"La esposa virgen" (+18)

Autor: nylevecullen
Género: Drama
Fecha Creación: 04/09/2010
Fecha Actualización: 22/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 29
Comentarios: 85
Visitas: 100416
Capítulos: 19

 

TERMINADA Laughing

Edward Masen Cullen un hombre con una apariencia tan fuerte que enamora, pero con una mirada sombria y tan gelida como el hielo este hombre sediento de venganza la cual cree que nunca podra completar ya que el hombre el cual daba vida ha esta se encuentra muerto pero encontrar la forma en el ultimo pariente que tiene vivo una muchacha de 18 años que se encuentra en un convento, sera que para Isabella Swan tener parenteco sanguino con un hombre con que no tuvo ningun afecto aparte del odio sera su setencia para pagar por algo que ni siquiera conoce pero ella esta decidad a no doblegarse ante nada  nisiquiera a encontrar el amor donde menos se lo imagina

 

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Capítulo 10: Redes de Pasion y un Intruso

Porfin nuevo capi Explicaciones abajo disfrustelo 


 

Alice observó a la vieja criada entrar en su cuarto. Si alguien sabía de la situación entre Edward  y su mujer, seria Esme. Aunque había sido difícil apartarla del cuarto de Charlotte, Alice lo consiguió. Quería conversar con un ella a solas. La beba había sido llevada por la nana y  una Isabella  de mirada triste.

Esa mañana, Alice había notado el cambio en su cuñada. LA mujer tan vibrante de la víspera se mostraba deprimida. Ella no se hacia a la  idea de lo que había acontecido después que Edward la arrastrará a su cuarto, pero obviamente, algo ocurrió para ofuscar su vivacidad.

- que puedes contarme  sobre Edward y su mujer? – preguntó y oyó un suspiro de desanimo por parte  de Esme

- Ellos tienen un arreglo muy extraño. Ella duerme en el colchón en el piso y el, por cierto, todavía no consumó el matrimonio.  Eso no tiene sentido.

Aunque  shockeada, Alice desconfió de que su hermano actuara de esa forma para mantener la paz de espíritu. Como un hombre podría satisfacer su necesidad de venganza y, al mismo tiempo, mantener intimidad con su mujer? Ni Edward podía tener un corazón tan duro.

- El la lastimo?

- No, claro que no ! Jamás vi. a un Manse Cullen levantar la mano a una mujer - declaro Esme sin esconder su indignación.

En ese instante, la puerta se abrí y Isabella entró asustada. Su respiración estaba entrecortada y su  rostro, rojo.

- que pasa? - preguntó Alice, levantándose.

- Ellos están peleando abajo .

- Quien?

- Edward y tu marido.

Esme salió corriendo, seguida por ellas  dos. Si bien no había afecto entre Jasper y su  hermano, Alice no podía imaginarlos llegando al punto de luchar. Su marido tenía un respeto profundo por su familia, lo que tornaba absurda la idea .  Antes de alcanzar el salón, ella reconoció os alaridos.

- que será eso? - Isabella preguntó.

- Es Jasper explotó. que habrá hecho Edward para provocarlo?

- Difícil  de decir. Su hermano es exper

 to en  provocaciones - respondió Isabella.

No pudiendo creer  lo que veían, Alice paró en  el último escalón de la  escalera. Edward y Jasper rodaban por el piso como dos  campesinos rapaces y  mal educados.

Consternada, ella los hubiese dejado continuar peleando si no fuese por señales de sangre. Alguien ya estaba herido.

- Jasper! Edward! Paren ya! - gritó, pero ellos la ignoraron.

- Ese diablo rojo va a matar lord Edward -predijo Edith.

Mientras la criada se lamentaba y Alice, impotente observaba la escena, Isabella apareció con  un balde de agua en cada mano. Sin dar atención al peligro que corría se aproximó  a los dos y, levantando el brazo, vació el

 contenido de los dos baldes sobre ellos.

 

 

La pelea paró inmediatamente. Furiosos, los combatientes se levantaron, tosiendo y escupiendo. Estaban ambos empapados y cubiertos por pedazos de paja del piso. Jasper sacudió la cabeza, desparramando  agua nuevamente . De su boca corria un hilo de sangre. Lo mismo acontecía con la nariz de Edward.

– Los  dos son una vergüenza - declaro Alice, asqueada.

Por  primera vez en su vida, estaba preparada para reprender a su hermano, pero él desvío la mirada. Girando hacia Jasper en busca de una explicación, ella sólo vio su rabia mal contenida. Sintió un peso en su  corazón . Sin duda, la lucha no había calmado  a su marido. - Partimos dentro de una hora - avisó Jasper. Conociéndole la rabia tanto la pasión, ella no osó discutir. Su esperanza de interferir con las intenciones vengativas de su hermano fueron en vano. Miró  a la mujer alta y de cabellos Marrones que mantenía una actitud de desafío. Alice

 suspiró.

 La mujer de Edward que Daria sola para defenderse por cuenta propia.

Esme fue a buscar  las ropas de Charlotte  y Isabella respiró aliviada, gracias a la  vuelta al silencio en el cuarto de Alice. Por pero que le gustase la vieja criada, su llanto ya la estaba irritando.

Las Lagrimas jamás cambiaban nada y ella lo sabia , ciertamente, no desarmarían la última locura de Edward – comenzar  una pelea   con su  cuñado -. La historia ya se había se extendido por el castillo y los criados dirigían miradas sombríos a su señor. Por haber vivido de Volterran, Jasper gozaba del aprecio de todos..

Isabella también se sentía  triste, pues simpatizaba mucho con la moza peli negro y su marido. Ellos ya estaban por  de partir, anulando la posibilidad de  establecer una amistad  sólida. Pero lo peor de todo para Bella, era la soledad que sentiría con la ida de Charlotte.

La admisión  del hecho aumentó el peso en su corazón - que, desde la noche de la víspera, ya estaba  afligido.  Al final la beba era el primer ser humano a quien ella abrazara en muchos años. Cuando volvería a hacerlo?

Nunca, pues no tendría hijos. El había dejado eso en claro. Bella ni podía pensar en su  nombre . No estaba de animo para enfrentar sus planes malditos . Su tristeza estaba provocada por la perdida del sueño y la esperanza de constituir una familia.

Su  intención  era atormentarla. Lo hecho en el  salón y en su cuarto y las miradas de pasión  mal controlada no pasaban de de ser un juego, otra faceta de la venganza.

Debería estar aliviada por haber  descubierto sus intenciones, reflexionó Bella. No  sufriría Mas  con  las insinuaciones del de poseerla en la cama. Pero se sentía  diminuida, inferiorizada.

– Me Gustaría mucho  fueses a visitarnos a Fork. No es un castillo tan bonito y rico como Volterran, pero yo tengo mucho apego a el - dijo Alice despertándole la atención.

Si no fuese indelicado, Bella habría reído. Su marido jamás permitiría que hiciese un viaje de paseo. Con un mirada triste, afirmó:

- Pues  a mi me  gustaría que vos pases mas tiempo aquí.

– A mi  también. Por mas que sea un hombre bueno, Jasper es muy temperamental. El no cambiará de idea - confesó Alice.

- No consigo encontrar nada agradable en la personalidad de Edward -  se quejo Bella.

– No es el mismo que yo conocí Hasta anoche, yo nunca lo había oído gritar Bella la miró con  aire incrédulo.

- El acostumbra a tener accesos de rabia y gritar como un loco.

- Si vos afirmas eso, debe ser verdad pero me cuesta creerlo . Pensándolo  bien, nunca lo imagine rodando por el piso, en una pelea, como un forajido  cualquiera. Ni toda la culpa es de él.

Alice se sentó en un banco cerca de la chimenea  e hizo un gesto para que Isabella  la acompañara.

-  Esperaba tener varias oportunidades de conversación con un vos durante mi estadía aquí. Como eso no va a  ser posible, te voy a contar ciertos hechos que tal vez expliquen el comportamiento de Edward.

Curiosa, Bella  se sentó  a su lado.

– Aunque  mi hermano nunca fuese afectuoso como Jasper, el es un hombre bueno. Joven, fuerte y lleno  de esperanza , partió para luchar en Tierra Santa. Cuando tuvimos la noticia de su muerte, sufrimos mucho, especialmente mi padre.

Una sombra oscureció su  mirada, pero Alice prosiguió:

- Mas tarde,  supimos que el había sido  herido durante una batalla. Imposibilitado de moverse, y quedó a la espera de socorro. Con un la llegada de nuestro vecino, el barón James, Edward pensó que su sufrimiento acabaría pronto. Pero en vez de ayudarlo, James lo llevó  atrás de unos montes y lo dejó para que muriese .

Un desanimo profundo dominó  a Bella. A pesar de que Esme  le había  contado la historia, ella ignoraba  los detalles. Ahora entiendo por que el me desprecia! Bella sintió su ultimo resquicio de esperanza desaparecer.

- Sólo sé lo que Edward  le contó a Jasper. Una campesina lo encontró  y lo  cuidó  hasta que se restableció. Entonces, el organizó su vida, ganó dinero y  juntó un grupo de hombres para acompañarlo para acá. Pero antes de partir de Tierra Santa, recibió la noticia de la  muerte de nuestro país. Fue entonces que James atacó Volterran Edward llegó a tiempo de salvar la propiedad, pero James se fugó, yendo a parar a  Fork, donde Jasper lo mató.

Bella sintió un escalofrío. Esas historias de guerra y muertes no formaban  parte de su experiencia.

- Desde el momento en que James lo traicionó, mi hermano pasó a vivir con  un único objetivo - la venganza. Al perder la oportunidad de ejercerla, el se tornó vacío, indiferente. Sólo cuando supo de tu existencia, Bella, recobró  el animo, pero nuevamente, movido por el odio.

Bella palideció y Alice le tomó a mano.

- No te conté esto para desanimarte . Al oír hablar de tu casamiento, temí  lo peor. Entretanto, lo que vi. aquí me dejo esperanzada. Mi hermano cambió mucho y vos SOS la responsable de eso. Cual es tu plan?

- Como ser? – balbució Bella, perpleja.

- Naturalmente, debes tener algo en mente - respondió Alice

Bella la quedó con una mirada vacío, pues apenas esperaba  sobrevivir a la venganza de Edward. Había considerado y descartado la idea de pedir auxilio a sirio y también la tentativa de seducir  su marido falló.

- Sea  lo que vos está haciendo, va dando cesto. Si existe alguien capaz de transformar Edward éres vos, Isabella. Vos conseguirá. Por favor, ayude-o.

Bella quedó consternada con un o pedido. Ayudar Edward? La idea era ridícula. Aunque muchas veces se sentidse enflaquecer en relación a el. Jamás le cedería a tiranía. ;

Cuando intentara ayuda-lo, el a había acusado de querer envenenarlo.

- Siento mucho, pero creo que no puedo hacer nada - respondió en una voz trêmula.

 

***

Desde la ventana , Bella continuó mirando el paisaje hacia mucho tiempo desde que  Alice y Jasper  habian desaparecido en la  distancia. No se movió ni cuando Esme le trajo una copa de vino caliente.

- Anímese, lady Isabella. La señora no acostumbra  amentarse.

ella no respondió.

- Por el menos vaya ver si su marido esta lastimado y requiere cuidados. Golpeó  su  cabeza con los ladrillos y debe estar  sintiendo mucho dolor. Precisa de la señora. No puede  prepararle algúna poción?

Bella se sorprendía con un el  hecho que el cabeza dura de su marido no hubiera quebrado el ladrillo. El mismo le no habia prohibido  preparar remedios, seria inútil proveerle uno a su marido. El no lo aceptaria. Con la mirada perdido en el paisaje, continuó en silencio.

- También estoy muy triste por la partida de  mi Alice pero no fue por culpa de lord Edward. El díablo rojo, con un quien ella se casó, es famoso por sus explosiones pavorosas. Fue el quien llevó a su  mujer lejos de aquí. Mi señor no los expulsó de aquí - argumentó Esme

Bella tuvo que  morderse la lengua para no discutir las responsabilidad de Edward en la cuestíon. La criada le disculparía hasta de un asesinato.

-La señora precisa, al nenos, bajar para cenar. Caso contrario, lord Edward estara enojado . El ya está de mal humor y si su señora no hace lo que el quiere....

Bella giró rápidamente y se sorprendió de los aires de  de la criada.

- Vos estás queriéndome instigar, Esme! No lo vas a lograr. No voy a bajar  .

– Y que  que  le digo a el?

- Oye, vos lo consideras un ejemplo de perfección, no ? - preguntó Bella pero se arrepintió.

La pobre criada también estaba triste y se esforzaba por actuar de la mejor manera posible. Ademas del peso en su corazón, sintió rabia. Su marido no pensaba en nadie excepto en si mismo? El dejaba todos a su alredor infeliz, desde su hermana hasta el criado mas humilde. Que fuese al infierno!

- No quiero cenar. Dígala a mi marido que no estoy bien. No precisa  traerme nada, pues voy a descansar .

Esa  noche, no tardaria en dormirse, pensó bella. no sentia pero miedo. Depues de lo ocurrido en la vispera, sabia que su marido no la buscaria en la cama.

 

Lamento no ser hombre de beber mucho pensó Edward, mirando el vino. Y aunque supiese que le haria mal al estómago, hizo una señal al criado para que le sirva. Apenas un poco, lo suficiente para amenizar la sensación desagradable que lo afligía desde a partida de los huespedes.

No estaba con un sentimiento de culpa, pues fue Jasper quien había con comenzado la pelea a , opinando sobre su casamiento. Sangrando, su cuñado anunció la partida aunque tuviese  los labios hinchados y algunas magulladuras. Por el momento, Edward se habia ocupado de continuar olvidando los consejos del Caballero Rojo.  Y para que precisaba de su hermana y la nena llorosa? Felizmente estaba libre de todos.

Se palpó la nariz y quedó satisfecho por no estar hinchado. Depues, masajeó los nudillos doloridos de los dedos. A pesar de su  esperanza de  sentirse mejor después de la pelea  con su  cuñado, ésta sólo le había dejado un gusto amargo en la boca. Un trago   de vino lo aliviaria, pensó al tomar uno. No cambió nada.

Furioso intentó concentrarse en el odio sentido hacia tanto tiempo y que, últimamente lo desertaba, sofocado por sensaciones nuevas. Hasta  el mismo vacío detestable seria preferible al tumulto que lo asaltaba. Tenía la sensación de haberse metido en un enjambre de abejas  y que el vino le amortiguaba  las picadas, bebió mas.

Edward ya estaba en medio de la comida cuando se dio cuenta de que Isabella no descendería para cenar. Maldita mujer! Estaba siendo muy tolerante con  ella, pero eso iba a cambiar. Si fuese preciso, la castigaría. Se puso en pie  , ignorando  las miradas desconfiadas y rumbeó para la escalera, determinado a obligarla arrodillarse finalmente.

En el corredor desierto no se oia ruido algúno viniendo del cuarto. Si ella se hubiese fugado... Una palabra subió a sus labios mientras abria a puerta, mas no llegó a ser pronunciada cuando el la vio.

Delante de la chimenea y vestida apenas a camisa, Sophie secaba sus cabellos. A luz del fuego, venia de atrás, iluminándole todas las curvas.

Finalmente, sus cabellos estaban sueltos y las  ondas flameantes, cubrian los dos pechos y alcanzaban la cintura. Edward contuvo la respiración y abrió  los ojos como un hombre deslumbrado - y bebido. Se Agarró de la  rabia como si fuese un escudo protector contra la tentación representada por su bella esposa. Buscó algo para decir, pero su boca estaba seca. Isabella jugó con sus cabellos , los puso para atrás y lo encaro con un expresión de desafío.

•- Que haces aquí?

La pregunta y El ondular de su cuerpo bajo la camisa lo desequilibraban, mas Edward  se acordó de la rabia.

- Por que estoy aquí en mi cuarto? Vos deberías  hacerme  compañía durante la cena.

– Yo  lamentaba la perdida de su família ! Cómo pudiste hacer eso?

La acusación llegó bien cerca de la verdad. No pudiendo negarla, el contra tacó:

- No es asunto tuyo , mujer ! Vos no tenes que preocuparte de  nada, excepto por  tu obediencia, que viene fallándo mucho. Tu obligación es cuidar de mi, pero vos no haces eso. Toda la frustración de el se  concentraba en esa mujer, tan diferente de lo que el esperara y mucho pero de lo que el jamás deseara. En una actitud amenazadora se aproximó, parando a un paso de ella.

- Yo debería castigarla hasta casi hasta la muerte. ella no se acobardó  ni se escapó. Levantó la mandíbula   y lo enfrentó.

– Ven de  frente! Estoy cansada de vivir bajo sus constantes amenazas. Haga lo peor, Edward, mas preste atención. Jamás cederé. Vos podes quitarme mi  libertad, mis amigos y  privilegios, podes atormentarme y  hasta  castigarme, pero yo no me rendiría a vos!

El sintió como si algo hubiese explotado en su ser íntimo . Apenas dijo sus palabras , Bella retrocedió un paso. El extendió la mano para agarrarla, pero en vez de correr, ella levantó su brazo. Tomado de sorpresa por el ataque, Edward sintió  la cachetada en el rostro.

Aunque  su índole no era sorprenderse jamás, sus aptitudes lo hacía. Sin duda, ella había aprendido a  pegar, pues  la cachetada fue dada con una fuerza excepcional. Fijó una  mirada que prometía retribución y se tiró sobre ella. Bella se desvió con un rapidez mayor  que la de Jasper

Mas esta era una pelea diferente. Luchaban para alcanzar la supremacía que el, sin duda, conseguiría. Afirmando en sus brazos, la presionó de contra la cama hasta ella levantó la rodilla  y casi atinó a su sexo. Era un golpe de violento destinado a  lastimarlo, él se dio  cuenta.

El cuerpo, no.

Cuando su pierna le rozó su miembro, el sintió  despertarse a la vida, a pesar de las intenciones de ella La rapidez de reacción la hizo rodar sobre la cama como si la quemase.

Petrificado, la observó. Aunque  ambos estuviesen jadeantes, ella no se arqueaba de miedo y lo miraba  con una expresión de desafío. Ella no intentó escapar, sino que continuó echada en la cama  con una mayor naturalidad. Estaba en una pose que el ya la  había visto antes, pero en esta  vez la camisa pero  levantada aun. Sus pechos se  levantaban y  bajaban  con  rapidez. El deseo lo  dominó . Reaccionó instintivamente. Con una de sus rodilla afirmándolo para  no colapsar , el rasgó la camisa de arriba  a abajo, revelándole el cuerpo.

Por Dios, ella era linda, especialmente los senos con pezones  erguidos.

- Pensé que  no me querías  - murmuró ella en una voz erótica, inflamándolo mas a un.

- Mentí, - el admitió, curvándose para tomar un pezón con su  boca.

Bella gimió  y eso lo instigó a seguir  pero. Nicholas nunca había perdido tiempo en provocar placer a una mujer pero eso le parecía imprescindible ahora. Acarició el otro pezón con su  boca y después hundió su rostro entre sus senos. En éxtasis, suspiró mientras su pene se endurecía .

Arrodillándose entre las piernas abiertas de Isabella, acariciándola a lo largo de sus brazos y en la curva de la cintura. De repente, ella se irguió  y sentándose bajo él.

Fascinado, Edward la vio acariciarle los brazos en una imitación perfecta de su  propio gesto. Esta no era una mujer común , sino su  esposa , cuya sensualidad le disparaba el corazón;  le vio el desafío en la mirada, acordándose de sus palabras: Yo no me rendiré a vos.

Estaría la mujer provocándolo? Aunque ella no demostrase miedo, la mirada proclamaba que no cedería su cuerpo a él. La sangre de él se agitó en protesta, pero antes de poder seguir, Isabella le levantó la túnica.

Sus manos le recorrieron la piel y el respiró profundo. Atónito, la vio bajar la cabeza y tomar se pezón  en su boca.

Um placer generalizado lo dominó. Ella no lo rehuía , sino que lo enfrentaba de igual  a igual, Edward percibió. Un descubrimiento  que lo dejo más atolondrado  todavía e el suspiró nuevamente. Sophie irguió la cabeza, revelando su deseo en sus ojos verdes.

Incendiada por la pasión y después de librarse de la camisa rasgada, ella le empujaba la túnica, forzándolo a sentarse y luego tiró la tunica fuera de la cama. En seguida y  sin vergüenza alguna por la desnudez, ella se sentó sobre los muslos de él.

Pero no estaba  lo suficientemente cerca. Con un grito de desesperación, Edward la empujó sobre su cuerpo. Deleitándose  con la firmeza de los senos  contra su pecho y con  los cabellos sedosos que se interponían entre ellos. La pasión de ambos explotó en un torrente de calor y encantamento El la besó como un loco, saboreando cada recinto de su boca, mientras le acariciaba los hombros, la espalda costas y las nalgas.

No bastaba. Murmurando algo sin sentido, rodó sobre Bella que quedó  debajo de él. Maldijo su calzón que se interponía entre ambos. Ella Descendió con su mano por sus glúteos y por su lanza erguida. Depuse, él subió por la parte interna de sus muslos  hasta alcanzar la unión de los muslos femeninos. Sus temblorosos dedos se hundían en sus vellos . Isabella  se arqueó, el cuerpo se  estremecía.

Nuevamente, Edward se vio dejado  de lado  mientras ella lo desvestía. Dejo que la mujer le sacase  las prendas, pues deseaba mucho para recibir sus atenciones. Ella no se mostraba humillada, Mas bien impaciente. Su cara estaba coloreada y los labios, entreabiertos mientras sus manos subían por las piernas.

Edward pensó que explotaría cuando sintió la caricia en su pene. Ahora, el y su esposa estaban frente a frente, ninguno bajo o otro, ninguno se rendía.

Agitado, él se levantó y  puso una de sus piernas sobre la de ella , en seguida, dirigió su miembro hacia la entrada acogedora de ella. Lubricada, caliente y húmeda, ella lo envolvió la cabeza del pene, haciéndolo estremecer de éxtasis. Edward  quería... Precisaba  entrar  más profundamente. Con  una de sus  manos, aseguró a Bella por las  nalgas y la empujó a su encuentro. En el instante siguiente, vencía  la barrera de su virginidad y se enterraba hasta la raíz. Bella gritó e intentó empujar su cuerpo pero el la mantuvo toma a pesar de los golpes que recibía en el pecho.

-- Vos querer partir en dos? - gritó ella. Viéndole las lágrimas en los ojos, Edward se acongojó  y su cabeza se encontró con su pecho y murmuró:

- Pensé que había... Aun no terminamos.

-Vete al infierno! Deja ya! Me estás  lastimando! La admisión  golpeó el corazón de Edward. Cuantas veces había planeado herir a esta mujer?  Ahora lo hacia más sin la sensación de triunfo, por el contrario, compartía su agonía.

Le Capturó la boca a fin de reencender la pasión que vibrara entre ambos. Desconfiada, Bella se mantuvo tensa e inmóvil. Pero se fue relajando y pronto  tocaba la lengua de él con la  suya mientras  lo enlazaba por el cuello.

Edward deslizó las manos por el costado del cuerpo de ella y por  su cola después, se colocó entre ambos los cachetes de su cola. A Bella le gustó, percibió  que si se movía  hacia atrás se aproximaba más a él. El empujo su pene y lo enterró nuevamente. Como Sophie no protestó, el repitió el movimiento y luego aceleró  el ritmo de sus impulsos. mas continuaba acariciándola con una de sus manos. De repente, se tornó imperativo que su placer se igualase al de él.

La  Besó más impetuosamente y la oyó  murmurar su nombre 

– Que me haces? - Bella preguntó, mas él no supo responder.

Se Encontraba pero allá de las palabras, del pensamiento, de cualquier cosa, excepto del ritmo alucinante de la pasión. Súbitamente, ella tensó  su cuerpo  estallando en éxtasis.

- Ed!- gritó en una voz ronca, incendiándole los sentidos.

Jadeante, Bella se apretó contra  el, extrayéndole el semen con  su placer. AL inundar su cuerpo, Edward sintió como. si ella le llenase todo el vacío de su alma. O ella ya lo había logrado  antes?

Ese acto desmentía todas las amenazas de venganza de él, Edward hundió su rostro en los cabellos de la mujer  adormeciéndose por el placer.

Edward se encontró en el enmarañamiento de  brazos, piernas y cabellos sedosos. Por un largo momento, rozó con sus  dedos un rizo. Estaría gozando de la hospitalidad del harem de algún emir? Pero no sintió olor a  incienso  sino una fragancia ya familiar. Bella!

El  recuerdo  lo hizo levantarse rápidamente y furioso. Con un expresión serena  la mujer dormía entre los lienzos de él, que manchara con  su sangre de virgen. Como una Diosa de la  mitología, ella lo había esclavizado con  su lujuria. el sintió odio por si mismo.

Sin vestirse, corrió hasta a puerta y gritó órdenes para que le preparasen  un baño. Quería sacarse su perfume y su sangre de su cuerpo. Rememorando la locura cometida, Por Dios, el vino había le adormecido su mente. Sólo un tonto se caería con un las fantasías de una mujer  sobretodo si esta era  su enemiga del! Su voz baja y seductora  le interrumpió los pensamientos.

– Tu eres  lindo, Nicholas, y ni sabes - Bella murmuró.

Edward quedó tenso. No esperaba tal elogio. Respondió, manteniéndose de costado, para que ella no  viese la reacción de su cuerpo, su poder sobre el.

- Eso poco me importa. Mi mente se ocupa apenas con una venganza.

Consiguiendo controlarse un poco,  se dirigió a la cama  y se  paró a su lado.

Echada, ella continuaba más desinhibida de las monjas, la más tentadora de las esposas. Edward aparto la mirada de su cuerpo, pero reparó en  sus cabellos flameantes y en  los hombros blancos salpicados por pecas. Estas, de repente, se tornaban de un erotismo increíble . Las admiró y  volvió  a sentir el deseo.

Maldita! Ella no podía dominarlo de esa forma. Estremecido por la  fuerza de su carencia y por  la revolución interna que lo sacudía. Todo era Confuso pensó pero preciso probar quien tenía la supremacía aquí. Sin una palabra,. Ignorando su expresión de sorpresa, le separó los muslos y la penetró. Fue como si entrase al paraíso. Cerró os ojos, dejando que ese placer caliente lo envolviese. Nunca antes el había sentido tal contentamiento. Empujo los globos perfectos de su cola para profundizar pero la penetración.

- Edward.

Su nombre murmurado lo hizo abrir os ojos y mirarla. Su expresión desconfiada le dio la sensación de triunfo. Empezó a moverse con  ferocidad dentro de ella, como si quisiese romper cualquier lazo que los uniese. Bella estremecida, empujo su cuerpo hacia delante, yendo al encuentro de su virilidad y gimo.

- Ed!, tócame como hiciste la otra  noche - pedió ella en una voz ronca que lo estimulo pero de lo excitado que estaba.

Por que debería atenderla? Solo le Importaba  su propio placer. más la mano del, involuntariamente, pasó por sus muslos y  sus dedos la masajearon allí, donde  ella pero deseaba. Bella gritó   y se arqueo , su cuerpo tomado por un clímax repentino. '

A pesar da pasión creciente, Edward oyó que alguien abría la puerta y soltaba una exclamación, pero el no paró. Luego que  la puerta se cerró, inundo el cuerpo de Bella con un su simiente. Bella era suya! Ahora y para siempre!

Largos temblores lo sacudirán y Edward luchó contra las ganas de caer sobre ella. Cuando finalmente se separó de ella, sintió las piernas débiles. Viró rápidamente de costado, pues no quería que su mujer viese el efecto de lo que habían hecho.

No fuera apenas sexo. él había estado en Oriente  y había experimentado  artes exóticas  jamás imaginadas por los ingleses. Más esto estaba mucho más allá  de sus experiencias.

Al observar  a su marido tomar un baño, Bella sintió su corazón latir más rápidamente y ondas de calor le recorrían su cuerpo. Como le gustaría  acariciar su piel reluciente. Más después de la unión tan intima  de ambos, eso no seria  suficiente, En verdad, ella hallaba que no conseguiría tocarlo sin satisfacer su creciente apetito por el.

Increíble ! De todas los cambios que la vida había le reservado, éste era el más extraño. Casarse, contra su voluntad, con un hombre que despreciaba su propio sangre y, después, venir a encontrar placeres inconmensurables u en la cama de él.

Y eso no era todo. Cuando Edward no pudo negar su deseo por ella, el  peso en su  corazón fuera substituido por algo completamente diferente.

Todavía, el hecho no significaba un cambio de la situación. Con la pasión de la unión de los  dos cuerpos, Bella había experimentado algo mucho pero profundo y poderoso. Estaba casi toma de haberse apasionado por su marido bello y terrible.

Suspiró profundamente. Como fuera tan tonta de pensar que podría convivir con un ese hombre sin ser afectada por el, o acaso creería que la conducta o cruel del erigiría como una barrera a sus emociones. Sus sentimientos habían sido enterrados por tanto tiempo que ella los consideraba muertos cuando,  -en verdad - estaba hambrienta de contacto humano.

No podía negar haber convivido con  otras personas, especialmente en el convento, pero nadie le había tocado su  corazón. Sólo él, con sus explosiones de furia, las exigencias, y el comportamiento rudo, con su repentina e inesperada  pasión, con la expresión de éxtasis al poseerla, habían conseguido tal efecto.

Todas esas cosas, buenas y ruines, habían envuelto  sus sentidos hasta ella verse perdida. La mente llamaba  a eso  locura, pero el  cuerpo y el corazón estaban maravillados.

Que desgracia que su marido no fuera afectado de la misma manera, pensó ella cuando el, la miró  con  desdén. Se esforzó por  encararlo, pero el desvió la mirada, haciéndola estremecer. Al lado de la pasión, el odio también brillaban en sus  ojos cenicientos. Seria inútil esperar que ese sentimiento muriese.

Lo ocurrido no fue su propósito. Su intención fue apenas tolerar a su  marido y no unirse a el. Demasiado Tarde , dijo una voz en su mente. Vos no podes retroceder.  No lo dejaría notar nada de lo que sentía. Si el descubriese sus sentimientos verdaderos, estaría perdida, Bella lo sabía. Seria como un juguete en las manos de su  marido y  el, finalmente, alcanzaría los medios para derrotarla.

 

Bella observó a su marido vestirse rápidamente y caminar hasta la puerta, de donde le dirigió una mirada severa.

- Levántate y toma baño, mujer, pues tener que cumplir tus obligaciones.

En seguida, Edward abrió a puerta y casi se golpeo  al chocar  con  una persona.

- Esme! Por que está siempre en mi camino? Salga ya de aquí!

- Perdón, lord. El señor está con un una apariencia excelente esta mañana!

- Que diablos haces aquí?

– Voy a ayudar lady Isabella a tomar baño.

- Está bien - dijo el, girando para ir al interior del cuarto. - Oye bien, Isabella Cuando ya estés vestida, ven abajo para cuidar de mi.

El tono ríspido fue amortiguado  por el alboroto de Esme al entrar al cuarto.

- Entonces, mi señora, al final no fue tan malo, no é? Aunque enrojecienda, Bella rió. No podía pensar en otra cosa  que no fuera el  placer sentido con su marido. Esme rió también y batió las palmas.

- Pero ahora, la señora precisa entrar en la bañera antes que el  agua enfrié. Voy a cambiar las sabanas   de la cama   no tema enojar a  lord Edward, yo  las colgare en el patío para todos las vean.

Bella sacudió a cabeza al oír a idea absurda de la criada. Edward no quería  admitir su deseo ante ella y, sin duda, se pondría  furioso si la historia fuese anunciada públicamente.

Se Levantó, atravesó  el cuarto y entró al  agua usada por su marido minutos atrás. Al pensar en eso, suspiró y se recostó hacia atrás, satisfecha de oír la voz de Esme

– Yo estaba en lo cierto, lady, que la señora iba a apreciarle relacionarse con su marido , pues es una mujer joven, linda e vibrante. Ahora precisa atraerlo todas las noches. Con  el tiempo, lord Edward cederá más  que su cuerpo.

Otra idea absurda de criada, pensó Bella. O marido no era hombre de ceder cosa alguna.

Pasando el jabón por su cuerpo, imaginó como seria  si Edward estuviese allí con  ella. LA imagen de su marido abrazándola la dejo con un aire soñador. Los sentimientos de él no importaban siempre  que pudiesen alcanzar juntos el éxtasis de la pasión  .

- Yo me siento ansiosa por verlos  a los dos reconciliados finalmente. No va a  demorar mucho para aparecer un nuevo de Cullen en Volterran

A Bella le  llevo unos instantes para entender las palabras de Esme. Cuando lo hizo, casi se le cayó el jabón . Un bebe! Tocó su barriga.

Una alegría inmensa, mayor que las emociones provocadas por su marido la dominó. Un hijo! Una familia sólo suya como había soñado! Parecía  demasiado bueno para ser verdad. Miró para Esme y le preguntó:

- Cuantas veces serán necesarias  para  garantir la concepción?

- A veces basta  con una, pero por seguridad, la señora debe intentarlo con  frecuencia.

Enrojeciendo, Bella sonrió. en cuanto a ella, el plan no presentaba problemas. Estaría siempre pronta para apreciar las caricias, los besos alucinantes y el cuerpo fuerte y lindo de Edward.

Restaba apenas convencer a su marido obstinado a concordar.

Bella pasó toda la mañana  sentada sin hacer nada en el salón.

El hombre a quien, debía servir no estaba allí. Encerrada y aburrida  , intentaba mantener a calma.

LA historia de que Osborn había irrumpido en el cuarto a la  mañana, ya se había desparramado por el castillo bella recibía sonrisas alegres, guiños maliciosos e insinuaciones sobre un futuro heredero. Los habitantes de volterran tenían buenas intenciones, se decía a sí misma, más prefería estar trabajando en la huerta lejos de las miradas curiosas a continuar sentada allí.

Era enloquecedor, pero todas las veces  que amenazaba con explotar, Bella se acordar aba de la mirada de Edward al vencer su virginidad. No era de triunfo. EN aquel momento, el dejo de lado  su alma torturada y dejo ver a alegría provocada por la  unión de sus cuerpos.

Mantuvo el recuerdo en mente hasta la llegada de la hora del almuerzo. Se Levantó y al  verlo con un expresión satisfecha, se aproximó con  pasos largos. El movimiento de las piernas largas y musculosas hizo que el  corazón de Sophie se acelerara. Se  Acordaba  del contacto de sus manos con sus muslos  gruesos y con el vello oscuros que cubrían buena parte del cuerpo de Edward. Mentalmente, lo vio desnudo y excitado y, sin querer, respiró profundo.

El no parecía estar  menos afectado que ella. Mantenía la cabeza curvada y los ojos bajos, pero sus manos estaban crispadas al costado del cuerpo. Se Paró delante de ella y tardó  algunos instantes para hablar.

- Quiero lavarme las manos, mujer!

. Era obligación de los criados providenciar bachas con  agua para que las personas se lavasen las manos antes de las comidas.  bella se controló y fue a buscar una para su marido. Ella sostenía la bacha  mientras el se tomaba  un tiempo enorme con el  ritual de limpieza. Su rabia retornó, pero se evaporo nuevamente mientras ella admiraba los dedos largos y fuertes que la habían acariciado. Lanzo un suspiro y el irguió la cabeza. Fijaron sus miradas hasta que Bella sentí como que daba vueltas en el aire .

- Mi señor?

LA voz de Osborn la hizo percibir que estaba petrificada . Con todo, no consiguió  moverse, ni calmar las ondas de calor en su ser íntimo . Fue Edward quien, finalmente, desvió la mirada y se dirigió al criado.

-  que pasa?

– Un mensajero, lord Edward, está buscando a  lady Isabella - avisó el criado, rompiendo el deslumbramiento.

Quien seria?, preguntó-se ella. No conocía nadie más en esa zona. Miró hacia la puerta e reconoció a  Will Bennet, un hombre que ayudaba a su padre a cuidar de las vacas y de las ovejas del convento.

- Will! - exclamó, dirigiéndose a puerta, pero  no siguió  al oír a orden de su marido.

- Pare!

Se Hizo  un silencio profundo en el salón.

– Quien eres  vos para querer hablar con  mi esposa? El ayudante empalideció.

- Perdón, mi señor, no quería ofenderlo. Fue la madre superiora quien me mandó a venir al castillo.

- Transmita luego su recado y, después, salga  de aquí. AL oír tal grosería, Bella no contuvo una exclamación. Will había viajado una buena distancia y, antes de retornar, debería descansar y ser alimentado. Además el recado era para ella y no para Edward.

- Absurdo! LA madre superiora va a pensar que no somos hospitalarios, mi marido – protesto y  dio un paso  al frente. - Venga a  sentarse con nosotros , Will, y nos cuenta a que vino mientras almuerza.

- No! - dijo Edward la empujo  para el lado de el. Enojada, Bella se volvió había su   marido.

- El recado es para mi y yo  voy a  oírlo. Es mi derecho 

- Vos no tener derecho alguno! Ve  al cuarto, mujer! - espeto el.

- No voy a  salir de aquí!

Por el costado  de os ojos, Bella vio al pobre Will retorcer las manos. Asustados, los criados guardaban detrás de las paredes. Ella sabia que su marido intimidaba a todos, mismo a ella misma, no se movió y lo  encaró.

- Um hombre estuvo allá en el convento haciendo preguntas sobre Bella - contó Willy rápidamente  interrumpiendo la riña entre marido y mujer.

- Quien? - preguntó Bella, sorpresa.

- El no se identificó , Bella. Quiero decir, lady Bella – el temor  del hombre se acrecentó rápidamente, dirigiendo una mirada miedosa hacia Edward. - Mi señor, él apareció poco después de que la noticia de su casamiento se desparramo por la aldea . El hombre no era conocido en la aldea. Nadie lo había visto antes y se   mostró muy insistente con sus indagaciones. LA madre superiora hallo todo muy extraño y decidió mandar a  avisar al  señor.

Edward dirigió una mirada acusadora a Isabella y ella percibió lo que su marido pensaba.

- No conozco tal hombre! – protesto .  Con un expresión sombría, como si considerase al extraño como un enamorado de su mujer, Edward no dijo nada. Fue hacia el soldado que había traído al mensajero y ordenó:

- Diga a Jacob para lleve a este hombre de vuelta al convento. Vamos ver si el o sirio consigue descubrir algo sobre ese misterioso indagador.

Bella le lanzó una  mirada feroz mientras los soldados salían rápidamente y ansiosos por dejar la presencia del señor de volterran

Ella cerro lo puños y levantó el brazo, pero esa vez, Edward fue más rápido, sujetándola por la muñeca .

- Acuérdate de donde estas y de quien eres. Atónita con  la advertencia, Bella se paralizo. Seria este hombre el mismo que había penetrado su cuerpo en un auge de pasión?

– Sé bien quien  soy yo, pero ignoro quien sus vos  - afirmó ella al soltar su muñeca .

Edward recorrió con los ojos  los rostros de las personas y quedó satisfecho por no ver a Jacob. No había hallado muy importante mandar alguien al convento, pero el aprendería a ser cauteloso. Con  la ausencia del sirio, no tenía que preocuparse de encontrarlo tomando la mano de Isabella, en un corredor oscuro.

A recuerdo hizo apretar los dedos alrededor de la copa vacío. Osborn se aproximó para servirle  pero vino, pero Edward no aceptó. No quería una repetición de la noche anterior.

No dejaba de ser irónico. El, que no había miedo de nada, temía ir  a la cama con una mujer. En verdad, la relación  fuera mucho pero allá de la  unión dos cuerpos y la experiencia lo dejo perturbado. Eso no tenía lugar en su mundo disciplinado y Bella no dejaba de ser un instrumento para la venganza.

Entretanto, ella se había vuelto algo  pero.

Como si negase el hecho, Edward golpeo la copa en la mesa. El criado se apresuro  en servirlo, pero el sacudió a cabeza y giró hacia su mujer. Ella vaciló un instante para, en seguida, levantarse y llenarle la copa.

Óptimo! Edward pensó , ella había pasado la mayor parte del día esforzándose en atender sus ordenes. Precisaba probar que todavía la dominaba y que ella no lo esclavizaba con un su cuerpo fascinante. Se Negaba a admitir como su vestido nuevo le  modelaba las curvas que el había acariciado.

Resistía la intención de tirar su toca y dejar los cabellos caerían, de preferencia, sobre el cuerpo desnudo de el.

Por  primera vez en la vida, Edward no confiaba en si mismo. Por eso, dirigía miradas sombríos, hacia exigencias y discutía con su mujer con la esperanza de que su rabia lo protegiese.. Tal vez debiese hacer otra viaje esa noche, pero seria cobardía huir nuevamente de su mujer.

No podría hacer eso; por lo tanto, cuando ella se levantó, Edward sintió un cierto alivio. Esperaría allí en el salón hasta que Bella estuviese dormido en  colchón del piso . Sólo entonces el subiría. Quien sabe si, con la tentación fuera del alcance, el se controlaría.

- Mi marido, voy a  subir. Vos  quieres acompañarme ? Boquiabierto, se quedo inmóvil . ella estaba serena, de pie a su lado y con un leve aire de desafío. LA reacción de su cuerpo fue rápida e irrevocable. Excitado, se levantó tan rápidamente que casi derribó la silla.

- Esta bien, voy a acompañarla - respondió al tomarle  su brazo y llevarla rumbo a la escalera.

A cada paso, la expectativa crecía y nunca en el  trayecto hasta el cuarto pareció tan largo. Cuando finalmente llegaron, Edward cerró a puerta y se  recostó sobre ella, en una tentativa de  dominarse. Bella estaba tan cerca que el podía sentir su respiración en el rostro. Antes de poder hacer alguna cosa, ella le empujo la cabeza y lo besó apasionadamente. Acariciándolo con su  lengua, apretó su cuerpo contra  el.

Edward Gemio y, con sus manos en sus caderas, la empujo  haciéndole sentir la erección. Sophie lo tomó por el cuello, pasó las piernas alredor de su cintura y presiono su centro ardiente sobre pene. Edward percibió que su mujer estaba tan  ansiosa como el.

El  descubrimiento  le incendió  la sangre. Con un  grito que venia de lo profundo de su pecho, el a llevó  a la cama, donde arrancó sus ropas y las suyas.

LA venganza estaba  en segundo plano la desesperación  de poseerla,

El contacto con un su piel lo dejaba loco por ella. Se Hecho sobre su cuerpo, pero se vio siendo empujado. Quedó lívido. Al instante siguiente, estaba echado de espaldas, mientras Bella se sentaba sobre el con sus piernas abiertas.

- Es mi turno de escoger la posición.  Mañana, será el  tuyo, mi marido - dijo ella en una voz ronca y excitante.

Aun a través de la nebulosidad del deseo, Edward la entendió. Iguales. Parejos. Quiscos resistir pero ella le guió el miembro erecto  hacia su centro , se olvidó de todo menos de la sensación que lo invadía.

Caliente.  Justo. Éxtasis Que Dios tuviese misericordia de el, pues ciertamente, moriría de placer! LAs puntas de la cabellera rojiza tocaban sus muslos coxas y los senos lo atraía. Gimiendo, Edward los palpó y luego, ella se retorcía sobre el, aumentando el ritmo.

- Ed,  tócame - suplico ella.

No pasó por la cabeza de el rehusarse. Con  los dedos, masajeo su lugar más íntimo y  sensible hasta que Bella se estremeció de placer, gritando su nombre y haciéndolo alcanzar el clímax.

 

Edward se sorprendió de ver a su esposa colocar una copa delante de el. EN las últimas semanas, venia dejando de exigirle los cuidados. Y por que no? A la noche  en la cama, ella pero que compensaba su negligencia. Sintiendo la puntada del deseo, Edward concentró su atención en la copa.

-  que es eso?

- Algo para su estómago - murmuró Sophie y antes que el reaccionase, acaricio su  hombro.

LA onda de rabia pasó tan pronto que ella se sentó a su lado. Ya no se sentía amenazado con un el hecho de que su mujer supiera de su sufrimiento.

Curioso por como la situación había cambiado sutilmente. Edward tampoco se preocupaba más por el   peligro de que Bella  lo esclavizar con su cuerpo. En verdad, ambos se habían esclavizado mutuamente, pues ella se mostraba tan ardiente y ansiosa como el. Y así, la pareja florecía.

- Temes certeza de que no se trata de un tónico? - dijo el. Bella sonrió.

-Vos no precisas de tónicos. Si tu vitalidad aumentara, yo me vería incapacitada de caminar.

LA respuesta lo excito. Tomó la copa  bebió todo.

Cuando llegaron al cuarto Edward se extrañó al ver a bañera con un agua humeante.

- Um baño ahora? que  tienes en mente? - preguntó el.

Ya había tomado uno antes y no deseaba nada Mas que  ir para a la cama con su mujer lo más rápidamente posible. Tal vez ni la desvistiese. Podría tomarla en sus brazos y poseerla contra la pared.

- Estoy sangrando. Se vos quieres satisfacer tus, es mejor en la bañera  que en la cama. Allá, las sabanas quedarían manchados - explicó Isabella.

A Edward le llevó unos instantes  entenderla. Naturalmente, estaba familiarizado con  la menstruación femenina, mas era la primera vez que una mujer se  le ofrecía a el en ese estado.

- Entonces, como es? - preguntó ella con un  brillo desafiante en su ojos verdes. - Tenéis  miedo de ver sangre, guerrero?

Edward rió con la   provocación.

- Quien? Yo? Ya vi más sangre  que la que vos verás en tu vida entera.  No me perturba – garantizó al desvestirse impacientemente. Isabella hizo lo mismo y luego, los dos entrabaron al agua.

 

 

El baño siempre había sido muy personal y privado para Edward. Ahora, el descubría que se trataba  de algo erótico y diferente.

Empujo a  su mujer para la bañera , apreciando la textura de su piel. Sentados cara a cara, se unían al menor movimiento provocaba un placer intenso en el. un ritmo pero lento  que el frenético habitual, La pasión se fue acumulando. Y cuando Edward vio a Isabella bajar los párpados sobre sus ojos soñadores, sintió algo surgir en su pecho. Era como si el  corazón, ausente por tanto tiempo, recomenzase  a latir.

 

Echada en la cama inmensa, acurrucada entre cobertores gruesos y almohadas altos, Bella se sentía desconsolada a pesar del confort. Eso le daba  sensación de culpa, pues ella había pasado necesidades en su  vida.

Suspiró alto, atrayendo la atención de su marido que se vestía. El no la atormentaba pero  ni le exigía que se comportase como una esclava. Con todo, Edward continuaba irreductible respecto a la relación con ella, excepto cuando hacían amor. En la noche, Bella absorbía lo que podía de el, pero durante el día lo único que  poseía eran los recuerdos  del amor vivido.

Estaba siendo tonta en esperar algo de el. Su marido era una criatura inflexible y obcecado por el deseo de venganza. Pero al menos, le proporcionaba placer y ella  se debería contentar con  eso. Pero también  quería tanto que el le dé un hijo.

Y ese era el motivo de su tristeza en esa mañana. A pesar de que Esme  le había dicho que, algunas veces, a una mujer le costaba quedar embarazada   ella esperara haber conseguido eso con un tantas relaciones apasionadas. LA menstruación siempre fue desagradable, pero ahora adquiría un aspecto deprimente. Era como si su cuerpo llorase la ausencia de un niño

Depuse de un golpe en la puerta y de la orden de Edward, Esme entró al cuarto.

- Todavía no se levantó, lady Isabella? - preguntó la criada, sonriendo maliciosamente. Edward le  dirigió una mirada irritada.

- Ella está menstruada y  quiere  pasar el día entero en la cama.

- Ah, paciencia! - exclamó a criada, decepcionada. - No se desanime, lady Isabella. Más adelante la veremos engordar con la preñez.

Cuando ya  había  acabado de vestirse y con la  puerta abierta para salir, Edward giró al oír as palabras da criada. Aprehensiva, Isabella quedó tensa. Ella lo amaba, pero no confiaba en el. Si su  marido descubriese una de sus flaquezas la usaría en contra ella. Lo notó  en sus ojos  - ella  estaba en lo cierto.

- Se piensa que un embarazo  me hará olvidar tu origen ....., reflexiona bien, heredera de James. Vos y el niño serán muy perjudicados - amenazo el para, en seguida, salir golpeando la puerta.

Bella sintió su esperanza morir. Como podría traer un niño al mundo sabiendo que su marido la odiaría?

- Créeme, lady Isabella lord Edward acabará cediendo, la señora verá. Pero por mientras, no voy a permitir que continúe ahí echada. Hay muchas personas dolientes en la villa y, aunque mi señor le tenga prohibido  preparar remedios, la señora podrá darme instrucciones para hacerlos - declaro Esme con un voz enérgica.

Rehusándose a quedarse lamentando su propia tristeza, Bella se levantó. Otras personas, menos afortunadas, estaban sufriendo. Dejo  a Esme ayudarla a vestirse y, entonces, oyó a la vieja criada describir las enfermedades que había atacado a las familias más pobres de la aldea.

Isabella enseño a Esme a preparar agua con un cebada y frambuesa madura para aliviar gargantas inflamadas. Pero luego surgía la diarrea y alergias y se volvían  víctimas de una dolencia extraña. Como no la conocía, ella no sabia como tratarla. A pesar de sus esfuerzos, comenzaron a llegar noticias de muertes. En de pocas semanas, la enfermedad ataco al castillo, atacando un dos cocineros cuyos parientes moraban en la aldea.

Cuando la propia Esme cayó enferma, Isabella no tuvo dudas que ella debía administrar los remedios. Siempre que podía, se juntaba con el marido de la criada al lado de la cama. Se Conmovía al ver  al soldado agarrar la mano de su mujer. Juraba que Esme sobreviviría.

Al  inicio, fiebre y escalofríos le  sacudían el cuerpo de la vieja mujer de manera alarmante. Bella temía lo peor, pero al fin de esa semana, ellos pasaron. Vieron, entonces, las manchas en la piel de ella y volvió  a afligirse, pues sabia que el cocinero había muerto en esa fase de la dolencia, Todos los días, rezaba para encontrar a la criada todavía agarrada  a la vida y siempre era atendida.

Cierta tarde, Isabella observaba a Esme de cerca mientras Carlisle le alisaba los cabellos grisáceos. Estarían las manchas desapareciendo? Ellas venían en ondas, pero parecían las menos fuertes.

- Carlisle, vos quiere arráncame el cuero cabelludo? A voz débil e irritada, de Esme  tomo Isabella y a Carlisle de sorpresa, pues la pobre no estaba conciente hacia días. Intercambiaron sonrisas de alegría, Guiñando un ojo la criada focalizo  en Isabella y función la cara .

- Mi señora,  que está haciendo aquí?

- Cuidando de vos, claro.

- No debería. Si lord Edward lo  descubre, va a quedar muy enojado.

Isabella tuvo ganas  de reír. En su lucha contra  la muerte, el temperamento explosivo de su  marido había perdido a importancia.

- Vaya. No quiero ser la causa de peleas entre los dos - dijo Esme

- Está bien. Voy a dejar a Carlisle cuidando de vos.

- El no hace pero que por obligación. Con una  mirada cariñosa para su amiga, Isabella dejo el cuarto, pues tenía que preparar más remedios. Los habitantes de Volterran los requieran cuando caían enfermos. Ella los atendía a pesar de saber que luego su marido descubriría su nueva actividad. El no quedaría satisfecho.

AL retornar al castillo, Edward encontró el salón vacío. Eso sólo empeoro su mal humor. Cansado y sucio, deseaba un baño y los cuidados de su esposa. la ausencia de Isabella lo irrito.

Además  de melancólica, ella andaba distraída y negligente últimamente. Por su lado, el se mostraba tolerante pero la paciencia llegaba a su fin. Si su mujer pensaba en abandonar los deberes sólo porque lo agradaba en la cama, estaba mucho equivocada. Por Dios, él le recordaría  su lugar en el castillo.

- Osborn! - gritó, pero en vez de su criado preferido, quien surgió fue un muchacho.

- Osborn está enfermo, mi señor.

- Maldición! Edward exclamó, frustrado al saber que la dolencia de la aldea ya había invadido o castillo.

- No se preocupe, mi señor. Lady Isabella está con él.

-  que?!

- Su señora. Ella entiende bien de curar – el muchacho dijo, retrocediendo.

La rabia de Edward fue tanta que el no consiguió encontrar su voz.

– Ve a  buscar mi mujer  y llévala para nuestro cuarto - ordenó.


Hola si ya se que esta vez me tarde una eternidad les pido disculpa por el immenso retreso y le explico xq : hace ya como un mes me lanze de un autobus que iba arrobar y despues de eso no quede muy bien ya que estaba de medico en medio ya que uno me dijo que tenia fractura en el craneo luego fui para otro que me mando hace las radiografia y me dijo que loq que tenia era una leve contucion asi que estado de reposo por eso pero aparte del golpe en la cabeza y alguno moretones no me paso nada gracia a dion espero que le halla gustado en capi y espero su rewie SALUDOS BYE!!!!

A.P: ME FUI DE PASANTIA POR FINNNNNNNNNNN :)

Capítulo 9: Descubriendo un pasado Capítulo 11: Posesivo

 
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