Sed de Sangre

Autor: Garita3113
Género: Romance
Fecha Creación: 19/05/2013
Fecha Actualización: 26/01/2015
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 28
Visitas: 9718
Capítulos: 9

 

 

Esta es la historia de Ann una medio vampira que desde el primer momento se ve en el problema de poder morir por el veneno que un vampiro le trasmitio al intentar transformarla sin exito. Todo mejora porque para apoyarla a lo largo de su, quiza inmortal existencia ecuentra amigos y quiza hasta un compañero de viaje. 

A su vez tambien se entremezcla la historia de Mai una joven vampira que sufrio mucho en vida y sigue sufriendo hasta que conoce a Ann, a la familia Cullen y al chico que lleva buscando toda su vida.

¿Podran llegar a ser realmente felices las dos en un mundo donde habita la maldad y las criaturas que quieren hacerles daño? ¿Podran tener un final feliz?

 

 

Esperamos que os guste! Smile 

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Capítulo 7: Corazón derretido (Mai) (Parte 1)

Miré a Edward por última vez corriendo hacía la casa, oí unos aullidos y eché a correr aunque no sabía de qué huía, sentía miedo, miedo por mi vida y lo único que tenía claro es que no quería morir, quería vivir. Recordé la mirada de Edward antes de irme, parecía temeroso pero, ¿por qué? Nunca había visto a un vampiro así, a excepción mía, no era una buena señal.

De pronto recordé las palabras de Jeremy “porque yo sé lo que tú eres y tú sabes lo que soy yo” me detuve, ¿se refería a esto? Me acordé de lo que había pasado en casa de Kay, recordé como se había quejado de mi olor y como yo no había soportado el suyo al darme cuenta de que estaba ahí, se había metido lentamente en mi nariz provocándome una quemazón increíble que me había asqueado por completo.

Oí unos aullidos a mi espalda, me subí a un árbol y esperé en silencio, comencé a ralentizar mi respiración hasta detenerla por completo y asomé la cabeza ligeramente evitando ser vista.

Tuve que sujetarme con fuerza al árbol para recobrar el equilibrio y evitar caerme. Vi a un lobo enorme, de unos dos metros de alto, iba con otros dos lobos más; uno negro y otro de color canela que supuse que sería una hembra.

De pronto se detuvieron y yo escondí al cabeza sin producir el menor ruido, temiendo que se percatasen de mi presencia, de pronto noté algo extraño, me asomé de nuevo y tuve que agarrarme de nuevo con fuerza para no perder por completo el equilibrio presa del asombro, ya no había tres lobos ahí abajo sino que solo quedaba uno castaño junto a dos personas, un chico y una chica, ella habló

- ¿Seguro que puedes tú solo? – El lobo asintió – Vale, nosotros vamos a por el otro

Los otros dos se alejaron corriendo y el lobo se quedó en silencio hasta que dejé de oír el sonido de sus compañeros, al fijar de nuevo la vista en el lobo, vi que ya no estaba y me sentí mal pero no entendía porque.

Estaba a punto de irme cuando él apareció, venía únicamente con unos pantalones, aparté la vista avergonzada hasta recordar que ya no podía sonrojarme, noté como me escocían los ojos incapaces de llorar.

- Mai – Susurro Jeremy y lo repitió con más fuerza – Mai

No pude evitar sonreír, bajé del árbol y caí sin el menor ruido a sus espaldas, le toqué el hombro sonriente.

Cuando se giró, no pude evitar mi asombro, estaba bien formado, muy bien diría yo, con unos brazos fuertes que tentaban acercarse para ser abrazada por ellos y un abdomen bien marcado cubierto por una piel tersa y de apariencia suave, fui alzando la mirada lentamente hasta encontrarme con unos labios carnosos que incitaban pasión, deseo y lujuria, sacudí ligeramente la cabeza para salir de mi ensimismamiento y le saludé.

- Ah, sí, hola – Él se rio

- ¿Distraída? ¿Tan bien estoy? – Le di un golpe en el hombro

- No te lo tengas tan creído

- ¡Auch! – Le miré asustada

- ¿Te he hecho daño? – Volvió a reírse

- No, tus golpes son como caricias, tienes la fuerza de un pajarillo – Le miré con enfado pero decidí cambiar de tema

- ¿Qué me ibas a contar antes? – El miró a los lados

- Aquí no – Empezó a alejarse – Sígueme – Fui tras él, me llevó a través del bosque – Estamos entrando en la reserva, deberías ir por los árboles para no dejar rastro de tu olor

- Pero si no te molesta ¿No?

- No es eso, a mí no me molesta pero los otros pueden localizarte – Antes de que terminara de decirlo ya estaba sobre las ramas del árbol, oí como se reía

Seguimos andando hasta llegar a una playa, allí Jeremy me detuvo y me miró.

- Ya puedes bajar – Salté y miré a mi alrededor – Tranquila, no hay nadie – Me acerqué a él y nos sentamos en el tronco de un árbol caído - ¿Qué quieres que te cuente primero? – Me quedé pensativa - ¿Qué es lo que has visto antes?

- Unos lobos que luego se han convertido en humanos, ¿Era eso a lo que te referías antes en clase? ¿Eres un hombre lobo? – Él se rio

- No pensé que fueras a acertarlo tan fácil – Le miré enfadada porque dudase de mi inteligencia y el levantó las manos en señal de rendición – Era broma, era broma – Ignoré su comentario y suspiré

- Y, ¿Cómo es?

- ¿El qué?

- Ser un lobo – Él sonrió

- No es como lo cuentan las leyendas, no necesitamos que haya luna llena ni nada de eso para transformarnos

- Y, ¿De qué va lo del tratado?

- Hace mucho tiempo, cuando aparecieron los Cullen y mi abuelo, que iba junto al resto, fueron a cazarles, ellos alegaron no ser como el resto, sus ojos eran de un amarillo intenso y el jefe de la manada, que era el abuelo de Kay, decidió hacer un trato con ellos para poder convivir cuando dijeron que tenían intenciones de quedarse, la gente aceptó porque no cazaban humanos, aunque no todos estaban tan convencidos por el tratado y finalmente se decidió aceptarlo aunque claro, con algunas normas muy importantes – Me miró seriamente – Una de las más importantes, era que ningún vampiro podía cruzar la reserva y nosotros no les delataríamos a los humanos

Me quede sin aire, yo había roto esa norma, estaba en la reserva, noté un escalofrío que recorrió mi espalda y me hizo temblar, él pareció notarlo y se acercó ligeramente a mi dispuesto a abrazarme, pero se quedó unos instantes con los brazos ligeramente alzados y al poco rato los bajó, pude sentir con más fuerza su temperatura y su olor vino a mí con más insistencia, miré el suelo apenada, me habría gustado que me abrazara, sentir su cuerpo aún más cerca del mío, nos quedamos en un profundo silencio hasta que decidí romperlo, le contesté con la voz muy baja, me sentía avergonzada y no era capaz de mirarle a los ojos por lo que los cerré ligeramente y centré mi vista en los granos de arena que se esparcían por toda la playa antas de hablar, me fije en los distintos matices que tenía cada uno para lograr tranquilizarme un poco, al hacerlo hablé.

- ¿Y yo? ¿También formo parte del tratado?

- Supongo que sí, los Cullen anduvieron hablando con los ancianos para preguntar si habría algún problema, a los ancianos no les importó demasiado, bueno si, pero al fin y al cabo no les parece mucha diferencia uno más que uno menos, además el doctor sabe bien como convencer – me sonrió y le devolví la sonrisa, miró al frente con preocupación – Aunque los demás no se lo tomaron demasiado bien – Suspiró – Kay es el que peor lo lleva con diferencia, odia a todos los vampiros desde lo que le pasó a Ann… - Se quedó en silencio de pronto, como si hubiese dicho algo que no debía y le miré para tranquilizarle

- Ya lo sabía, Ann me lo contó

- ¿Ella te lo dijo? – Asentí con la cabeza, y él sacudió la suya – Lo que decía, a los ancianos, siempre que no te alimentes de humanos no les importa uno más, siempre que no llames la atención – Se quedó pensativo – Te quería preguntar

- Dime

- Tus ojos son distintos ¿Cómo te alimentas? – Yo le miré unos instantes y aparté la mirada avergonzada

- No puedo alimentarme – Él me cogió la barbilla y me obligó a mirarle

- ¿Cuánto hace que no te alimentas? Tienes que hacerlo – Le miré sorprendida

- ¿No crees que sea algo malo?

- ¿A ti te parece mal que yo coma?

- No

- Pues es lo mismo

- Nunca he matado ningún animal – Me miró sorprendido

- ¿Cuántos años hace que te convertiste? – Miré al suelo de nuevo, no quería decirle mi edad, me hacía sentirme realmente mayor de algún modo – Demasiados

- ¿Y no te has alimentado nunca desde entonces?

- Si – Bajé la vista

- ¿Cómo? – Miré al suelo de nuevo observando mis pies, no creía que a cualquiera que no fuese vampiro le gustase hablar de estos temas, y probablemente, incluso un vampiro me miraría asqueado si supiera como me alimento, creyendo que eso significa ser inferior, probablemente el vampiro que me transformó estaría en ese grupo. Recordé sus ojos rojos mirándome con diversión y me estremecí, sacudí la cabeza, él parecía diferente, me inspiraba confianza

- Pues al principio no lo hacía, estuve mucho tiempo en el bosque, apartada de todos, pero un día que pasó un ciervo no me pude contener y corrí tras él, le atrapé, pero al caer me puse debajo para amortiguar el impacto y no herirle, le mordí tratando de hacerle el menor daño posible peor al tomar un poco me sentí mal por herir al animal y me detuve, entonces cerré los ojos y me di cuenta de que mis energías habían aumentado, el animal se fue corriendo y yo me quedé allí, desde entonces siempre espero hasta que mis fuerzas empiezan a menguar y me alimento un poco de algún animal, cuanto más grande mejor, porque no notan la cantidad que extraigo – Se quedó mirándome asombrado y yo le miré a los ojos - ¿Qué? ¿Te parece asqueroso verdad? – Él negó con la cabeza

- No, es increíble que pudieras contenerte después de llevar tanto tiempo sin alimentarte y que tratases de no herir a un animal aun así, demuestra mucho de ti – Me miró fijamente a los ojos – Eres una buena persona – Tuve que apartar la mirada avergonzada, nos quedamos en silencio y al poco rato le miré

- ¿Es verdad eso de los libros?

- ¿El qué?

- Lo de que los vampiros y los hombres lobo son enemigos por naturaleza – Me mordí el labio inferior

- Si

- Pero yo no quiero llevarme mal contigo, me caes bien – Él sonrió

- Y tú a mí

- ¿Crees que podríamos llegar a llevarnos bien? – Me miró sonriente

- Espero que sí

De pronto se quedó en silencio y escuchamos un aullido.

- Me llaman, tengo que irme – Se alejó corriendo, dejándome sola.

- ¡Adiós ee! – Se giró sonriente

- Adiós

Cuando se fue me quedé mirando el lugar en el que había desaparecido sonriente pero al oír más aullidos salí de mi ensimismamiento y me dirigí al bosque, subí a un árbol y desde allí fui saltando hasta atravesar el río, ya había anochecido por lo que fui a casa de Ann.

Al poco rato vino ella y empezamos a hablar, Ann tenía la gran cualidad de saber cómo hacer a alguien confesar hasta el más oculto de sus secretos, o tal vez era yo que, al hacer tanto tiempo que no tenía una amiga, necesitaba hablar las cosas con alguien aunque no quisiese admitirlo, finalmente le acabé contando lo de Jeremy aunque no estaba del todo segura ¿De verdad me gustaba? No podía asegurarlo, hacía tanto tiempo que no había sentido algo por nadie… peor aun así nunca había sentido lo mismo que sentía por él, era algo con lo que no estaba familiarizada pero era agradable, me gustaba estar con él, sentía que podía confiar en su persona y eso me atraía.

Me despedí de ella y dirigiéndome hacia mi habitación me aseguré de que no había nadie a la vista, abrí la ventana sin producir el menor ruido y salté por ella, un pensamiento apareció en mi mente ¿Cómo sería verle dormir?

Sonreí mientras me subía a un árbol y entré en la reserva, al llegar a la zona en la que me había encontrado con él percibí su olor y comencé a seguirlo, llegué hasta la playa y de allí corrí hacia la zona en la que se había ido, después de varias vueltas, vi que su olor se mezclaba con otros mucho más desagradables, reconocí el de Kay y arrugué la nariz instintivamente, después de unos cuantos metros, noté como su olor se separaba del resto y se dirigía al pueblo, seguí su rastro y noté, para mi desesperación, como su olor estaba en la mayor parte del pueblo, suspiré frustrada.

Empecé a seguir uno de los caminos que tenía su aroma y llegué a una casa en la que el olor que precedía me repelía con una fuerza abrumadora, quemando mis fosas nasales con fuerza, el olor me repelía tanto o más que el de Kay, di media vuelta y empecé a seguir otro sendero.

Así pasé la mayor parte de la noche hasta que localicé una casa en la que su olor estaba intensificado, lo que significaba que él pasaba más a menudo por aquí, seguí el camino y llegué a una casa que estaba casi al límite de la zona marcada por el tratado, estaba al lado del río, me acerqué a la ventana en la que su olor venía con más fuerza.

 Al asomarme le vi, estaba dormido en una habitación de paredes verdes, de un color que me recordaba a la profundidad de los bosques en primavera, tenía un armario y una mesa de estudio de madera, yo no sabía mucho de tipos de madera, lo único que sabía era que ese color me recordaba a Jeremy en su forma lobuna, no pude evitar abstraerme unos instantes con esa imagen, sacudí la cabeza y seguí con mi observación, la silla estaba llena de ropa, al igual que el suelo, me empecé a fijar mejor y era un auténtico desastre, había un agujero en la pared y en el suelo se distinguían lo que parecían ser los restos de un despertador, sonreí al pensar que tenía mal despertar dado que yo era igual que él cuando estaba viva.

De pronto se movió y agaché la cabeza para evitar que me viese.

Al asomarme de nuevo vi que aún seguía dormido, estaba sonriendo, no pude evitar que la pregunta ¿Qué estaría soñando? Invadiese mi mente y que un deseo agarrase con fuerza sus raíces en mí cuerpo segundos después ¿Y si soñaba conmigo? Una amplia sonrisa se extendió por mi rostro.

Me pareció oír algo, miré a Jeremy más fijamente y agudicé mi oído, me di cuenta de que era él quien hablaba, lo hacía en sueños, no pude evitar sonreír de nuevo con más fuerza que antes.

 No fui capaz de entender nada de lo que dijo por lo que después de unos minutos, al ver que nada más salía por su boca, me dispuse a marcharme pero oí su teléfono y me paralicé, el teléfono comenzó a sonar y él empezó a despertarse, ya era hora de ir a clase, bajé de la ventana y me marché corriendo de allí, oí unos aullidos al saltar el río y aceleré el paso.

Llegué a casa en el momento justo en el que Ann se despertaba y la saludé, ella lanzó un gruñido a modo de respuesta y cogiendo su ropa se fue al baño.

Cuando salió parecía más despierta, bajó a desayunar y yo me despedí de ella al oír el coche de Edward acercándose, me dirigí a casa de los Cullen y fui con ellos en el coche de Emmett que era un enorme Jeep negro. Rosalie parecía incómoda con mi presencia por lo que mientras ella se sentaba en el asiento del copiloto, yo me dirigí a la parte trasera del coche.

El viaje lo pasamos entre las risas por parte de Emmett hacia las bromas que le hacía a Rosalie y las miradas preocupadas de Alice hacia mi persona, sabía que quería hablar conmigo, que probablemente me preguntaría que pasaba con Jeremy y no quería contestarla a eso, no era que no confiase lo suficiente en ella sino que aún no había tenido tiempo de conocerla mejor, me inspiraba confianza, sí, pero eso no significaba que no pudiera aborrecerme por mis pensamientos, al fin y al cabo, a pesar de participar con los Cullen con su innovación en la alimentación, no sabía cómo vería mis sentimientos, sabía que muchos vampiros tenían cientos de años y tal vez viesen como una aberración que un vampiro se enamorase de un hombre lobo, tal vez podrían incluso vernos como especies distintas, lo cual, en el fondo, no distaba tanto de la realidad, lo que me provocaba verdaderos dolores de cabeza…

Nada más llegar al instituto salí del coche y me dirigí rápidamente al edificio, miré todos los pasillos inquieta hasta que me di cuenta de que no había llegado nadie aún, el instituto estaba completamente vacío, desistí mi búsqueda y me dirigí lentamente a mi taquilla, de pronto noté una presencia a mis espaldas y al girarme vi a Alice que cogiéndome firmemente del brazo me llevó al baño.

Al entrar se aseguró de que no había nadie y me miró.

- ¿Tienes algo que contarme? – Yo miré hacia otro lado

- No sé de qué me hablas – Ella se cruzó de brazos

- Llevo un tiempo observando tu futuro y no para de desaparecer, al principio decidí no decir nada, lo cual fue un poco difícil con Edward cerca, pero ahora me estoy preocupando de verdad – Me miró a los ojos - ¿Sabes qué soy tu amiga verdad? ¿Si tuvieses algún problema me lo contarías? – Yo la miré dudosa – Puedes confiar en mí – Sonreí

- No hace falta que te preocupes, estoy bien

- ¿En serio? -  Asentí con la cabeza

De pronto sonó el timbre y empezamos a oir los sonidos de los alumnos abriendo y cerrando las taquillas, me alejé de Alice.

- Tengo que ir a clase, debería irme – Ella me miró con preocupación

- Ten cuidado

Salí rápidamente del baño y me dirigí hacia mi taquilla, por el camino me encontré con Jeremy que iba con otros dos chicos de la reserva, me dedicó una sonrisa disimuladamente, evitando que los otros se percatasen, le devolví el saludo del mismo modo con un rápido gesto.

Vi a Ann sola al fondo del pasillo y me acerqué a ella.

- Hola, ¿Vamos a clase?

- No tengo clase contigo ahora, mi clase está a la derecha

- Tengo matemáticas – Me sonrió

- Yo informática pero te compadezco – Nos reímos y al rato me despedí de ella para ir a mi clase.

Al llegar percibí su olor con fuerza y miré a mi alrededor, él me devolvió la mirada. Estaba tan absorta que no me di cuenta de que el profesor había llegado, este me miró.

- Tú debes de ser la nueva, Mai Hale

- Sí

- Siéntate al fondo de la clase, al lado de Jeremy

Miré a mi alrededor sorprendida pero nadie pareció reaccionar ante aquellas palabras, no vi a nadie de la reserva cerca por lo que me acerqué a él y me senté a su lado.

Me quedé en un completo silencio, nerviosa por su cercanía, podía escuchar mi corazón bombeando con fuerza a pesar de que sabía que eso era completamente imposible aunque, de haber estado viva, lo más seguro sería que mi corazón estuviese latiendo tan  estrepitosamente que podría oírse por toda la clase. Al rato, vi como una nota aterrizaba sobre mis libros, la cogí y miré a Jeremy, este me dedicó una sonrisa, abrí la nota.

Hola, ¿Estás bien?

Siento haberme ido ayer tan rápido,

casi sin despedirme, ¿Estas enfadada?

¿Enfadada? ¿Cómo podría enfadarme con él? Pero no podía decirle que no me atrevía a mirarle porque su sola cercanía me producía un nerviosismo que hacía que mis piernas temblasen, le contesté rápidamente para evitar que de verdad pensase que estaba enfadada con él.

No

Iba a pasarme al nota pero pareció pensárselo mejor y escribió algo más antes de dármela.

Me alegro de que no te enfadases,

Quería preguntarte algo

Dime

Se quedó pensativo unos instantes, como si estuviese pensando las palabras adecuadas para decir algo y no lograse encontrarlas, finalmente escribió y me pasó la nota.

¿Has estado en La Push después de despedirnos?

¿Has estado en mí cuarto?

Yo miré perpleja el papel y miré de reojo a Jeremy que fingía prestar atención a la clase aunque sabía que estaba esperando mi respuesta pero no parecía enfadado.

¿Por qué piensas eso?

No tardó ni dos segundos en responder.

Porque huele a ti

 

 


Hola, 

 

Sentimos no haber subido capítulo la semana pasada pero con los estudios y lo demás fue del todo imposible, aunque esta semana nos habíamos propuesto subir algo y aquí está, es solo la primera parte y como recompensa por no  haber subido capítulo la semana pasada, subiremos la segunda parte el miércoles.

 

Esperamos que os guste y hacednoslo saber en los comentarios, somo conscientes de que la historia ha sido un poco liosa por lo que si teneís alguna duda podeís preguntarnos e intentaremos contestarla lo más rápido posible.

 

Saludos,

 

Ann y Mai

Capítulo 6: Tratado (Ann) Capítulo 8: Corazón derretido (Mai) (Parte 2)

 
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