LA NIÑERA

Autor: CarlieCullen
Género: General
Fecha Creación: 10/07/2015
Fecha Actualización: 02/03/2016
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 11
Visitas: 9377
Capítulos: 8

ISABELLA SWAN ES UNA JOVEN ESTUDIANTE DE GASTRONOMIA DE LA UNIVERSIDAD DE BOSTON. SU MADRE BIOLOGICA LA REGALÓ A LA FAMILIA BLACK CUANDO ELLA TENIA SOLO 5 AÑOS DE EDAD.

 

PARA AYUDAR A LA FAMILIA BLACK CON LOS GASTOS DE LA UNIVERSIDAD Y CON EL MANTENIMIENTO DEL HOGAR, ENTRA A TRABAJAR COMO NIÑERA DE LA FAMILIA CULLEN, UNA DE LAS MÁS PODEROSAS DE TODO BOSTON.

 

ISABELLA DESCUBRE QUE A PESAR DE QUE LA FAMILIA SE OBSERVA COMO LA FAMILIA PERFECTA, DESDE EL INTERIOR DE LA CASA TODO MUESTRA LAS CARENCIAS DE ESTA: UNOS NIÑOS MALEDUCADOS, UNA ESPOSA NEUROTICA Y UN MARIDO INFIEL, CON INICIO DE ALCOHOLISMO Y CONQUISTADOR POR NATURALEZA.

 

DURANTE SU ESTADIA COMO NIÑERA DE VERANO PARA LA FAMILIA CULLEN, ISABELLA SE VE INMERSA EN UN ROMANCE FUGAZ CON EL SEÑOR CULLEN, QUIEN CAE EN DEPRESION DESPUES DE QUE SU ESPOSA DECIDE ABANDONARLO. 

 

PERO COMO NO TODO ES COLOR ROSA, EL REGRESO DE UNA SEÑORA CULLEN DISPUESTA A RECUPERAR A SU FAMILIA TRUNCA TODOS LOS PLANES QUE ISABELLA HABÍA HECHO EN SU CABEZA, QUITANDOLE ASÍ LA ILUSION DE FORMAR UNA FAMILIA CON EL JEFE DE LA FAMILIA CULLEN.

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 2: CAPITULO 2

El día en que Maggie se fuera llegó, al igual que el día del partido de Tony. Edward ya no me había mostrado nada de su anatomía, pero aun me lanzaba algunas miradas un tanto extrañas que afortunadamente a todos pasaban desapercibidas.

 

— Jacob ira con nosotros a tu partido. Hoy es mi día de descanso le dije que iría a verlos. Leah estará trabajando con mamá en el local así que no podrá acompañarnos, pero la conocerás pronto— le dije a Anthony mientras conducía el auto que su padre me había dado. 

 

Anthony en verdad era bueno en lo que hacía, yo no entendía mucho sobre el tenis pero Jacob me lo explicaba lo mejor que podía.

 

Al término del partido los llevé a comer hamburguesas, Tony había ganado su partido y teníamos que celebrar. Su profesor habló conmigo acerca de una salida de Anthony hacia Los Angeles, un partido muy importante para él, tenía que hablarlo yo con Edward y luego traerle respuestas.

 

Dejamos a Jacob en casa, eran las cinco y yo tenía que preparar la cena para los niños, no era mi obligación, pero al ser su niñera debía cuidarlos de todo.

 

Edward estaba sentado en la sala, bebiendo mientras veía absorto por la ventana.

 

— ve a dejar tus cosas cariño, necesito hablar con tu papá— le susurré a Anthony, me obedeció y luego yo me acerque a Edward — ¿podemos hablar?— Edward apuró su copa y luego se puso de pie

 

— sígueme— lo seguí hasta su despacho y tome asiento cuando el me lo indicó — ¿Qué ocurre?— preguntó sentándose frente a mi en la sala de su despacho 

 

— el profesor de tenis me pidió que te pidiera permiso para que Anthony vaya a Los Angeles para un partido muy importante. Él es realmente bueno— 

 

— ¿el profesor?— preguntó alzando una ceja

 

— me refiero a Tony. Hoy ganó, deberías haberlo visto, fue impresionante— 

 

— ¿tuvo partido?— suspiré

 

— si. Y la verdad Edward, Tony te necesita, no a mi. El necesita que vayas a sus partidos, que lo apoyes— 

 

— estoy ocupado— 

 

— no los domingos. También creo que… tus hijos necesitan un mejor ejemplo, me refiero a que ellos estarían mejor si tú estuvieras sobrio al menos durante la cena. Al menos intenta que no se te note— 

 

— ¿Qué tratas de decirme?— se puso de pie y casi se cayó cuando lo hizo — ¿Qué no puedo cenar con mis hijos?— 

 

— solo piensa en la imagen que les estas dando, no te gustaría verlos en el estado en el que estás— me puse de pie dispuesta a salir pero ocurrió algo que yo ni siquiera pensé. 

 

No se como pasó, estábamos hablando y de un momento a otro me encontraba en sus brazos, rodeando su cuello y besando sus labios apasionadamente.

 

Sus manos ya habían entrado en mi pants y mi ropa interior cuando recuperé un poco de cordura, me alejé de él intentando no herirlo. No podía enojarme con Edward, porque yo había participado tanto como él en esto. Me sentía apenada por mi comportamiento.

 

— lo siento— me disculpé

 

— yo no. No lo hagas tu— me volvió a besar y sus manos volvieron a su anterior lugar

 

— Edward… debo ir a preparar la cena— lo frené. Se alejó de mí y asintió

 

— te veo en el comedor— 

 

Sentía mis labios levemente hinchados cuando llegue a la cocina. Jessica estaba picando verdura para la ensalada mientras Ángela preparaba pasta. Kate tenía su día libre y ella, a diferencia de mí, se iba a ver a sus padres.

 

Me encargue del postre, un increíble pastel de chocolate que había preparado esa mañana antes de irme con Tony al partido, también había hecho uno mas pequeño para mis amigos encargados de limpiar la casa.

 

Esperé en el comedor para que trajeran la cena, Tony, Renesmee y yo esperábamos cenar solos, hasta que Edward apareció. Se había dado un baño y parecía menos ebrio, le sonreí. Se sentó en su lugar habitual.

 

— niños, de ahora en adelante las decisiones que tome Bella serán respetadas. Tienen que obedecerla ya que ella tiene permiso para aplicar castigos— los niños asintieron en silencio.

 

Una vez que la cena llegó me encargue de servirla, Renesmee me miró molesta de nuevo por la cantidad en sus platos.

 

— Renesmee… estás creciendo, tu cuerpo necesita proteínas, además, ¿Cómo quieres tener curvas si no comes?— trate de ser tierna con ella, no supe si lo había conseguido, ella me sonrió

 

— ¿tu no comías? ¿O por qué no tienes un bonito cuerpo?— no mentiré, quise matarla en ese momento. Yo sabía perfectamente que no tenía las curvas de su mamá, pero no era fea, de eso estaba segura

 

— ¿Por qué eres tan estúpida?— le dijo Tony claramente molesto –oh ya, es que a tu cerebro no le llega sangre… me olvidaba, no tienes cerebro— 

 

— que imbécil eres Anthonto— le respondió Renesmee

 

— y tú una idiota Renesmierda—  

 

— ¡ya basta los dos!— alcé la voz –en la mesa no se discute y menos diciéndose esas groserías— los tres Cullen me miraron fijamente, Anthony bajo su mirada avergonzado

 

— perdón Bella— se disculpó mi niño

 

— pídele una disculpa a tu hermana y tu has lo mismo Renesmee— 

 

— perdóname Renesmee— 

 

— tu a mi Anthony— una vez que se pidieron disculpas me senté en mi lugar, o sea a la derecha de Anthony.

 

— ahora demos gracias a Dios por la comida. Cierren sus ojos por favor— en casa yo nunca dirigía la bendición de los alimentos, siempre eran Jacob o Leah, pero suponiendo en que casa estaba lo mas seguro era que ni siquiera hicieran eso –te damos gracias señor por los alimentos que has servido en nuestra mesa, bendícelos y multiplícalos por el mundo para que nadie sufra mas hambre. Amen— 

 

— amen— repitieron los Cullen. La cena se llevó a cabo en silencio, solo se podía escuchar el repiquetear de los cubiertos. Sorprendentemente, Renesmee se terminó todo.

 

Le hice una negativa a Edward cuando hizo el amago de tomar la botella de vino que estaba en la mesa, el bajó su mano.

 

— iré por el postre— dije cuando terminamos de cenar. En la cocina, mis compañeros de trabajo ya estaban partiendo su pastel, yo tome el que llevaría al comedor y regresé.

 

Los Cullen en la mesa sonrieron cuando vieron llegar el pastel, incluso Renesmee lo hizo. Sus ojos estaban brillosos y esperaban atentos a que yo terminara de servir el postre –le he puesto endulzante sin calorías para que puedas comerlo Renesmee— era mentira, pero ella al menos debía consumir mas calorías, estaba en los huesos. Renesmee me sonrió y me dio las gracias, algo que jamás creí que pasaría.

 

Renesmee y yo nos comimos una rebanada de pastel cada una, mientras que Edward y Tony se comieron dos.

 

Después de cenar me fui a mi habitación, quería darme un baño y dormir, aprovechando que Maggie ya no estaba y no habría peleas ni sexo en el piso superior.

 

Eran pasadas las once de la noche cuando escuche que la puerta de la habitación se abría, me senté y encendí una de las lámparas, aunque era innecesario puesto que ya sabía quien entraba.

 

— ¿Qué haces aquí?— le pregunté a Edward, quien iba vestido solo con su pantalón de pijama, se encogió de hombros

 

— pensé que…— 

 

— pensaste que ese beso había abierto un espacio en mi cama ¿no?— suspiró

 

— lo lamento Bella— asentí

 

— ven aquí— le ordené. Llegó hasta mi cama y lo volví a besar, sin importarme que fuera casado, o que fuera mucho mayor que yo –espera, espera— le pedí cuando sus labios bajaron a mi cuello. Me aparté de él y fui a cerrar la puerta con el pestillo, regresé a la cama para continuar con lo que habíamos comenzado.

 

Su comportamiento solo lo podía comparar con el de un animal hambriento, devoraba mis senos con tanta fuerza que me desarmaba haciéndome gemir levemente, no quería que toda la casa se enterara de esto.

 

— oh por Dios— alcance a decir antes de sentir su lengua en mi intimidad, rió soltando su aliento en mi humedad, haciéndome estremecer. Quería gritar (ahora entendía porque Maggie lo hacía, este hombre si que sabía lo que hacía) pero no podía hacerlo, mas bien no debía hacerlo, sería extraño para quien me escuchara ya que todos creían que estaba sola en mi habitación –mi turno— dije haciéndolo girar en la cama.

 

Metí su pene en mi boca, saboreando primero su cabeza mientras conectaba mi mirada con la de Edward, sonreí cuando jadeó.

 

— Ya Bella, ya— me estiré hasta mi bolso y saque de ahí un preservativo, siempre cargaba por si surgía una emergencia como ésta, pero en estos últimos meses ya no existían las emergencias para mi.

 

Le coloqué el preservativo ante su atenta mirada, lo acaricié una última vez antes de introducirlo en mí, gemimos al mismo tiempo y luego me incliné a besar sus labios.

 

Nos movíamos al compas, como si hubiera algo que nos hacia seguir el ritmo. Intentaba callar sus jadeos, pero al parecer era algo imposible para él. Me detuve y lo miré fijamente, el me miró confundido

 

— guarda silencio o nos descubrirán— nos giró en la cama sin despegar nuestros cuerpos y comenzó a dar lentas y profundas estocadas, provocando que mordiera mis labios para no gritar

 

— grita Bella, se que quieres hacerlo— 

 

— no— 

 

— Bella— parecía molesto, pero yo no iba a gritar — ¿ya mero? Estoy por venirme— 

 

— si, ya estoy en eso— toque mi clítoris y lo masajee en círculos, unas cuantas estocadas mas de Edward y me dejé ir, el me siguió al instante, dejando caer su cuerpo sobre el mio.

 

Continuó besando y acariciando mi cuerpo mientras yo intentaba tranquilizar mi respiración. 

 

— ¿tienes otro preservativo a la mano?— sonreí ¿en verdad no se cansaba? Me estiré de nuevo hasta mi bolso y saque uno de ahí, se lo entregue y esta vez fui yo quien lo observo mientras se lo colocaba.

 

Me giró sobre la cama y me penetro desde atrás, sin yo proponérmelo solté un gemido un poco alto, Edward rio y luego comenzó a moverse.

 

— ¿te gusta esto Bella?... Dime que es lo que sientes… como lo quieres nena— mordí la almohada para evitar gritar, escuchaba a Edward jadear y reírse en ocasiones de mis intentos por cubrir mis gemidos –grita un poco… aumenta mi ego… no dejaré de cogerte hasta que escuche un grito de tu garganta… vamos Bella, solo uno…— 

 

— …no…— 

 

— que terca… eres… espero que… oh… espero que tengas… mas… preservativos en tu bolsa mágica… la noche es larga— 

 

— como tu— diablos, no se ni de donde saque eso, me mordí la lengua al instante para no decir nada mas

 

— vamos Bella… se que puedes gritar— 

 

— puedo… hacerlo, pero… pero…— 

 

— ¿pero que?— preguntó aumentando la velocidad de sus movimientos, añadiendo también un circulo a la cadera –dímelo…— 

 

— no quiero… que nos escuchen— 

 

— bien, bien… mañana arreglaré eso— continuó con lo que estaba haciendo hasta que explotamos nuevamente, 

 

Edward se marcho después de dos horas, me sentía completamente exhausta.

 

Me desperté cuando sonó mi alarma, me di un baño para destensar mis músculos y poder caminar como la gente normal.

 

Durante el desayuno Edward estuvo más sonriente de lo que lo había visto en los días que llevaba aquí.

 

Después de desayunar y luego de que Edward se fuera a trabajar a la oficina le pedí a Renesmee que limpiara un poco su habitación porque esa niña era muy desordenada, me miró molesta

 

— no quiero— me respondió

 

— hazlo o no saldrás con tu tía Alice hoy, tu padre me dijo que tenían una salida planeada— me miró confundida

 

— ¿Cuándo te lo dijo? No recuerdo haberlo oído en el desayuno— me agarró con la guardia baja y al parecer algo distraída. Eso me lo había dicho la noche anterior mientras estaba entre mis piernas

 

— antes de desayunar hablamos sobre algunas reglas. Así que limpia tu habitación, no te llevará más de una hora— 

 

Obviamente la niña no me obedeció, y cuando menos lo pensé su tía Alice ya me esperaba en la sala, tuve que dejar de lado mi tarea de acomodo de libros en el despacho de Edward (me había pedido que lo hiciera también la noche anterior) para atenderla.

 

— me llevaré a Renesmee al centro comercial— me dijo con tono altivo, pero yo no me iba a dejar pisotear por esa mujer estúpida, mis palabras se respetaban, tal como lo había dicho Edward.

 

— no, no ha limpiado su habitación— dije mirando a Renesmee, quien estaba sentada al lado de su tía

 

— para eso existe la servidumbre, estoy segura de que tú puedes hacerlo— 

 

— escucha, yo estoy aquí para cuidar de los niños, así como para educarlos ya que están mal criados, así que yo digo que Renesmee no va a salir— 

 

— Edward ha dado permiso— apenas terminó su frase y un texto entro en mi celular

 

**permítele a Renesmee que vaya con Alice, te sacaran canas verdes antes de los 25. Quiero repetir lo de anoche, espero que puedas deshacerte también de Anthony, si es así me mandas un texto y te digo donde encontrarnos… EC**

 

— está bien, puedes ir. Pero tienes que regresar antes de la cena, y habrá castigo para ti— 

 

— si, como sea— ambas salieron y yo caminé de nuevo hacia el despacho de Edward, Anthony llegó unos minutos después ahí conmigo.

 

Me ayudó a organizar más libros, y era obvio que no se separaría de mí, así que le envié un mensaje a Edward

 

**Renesmee se fue, Tony me ayuda a acomodar tus libros del despacho no quiero deshacerme de él, te esperamos para la cena… B. **

 

Edward llegó para la hora de la cena, de nuevo estaba ebrio, aunque no tanto como otras veces. Renesmee y su tía llegaron después, cargadas de bolsas del centro comercial.

 

Alice cenaría con nosotros, así que puse un servicio al lado de Renesmee, justo donde Maggie se sentaba a cenar.

 

— ¿tengo que comerme todo esto?— preguntó cuando le serví su cena, ahora comprendía de donde Renesmee había sacado eso

 

— si quieres comerlo, bien, si no, también. Yo solo me encargo de los niños y su salud— le respondí un poco fría, esa mujer no me agradaba en lo mas mínimo

 

— pero quien…— comenzó a reclamar

 

— hermana, si quieres cenar con nosotros tienes que respetar lo que Bella dice sin preguntar ni renegar de ello— la interrumpió Edward, le sonreí un poco cuando nadie nos veía, él alzó sus cejas –Tony, da gracias a dios por la comida— sonreí, Edward aprendía rápido. Ya lo llamaba Tony, y ya pedía darle gracias a dios por la comida.

 

Al terminar de cenar me puse de pie, Tony, Renesmee y Edward, me sonrieron y esperaban ansiosos por el postre

 

— Renesmee, ¿recuerdas que te dije que habría un castigo para ti por no obedecerme esta mañana?— pregunté, no me gustaba hacerla sufrir, pero mis padres siempre me dijeron que era la manera de que un niño comprendiera algo

 

— si— respondió rodando sus ojos

 

— bien, puedes irte a tu habitación, no tendrás postre hoy— dije decidida. Sabía que me estaba comportando como la bruja mala del cuento, pero de alguna manera la haría entender.

 

— ¡¿Qué?!— exclamó sorprendida –pero Bella…— 

 

— ¿limpiaste tu habitación? Lo lamento Renesmee, pero para ganarse las cosas hay que sacrificar algo más. Solo tenias que recoger algunas cosas que estaban tiradas y acomodar otras, te llevaría solo una hora, lo lamento— Renesmee se puso de pie molesta, pero esta vez no conmigo, sino con Alice

 

— Gracias Al, me he quedado sin postre por tu culpa— le gritó

 

— es tu tía Renesmee, respétala por favor— le pedí. Su tía no me agradaba, pero era mayor que Renesmee, tenia que respetarla. Alice me miró sorprendida

 

— Bella, si quieres, yo le ayudo a mi hermana a limpiar su habitación mañana no le prohíbas el postre— ofreció Anthony, le sonreí. Era lindo que defendiera a su hermana y que abogara por ella

 

— ¿tu que dices Renesmee? ¿Aceptas la propuesta de tu hermano?— le pregunté, tampoco a mi me gustaba negarle el postre a un niño

 

— si, claro— respondió sonriendo. Si tuviera que describir a Renesmee en una palabra sería: BIPOLAR

 

Traje fresas con crema para el postre, hoy no había tenido tiempo para hornear un pastel.

 

Alice se despidió después de comer su postre, reuní a todos en la sala, era hora de tener una charla importante.

 

— ok. Renesmee, comprenderás que lo que hiciste no me ha gustado nada. Has salido porque tu papá dio permiso, pero yo había dicho que no podías hacerlo. No es que esté dando ordenes cariño, solo quiero que crezcas haciéndote a la idea de que tienes responsabilidades, cuando seas grande y tengas un trabajo no podrás hacer un berrinche porque no quieres hacer algo, porque ahí si te ordenaran hacerlo, ¿me comprendes?

 

— si Bella, lo siento— 

 

— está bien. Ahora, Tony— me miró confundido

 

— ¿yo?— 

 

— si Anthony Cullen, tu. Mira, me parece muy lindo que defiendas a tu hermana y abogues por ella, pero debes dejarla asumir las consecuencias de sus actos. La próxima vez que lo hagas le darás tu postre y tu no lo tendrás ¿ok?— 

 

— si Bella— me respondió apenado

 

— Edward— me miró frunciendo el ceño

 

— ¿me regañarás frente a los niños?— tenia que hacerlo, debía darle un poco de vergüenza al menos

 

— si, es lo justo. La próxima vez que llegues bebido, mejor vete directo a tu recamara, porque no habrá cena para ti. No es justo que yo intente corregir a tus hijos y tú sigas dándoles un mal ejemplo— se puso de pie y me alzo la voz

 

— es mi casa, yo puedo hacer lo que se me pegue la gana, tu no puedes ordenarme nada, no eres mas que una estúpida sirvienta a la cual puedo correr así— chasqueó sus dedos, me puse de pie

 

— le ahorro su despido, señor Cullen, renuncio— le grité en la cara.

Capítulo 1: CAPÍTULO 1 Capítulo 3: CAPITULO 3

 


 


 
14446204 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10762 usuarios