LA NIÑERA

Autor: CarlieCullen
Género: General
Fecha Creación: 10/07/2015
Fecha Actualización: 02/03/2016
Finalizado: NO
Votos: 2
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Capítulos: 8

ISABELLA SWAN ES UNA JOVEN ESTUDIANTE DE GASTRONOMIA DE LA UNIVERSIDAD DE BOSTON. SU MADRE BIOLOGICA LA REGALÓ A LA FAMILIA BLACK CUANDO ELLA TENIA SOLO 5 AÑOS DE EDAD.

 

PARA AYUDAR A LA FAMILIA BLACK CON LOS GASTOS DE LA UNIVERSIDAD Y CON EL MANTENIMIENTO DEL HOGAR, ENTRA A TRABAJAR COMO NIÑERA DE LA FAMILIA CULLEN, UNA DE LAS MÁS PODEROSAS DE TODO BOSTON.

 

ISABELLA DESCUBRE QUE A PESAR DE QUE LA FAMILIA SE OBSERVA COMO LA FAMILIA PERFECTA, DESDE EL INTERIOR DE LA CASA TODO MUESTRA LAS CARENCIAS DE ESTA: UNOS NIÑOS MALEDUCADOS, UNA ESPOSA NEUROTICA Y UN MARIDO INFIEL, CON INICIO DE ALCOHOLISMO Y CONQUISTADOR POR NATURALEZA.

 

DURANTE SU ESTADIA COMO NIÑERA DE VERANO PARA LA FAMILIA CULLEN, ISABELLA SE VE INMERSA EN UN ROMANCE FUGAZ CON EL SEÑOR CULLEN, QUIEN CAE EN DEPRESION DESPUES DE QUE SU ESPOSA DECIDE ABANDONARLO. 

 

PERO COMO NO TODO ES COLOR ROSA, EL REGRESO DE UNA SEÑORA CULLEN DISPUESTA A RECUPERAR A SU FAMILIA TRUNCA TODOS LOS PLANES QUE ISABELLA HABÍA HECHO EN SU CABEZA, QUITANDOLE ASÍ LA ILUSION DE FORMAR UNA FAMILIA CON EL JEFE DE LA FAMILIA CULLEN.

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Capítulo 1: CAPÍTULO 1

Estudiaba gastronomía y comenzaría mi último año, por lo que los gastos aumentaban. Desde los 5 años vivía con la familia Black, que ahora es como mi familia, mi madre me había dejado a cargo de Rachel Black, mi madre adoptiva, y ya no había regresado por mí, por lo que los Black se hicieron cargo de mi educación y todas mis necesidades. Éramos una pequeña familia, solo mi papá Billy Black, mi mamá Rachel Black y yo, Isabella Swan. Algunos años después se agregaron Jacob, que era menor que yo 8 años y Leah quien era menor 12 años. Al ir creciendo la familia, los gastos también lo hicieron. Mis padres invirtieron mucho dinero en la ampliación de la casa para que pudiéramos vivir como una familia decente, también en escuela para sus tres hijos y abrieron un local de venta de antigüedades en el que nos iba regularmente bien, nunca sabes donde hay un loco que quiere comprar una colección completa de muñecas de porcelana de las mas horribles del mundo.

 

En fin, llegaron las vacaciones de verano y yo me propuse buscar un empleo para ayudar a mis padres un poco. Jacob y Leah estaban tristes pues no podría estar en estas vacaciones con ellos, pero comprendían las razones por las que tenia que estar lejos de ellos ahora, después, cuando me graduara de la universidad podríamos pasar muchos veranos juntos.

 

— cuiden de mis papás, ¿ok? Vendré a verlos el domingo, según el señor Cullen ese sería mi día de descanso— les dije a mis hermanos mientras subía mis maletas al taxi que me llevaría a la casa Cullen.

 

— cuídate también tu Bells— me dijo mi hermana mientras me abrazaba. Ni Leah ni yo éramos muy amantes de dar demostraciones de afecto, pero creo que en estos momentos nos ganó el sentimiento a las dos.

 

Me despedí de mis hermanos y mis padres y luego me marche hacia mi nuevo trabajo, iba muy nerviosa y en cualquier momento comenzaría a morderme las uñas.

 

Aún no se me iba la impresión de la primera vez que llegue a esta casa, era de tres plantas, el jardín frontal tenía un empedrado por donde entraban y salían los coches, amplias áreas verdes con arbustos floridos y algunos sauces llorones. Por dentro era aun más impresionante que por fuera: piso de mármol, lámparas de araña muy elegantes, pinturas y retratos por doquier. La escalera que llevaba a la segunda y tercera planta estaba completamente alfombrada, los barandales eran de madera pulida y barnizada, con algunos adornos que se tenían que observar de cerca para saber a ciencia cierta de que se trataba.

 

Cuando hice mi entrevista de trabajo con el señor Cullen solo pasé a su despacho, por lo que no pude ver más que la sala, la escalera y el despacho del señor Cullen.

 

Su despacho era una combinación de color rojo con dorado, muy elegante. Al entrar podías encontrarte a la derecha con una pequeña sala conformada por sillones de piel, una mesita de centro y tras un sillón había un mini bar. A la izquierda estaba un amplio librero, junto a él estaba una repisa en donde había algunos trofeos y reconocimientos. Su escritorio era de caoba, o eso pienso yo, tenía sobre él una fotografía de sus hijos, papeles y bolígrafos, también un portátil de los más modernos.

 

Entre por la puerta de servicio, tal como me lo había indicado el señor Cullen, me encontré con algunas chicas por los pasillos, quienes se presentaron como Ángela, Jessica y Kate. Me indicaron donde podía dejar mis maletas y luego Ángela me acompañó hacia el jardín trasero, en donde toda la familia Cullen tenía un día familiar.

 

Cruzamos una puerta de cristal hacia el amplio patio trasero, en donde había diez personas, los mayores estaban alrededor de una mesa redonda y un niño y una niña estaban en la alberca. Tenían un perro lanudo, que corrió hacia Ángela y hacia mi… me asuste, los perros me dan miedo.

 

— no te asustes, su nombre es Max, es muy juguetón, se ve muy grande pero en realidad no tiene mas que cinco meses— me sonrió Ángela, yo aun no podía dejar de mirar a aquel animal

 

— es enorme— 

 

— ven— la seguí mientras ella empujaba un poco al perro para que avanzara también, nos detuvimos cerca de la mesa donde todos estaban –señor Cullen, la señorita Swan ya está aquí— el señor Cullen se giro a vernos y me dedicó una amplia sonrisa, le sonreí por cortesía y luego lo vi ponerse de pie. Casi se cayó puesto que ya estaba ebrio, lo que me llevó a pensar que quizás era su estado diario.

 

— oh, señorita Swan, que bueno que ya está aquí. Familia, ella es Isabella Swan, a quien contraté para que cuide de los niños, estudia gastronomía aquí en Boston, por lo que creí que era la mejor opción para los niños. ¿Qué te parece Maggie?— preguntó a su esposa. La mujer me escaneo de pies a cabeza, me sentí incomoda y descubrí lo que sienten los productos del supermercado cuando les revisan sus códigos de barras. Ok, no, mal chiste, no puedo explicar como me sentí.

 

No solo pude sentir la mirada de Maggie, sino también de una rubia que estaba embarazada y de una chica castaña con su cabello largo.

 

— perfecta. Bien Isabella, puedes ir a la cocina con los demás empleados, por ser la niñera de mis hijos cenaras con nosotros en el comedor, la cena es a las ocho, se puntual por favor— Maggie parecía ebria también, ya arrastraba las palabras. Asentí y cuando me iba a girar sentí la mano de Edward rodearme la cintura.

 

— no seas descortés Maggie. Mira Isabella, ella es mi esposa Margaret Cullen, prefiere que le digan Maggie, mis hijos Anthony y Renesmee están en la alberca, mis padres Carlisle y Esme, mis hermanos, Emmett y Jasper y sus respectivas esposas, Rosalie y Alice— me removí con sutileza de su abrazo, me sentía bastante incomoda al percatarme de las miradas asesinas que Maggie, Rosalie y Alice me estaban regalando.

 

— mucho gusto— dije dirigiéndome mas bien a la madre de Edward, sus hermanos estaban sonriendo como idiotas, al igual que su padre

 

— el gusto es nuestro, Isabella— me respondió Esme

 

— con permiso, iré a… la cocina— fue el único lugar al que se me ocurrió ir. Ángela me había dejado en cuanto anuncio mi llegada, por lo que tuve que marcharme sola de ahí.

 

— pudiste presentarla sin tener que abrazarla— le reclamó Maggie a Edward, solo escuche la risa de este y los murmullos de las conversaciones nuevamente.

 

Ayudé a preparar la cena mientras las chicas me ponían al corriente de todo lo que ocurría dentro de esa casa, su pasatiempo favorito era hablar de la familia Cullen.

 

— la señora se va de viaje de negocios a Irlanda, pero no puede llevar a los niños. Verás, ella dirige algunas empresas que le dejó su padre, claro que el señor no ha querido fusionarlas con las de él— me informó Kate. Esa era la razón por la que Edward me había contratado los dos meses de las vacaciones de verano.

 

— para mi que tiene un amante. ¿Qué le costaba llevar a los niños? Ya son grandes, se supone que saben comportarse— opinó Jessica

 

— pues solo se supone, porque ya ves que son unos demonios, en especial Renesmee… si fuera mi hija ya la hubiera matado a cachetadas— le respondió Kate, todas reímos por eso.

 

Para la hora de la cena fui al comedor, en donde ya iban llegando los cuatro Cullen, afortunadamente no estarían mas que ellos, no me sentiría a gusto si tuviera que cenar rodeada por los demás también.

 

La cena fue un completo desastre, o eso pensé yo. Maggie hablaba por celular mientras cenaba, Edward seguía bebiendo y los niños se decían groserías el uno al otro; Renesmee ni siquiera tocó la comida. En ese momento pensé que cuidar de esos niños supondría una tarea casi imposible, sobre todo con el ejemplo que sus padres les daban.

 

Me di un baño antes de dormir, afortunadamente tenia un baño en mi habitación, la cual tenia solo una cama, dos mesitas de noche, un closet en el cual guardé mi ropa y el baño, nada mas que necesitara con urgencia.

 

Le envié un texto a Jacob, siempre que nos encontrábamos lejos solíamos estar comunicados.

 

**si papá y mamá creen que tu, Leah y yo somos un desastre en la mesa deberían venir a esta casa pff… B. **

 

Su respuesta tardó en llegar, últimamente mi hermano recibía textos de algunas chicas de su escuela con las que salía, si… ALGUNAS CHICAS.

 

**así son los ricos hermana. Suerte en ese infierno… ISJ **

 

** ¿Qué es ISJ?... o.O B. **

 

**irresistiblemente sexy Jacob… ISJ ** 

 

Me reí. Mi hermano apenas comenzaba a embarnecer, y aunque me costara admitirlo era todo un rompecorazones, no había día en que no aparecieran notas de sus admiradoras en la puerta de la casa.

 

**yo diría idiota, soñador, Jacob jajaja. Voy a dormir, mañana comienza mi tormento, te quiero mucho y te mando un beso enorme… B. **

 

**eso no fue gracioso. Descansa, también yo te quiero… ISJ**

 

Apague las luces y me cubrí con las mantas, dispuesta a dormir hasta el día siguiente. 

 

Diez minutos después comencé a escuchar pláticas un poco subidas de tono, y no me refiero a esos temas incómodos, sino a que el tono de su voz estaba un poco subido… ¿un poco? Tenían todo el volumen arriba. Los señores Cullen estaban discutiendo.

 

— ¿y a donde vas ahora?— preguntaba Maggie claramente molesta

 

— saldré con los chicos a un bar— le respondió Edward

 

— ¡has bebido toda la mañana!— gritó Maggie

 

— voy a salir con mis amigos Maggie, no tardaré mucho

 

— seguro vas con una zorra de esas que te gustan, como la tal Isabella— abrí la boca ofendida, ¿yo que tenía que ver en esa discusión?

 

— ¡no sabes lo que dices Margaret!— le gritó Edward, al menos no había dicho que yo era una zorra

 

— ¡¿Qué no se lo que digo?! ¡Tienes mordidas en tu cuello, mordidas que yo no te he hecho porque hace mas de un mes que no me tocas!— 

 

— pues si, voy a ver a otra mujer, voy a coger con ella toda la noche ¿contenta? ¿Te gusto esa respuesta?— y hasta yo sabría la respuesta, claramente a ninguna mujer le gustaría que su marido le dijera que va a buscar a alguien mas.

 

Llevaban más de cinco minutos en silencio, por lo que pensé que Edward ya se había marchado y ahora podría descansar. Pero… error nuevamente. Comencé a escuchar jadeos y gemidos por lo que me cubrí la cara con la almohada. Hacía mas de cinco meses que no tenía relaciones con nadie, y escuchar a alguien haciéndolo no me dejaba muy bien que digamos… esta abstinencia obligatoria me estaba matando día con día, ya ni siquiera podía ver una película en la que los besos estaban presentes… ¿si me explico?

 

No supe en que momento me quedé dormida, ignorando aquellos gemidos y los gruñidos de Edward. Cuando desperté, mi alarma aun no timbraba, así que me puse de pie y la desactivé. Me di un baño y luego caminé hacia la cocina para preparar el desayuno de los niños. Avena, cereal con leche, fruta, tostadas con mermelada y jugo de naranja, si fueran mis hermanos les hubiera preparado algo mas, pero a ellos solamente necesitaba mantenerlos fuertes durante el día, no me importaba si crecían o no.

 

En el comedor, Renesmee me lanzo una mirada de asco, quise devolvérsela pero recordé que yo no tenía su edad y que era su niñera.

 

— ¿esperas que me coma esto?— me preguntó. Sus gestos eran idénticos a los de su madre, por lo que sentía mi odio incrementarse… algo que no era bueno.

 

— espero que lo hagas— confirme

 

— claro que no, tengo 12 años, pronto 13, comienzo a crecer y quiero estar delgada y bonita como mamá… quiero tener curvas, no como tu— me hirieron sus palabras, y mi lado malvado pensó en engordarla como cerdito a propósito, pero logre controlarme un poco, o eso creo.

 

— comete solo la fruta Renesmee, hoy me acompañaras de compras— le dijo Maggie lanzándome una mirada acida.

 

— no, Margaret. Isabella sabe por que les da ese desayuno a los niños. Supongo que eso lo viste en la escuela ¿no Isabella?— Edward me defendió. Al menos ahora no estaba ebrio y no me había abrazado frente a su esposa

 

— si. Los niños de esa edad necesitan comer bien porque es cuando mas se necesitan las proteínas— si, aunque pensándolo bien ahora quería dejarlos sin comer hasta el fin de las vacaciones, en especial a esa mocosa malcriada.

 

— quédate con tu especialista. Renesmee, vámonos, desayunaremos en otro lugar— Maggie y Renesmee se marcharon y me dejaron con los hombres Cullen, me sentía un poco molesta.

 

— vamos a desayunar Isabella— me pidió Anthony. Asentí y lo vi comenzar con su avena.

 

— yo desayunaré en la oficina. Anthony, ¿me traes mi portafolios? Está en mi estudio— Edward se puso de pie, también yo lo hice

 

— claro papá— Anthony se marcho y luego Edward caminó hasta mi lado

 

— mi hijo tiene clases de tenis hoy ¿podrías llevarlo? En el garaje hay un auto que destiné para ti, dile a Joseph que te lo muestre… o si quieres te lo muestro yo— lo miré sorprendida, el estaba sonriendo descaradamente

 

— ¿disculpe?— 

 

— el auto señorita Swan. Pero si quiere que le muestre otra cosa, espéreme despierta esta noche y le daré una visita rápida— su propuesta me dejó en shock, él solo estaba sonriendo. Anthony regresó con el portafolios y después tomo su asiento de nuevo –Isabella te llevará a tus clases hoy hijo, pórtate bien— 

 

— si papá— 

 

— nos vemos señorita Swan— 

 

— Bella— ahora el sorprendido era él –llámeme Bella, mi familia y amigos me llaman así— asintió

 

— bien. Tu puedes llamarme Edward, como dos viejos amigos— asentí.

 

Llevé a Anthony a su escuela de tenis, tomaba cursos los veranos y era realmente bueno. El profesor me comentó que tendría un partido amistoso con un chico de Colorado, y pensó que Anthony se sentiría mejor si yo lo acompañaba ya que su familia nunca venia.

 

Sentí lastima por el chico. Era casi de la edad de Jacob y necesitaba más que nunca a su familia… en que familia le tocó nacer.

 

Cuando terminó su practica regresamos a casa, no tenia orden de llevarlo a ningún lugar, tampoco me lo prohibían, pero no tenia ganas de paseos.

 

Se disculpó por la conducta de su madre y su hermana, alegando que era la compañía de sus tías la que influenciaba en ellas. Le comenté que yo lo acompañaría a su próximo partido y se alegró en verdad, sus ojos brillaban más que de costumbre.

 

— ¿puedo llamarte Tony?— 

 

— si, seguro Bella— 

 

— bien Tony, ¿vamos por un helado?— 

 

— de chocolate por favor— 

 

Comimos helado en el parque, en donde me preguntó acerca de mi familia, quiso que les presentara a mis hermanos, pero ya era un poco tarde y teníamos que regresar para la comida.

 

Llegamos a casa y nos encontramos con la noticia de que Maggie y Renesmee comerían en la casa de los abuelos, y Edward lo haría con unos socios.

 

Preparé algo rápido y luego Anthony y yo salimos al patio trasero en donde hicimos un picnic.

 

Pero como no todo en el día era perfecto, no tuvimos que esperar mucho para la siguiente pelea, que se llevó a cabo durante la cena.

 

Renesmee de nuevo estaba molesta por la cantidad de comida que le serví, Maggie también estaba molesta y me gritó que no quería que su hija se pusiera como un cerdo… ding, ding, ding, dio con mi objetivo.

 

— ¡contraté a Isabella porque ella sabe lo que es mejor para los niños, si ella dice que Renesmee debe comer esa cantidad de comida entonces es porque es así!— le respondió Edward en un grito, Maggie se puso de pie

 

— ¡quédate con ella si tanto te gusta!— se marcho a su habitación y todos nos quedamos en silencio.

 

Ya sabía yo que su enojo no duraría mucho, solo bastaba con que su marido fuera después y tuviera sexo con ella para que fuera feliz. Al parecer era la única manera en que Edward podía callarla.

 

No me fui a mi habitación hasta bien entrada la noche, no me apetecía escuchar aquel espectáculo. Caminé hacia mi habitación dispuesta a irme a dormir, cuando de pronto alguien me cubrió la boca.

 

— ¿me esperabas Bella? Venga, vamos a tu habitación— con gran facilidad, Edward me empujo hacia mi recamara, no sabía si era porque tenia mucha fuerza o porque en realidad yo no estaba poniendo de mi parte para evitar que llegara hasta ahí conmigo. Cuando entramos soltó mi boca y yo corrí a encender las luces –no creí que fueras a esperarme despierta— 

 

— no lo hacía, simplemente no quería escuchar su apasionante noche de sexo, porque por si no te has dado cuenta, todo lo que hacen ahí arriba— dije alzando mi dedo índice hacia el techo –se escucha aquí abajo— sonrió y dio un paso hacia mi

 

— ¿y te gusta lo que escuchas Bella?— 

 

— digamos que puedo verlo en una película porno. Necesito dormir Edward, buenas noches— 

 

— te dejo una imagen para que tengas que rentar una película porno— bajó su pantalón de pijama y me mostro su pene. Me asombré, si que lo hice. Era increíblemente grande y grueso, sin asquerosas venas marcadas. Se tenso un poco con mi escrutinio y lo volvió a guardar, lo miré al rostro, estaba levemente sonrojado

 

— gracias Edward. Hasta mañana— 

 

— ¿tu no me mostrarás nada?— preguntó regresando a su color natural

 

— no, yo no tengo tiempo para esas estupideces— 

 

— se que te gustó Bella, y cuando lo tengas dentro tuyo te va a gustar mas— salió de mi habitación sonriendo y me dejé caer en la cama.

 

Cerré la puerta con el pestillo antes de que se le ocurriera regresar, porque yo no iba a impedirle que me hiciera lo que quisiera.

 

Capítulo 2: CAPITULO 2

 


 


 
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