Lo Que Mi Alma Esconde ¿Pero Mi Corazón Anhela?

Autor: alondrixcullen1498
Género: Romance
Fecha Creación: 06/04/2015
Fecha Actualización: 07/04/2015
Finalizado: NO
Votos: 2
Comentarios: 5
Visitas: 5185
Capítulos: 5

¿Cómo hacerme entender que el pasado se debe quedar en el pasado?. No porque hayan vuelto, significa que me tenga que poner a sus pies, tengo un trabajo, un marido y un hijo en camino, no hay espacio nuevamente para los Cullen, o ¿Si?

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Capítulo 5: Hasta El Final

Mark's Pov

Estaba sentado en una de las tantas bancas que había en la biblioteca de la universidad, cuando de pronto levanto la vista y se encontró con unos hermosos pero tristes ojos mirar hacia la nada, volteo sobre su hombro para verificar que era lo que miraba, y se encontró justamente con eso, con la nada, vio que la hermosa castaña sacudía la cabeza como si tratara de alejar algo de su mente.

Quiso acudir en ese mismo momento hacía ella y borrar ese ceño fruncido, que por alguna extraña razón tanto le molestaba, y alejar esa tristeza que se veía estaba implantada en sus preciosos ojos.

Entonces... La vio levantarse, parecía que hacía todo por inercia, como si su cuerpo estuviera programado para hacer las cosas.

Suspiró, mientras la veía salir por la puerta de la biblioteca.

Se sentía raro, tenía una enorme curiosidad por conocer a esa hermosa muchacha de ojos tristes, pero más que nada quería… quería poder ser capaz de borrar su tristeza.

Sacudió la cabeza tratando de olvidar esos pensamientos...

¿Cómo podía pensar así de una persona que ni siquiera conocía?

¿Por qué sentía su corazón retumbar fuertemente contra su pecho?

Ansiaba volver a verla, se paró abruptamente, muchas cabezas voltearon a verlo cuando recogió sus cosas, mas no le importo, y corrió hacia la salida.

Pero... No... Estaba vacío, sin ningún rastro de la maravillosa castaña.

Tal vez algún día la volvería a ver, tal vez no, pero si sucedía lo primero, tendría por seguro, que haría hasta lo que no estuviera en sus manos, para hacerla sonreír y poner un hermoso brillo de felicidad en sus preciosos orbes chocolates.

Caminaba por los pasillos de la universidad, había pasado dos semanas exactas de que iba todos los días a la biblioteca esperando que la inusual castaña apareciera por la puerta.

Pero... Eso nunca paso.

No entendía la razón del porque no podía sacarme a esa chica de la cabeza, era bonita, si, de lejos se veía intelectual, también, pero lo que más me trastornaba completamente eran nada más ni menos que… sus ojos, nunca antes me había pasado algo igual.

Estaba aterrado, Joder, para que mentir. Mis pensamientos me tenían hasta el tope, creo que hasta llegue a pensar que estaba perdiendo la maldita cabeza.

Camine algo desganado hacia la biblioteca, ya sin ninguna esperanza de encontrarme a la hermosa chica, me senté en una de las mesas y estaba a punto de sacar mis apuntes para poder estudiar...

Cuando vi un conocido y anhelado cabello castaño pasar por los estantes de la biblioteca.

Sentí que se me paró el corazón, para luego comenzar una marcha frenética.

No lo pensé, solo me pare, me sentía inestable, caminé hacía el lugar que había visto que se dirigió, pase por los pasillos con un zumbido en los oídos... Hasta que llegue al final, quien sabe hacia dónde habrá ido, porque no estaba por ningún lado, solo había pared, me voltee dispuesto a olvidar todo, a dejarme de tonterías... Cuando oí un pequeño sollozo, mire hacía el lugar... Y efectivamente ahí estaba...

Pero estaba de una manera en la que nunca me imaginé encontrarla…. Y ahí, exactamente ahí, fue donde me di cuenta que era ella… Solamente ella.

La encontré de una forma totalmente brutal para mí. Sentí una gran opresión en el pecho, me acerque lentamente hacia ella, removí un mechón de cabello que estaba en su cara, una cara que estaba totalmente llena de residuos de lágrimas, por qué no decirlo, pero luego algo sorprendente sucedió, ella esa hermosa mujer levantó la mirada y me miro con esos hermosos orbes que me habían quitado el sueño durante tanto tiempo, no entendía como alguien podía hacerle daño a un hermoso ángel, como el que tenía enfrente.

De pronto ella estiro un blanquecino brazo hacia mi cara, se detuvo en medio de su marcha, pero ese simple movimiento de su parte hizo que mi corazón se acelerara, a este paso no tardaría en sufrir un jodido colapso nervioso.

Tome su pequeña mano y la puse en mi mejilla y cerré los ojos, ella... era ella, era la mujer por la que estaba esperando y buscando durante mucho tiempo, sin ni siquiera saberlo, inconscientemente una lágrima resbalo por mi mejilla.

Ella limpio con su pequeña mano la lágrima mientras yo volvía a tomar su mano y le daba un pequeño pero significante beso en ella.

—Una mujer tan linda, no debería de llorar y menos... por un hombre- Dije con toda sinceridad. Sonreí al ver que había causado un hermoso sonrojo en ella.

- Mark Johnson- Dije mientras le tendía una mano, ella la tomó y se levantó.

-Bella Swan.

-Bella- Pronuncie su nombre, dejando que su calidez me envolviera.

-Si- Dijo algo confusa.

-¿Te gustaría ir a Starbucks y tomar algo?

La vi dudar, sabía que me iba a decir que no desde antes de preguntarle, pero pues como dicen por ahí, la esperanza siempre es lo último que muere.

-Si- La mire sorprendido, esa no era la respuesta que creí que me daría, una sonrisa apareció en mi rostro sin poder evitarlo.

-Vamos.

Caminamos hacia la salida de la biblioteca, me encontraba sumamente nervioso por su presencia, la mire de reojo, mientras que caminábamos en la acera para llegar al Starbucks más cercano.

El tiempo fue pasando y con él me iba dando cuenta de lo lastimada que estaba, no logró comprender como alguien le pudo haber hecho daño de esa manera.

No me ha querido contar que fue lo que le hicieron, pero estoy seguro que esto no era una simple obra del destino.

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Levante la mirada con desconfianza, me pare un momento para ver por completo la escena que se desarrollaba frente a mis ojos.

No entendía que era lo que sucedía, apreté los puños a mis lados, NO, no permitiría que nadie le volviera hacer daño a mi mujer.

Me acerque a ella y la abrace, después de tantos años por fin pude ver el fantasma con el que estaba compitiendo, sacudí la cabeza con esos pensamientos. Los invite a comer, Bella no estaba completamente de acuerdo, pero la conozco como la palma de mi mano, a ella todavía le atormentaba el pasado.

Para ella era su oportunidad de poder seguir adelante, sin ningún fantasma ni remordimientos.

Sabía que sería duro, pero nunca pensé que tanto, al verla ahí, abrazada de ese tipo era… simplemente… mortalmente doloroso.

Sentía la ira bullir por mis venas, por alguna clase de milagro me controle, era mi esposa, mi mujer, la madre de mi hijo, la mujer que…. Amaba.

Cuando me hablaron del trabajo por una emergencia, sentí temor, lo admito.

-Amor, te amo, sabes que no soy un ingenuo y que mucho antes de ser tu pareja, soy tu amigo, puedes contarme lo que quieras- La tomé la cara con ternura mientras le daba un beso en la frente—Lo único que yo quiero es tu felicidad—Dije en un suspiro de resignación, pero en mis palabras trataba de demostrarle todo el amor que sentía por ella, lo primero y lo más importante era su felicidad.

Porque lo que le dije hace un momento no eran simples palabras, antes de ser su pareja, aprendí a ser su amigo.

Me aleje un poco de ella y le di un apretón en su blanquecina mano, no era cualquier apretón, desde el momento en el que nos conocimos, ese simple apretón empezó a ser mucho más importante, era… el apoyo mutuo.

-Una mujer tan linda, no debería de llorar... Y menos por un hombre- Le dije las mismas palabras que alguna vez en el pasado use al momento de conocernos.

Me arrodille y acaricie con amor su vientre, ella y nuestro bebe era lo más importante en mi vida, mi deber era protegerlos y amarlos por sobre todo.

- Cuida a mami, corazón, papá va a tener que salir, tus eres la que está a cargo cariño- Le dije a su inexistente pancita después le di un beso cargado de amor hacia mi hermosa nena.

-Espero poder llegar antes de la media noche, pero si no es así, no me esperes, cielo, no quiero que te desveles por mi culpa... Quien me mando querer ser doctor- Dije tratando de alivianar el ambiente.

Bese por última vez a mi esposa.

Mi ideal era hacer exactamente lo que le acababa de prometer a mi esposa, pero no siempre se podía hacer lo que uno anhelaba.

Esa castaña y hermosa mujer, a la que alguna vez conocí estando completamente dolida y destruí

da en miles de pedazos.

A esa mujer que más he amado en toda mi vida y a la única que amare por siempre.

A esa mujer dueña de mi corazón, y la mujer que lleva una hermosa y preciosa vida en su vientre.

Vida que es la mía y lo será por siempre.

Ellas dos siempre serán mi sueño más anhelado...

Mi hermosa esposa y mi bella princesita…

Porque algo dentro mío, me decía que sería una preciosa y fuerte niña al igual que su madre, a la que amaré por siempre, a pesar de todo.

Capítulo 4: Solo una cosa es segura

 


 


 
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