LEYENDO LUNA NUEVA

Autor: cary0605
Género: General
Fecha Creación: 01/03/2012
Fecha Actualización: 26/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 79
Visitas: 135157
Capítulos: 29

Continuación de LEYENDO CREPUSCULO. La familia Cullen ha leído Crepúsculo y ahora leerán Luna Nueva. ¿Qué hará Edward cuándo se entere de que abandonará a Bella? ¿Qué pensará su familia? 

Historia original de Choices HP "Reading New moon"...( TRADUZCO con su permiso por supuesto)

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Capítulo 21: VOLTERRA

Disclaimer: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading New Moon” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.


Volterra leyó Emmett causando un estremecimiento en todos.

Empezamos a subir la carretera empinada, más y más congestionada conforme avanzábamos. Al llegar más arriba, los coches estaban demasiado juntos para que Alice los esquivara zigzagueando, ni siquiera asumiendo riesgos. Cada vez íbamos más despacio y terminamos progresando a paso de tortuga detrás de un pequeño Peugeot de color tabaco.

"Vamos", se quejó Alice con impaciencia. "No tenemos tiempo para eso."

—Alice —gemí. El reloj del salpicadero parecía ir cada vez más deprisa.

—No hay otro camino de acceso —me dijo con una nota de tensión en la voz demasiado fuerte para conseguir que me calmara.

"Bueno, es difícil calmar a alguien cuando estás lo suficientemente nerviosa por ti misma," murmuró Alice.

“Todo saldrá bien, lo conseguirán” dijo Jasper apaciguante, tratando de convencerse a si mismo.

La fila de vehículos avanzaba poco a poco, cada vez que nos movíamos sólo adelantábamos el largo de un automóvil. Un sol deslumbrante incidía de lleno sobre nosotras, y parecía hallarse ya encima de nuestras cabezas.

“Y es por eso que solo Bella puede salvar a Eddy” comento Emmett interrumpiendo su propia lectura.

“Aun así no me gusta que este en Volterra” susurró Edward.

“No estás en posición de quejarte” lo reto Alice.

“Pero si yo no hice nada… todavía” se defendió Edward en respuesta a las miradas de Alice.

“Como sea” le contesto ella mirando a Emmett fieramente para que continuara leyendo, no le gustaba tener que esperar para saber que sucedería.

“Para ser tan pequeña, eres demasiado mandona” rio Emmett.

Uno tras otro, los coches se arrastraron hasta la ciudad. Atisbé algunos vehículos aparcados en la cuneta de la carretera al acercarnos más. Los ocupantes se bajaban para recorrer a pie el resto del camino. Al principio, pensé que se debía sólo a la impaciencia, algo fácilmente comprensible, pero cuando doblamos una curva muy pronunciada, vi que el aparcamiento —situado fuera de las murallas— estaba lleno y que un gentío cruzaba las puertas a pie. Estaba prohibido el acceso con coche.

—Alice —susurré de forma apremiante.

—Ya lo veo —contestó. Su rostro parecía cincelado en hielo.

"Si alguien puede conseguir pasar, esa sería mi Alice," dijo Jasper con confianza haciéndola sonreír.

Ahora que estaba atenta y que nos acercábamos despacio, pude apreciar que hacía un tiempo bastante ventoso. La gente que se apelotonaba en dirección a las puertas aferraba sus sombreros y se apartaba el pelo de la cara. Sus ropas se hinchaban a su alrededor. También me di cuenta de que el color rojo se extendía por doquier, en las blusas, en los gorros, en las banderas que ondeaban como largos lazos al viento, cerca de la puerta; mientras miraba, una ráfaga repentina atrapó el pañuelo de intenso color escarlata que una mujer se había anudado al pelo. Se enrolló en el aire sobre su cabeza y se retorció como si estuviera vivo. Ella intentó sujetarlo, saltando en el aire, pero continuó contorsionándose cada vez más arriba, un manchón de color sanguinolento contra las antiguas murallas de colores desvaídos.

—Bella —Alice habló rápido, con un tono de voz bajo, feroz—. No logro anticipar cuál va a ser la reacción del guardia de la puerta; vas a tener que irte sola, y corriendo, si esto no funciona. Lo único que debes hacer es preguntar por el Palazzo dei Priori y marchar a toda prisa en la dirección que te indiquen. Procura no perderte.

"Perderse?", se rió Emmett, "Yo estaría más preocupado por si se cae."

“Ella no lo hará” aseguro Alice “O eso quiero creer”

—Palazzo dei Priori, Palazzo dei Priori —repetí el nombre una y otra vez, intentando memorizarlo.

—Si hablan inglés, pregunta por la torre del reloj. Yo daré una vuelta por ahí e intentaré encontrar un lugar aislado más allá de la ciudad por el que saltar la muralla.

Asentí.

—Palazzo dei Priori.

—Edward tiene que estar bajo la torre del reloj, al norte de la plaza. Hay un callejón estrecho a la derecha y él estará allí a cubierto. Debes llamar su atención antes de que se exponga al sol.

"Deberías estar en sintonía con ella... incluso después de todo este tiempo", dijo Esme con renovadas esperanzas
"Ese Edward cree que ella está muerta," dijo Edward estremeciéndose con sus palabras. "No va a estar atento a su corazón... e incluso si llega a percatarse de sus latidos... dudo que lo crea..."

Asentí enérgicamente.

El Porsche estaba casi al comienzo de la fila. Un hombre con uniforme de color azul marino regulaba el flujo del tráfico y se encargaba de desviar los coches lejos del aparcamiento lleno. Estos daban una vuelta en forma de «u» y volvían en dirección contraria para estacionar a un lado de la carretera. Entonces, llegó el turno de Alice.

“Ese policía no sabrá que lo golpeo” rio Emmett ganándose miradas amenazantes de todos, querían que leyera mas rápido.

El hombre uniformado se movía perezosamente, sin prestar mucha atención. Alice aceleró para eludirlo y se dirigió hacia la puerta. Nos gritó algo, pero se mantuvo en su puesto, moviendo los brazos frenéticamente para impedir que el siguiente coche siguiera nuestro mal ejemplo.

"Ves lo que causas enana?", se rió Emmett ganándose más miradas. “Está bien, seguiré leyendo, ya no hay humor en este mundo” termino refunfuñando.

El hombre de la puerta llevaba un uniforme parecido. Conforme nos aproximábamos, nos sobrepasaba la riada de turistas que atestaba las aceras, mirando con curiosidad el rutilante y agresivo deportivo.

El guardia dio un paso hasta ponerse en mitad de la calle. Alice hizo girar el coche cuidadosamente antes de detenerse del todo a fin de que el sol incidiera sobre mi ventanilla y ella quedase a la sombra. Se inclinó velozmente detrás de su asiento y tomó algo del interior de su bolso.

"Probablemente un guante, no quiero asustar al pobre", dijo Alice.

“…” intentó decir Emmett.

“Cállate y sigue leyendo” lo reto Alice.

“Todos tiene derecho a interrumpir, menos yo” se quejo Emmett haciendo pucheros.

El guardia rodeó el coche con expresión irritada y, enfadado, dio unos golpecitos a su ventanilla.

Ella la bajó hasta la mitad y él reaccionó con torpeza al ver el rostro que había detrás del cristal tintado.

Jasper rio suavemente.

—Lo siento, señorita, pero hoy sólo pueden acceder a la ciudad autobuses turísticos —dijo en inglés con un fuerte acento y ahora también en tono de disculpa, como si deseara poder ofrecer mejores noticias a aquella mujer de sorprendente belleza.

“Ya sabes lo que causas en los demás” dijo Jasper tomando la mano de su esposa haciéndola sonreír, aunque estuviera preocupado por lo que estaba por suceder.

—Es un viaje privado —repuso Alice al tiempo que hacía destellar una seductora sonrisa.

“Como que seductora?” pregunto Emmett meneando las cejas “Quieres ponerle el cuerno a nuestro Jazzi?”

“Cállate ya Emmett” le dijo Jasper.

“Hay que poner un alto a esto, las mujeres Cullen están revolucionadas” contesto Emmett seriamente, haciendo reír a Edward por las ocurrencias de su hermano.

“Que estás diciendo idiota?” le gruño Alice

“De que hablas osito?” Rosalie le pregunto con voz sedosa.

“A que te refieres hijo?” Esme tan maternal como siempre, estaba confundida.

“Primero Bella casi besa al chucho, ahora Alice sonríe seductoramente a un italiano” explico Emmett totalmente convencido delo que decía “Papa tenemos que tener cuidado, solo faltan Rose y mamá, y pasaremos de ser *Los Cullen come ciervos* a ser *Los cornudos Cullen COMO ciervos”

Carlisle solo se rio, pero las mujeres no le vieron la gracia.

“Emmett” grito Esme claramente ofendida.

“Como te atreves a insinuar eso?” le gruño Alice con ganas de saltarle a la yugular.

“Quizás deberías replantearte tus apodos, por que podrías pasar de ser Emmett Cullen de Hale, a Emmett abandonado de Hale” le contesto claramente enojada haciendo tragar fuertemente a Emmett “Y Bella ni siquiera es una Cullen”

“Pero lo será pronto” contesto instintivamente Edward.

“Y era solo una bromita chiquita” susurro Emmett.

“Ni una palabra más si no quieres imitar a los monjes por varias décadas” regaño Rosalie.

“Si bebe” dijo Emmett agachando la cabeza Yo y mi gran bocota se regañaba una y otra vez internamente haciendo reír nuevamente a Edward. “Tu cállate, que Bella si estuvo  a punto de compartir babas con el perro”

“Hmp, solo sigue leyendo” dijo Edward enojado frunciendo el ceño, no hacia fala que le recordaran lo que casi paso.

Sacó la mano por la ventana, hacia la luz. Me quedé helada, hasta que vi que se había puesto un guante de color tostado que le llegaba a la altura del codo. Le tomó la mano, todavía alzada después de haber golpeado la ventanilla y la metió dentro del coche. Depositó algo en la palma y le cerró los dedos alrededor.

"Ah, el soborno. Por lo general, funciona a las mil maravillas ", sonrió Emmett mirando al instante a Rosalie “ solo comento la lectura, no estoy bromeando ni nada” se excuso y siguió con la lectura rápidamente antes de recibir replicas.

El guardia se quedó aturdido cuando retiró la mano y miró fijamente el grueso rollo de dinero que había allí. El billete exterior era de mil dólares.

—¿Esto es una broma? —farfulló.

"Nunca bromeo sobre el dinero", sonrió Alice.

La sonrisa de Alice era cegadora.

—Sólo si piensa que es divertido.

Él la miró, con los ojos abiertos como platos. Yo miré nerviosamente al reloj del salpicadero. Si Edward se ceñía a su plan, sólo nos quedaban cinco minutos.

Esme abrió la boca, se mordió el labio, y hundió la cabeza en el pecho de Carlisle. Ella realmente no podía soportar la idea de perder a Edward, aunque solo pasara en el libro.

Y no solo ellos, los demás estaban con una expresión de dolor en el rostro.
Edward, por su parte, frunció el ceño, algo que había estado haciendo mucho últimamente... pero este gesto era diferente.

Este gesto no tenía nada que ver con Bella, a juzgar por el hecho de que estaba observando de cerca la reacción de Esme, el silencio consternado de su padre, y los rostros de sus hermanos, a su intento de suicidio, este gesto solo manifestaba el dolor que sentía al ver lo que el Edward del libro estaba causando.

"¿Ves cuánto dolor  causaras Edward?" Alice pensó, sin la ira tiñendo su voz que normalmente estaba allí cuando ella pensando en eso. Esta vez fue diferente. Ella no lo estaba amenazando, no estaba enfadada con él, solo le hacía ver algo que el mismo contemplaba con sus ojos. "No puedes hacernos esto..."
Edward miró a Alice, sus ojos lucían tristes.

 Ella sabía que finalmente él pudo ver lo mucho que esto afectaría a todos.

—Vamos un poquito tarde y con prisa —le insinuó, aún sonriente.

El guardia pestañeó dos veces y después se guardó el dinero en la chaqueta. Dio un paso atrás de la ventanilla y nos despidió. Nadie entre la multitud que pasaba por allí pareció darse cuenta del discreto intercambio. Alice condujo hacia la ciudad y ambas respiramos aliviadas.

Toda la sala respiro también, cada vez estaban más cerca de saber lo que ocurriría.

La calle se había vuelto muy estrecha; estaba pavimentada con piedras del mismo desvaído color canela que los edificios que la oscurecían con su sombra. Espaciadas entre sí unos cuantos metros, las banderas rojas decoraban las paredes y flameaban al viento, que silbaba al barrer la angosta calleja.

Estaba atestada de gente y el tráfico de a pie entorpecía nuestro ritmo.

—Un poco más adelante —me animó Alice.

“Solo un poco más” animo Alice desde la sala también.

Yo aferraba el tirador de la puerta, lista para lanzarme a la calle tan pronto como ella me lo dijera.

“Pero no te caigas Bella” advirtió Emmett con un poco de humor, pero nadie lo reprendió, estaban más concentrados en no perder la calma, a pesar de la ayuda de Jasper que pensaba seriamente que su don no funcionaba en estos dais, el mismo estaba empezando a desesperarse.

Emmett se aclaro la garganta “Lo siento” y continúo con la lectura.

Alice conducía acelerando y frenando. El gentío nos amenazaba con el puño y nos espetaba epítetos desagradables que, por fortuna, yo no entendía.

“…” Emmett solo abrió la boca para decir algo pero la cerro al instante al ver la cara de todos, parecía como si estuvieran en un funeral o algo.

“Esto es simplemente ridículo, Bella salvara a Eddy y luego yo patearé su culo en el siguiente capítulo, estoy seguro” dijo Emmett tratando de distender la sala, pero no lo logro.

“Solo cállate y lee” Rosalie lo miro duramente.

Giró en un pequeño desvío que no se trazó para coches, sin duda, y la gente, asustada, tuvo que refugiarse en las entradas de las puertas cuando pasamos muy cerca de las paredes. Al final, entramos en otra calle de edificios más altos que se apoyaban unos sobre otros por encima de nuestras cabezas, de modo que ningún rayo de sol alcanzaba el pavimento y las banderas rojas que se retorcían a cada lado casi se tocaban. Aquí había más gente que en ninguna otra parte. Alice frenó y yo abrí la puerta antes de que nos hubiéramos detenido del todo.

Ella me señaló un punto donde la calle se abría hacia un resplandeciente terreno abierto.

—Allí. Estamos en el extremo sur de la plaza. Atraviésala corriendo y ve a la derecha de la torre del reloj. Yo encontraré algún camino dando la vuelta...

Inspiró aire súbitamente y cuando volvió a hablar, le salió la voz en un siseo.

—¡Están por todas partes!

"Maldita sea", susurró Jasper, el lucía  furioso.
"Ahora puedes ver lo que tengo que pasar en estos libros," dijo Edward, "sabiendo que la persona que amas está en peligro, pero no puedes hacer nada para ayudar..."

“Lo entiendo, créeme, que ahora lo entiendo” susurro Jasper aun enojado con el mismo, o más bien con el Jasper del libro, ese Jasper no debería haberle hecho caso a Alice, él debería estar en Volterra para proteger a su Alice.

Me quedé petrificada en mi asiento, pero ella me empujó fuera del coche.

—Olvídalos. Tenemos dos minutos. ¡Corre, Bella, corre! —gritó.

“Solo dos minutos” sollozo Esme aun envuelta en los brazos de Carlisle.

“Vamos Bella” susurraron tanto Rosalie como Jasper , que aun sentía culpa por lo que habían provocado indirectamente.

“Tú puedes hermanita” dijo Emmett confiado.

Alice salió del coche mientras hablaba, pero no me detuve a verla desvanecerse entre las sombras. Ni siquiera cerré la puerta al salir. Aparté de mi camino de un empujón a una mujer gruesa, agaché la cabeza y corrí con todas mis fuerzas sin prestar atención a nada, salvo a las piedras irregulares que pisaba.

La brillante luz del sol, que daba de lleno en la entrada de la plaza, me deslumbre al salir de la oscura calleja. El viento soplaba con fuerza y me alborotaba los cabellos, que se me metían en los ojos y me cegaban todavía más.

"Hubiera sido mucho más fácil si el viento soplará hacia mí", murmuró Edward. "Yo reconocería su aroma en cualquier lado."
Por tanto, no fue de extrañar que no viera el muro de carne hasta que me estrellé contra él.

No había ningún camino, ni siquiera un hueco entre los cuerpos fuertemente apretujados del gentío. Los empujé con furia y me debatí contra las manos que me rechazaban. Escuché exclamaciones de irritación e incluso de dolor a medida que porfiaba para abrirme paso, pero ninguna en un idioma que yo entendiera.

"Esto no es bueno. Dudo que ella tenga mucha experiencia abriéndose paso a través de multitudes ", se quejó Edward.
"Y el hecho de que sea bastante pequeña no servirá de nada", agregó Emmett.

“Por ser pequeñas no significa que no tengamos fuerza” dijo Alice mirando mal a Emmett.
Los rostros se transformaron en un borrón difuso de ira y sorpresa, rodeado por el omnipresente rojo. Una mujer rubia me puso mala cara y la bufanda roja que llevaba anudada al cuello me pareció una herida horrible. Un niño, encaramado a los hombros de un hombre para ver por encima de la multitud, me sonrió con los labios estirados en torno a unos colmillos de vampiro hechos de plástico.

Rosalie lucía disgustada, pero estaba demasiado nerviosa como para decir algo.

La muchedumbre me empujaba por todas partes y acabó por arrastrarme en sentido opuesto. Me alegré de que el reloj fuera tan visible, porque de lo contrario no habría podido tomar la dirección apropiada. Sin embargo, las manecillas del reloj se unieron en lo alto de la esfera para alzarse hacia el sol despiadado y aunque luché ferozmente contra la multitud, supe que era demasiado tarde. Apenas estaba a mitad de camino. No lo iba a conseguir.

“Por supuesto que lo harás, no te rindas” dijo Emmett que tenía plena confianza en bella.

Era estúpida, torpe y humana, y todos íbamos a morir por culpa de eso.

“En todo caso, sería mi culpa, no tuya Bella” murmuro Edward mirando a libro.

Mantuve la esperanza de que Alice hubiera conseguido salir adelante. También esperé que ella pudiera verme desde algún rincón a oscuras y que se diera cuenta de mi fracaso a tiempo de dar media vuelta y regresar junto a Jasper.

Hubo una reacción mixta con esa frase.

Todos querían que  Alice escapara, si podía, pero al mismo tiempo, no querían que deje sola a Bella en la cuna de los Vulturis.
No creo que me valla, pensó Alice para Edward, sabiendo que no podía decir eso en voz alta sin perjudicar a Jasper.

Edward dio un leve e imperceptible asentimiento de cabeza en agradecimiento, quería que Alice saliera ilesa, pero la sola idea de que Bella quedara en Volterra… sola… era simplemente aterradora.

Agucé el oído por encima de las exclamaciones enfadadas en un intento de oír el sonido del descubrimiento: el jadeo, quizás el grito, en el instante en que Edward se expusiera a la vista de alguien.

En ese momento vi delante de mí un resquicio en el gentío alrededor del cual había un espacio vacío. Empujé con dureza hasta alcanzarlo. Hasta que no me golpeé las espinillas contra los ladrillos no fui consciente de la existencia de una amplia fuente rectangular en el centro de la plaza.

"Ouch... eso debió dolerle, pero es lo mejor ", dijo Emmett. "Si esta mojada, las personas se alejaran de ella mas rápido."

Estuve a punto de llorar de alivio cuando pasé la pierna por encima del borde y corrí por el agua —que me llegaba hasta la rodilla— salpicando todo a mi paso mientras me abría camino velozmente.

"Ven? Todo saldrá bien", sonrió Emmett.

Los demás se relajaron un poco, todavía habían esperanzas.
El viento soplaba glacial incluso bajo el sol, y la humedad hacía que el frío fuera realmente doloroso, pero la enorme fuente me permitió cruzar el centro de la plaza en pocos segundos. No me detuve al alcanzar el otro lado, sino que usé como trampolín el borde de escasa altura y me lancé de cabeza contra la multitud.

“Esa es mi hermanita” vitoreo Emmett, estaba decidido a no rendirse en lo de animar a su familia.

Ahora se apartaban con más rapidez a fin de evitar el agua helada que chorreaba de mis ropas empapadas al correr. Eché otra ojeada al reloj.

Una campanada grave y atronadora

“¡No!” resonó en la sala, todos estaban al borde de la histeria, el tiempo se había acabado.

resonó por toda la plaza e hizo vibrar las piedras del suelo.

"Se acabo el tiempo”  murmuró Edward mortalmente pálido, mas si era posible, él había tenido las esperanzas que bella llegara a tiempo.
"Seguro te estás moviendo a paso humano, aun queda tiempo", dijo Alice para todos.
Los niños chillaron al tiempo que se tapaban los oídos y yo comencé a pegar alaridos mientras seguía corriendo.

—¡Edward! —grité, aun a sabiendas de que era inútil.

Los sollozos de Esme eran desconsolados, incluso Carlisle la acompañaba son tenues sollozos.

“Yo…” susurro Edward  “Lo siento” no sabía que mas decir, el mismo no sabía si los Vulturis se habían adelantado a atacarlo rápidamente antes de que alguien se diera cuenta de su actuación, pero era algo que no iba a decir en vos alta.

El gentío era demasiado ruidoso y apenas me quedaba aliento debido al esfuerzo, pero no podía dejar de gritar.

“Estoy seguro que ya la he escuchado", suspiró Edward. "Me imagino que estaré pasando mis últimos segundos pensando en ella y su voz solo serviría para imaginar que me ella está llamando del más allá." Termino diciendo sabiendo que el pensaría exactamente eso, si es que estuviera en esa situación.

El reloj sonó de nuevo. Rebasé a un niño —en brazos de su madre— cuyos cabellos eran casi blancos a la luz de un sol deslumbrante. Un círculo de hombres altos, todos con chaquetas rojas, me gritaron advertencias cuando pasé entre ellos como un bólido. El reloj volvió a tocar.

Dejé atrás a ese grupo y llegué a una abertura en medio de la muchedumbre, un espacio entre los turistas que se arremolinaban debajo de la torre y caminaban sin rumbo fijo. Busqué con la vista el pasaje oscuro y estrecho que debía estar a la derecha del amplio edificio cuadrado. No veía el suelo de la calle, ya que había demasiada gente entre medias. El reloj sonó de nuevo.

Apenas podía ver. El viento me azotó el rostro y me quemó los ojos cuando dejó de haber gente que hiciera de pantalla. Cuando el reloj tocó otra vez, no sabía si lloraba por culpa del viento o si derramaba lágrimas debido a mi fracaso.

"No te des por vencida... él todavía esta ahí", dijo Esme encontrado por fin su voz, ella confiaba en lo que había dicho Alice, si Edward se movía como un humano, aun quedaba tiempo. "Puedes lograrlo".

Los turistas más cercanos a la boca del callejón eran los cuatro integrantes de una familia. Las dos chicas lucían vestidos escarlatas y lazos a juego con los que se recogían hacia atrás el pelo negro. El padre, un tipo bajo, no parecía distinguir el brillo en medio de las sombras, justo encima de su hombro. Me apresuré en esa dirección mientras intentaba ver algo a pesar del escozor de las lágrimas. El reloj sonó una vez más y la niña más pequeña se apretó las manos contra las orejas.

La hija mayor, que apenas le llegaba a su madre a la cintura, se abrazó a su pierna y observó fijamente las sombras que reinaban detrás de ellos. Cuando miré, ella tocaba el codo de la madre y señalaba hacia la oscuridad.

"No... no mires ahí! ", dijo Emmett.

El reloj resonó, pero yo ahora estaba cerca...

... lo bastante cerca para escuchar la voz aguda de la niña. El padre me miró sorprendido cuando me precipité sobre ellos, pronunciando a voz en grito el nombre Edward una y otra vez, sin cesar.

La niña mayor rió entre dientes y le dijo algo a su madre al tiempo que volvía a señalar las sombras con gestos de impaciencia.

"Tal vez ella sabe lo que Bella está buscando," sonrió Emmett.
"O quizás ella sólo le gusta la cosa brillante que sale de las sombras", murmuró Edward oscuramente.

Giré bruscamente alrededor del padre, que tomó en brazos a la niña para apartarla de mi camino, y salté hacia la sombría brecha que había detrás de ellos. Entretanto, el reloj volvió a tocar en lo alto.

“Ese reloj esta colmando mi paciencia” dijo Alice.

—¡Edward, no! —grité, pero mi voz se perdió en el rugido de la campanada.

Entonces le vi,

“Siiiii”  dijo Emmett levantando un puño “Ya casi, solo corre un poco más, y tu Eddy más vale que no te muevas”

y también vi que él no se había percatado de mi presencia.

“Estas fuera de practica hermanito” se rio Emmett “Bella esta cerca tuyo, y tu no notas, ni su aroma, ni sus gritos, ni su presencia”

“Estoy seguro que ya la note, solo que creo que es parte de mi imaginación” se defendió Edward.

“Mucho amor, mucho amor, peeeeero cuando realmente necesitas ser un acosador que se sabe de memoria los movimientos y latidos, no te das cuenta de nada” termino Emmett riéndose, pero al ver que ya se había pasado con las bromas dado el momento en el que estaban, se dispuso a leer rápido, no queriendo toparse con la mirada de Rosalie.

Esta vez era él, no una alucinación. Me di cuenta de que mis falsas ilusiones eran más imperfectas de lo que yo creía; nunca le hicieron justicia.

Edward permanecía de pie, inmóvil como una estatua, a pocos pasos de la boca del callejón. Tenía los ojos cerrados,

"Abre tus estúpidos ojos, Edward," silbó Rosalie.
con las ojeras muy marcadas, de un púrpura oscuro, y los brazos relajados a ambos lados del cuerpo con las palmas vueltas hacia arriba. Su expresión estaba llena de paz, como si estuviera soñando cosas agradables.

"Sí, definitivamente estoy pensando en ella", suspiró Edward.
La piel marfileña de su pecho estaba al descubierto y había un pequeño revoltijo de tela blanca a sus pies. El reflejo claro del pavimento de la plaza hacía brillar tenuemente su piel.

Nunca había visto nada más bello, incluso mientras corría, jadeando y gritando, pude apreciarlo. Y los últimos siete meses desaparecieron. Incluso sus palabras en el bosque perdieron significado. Tampoco importaba si no me quería. No importaba cuánto tiempo pudiera llegar a vivir; jamás podría querer a otro.

Edward realmente intento evitarlo pero no pudo, una enorme sonrisa se poso en su rostro.

"Y eso debe resolver cualquier duda que tengas sobre ella en el futuro", sonrió Alice.

El reloj sonó y él dio una gran zancada hacia la luz.

“No!” gritaron otra vez todos, habían estado bromeando hacia cosa de segundos, pero el libro no les daba tregua.

—¡No! —grité—. ¡Edward, mírame!

Sonrió de forma imperceptible sin escucharme

"Sigo imaginando cosas," dijo Edward, probablemente pensando que él podía oírla bien, pero que no creía que en realidad era ella.
y alzó el pie para dar el paso que lo expondría directamente a los rayos del sol.

Emmett paro la lectura, cerrando el libro abruptamente y poniendo una cara mortalmente seria que solo hizo que los demás se preocuparan.

“¿Que paso?” preguntaron a coro, menos Esme y Carlisle que ya pensaban lo peor.

“Realmente quieren saber?” pregunto Emmett haciendo una mueca de dolor.

“No no no” susurraba Rosalie.

“No puede ser” Dijo Edward que no tenia cabeza para leer los pensamientos de Emmett, realmente estaba muerto, y ahora Bella cargaría con la culpa.

“Creí que lo lograríamos” murmuro Alice consternada

“Edward” sollozo Esme, abrazando mas fuerte a su esposo.

“Todo esto es mi culpa” dijo Jasper poniendo la cabeza entre sus manos.

De repente Emmett comenzó a reír estrepitosamente “Deberían haber visto sus caras”

“IDIOTAAAAA!!!” gritaron los hermanos Cullen.

De repente Rosalie se puso de pie, murmurando algo así como “¿Dónde está mi celular?”  Dejando a todos perplejos por sus acciones.

Al regresar venía hablando con alguien por teléfono.

“Lo tiene todo listo?” pregunto Rosalie.

“Si” contesto la voz de un hombre al otro lado de la línea.

“Muy bien Jenks, cuando puedo pasar a buscar esos papeles?” contesto Rosalie con vos dulce, haciendo estremecer a Emmett.

“Mañana mismo si lo desea señora, o debería decirle señorita?” contesto Jenks.

“Señorita estaría bien, ya que pronto seré una mujer libre, así que dese prisa” termino riéndose causando que Emmett se atragantara y abriera los ojos como platos.

“Solo deme un día señorita Hale” contesto Jenks del otro lado sonando nervioso como siempre.

“Perfecto” Rio Rosalie “Que tenga un buen día Jenks”

“Igualmente señorita y salude a su hermano Jasper por mi” termino diciendo Jenks dando por terminada la llamada.

“Rose… ¿Qué hiciste?” demando Emmett asustado por la respuesta.

“Nada de Rose… Rosalie,  para ti Cullen, ya no somos nada, estamos prácticamente divorciados” dijo Rosalie con vos dura.

“¿Queeee?” grito Emmett.

“Lo que escuchaste, estamos DI-VOR-CI-A-DOS” deletreo Rosalie disfrutando de la cara de estupefacción de Emmett.

“Pero ¿Por qué? ¿Qué hice?”  Pregunto Emmett todavía confundido.

“Te dije que dejaras las bromas, aunque sea en este capítulo, o pasarías a llamarte Emmett abandonado de Hale” siseo Rosalie.

“Pero no era necesario el divorcio Osita” dijo Emmett con el labio temblando haciendo un puchero adorable.

“Si lo era” contesto Esme “Con eso aprenderás a callarte cuando es necesario”

“Mamá… tu también?” dijo Emmett apenado “Era sola una broma…”

“No puedes jugar con la muerte de tu hermano” le riño Esme.

“Técnicamente ya está muerto mamá” trato de defenderse Emmett.

“Y aun así sigues bromeando” lo reto Carlisle también enojado.

“Emmett te voy a pedir que te retires de la casa” dijo Rosalie con vos solemne.

“Y ahora eso por qué?” pregunto Emmett entrando en pánico.

“Ya no estamos casados, no podemos seguir viviendo bajo el mismo techo, verdad Carlisle?” pregunto Rosalie con vos de niña.

“Exacto” dijo Carlisle con vos será.

“Pero amor… rogo Emmett mirándola triste porque ella se negaba a mirarlo “Enana, tu sabes que fue divertido, me apoyas, cierto?”

“Eso no fue nada divertido Emmett” siguió Alice con la reprimenda.

“Jazz, tu eres mi hermano favorito, y siempre estas de mi lado, tú no quieres que me vaya, verdad?”

“Esta vez te pasaste Emmett” concluyo Jasper con voz fría.

“Eddy, hermano, yo fui el primero en aceptar tu relación con Bellita, tu si tienes que apoyarme en esto” Emmett lo miro suplicante.

Edward ni siquiera lo miro, ni emitió ninguna palabra, sabía que si hablaba se reiría de lo que estaba pasando, así que  se mantuvo firme y no dijo nada.

Emmett se puso de pie, y vio por última vez el rostro de su amada, él aun no podía creer lo que estaba pasando, haciendo una mueca, se dispuso a irse, quizás Rose se aplacaría por la mañana, pero adonde iría?, ahora se convertiría en un vagabundo?, sería el primer vampiro vegetariano vagabundo, la idea no le gustaba para nada. Cuando se disponía a marcharse, las risas de todos exploto en la sala.

“Deberías haber visto tu cara” dijeron todos a coro, como si lo hubieran ensayado.

“la comprensión llego como un rayo al rostro de Emmett, que en ese momentos e sintió totalmente aliviado.

“Mensaje entendido, no bromeare mas sobre la muerte de Eddy” dijo Emmett rápido antes de que alguien mas dijera algo.

“Realmente pensaste que te echaríamos de la casa?” Pregunto Rosalie.

“Mmm, un poco, pero iba a regresar en la mañana” dijo Emmett aun estaba un poco asustado “Aun no estamos divorciados, verdad bebe?”

“Por supuesto que si” se rio Rosalie ante la cara de estupefacción de Emmett “Solo debo llamar a Jenks para que cancélelos tramites”

“Llámalo, quizás se adelante y nos divorcie hoy” dijo Emmett horrorizado.

“Cuando termine el capitulo y si te comportas, lo llamare” dijo Rosalie

Emmett asintió rápidamente pero agrego “Creo que me deben una disculpa,me hicieron sufrir”

“Solo cállate y sigue leyendo” lo apremiaron los demás.

“Oh esta bien” se quejo Emmett y tomo el libro para seguir leyendo unas líneas antes para no causar tanto suspenso.

Sonrió de forma imperceptible sin escucharme  y alzó el pie para dar el paso que lo expondría directamente a los rayos del sol.

Choqué contra él

"¡Sí!" Aplaudieron todos haciendo reír a Emmett que por el momento estaba en silencio.
con tanto ímpetu que la fuerza del impacto me habría tirado al suelo si sus brazos no me hubieran agarrado. El golpetazo me dejó sin aliento y con la cabeza vencida hacia atrás.

“Ya es costumbre chocar con nosotros, primero conmigo y ahora te toco a ti” dijo Alice.

Sus ojos oscuros se abrieron lentamente mientras el reloj tocaba de nuevo.

Me miró con tranquila sorpresa.

—Asombroso —dijo con la voz maravillada y un poco divertida—. Carlisle tenía razón.

Edward lucia sorprendido por eso y Carlisle sonrió.
"Aun tienesesperanzas", sonrió Carlisle.

—Edward —intenté respirar, pero la voz no me salía—. Has de volver a las sombras. ¡Tienes que moverte!

Él pareció desconcertado. Me acarició la mejilla suavemente con la mano. No parecía darse cuenta de que yo intentaba hacerle retroceder. Para el progreso que estaba haciendo, hubiera dado igual que hubiese empujado las paredes del callejón. El reloj sonó sin que él reaccionara.

"Hubiera preferido que pienses en esto cuando estuvieras en peligro", suspiró Carlisle.

Era muy extraño, porque yo sabía que los dos estábamos en peligro mortal. Sin embargo, en ese momento, me sentí bien. Por completo. Podía notar otra vez el palpitar desbocado de mi corazón contra las costillas y la sangre latía caliente y rápida por mis venas. Los pulmones se me llenaron del dulce perfume que derramaba su cuerpo. Era como si nunca hubiera existido un agujero en mi pecho. Todo estaba perfecto, no curado, sino como si desde el principio no hubiera habido una herida.

—No puedo creerme lo rápidos que han sido. No he sentido absolutamente nada, son realmente buenos —musitó él mientras volvía a cerrar los ojos y presionaba los labios contra mi pelo. Su voz era de terciopelo y miel—. «Muerte, que has sorbido la miel de sus labios, no tienes poder sobre su belleza» —

"Edward, en serio? Ahora te crees Romeo?" gruñó Rosalie impaciente.
"Si bebe, el se cree todo un Romeo", se rió Emmett.
murmuró y reconocí el verso que declamaba Romeo en la tumba. El reloj hizo retumbar su última campanada—. Hueles exactamente igual que siempre —continuó él—. Así que quizás esto sea el infierno. Y no me importa. Me parece bien.

"¿Cómo puedo creer que ella estaría en el infierno?" Murmuró Edward.
"¿Cómo crees que tu estas en el infierno?" Respondió Carlisle.

—No estoy muerta —le interrumpí—. ¡Y tampoco tú! Por favor, Edward, tenemos que movernos. ¡No pueden estar muy lejos!

Luché contra sus brazos y él frunció el ceño, confuso.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó educadamente.

"Creo que tenías razón", dijo Emmett con una sonrisa cuidadosa, no quería ser echado nuevamente, pero aun así, el poder burlarse de Edward era más fuerte que el. "Aun crees que la estas imaginando".

—¡No estamos muertos, al menos no todavía! Pero tenemos que salir de aquí antes de que los Vulturis...

La comprensión chispeó en su rostro mientras yo hablaba, y de pronto, antes de que pudiera terminar la frase, me arrastró hacia las sombras. Me hizo girar con tal facilidad que me encontré con la espalda pegada a la pared de ladrillo y con la suya frente a mí, de modo que él quedó de cara al callejón.

“Y pasemos del modo Romeo-Romántico al Vampiro-sobreprotector” se rio Alice sacándole la lengua a Emmett, ya que él no podía reírse abiertamente como ella.

Extendió los brazos con la finalidad de protegerme.

Miré desde debajo de su brazo para ver dos formas oscuras desprenderse de la penumbra.

"Por lo tanto, algunos de la guardia están ahí", Edward frunció el ceño. Él había estado temiendo este momento desde que Bella subió al avión.

—Saludos, caballeros —la voz de Edward sonó aparentemente calmada y amable, pero sólo en la superficie—. No creo que vaya a requerir hoy sus servicios. Apreciaría muchísimo, sin embargo, que enviaran mi más sentido agradecimiento a sus señores.

—¿Podríamos mantener esta conversación en un lugar más apropiado? —susurró una voz suave de forma amenazadora.

Edward gruño enojado.

—Dudo de que eso sea necesario —repuso Edward, ahora con mayor dureza—. Conozco tus instrucciones, Felix. No he quebrantado ninguna regla.

—Felix simplemente pretende señalar la proximidad del sol —comentó otra voz en tono conciliador. Ambos estaban ocultos dentro de unas enormes capas del color gris del humo, que llegaban hasta el suelo y ondulaban al viento—. Busquemos una protección mejor.

—Indica el camino y yo te sigo —dijo Edward con sequedad—. Bella, ¿por qué no vuelves a la plaza y disfrutas del festival?

“No puedes dejarla sola” dijo Esme ahora asustada por lo que podría pasar, el peligro aun no había pasado.

—No, trae a la chica —ordenó la primera sombra, introduciendo un matiz lascivo en su susurro.

"Nunca", susurró Edward y todos estuvieron de acuerdo con él.

—Me parece que no —la pretensión de civilización había desaparecido, la voz de Edward era ahora tajante y helada. Cambió su equilibrio de forma casi inadvertida, pero pude comprobar que se preparaba para luchar.

—No —articulé los labios sin hacer ningún sonido.

—Shh —susurró él, sólo para mí.

"Ellos no quieren una pelea," dijo Jasper.
"Pero tampoco Edward," dijo Carlisle. "Ellos nunca te dejarían salir de la ciudad si armas una pelea."

—Felix —le advirtió la segunda sombra, más razonable—, aquí no —se volvió a Edward—. A Aro le gustaría volver a hablar contigo, eso es todo, si, al fin y al cabo, has decidido no forzar la mano.

—Así es —asintió Edward—, pero la chica se va.

—Me temo que eso no es posible —repuso la sombra educada, con aspecto de lamentarlo—. Tenemos reglas que obedecer.

—Entonces, me temo que no voy a poder aceptar la invitación de Aro, Demetri.

—Esto está pero que muy bien —ronroneó Felix. Mis ojos se iban adaptando a la penumbra más densa y pude ver que Felix era muy grande, alto y de espaldas fornidas. Su tamaño me recordó a Emmett.

"Oh," dijo Emmett, luciendo como si quisiera luchar contra este tipo llamado Félix en estos momentos.

—Disgustarás a Aro —suspiró Demetri.

—Estoy seguro de que sobrevivirá a la decepción —replicó Edward.

Felix y Demetri se acercaron hacia la boca del callejón y se abrieron hacia los lados a fin de poder atacar a Edward desde dos frentes. Su intención era obligarle a introducirse aún más en el callejón y evitar una escena. Ningún reflejo luminoso podía abrirse paso hasta su piel; estaban a salvo dentro de sus capas.

Edward no se movió un centímetro. Estaba condenándose para protegerme.

"Yo me condenaría a mí mismo si no la protejiera", suspiró Edward.

De pronto, Edward giró la cabeza a un lado, hacia la oscuridad de la curva del callejón. Demetri y Felix hicieron lo mismo en respuesta a algún sonido o movimiento demasiado sutil para mis sentidos.

"Sí... debe ser una pequeña duende que vienen ayuda de Eddy", sonrió Emmett.

—Mejor si nos comportamos correctamente, ¿no? —sugirió una voz musical—. Hay señoras presentes.

Alice se deslizó con ligereza al lado de Edward, manteniendo una postura despreocupada. No mostraba signos de tensión. Parecía tan diminuta, tan frágil. Sus bracitos colgaban a sus costados como los de una niña.

"Todo es un cruel engaño", dijo Emmett. "Ella no necesita tensarse porque sabe cuándo van a atacarla".

Pero tanto Demetri como Felix se envararon, y sus capas revolotearon ligeramente al ritmo de una ráfaga de viento que recorría el callejón. El rostro de Felix se avinagró. Aparentemente no les gustaban los números pares.

"Por supuesto que no", gruño Jasper.

—No estamos solos —les recordó ella.

Demetri miró sobre su hombro. A unos pocos metros de allí, en la misma plaza, nos observaba la familia de las niñas vestidas de rojo. La madre hablaba en tono apremiante con su marido, con los ojos fijos en nosotros cinco. Desvió la mirada hacia otro lado cuando se encontró con la de Demetri. El hombre avanzó unos cuantos pasos más hacia la plaza y dio un golpecito en el hombro de uno de los hombres con chaquetas rojas.

Demetri sacudió la cabeza.

—Por favor, Edward, sé razonable —le conminó.

—Muy bien —accedió Edward—. Ahora nos marcharemos tranquilamente, pero sin que nadie se haga el listo.

Demetri suspiró con frustración.

—Al menos, discutamos esto en un sitio más privado.

Seis hombres vestidos de rojo se unieron a la familia que seguía mirándonos con rostros llenos de aprensión. Yo era muy consciente de la postura defensiva que mantenía Edward delante de mí, y estaba segura de que era esto lo que causaba su alarma. Quería gritarles para que echaran a correr.

"Por supuesto, Bella estaría preocupado por ellos", dijo Alice.

Edward parecía estar de acuerdo con ese sentimiento, pero estaba demasiado nervioso como para decir algo.

Los dientes de Edward se cerraron de forma audible.

—No.

Felix sonrió.

Edward gruñó ante eso. No le gustaba la razón por la cual ese tipo podría estar sonriendo.... o en lo que podría estar pensando.

—Ya es suficiente.

La voz era aguda, atiplada y procedía de nuestra espalda.

Miré desde debajo del otro brazo de Edward para contemplar la llegada de otra forma pequeña y oscura hasta nuestra posición. El contorno impreciso y vaporoso de su silueta me indicó que era otro de ellos, pero ¿quién?

Al principio, pensé que era un niño. El recién llegado era diminuto como Alice, con un cabello castaño claro lacio y corto. El cuerpo bajo la capa —que era más oscura, casi negra—, se adivinaba esbelto y andrógino. Sin embargo, el rostro era demasiado hermoso para ser el de un chico. Los ojos grandes y los labios carnosos habrían hecho parecer una gárgola a un ángel de Botticelli, incluso a pesar de las pupilas de un apagado color carmesí.

Me dejó perpleja cómo reaccionaron todos ante su aparición a pesar de su tamaño insignificante.

Carlisle se puso rígido ante eso, probablemente sabiendo quién era y que no era nada bueno.

 Felix y Demetri se relajaron de inmediato y abandonaron sus posiciones ofensivas para fundirse de nuevo con las sombras de los muros circundantes.

Edward dejó caer los brazos y también relajó la postura, pero admitiendo su derrota.

—Jane —suspiró resignado al reconocerla.

"Sssssffff .... esto no es bueno ", susurró Jasper enojado, y todos los demás tuvieron reacciones similares. Jane era muy peligrosa.

Alice se cruzó de brazos y mantuvo una expresión impasible.

—Seguidme —habló Jane otra vez, con su voz monocorde e infantil. Nos dio la espalda y se movió silenciosamente hacia la oscuridad.

Felix nos hizo un gesto para que nosotros fuéramos primero, con una sonrisita de suficiencia.

Alice caminó enseguida detrás de la pequeña Jane. Edward me pasó el brazo por la cintura y me empujó para que fuera a su lado. El callejón se curvaba y estrechaba a medida que descendía. Levanté la mirada hacia Edward con un montón de frenéticas preguntas en mis ojos, pero él se limitó a sacudir la cabeza. No podía oír a los demás detrás de nosotros, pero estaba segura de que estaban ahí.

—Bien, Alice —dijo Edward en tono de conversación conforme andábamos—. Supongo que no debería sorprenderme verte aquí.

—Ha sido error mío —contestó Alice en el mismo tono—. Era mi responsabilidad haberlo hecho bien.

—¿Qué ocurrió? —inquirió educadamente, como si apenas le interesara. Imaginé que esto iba destinado a los oídos atentos que nos seguían.

"Ellos tienen una manera de hablar sin levantar ninguna sospecha", dijo Jasper. "Yo casi nunca los sorprendo."
"Viene con años de práctica", dijo Alice.
"Como si realmente fuera difícil para ti", Edward rodó sus ojos. "Tienes la oportunidad de pensar en todo lo que quieras... Yo soy el que tiene que hacer que parezca natural."

“Engreído” le contesto Alice.

—Es una larga historia —los ojos de Alice se deslizaron sobre mí y se dirigieron hacia otro lado—. En pocas palabras, ella saltó de un acantilado, pero no pretendía suicidarse. Parece que últimamente a Bella le van los deportes de riesgo.

Enrojecí y miré al frente en busca de la sombra oscura, que apenas se podía ver ya. Imaginaba que ahora él estaría escuchando los pensamientos de Alice. Ahogamientos frustrados, vampiros al acecho, amigos licántropos...

—Mmm —dijo Edward con voz cortante. Su anterior tono despreocupado había desaparecido por completo.

"No me gustaría escuchar todo lo que esta pensando ", aseguro Edward.

Andábamos por un amplio recodo del callejón, que seguía cuesta abajo, por lo que no vi el final, terminado en chaflán, hasta que no llegamos a él y alcanzamos la pared de ladrillo lisa y sin ventanas. No se veía a la pequeña Jane por ninguna parte.

Alice no vaciló y continuó caminando hacia la pared a grandes zancadas. Entonces, con su gracia natural, se deslizó por un agujero abierto en la calle.

Parecía una alcantarilla, hundida en el lugar más bajo del pavimento. No la vi hasta que Alice desapareció por el hueco, aunque la rejilla estaba retirada a un lado, descubriéndolo hasta la mitad. El agujero era pequeño y muy oscuro.

Me planté.

"Parece que si tiene instintos de protección, es una pena que ahora no pueda oponerse", se quejó Edward.

—Todo va bien, Bella —me dijo Edward en voz baja—. Alice te recogerá.

Miré el orificio, dubitativa. Me imaginé que él habría entrado el primero si Felix y Demetri no hubieran estado esperando, pagados de sí mismos y silenciosos, detrás de nosotros.

Me agaché y deslicé las piernas por el estrecho espacio.

—¿Alice? —susurré con voz temblorosa.

—Estoy aquí debajo, Bella —me aseguró. Su voz parecía provenir de muy abajo, demasiado abajo para que yo me sintiera bien.

Edward me tomó de las muñecas —sus manos me parecieron del tacto de la piedra en invierno— y me bajó hacia la oscuridad.

—¿Preparada? —preguntó él.

—Suéltala —gritó Alice.

Impelida por el puro pánico, cerré firmemente los ojos para no ver la oscuridad y los labios para no gritar. Edward me dejó caer.

"Oh, ella salta de un acantilado y le parece divertido, pero un simple pozo..." Emmett se echó a reír.
"La caída en un pozo con un gran número de vampiros es más peligroso," gruñó Edward.

Fue rápido y silencioso. El aire se agitó a mi paso durante una fracción de segundo; después, se me escapó un jadeo y me acogieron los brazos de Alice, tan duros que estuve segura de que me saldrían cardenales.

“Upsss” susurro Alice.

 Me puso de pie.

El fondo de la alcantarilla estaba en penumbra, pero no a oscuras. La luz procedente del agujero de arriba suministraba un tenue resplandor que se reflejaba en la humedad de las piedras del suelo. La tenue claridad se desvaneció un segundo y Edward apareció a mi lado, con un resplandor suave. Me rodeó con el brazo, me sujetó con fuerza a su costado

Edward sonrio imperceptiblemente, por fin podía tenerla otra vez en sus brazos.

y comenzó a arrastrarme velozmente hacia delante. Envolví su cintura fría con los dos brazos y tropecé y trastabillé a lo largo del irregular camino de piedra. El sonido de la pesada rejilla cerrando la alcantarilla a nuestras espaldas se oyó con metálica rotundidad.

Pronto, la luz tenue de la calle se desvaneció en la penumbra. El sonido de mis pasos tambaleantes levantaba eco en el espacio negro; parecía amplio, aunque no estaba segura. No se oía otro sonido que el latido frenético de mi corazón y el de mis pies en las piedras mojadas, excepto una vez que se escuchó un suspiro de impaciencia desde algún lugar detrás de mí.

Edward siseo enojado.

Edward me sujetó con fuerza. Alzó la mano libre para acariciarme la cara y deslizó su pulgar suave por el contorno de mis labios. Una y otra vez sentí su rostro sobre mi pelo. Me di cuenta de que quizás ésta sería la última vez que estaríamos juntos y me apreté aún más contra él.

Edward suspiro, Bella tenía un poco de razón, pero sabía que el Edward del libro estaría feliz de poder besarla y abrazarla, el con solo escucharlo estaba feliz.

Ahora parecía como si él me quisiera, y eso bastaba para compensar el horror de aquel túnel y de los vampiros que rondaban a nuestras espaldas.

“Bueno, al menos es algo bueno", se quejó Edward.

Seguramente no era nada más que la culpa, la misma culpa que le había hecho venir hasta aquí para morir,

Edward comenzó a rechinar los dientes, haciendo reír a Emmett.

¿por qué Bella no podía ver cuán grande era su amor? Se decía Edward enojado.

cuando pensó que me había suicidado por él, pero el motivo no me importó cuando sentí cómo sus labios presionaban silenciosamente mi frente. Al menos podría volver a estar con él antes de perder la vida. Eso era mucho mejor que una larga existencia.

“En eso coincidimos” susurró Edward.

“Pero es mejor una larga existencia” le dijo Alice.

Hubiera deseado preguntarle qué iba a suceder ahora. Ardía en deseos de saber cómo íbamos a morir, como si saberlo con antelación mejorara la situación de alguna manera; pero, rodeados como estábamos, no podía hablar, ni siquiera en susurros. Los otros podrían escucharlo todo, como oían cada una de mis inspiraciones y de los latidos de mi corazón.

El camino que pisábamos continuó descendiendo, introduciéndonos cada vez más en la profundidad de la tierra y esto me hizo sentir claustrofobia. Sólo la mano de Edward, que me acariciaba el rostro, impedía que me pusiera a gritar.

“Pobre mi niña” murmuro Esme “Son demasiadas emociones para un solo día”

“Es bueno que sea más madura de lo normal” dijo Carlisle.

“Y es por eso que ella encaja perfectamente con nuestra familia” también apoyo Emmett.

Edward solo les sonrió, no había necesidad que se lo dijeran, el ya sabía todo eso.

No sabía de dónde procedía la luz, pero lentamente el negro fue transformándose en gris oscuro. Nos encontrábamos en un túnel bajo, con arcos. Las piedras cenicientas supuraban largas hileras de humedad del color del ébano, como si estuvieran sangrando tinta.

Estaba temblando, y pensé que era de miedo. No me di cuenta de que tiritaba de frío hasta que empezaron a castañetearme los dientes.

"¡Dios mío, y su ropa esta demasiado húmedo," inquietó Esme.

Tenía las ropas mojadas todavía y la temperatura debajo de la ciudad era tan glacial como la piel de Edward.

"Tal vez no deberías estar abrazándola," dijo Esme.
"Ella preferiría sufrir frío", dijo Jasper. "Ella lo necesita para mantener la calma".

Él se dio cuenta de esto al mismo tiempo que yo y me soltó, sujetándome sólo de la mano.

—N-n-no —tartamudeé, rodeándole de nuevo con los brazos. No me importaba si me congelaba. ¿Quién sabía cuánto tiempo nos quedaba?

Su mano fría se deslizó repetidas veces por mi piel en un intento de calentarme con la fricción.

“Y parece que ese Edward lo entiende” dijo Alice.

“O quizás Eddy no quiere soltarla” rio Emmett

“Supongo que es un poco de ambos” dijo Edward.

Nos apresuramos a través del túnel, o al menos a mí así me lo pareció. Mi lento avance irritaba a alguien, supuse que a Felix, y le oí suspirar una y otra vez.

Al final del túnel había otra reja cuyas barras de hierro estaban enmohecidas, pero eran tan gruesas como mi brazo. Había abierta una pequeña puerta de barras entrelazadas más finas. Edward agachó la cabeza para pasar y cruzó rápidamente a una habitación más grande e iluminada. La reja se cerró de golpe con estrépito, seguido del chasquido de un cerrojo. Tenía demasiado miedo para mirar a mis espaldas.

Al otro lado de la gran habitación había una puerta de madera pesada y de escasa altura. Era muy gruesa, pude comprobarlo porque también estaba abierta.

Atravesamos la puerta y miré a mi alrededor sorprendida, relajándome inmediatamente. A mi lado, Edward se tensó y apretó con fuerza la mandíbula

"Eso es todo", dijo Emmett, entregando el libro a Esme.

Esme se disponía a leer, pero Emmett levanto la mano en señal de que quería que no comenzara todavía.

Saco su celular de su bolsillo y presiono unos botones “Hola Jenks, mi ESPOSA quiere hablar con usted” hablo el haciendo énfasis en la palabra esposa, y le paso el celular a Rosalie que solo sonreía negando.

“Hola Jenks, ya escucho a mi marido, quiero que cancele los papeles de divorcio” dijo Rosalie “No, no estoy amenazada, solo que lo perdone demasiado rápido”

“Bien, señora, hare como que nada paso, que tenga un buen día” y Jenks corto la llamada.

“Feliz?” Rio Rosalie

“Muy Feliz” dijo Emmett besándola con pasión.

“Bien, si ya terminaron de succionarse la cara, los demás queremos saber que pasara” dijo Alice entre divertida y enojada.

Esme sonrió y se dispuso a volver intentar comenzar la lectura.


Hola^^

Como estan? Les gusto?

Espero que si y me dejn votos, ya que me los han sacado, ultimamente me va mal en esto de los fics, jajajjaja pero bueno, tambien espero que me dejen un comentario...

Muchisimas gracias a las que me dejan n comentario, siempre me dejan una sonrisa :)

*M@ry: Gracias por comentar, y mil disculpas por la demora, espero que elcapitulo te haya gustado :)

*majitoprins@hotmail: gracias por comentar y ser una fiel lectora, podrias pasearte por mi blog, generalmente actualizo primero ahi,jajjajajaj y tranqui me ha pasado que mi mam me mire raro cuandoleo fics y me rio solita, jajajajajja y como le digo a anyie, seguire con las tradcciones, tardare,pero lo hare :D

*anyie.com@hotmail.co: gracias por comentar y pues despues de que lean eclipse, amanecer, bella y jacob leeran los 12 capitulos de sol de medianoche,y luego de ese fic, sigue uno donde veremos que pasa en el encuentroentre bella y edward :)

*magaly: gracias por comentar maga^^ y si te recuerdo, te crei perdida, ya que no estabs ni aca ni en mi blog,y menos en el twitter, pero que bueno que me hayas encontrado :) pues dejame decirte que tu comentario me impulso a rebelarme y volver a subir los capitulos en Ffnet, a pesar de que estoy segura que pronto los administradores me los borraran, jajajjaja aun asi, eso no meimporta, tengo mis fics aca y en mi amado blog :D

 

 

Capítulo 20: LA CARRERA Capítulo 22: Dando noticias

 
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