Sed de Sangre

Autor: Garita3113
Género: Romance
Fecha Creación: 19/05/2013
Fecha Actualización: 26/01/2015
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 28
Visitas: 9720
Capítulos: 9

 

 

Esta es la historia de Ann una medio vampira que desde el primer momento se ve en el problema de poder morir por el veneno que un vampiro le trasmitio al intentar transformarla sin exito. Todo mejora porque para apoyarla a lo largo de su, quiza inmortal existencia ecuentra amigos y quiza hasta un compañero de viaje. 

A su vez tambien se entremezcla la historia de Mai una joven vampira que sufrio mucho en vida y sigue sufriendo hasta que conoce a Ann, a la familia Cullen y al chico que lleva buscando toda su vida.

¿Podran llegar a ser realmente felices las dos en un mundo donde habita la maldad y las criaturas que quieren hacerles daño? ¿Podran tener un final feliz?

 

 

Esperamos que os guste! Smile 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 6: Tratado (Ann)

 

Desperté y fui a hablar con Mai, le di una de mis mochilas para evitar que volcara la casa entera y bajé a desayunar.

Estaba realmente nerviosa por ver a Edward, lo cual no ayudaba para abrirme el apetito en aquellas horas matutinas, cogí la manzana más verde que pude localizar e introduciéndola en la mochila me dirigí presto a la salida.

Al poco rato, escuché un coche a lo lejos y supe que era él, una sonrisa se instaló en mi cara y pude ver a través del reflejo del espejo como mi rostro enrojecía. ¿Por qué me ponía así solo el pensar en él?

Después de que Mai se fuera, subí rápidamente al baño, miré a mí alrededor y cogí el peine para cepillar mi pelo un poco y arreglar lo que aquella pesadilla había provocado. Después de refrescarme la cara rápidamente para no hacer esperar a Edward miré rápidamente la habitación y bajé las escaleras con gran celeridad.

Encontré las llaves sobre el mueble de la entrada y cogiéndolas me dirigí a la salida y abrí la puerta.

Al salir pude notar como mi alegría aumentaba y una gran sonrisa se instalaba en mi rostro, Edward estaba en la puerta con el dedo extendido dispuesto a llamar, me reí ante su gesto y el me devolvió la mirada confundido, cerré la puerta a la vez que sonreía.

- ¿No me oíste acercarme? – el arrugó la frente en un gesto pensativo

- A veces olvido que no puedo leerte la mente – sonreí ante el comentario, me agradaba saber que al menos mis pensamientos eran solo míos.

Me acerqué al coche y el abrió la puerta del copiloto para mí antes de sentarse en el asiento del conductor, agradecí su gesto. Después de asegurarse que me abrochaba el cinturón arrancó.

Pasé gran parte del viaje pensando en que temas podría sacar para hablar con él, pero al ver que ninguna idea venía a mi mente aparté la mirada de la carretera y apoyando la cabeza sobre mi puño observé el paisaje. Pude notar la mirada de Edward clavada en mi nuca.

-      ¿Preparada para ir a clase? – me giré y le miré, el observaba fijamente la carretera pero se notaba que no estaba prestándole ninguna atención, tarde unos segundos en responder, no sabía muy bien que decirle, no podía decirle que deseaba ir para estar con él, por lo que decidí improvisar y decirle lo primero que vino a mi mente

- No estoy muy segura… - me miró extrañado y yo traté de aliviar la tensión introduciendo una pequeña broma – espero que en biología no nos toque diseccionar ranas de nuevo, ya rellené el cupo el año pasado.

Comenzó a reírse y su sonido inundó toda la estancia y bloqueó mis sentidos, su risa se volvió contagiosa y empecé a reírme con él.

- En ese caso esperemos que las ranas se queden en el estanque por esta vez - no pude más que reírme de nuevo pero con más fuerza ante aquel comentario – a mí tampoco me entusiasman de sobremanera las disecciones y no me gustaría tener que hacer ninguna este año – le miré sorprendida

-      ¿También te han cambiado a anatomia? – el asintió a la vez que ladeaba la cabeza con una media sonrisa que me enamoró, no habíamos podido ir a esa clase hasta ahora, no habían encontrado sustituta para la anterior profesora que había fallecido el año pasado en un terrible accidente por lo que pidieron a los alumnos que acudieran a una clase aleatoria hasta que se solucionara el problema

- Parece que ya tengo compañera de laboratorio – yo le miré dedicándole una pícara sonrisa

- ¿y quién te ha dicho que vaya a ser tu compañera? – su rostro se llenó de extrañeza

- ¿no quieres? – sonreí con más fuerza, ya habíamos llegado por lo que me baje del coche pero antes de cerrar la puerta le miré

- Puede, me lo pensare

Me di media vuelta mientras notaba su intensa mirada y sonreí con fuerza al rememorar la conversación, vi a lo lejos a Mai saliendo del coche de Alice, que con solo observarlo dejaba claro la riqueza que poseían,  al salir del coche, pensé en acercarme a ella pero Edward rodeó mi cintura y mis pensamientos se difuminaron, al poco rato apareció Rosalie y se llevó a Edward por lo que me quedé sorprendida mirando a mí alrededor, me apoyé en la pared de la entrada y me crucé de brazos esperando, vi entrar a Alice y Jasper los cuales me miraron extrañados.

Al poco rato vino Mai y me acerqué rápidamente a ella quería contarle lo que había pasado con Edward pero antes de darme cuenta habíamos llegado a secretaría, donde nos atendió una amable mujer que hizo tan ligero el registro que no nos dejó ni un segundo de más para charlar.

Salimos de secretaría y cogí su horario, no teníamos casi ninguna clase en común lo cual me entristeció, pero no tuve mucho tiempo para hablar porque la campana sonó y nos dirigimos hacia nuestra primera clase.

La acompañé a su clase, parecía nerviosa, lo cual me hizo reír, nunca había visto a una vampira nerviosa, pero después de su historia lo raro sería que no lo estuviera.

El resto de las clases pasaron sin más novedad hasta el patio, en el que Mai me contó que había visto a Kay y que creía que me estaba esquivando, por lo que decidimos ir a La Push a hablar con él.

Tuvimos que salir antes porque Alice dijo que el sol iba a salir y no podíamos exponernos a el. Íbamos hacia la casa de los Cullen pero nos detuvimos primero en mi casa para que Mai y yo dejaramos nuestras mochilas, entonces Mai dijo que se iba a cazar y yo vi mi oportunidad para ir a La Push por lo que me fui con ella.

Tenía que ir a ver a Kay, tenía muchas cosas que explicarme, no fue difícil convencer a Mai para que fuésemos a la reserva en lugar de ir a cazar, en el fondo sospechaba que en ningún momento tuvo la intención de cazar y que simplemente lo utilizó como excusa, suponía que no debía ser agradable para ella que Edward leyese sus pensamientos, así fue como acabamos juntas aquí, corriendo hacia la casa del que había sido mi mejor amigo.

Cuando llegamos no me molesté en llamar a la puesta, sabía que estaba allí, no me equivocaba, al entrar le vi tumbado en el sofá y noté como me hervía la sangre, ¿No había contestado a mis llamadas por estar tumbado en el sofá?

- Tú – me miró sorprendido, probablemente no esperaba verme, vi como Mai entraba tras de mí y Kay la miraba con enfado - ¿Qué hace ella aquí? – Noté como Mai se tensaba a mis espaldas ante su mirada – Tiene que irse, además –Puso cara de desagrado, ¿olía mal? Olfateé el aire pero no noté nada desagradable – No soporto su olor

Mai se fue quejándose también del olor de Kay y salió de la casa, miré de nuevo a Kay que pareció relajarse cuando ella salió, tenía muchas cosas que explicarme.

- ¿Por qué no has aparecido en clase? – Kay no me contestó y yo noté como mi frustración iba en aumento – Bueno no contestes si no quieres pero me vas a explicar, ¿Qué se supone que me ha pasado?

-      No puedo decírtelo

Esas palabras me enfadaron aún más ¿Es que lo sabía y no quería decírmelo? ¿Es que, acaso, no era mi mejor amigo? Noté como mi pulso se aceleraba y él se quedó en silencio

- ¿Qué…?

- Se supone que eras mi amigo – iba a decirme algo pero en ese momento entró Edward con un gran estrépito

- Tenemos que salir de aquí

Me agarró la muñeca y me llevó hasta la puerta, íbamos al bosque, giré la cabeza y vi como Kay salía de la casa furioso. No me gustó la situación, no parecía que fuera a tener un buen final.

- ¡Eh tú, sanguijuela! – Edward le ignoró y él vino corriendo agarrándole del hombro para obligarle a girarse, Edward siseó

- No me toques – Kay apartó la mano

- Te estoy hablando

- Pero yo no te estoy escuchando – Kay bajó el rostro y le miró sombrío

- Será mejor que te vayas, no eres bienvenido aquí – empezó a andar de nuevo, llevándome consigo, Kay volvió a acercarse – Pero ella se queda

- ¿Qué te hace pensar que voy a dejarla aquí contigo? – me sentía furiosa, no me gustaba que hablaran de mí como si yo no estuviese delante

- No puedes llevarla en contra de su voluntad

-      Oblígame a impedirlo

En ese momento todo cambió, vi como la cara de Kay se desfiguraba y empezaba a temblar, de pronto pasó algo que jamás había esperado volver a ver, Kay se transformó en lobo, se convirtió en el mismo lobo que había visto aquel día en el prado, me quedé aturdida y él me miró, no quedamos mirándonos en silencio a los ojos hasta que Edward habló.

- Están viniendo – Noté como Edward me agarraba del brazo y con un rápido movimiento me colocaba en su espalda

Empezó a correr y supe lo que era la verdadera velocidad, él era más rápido que los otros vampiros, subida a su espalda se sentía como sacar la cabeza por la ventana cuando el coche va a toda velocidad, los oídos comenzaron a pitarme por lo que oculté la cabeza tras su espalda y cerré los ojos, al rato noté como Edward saltaba el río y se detenía, yo levanté la vista y vi como todo se difuminaba y giraba a mi alrededor, pude distinguir una mancha marrón que supuse que sería Kay, al otro lado del río pero no pude ver más porque Edward echó a correr de nuevo y tuve que agachar la cabeza.

El viaje se me hizo eterno, el mareo no hacía más que aumentar y me sentía desfallecer.

- Ya puedes bajar

Estaba tan mareada que no había notado cuando se había detenido, traté de bajarme pero no pude hacerlo. Tenía los brazos y las piernas entumecidas por la presión que había estado haciendo de forma inconsciente. Al segundo intento lo logré pero tuve que sentarme en las escaleras del porche, habíamos llegado a su casa.

- ¿Estás bien? – cerré los ojos y me relajé, esperando a que todo volviera a su lugar

- Dame un minuto – Él se sentó a mi lado

- Mete la cabeza entre las piernas, se te pasará más rápido el mareo – Lo hice y me quedé así en silencio, al rato levanté la cabeza y le miré sonriente

- Gracias

Cuando entramos en la casa todos estaban ahí, incluso Rosalie, fue ella la que se acercó a Edward con cara de preocupación y de enfado a partes iguales.

- ¿Estás bien? – él me rodeó con el brazo y agarrándome del hombro me acercó a su cuerpo, miró a Rosalie sonriente

- Si, los dos lo estamos – Yo me sonrojé y Rosalie nos miró con enfado alternativamente, parecía haber desaparecido hasta el último resquicio de su anterior preocupación

- ¿Cómo puedes ser tan insensato? Nos has puesto a todos en peligro – Me miró con deprecio – Y todo por ella – Noté como mi sangre hervía

- ¿Qué pasa? ¿La princesita no está feliz si todo no gira a su alrededor? – Me miró sorprendida y yo le devolví la mirada sonriente, ella se alejó furiosa y comenzó a hablar con Carlisle

- Su presencia nos pone en peligro, no hace más que romper las normas y por su culpa Edward ha olvidado el tratado con el que tanto tiempo hemos conseguido seguir aquí – Miré a Edward

- ¿El tratado? ¿Qué tratado? – Todos me miraron y se quedaron en silencio

- ¿No le has contado lo del tratado?

- Nunca pensé que fuera necesario hacerlo – Rosalie habló con un tono con el que me entraron ganas de golpearla hasta que ya no pudiese decir palabra

- Pues al parecer si, era necesario – Edward ignoró a Rosalie y miró a Alice

- ¿Cómo no viste lo que iba a pasar? – ella le miró en silencio – Es cierto, lo olvidé – Me quedé contrariada, como si me hubiese perdido algo, Carlisle me miró

- Quizá deberíamos explicarle de que trata el tratado para que no se repita una situación similar

Carlisle miró a Edward y este asintió contestando a una pregunta que no había sido formulada. De pronto todos se fueron dejándonos solos a Edward y a mí.

Se fue al sofá y dio unos golpecitos a su lado invitándome  a sentarme. Cuando lo hice me miró a los ojos.

- Hace muchos años, cuando vinimos, nos encontramos con unos seres que nunca habíamos visto, no eran humanos, tampoco vampiros, se movían a mucha velocidad y tenían mucha fuerza, tanta como nosotros, parecían hombres normales pero podían convertirse en lobos gigantes a su antojo.

- ¿Cómo Kay? – El asintió

- Kay es el hijo de un antiguo hombre lobo, al parecer es algo que se transmite de padres a hijos, no es como los vampiros, en su caso, se nace o no – Se detuvo unos instantes – Me he alejado del tema, el caso es que nosotros firmamos un acuerdo con ellos para poder convivir, dado que nosotros no cazábamos personas, no éramos peligrosos

- ¿Firmasteis el tratado?

- Sí, pero en él había normas, podíamos vivir aquí siempre que no atravesáramos el río y nos mantuviésemos alejados de la reserva

- ¿Yo también soy parte del tratado ahora?

- No, tú no, tu caso es diferente, por lo que no tienes prohibida la entrada en la reserva puesto que aún sigues siendo humana en parte

- Pero no por mucho tiempo

- Eso es otra cosa que también quería decirte, no podemos transformar a nadie, sino, el tratado se romperá – le miré frustrada

- Pero Kay os dejará

- Yo no estoy tan seguro – Decidí cambiar de tema, no quería que mi enfado me impidiese aprender más cosas

- ¿Y Mai? ¿Ella también forma parte del tratado?

- Si, al venir a vivir aquí, los ancianos de la aldea decidieron que podía quedarse aquí, los más jóvenes no se lo tomaron demasiado bien pero permitieron que viviera dado que tampoco caza humanos por lo que no es una amenaza, pero ella, al igual que nosotros, no puede ir a la reserva

- ¿Los lobos se han enfadado por eso? – él asintió

- Si, tu puedes ir a la reserva, aunque preferiría que no lo hicieras, pero ella no

- ¿Por qué no quieres qué vaya?

- Podría ser peligroso, son inestables, ya lo has visto, y en un momento de furia podrían atacarte

-      Kay no me haría nada – El suspiró frustrado - ¿Y el olor? ¿Por qué Mai dijo que Kay olía mal y yo no pude oler nada? – Me miró extrañado

- ¿No te molesta su olor? – Negué con la cabeza – Pues no tengo ni idea

- Yo tengo una teoría al respecto – miré el lugar de donde procedía la voz y vi a Carlisle apoyado contra el marco de la puerta de brazos cruzados, se acercó a nosotros y se sentó en la mesa frente al sofá – Creo que, tal vez, al no ser completamente vampira y a que un lobo te mordió para tratar de extraer el veneno, es posible que también tengas una mínima parte de lobo, lo que hace que no repudies un olor que para cualquier vampiro sería insoportable – Me quedé unos instantes en silencio

De pronto oímos un grito ahogado, al instante todos vinieron al salón y Alice me dijo

- Mai ha desaparecido

Al principio no entendí lo que quería decir, pero al ver el rostro preocupado de Edward lo comprendí, no hablaba del presente sino del futuro y si su futuro había desaparecido cabía la posibilidad de que estuviera en peligro y tuviese algo que ver con los lobos dado que Alice no podía ver su futuro ni el de nadie que tuviese alguna relación con ellos.

Nos dividimos por parejas a excepción de Rosalie, que se negó en rotundo a ir a buscar a alguien “con el que estábamos mejor sin él” y Emmett se quedó con Rosalie a regañadientes, lamentando perderse, según sus palabras, “toda la acción”.

Edward y yo fuimos juntos a la linde de la reserva, yo quería atravesar el río pero Edward me lo impidió alegando que allí no podría protegerme.

Al rato la vimos corriendo desde la reserva, iba saltando de árbol en árbol, como una sombra, sin hacer el menor ruido, de no haber estado mirando no me habría dado cuenta de su presencia, llamé a Edward y la seguimos hasta mi casa.

Vimos como entraba por la ventana de mi cuarto, me despedí de Edward, no sin antes prometerle que le contaría a Mai lo del tratado para evitar que volviese a entrar en la reserva y que ella me contara la razón por la que había vuelto allí.

Al entrar en casa la llamé y oí su voz viniendo de mi cuarto, le escribí una nota a mi padre diciéndole que la cena estaba en la nevera y que solo tenía que calentarla en el microondas.

Subí a mi habitación y me encontré a Mai tumbada en mi cama, con los brazos cruzados tras la cabeza, los ojos cerrados y una enorme sonrisa instalada en el rostro, me acerqué a ella y la saludé.

- Hola, ¿Qué tal? – Ella abrió los ojos y se incorporó mirándome

- Bien, ¿Y tú? – Me senté a su lado

- ¿Qué has hecho después de salir de casa de Kay? – Ella me miró confundida

- ¿Por qué lo preguntas?

- ¿No has tenido ningún problema con los lobos?

- No

- ¿No has estado cerca de ninguno? – vi como ella apartaba la mirada nerviosa - ¿Te pasa algo? – Miró a la ventana – Si quieres puedes contármelo – Se levantó rápidamente y después de asomarse por la ventana la cerró

- ¿No hay nadie abajo?

- No, ¿Por? – Se acercó a mí y se sentó a mi lado 

- ¿Puedo confiar en ti? – Yo asentí

- Por supuesto, pensé que ya lo sabías

- Era solo por asegurarme – Empezó a mirar sus pies evitando mi mirada, parecía como si algo la avergonzara

- ¿Qué me querías contar?

- ¿Qué? – Se había quedado completamente abstraída - ¡Ah, sí! – Volvió a esquivar mi mirada, yo la miré frustrada

- ¡Dilo de una vez! Te sentirás mejor luego

- S-sii… - Se quedó unos instantes callada, yo notaba como mi enfado iba en aumento

- ¡Habla! – Ella se tapó la cabeza

- ¡No grites! Es que no sé por dónde empezar

- Dilo sin más, será más fácil – Respiró hondo

- Creo que me gusta Jeremy – La miré con la boca abierta y me quedé en silencio - ¿Ves? Sabía que no debía decírtelo – Sacudí la cabeza

- No es eso, es solo que no esperaba que fuese algo como eso, me has pillado con la guardia baja – La miré sonriente

- ¿No crees que esté mal? – Me quedé pensativa

- ¿Quién es Jeremy? – Ella se mordió el labio inferior – ¿Es de la reserva? – Asintió con la cabeza – ¿Es un hombre lobo? Me miró boquiabierta

- ¿Cómo lo has sabido? – Sonreí con fuerza

- Soy muy intuitiva – Me quedé pensativa

- Pero va a ser un problema por el tratado… – La miré extrañada

- ¿Cómo sabes eso? ¿Sabes lo del tratado? – Me miró asombrada

- ¿Cómo lo sabes tú?

- A mí me lo ha contado Edward ¿Pero a ti? – ella apartó la mirada avergonzada de nuevo

- A mí me lo ha contado Jeremy

- ¿¡Has quedado con Jeremy!? – Ella me tapó rápidamente la boca

- ¡No chilles! – Apartó las manos

- Perdón, entonces, ¿Tú le gustas? – Ella miró al suelo de nuevo

- No creo

- ¿Por qué no?

- Porque es imposible que le guste alguien como yo – La voz se le quebró, supuse que de haber sido humana estaría llorando – Ni siquiera estoy viva…

- ¿¡Pero qué dices!? Estás igual de viva que ellos, no eres menos que cualquier otro ser vivo

- Entonces, ¿no crees que sea algo imposible?  - Negué con la cabeza

- No – La abracé – Es más, deseo que todo salga bien entre vosotros – me alejé de ella y la miré extrañada – Pero, ¿Cómo lo vas a hacer con el olor?

- ¿El olor? ¿A qué te refieres?

- ¿A ti no te olía mal Kay? ¿Es que Jeremy no es igual? – Ella negó con la cabeza

- No, Jeremy no huele como Kay, no huele mal ¿Por qué? ¿Debería? – Me encogí de hombros

- No lo sé, por lo que me han contado los Cullen el olor de los hombres lobo repudia a los vampiros y viceversa

- Pues a Jeremy no parece desagradarle tampoco mi olor – Sonrió - ¿Tú crees que eso significa algo?

- ¿Cómo qué?

- No lo sé, algo que demuestre que estamos hechos para estar juntos o algo así… - Sacudió la cabeza – Estoy empezando a desvariar, ya es hora de dormir, hasta mañana – Ella se fue a su cuarto y yo me desvestí y me metí en la ducha

Al salir vi a Edward sentado en mi sillón, no pude evitar gritar por la impresión y él vino rápidamente para acallarme.

- Ssshhh, harás que venga tu padre – Me callé al instante, él me miró de arriba abajo y al darse cuenta de mi ligera vestimenta se alejó rápidamente de mí y se dirigió a la ventana – Mejor vuelvo otro día en un momento en el que tengas más ropa.

Miré mi cuerpo y no pude evitar sonrojarme al darme cuenta de que solo llevaba una toalla encima, miré a la ventana pero él ya no estaba, me asomé y grité a la oscuridad.

- ¡Pervertido! – Pude escuchar su risa a lo lejos pero no pude localizar de donde venía, cerré la ventana y cogiendo mi ropa me dirigí al baño mientras me prometía que compraría una cortina en cuanto tuviese la oportunidad.

Salí con el pijama puesto, que consistía en una camiseta vieja y unos pantalones cortos, me metí en la cama y cerré los ojos para dormir, estaba completamente agotada, no soñé nada en toda la noche invadida por el cansancio.

 


Como prometimos vamos a tratar de subir los capítulos con más regunaridad así que, aquí está el siguiente capítulo puntual y recién sacado del horno :)

 

Esperamos que os guste y no olvideís hacernoslo saber con votos o comentarios, que aunque las lecturas silenciosas siempre son bien recibidas, se agradece algún comentario o voto de apoyo para animarnos y saber que os interesaís por la historia.

 

Un saludo y esperamos que lo disfruteis Wink

 

Ann y Maii :)

 

Capítulo 5: Capítulo 5: Primer día, de la rutina (Mai) Capítulo 7: Corazón derretido (Mai) (Parte 1)

 
14446458 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios