Tenedores, Estado de Sonora-Mexico.(+18)

Autor: Nataliarendon2121
Género: Drama
Fecha Creación: 17/08/2012
Fecha Actualización: 30/08/2012
Finalizado: SI
Votos: 4
Comentarios: 16
Visitas: 13081
Capítulos: 8

"FINALIZADO" 

Una locura mas de mi tiempo de insomnio...

No sabría como describir la trama sin contar

completamente la historia. Así que por que

mejor no se pasan leen y me dejan su

comentario.

Tal vez cuando la termine alguien

me puede dar una idea para el prefacio.

 

Espero de todo corazon que sea de su total

agrado.

Los personajes estan inspirados en Stephenie Meyer, la historia es completamente mia. BESOS. 

Gracias. BESOS.

Mis otros fic:

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 6: 6.

-Me pareces muy atractivo, Que si siento algo? Si siento muchas cosa, todo este tiempo me he preguntado donde estas y por que no te puedo sacar de mi cabeza y si no eras solo un enamoramiento de adolescente? Pero no puedo de la noche a la mañana decir que te amo y decidir dejar todo lo que tengo por un hombre que he visto en dos ocasiones... eso es de locos.

Sin mas el salió por la puerta dispuesto a gana por ella una vez mas.


Capitulo 6.



En una cantina, -la misma en donde tomo su primer copa un par de años atrás cuando todo esto empezó- encontró como mitigar su dolor, con un tequila doble derritió el hielo que se formaba en su pecho, con unas gotas de limón en su boca paro las lagrimas que querían brotar de sus ojos. La decepción daba paso a la furia y esta a la depresión. Se sentía sucio y miserable. No era lo suficiente para recibir amor ni con dinero ni sin el.

-De que sirve?- se preguntó casi en voz alta- Si no puedo tener lo que quiero?

-Se le ofrece algo mas?- le pregunto el amable cantinero mientras limpiaba un vaso dejándolo reluciente.-

-Otro tequila, pero que sea triple.

-Con gusto, -le dijo depositando el vaso con el licor casi al instante.- Le puedo preguntar que lo trae de nuevo por aquí?. Es bien sabido en el pueblo que se fue al norte a probar suerte.

Eduardo movió su cabeza en aprobación mientras desocupaba el oloroso liquido al fondo de su garganta.

-No me diga que las cosas al norte no están tan bien.

-Otro.!- Le dijo tendiendo el vaso.-Volví por al- Por algo que quería poseer.

-OH!... Es una pena. Por su cara me imagino que las cosas no se dieron.

-Algo así, El problema es que ya -Se debatía en como continuar-

-El local ya esta ocupado.-Le dijo el cantinero a sabiendo de que lo único que mueve un hombre a volver a su tierra son las mujeres, pero sin quererlo asustar se hizo el desentendido.

-Si eso es, tenia pensado comprar un negocio el dueño al parecer no lo quiere vender.

-Tal vez lo podría jugar, ya se sabe que muchas propiedades cambian de dueño mas a causa de la baraja que del dinero.

Estas palabra le sonaron como un timbre en el fondo del cerebro, no había el ganado mucho dinero en los juegos de asar, tal ves las carta una ves mas serian su salvación. Sin miedo a ser descubierto soltó la pregunta mas importante.

-El dueño de la tienda de abarrotes?, Lo conoces, Sabes si juega?

-Si, pero desde la muerte de su primer esposa-Izo una mueca arrugando su bien cuidado bigote- No mucho.

Eso era suficiente.

-Gracias,- dejo un billete verde con un par de ceros sobre la mesa y salió.

Los siguientes días visito la cantina, nunca pidió una gota de alcohol, su único propósito era jugar. Perdía, ganaba; Pero todo con el propósito de llamar la atención de su único rival.

Malditacea, que no me puedes dar un hijo. Decía mientras abofeteaba el cálido cachete de su ahora esposa. Isabela estaba en el piso, con un ojo morado y la pruebas de que una vez mas su regla llegaba puntual y a tiempo. Para su desgracia esto sucedió en medio de la noche lo que no le permitió ocultarlo de su esposo, quien llevaba meses reprochándole el hecho de no quedar en cinta.

Sin levantar la vista, escucho como la puerta de su gran casa se cerraba con un golpe sordo para después retumbar el sonido de la cerradura mientras era girada.

Sus ojos no parpadeaban por mas ardor que estos sintieran, desde que vivía con su madre y a la edad de ocho se prometió no soltar lagrimas por cosas insignificantes, y esto lo era. Quien decía que era culpa del viejo impotente, cuando ella misma se metió en la boca del lobo.

En su subconsciente las palabras de Eduardo retumbaban pero ella no las escuchaba, como dicen no hay peor ciego que el que no quiere ver. Se levanto del piso con el propósito de escapar lejos. Prefiero morir en el desierto a seguir soportando los insultos. Quizás era lo mejor, si vendía sus joyas podría comprar un pasaje a la capital o a cualquier lugar lejos de este maldito pueblo que solo le trajo sufrimiento desde el primer día que lo piso.

Pero entonces su resolución creció como espuma. La respuesta estaba en la punta de su lengua. Tal vez después de todo la vida no es tan injusta. Siempre a tenido la opción, pero ella por testaruda la dejo escapar, se le paro enfrente y ella giro su vista al lado contrario. Decidida alisto todas sus cosas, cambio su piyama y se dispuso a dormir esperando que en la mañana el sol brille mas fuerte.

Eduardo se debatía entre tirar la botella casi llena que tenían en la mesa y practicar tiro al blanco con el odioso hombre que tenia en frente o esperar por el a la salida del bar y acabarlo con sus propias manos. El tipo llevaba rato riendo y contando lo feliz que lo hacia su esposa y lo encantados que estarían de tener descendencia, pero que por ahora disfrutarían de una luna de miel prolongada.

El juego estaba aburrido ya que el dueño de su preciada joya, no apostaba mucho y sus perdidas eran mínimas.

-Es bien sabido que un hombre no goza de salud, dinero y amor al mismo tiempo. Y pues a menos que medias que tus negocios tambalean o tu salud es deplorable no creo que todo sea como lo pinta... con todo respeto.

La platica siguió alrededor del tema. Eduardo era observado desde el otro lado de la mesa con frialdad y desprecio, el interpelado se sentía descubierto y sus palabras le recordaban lo infeliz que se veía su esposa día con día.

Una sonrisa bailaba en los labios del joven petulante por darle un punto en favor a su marcador, pero sabia que al cumplir su misión de llamar la atención del enemigo también se estaba proclamando a guerra. !que gane el mejor! hablo mas que pensó en voz baja.

-Señores apuesto todo, dijo moviendo sus fichas al centro de la mesa.

 

Capítulo 5: 5. Capítulo 7: 7.

 


 


 
14440450 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10758 usuarios