había equivocado, que después de todo quería terminar la escuela secundaria con un tutor. Que yo no era tan fuerte como pensaba en un principio.

La señorita Mallory se aclaró la garganta y dejó el marcador que estaba usando en la pizarra. Tomé una respiración profunda y me arrastré hasta su escritorio, sosteniendo el permiso que me había dado la secretaria de la Señora Carmen cuando salí de su oficina.

- Sólo hemos estado hablando sobre el programa de estudios de este año – dijo la señorita Mallory tomando el permiso. Su rostro permaneció de piedra–. Adelante, tome asiento. Si tiene alguna pregunta sobre algo que ya hemos visto, me puede preguntar cuando toque la campana.

La miré por un instante. La señorita Mallory difícilmente había sido una de mis fans, para empezar. Siempre había tenido problemas con el hecho de que yo no participara en los laboratorios, y con el hecho de que Edward en una especie de "accidente" prendió una vez fuego a un tubo de ensayo en el tercer periodo. Ni siquiera puedo contar las veces que ella había mandado el trasero de Edward a detención, y siempre me había mirado cuando deambulaba por la acera en frente de la escuela esperando a que él saliera.

No me podía imaginar lo que ahora debía estar sintiendo por mí. ¿Piedad, tal vez? ¿Por no haber visto lo que ella siempre vio en Edward? ¿Querría sacudirme y gritarme: "! Te lo dije, niña estúpida!"? O tal vez sentía repugnancia por lo que paso con el señor Black.

Tal vez, como yo, repetía esa escena una y otra vez en su cabeza un millón de veces al día: el señor Black, profesor de química, usando literalmente su cuerpo como escudo ante una docena de estudiantes. Él estaba llorando. Con los mocos saliéndose por la nariz, el cuerpo le temblaba. Tenía sus brazos extendidos a cada lado, como Cristo, y sacudía la cabeza hacia Edward, desafiante y asustado.

Me gustaba Black. A todos les gustaba Black. Black era el tipo de persona que hubiera venido a tu fiesta de graduación. El tipo de persona que hablaría contigo en el centro comercial… y nada como la mierda de "Hola, jovencito" que diría el señor Banner, el director de la escuela. Black diría: "Oye, ¿Qué tal?" o "¿Manteniéndote al margen de la ley?"

Black se haría el de la vista gorda si te veía sacando una cerveza a escondidas en un restaurante y veía que te salías con la tuya. Black daría su vida por ti. Siempre habíamos sabido qué tipo de persona era Black. Ahora todo el mundo lo sabía.

Gracias a la impresiónate cobertura televisiva del tiroteo, y a esa fastidiosa Zafrina Dash escritora de Rain- Tribune, casi todo el mundo sabía que el señor Black había muerto porque él no le dijo a Edward donde estaba la señorita Mallory. Así que supongo que eso no era una novedad para ella. También, supongo que por eso ella me miraba como si yo fuera una plaga puesta en libertad en su salón de clases.

Me volví y me dirigí hacia una silla vacía. Traté de mantener mis ojos exclusivamente en la silla, pero no me resultó posible. Tragué. Sentía la garganta muy seca. Mis manos estaban tan sudorosas que mi cuaderno se estaba resbalando. Mi pierna latía y me sentí cojeando, maldije en silencio por hacerlo.

Me acurruqué en mi escritorio y miré a la señorita Mallory. Me miró fijamente hasta que me instalé y se volvió hacia la pizarra, aclarándose la garganta una vez y terminando de escribir su dirección de correo electrónico en el tablero.

Poco a poco las cabezas de mis compañeros de clase se volvieron hacia la parte frontal de la habitación, y sentí que volvía a respirar. Ochenta y tres, coreé en mi cabeza. Ochenta y dos, si no se tiene en cuenta el día de hoy.

Mientras Mallory hablaba acerca de la mejor manera de comunicarse con ella, me concentré en mis manos, tratando de disminuir mi respiración, en la forma que el doctor Cullen me había enseñado a hacerlo. Me quedé mirando mis uñas, que estaban astilladas y feas. Nunca había encontrado la energía para limarlas y ahora estaba extrañamente consiente de ellas. Todas las otras chicas se habían preparado para el primer día de clase haciendo cosas como pintarse las uñas y escogiendo sus mejores ropas. Yo apenas las había lavado.

Era sólo otra forma otra forma en la que yo era diferente a todos ellos y, curiosamente, de alguna manera, era tan sólo otra manera en la que yo era diferente a la manera en la que solía ser.

Metí las uñas en las palmas de mis manos. No quería que las vieran, temiendo que alguien se diera cuenta de lo feas que estaban, pero me encontré extrañamente calmada al sentirlas enterrándose en mis palmas. Bajé mis manos a mi regazo y apreté los puños con fuerza, apretando hasta que las uñas estuvieron clavadas en mis manos y pudiera respirar sin una oleada de nauseas rodando sobre mí.

- Mándenme un e-mail cada vez que tengan una pregunta – decía la señorita Mallory, apuntando a lo que había escrito en la pizarra, y luego se detuvo en seco.

Había una conmoción a mi izquierda. Los chicos estaban susurrando alrededor, una niña ponía rápidamente sus libros y papeles en su mochila. Las lágrimas le caían por su rostro y estaba tratando de contener su hipo.

Otras chicas se acercaron a ella, hablándole y frotándole su espalda.

- ¿Hay algún problema? – Preguntó la señorita Mallory - ¿Kate? ¿Jessica? ¿Hay alguna razón por la cual ustedes no están en sus sillas?

- Es Ángela – dijo Jessica, señalando a la niña llorando, ahora me daba cuenta que era Ángela Weber. Había oído en las noticias sobre todas las cirugías plásticas que había tenido, pero en realidad no me había dado cuenta de lo mucho que había cambiado su cara hasta ese momento.

La señorita Mallory colocó el borrador en la bandeja, en la parte inferior del tablero; luego, rápida y silenciosamente cruzó las manos delante de ella.

- ¿Ángela? – Dijo en una voz tan suave que no estaba segura de que hubiera salido de Mallory- ¿Hay algo qué pueda hacer para ayudarte? ¿Tal vez necesitas ir a tomar algo de beber?

Ángela cerró la cremallera de su mochila y se levantó. Todo su cuerpo estaba temblando.

- Es ella – dijo sin moverse, sin embargo, todo el mundo sabía de qué estaba hablando y volvieron a mirarme. Incluso Mallory miró en mi dirección. Bajé mi rostro en dirección de mis manos, y apreté las uñas incluso con más fuerza en las palmas de mis manos. Metí mis labios en mi boca y los mordí con fuerza desde el interior, sujetándolos con la boca cerrada. – No puedo sentarme aquí, con ella sin pensar en… sobre… - Ella respiró hondo y dejó escapar el aire con un torrente de angustia que hizo que se me erizaran los pelos de la nuca - ¿Por qué la dejaron volver?

Agarró su mochila con ambas manos delante de ella, la abrazó contra su vientre, y corrió por el pasillo, empujando tanto a Jessica como a Kate hacia atrás en sus escritorios.

La señorita Mallory dio un par de pasos hacia ella y se detuvo. Asintió ligeramente con la cabeza y Ángela salió corriendo de la habitación, su cara contorsionada formando una mueca.

Todo estuvo completamente quieto durante un minuto, apreté los ojos cerrados y en silencio conté hacia atrás desde cincuenta: otro de los métodos que había aprendido, de mamá o del doctor Cullen, no me acordaba. Escuchaba campanas en mi mente y me sentía nerviosa. ¿Debía salir también? ¿Ir detrás de Ángela, decirle que lo sentía? ¿Ir a casa y no volver nunca más? ¿Debo decirle algo a la clase? ¿Qué debía hacer?

Finalmente, la señorita Mallory se aclaró la garganta de nuevo, se volvió hacia la pizarra y recogió su marcador. Su cara se veía inquieta, pero se mantuvo fuerte. La vieja, buena y sensata señorita Mallory. No podía ni disimular su malestar.

- Como iba diciendo – continuó, y luego se lanzó de nuevo en su discurso.

Parpadeé para distanciar las lucecitas blancas que bailaban delante de mis ojos, y traté de concentrarme en lo que estaba diciendo, lo cual era difícil, porque casi nadie dejó de mirarme.

- La siguiente unidad se centrará en…

Hubo más inquietud, y una vez más se volvió y se detuvo. Mire a mi izquierda y vi a un par de chicos hablando acaloradamente entre sí.

- Clase – dijo la señorita Mallory, su voz seguía siendo severa, pero perdiendo el control de la autoridad -¿Puedo tener su atención, por favor?

Los chicos dejaron de hablar, pero se mantuvieron inquietos.

- Me gustaría seguir con esto para que no nos atrasemos antes de que el año comience –. Ben Cheney levantó la mano.

- Sí, Ben – dijo, un poco de exasperación arrastrándose en su voz.

Ben tosió en el puño como lo hacen algunos hombres cuando quieren cambiar sus voces de regular a súper-poderoso y viril. Me miró, luego apartó la vista rápidamente. Intenté esbozar una sonrisa, pero fue en vano, ya se había volteado.

Ben era un chico bueno. Nunca tuvo un problema con nadie. En realidad, a nadie le gustaba o lo odiaba. Era del tipo del que volaba bajo radar la mayor parte del tiempo, lo que a veces puede hacer la diferencia en la escuela secundaria, haciendo que te dejen en paz o te acosen. Que yo supiera, él nunca había sido acosado. Sacaba buenas notas, se unió a clubes académicos, se mantuvo al margen de la ley, tenía una novia sin pretensiones. Y vivía a unas seis casas de la mía, lo que significaba que habíamos jugado juntos cuando éramos niños. Realmente no habíamos hablado mucho desde que estábamos en quinto grado, pero no había hostilidad entre nosotros. Nos saludábamos uno al otro si nos cruzábamos en el pasillo o en la parada de autobús. No era gran cosa.

- Um, señorita Mallory, la señora Carmen nos dijo que deberíamos hablar de… um, de estas cosas, y…

- Y no es justo que Ángela tenga que ser la que se vaya – dijo Jessica. Mientras que Ben deliberadamente había decidido no mirarme desde esa primera mirada, Jessica hizo un esfuerzo para hacer girar la cabeza y posó su mirada en mí. – No es como si Ángela hubiera hecho algo malo.

La señorita Mallory giró el marcador en seco entre sus manos.

- Nadie le pido a Ángela que saliera Jessica. Y estoy segura que la señora Carmen quería decir que podías ir a su oficina para hablar de estas…

- No – dijo una voz en la mesa detrás mí. Sonaba como Mike Newton, pero mi cuerpo se sentía helado y no podía girar la cabeza para estar segura. Mis uñas se clavaron profundamente en mis manos, dejando dolorosas media lunas púrpuras a través de ellas. – No, cuando vino a la escuela ese tipo que trataba los traumas, nos dijo que debíamos sentirnos libres de hablar de estas cosas cada vez que lo necesitáramos. No es que lo necesite, ni nada. Estoy muy por encima de eso.

Jessica puso los ojos en blanco y desvió la mirada de odio de mí a un punto por encima del hombro.

- Pues, muy bien por ti. Pero a ti no te volaron la cara.

- Bueno, tal vez sea porque nunca molesté a Edward Masen.

- Ok. Eso es realmente suficiente – dijo la señorita Mallory, pero para entonces la conversación ya se había salido de control. – Tal vez deberíamos volver a nuestra discusión…

- A ti tampoco te lo hicieron Jessica – dijo Kim Cameron, sentada justo a la derecha de Jessica. – A ti tampoco te volaron la cara. Ni siquiera eras realmente amiga de Ángela antes del tiroteo. Sólo te gusta el drama.

Y eso fue lo que básicamente desato el infierno. Así que muchos chicos estaban hablando por encima del otro, era casi imposible saber quién decía qué.

-... ¿un montón de drama? Mi amigo murió…

- De todos modos, no es como si Isabella le hubiera disparado a alguien. Sólo hizo que Edward lo hiciera por ella. Y Edward está muerto, así que ¿a quién le importa?

- La señora Carmen dijo que discutiendo no resolveríamos nada…

- ...Bastante malo es tener pesadillas todas las noches al respecto, para llegar a clase y…

- … ¿Estás diciendo que me gustó que a Ángela le dispararan porque era un buen drama? ¿Estás diciéndolo en serio?

- …Sí nos hubiéramos portado bien con Edward, tal vez esto no habría sucedido. ¿No es todo el punto de…?

- …Me preguntas a mí, merecía morir. Me alegro de que se haya ido…

- …De todos modos, ¿qué sabes tú de amigos? Perdedor…

Fue un poco extraño porque al final, todos estaban tan ocupados odiándose unos a los otros, que se olvidaron de odiarme a mí. Nadie me miraba. La señorita Mallory, incluso se había hundido en la silla detrás de su escritorio y estaba mirando en silencio por la ventana, sus dedos jugando alrededor de su cuello, la barbilla le temblaba un poco.

Había escuchando a los periodistas en la televisión diciendo que estos chicos estaban sentados alrededor de la cafetería tomados de la mano y cantando Give peace a chance todos los días. Pero no era así en absoluto. Se tiraban hacia las gargantas de los otros. Todas las viejas rivalidades, los viejos chistes, los viejos sentimientos agrios estaban ahí, pudriéndose en la cirugía plástica y en simpáticos asentimientos y en paquetes de Kleenex.

Finalmente mi cuello parecía aflojar y me sentía capaz de mirar a mí alrededor, – mirar de verdad – a los chicos, que estaban gritando y agitando los brazos. Un par llorando. Un par riendo.

Me sentí como sí tuviera que decir algo, pero yo no sabía qué decir. Recordarle que yo no había halado el gatillo me haría sonar a la defensiva. Tratar de consolar a alguien sería más raro. Hacer cualquier cosa sería como sobrecargar la situación. Aún no estaba preparada para esto, y no podía creer que alguna vez hubiera pensado que lo estaba. No tenía respuestas a mis propias preguntas, ¿cómo podría responder alguna de las suyas? Mi mano involuntariamente se derivo hacia el teléfono celular en mi bolsillo. Tal vez debería llamar a mamá. Rogarle que me dejara ir a casa. Rogarle no volver nunca más. Tal vez debería llamar al doctor Cullen, decirle que, por primera vez estaba equivocado. Si no podía quedarme por ochenta y tres minutos, mucho menos por ochenta y tres días.

Después de un rato, la señorita Mallory fue capaz de retomar el control de la clase, y nos sentamos allí, la tensión estaba por encima de nuestras cabezas, mientras terminaba de repasar el plan de estudio.

Poco a poco, la gente empezó a olvidarse de que yo estaba allí. Empecé a sentir que tal vez esto no era totalmente imposible, sentada en esa mesa, en esa clase. En esa escuela.

-Tienes que encontrar una manera de ver lo que realmente está allí, Bella-, el doctor Cullen me había dicho. -Tienes que empezar a confiar en que lo ves, es lo que está realmente allí.

Abrí mi cuaderno y agarré mi lápiz. Sólo que, en lugar de tomar notas sobre lo que estaba diciendo Mallory, empecé a dibujar lo que veía. Los chicos estaban en los cuerpos de chicos, vestidos de chicos, sus zapatos de chicos estaban desatados y sus jeans rotos de chicos. Pero sus rostros eran diferentes. Donde realmente vería caras enojadas, ceños fruncidos, burlas: en lugar de eso vi confusión. Estaban todos tan confundidos como yo.

Dibujé sus caras como un signo de interrogación gigante, que brotaba de sus chaquetas Hollister y camisetas Old Navy. En los signos de interrogación había grandes bocas que gritaban. Algunos derramaban lágrimas. Algunos estaban ensimismados, viéndose como caracoles.

No sé si eso es lo que el doctor Cullen había querido decir cuando me dijo que empezara a ver lo que realmente está allí. Pero yo sé que el dibujo de los signos de interrogación me decía mucho más que contar hacia atrás desde cincuenta.

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Hola! ñ.ñ  primero que nada agradecer a mi súper nueva Beta Aleja *-* muchas gracias por ser mi beta y corregir mis atrocidades xD eres un sol :3

y bueno ¿qué les parecio el capítulo? ¿no creen que todos fueron muy injustos con Bella? u_ú

en fin para l@s curios@s en el siguiente capítulo se desatara la masacre y se aclararan algunas cositas *O*

si tienen alguna duda, queja, critica no duden en decirme,  no muerdo :D

Nos vemos en otra actualización

Besos y abrazos

Nala ñ.ñ

 

 

 

 

 

 

Capítulo 5: Ella podría lanzarte un hechizo, Leah Capítulo 7: "¡Oh, Dios Mío! ¡Alguien! ¡Ayuda!"

 
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