Sed de Sangre

Autor: Garita3113
Género: Romance
Fecha Creación: 19/05/2013
Fecha Actualización: 26/01/2015
Finalizado: NO
Votos: 4
Comentarios: 28
Visitas: 9710
Capítulos: 9

 

 

Esta es la historia de Ann una medio vampira que desde el primer momento se ve en el problema de poder morir por el veneno que un vampiro le trasmitio al intentar transformarla sin exito. Todo mejora porque para apoyarla a lo largo de su, quiza inmortal existencia ecuentra amigos y quiza hasta un compañero de viaje. 

A su vez tambien se entremezcla la historia de Mai una joven vampira que sufrio mucho en vida y sigue sufriendo hasta que conoce a Ann, a la familia Cullen y al chico que lleva buscando toda su vida.

¿Podran llegar a ser realmente felices las dos en un mundo donde habita la maldad y las criaturas que quieren hacerles daño? ¿Podran tener un final feliz?

 

 

Esperamos que os guste! Smile 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 9: Confesiones del alma (Ann)

Cuando desperté, me encontré con Mai que, sonriente, me saludó, le devolví el saludo y me dirigí a la ducha, el agua por las mañanas era como el café, aquello que hacía que me sintiese despierta, utilice mi champú favorito con olor a frutas, me aclaré el pelo, salí de la ducha y me vestí para ir a desayunar, allí me encontré con Mai de nuevo que se despidió de mí y subió al piso de arriba, supuse que para saltar por la ventana, como había cogido por costumbre, a estas alturas probablemente me sorprendería si la viese entrando por la puerta.

Al poco rato, pude escuchar el coche de Edward acercándose, cogí la mochila y me dirigí a la puerta. Cuando salí, me encontré con Edward, que con la mano alzada, dispuesto a llamar al timbre me miró extrañado, yo sonreí.

-         Que, ¿Extrañado? – el sacudió la cabeza y me devolvió la sonrisa

-         ¿Vienes? – Asentí y me dirigí al coche para abrir la puerta, pero antes de llegar vi como Edward me adelantaba y la abría para mí, le miré frustrada

-         ¿Nunca vas a dejarme abrir la puerta por mí misma? – Él sonrió con más fuerza

-         No, es algo que hago por educación

-         Pues me hace sentir inútil – Se encogió de hombros y se dirigió a su puerta entrando en el coche

-         ¿Entras? – Yo me metí haciendo un mohín y cruzándome de brazos - ¿y ahora que te pasa? – Le miré enfadada

-         Que ni siquiera te importa que me moleste

-         Sí que lo hace pero, soy así, es algo que me sale sin pensar

-         ¿Y no puedes intentar cambiarlo? – Él sonrió

-         Sí, pero no apuestes mucho por ello

Arrancó el coche y nos encaminamos al instituto, cuando llegamos estaba todo lleno, quedaba poco para el inicio de las clases y los alumnos se dirigían a las aulas.

Cuando el coche se detuvo, Edward apagó el motor y se dirigió a mi puerta abriéndola, me extendió la mano y yo se la cogí, avergonzada nos dirigimos a clase, miré hacia el aparcamiento y vi el coche de Emmett. Supuse que Mai habría ido con ellos. Al entrar, nos dirigimos hacia las taquillas, tuve la impresión de ver a Alice pero se metió rápidamente en el baño, me quedé mirando extrañada el lugar por el que había desaparecido, Edward se dio cuenta.

-         ¿Estás bien? – Yo sacudí la cabeza y me giré para mirarlo, observé que Emmett, Rosalie y Jasper estaban en el pasillo, por lo que volví a preguntarme que estaría haciendo Alice en el baño.

Cuando nos dirigíamos a clase, Alice salió con Mai detrás, me extrañé de nuevo pero me encogí de hombros y decidí no darle más vueltas.

Se acercaron a nosotros y los saludé poco antes de que cada uno se fuese a su aula, Mai por su cuenta y yo con Alice y Edward, miré a este último de reojo y vi que me observaba por lo que aparté la mirada avergonzada.

Al llegar, cada uno se dirigió a su ordenador, el de Edward y el mío estaban uno al lado del otro mientras que Alice se sentaba en frente, pero, curiosamente, no había nadie a su lado.

El profesor llegó y comenzó a explicar lo que haríamos hoy, observé como Alice hacía el ejercicio mientras el profesor hablaba, miré a Edward y vi cómo se disponía a hacer lo mismo. El profesor terminó de explicar y Alice se giró sonriente, yo la miré sorprendida.

-         ¿Ya has terminado?

-         Si, era fácil – Miré a Edward

-         Yo también lo he terminado

-         ¿Quieres que lo haga por ti? – miré de nuevo al lugar del que habían salido aquellas palabras

-         Gracias Alice pero no, prefiero hacerlo yo – Ella sonrió de nuevo y nos miró a Edward y a mi

-         Entonces… ¿Ya sois pareja?

Yo me sonrojé y oculté la cabeza tras el ordenador tratando de concentrarme en el trabajo, levanté la cabeza ligeramente y me encontré a escasos centímetros de un par de ojos que me observaban inundados de curiosidad, me asusté y por poco me caigo al suelo con la silla incluida, para estabilizarme, eché rápidamente la silla hacia atrás, provocando un estruendo que hizo que el profesor levantase la vista y me lanzase una mirada de advertencia para que no hiciese ruido, yo bajé la cabeza avergonzada y me acerqué de nuevo al ordenador, pero esta vez procurando no hacer ruido levantando la silla, Alice se rio disimuladamente

-         ¿Tanto miedo doy? – Yo la miré enfadada

-         Sabes que no, me asustaste

Ella se rio y se puso a mirar artículos de moda en internet mientras yo trataba de hacer mi trabajo bajo la atenta mirada de Edward, el cual apartaba su mirada cada vez que yo la giraba hacia él.

Finalmente sonó la campana y salimos de clase, me alegré de poder respirar sin notar la mirada de Edward clavada en mí, no era que no me gustase, sino que el hecho de saber que me observaba hacía que mi pulso aumentase y que mis movimientos se volviesen más lentos y torpes.

Al salir nos encontramos con Mai, la cual se quedó mirándome sorprendida, probablemente porque la alegría de saber que Edward se fijaba tanto en mi comenzaba a percibirse desde el exterior, dibujado en una gran sonrisa. Nos dirigimos a clase y tuve que llamar a Edward de nuevo para que viniese, él lo hizo tras sacudir ligeramente la cabeza, como si volviese a la realidad, parecía abstraído, lo había notado nada más entrar en el instituto y lo que más me sorprendía era que no paraba de mirarme, ¡Parecía abstraído pensando en mí! Mai se rio y las dos nos miramos extrañadas pero no dijo nada y nos encaminamos hacia la siguiente asignatura.

Al llegar pude ver como unos pocos miembros de la manada se sentaban en primera fila, y me di cuenta de que uno de ellos, el cual no conocía, supuse que sería nuevo en la manada, se quedaba embobado mirando a Mai y por unos segundos ella a él también, yo seguí con Edward hasta el final de la clase, donde nos sentamos y nos quedamos en silencio observando cómo Mai se quedaba inmóvil en la parte delantera, de pronto, al oír como el profesor entraba por la puerta reaccionó y se dirigió rápidamente al primer asiento disponible.

El profesor entró y la clase se dio por iniciada, teníamos lengua aunque lo cierto es que no presté demasiada atención, estaba demasiado concentrada en Edward, el cual parecía incapaz de apartar la vista de mí, parecía un circuito constante, yo le miraba, el notaba mi mirada, nuestros ojos se encontraban y yo apartaba mi rostro ruborizada creando una ligera barrera entre nosotros con mi pelo, finalmente, notaba su risa silenciosa y volvía a empezar, realmente, perdí al cuenta de cuantas veces repetimos los mismos pasos, solo sé que al final la campana sonó y al mirar al frente pude vislumbrar ligeramente a Mai corriendo hacia la salida y vi poco después como uno de los Quileutes iba tras ella.

Aquello me sorprendió bastante pero entonces recordé lo rara que había visto a Mai los últimos día y comencé a atar cabos, miré a Edward de reojo para verificar que aún tenía su mirada clavada en mí, decidí hablar con él para evitar que se percatase  de la escena que se estaba mostrando ante mis ojos.

Giré la vista hacía él y de repente, pude notar como todo a mi alrededor desaparecía, el sonido fue bajando lentamente y el resto se difuminó, solo podía verle a él, no había nada más, de pronto escuché un carraspeo detrás de mí y sacudí la cabeza sorprendida, miré hacia el lugar del que procedía el sonido y pude ver como el profesor nos observaba con los brazos cruzados, miré a mi alrededor, ya no quedaba nadie en clase, incluso Alice se había marchado pero no me había dado cuenta. Fijé la vista de nuevo en Edward el cual parecía estar en la misma situación que yo pero logró disimularlo con más facilidad.

Pude notar como la sangre subía rápidamente a mis mejillas por lo que me levanté rápidamente y recogiendo los libros con gran celeridad me dirigí hacía la puerta con la cabeza gacha.

Al salir, un par de ojos curiosos me observaban tras la cara de un duendecillo, Alice sonreía con fuerza mientras me lanzaba una mirada pícara, cargada de segundas intenciones, yo noté como mis mejillas volvían a ruborizarse, parecía que iba a preguntarme algo pero en ese momento todo cambió, de pronto Alice puso los ojos en blanco y Edward se quedó mirándola sorprendido, pude ver como la preocupación invadía su rostro hasta el punto de que su ceño se frunció tanto que sus cejas prácticamente se tocaban, pero al poco rato cambió por completo su gesto por uno completamente neutral y abrió los ojos mirando a Alice, pude notar como asentía levemente y entonces Alice me miró.

-         Va a salir el sol hoy también por lo que tenemos que irnos cuanto antes, yo miré a mi alrededor ¿Y los demás? – No te preocupes, yo les avisaré, tu ve con Edward

No entendía nada, sabía que me ocultaban algo pero no lograba adivinar que era, había algo que no cuadraba… Edward, ¿Tan preocupado por el sol? No colaba, sabía que había algo que no querían decirme, querían mantenerme al margen, tal vez para protegerme, pero yo no era ninguna niña pequeña que necesitase protección y el hecho de que no contasen conmigo y tratasen de ocultármelo no hacía más que aumentar mí ya bastante notorio enojo. Miré a Edward de nuevo y vi de nuevo la expresión preocupada que había visto hacía unos minutos, no podía enfadarme con él, debía ser algo realmente importante para que estuviese así, en verdad se preocupaba por mí al tratar de ocultármelo, pero yo no quería que me sobreprotegiesen de nada, quería saber lo que pasaba y más si era algo tan importante como estaba intuyendo, tenía derecho a saberlo.

Miré a Edward y este me devolvió la mirada camuflando su preocupación de nuevo, nos dirigimos hacia la puerta principal y al llegar me dedicó una sonrisa.

¿Quieres que te muestre un sitio especial? – Yo sonreí ante la idea y nos encaminamos hacía el bosque, al llegar miramos atrás para verificar que nadie nos veía y tras subirme a su espalda, nos  encaminamos hacia ese lugar, yo llevaba los ojos cerrados a petición de Edward, lo que hizo que notase aun con más fuerza la sensación de velocidad y el mareo aumentase rápidamente.

Esta vez sí que pude notar cuando Edward llegó aunque tenía las piernas y los brazos ligeramente agarrotados, fui capaz de bajar de su  espalda, no sin cierto esfuerzo, aún seguía con los ojos cerrados por lo que cuando Edward tomó mi mano di un pequeño brinco sorprendida, pude escuchar su melódica risa camuflándose con el sonido del viento al atravesar los bosques, era un sonido tan especial que me sentía de la misma forma al poder escucharlo.

Edward me atrajo hacia él y pude notar como mi corazón latía desbocado, estábamos a escasos centímetros el uno del otro, pero cuando empezaba a imaginar donde nos llevaría eso, él se alejó ligeramente, dejando mis fantasías a medias, nos quedamos un rato en silencio hasta que no soporté la tensión y hablé

-         ¿Por qué me has traído aquí? – Él simplemente se alejó un poco más y sentándose en el césped me hizo un gesto para que me sentase a su lado, yo lo hice sin apartar la vista de él ni por un segundo, los rayos del sol le rozaban, lo que hacía que los lugares en los que su pies estaba expuesta brillasen, no pude evitar quedarme abstraída de nuevo ante su presencia.

-         Te he traído aquí porque quería hablar contigo – Yo sacudí ligeramente la cabeza para salir de mi estupor y le miré – Desde que te conocí siempre te he visto diferente, nunca he sido capaz de verte como a una más, como veo al resto de mi familia, cuando entraste en mi mundo me hiciste replantearme muchas cosas, me sentí abrumado, tu voz, tus gestos, tu mirada inocente… parecía que todo me atraía hacia ti, incluida tu sangre – Pude notar como el dolor invadía su rostro por unos segundos – Pero me decía  a mí mismo que no tenía sentido, no tenía ningún sentido que no pudiese dejar de mirarte o de pensar en ti, quería pensar que solo eras una más y traté de convencerme de ello para facilitar las cosas, pensé que simplemente era extrañeza por alguien nuevo, ya que hacía mucho tiempo que nadie había entrado a nuestras vidas desde que aparecieron Alice y Jasper, pero cuando vino Mai, me di cuenta de que no era así, no tuve ningún problema con ella, siempre fue una más pero tú – Pasó una mano por su pelo con nerviosismo – Tú seguías siendo diferente, seguías en mis pensamientos – Se acercó a mí ligeramente – He tratado de mantenerme alejado, juro que lo he intentado, pero no puedo, no puedo seguir alejándome de ti, solo de pensar en intentarlo de nuevo me siento desfallecer, te necesito a mi lado, quiero que estés a mi lado para siempre – Me miró fijamente a los ojos aguardando mi respuesta, pero yo no podía decir nada, había perdido la capacidad de hablar ante sus palabras por lo que me acerqué a él, disolviendo la distancia que nos separaba y uní mis labios a los suyos.

Pude notar como todo a mi alrededor desaparecía una vez más y solo estábamos él y yo, no había nada más, no existía nadie más, sus brazos rodearon mi cintura e hicieron que me recostase suavemente, el beso se fue intensificando y pude notar como un cosquilleo invadía mi estómago, de pronto noté que no podía parar, sentía como si nuestros cuerpos fuesen dos imanes y él me incitaba a acercarme más y más, hasta volvernos uno, giré nuestros cuerpos y acabé apoyada sobre él con una pierna a cada lado de su cuerpo, comencé a elevar mi camiseta y pude observar como él, con una mano a cada lado de mi cintura me observaba con deseo, la lancé a un lado y volví a sus labios, que tanto me atraían.

Levanté lentamente su camiseta mientras nuestras lenguas seguían jugando a un juego que aumentaba a la vez que nuestro deseo, toqué su dorso y me quedé maravillada ante su suavidad, tenía los músculos del abdomen muy marcados, no pude evitar posar mis manos sobre su dorso y pude comprobar como este vibraba ante mi contacto.

Acto seguido bajé las manos dispuesta a quitarle también los pantalones pero él se detuvo bruscamente y me alejó, dejándome como última imagen su mirada sedienta, completamente negra, acto seguido desapareció durante unos segundos para aparecer de nuevo en la otra punta del prado, no pude evitar observar sus ojos, completamente negros observándome con fiereza, realmente sentí miedo por unos segundos, él habló con voz entrecortada, parecía estar aguantando la respiración.

-         Es demasiado peligroso – Yo asentí lentamente y fui a coger mi camiseta, cuando me la puse, Edward vino lentamente hacia mí, lo cual hizo que la espera se me hiciese eterna

Nos quedamos charlando un poco más a una distancia prudencial hasta que pude observar como anochecía y Edward me llevó a casa, aunque seguía triste por lo ocurrido, no podía ocultar mi sonrisa al saber que Edward me quería, ¡Edward me quería y estábamos juntos! Aún me parecía increíble.

Al llegar, Edward vino conmigo hasta la habitación y se quedó velando mi sueño hasta que logré dormir, lo cual no fue fácil teniendo en cuenta la fuerza con la que latía mi corazón ante el pensamiento de que él me observase dormir.

No recordaba la hora a la que me había dormido pero al abrir los ojos pude observar que aún era de noche, miré hacia un lado y pude comprobar que Edward se había marchado, me levanté y asomé la cabeza por la ventana para descubrir asombrada a Alice, la cual parecía estar vigilando el recinto, como si estuviese custodiando la casa.

La llamé y esta me miró sorprendida, como si no me hubiese visto venir, le pedí que subiese y ella lo hizo, pero pude notar como sus nervios aumentaban, ya que no paraba de observar la ventana por la que había entrado.

-         ¿Qué pasa Alice? – Ella me miró y al momento apartó la mirada como si temiese mis palabras

-         Nada – Mentía, se notaba a la legua

-         Dime la verdad, por favor, si es algo mío tengo derecho a saberlo – Ella me miró comprensiva

-         Yo pienso igual pero como Edward se entere me va a matar

-         No pienso decírselo, no te preocupes por eso

-         Son Laurent y James – La miré atemorizada al recordarles – Van a volver

-         ¿Y que les trae aquí? – Pude notar como la voz se me quebraba levemente al terminar la frase

-         Vienen a vengarse de ti, quieren terminar “el juego” que empezaron contigo.

 

 

 


Hola, por fin hemos conseguido terminar este capitulo, nos ha llevado mucho tiempo y pedimos disculpas de antemano por ello, pero últimamente con los estudios y demás cosas nos es casi imposible poder sacar tiempo para escribir, ya que hasta ahora nos juntábamos para hacer esta tarea. Hemos pensado que quizá sea mejor cambiar nuestro modo de escritura para así conseguir escribir con mayor rapidez.

 

Esperamos que disfrutéis este capítulo tanto como nosotras y hacédnos saber con los comentarios como os gustaría que siguiese la historia.

 

Saludos :)

 

 

 

Capítulo 8: Corazón derretido (Mai) (Parte 2)

 
14435473 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10755 usuarios