Resident Geek (+18)

Autor: Fanfiction Addiction
Género: Romance
Fecha Creación: 09/09/2014
Fecha Actualización: 13/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 3
Visitas: 8828
Capítulos: 6

"Porque aquí entendemos tu adicción"


PDF Escrito en las Estrellas:

https://www.dropbox.com/s/0nnc26ec8d9o4k5/ENLE.pdf

PDF Primero y Diez:

https://www.dropbox.com/s/naqp0hikp5t5zy3/PRIMEROYDIEZ55.pdf

 

El Geeky Edward piensa que no tiene absolutamente ninguna oportunidad con la hermosa y popular Bella Swan. ¿Está en lo cierto, o será una de las muchas chicas que piensan los frikis son los mejores amantes?

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 3: RG3

Resident Geek

By: cdunbar

Traducido por: Noe Vazquez (FFAD)

Beteado por: Marta Salazar (FFAD)

www . facebook groups / betasffaddiction

Canción para este capítulo "Underneath it all" de Gwen Stefani:

Hay momentos en los que quiero algo más

Alguien más parecido a mí.

Hay momentos en los que este ensayo general

Parece incompleto.

Pero, tú ves los colores en mí como nadie más

Y tras tus gafas oscuras tú eres…

Tú eres algo más

Anteriormente en Resident Geek – EPOV:

"…mientras comencé a caminar hacia él, sentí una ligera presión en mi brazo, como si alguien hubiese puesto su mano allí, y después una explosión de cálido aliento en mi oído, justo antes de escuchar una voz suave, cantarina."

BPOV

—¿No te conozco? —le pregunté tan en voz baja como pude sobre el rugido de la música y la atmósfera fiestera, justo antes de respirar su aroma aunado al muy necesitado aire. Oh, Dios. Olía tan bien como parecía. No creí que eso fuese posible.

Tampoco había creído que era posible que estuviese a punto de hacer lo que planeaba hacer, así que a la luz de eso, supongo que cualquier cosa es posible.

Me eché un poco hacia atrás mientras su cara se balanceaba alrededor de la mía para que nuestras cabezas no chocasen, y sus hermosos ojos verdes se abrieron tras esas lindas gafas de empollón que llevaba mientras me miraba.

Dios, era guapísimo. Si me lo permitiese, estaría mirándole todo el día, en serio.

¿Qué pasaba con las gafas que intensificaban lo buenorro que ya era un tío de por sí?

Esto parecía ser una de esas cosas extrañas que suceden en la naturaleza, porque se supone que las gafas atenúan el efecto que los ojos de una persona tienen en ti. Y las "geekenizan" por así decirlo. Pero en realidad era como añadirle gasolina a un fuego. Al menos así era para mí.

Mi fascinación por los hombres que usan gafas probablemente se remonte a "Lois y Clark: las nuevas aventuras de Superman". Dean Cain era un auténtico bombón en la vida real, pero cuando ponías un par de gafas al chico, instantáneamente se duplicaba su sex-appeal. Por supuesto, yo era una preadolescente cuando echaban la serie, así que no aprecié completamente su hermosura hasta que fui más mayor. Pero solo porque era joven en ese momento no lo hace menos cierto.

Aún puedo recordar pensar mientras veía esa primera temporada: "¿Por qué Lois está por Superman? Clark está diez veces más bueno que él y está dispuesto a estar con ella".

Sí, sabía que Clark y Superman eran la misma persona. Pero uno era accesible, adorable y un poco ñoño; mientras que el otro era poco amigable, caprichoso, y de forma irritante le daba señales contradictorias todo el tiempo. A mi parecer no había comparación.

Quizás el problema era la incapacidad de Lois de ver más allá de la licra ajustable que estaba perfectamente envuelta alrededor del musculado cuerpo de Superman. De modo que ella no podía molestarse en mirarle a la cara y ver todo eso por sí misma.

Francamente, el look musculado no me va. A mi amiga Rosalie le encanta un chico guapo y musculado, pero a mí me gustan los hombres un poco más delgados y enjutos.

Como Edward.

Aunque hay algo más en él que su aspecto, o el cabello castaño cobrizo desarreglado que parece tan suave que quiero pasar mis dedos por él y después agarrarlo para no dejarlo ir jamás.

No, había algo más acerca del mismo Edward que me atraía hacia él. Algo que me había hecho interesarme en él esa primera vez que nos vimos el uno al otro ayer. Como un sonido de campanas en el fondo de mi mente que se había conectado cuando le conocí, haciéndome notar su presencia en la habitación completamente y pensar en él todo el día.

Era el mismo sonido de campanas que escuchaba ahora, que había escuchado desde el momento en el que él había entrado en esta casa y lo había localizado, en toda su gloria geek. No parecía estar muy cómodo aquí y no sabía qué le había hecho decidirse a venir. Pero me alegraba de que lo hubiese hecho.

Y, antes de pensar por completo mi plan y qué pasaría si él se rehusaba, caminé hacia él, acercándome mucho, y dije la frase más tonta jamás dicha.

Pero ya estaba aquí. Sería mejor ir por ello, ¿verdad?

—Si te pido que hagas algo, ¿lo harías? —le pregunté, rogando para que dijese que sí. En realidad no conocía a otros chicos aquí, no es que quisiese preguntárselo a nadie más. Era solo que había algo en Edward en particular que me hacía sentir segura. Como si él no fuese a dejar que nadie me hiciese daño.

Nuestras caras estaban separadas por solo unos centímetros, así que vi cada emoción por la que pasó mientras procesaba mi pregunta —asombro, consternación, incertidumbre y luego determinación—. Asintió y me acerqué tanto que nuestras mejillas casi se tocaban, mientras mi mano subió por su brazo.

Su sorprendentemente tonificado brazo.

—¿Te harías pasar por mi novio durante los próximos cinco minutos?

Había planeado continuar con una explicación, pero mi cerebro dejó de funcionar y terminé jadeando ligeramente cuando sentí su mano sobre mi cadera. La calidez era deliciosa. Y eso era con una capa de ropa puesta.

Imagínate cómo sería sin ella, fue un pensamiento aislado, e involuntariamente, mi ritmo de respiración se aceleró en respuesta a las imágenes que ahora pasaban por mi mente.

—¿Qué necesitas que haga? —Le escuché decir, su aliento acariciando mi mejilla. Su aterciopelada voz me derritió antes de que el alivio me inundase por sus palabras. Él iba a continuar con mi plan.

Gracias Dios por los pequeños milagros.

—Bésame. —Tomé aire antes de apartarme y mirarlo directamente a los ojos. Los ojos de Edward ya eran hermosos tras esas gafas y tenía la sensación de que si se las quitaba, el efecto total me dejaría incoherente.

Pareció estar estupefacto por un momento y perdí la esperanza durante un segundo; había ido muy lejos. Pero entonces, muy despacio, se acercó más a mí hasta que sus labios acariciaron suavemente los míos.

En ese segundo sentí la electricidad atravesarme desde mi boca hacia los dedos de los pies, haciendo que se curvasen dentro de mis zapatos. Después de eso, estaba perdida.

No hizo ningún movimiento por profundizarlo, pero ese ligero contacto fue suficiente para que percibiera el chisporroteo del calor sexual en el aire que me rodeaba, haciéndome sentir insoportablemente caliente. Esperaba que él sintiese lo mismo porque apestaría si esto era solo por mi parte.

Fui incapaz de detenerme a mí misma de recorrer su cabello con los dedos de mi mano libre. Era tan sedoso y suave. Mucho más de lo que parecía ser a un observador desde fuera. Su cabello había sido hecho para ser tocado.

Nunca había sentido nada como esto antes, incluso aunque fuese un beso muy casto. El tiempo se detuvo para mí mientras estábamos de pie en medio de una fiesta embravecida.

Quería más de él. Quería tanto más, que de alguna forma me asustó, porque nunca me había sentido así por un chico antes. Además, no quería asustarlo más de lo que ya lo había hecho con esta petición.

Así que, de forma reluctante, me aparté y quité mi mano de su cabello.

Edward me miró con fuego en sus ojos y estaba respirando con tanta dificultad como yo. Me emocionó más allá de las palabras el que yo también le hubiese afectado. Me dio esperanza de que quizás ese "más" que mi mente estaba gritando pudiese ocurrir. Si jugaba mis cartas correctamente.

Pero ahora mismo, necesitaba atenerme al plan.

—¿Hay un chico grande y moreno con el pelo negro liso tras de mí mirándonos ahora mismo? —pregunté, un poco más sin aliento de lo que esperaba estar.

Él elevó una ceja como preguntando, pero movió rápidamente sus ojos sobre mi hombro y luego asintió levemente en respuesta.

—¿Parece enfadado?

Tenía que saberlo. Si iba a haber una confrontación, necesitaba sacar a Edward de aquí tan rápido como fuese posible.

—No. Se ha ido —dijo Edward, deteniendo su mirada de nuevo en mí.

Le sonreí, una sonrisa llena de mi gratitud por ayudarme y de mi deleite por haber tenido el coraje de apartarme de mi norma y pedirle que me besara. No solo me había hecho sentir segura, sino de alguna manera había elevado mi nivel de valentía y autoestima.

Alice iba a estar tan orgullosa de mí.

—¿Ese era tu novio? —preguntó, algo parecido al nerviosismo se enlazaba en sus palabras.

—No. Sólo un admirador no deseado —repliqué, tratando de averiguar la mejor forma de salir de aquí acompañando a Edward. Había demasiado ruido para hablar apropiadamente y demasiada gente para mantener una distancia cómoda entre uno y la persona con la que estaba hablando.

No es que me importara estar tan cerca de él mientras hablábamos. Si pudiese hacerlo a mi gusto, estaría así de cerca de él todo el tiempo.

—Así que… —Comenzó, obviamente incómodo. O quizás es que no sabía qué decir. Dudaba que este tipo de cosas le pasasen todos los días, incluso aunque estaba segura que a un puñado de chicas que conocía les encantaría copiar mi idea y probarla con él.

Oh, Dios. Pensar en otras chicas me había hecho preguntarme… ¿Tenía novia?

Mi estómago se contrajo ante el pensamiento, y mi cara debió reflejar mis súbitas náuseas porque preguntó: —¿Estás bien?

Respira, Bella, me recordé a mí misma. Simplemente toma un par de respiraciones profundas y estarás bien.

—Sí, estoy bien. Pero esta música está muy alta. ¿Quieres salir de aquí? —pregunté, rezando una vez más para que dijese que sí.

Se mordió el labio inferior del modo más adorable jamás visto, meditando su respuesta. Quise besarle de nuevo. Aunque no cualquier beso. Quería atacarlo, lanzarlo contra una pared en algún lugar y nunca soltarlo para tomar aire.

Por favor, di que sí, por favor. Di que sí, por favor, di que sí.

Capítulo 2: RG2 Capítulo 4: RG4

 


 


 
14447866 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10763 usuarios