CORAZÓN ATRAPADO

Autor: bellsamy
Género: Suspense
Fecha Creación: 23/07/2012
Fecha Actualización: 07/03/2014
Finalizado: NO
Votos: 11
Comentarios: 17
Visitas: 9313
Capítulos: 6

BELLA ESTA CASA CON ARO VULTURI , QUIEN ES UN POLICIA RECONOCIDO,ESTE TIENE UNA HIJA Y UN GRAN SECRETO QUE TIENE QUE VER CON LOS CULLEN, ALLI BELLA CONOCERA AL VERDADERO ARO Y ENCONTRARA EL AMOR DE EDWARD

 

¿QUE PASARA? AVERIGUALO!!

Disclaimer: los personajes no me pertenecen, los personajes pertenecen a Stephenie Meyer

 

+ Añadir a Favoritos
Leer Comentarios
 


Capítulo 5: V PARTE

 

HOLAAA GRACIAS POR EL APOYO LE DEDICO ESTA PARTE A MI HIJA JULIETA Y A MI SOFFY HERMOSA LAS AMOOOO ESPERO LES GUSTE!!!!!

LES DEJO EL LINK D ELA CANCION DEL FINAL JEJEJE

http://www.youtube.com/watch?v=kwYKANWvGqM

---------------------------------------------------------

Pov Bella

 

Podia sentir la presencia de Edward sobre el colchón, no sabía exactamente en que momento me habia quedado dormida;  recuerdo haberle pedido a Edward que no se fuera.

 

Su respiración era regular y suave, él dormia como un angelito a mi lado.

 

Traté de estirar mis piernas, no sabía cuanto tiempo había dormido, pero parecia demasiado, me levanté con cuidado para no despertarlo.

 

Observé por la ventana, el día casí se alzaba, el sol apagado aún iniciaba su entrada, dando paso al amanecer  flotaba hacia el cielo azul brillante.

 

Me volvi y observé a Edward, no entendia por que a pesar de mi dolor, él podía proporcioname una paz infinita, podía solo con su contacto ponerme nerviosa.

 

Había tratado de ignorar ese sentimiento debido, a que según yo, tenía una sola cosa en que pensar,  mi situación con Aro, eso era algo primordial, o eso había pensado hasta este momento.

 

Pero ahora en la soledad de esta gran casa, y observando a Edward dormir con tanta paz, esto parecia de otro mundo.

 

Me cuestioné furiosa, odiaba aquella paz que me invadia su expresión, el había estado a punto de matarme.

 

Una lágrima rodó por mi mejilla, la culpabilidad me invadió, me sentía totalmente a salvo junto a aquel hermoso hombre, me sentía en mi “lugar feliz”, ese que pense que tenia junto a Aro, pero que jamás me había proporcionado la paz de este momento.

 

El móvil de Edward sonó;  él asustado se despertó.

 

Corrí a la cama,  tomé a Edward del rostro desesperada, lo observé por una milesima de segundo y choque mis labios contra los de él con toda la fuerza que pude.

 

El beso era agresivo, con rabia pero con ahnelo.

 

Edward lentamente tomo mi mejilla, paso sus dedos por mi rostro, mientras exploraba mi boca con su lengua ágil, dejando un dulce sabor tras su paso.

 

Lágrimas de felicidad y culpa se delizaban por mis mejillas insistentemente.

 

Edward con uno de sus delicados dedos, limpiaba las lágrimas y no se separo de mí mientras ko hizo, el continuo con el beso.

 

Nos habiamos olvidado de el móvil, de la casa, de Aro y del resto del mundo.

 

De pronto sentí un gran vacio en mi pecho al notar que Edward se separo de mi, respire profundamente.

 

-Lo siento, necesitaba respirar- rio bajito.

 

Escondi mi rostro entre mis manos, avergonzada, no entendia por que lo había besado.

 

El móvil de Edward seguía sonando, una tras otra vez.

 

-Será mejor que contesté- me dijo levantandose de la cama y caminando al buro junto a la puerta de la habitación.

 

-Hola- contesto con voz nerviosa.

 

-Continuamos en casa Emmett y si estamos bien- dijo en un siseo.

 

Guardó silencio  y de pronto sus facciones cambiaron, su frente se poblo que arrugas y me observó con nerviosismo.

 

-He decidido que hacer Emmett, ustedes permanecerán en la casa de campo hasta que yo haya solucionado todo esto- le dijo demandante y colgó la comunicación.

 

Temí lo peor.

 

Pero observé a Edward fijamente, algo en su mirada me tranquilizó y entonces no tuve miedo, no tuve razón para sufrir por morir en manos de Edward, aquí frente a él puede darme cuenta que comenzaba a quererlo, que me gustaba, que me atraía, por eso lo había besado, sentía la necesidad de hacersele saber que lo quería antes que me matará o peor me alejará de él, pero decidí no hacerlo, no sacaría nada demostrando algo que definitivamente para mi estaba prohibido.

 

No había necesitado meses, tan solo días, una sola vez nos habíamos visto y allí mi corazón había quedado ligado al de él.

 

Pobres eran mis sentimiento hacía Aro, nulos ahora que me había ultrajado de aquella forma.

 

Una parte de mí se sentia culpable por cada sentimiento que despertaba Edward y la mayor parte se sentia tranquila, por estar aquí a salvo;  otra más  se sentia miserable por aquel engaño, pues Aro mismo se había encargado de  mentirme, él me había golpeado.

 

Edward observó la habitación por lo que me pareció una eternidad.

 

Depronto me sumergi en mis pensamientos, ya nada me importaba no quería saber que se traían los Cullen, ya nada tenía sentido; entonces pensé en marcharme lejos, dejar todo, pero primero tenía que saber que haría conmigo.

 

Aunque morir a manos de alguien a quien quieres sin él saberlo, no se presentaba como un plan tan desagradable por lo menos moriría junto a él.

 

-Edward- le llame en un susurro, él se giró para observarme, y no dijo nada.

 

-Sé que no me dejarás que me marche y moriré…- dije sin pensarlo con tranquilidad

 

- ¿Por qué dices eso?- me preguntó sorprendido.

 

No dije nada.

 

-Bella.... He decidido confiar en ti, no sé si me traicionarás, si estés con Aro y si te burles de mí, pero mereces saber todo, es lo que pienso- me dijo serio -pero primero comeremos algo son las 6 de la mañana y llevas el tiempo suficiente sin alimentarte-

 

Me sorprendio su detalle, estaba preocupándose por mí.

 

Tras una hora de preparación de alimentos y comentarios vacíos y en ocasiones hasta divertidos, Edward sirvió en la mesa un suculento desayuno, la cocina totalmente blanca, con una mesa central y de gran espacio, se iluminaba con los rayos vivos del sol.

 

Tras deborar cada alimento preparado por Edward, él y yo permanecimos en silencio.

 

Unos minutos después el silencio se hizo incómodo.

 

-¿Ya es hora?- cuestioné

 

-Bien creo que no es necesario darle mas largas a este asunto- dijo Edward con rostro sereno- como sabes mi familia conoce a Aro, y más que a él, a su familia entera;  llevamos negociando lo mismo por más de cuatro generaciones- comenzó a narrar con voz suave.

 

-Él y sus hermanos Marcus y Caius son los herederos Vulturi, pero el gran djefe de la familia es Aro; durante los ultimos veinte años, Aro ha manejado todo lo relacionado con su familia y es allí en donde entramos nosotros-

 

Respiré profundo, no sabia nada acerca de la familia de Aro eso debía reconocerlo, dos hermanos, una familia tradicional, en que momento me había perdido de tanta información.

 

-Siempre hemos estado del mismo bando, pero tras la sucesion de Aro a la cabeza de la familia, el buen trato que mantenian nuestras familias se ha ido deteriorando poco a poco, los primeros años todo llevaba su cause, mi padre aún se encargaba del negocio familiar. Las negociaciones con Aro fueron incrementando a tal punto que en una de ellas mi padre no logro cumplir con parte de un trato-

 

Mi rostro era el vivo reflejo de la duda, no tenia conocimiento que Aro tuviese una empresa familiar o algo parecido, Edward tomo aire y se presionó el puente de la nariz tratando al parecer de tranquilizarse.

 

-Si no deseas no continues- dije comprensivamente.

 

Una lágrima se deslizó por su mejilla, mis ojos se concentraron en ella.

 

Evadió mi comentario y continúo -la única medida que encontro Aro para presionar a mi padre fue llevarse a Alice, mi pequeña e inocente hermana- expreso logrando que más lágrimas rodaran por su rostro de ángel.

 

-Alice cursaba su último año de diseño de modas, hacía poco más de dos años se habia casado con Jasper, era una niña alegre, tierna, comprensiva, solia serlo hasta ese maldito día. Ella conducía a su escuela de modas, cuando Aro se la llevó, fueron días en los cuales ningún miembro de esta familia concilio el sueño, nuestros intentos por encontrarla fallaban y Aro solo se burlaba de nuestro dolor; mi padre desesperado logró cumplir con el pago de las negociaciones,  Aro prometió devolvernos a Alice al día siguiente; tres días había pasado Alice con ese demonio, él nos había asegurado que ella estaba muy bien  hospedada y cuidada, nosotros creimos en ello; al día siguiente de la entrega Alice fue dejada en la puerta de nuestra casa inconsiente, golpeada y en las peores condiciones fisicas, quien la encontró fui yo, desesperado traté de auxiliarla- su voz durante el relato variaba, en algunas partes era débil y  en otras casi un susurro.

 

Soy médico, igual que mi padre, la lleve a casa, los unicos en casa eramos Jasper y yo, al ver la gravedad de sus heridas tuve que llevarla a un hospital, no eran muchos los instrumentos que tenia en casa, lo mas doloroso fue ver a mi pequeña hermana  cuando finalmente estuvo consiente, retorcerse del dolor, eso me partio el corazón, luego de muchas horas en el hospital, pude determinar que ella esperaba un bebe, fue un milagro que Mary se salvará, la habian golpeado lo suficiente para que la placenta se desprendiera pero mi pequeño angelito se habia aferrado a la vida tanto como su madre, desde ese día Alice cambio mucho- su semblante era de odio, su expresión se torno oscura, siniestra.

 

-Nunca se habia involucrado en los negocios de la familia, las mujeres siempre han estado al margen de los mismos, pero ella quería venganza, Aro habia atentado contra lo más sagrado para ella, su bebe; desde ese día Alice se ha dedicado a odiar a Aro, a su familia y a toda aquella persona que esté relacionada con él-

 

No podia negar que las razones de Alice para odiarme eran lo suficientemente poderosas, yo era la esposa de Aro, el maldito que habia atentado contra la vida de su hija y de ella misma; anonadada me encontraba ahora, que asumia la parte de Alice, aquel Aro del que me hablaba Edward, era un total desconodio para mi.

 

-He escuchado que a la primera esposa la mató uno de sus socios, han perseguido a su hija muchas veces y hasta donde mi padre sabe su primera esposa siempre supo a lo que él se dedicaba, por eso lo dejo- continúo evadiendo mi expresión de terror.

 

Mi boca se abrió formando una gran “O”.

 

No podia creer todo aquello de lo que me hablaba Edward, era absurdo.

 

-Edward…. Tu familia… la de Aro… ¿a qué a que… se dedican?- pregunté temerosa.

 

-Bella…. Nosotros estamos… en la mafia- dijo con indiferencia.

 

-¿En la mafia?- pregunté sin entender.

 

-Nos dedicamos a traficar con drogras, armas y lavado de dinero por todo el mundo- dijo con obviedad.

 

Abrí mi boca sorprendida.

 

-Lo hemos hecho por generaciones, primero los Vulturi, luego los Cullen, los Hale padres de Jasper y Rosalie, entre otros-

 

-¿Ahora que se esto tendrás que matarme verdad?- pregunté.

 

-Eso solo depende de ti- me dijo – de verdad. ¿No sabías esto Isabella?- cuestionó observando con detenimiento mi expresión, guardó silencio esperando mi respuesta, unas cuantas lágrimas rodaron por mis mejillas y lo miré directo a los ojos.

 

-No Edward,  desconozco quien es ese Aro del que me hablas, mi esposo es una persona dulce, comprensiva y es un servidor de la ley... Él es policía, él era el jefe de mi padre cuando lo conocí- dije anonadada ante la cantidad de información que me había proporcionado Edward.

 

-¿Acaso no me crees?-  cuestiono.

 

Recordé su furia, sus golpes y solo pude guardar silencio por unos minutos, las lágrimas se convirtieron en sollozos paulatinamente, Edward se acercó, me abrazo y dejo que llorará entre sus brazos.

 

No fui consiente con exactitud cuánto tiempo lloré y renegué de mi situación, solo sentí los fuertes brazos de Edward cobijándome en todo momento.

 

El cansancio fue el único capaz de doblegar mi llanto.

 

Cuando volví a ser consiente de nuevo, me encontraba nuevamente en la gran cama de Edward, me removí incomoda, espere ver a Edward a mi lado pero no fue así, un gran vacío se instaló en mi pecho.

 

Mi móvil vibraba sin compasión alguna en el buro, me levanté con pereza, sabía muy bien quien era, pero ahora menos que nunca quería responder a sus llamadas.

 

Analice mis opciones, Aro tan solo dos días atrás me había mostrado quien era realmente, ¿era conveniente tentar mi suerte?, él no podía sospechar de mi y si había casi matado a Alice no quería ni imaginarme que le haría a Edward si se enteraba de mi presencia aquí y además de todo lo que habíamos hablado.

 

A regañadientes me levanté para contestar el móvil.

 

-Hola- conteste  molesta.

 

-Amor, ¿por qué no contestabas? ¿En dónde estás? no se supone que te quedarías tanto tiempo con Ángela, ¿Por qué no has ido a casa de tus padres? Hable con Charlie y no has ido- preguntaba Aro ofuscado.

 

-Donde Ángela- conteste con voz monocorde – ¿Y tú en dónde estás? acaso ¿ya regresaron?-

 

-No, aún estoy de viaje, regresaré en unos días más, ya lo sabes, ¿Segura que estas con Ángela? Ya no te creo Isabella- cuestionó molesto.

 

-¿Crees que tienes algo que reclamarme Aro Vulturi? – Cuestioné indignada- además con lo sucedido no tengo planes de pasar a casa de mis padres para contarles que me golpeaste, o acaso ¿quieres que se enteren?-

 

-Deja de ser tan melodramática Isabella, solo quería que entendieras las cosas- dijo con cinismo.

 

- Aro necesito un tiempo a solas, déjame pensar porque la verdad a este matrimonio ya no le veo futuro- dije sin pensar.

 

-¿Qué?-cuestionó furioso - ¿estás tratando de decirme que planeas dejarme?, ¿Hay otro en tu vida? , Claro por eso tanta discusión, eres una maldita mujer Isabella, pero escúchame muy bien, nunca, te voy a dar el divorcio ¡NUNCA! - vocifero y corto la llamada.

 

Estrellé el móvil contra la pared de la blanca habitación furiosa, no entendía muy bien porque le había dicho a Aro aquello, pero si bien era cierto que no tenía claridad en el destino de nuestro matrimonio se supone que por el amor que nos profesábamos, daría una luz de esperanza para arreglarlo, entonces cada palabra de Edward hizo eco tan clara como hacia tampoco me las había dicho, Aro me había engañado tan despiadadamente.

 

Él era una persona totalmente distinta a la que yo creía, que más podía, desear cuando aquel hombre que decía ser mi esposo era para mí un total desconocido.

 

Caminé por la habitación inquieta, ya había pasado casi dos días aquí, anhelaba una ducha, ropa limpia y la tranquilidad de mi casa.

 

Salí de la habitación dispuesta a pedirle a Edward que me llevara a casa, pero tuve que esconderme al verlo concentrado en una conversación en su móvil.

 

- Ya te dije, ella es inocente, Aro la engaño, tienes que entenderlo, sabes que no confiaría en ella sino supiera que dice la verdad-

 

Guardo silencio por unos minutos

 

- Está bien si no estás de acuerdo conmigo haré las cosas a mi manera, soy en jefe de esta familia y aquí se hace lo que yo diga- culmino la discusión furioso y colgó.

 

Trate de regresar a la habitación pero en un torpe movimiento tropecé y caí al suelo ocasionando que Edward notara mi presencia.

 

Lo observé apenada, el solo rio y se acercó a mí para ayudar a ponerme en pie.

 

 

 

-¿A dónde irás?- me pregunto Edward.

 

-¿Me dejarás ir?- le pregunté sonriendo.

 

El asintió con una extraña sombra de tristeza en su mirada.

 

-mmm…por ahora al hotel de mi amiga del colegio, Ángela Weber, me dijo que vendría a la cuidad, necesito tiempo para mí son demasiadas cosas que asumir-

 

La duda ocupo el rostro de Edward

 

- No diré nada si acaso lo que te aflige, será como si jamás hubiese escuchado esto, trataré de pensar que hacer- le prometí.

 

-No es eso lo que me aflige Bella, es simplemente que no he olvidado nuestro beso- dijo de repente.

 

Me ruborice pero no dije nada.

 

-Entiendo amas a Aro…- dijo con voz triste, luego en su expresión renació una luz, sus ojos brillaron emocionados.

 

-Y si te pido que te quedes estás noches, solo unas Bella- dijo de pronto en tono alegre y casual como si estuviese dando el clima.

 

Lo observé sorprendida.

 

-Ven acompáñame- me dijo halándome hacia su habitación.

 

 Lo seguí con duda, él llegó al armario y saco una guitarra, lo miré extrañada.

 

Rio por mi expresión y comenzó a tocar los acordes.

 

Sé que estas cansada

 

Que has tenido un día largo

 

Y quieres apagar el mundo.

 

 

 

Sé que todo el día

 

He contado las horas

 

Para tenerte cerca.

 

 

 

Sé que a veces piensas

 

Que has equivocado

 

Pasos en tu vida.

 

 

 

Sé que a veces pienso

 

Que si no te tengo

 

Para que más pasos.

 

 

 

Sé que quiero que seas

 

Lo primero que vea

 

Cuando abra mis ojos.

 

 

 

Y si te quedas esta noche

 

Y si me abrazas en la cama

 

Y si encaramos por fin tantas ganas

 

De ser los testigos de nuestras mañanas.

 

 

 

Yo por mi parte estoy dispuesto

 

A desnudarte el pensamiento

 

A ser colono de cada rincón

 

Ser tu roca y tu bien, tu final y comienzo.

 

 

 

Y si te quedas esta noche

 

Y si te quedas qué?

 

 

 

Cuando cruces la puerta

 

Deja atrás tus dudas

 

Y tus remordimientos.

 

 

 

Para que pensar

 

Si somos el capricho

 

De lo que sentimos.

 

 

 

Cuando te despiertes

 

Y me veas sonriendo

 

Va a tener sentido.

 

 

 

Todo el tiempo ido

 

Que he desperdiciado

 

Antes de estar contigo.

 

 

 

Solo quiero que seas

 

Lo primero que vea

 

Cuando abra mis ojos.

 

 

 

Cada palabra traspasaba mi corazón como dagas punzantes, por segundos pensaba en Aro, pero luego mi corazón latía a una velocidad exagerada al sentir aquel timbre tan afinado y masculino que interpretaba esa bella melodía de Santiago Cruz (cantante Colombiano).

 

En cuanto Edward acabo su interpretación, me lancé de forma efusiva y lo besé, no importó nada más solo él y yo.

 

-¿Entonces te quedarás? – preguntó Edward con un tierno puchero.

 

-Me lo pensaré- le dije besándolo de nuevo.

 

Mi móvil vibro sueva y por solo unos segundos

 

Lo tomé despreocupadamente, abrí el mensaje de texto nuevo.

 

“Deje a alguien para cuidarte, crees que te dejaría sola, y aún más después de aquella desagradable discusión, siempre serás mi Isabella tenlo presente

 

Aro.”

 

 Toda emoción me abandonó en cuanto leí el mensaje, me separé de Edward con pánico, si el me había dejado vigilada, sabia en donde me encontraba, sabría que había sucedido algo entre Edward y yo y le haría daño.

 

Eso no podía permitirlo.

 

-Edward debo irme- dije seria, me levanté le di un último beso y sin permitirle reaccionar salí corriendo de la casa con lágrimas en mis mejillas rogando al cielo que Aro no supiera mi paradero y mucho menos que estaba con Edward.

 

 

Capítulo 4: IV PARTE Capítulo 6: VI PARTE

 


 


 
14448884 visitas C C L - Web no oficial de la saga Crepúsculo. Esta obra está bajo licencia de Creative Commons -
 10763 usuarios