DIFICIL DE AMAR*18

Autor: ROSSE_CULLEN
Género: Humor
Fecha Creación: 11/10/2012
Fecha Actualización: 26/07/2014
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 22
Visitas: 15937
Capítulos: 11

**chikas le pido que me apoyen con este finc y tambien pasen a ver el finc que estoy por terminar que es noventa dias esta llegando al final *****

Jacob siempre ha tomado riesgos…

Jacob cuida de su hermana pequeña enferma, haciendo lo que mejor sabe hacer —participar en la lucha de jaulas y protagonizar películas para adultos— su nuevo y descabellado plan para conseguir dinero y pagar los crecientes gastos médicos de su hermana. Pero cuando su última actuación lo hace terminar en la sala de emergencia con una enorme erección, gracias a la pequeña píldora que le dio el director, no puede sacarse de la cabeza a la linda enfermera que le atendió, incluso aunque sabe que ella está tan fuera de su liga que debería ser ilegal.

Reneesme siempre ha jugado a lo seguro…

Cansada de ser encasillada como la dulce, inocente y trabajadora estudiante de enfermería, Reneesme ha estado buscando maneras de salir de su imagen de niña buena. Cuando su amigo le sugiere la extravagante idea de perder su virginidad con la sexy y sin duda experta estrella del porno, Reneesme está mortificada. Pero cuando Jacob rechaza su proposición, se encuentra molesta y avergonzada. Cuando decide buscarle para recriminarle, no está preparada para lo que se encuentra. El verle cuidar de su hermana pequeña hace que le dé un tirón el corazón, y de repente ya no se trata acerca de perder su virginidad, sino de ayudar a Jacob. Porque que el Señor la ayude, podría enamorase de una estrella del porno…

 

 

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Capítulo 6: ¡¡¡SENTIRSE EXTRAÑO EN CASA!!!

***********************JACOB*******************************

A parqué mi camioneta y me pregunté dónde diablos se había ido el coche de Viky. ¿Llevó a Rachel a algún sitio? No me gustaba la idea de Viky llevando a Rachel por ahí en esa trampa mortal suya. Agarré mi caja de herramientas de la cama de la camioneta y lo dejé en el garaje antes de ir dentro.

Me recibieron unos sonidos de risas provenientes del cuarto de Rachel. Entonces Rachel estaba aquí, pero ¿qué pasaba con Viky? Me detuve en el fregadero de la cocina para lavar la suciedad de mis manos y luego me dirigí por el pasillo para ver qué estaba pasando.

La vista que me recibió no era para nada lo que esperaba. Rachel estaba tumbada sobre una gran pelota de ejercicio y Renesme estaba arrodillada a su lado, ayudándola a rodar sobre la pelota. Observé por un momento con fascinación aturdida, tratando de entender qué estaba haciendo aquí y a dónde diablos se había ido Viky.

—¡Jake!—gritó Rachel, al verme en la puerta.

Se levantó de la pelota con las piernas temblorosas, dando unos pocos pasos sin su andador y arrojándose en mis brazos.

—Hola, muñequita—Atraje su pequeño cuerpo contra el mío en un breve abrazo—, ¿Qué estás haciendo?—Quería preguntarle a Reneesme qué coño estaba haciendo en mi casa, pero la sonrisa en la cara de Rachel me tranquilizó.

—¡Nessie me está enseñando algunos nuevos ejercicios para las piernas!—regresó a la pelota, y rebotó con entusiasmo mientras Reneesme le sonreía y la mantenía firme. Las mejillas de Rachel estaban rosas y tenía que admitir que no la había visto nunca tan emocionada por hacer sus estiramientos. Sólo esperaba que no se estuviese sobre esforzando.

—Eso es… bueno. Em, Reneesme, ¿puedo hablar un momento contigo en la otra habitación?—Me volví para ir al salón sin esperar su respuesta.

—Quédate aquí mientras hablo con Jacob ¿de acuerdo?—le oí decir. Me siguió al salón, con preocupación dibujada en su rostro.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está Viky?

—Vine a ver a Rachel y luego Viky se fue.

—¿Se fue? La persona a la que estoy pagando para que la cuide solo la dejo… contigo. ¿Qué estás haciendo siquiera aquí?

—Realmente no es un gran problema.

—Es un gran maldito problema para mí —Me volví y me quedé frente a la ventana, no quería perder la paciencia con ella. Maldita sea, yo confiaba en Viky. ¿Cómo podía dejar sola a Rachel con una desconocida?

 

—Oye —La mano de Reneesme en mi antebrazo me llamó la atención—. Le dije que era amiga tuya y enfermera. Creo que asumió…

 

—¿Qué eras la enfermera de Rachel?

—Algo así—Se encogió de hombros y apartó la mano de mi brazo.

Dejé escapar un suspiro y presioné los talones de mis manos en mis ojos. Joder, estaba exhausto y sucio por trabajar todo el día en la construcción. No esperaba volver a casa y ver esto.

—Lo siento, quería ayudar—dijo Reneesme con voz suave—. Viky se fue sólo cinco minutos antes de que llegaras. E intentó llamarte a tu móvil, pero no pudo.

Abrí los ojos y encontré los suyos. Verdes  claros y abiertos con preocupación. Mierda. Estaba siendo un idiota.

—Escucha, está bien. Rachel está segura y feliz. No debí haber explotado así. Encontrar una buena ayuda para cuidarla es difícil, y no creo que vaya a contratar a Viky otra vez, pero no es tu culpa.

—No la despidas por mi culpa. Sólo fue un malentendido—suplicó.

—Pensaré en ello. Al menos, vamos a tener una pequeña charla sobre seguridad y desconocidos en la puerta—suspiré, no quería discutir con Reneesme—.Gracias por trabajar con ella hoy.

Dejó salir una bocanada de aire y sus hombros se hundieron visiblemente con alivio.

—De nada.

—No puedo permitirme una enfermera privada...

—No vine por eso. No me debes nada.

Incliné la cabeza, estudiándola.

—¿Entonces por qué viniste?—Honestamente no había esperado volver a verla, y ahora estaba aquí, en mi casa, viéndose sexy en unos jeans de cintura baja y una camiseta ajustada que se le pegaba al pecho.

Renesme no tuvo la oportunidad de responder a mi pregunta, porque en ese momento Rachel vino rodando por el pasillo, su andador traqueteando contra el suelo de madera.

—¡Quiero a Nessie!

Rachel me miró a los ojos y ambos sonreímos. El entusiasmo de Rachel era contagioso.

—¿Te importaría, eh, quedarte con ella unos pocos minutos más? Necesito ducharme—Bajé la mirada a mis sucios pantalones y camiseta.

—Claro, sin problemas.

Le di un beso a Rachel en su coronilla.

—Se buena, ¿vale?

 

Asintió con la cabeza y se abalanzó sobre mí, envolviéndose alrededor de mi pierna en un abrazo. Hice una mueca, y me incliné, apartándola del camino de golpear mis pelotas. Renesme  contuvo una carcajada al darse cuenta de lo que estaba haciendo. Luego se dirigió de vuelta a su habitación con Renesme.

Desaparecí dentro del cuarto de baño, completamente confundido por el giro de los acontecimientos.

Renesme estaba en mi casa, derritiendo mi maldito corazón por lo dulce que estaba siendo con Rachel. Podía oír los felices sonidos de conversación y las risas, y asomé la cabeza por la puerta del baño para escuchar.

—¿Qué le gusta a tu hermano para cenar?—preguntó Reneesme.

Rachel se tomó su tiempo para responder, y contuve el aliento, preguntándome qué diría.

—Um, normalmente le gusta comer helado. Y a mí también.

—Te gusta, ¿eh?—se rió Reneesme—. Bueno, vamos a encontrar algo saludable para hacer y tal vez podamos tomar helado después de cenar.

Me tomé mi tiempo en la ducha, mi mente tranquila por el momento porque Rachel estaba en buenas manos. Dejé que el chorro de agua cayera sobre mí, y cerré los ojos.

Después de ducharme, me puse unos jeans y una camiseta y me dirigí a la cocina, que estaba llena de olores maravillosos. Ajo. Tomates. Carne asada. Mi boca se hizo agua. Había pasado mucho tiempo desde que alguien había cocinado para mí.

Renesme estaba limpiando el mostrador de la cocina, y de repente me sentí fuera de lugar en mi propia casa. No sabía si entrar y ayudarle, o ver qué estaba haciendo Rachel.

Reneesme me vio, y tomó la decisión.

—La cena está lista. ¿Coges a Rachel por mí?

Asentí con la cabeza y encontré  a Rachel en el salón, jugando con la pelota de antes.

—Vamos, enana, vamos a comer—La levanté en mi cadera, y la llevé a la cocina.

La mesa estaba puesta con una gran fuente de espaguetis y albóndigas, y una pequeña taza de leche para Rachel y un vaso de agua con hielo para mí.

Rachel miró con asombro los manteles individuales, servilletas y platos para dos. Su estómago rugió con fuerza y se tapó la boca con su manita y soltó una risita.

Los ojos de Renesme atraparon los míos y nos reímos.

—¿Hambrienta, pequeñaja?—le pregunté, poniéndola en su silla.

—Sip. ¿Y sabes qué?

—¿Qué?—le puse una servilleta en el regazo.

—Ayudé a Nessie a redondear las albóndigas.

—¿Ah, sí? Apuesto a que entonces estarán extra buenas.

Disfrutó del cumplido. Era en momentos como este, siendo testigo de su dulce inocencia y el deseo de pertenecer, de encajar, cuando tiraba de mi corazón y hacía que cada hora de trabajo valiera la pena.

Reneesme  recogió su bolso del mostrador.

—Me divertí mucho contigo hoy, Rachel.

—¿No te vas a quedar?—pregunté.

—Oh, no—Bajo la mirada, ajustando la correa de su bolso—. Disfrútenlo, chicos.

—Pero no has cenado todavía, ¿verdad?

Negó con la cabeza.

Me levanté y la dirigí hacia la mesa.

—Siéntate—La guié a la silla junto a la mía y luego cogí un plato extra y cubiertos de la cocina, poniéndolos frente a ella—. Aquí—Le serví un montón de espaguetis a Rachel primero, luego a Reneesme.

—Oh, eso es demasiado—Renesme hizo un gesto al plato lleno.

—El mío también tiene demasiado—dijo Rachel, sonriendo a Reneesme.

—A callar. Las dos están demasiado delgadas. Coman.

Me senté y cavé en mi propio plato, observando la sonrisa de satisfacción tirando de los labios de Reneesme.

Disfrutamos de la deliciosa pasta y las sabrosas albóndigas en relativo silencio. Por una vez no tuve que hacer que Rachel dejara de jugar con la comida y comiera. Tragó con avidez la comida y pronto tenía salsa de tomate desde la  barbilla hasta las mejillas. No pude dejar de echarle miraditas a Reneesme durante toda la comida, y me acordé de que antes no había contestado a mi pregunta.

Me preguntaba qué, exactamente, le había impulsado a venir.

—Vamos a necesitar la manguera para limpiarte, Rachel—me reí.

Ella sorbió los fideos que tenía colgando de los labios y sonrió.

—¡De ninguna manera! Quiero que Nessie me bañe esta noche.

Una sonrisa tiró de la boca de Reneesme.

—Esta noche, no, muñequita. Es demasiado tarde para un baño.

Rachel puso mala cara, pero lo dejo estar. Renesme intercambió miradas conmigo sobre la mesa, y me di cuenta de que no le importaría ayudar, pero no había manera de que yo le permitiese eso. Ella ya había hecho demasiado.

 

Una vez que terminamos y limpiamos a Rachel a fondo, se escapó para jugar en su habitación mientras Reneesme y yo limpiábamos la mesa.

Ella tamborileó los dedos contra la superficie de madera, estudiándome.

—Así que supongo que no estabas filmando una nueva película hoy.

—Ah, no. Casi todos los días trabajo en la construcción. Eso fue sólo… un estúpido error.

—¿Así que ya no lo haces más?—preguntó.

—No tengo la intención de hacerlo, pero el dinero es malditamente bueno. Y los gastos de los cuidados de salud de Rachel son…—sacudí la cabeza—. No importa, no sé por qué te estoy contando esto.

Bajó la barbilla, jugueteando con sus manos en el regazo, sin mirarme a los ojos.

—¿Has terminado?—asentí hacia su plato.

—Sí, gracias—Dobló la servilleta y la dejó sobre el plato vacío.

Llevé nuestros platos a la cocina, y después de enjuagar rápidamente cada uno, los metí en el lavavajillas. Renenesme había limpiado mientras cocinaba, porque el lavavajillas estaba lleno con las ollas y utensilios que había usado mientras preparaba la cena. Se apoyó en el mostrador y me miró mientras yo terminaba el resto.

—Dijiste que fue un error, pero filmaste una video…—su voz se desvaneció y sus ojos se abrieron de par en par, como si supiera que había sido pillada espiando.

Se me trabó el aliento en la garganta y mi polla se agitó en mis jeans.

—¿Lo has visto?

La idea de ella viéndome tener sexo con otra mujer era… increíblemente Sus mejillas se ruborizaron y supe que ella no solo lo había visto, sino que probablemente se había corrido mientras lo veía. Ah, demonios. excitante.

Capítulo 5: RUBI Capítulo 7: PRIMEROS BESOS

 
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