Bella POV

Aún no podía creer nada de lo que me ocurrió esta semana. De repente mi vida dio un giro de 360°. Y no me estaba quejando, es uno de los épocas de mi vida.

En primer año de secundaria, empecé a salir con Mike Newton. Un chico un año mayor. Nos conocimos por Emmet, ya que eran compañeros de proyecto. Ese día Mike y Emmet estaban trabajando juntos en la casa de este último. Yo técnicamente vivía ahí. Esa tarde estaba hablando con Alice cuando lo vi. Me quedé atontada con sus ojos que eran de un profundo azul. Sacándome de mi estado catatónico Emmet nos presentó. Hablábamos todos los días, venía a visitarme a mi casa y luego de dos meses me pidió para que sea su novia. Encantada le dije que sí.

En un principio estando con él lo veía todo color rosa. Se llevaba medianamente bien con mis papás, siempre pensé que su relación era así porque estaban celosos. Y siempre me divertía y me sentía bien estando con él.

A medida que avanzaban los meses Mike empezó a comportarse distante. Nunca entendí ese repentino cambio de actitud conmigo. Se lo preguntaba cada vez que nos veíamos. Me hablaba de una manera cortante, y en ocasiones, no lo hacía. Toda oportunidad se lo preguntaba por qué me trataba de esa manera, a lo que me respondía que estaba siendo paranoica y que nada malo pasaba. Hubo días en los que no nos veíamos porque decía que estaba cansado de tanto estudiar, y lo poco que nos veíamos terminábamos discutiendo y yo llorando toda la noche. Un día, me cansé. A mi misma de dije “Basta Bella”. Creía yo que no había hecho nada malo como para que estemos así.

Hablé con mi mamá para que me aconseje y lo que me dijo fue “Bella, yo noto que no te está haciendo bien-y no era la primera que me lo decía- casi no ves a tus amigos. Creo que lo mejor es cortar con la relación por lo sano”. Pensé muchísimo en el consejo que me dio mi mamá. También se lo comenté a Alice y estaba de acuerdo con mi madre. Así que decidí en terminar con Mike si él no cambiaba.

Al día siguiente de haber tomado esa decisión, no habíamos hablado en todo el día, ni me contestaba los mensajes. Alice me dijo que una chica del equipo de porristas hacía una fiesta en su casa, y que ella y Emmet iban a buscarme para ir. Pedí permiso a mi mamá y accedí. Tenía ganas de distraerme y no pensar en el problema de Mike.

Ya de noche Alice y Emmet vinieron por mí. En el camino me divertí bastante por las ocurrencias de Emmet. Al llegar a la fiesta vi que había mucha gente. “Espero que sea divertida” pensé. Y lo era.

Me estaba divirtiendo a lo grande. Pasaban la mejor música, había bebida y muchos compañeros de la escuela estaban ahí. En un momento le dije a Alice que me acompañe al baño. Fuimos por un pasillo e íbamos abriendo todas las puertas. Abrimos una, y en aquella habitación había algo que me dejo atónita.

-Ups perdón – dijo Alice riendo y saliendo de la habitación. Pero yo no podía. Estaba pegada al suelo.

-Bella, vamos – me dijo tomándome del brazo.

-Mike – dije en un susurro y mis ojos se llenaban de lágrimas, pero de ira.

Alice lo miró bien y comprendió mi reacción. El muy idiota estaba engañándome con otra chica. La muy zorra era la misma organizadora de la fiesta, Lauren.

-¡Porrista oxigenada! – le grité con toda la furia.

-Y tú – dije señalando a Mike  - tu eres un grandísimo idiota, ¡el más grande de todos!

Luego de eso decidí salir. Escuchaba que Mike me llamaba pero no quería saber nada. Me sentía una completa tonta.

-Bella, por favor perdóname – me dijo Mike alcanzándome. Alice venía detrás de él.

-No Mike, ahora comprendo el porqué de tus cambios de humor, tu trato conmigo, el que no me llame o ni siquiera me visites. Realmente no quiero volver a saber nada de ti. Hazme el grandísimo favor de no volver a molestarme. Por favor.

Dicho esto Alice me alcanzó y nos dirigimos a buscar a Emmet. Le avisamos que no me sentía bien y nos iríamos en taxi a la casa. El quiso llevarnos pero no quería que dejara de divertirse por mis problemas.

Esa noche me quedé a dormir con Alice y al día siguiente me sentí mas liberada. Sentí dentro de mí más calma estando sola.

Ahora, me sentía en calma estando con Edward, y lo comprobé esta semana que nos acercamos más y me pidió que sea su novia. Wow. Edward y yo somos novios. Sonreía tontamente pensando en ello. Pero tenía miedo de que vuelva a ocurrir lo mismo que con Mike. Miedo de que me vuelvan a traicionar, y eso era lo que más odiaba, que me mientan. Pero como dice la célebre frase “no por miedo a errar vas a dejar de jugar”, confío en Edward. Lo conozco desde que nacimos. Y mis papás están más que felices de que seamos novios.

La tarde se me pasó volando. Me di una ducha y al salir me quede parada frente al armario viendo que podía ponerme. El mismo dilema de todos los días. Luego de un rato decidí usar una camisa azul, unos jeans y unos zapatos azules con un poco de plataforma, dejé mi cabello suelto y me maquillé suavemente. Un poco de color en las mejillas y los labios, y máscara para pestañas. Por suerte hoy no hacia tanto frio, pero por si acaso tomé una campera y me senté en mi cama con mi laptop a esperar que llegue Edward.