Agente secreta

Autor: BaaarbyGuffanti
Género: + 18
Fecha Creación: 29/01/2013
Fecha Actualización: 28/04/2013
Finalizado: NO
Votos: 17
Comentarios: 48
Visitas: 32394
Capítulos: 22

Él… Edward Cullen. Coqueto, seductor. Con sólo mover su cabello dorado y lanzar una mirada con sus orbes verdosos, tenía todas a sus pies. Cursa último año de preparatoria en “Imperial London School” Escuela privada, donde sólo estudia gente con una muy buena posición económica. Está amenazado críticamente, pero el todavía desconoce eso. 
Ella… Isabella Marie Swan, agente 023, una importante espía, de uno de los centros de espionaje más importantes a nivel internacional. Irónica, sarcástica, sensual y muy atractiva, tiene todo fríamente calculado. Amante de los riesgos y de la adrenalina. Proviene de Estados Unidos Forks
Es encargada a una nueva misión, la cual implicará una nueva vida, una nueva escuela, un nuevo físico. Ella dejará atrás su sensualidad y atractivo, para entrar a Imperial London School, donde tendrá que simular ser una persona totalmente diferente, para proteger, especialmente, a él, Edward Cullen.
¿Pero que sucederá cuando su trabajo se cruce con los sentimientos?

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Capítulo 16: Cambios

Me aproximé a la puerta. No me había quitado todavía la peluca, ni el maquillaje, así que podía abrir la puerta, después de todo, esta casa era de Elizabeth Moon. 
Abrí la puerta y me quedé sorprendida con lo que vi, era Cullen, Edward Cullen, el chico que hace unos momentos insultaba y acosaba mentalmente. Con una mano sostenía una caja de pizza y con la otra, tomaba la tapa de la caja, dejando ver así la pizza, la cual tenía escrito “Sorry” en M&M’s. Mordí mi labio mientras sonreía. Él no había ido a ver a una chica, me había ido a ver a mí. Bueno, si era una chica y no era yo, sino Moon, pero, ¡Era para disculparse! No podía evitar mostrar mi felicidad.

— Pizza con chocolate, buena combinación, Cullen. – Murmuré graciosa. – Pasa, deja la pizza y vete. – Edward abrió los ojos desconcertado, como diciendo “¿Es en serio?”. Reí. – Es broma tonto, entra.

— Uff... Ya me había desilusionado, tengo hambre. – Dijo sobándose la pansa, mientras entraba y dejaba la pizza en la cocina. Ambos reímos. — ¿Y bien?

— ¿Y bien qué? – Pregunté sacando dos vasos y coca cola.

— ¿Me disculpas? – Preguntó apenado. Edward podía ser tan dulce a veces. – Te escuché hablando con el director, sé lo que sucedió. En serio siento que hayas sacado cero y que yo me haya llevado toda la calificación. Hablaré con la profesora, a ver si llegamos a un acuerdo. Pero de veras siento mucho haberte tratado así, no tenía derecho, fui muy tonto y tú, sin embargo, me ayudaste. Fui un imbécil y…

— ¡Tranquilo! Si te disculpo, pero sólo porque tengo hambre y trajiste pizza. – Ambos reímos. – Déjame buscar los platos. 

Me acerqué a la repisa e intente agarrar los platos, estaban un poco arriba, por lo que me costó. Me puse de puntitas, cuando sentí un cuerpo atrás de mí y una mano en mi cintura. Una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo con ese simpe tacto. Sin duda, él me ponía los nervios de punta… Me hacía sentir cosas tan inexplicables, raras y nuevas para mí. Su perfume varonil llegó a mi nariz, tal como el día en el que baile con él en la fiesta. Cerré los ojos aspirando su aroma.

— Enana, toma. – Dijo Edward, sacándome de mi trance, el se había colocado en esa posición para alcanzar los platos. Mis mejillas ya tomaban un color rojizo. ¿Desde cuándo me sonrojaba tan fácilmente? 

— ¡No soy enana! ¡Es que tú eres demasiado alto! – Exclamé intentando disimular mi sonrojo y nerviosismo. 

— Yo puedo ser alto, pero tú eres una enana. 

— ¡Mentira! – Contraataqué comportándome como una niña pequeña. Ambos reímos por mi tono. 

— Tonta, sabes que es verdad. – Él agarró dos porciones de pizza y sirvió una en cada plato. – Buen provecho.

— Gracias y los M&M’s son míos. 

— ¿Tuyos? ¡Yo los compré!

— ¡Pero los compraste para mí! ¡Eres pésimo en esto de las disculpas! Reconsideraré la idea de si disculparte o no. 

— ¡Los M&M’s son todos tuyos! – Exclamó y yo me dediqué a reír. Él se unió a mi risa y empezamos a comer. 

— Oye Edward… ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Pregunta lo que quieras. 

— Bueno… ¿Por qué te preocupo tanto el hecho de qué no entregáramos el trabajo? Es decir, sé que podías reprobar, pero luego te podías recuperar. Sin embargo, te pusiste como un loco, ¿Por qué? –Pregunté, su semblante cambió drásticamente.

— Verás… Yo… es que… - Titubeó y noté que se trataba de algo que lo afectaba. – Te diré la verdadera razón, serás la segunda persona en todo el mundo que lo sepa, es un tema que verdaderamente, no me gusta tocar, pero…

— Si no quieres hablar de ello, no te sientas obligado, no tienes porqué decírmelo.

— Tranquila… Quiero hacerlo. Te debo una explicación y en este tiempo, en el que te conozco, me has demostrado que puedo confiar en ti. Aparte, la primera persona a la que le confié mi secreto, tenía la misma mirada, que tú tienes en este momento, comprensiva y segura. A decir verdad, hasta sus ojos se parecen. – Murmuró viéndome a los ojos. - Pero eso no viene al caso. De un tiempo para acá, mis calificaciones han sido mucho mejores, me esforzaba cada día y cada hora para poder sacar una nota sobresaliente. Literatura nunca fue una de mis mejores materias, no pude llevarla al mismo nivel que las otras. Siempre debía llevar notas buenas a mi casa, mi mamá se preocupaba mucho cuando sacaba malas calificaciones, se echaba la culpa ella, porque no me ponía la suficiente atención. Eso no era así, ella hacía todo lo que podía por mí. Pero se nublaba con esa idea, sintiéndose culpable y decayendo. En otras circunstancias eso no sería grave, pero el caso está en que mi madre tiene… Tiene cáncer. 

Tomé su mano por encima de la mesa instantáneamente, me encantaba que el confiara también en Moon. A pocos días de conocer a Edward, me sentí dudosa, ya que a él le agradaba Isabella Swan o mejor dicho Elizabeth Swan, pero no Moon; tal vez parecíamos diferentes, pero por dentro éramos las mismas. Moon no existía, Moon simplemente era yo. Y el saber que a Edward no le agradaba una parte de mí, me hacía sentir insegura, ya que posiblemente sólo le importaba el físico y yo no le agradaba en realidad. Pero no era así, el me había contado su secreto como Moon. Claro, se lo explico con más detalle a Elizabeth Swan, pero el que me lo haya confesado, era más que suficiente. Me acerqué a su silla y lo abracé, el escondió su cabeza en mi pecho y correspondió el abrazo. Sabía que estaba conteniendo las lágrimas. 

— Tonto, ella se mejorará, ya lo verás. No puedes guardarte tus sentimientos, en estos momentos necesitabas apoyo. Sé que a veces la soledad es la mejor compañera, pero sólo temporalmente. – Lo abracé aún más, para luego soltarlo y sentarme. 

— Lo siento Moon, me puse sentimental.

— ¡No seas tonto! Está bien, puedes confiar en mí. Pero eso sí, si no acabas rápido tu pizza me la comeré yo. – Su sonrisa volvió y ambos volvimos a comer. 

— Me alegra haber venido hoy. No quería perderte, eres una excelente persona. – Sonrió. – Entonces, ¿Volvemos a ser amigos?

— Claro, ¿Qué esperabas? ¿Qué te iba a dejar pasar a mi casa, comerte MI pizza y tomarte mi coca cola, para que seas un desconocido? – Pregunté burlona. 

— Tonta, no es tu pizza, es nuestra pizza. – Dijo y ambos reímos. 

Al terminar de comer, nos levantamos de la mesa, recogimos todo y nos dirigimos al sofá. Él se sentó en una esquina y yo un poco cerca de la otra. Me senté en posición de indio, con mi cuerpo en dirección a él. 

— En verdad me impresiona que estés aquí, es decir, deberías estar en una fiesta o saliendo con amigos, pero estás aquí. ¿Acaso al gran Edward Cullen no lo invitaron a nada este viernes? – Pregunté, para sacar un tema. Lo que no pensé en ese momento, es que saldría el tema de Bella. No quería que saliera ese tema, estaba cansada de mentirle. 

— En verdad, habían un par de fiestas, pero yo iba a salir con una chica hoy. Le tuve que cancelar, creo que era mejor venir a disculparme. 

— Ops, siento que por mi culpa no puedas ver a tu chica.

— No importa, merecías unas disculpas, ¿Y qué mejor forma de pedir disculpas qué traerte una pizza?

— Tonto, te comiste casi toda la pizza tú. 

— ¿Yo? ¡Tú fuiste la que comiste como una morsa! – Exclamó y ambos reímos. Si llegabas a conocer a Edward, podía ser muy divertido. 

— Lo siento por no ser como las plásticas que te persiguen. “Comeré sólo ensalada porque todo lo demás tiene muchos carbohidratos” Ni siquiera saben lo que son carbohidratos. –Me burlé de las chicas que siempre lo perseguían. Él continuó riendo.

— No son plásticas, sólo un poco tontas. Pero bueno, prefiero las chicas que les gusta comer, para ser hermosas no tienen que ser anoréxicas, ni muy flacas, simplemente ser ellas mismas. Como lo es Eli...

— ¿Eli? – Pregunté, el tema ya había salido.

— Es una chica que conocí… La que vería hoy. Por cierto, tiene tu nombre, que coincidencia. – Dijo. Si supiera que no es coincidencia, suspiré. – Ella es… Tan diferente, es decir, tienes que verla. Tiene un rostro angelical, parece tan delicada y frágil, pero a la vez no lo es. Puedes mantener una conversación abierta con ella. Sabe escuchar y tiene una sonrisa hermosa. La conocí hace poco, pero es como si la conociera de antes. Y sus ojos… Sus ojos tienen un misterio único. A decir verdad, en ese último aspecto se parece a ti. 

Me sonrojé a mil, ¿Mil? ¡Tres mil! Vamos Bella relájate. Me estaba empezando a preocupar que Edwars estuviera notando las cosas que teníamos ambas en parecido. Tenía que andarme con cuidado. Le sonreí. Oculté mi sonrojo con mis manos, simulando un bostezo.

— Bueno, veo que tienes sueño, mejor me voy. Adiós Moon, la pasé bien contigo.

— Yo también la pasé bien contigo Cullen, siento que hayas dejado a tu cita por mí. 

— No importa Moon. – Dijo levantándose y dirigiéndose a la puerta, lo seguí. – Creo que la veré mañana. No sé. Bueno, en fin, gracias por disculparme. Nos vemos el lunes.

Le sonreí y me despedí de él con la mano. Cerré la puerta y suspiré. Esto se me estaba yendo de las manos. Empezaba a sentir cosas muy extrañas, que nunca había experimentado. 
Mi celular sonó. Corrí llevándome todo por el medio hasta llegar a mi celular. 

— Hola hermosa, discúlpame por cancelarte hoy, tenía que disculparme con una compañera. Espero que no te hayas enojado. Quisiera verte mañana, ¿Te parece si te llevo a la playa? 

— ¡Hola Edward! No me enoje, gracias por ser sincero conmigo. Me encantaría ir a la playa contigo. 

— Perfecto, dame tu dirección para pasarte buscando.

— ¿Te parece sí nos encontramos en el parque? – Pregunté, no podía darle la dirección de Moon

— Perfecto, hasta mañana. 

— Hasta mañana. – Sonreí y subí apresurada las escaleras, hasta llegar a mi armario. ¿Qué me pondría? Tenía que estar preciosa. ¡Mañana vería a Edward de nuevo! 

Me senté en la cama. ¿Qué me ocurría? Era una agente calculadora y callada. Toda mi vida había sido muy discreta y sobretodo muy solitaria, ya que eso era lo único que conocía. Y, de un día a otro, parecía una niña pequeña, me emocionaba y me sonrojaba por todo, era impaciente y buscaba la compañía. Así no era yo, no acostumbraba a ser tan risueña. Estaba cambiando, sin notarlo, me estaba convirtiendo en una persona diferente y…. eso me gustaba. Aquí no tenía que ser como me indicaba, ni seguir ordenes, simplemente ser yo. ¿Desde cuándo me volví así? 
Bueno… grandes personas, hacen grandes cambios. En este caso, Edward era esa gran persona.

Capítulo 15: Acoso mental. Capítulo 17: Bajo el atardecer

 
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