DIFICIL DE AMAR*18

Autor: ROSSE_CULLEN
Género: Humor
Fecha Creación: 11/10/2012
Fecha Actualización: 26/07/2014
Finalizado: NO
Votos: 9
Comentarios: 22
Visitas: 15929
Capítulos: 11

**chikas le pido que me apoyen con este finc y tambien pasen a ver el finc que estoy por terminar que es noventa dias esta llegando al final *****

Jacob siempre ha tomado riesgos…

Jacob cuida de su hermana pequeña enferma, haciendo lo que mejor sabe hacer —participar en la lucha de jaulas y protagonizar películas para adultos— su nuevo y descabellado plan para conseguir dinero y pagar los crecientes gastos médicos de su hermana. Pero cuando su última actuación lo hace terminar en la sala de emergencia con una enorme erección, gracias a la pequeña píldora que le dio el director, no puede sacarse de la cabeza a la linda enfermera que le atendió, incluso aunque sabe que ella está tan fuera de su liga que debería ser ilegal.

Reneesme siempre ha jugado a lo seguro…

Cansada de ser encasillada como la dulce, inocente y trabajadora estudiante de enfermería, Reneesme ha estado buscando maneras de salir de su imagen de niña buena. Cuando su amigo le sugiere la extravagante idea de perder su virginidad con la sexy y sin duda experta estrella del porno, Reneesme está mortificada. Pero cuando Jacob rechaza su proposición, se encuentra molesta y avergonzada. Cuando decide buscarle para recriminarle, no está preparada para lo que se encuentra. El verle cuidar de su hermana pequeña hace que le dé un tirón el corazón, y de repente ya no se trata acerca de perder su virginidad, sino de ayudar a Jacob. Porque que el Señor la ayude, podría enamorase de una estrella del porno…

 

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 1: EMERGECIA ?ALGO VERGONZOZA?

EMERGECIA “ALGO VERGONZOZA”

JACOB

Maldición. Sabía que la erección de cuatro horas no era normal.

Me moví incomodo en la cabina de mi camión y debatí que hacer. La clínica de emergencia esta abierta las 24 horas por lo que no era problema.

Era la vergüenza por mi condición lo que me hacía quedarme en el estacionamiento. Pero, maldición, esto era jodidamente doloroso. Tiré  de mis pantalones intentando tener mas espacio para mi entrepierna y acomodé mi erección una vez más.

Al diablo. Iba a entrar.

Atravesé el estacionamiento con poca luz, tratando de caminar lo mas normal posible, pero cada paso probaba mi cordura.

Cuando llegué a la recepción, una anciana levantó la vista y me preguntó si ayudarme con algo. Luché para tener  la cara seria mientras le explique mi problema. Me tendió un portapapeles de formas con una expresión adusta, sin querer oír ni una palabra. Me dirigí a la sala de espera, poniendo el portapapeles de frente a mi ingle.

Para empeorar las cosas, Sam, el director con el que había estado trabajando en el set, llegó irrumpiendo en la sala de espera diciendo que no iba  a permitir que uno de sus actores pasara por eso solo. Carajo.

Una vez que entregué los papeles, me concentré en pensar en algo que pudiera domar a este monstruo de erección. Los Osos de Chicago, lo mucho que odiaba los hospitales, cualquier cosa no-sexual. Nada ayudó. Mi sangre corría acelerada en el momento en que me llamaron media hora más tarde.

Tenía la esperanza de un médico masculino, así podríamos manejar esto de hombre a hombre, pero cuando entré detrás de la sala con las cortinas y vi a una enfermera esperándome, todas mis esperanzas se convirtieron  humo.

Sam me siguió dentro de la pequeña habitación y se colocó en la esquina para observar. Estaba convencido de que estaba aquí con el único propósito de divertirse.

La enfermera me miró, y sus ojos se abrieron y contuvo su respiración. Parecía joven. Demasiado joven para ser enfermera, y tenía una expresión inocente y dulce que ya no se encontraba en la vida.

–hola. ¿Jacob Black?– Preguntó. Su voz era suave y tenía una nota de preocupación.

Me tomo un segundo responder.

–Jacob.

–Por favor, toma asiento. –Hizo un gesto a la mesa de examen cubierta de papel y empezó a hojear mi forma–. Mi nombre es Reneesme. Soy estudiante de enfermería y estoy ayudando al médico esta noche. ¿Te importaría si te hago algunas simple preguntas simples antes de pasar a las cosas difíciles?– Desplazó sus ojos nerviosamente a mi regazo, y no pude evitar sonreír.

–Seguro.

Asintió con la cabeza astutamente.

–Está bien, entonces. Empecemos. – Se sentó en el taburete rodante a mi lado y se acercó–. ¿Su peso?

–Noventa y cinco.

– ¿Altura?

–Uno, ochenta y dos.

Lo garabateó en su archivo.

– ¿Y tu edad?

–22 años

Ella reprimió una sonrisa, aunque no sabía muy bien por qué.

Tenía el pelo color cobrizo donde en las puntas se le hacían pequeños bucles que la hacían lucir más tierna, tenía los ojos más hermosos había visto en mi vida de un verde  esmeralda que hacían juego con la bata que llevaba puesta. Era pequeña pero bien formada, rellenaba bien sus batas de hospital, con curvas  en los lugares correctos. Tenía una boca llena como capullo de roza y una nariz pequeña respingada, e incluso su uniforme de trabajo se veía pulido y elaborado –daba la impresión de que fue criada para este trabajo. Muy lejos de cómo crecí.

Terminó las formas y se ocupó con el equipo médico para comprobar mis entrañas, a pesar de su presencia era profesional, no hizo nada para ayudar a debilitar mi erección. De hecho, creo que mi polla se puso aún más malditamente dura sólo para burlarse de mí.

Colocó un estetoscopio sobre mi corazón u escuchó durante unos momentos antes de anotar algunas notas. La vi trabajar con una sonrisa tirando de mis labios.

–Así que, Jacob –Sonrió hacia mí con dientes rectos y blancos mientras enganchaba una manguito de presión sanguínea a mi bíceps–, ¿Cuál parece ser el problema?

Mierda. Me iba hacer decirlo.

–Lo anoté allí… –Toqué el portapapeles que ella sostenía–, en los formularios que rellené en la sala de espera…

Bajó la mirada, frunciendo el ceño y curvando los labios.

–Si. Ya lo veo. Pero si pudieras explicarme, por favor… um, cómo sucedió esto. ¿Esta es la primera vez, tienes, um… esta experiencia?

–Nunca he tomado sustancias dopantes antes, si es lo que estás preguntando. –las palabras de los comerciales de salud resonaron en mi cabeza.

“si usted tiene una erección que dura más de cuatro horas, busque ayuda médica de inmediato”

Aparté la mirada de la dina tela tensada sobre el pecho, pero antes de que ella me pillara mirándola. Bajó la mirada hacia su pecho para ver lo que yo miraba fijamente y frunció el ceño. Sacó un enorme hisopo que no me había dado cuenta que lo llevaba en el bolsillo sobre el pecho.

–No te preocupes, no voy a usar esto en ti.

Parecía que eso es lo que quería hacerme por pillarme comiéndome sus senos con la mirada. Me sentí como un verdadero imbécil, sentado aquí y mirando las tetas de la enfermera. Con clase, era como si mi polla pensara que estábamos  aquí para buscar  a una candidata dispuesta aliviar su malestar. Lamentablemente, no, chico. Sentí su dolor. Me aclaré la garganta y bajé la mirada.

Reneesme trabajo de forma rápida y metódica, inflando el brazalete para el brazo y apretando sus dedos en mi muñeca para mi pulso mientras estudiaba su reloj de pulsera. Aproveché la oportunidad para estudiarla  con más detenimiento, notando la forma en que su rostro se fruncía en concentración absoluta mientras trabajaba. Intentaba no dejarse  distraer por mí. No era el efecto habitual que yo tenía sobre las mujeres.

–Entonces, ¿puedes decirme más acerca de cuándo comenzó este problema? – Bajó la mirada a mis formas, las cuales rellené deliberadamente vagamente anotando sólo los detalles más importantes como mi nombre, seguro médico, y,  ¡oh, sí!, una erección dolorosa. Tenía la esperanza de poder hablar con un médico de sexo masculino que hubiera tenido casos como este anteriormente, no una enfermera joven y linda, maldición.

Dudé y Sam se rio.

–Comenzábamos  nuestro rodaje y mi estrella aquí tuvo miedo escénico. Le di un par de las pastillas azules que tenía a la mano por si acaso.

Su boca se frunció en una mueca enfurruñada mientras miraba de Sam a mí. Bajé la mirada, haciendo un gesto con la erección  tensa luchando contra mis pantalones.

–oh, mi…–Voló la mano  a la boca e involuntariamente dio un paso atrás.

Su respuesta fue tan honesta, tan malditamente inocente, que casi me echo a reír. Casi. Pero mayor parte de mi suministro de sangre estaba sentado al sur  por el momento, lo que retrasó mis respuestas normales.

–Así que, espera… ¿en qué negocio están ustedes?

–Entretenimiento adulto– respondió Sam y yo exactamente en el mismo momento.

– ¿Quieres decir… porno?– preguntó Reneesme. Hice una mueca.

Sam se inclinó sobre Reneesme, entregándole una tarjeta de presentación.

–La señora Entretenimiento x– dijo con orgullo.

No le expliqué que la compañía de cine trataba sus películas con un toque romántico y elegante, lo cual fue lo primero que atrajo. Aunque francamente, nada de eso importaba. Era pornografía, y eso era todo lo que iba a ver.

Probable mente pensó que yo era una especie de mujeriego o un adicto al sexo. Lo vi en sus ojos, y no tenía sentido contradecirla. No era como si fuera a volver a encontrarme con esta chica nuevamente. Nunca sabría la pequeña niña bajo mi custodia, y la hipoteca, alimentos, servicios públicos o las utilidades de las que yo era responsable.

Después de tomar un momento para recobrar la compostura, la enfermera entro en acción, tomado una bata de papel blanco y empujándola hacia mí.

–Aquí. Desnúdate y ponte esto de forma que se abra de la parte delantera y regresaré enseguida. –huyó de la habitación sin decir una palabra.

Unos días atrás cuando, firmé para la cosa de entretenimiento para adultos, todo me pareció fácil. Me presenté y posé para unas fotos de modelos para el sitio web. Usando solo unos bóxer. Me recosté en la cama con una hermosa chica llamada Rubí. Posamos en varias posiciones que se volvían cada vez más íntimas –lamiendo su cuello, sus pezones, y luego su clítoris. No era nada sexual, como se podría pensar que sería. Tuvimos que permanecer quietos y mantener cada postura durante unos segundos mientras la cámara hacia clic en la distancia, así que no era como si estuviera realmente excitándome. Pero hoy no fue igual. Ha sido… diferente. Y cuando me pidieron que me quitara el bóxer, no me pareció difícil. Lo hice sin decir una palabra, luego Rubí se agachó y frotó sus largos y bien cuidados  dedos por encima de mi paquete hasta que estuve erecto. Después pasé una hora posando con ella. Modelar fue la parte fácil. Fue la filmación la que me resultaría difícil.

******TRES HORAS ANTES******

Sam caminó hacia mí para darme una charla

–¿ Estás listo para esto?

Respiré hondo y miré al set de grabación – un sofá de cuero blanco contra ventanas de piso a techo en el elegante loft que alquiló el estudio. Se sentía frío y artificial, pero ¿Qué podía esperar? Era solo sexo. Podría  hacer esto. Era lo único en lo que sabía con certeza que era bueno. Y lo más importante, se paga mucho, lo suficiente como para pagar la atención medica de  Rachel.

Me imagine su dulce rostro asomándose por el borde de su edredón cuando la había recogido hace un rato. Le había dicho que Sue iba a cuidarla y que no me iba ver hasta mañana. Ella apretó  los labios y asintió. No le gustaba la oscuridad, e incluso a veces prefería meterse en mi cama por la noche, pero estaba poniendo su cara de valiente.

–Jacob– pregunto Sam, exigiendo mi atención de regreso a él.

–Sí, estaré bien.

–Ese es mi chico. Nuestra actriz debería llegar pronto. Es una chica nueva. Vas a amarla. Joven , dulce…–hizo un sonido de succión con la boca y los ojos tenía una mirada lejana. Me estremecí. Ignorando el hecho de que él era un director de películas para adultos, el comportamiento de Sam solo gritaba mala calidad.

Comenzaba arrepentirme de mi decisión de trabajar para él, pero las visiones de signos de dólar seguían flotando ante mis ojos. Sam me había visto en el ring de boxeo en varias ocasiones durante el año anterior, y unos meses antes comenzó  a acercarse a mí  después de las peleas, prometiéndome grandes sumas de dinero si alguna vez estuviese interesado  en trabajar para él. En ese momento me reí. Pero las peleas trajeron menos dinero y las cosas empeoraron con Rachel, acepte la oferta y decidí darle una oportunidad.

El artista de maquillaje se acercó, por suerte, distrajo a Sam de cualquier pensamiento pervertido que se estuviera reproduciéndose a través de su cabeza. Me quite la bata a su petición y comenzó a aplicarme algún tipo de spray sobre los hombros y el pecho. No me gustó el dolor, pero lo aleje de mi mente y me concentré en lo que tenía que hacer.

–Lo más importante de recordar es el control. No hagas nada hasta que yo lo diga. Pero si necesitas ir más despacio, o cambiar posiciones, hazlo. Siempre y cuando no eyacules hasta que yo dé la señal. Tenemos un montón de escenas y posiciones antes de que eso suceda–me recordó Sam

–Lo tengo. No me será un problema.

El se echó a reír.

–Arrogante. Me gusta eso.

La confianza no solía ser un problema para mí, pero no podía negar que había un dejo de ansiedad ante la idea de tener sexo con una chica a la que nunca había conocido, en la cámara, frente a una sala llena de gente – técnicos de iluminación, director, equipo de filmación y algunos otros cuyos papeles no sabía. Trate de no concentrarme en eso y en su lugar pensé en el dinero que Sam me prometió.

–¿Qué pasa con ella? ¿No debería de hablar con ella primero? ¿Descubrir lo que le gusta y eso?

Sam se rió y palmeó mi hombro.

–Niño tonto. Se trata de una escena porno, no una primera cita. Ella fingiría, así que no te preocupes porque tenga un orgasmo. Solo concéntrate en ti.

No podía imaginar  cómo podría tener una conversación así con una extraña…

“¿asi que te gusta la penetración o la estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo?”

Dios, ¿yo era un idiota o qué? Estaba demasiado en esta mierda.

La puerta principal se abrió y todo el mundo se volvió.

– ¡y ahí está! Mi chica hermosa… – Sam se dirigió a saludar a la estrella con los ojos abiertos mientras ella entro en el apartamento.

No pude dejar de notar lo asustada que ella estaba. Y la joven. Mierda, ¿esta chica siquiera tenía dieciocho años? Vi como Sam le ayudo a quitarse su chaqueta y la coloco sobre la silla de maquillaje.

******EN LA ACTUALIDAD******

Cuando Reneesme regresó, yo estaba sentado en la mesa de examen, la bata de papel cerrada sin anudar a mí alrededor. Sam no se había ofrecido a irse mientras me cambiaba. El y toda la habitación llena de gente ya me había visto desnudo, así que pensé que no importaba mucho en este punto. Ansiaba que esta jodida noche acabase.

Reneesme se lavó las manos y cuidadosamente colocó una bolsa de hielo sobre mi ingle. Me moví y dejé escapar un gruñido de sorpresa por la frialdad, y los ojos de reneesme se encontraron con los míos.

– ¿Estás bien?–pregunto en voz baja

–Bien–dije y trague la cadena de malas palabras que quería dejar salir y ajuste la bolsa de hielo para que no se sentara directamente en mis bolas.

Sam se apoyó en la mesa de examen y rio para sus adentros como si encontrara nuestra interacción divertida. Era evidente que yo estaba intrigado por ella y por la forma en que sus ojos vagaron por la habitación, desesperada por mirar a otro lado excepto directamente a mí, o mejor dicho, a mi apéndice inflamado. Ella estaba claramente incómoda.

–puedes ver por qué lo contraté, ¿no, cariño? – Sam sonrió con orgullo y me dio un codazo suavemente en un costado.

Sus mejillas se ruborizaron y metió la barbilla contra el pecho.

–Continuaremos con esto –gruñí. No me importa el examen o estar expuesto, solo quería poner fin a su vergüenza lo antes posible.

No sé  por qué escuche a Sam y tome esas malditas pastillas.

Me sentía atraído por la modelo que contrató, ese no era el problema. Era muy bonita, menuda y bien proporcionada, pero se había visto jodidamente asustada. Traté de mantener una conversación cortes antes que comenzara el rodaje, pero incluso una pequeña charla fue demasiado para ella. Se excusó a la cocina, donde estaba sentada encaramada en un taburete de la barra, con los ojos cerrados y el pecho oprimido que subía y bajaba mientras tomaba profundas respiraciones.

Después de que finalmente se convenció de hacer esto, me sentí tan incómodo que ni siquiera pude mantener mi erección –algo que nunca fue un problema para mi antes.

No me follaría a una chica que estaba horrorizada de mí. “lo siento, eso no es excitante”. Sam asumió que era un problema de nervios, y estúpidamente acepté las píldoras en lugar de explicarle por qué no quería hacer esto. Al final, tuve que ser hombre y explicarle la situación, pero antes del que daño estuviera hecho.

–¿Así que eres una estrella porno?–preguntó Reneesme, mirándome antes de alejar la mirada.

Estaba tan nerviosa como un ratón de campo en una estampida.

– ¿Esto te molesta?–fanfarroneé. No tenía por qué saber que se trataba de mi primera película y ni siquiera la había terminado. Además, ya me había juzgado. No tiene sentido tratar de defender mi honor.

Sus ojos se encontraron con los míos de nuevo y los mantuvo.

–No. –su voz sonó segura, pero no pude dejar notar el rubor que se arrastró hasta dejar el cuello para colorear las mejillas. No estaría para nada sorprendido de saber que era virgen, con lo tímida e insegura que era de sí misma. Razón de para estar lo más lejos posible de ella.

Viendo su trabajo, sus pequeñas manos moviéndose para cuidar de mí agitó algo en mi interior. Había pasado mucho tiempo que alguien cuido de mí.

El médico entró en la sala –Un hombre a mediados de los cuarenta, y puritano, cosa que me tranquilizó.

Después de cubrir los aspectos básicos –que me había tomado dos de las pequeñas píldoras azules a pesar de que solo se recomienda una y si, había estado totalmente erecto después de cuatro horas y media, ahora el médico, por suerte, se fue directo al trabajo, abriendo mi bata. Mi miembro inflamado sobresalía frente a mí, saludando con orgullo al doctor y a Reneesme.

–¡Allí está! –Sam sonrió con orgullo.

Este tipo era retorcido. ¿Por qué demonios esta tan interesado en mi polla? Claro que era ala media, lo sabía. Después de Sam se me acercara para protagonizar una de sus películas, miré estadísticas en internet y me medí, dolo por curiosidad. Era mucho más grande  que el promedio de acuerdo con lo que había leído en línea. Pero aun así, su interés era espeluznante. Me acorde de que trataba con el cuerpo humano durante todo el día y que estaba pensado en el dinero que podía hacer cuando lo miraba, pero eso no quería decir que me gustará que otro hombre mirase mi polla con entusiasmo.

Mi mirada subió para ver la expresión de Reneesme. Una mala idea. Su boca se quedó abierta y su pecho subía y baja  con cortas respiraciones. Prácticamente sentí su mirada acariciante.

–¿ Es familia? – pregunto el doctor, inspeccionándome cautelosamente. –No.

El doctor inclino la cabeza hacia la puerta, haciendo un gesto a Sam.

–¿Le importaría salir de la habitación, señor?

–claro que si Doctor. –Sam asintió con la cabeza–. Me voy de aquí tan pronto como usted me diga que no habrá daño permanente en la máquina de hacer dinero.

El médico levantó la vista él, no le hizo gracia.

–Sobrevivirá. Ahora, por favor, váyase.

Aparentemente satisfecho por la respuesta del médico, Sam  me dio un guiño, me palmeo el hombro y salió de la habitación.

–Entonces, ¿Qué tan mal estoy?–casi asustado de preguntar.

Los ojos de Reneesme se movieron hacia el suelo, como si supiera que no me iba a gustar la respuesta. No era bueno.

–te daré  una dosis de medicina, una combinación de esteroide y un relajante muscular para ver si vuelven las cosas a la normalidad. Tomaras estas oralmente y esperarnos unos treinta minutos. Si eso no funciona, tendré que insertar una delgada aguja en el eje y extraer sangre de forma manual. –El doctor tomo unas notas del archivo y salió de la habitación.

Se hizo un nudo en la garganta. Las malditas pastillas tenían que funcionar. No será capaz de manejar que acercara una aguja a mi polla sin golpear al pobre hombre en la cara.

Reneesme regreso unos minutos mas tarde con vaso de plástico pequeño que contenia dos pastillas y un vaso de agua para mí. Me tome las pastillas  y el agua de un solo trago. Una vez mas, ella organizao la bolsa  de hielo sobre mi regazo, su mano rozo mi polla, lo que la hizo saltar. La vi morderse el labio para evitar sonreir.

–gracias –mormuré, pasándole el vaso.

–De nada. Quédate quieto, regresare a checar tu evolución dentro de un rato.

Nunca en mi vida había sido tan feliz de estar solo en toda mi vida, pero veinte minutos más tarde mi erección se aflojo, salte de la camilla y empecé a vestirme.

Justo cuando estaba tirando de mis vaqueros, Reneesme volvió a verme. La mirada de sorpresa en su rostro me detuvo.

–creo que etoy listo para irme– expliqué.

Sus ojos viajaron a lo largo de mi cuerpo, deteniéndose una vez que forzaba mis vaqueros.

–oh.

–Gracias por todo. – Agarré mi chaqueta de la silla y comencé a ponérmela. Sus manos se lazaron y apretaron contra mi pecho.

–No puedes simplemente irte, El doctor Hale querrá um… hablar contigo de tu, um, estilo de vida. Y ver si podemos ofrecerte pruebas de enfermedades de transmisión sexual.

Me eche a reír.

–Gracias de todos modos estoy bien. –apenas tenía tiempo para tener citas, por no hablar de tener relaciones sexuales, pero cuando lo hacía, siempre usaba condón. Por no hablar de que Sam insistió en hacerme la prueba como un acuerdo para trabajar para él. Todo lo que quería hacer era llegar a casa, ver como estaba Rachel y olvidar lo que ocurrió toda esta noche.

–Está bien. Cuídate – dijo y salió de mi camino mientras la pasaba, dispuesto a dejar muy atrás esta experiencia.

Capítulo 2: ATRAPADA

 
14439866 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10757 usuarios