LEYENDO LUNA NUEVA

Autor: cary0605
Género: General
Fecha Creación: 01/03/2012
Fecha Actualización: 26/01/2013
Finalizado: SI
Votos: 26
Comentarios: 79
Visitas: 135182
Capítulos: 29

Continuación de LEYENDO CREPUSCULO. La familia Cullen ha leído Crepúsculo y ahora leerán Luna Nueva. ¿Qué hará Edward cuándo se entere de que abandonará a Bella? ¿Qué pensará su familia? 

Historia original de Choices HP "Reading New moon"...( TRADUZCO con su permiso por supuesto)

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Capítulo 17: PARIS

Aviso: Los libros aquí transcriptos y los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia original “Reading New Moon” a Choices HP, yo solo la traduzco, todo esto es sin ánimos de lucro, solo por mero entretenimiento.


“Paris” leyó Carlisle.

"¿Va a París?" Emmett murmuró casi sonriendo, él estaba seguro que Bella estaba a salvo.

Carlisle no se detuvo ni una milésima de segundo para escuchar lo que Emmett tenía que decir.

Y en ese preciso momento salí a la superficie.

Edward dejó escapar el aliento que llevaba conteniendo desde el capitulo pasado, a la vez que su agonía parecía disminuir un poco.

"Ves... ella está bien", sonrió Emmett, ahora todos estaban visiblemente más relajados, ya había pasado la peor parte, o por lo menos eso pensaban.

Me hallaba desorientada. Hubiera jurado que hacía un momento me estaba ahogando.

Era imposible que la corriente me hubiera sacado de allí. Las rocas se me clavaban en la espalda; una fuerza me empujaba contra ellas rítmicamente, haciendo que expulsara el agua de los pulmones.

"Apuesto a que es el perrito tratando de salvarla", dijo Alice

"Parece que le debemos más de una", sonrió Emmett mirando hacia Edward.

La eché por la boca y la nariz a borbotones. La sal me quemaba los pulmones y tenía la garganta tan llena de líquido que me era imposible inspirar; además, las rocas me herían la espalda. No sabía cómo había ido a parar a ningún lugar, pues la corriente todavía tiraba de mí. No podía ver otra cosa que agua por todos lados, ya que me llegaba hasta el rostro.

—¡Respira! —me ordenó con angustia una voz; sentí un cruel pinchazo de dolor cuando la reconocí, porque no era la de Edward.

"Escucha la voz de todos modos," dijo Edward, un poco aturdido todavía.

Resultaba imposible obedecerle. La catarata de mi boca no se detenía lo bastante para permitirme tomar aire. El agua negra y helada me llenaba el pecho, me quemaba.

La roca volvió a golpearme en la espalda, justo entre los omóplatos, y otro aluvión de agua me obturó la garganta al salir de los pulmones.

—¡Respira, Bella! ¡Venga! —me suplicó Jacob.

Unos puntos negros, que se iban agrandando cada vez más, me salpicaban la visión y bloqueaban la luz.

La roca me golpeó de nuevo.

No estaba tan fría como el agua; de hecho, la sentía caliente contra mi piel. Me di cuenta de que era la mano de Jacob, que intentaba expulsar el agua de mis pulmones, y aquella barra de hierro que me había sacado del mar también había sido... cálida. .. La cabeza me daba vueltas y los puntos negros lo cubrían todo.

"¿No puedes ver la cantidad de dolor que sentiríamos si... no puedes seguir comportándote así Bella", murmuró Edward.

"El cachorro debería realmente decirle eso", dijo Alice, que todavía mantenía una voz contenida.

¿Acaso me estaba muriendo de nuevo? No me gustaba, no era tan agradable como la vez anterior. Ahora no había nada que mereciera la pena mirar, lo veía todo oscuro. El batir de las olas se desvanecía en la negrura y terminó convirtiéndose en un susurro monótono que sonaba como si surgiera del interior de mis oídos.

—¿Bella? —inquirió Jacob, con la voz aún tensa, pero no tan exasperada como antes—. Bella, cariño, ¿puedes oírme?

Toda mi cabeza se mecía y balanceaba de un modo vertiginoso, como si su interior se hubiera acompasado al ritmo del agua encrespada.

—¿Cuánto tiempo ha estado inconsciente? —preguntó en ese momento alguien.

La voz que no pertenecía a Jacob me chocó y crispó lo suficiente para permitirme una conciencia más clara.

Me di cuenta de que yacía inerte. La corriente ya no me arrastraba, los tirones sólo existían dentro de mi cabeza. La superficie sobre la que me encontraba era plana e inmóvil. Sentí su textura granulosa contra la piel desnuda.

—No lo sé —contestó Jacob, todavía frenético. Su voz sonaba muy cerca. Sus manos, tenían que ser las suyas, porque nadie las tenía tan calientes, me apartaban el cabello mojado de las mejillas—. ¿Unos cuantos minutos? No me ha llevado mucho tiempo traerla hasta la playa.

"Si él está hablando de esta manera, significa que ya respira de nuevo, ¿verdad?" Preguntó Emmett.

"Sí... el cachorro no se comportaría de manera tan indiferente si Bella se encontrara todavía en peligro", dijo Jasper.

El tranquilo susurro que oía en mi cabeza no eran las olas, sino el aire que salía y entraba nuevamente de mis pulmones. Tenía las vías respiratorias en carne viva, como si las hubiera frotado con un estropajo de aluminio, por lo que cada aliento me quemaba, pero todavía respiraba. También estaba helada. Un millar de punzantes gotas congeladas me pinchaban la cara y los brazos, haciendo que el frío fuera aún peor.

"Abrígala con tus brazos cachorrito", ordenó Alice. “Todas estas veces la ha abrazado aprovechándose de los momentos, y ahora…”

"No debe de darse cuenta de que hace frío", suspiró Carlisle.

"Él la saco de un océano prácticamente  congelado", dijo Emmett “hasta un idiota sabría que ella tendría frío”.

—Vuelve a respirar, saldrá de ésta. De todos modos no podemos dejar que se enfríe, no me gusta el color que está tomando —esta vez reconocí la voz de Sam.

—¿Qué crees? ¿Le pasará algo si la movemos?

—¿Se golpeó en la espalda o contra algo al caer?

—No lo sé.

"Es inteligente, pero lo primero es preocuparse por una posible hipotermia", dijo Carlisle. "Eso tiene prioridad sobre una lesión en la espalda en estos momentos."

Ambos dudaron.

Intentéabrir los ojos. Me llevó casi un minuto, pero pude ver las oscuras nubes de color púrpura que dejaban caer una lluvia helada sobre mí.

—¿Jake? —grazné.

El rostro de Jacob bloqueó el cielo.

—¡Ah! —jadeó mientras el alivio le recorría las facciones. Tenía los ojos humedecidos a causa del aguacero—. ¡Oh, Bella! ¿Estás bien? ¿Puedes oírme? ¿Te has hecho daño en alguna parte?

"Dudo mucho que sea solo la lluvia", dijo Edward a sabiendas.

—S-sólo en l-la garganta... —tartamudeé, con los labios temblorosos de frío.

—En tal caso, será mejor que te saquemos de aquí —dijo Jacob. Deslizó sus brazos debajo de mí y me alzó sin esfuerzo, como si fuera una caja vacía. Su pecho estaba desnudo, pero caliente; encorvó los hombros para protegerme de la lluvia. Se me deslizó la cabezahacia su brazo. Miré de forma inexpresiva a su espalda, donde el agua golpeaba con furia la arena.

—¿La tienes? —le oí preguntar a Sam.

"Por supuesto,  creo que un lobo puede manejar a una chica", sonrió Emmett.

—Sí, me la llevaré de aquí. Vuelvo al hospital. Luego me reuniré contigo. Gracias, Sam.

"¿Hay alguien herido...?" Esme preguntó, preocupada, a pesar de que la mayor parte de su preocupación todavía estaba con Bella.

La cabeza todavía me daba vueltas. Su conversación carecía de sentido para mí en ese momento. Sam no contestó. No se oía nada; me pregunté si ya se habría marchado.

Las olas lamían y removían la arena detrás de nosotros mientras Jacob me sacaba de allí. Parecían enfadadas porque me hubiera escapado. Mientras miraba cansinamente hacia el horizonte, una chispa de color captó la atención de mis ojos extraviados; una pequeña llama de fuego bailaba sobre la masa de agua negra, allá lejos, en la bahía.

"No puede ser!" Emmett dijo, sorprendido.

"¿Ella estaba tan cerca?" Edward gruñó, luciendo preocupado y enojado.

"Sin embargo, no parece como si fuera atacarla en estos momentos," ofreció Jasper, imitando la expresión de Edward, aunque no tenían comparación.

La imagen carecía de sentido y me pregunté si estaba o no consciente. No dejaba de darle vueltas en la cabeza al recuerdo del agua oscura y agitada, donde me había sentido tan perdida que no identificaba con claridad el arriba y el abajo. Tan perdida... Sin embargo Jacob, de alguna manera...

—¿Cómo me encontraste? —pregunté con voz ronca.

—Te estaba buscando —me contestó mientras subía al trote por la playa en dirección a la carretera, bajo la cortina de agua—. Seguí las huellas de las ruedas de tu coche y entonces te oí gritar —se estremeció—. ¿Por qué saltaste, Bella? ¿No te diste cuenta de que se estaba formando una gran tormenta? ¿Por qué no me esperaste?

"Debido a que ella quería oír mi estúpida voz", gruñó Edward. Él parecía estar recuperándose de la agonía sustituyéndola por la ira.

la ira le colmaba la voz conforme el alivio pasaba a un segundo plano.

—Lo siento —murmuré—. Fue una estupidez.

"En serio?," soltó Edward enojado, haciendo que Emmett se riera entre dientes, lo que sólo enojo más a Edward.

—Desde luego, ha sido una verdadera estupidez —coincidió. Cayeron de su pelo varias gotas de lluvia cuando asintió con la cabeza—. Mira, ¿te importaría reservarte todas estas tonterías para cuando yo esté cerca? No puedo concentrarme si estoy todo el día pensando que andas tirándote de los acantilados a mi espalda.

—De acuerdo. Sin problemas —le aseguré.

"¿Realmente cumplirá? Emmett murmuró, esta vez con voz seria y deseando realmente que Bella cumpliera. "En este libro, ella no parece tener problema con romper sus promesas."

"Ella va a cumplirla", dijo Edward, convencido. "Esta por entrar en razón de que lo que hace es realmente peligroso, además de que no querrá poner al cachorro en peligro."

Mi voz sonó como la de una fumadora compulsiva. Intenté aclararme la garganta y entonces hice un gesto de dolor; fue como si me hubiera clavado un cuchillo en ese mismo sitio—. ¿Ha ocurrido algo hoy? ¿La... habéis encontrado?

"No... o por lo menos no la detuvieron," dijo Jasper.

Ahora me tocaba estremecerme a mí a pesar de que, pegada a su cuerpo ridículamente caluroso, no tenía nada de frío.

"Hmm... los lobos podrían ser útiles en estos casos", reflexionó Carlisle.

Jacob negó con la cabeza. Corría más que andaba mientras seguía la carretera en dirección a su casa.

—No, Victoria se arrojó al agua, y los chupasangres tienen allí más ventaja. Por eso volví corriendo a casa. Temía que a nado duplicara la velocidad con la que se movía a pie, y que regresara, y como pasas tanto tiempo en la playa... —se le formó un nudo en la garganta que le impidió hablar.

"Es bueno  que Bella sea consciente de esto," dijo Jasper. "Significa que su atención está empezando a trabajar otra vez."

—Sam volvió contigo... ¿Están todos en casa? —esperaba que no siguieran buscándola.

—Sí. Algo así.

Bajo el aguacero que tamborileaba sobre nosotros, le observé entrecerrando los ojos para estudiar sus facciones. Tenía la mirada tensa por la preocupación o la pena.

Las palabras no cobraron sentido hasta que de pronto encajaron.

—Antes, al hablar con Sam, has mencionado el hospital. ¿Ha resultado herido alguno? ¿Luchó contra vosotros? —el tono de mi voz se alzó una octava, sonando extraño con la ronquera.

—No, no. Se trata de Harry Clearwater. Esta mañana le ha dado un ataque al corazón. Emily nos esperaba con la mala noticia al llegar.

"¡Dios mío ... Espero que esté bien", suspiró Esme.

—¿Harry? —sacudí la cabeza mientras intentaba asumir sus palabras—. ¡Oh, no! ¿Lo sabe Charlie?

—Sí. Él también está allí, con mi padre.

—¿Va a salir Harry de ésta?

Los ojos de Jacob se tensaron de nuevo.

—Por ahora, no tiene muy buena pinta.

De pronto, enfermé de culpabilidad. Pensar en el salto absurdo desde el acantilado hizo que me sintiera realmente mal. Nadie debería estar preocupándose por mí en esos instantes. ¡Qué momento más estúpido para volverse temeraria!

"Cualquier momento es estúpido", dijoEdward rodando los ojos.

—¿Qué puedo hacer? —le pregunté.

Entonces la lluvia dejó de empaparnos. No me di verdadera cuenta de que habíamos llegado a casa de Jacob hasta que cruzamos la puerta. El vendaval azotaba el tejado.

—Podrías quedarte aquí—repuso Jacob mientras me depositaba en el pequeño sofá-—. Vamos, que no te muevas de esta casa. Te traeré alguna ropa seca.

"Eso sería lo correcto, pero creo que si él se queda cerca, sería aun mejor", dijo Carlisle. "Su calor corporal le repondrá rápidamente su temperatura.

Dejé que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad de la estancia mientras Jacob iba de un lado para otro en su cuarto. La atestada habitación de la entrada parecía muy vacía sin Billy, casi desolada. Tenía un aspecto extrañamente ominoso, probablemente sólo porque yo sabía dónde estaba.

Jacob regresó en cuestión de segundos y me arrojó una pila de prendas de algodón gris.

—Te estarán grandes, pero no he encontrado nada mejor. Yo... esto... saldré fuera para que te puedas cambiar.

—No te vayas a ninguna parte. Estoy demasiado cansada para moverme todavía. Quédate conmigo.

Jacob se sentó en el suelo junto a mí y apoyó la espalda contra el sofá. Me pregunté cuándo habría sido la última vez que había dormido. A juzgar por su aspecto, estaba tan exhausto como yo.

"Deje de preocuparte por los demás… necesitas preocuparte por ti misma en este  momento", murmuró Edward.

Reclinó la cabeza sobre el cojín que estaba al lado del mío y bostezó.

—Ojalá pudiera descansar un minuto.

Cerró los ojos. Yo también dejé que los míos se cerraran.

Pobre Harry. Pobre Sue. Sabía que Charlie estaría con ellos. Era uno de sus mejores amigos. A pesar del pesimismo de Jacob, deseé fervientemente que Harry lo superara. Por el bien de Charlie. Por Sue, por Leah, por Seth.

El sofá de Billy estaba al lado del radiador, así que ahora me sentía caliente a pesar de mis ropas empapadas. Me dolían los pulmones de un modo que me empujaba hacia la inconsciencia más que a mantenerme despierta.

"Eso es algo normal, debe estar exhausta", dijo Carlisle.

 Me pregunté vagamente si echar una cabezada sería una mala idea... si terminaría mezclando el ahogo con la conmoción cerebral. Jacob comenzó a roncar suavemente y me arrulló como si fuera una nana. Me quedé dormida enseguida.

Disfruté un sueño normal por vez primera en mucho tiempo. Sólo efectué un vagabundeo difuso por los viejos recuerdos: cegadoras visiones brillantes del sol de Phoenix, el rostro de mi madre, una destartalada casita en un árbol, un edredón usado, una pared de espejos, una llama en el agua negra...

Edward se estremeció ante la mención de lo último.

Iba olvidando una conforme pasaba a la siguiente, las olvidé todas...

... salvo la última, que quedó grabada en mi mente. No tenía sentido, sólo era un decorado en un escenario consistente en un balcón con una luna pintada colgada del cielo. Vi a la chica vestida con un camisón inclinarse sobre la baranda y hablar consigo misma.

Carecía de sentido, pero Julieta se hallaba en mi mente cuando me fui despertando poco a poco.

"Ah... Paris," murmuró Edward abriendo mucho los ojos al principio, para luego entrecerrarlos ante la sospecha de lo que podría significar.

Jacob se había deslizado hasta quedar tumbado en el suelo, donde seguía durmiendo. Su respiración se había vuelto profunda y regular. La casa estaba ahora más oscura que antes y al otro lado de la ventana se veía todo negro. Me sentía rígida, pero caliente y casi seca. La garganta me ardía cada vez que respiraba.

"Ella realmente debería haber tomado un poco de agua... debe estar deshidratado", dijo Carlisle.

Iba a tener que levantarme, al menos para tomarme una bebida, pero mi cuerpo sólo quería quedarse ahí, relajado, y no moverse nunca.

En vez de moverme, pensé en Julieta un poco más.

Me pregunté qué habría hecho si Romeo la hubiera dejado, no a causa del destierro, sino por desinterés. ¿Qué habría ocurrido si Rosalinda le hubiera dado un día de tiempo y él hubiera cambiado de opinión? ¿Y qué hubiera pasado si, en vez de casarse con Julieta, simplemente hubiese desaparecido?

"En otras palabras, ¿qué pasaría si Romeo era un idiota?", le gruñó  Alice a Edward.

“Ya acepte que todo esto fue un enorme error, no hace falta que me lo digas a cada momento” se quejo Edward.

“Por supuesto que sí, te lo repetiré hasta que me convenza que no cometerás el mismo error” contestó Alice.

Me parecía saber cómo se habría sentido Julieta.

Ella no habría vuelto a su vida anterior, seguro que no. Yo estaba convencida de que nunca se habría ido a otro lugar. Incluso si hubiera llegado a vivir hasta ser una anciana de pelo gris, cada vez que hubiera cerrado los ojos, habría visto el rostro de Romeo. Y ella lo habría aceptado, finalmente.

Me pregunté si al final se habría casado con Paris, sólo para complacer a sus padres y mantener la paz. No, probablemente no, decidí, pero de todos modos, la historia dice poco de Paris. Era un simple monigote, un cero a la izquierda, una amenaza, un ultimátum para forzar la mano a Julieta.

¿Y qué pasaría si se supiera más sobre Paris? ¿Qué sucedería si Paris hubiera sido amigo de Julieta? ¿Su mejor amigo? ¿Qué habría ocurrido si él fuera la única persona en la que pudiera confiar la devastación causada por Romeo, la única persona que realmente la comprendiera y la hiciera sentirse otra vez medio humana?

"Ah... así que ella está pensando en salir con el cachorrito", bromeó Emmett, pero su rostro demostraba un TOTAL desacuerdo con esa idea.

¿Y si él era paciente y amable? ¿Y si cuidaba de ella? ¿Qué sucedería si Julieta supiera que no podría sobrevivir sin él? ¿Qué pasaría si él realmente la amara y deseara que ella fuera feliz?

¿Y si ella quisiera a Paris? No como a Romeo, por descontado, ya que no había nada similar, pero sí lo bastante para que ella deseara que él también fuera feliz.

"Ella podría estar con él y ser feliz, pero nunca sería suficiente... para ninguno de los dos" dijo Esme mirando a Edward.

En la habitación no se oía otro sonido que la respiración cadenciosa y profunda de Jacob, como la nana que se canta en voz baja a un niño,

“Ya tiene otra nana” dijo Emmett falsamente horrorizado pero riendo bajo su fachada, lo que causó que obtuviera un gruñido de Edward.

como el vaivén de una mecedora, como el tictac de un viejo reloj cuando no se tiene por qué ir a ninguna parte... Era un sonido reconfortante.

Si Romeo se hubiera ido realmente para no volver, ¿qué importaba si Julieta aceptaba o no la oferta de Paris?

“Nada, solo que tanto Julieta como el idiota de romeo sufrirían a la larga” aportó Alice en contra de Edward.

Quizás ella hubiera intentado conformarse con los restos que le quedaran de su vida anterior. Tal vez esto fuese lo más cerca que pudiera llegar a estar de la felicidad.

“Exacto, no sería realmente felicidad, solo algo aproximado” siguió aguijoneando Emmett

Suspiré, y después gruñí cuando el suspiro me arañó la garganta. Estaba dando demasiada importancia a la historia. Romeo no hubiera cambiado de idea. Ésa es la razón por la cual la gente todavía recuerda su nombre, siempre emparejado con el de ella: Romeo y Julieta.

“Así como los nombres Edward Y Bella combinan perfectamente” dijo Emmett con su inseparable sonrisa “ Bella y Jacob no combinan… bueno, en realidad sí, peeeeero no es cuestión de nombres, verdad Eddy?”

“Solo cállate Emmett” suspiró Edward.

 Y ése también es el motivo de que se la considere una buena historia. «Julieta se conforma con Paris» nunca habría sido un éxito.

" No, no creo que a la gente le haya resultado tan interesado un final así” se rió Emmett. “Ves? Hasta la historia de Romeo y Julieta te apoya".

Cerré los ojos y me dejé ir de nuevo. Permití a mi mente que vagara lejos de esa estúpida obra de teatro en la que no quería volver a pensar, y en vez de eso regresé a la realidad para cavilar sobre el necio error de los saltos de acantilado; y no sólo el acantilado, sino también las motos y mi comportamiento alocado a lo Evel Knievel. ¿Qué habría ocurrido de haberme pasado algo malo? ¿Qué habría supuesto eso para Charlie?

"Bien... no más imprudencia", suspiró Edward.

"Pero eso significa que ella va a estar aún más cerca del chico", se quejaron tanto  Alice como Emmett, haciendo una mueca.

"Prefiero eso, a que se lastime un día de estos," dijo Edward.

“Hmmm…puede que tengas razón” se resigno Emmett a perder su fuente de diversión.

"Después de este incidente… y lo que podría haber ocurrido…",suspiró Alice “Estoy de acuerdo contigo” Ella no quería que nada malo le pase a la Bella del libro, aunque claro está que esto no le sucedería JAMAS a su futura hermana y cuñada en esta realidad.

El repentino ataque al corazón de Harry me había puesto las cosas en perspectiva. Una perspectiva que yo no quería afrontar porque significaba que tendría que cambiar mis costumbres. ¿Podría vivir así?

Tal vez. No iba a ser fácil; de hecho, sería triste de verdad el abandonar mis alucinaciones para intentar madurar, pero quizá debería hacerlo. Incluso podría llegar a conseguirlo. Si tuviera a Jacob.

No podía tomar esa decisión justo en ese momento. Dolía demasiado.

Es mejor si lo demora… solo por ahora , pensó Edward para sus adentros, realmente no estaba preparado aún para escuchar que decidía Bella sobre su futuro.

 Tendría que pensar en otra cosa.

Mientras me esforzaba en encontrar algo agradable en lo que pensar, le estuve dando vueltas a las imágenes del atolondrado comportamiento de la tarde: la sensación del aire en la cara al caer, la negrura del agua, la succión de la corriente, el rostro de Edward —me demoré en ella durante un buen rato—, las cálidas manos de Jacob mientras intentaba devolverme a la vida, la lluvia que nos atacaba desde las nubes púrpuras como miles de aguijones,

"Y así quiere dejar de pensar acerca de escapar del dolor… saliendo con el perrito", dijo Emmett medio dubitativo, ya no sabía si reírse o no, la expresión de Edward le decía que realmente NO era el momento.

la extraña llama entre las olas...

Recordé la llama de color sobre las aguas con un cierto sentimiento de familiaridad. Desde luego, no podía ser fuego de verdad...

El chapoteo de un coche en la carretera enlodada cortó el hilo de mis pensamientos.

"Bien," dijo Edward, no quería que ella se diera cuenta de lo cerca que estuvo de Victoria.

"Ella lo va a averiguar con el tiempo", aportó Carlisle. "Siempre lo hace... y tal vez sería mejor si lo hiciera cuando Jacob está cerca."

"Tienes razón en eso", suspiró por enésima vez Edward ante la idea de que como últimamente pasaba Bella necesitará del apoyo del cachorro.

Oí cómo frenaba delante de la casa y también el estrépito de puertas que se abrían y cerraban. Pensé que debía sentarme y después decidí pasar de la idea.

Era fácil identificar la voz de Billy, aunque habló en voz baja, algo poco habitual en él, por lo que quedó reducida a un gruñido grave.

Se abrió la puerta y alguien encendió la luz. Parpadeé, momentáneamente cegada. Jake se despertó sobresaltado, jadeando mientras se incorporaba de un salto.

—Lo siento —refunfuñó Billy—. ¿Os hemos despertado?

Mis ojos enfocaron lentamente su rostro y después, cuando pude interpretar su expresión, se llenaron de lágrimas.

"¡Dios mío", suspiró Esme.

—¡Oh, no, Billy! —gemí.

El aludido asintió con un gesto lento. Tenía el rostro endurecido por la pena. Jake se acercó presuroso a su padre y le tomó de la mano. La pena le rejuveneció hasta conferir a su rostro un aspecto repentinamente aniñado, lo cual resultaba una extraña culminación a su cuerpo de hombre.

Sam se hallaba detrás de Billy. Empujó la silla para que cruzara la puerta. La angustia había reemplazado a la habitual compostura de su cara.

—Cuánto lo siento —murmuré.

Billy asintió.

—Va a ser muy duro para todos.

—¿Dónde está Charlie?

—Tu padre se ha quedado con Sue en el hospital. Hay una gran cantidad... de disposiciones que tomar.

Bella y Charlie son muy parecidos, Bella hubiera estado allí para quien quiera que  la necesitara en un momento como este, Alice pensó para sí misma, pero por supuesto Edward escuchó y le dio una débil sonrisa de asentimiento.

Tragué con dificultad.

—Será mejor que vuelva allí —murmuró Sam entre dientes; luego, salió precipitadamente por la puerta.

Billy retiró su mano de la de Jacob y después atravesó la habitación en dirección a la cocina.

Jake le miró durante un minuto y después vino a sentarse en el suelo, a mi lado. Ocultó el rostro entre las manos. Le acaricié el hombro, deseando que se me ocurriera algo que pudiera decirle.

Después de un buen rato, Jacob me tomó la mano y la sostuvo contra su cara.

—¿Qué tal estás? ¿Te encuentras bien? Probablemente debería haberte llevado a un médico o algo así —suspiró.

"Parece que ella está bien,  pero debería haberle dado agua para mantenerla hidratada", dijo Carlisle haciendo que varios soltaran una risa involuntaria. “Que?” pregunto confundido.

“En todo el capitulo te has estado interrumpiendo solo para diagnosticar a Bella” dijo Emmett riendo.

“Ah…oh… mmm supongo que es la costumbre” se excuso Carlisle un poco apenado “Seguiré leyendo”

—No te preocupes por mí —solté con voz ronca.

Giró el rostro para mirarme. Sus ojos estaban ribeteados de rojo.

—No tienes muy buen aspecto.

—Supongo que tampoco me encuentro demasiado bien.

—Iré a buscar tu coche para llevarte a casa; deberías estar allí cuando Charlie regrese.

—De acuerdo.

Me quedé tumbada, apática, en el sofá mientras le esperaba. Billy permanecía en silencio en la otra habitación. Me sentía como una mirona que escudriñaba una pena privada y ajena.

Jacob no necesitó mucho tiempo para traer mi coche. El rugido del motor rompió el silencio antes de lo esperado. Me ayudó a levantarme del sofá sin decir una palabra, manteniendo su brazo alrededor de mis hombros mientras el aire frío del exterior me hacía temblar. Se acomodó en el asiento del conductor sin preguntarme y a continuación me empujó hacia su lado para mantener su brazo apretado a mi alrededor. Dejé caer la cabeza sobre su pecho.

—¿Cómo vas a volver a casa? —le pregunté.

—Es que no voy a volver. Todavía no hemos atrapado a la chupasangre, ¿recuerdas?

"Eso sí, no hagas ninguna tontería", dijo Edward, esperando seriamente no tener estos problemas con el verdadero Jacob, porque no dudaría en pelear por Bella, ni siquiera por que le debía la vida de ella en bastantes ocasiones, aun así no se lo pondría tan fácil.

El estremecimiento que sentí no tuvo nada que ver con el frío. Después fue un viaje tranquilo. El aire helado me había avivado. Me sentía alerta, con la mente trabajando deprisa y con intensidad.

¿Qué pasaría? ¿Cuál era la opción acertada? Ahora era incapaz de concebir mi vida sin Jacob. Me encogía ante la idea de siquiera imaginarlo.

“Me parece que alguien va a tener que lidiar con una mascota pegajosa” dijo Emmett riéndose mientras Edward lo fulminaba con la mirada.

De algún modo, él se había convertido en una parte esencial de mi supervivencia, pero dejar las cosas en su estado actual... eso era una crueldad, tal y como Mike me había echado en cara.

"En este momento, no... tu todavía estas curándote...Sólo no te preocupes por eso," dijo Edward.

"Simplemente no quiere que ella desee al cachorro", bromeó Emmett.

Edward respondió con un gruñido, Emmett le estaba sacando de sus casillas.

Recordé mi viejo deseo de que Jacob fuera mi hermano. Me daba cuenta ahora de que lo que quería realmente era tener algún derecho sobre él. La manera en la que él me abrazaba no parecía muy fraternal. Simplemente era agradable, cálido, familiar y reconfortante. Seguro. Jacob era un puerto seguro.

Podía reclamar ese derecho, estaba realmente en mis manos.

"Él ya está en tus manos ... con derecho o no", dijo Alice. Y ella va a sufrir, cuando vuelvas.

Edward levantó una ceja preguntando a que se refería.

No hay manera de que le permitas ver al cachorro, pensó Alice. Pensarás que es demasiado peligroso... y eso le hará daño, aunque no será ni de lejos tan malo como lo es ahora, por supuesto

Edward suspiró en eso, él se conocía lo suficiente para darle la razón a Alice en ese sentido, pero ahora con estos libros él contaba con información del autocontrol del chucho, una información que el Edward del libro no contaba y que por lo tanto volvería a herir a Bella una vez más con sus acciones.

Era consciente de que iba a tener que contárselo todo. No había otra forma de ser legal con él. Tendría que explicárselo bien para que supiera que yo no me estaba conformando, que le consideraba algo realmente bueno para mí. Él ya sabía que me sentía rota por dentro —esa parte no le sorprendería—, pero tenía que revelarle hasta qué punto era así, incluso habría de admitir mi locura y explicarle lo de las voces. Jake tendría que saberlo todo antes de tomar una decisión.

"No creo que le importé", dijo Emmett, "Incluso si piensa que estas loca, no creo que le importe."

Sin embargo, aunque yo reconocía esa necesidad, también era consciente de que él querría estar conmigo a pesar de todo, ni siquiera se detendría a considerarlo.

Tendría que comprometerme, entregar todo lo que quedaba de mí, cada pedazo roto. Era la única manera de ser justa con él. ¿Lo haría? ¿Podría hacerlo?

¿De verdad estaba tan mal que intentara hacer feliz a Jacob?

"Pero si las cosas siguen por ese camino, realmente no vas a ser feliz...no mientras aún estés completamente enamorada de otro hombre.” dijo Esme mirando al libro como si le hablará a Bella, era en estos momentos cuando ella quería que su hijo volviera lo antes posible.

Incluso si el amor que sentía por él no fuera más que un eco débil del que era capaz de sentir, aunque mi corazón se encontrara lejos y ausente,

Edward suspiró entre aliviado y triste, por el momento el corazón de Bella solo le pertenecía a él, y el mismo se encargaría que así permaneciera.

malherido por mi voluble Romeo, ¿tan malo era?

Jacob detuvo el coche enfrente de mi casa, que estaba a oscuras, y apagó el motor; de pronto, reinó el silencio. Como tantas otras veces, él parecía estar en consonancia con mis pensamientos de ese momento.

Me abrazó y me estrechó contra su pecho, envolviéndome con su cuerpo. De nuevo, esto me hizo sentir bien. Era casi como ser otra vez una persona completa.

Y esas frases eran justamente las que más le dolían a Edward, el corazón de Bella le pertenecía completamente en el libro en este momento, pero cuánto duraría? La sola respuesta que obtuvo de su interior lo estremeció, pero eso solo sirvió para volver a prometerse que todo esto NO OCURRIRÍA, no solo él se encargaría de eso, sino que estaba seguro que toda la familia lo ayudaría, incluso Rosalie que poco apoco aceptaba a Bella.

Creí que pensaba en Harry, pero entonces habló y su tono de voz era de disculpa.

—Perdona. Sé que mis sentimientos y los tuyos no son los mismos, Bella, pero te juro que no importa. Me alegro tanto de que te encuentres bien que tengo ganas de cantar, y eso, desde luego, es algo que a nadie le gustaría escuchar.

"Sí...  Sé cómo se siente," dijo Edward.

Se rió con su risa gutural en mi oído.

Mi respiración pareció lijar las paredes de mi garganta hasta excavar un agujero.

A pesar de su indiferencia y teniendo en cuenta las circunstancias, ¿no desearía Edward que yo fuera lo más feliz posible?

"Sí... eso es lo que espero... o al menos, espero que ella esté bien," dijo Edward.

"Ella no ..." Alice se apresuró a responder.

"Lo sé", dijo Edward antes de que su hermana le suelte un discurso, "hablo por el Edward del libro, él no sabe lo que Bella está sufriendo, y sé que él estaría deseando que Bella este bien."

¿No le quedaría suficiente afecto como para querer esto para mí? Pensé que sería así. No, no me echaría en cara que concediera a mi amigo Jacob una pequeña parte del amor que él no quería. Después de todo, no era la misma clase de amor, en absoluto.

Jake presionó su mejilla cálida contra la parte superior de mi cabeza.

Sabía sin lugar a dudas qué sucedería si ladeaba el rostro y presionaba mis labios contra su hombro desnudo... Sería muy fácil. No habría necesidad de explicaciones esta noche.

Pero ¿sería capaz de hacerlo? ¿Podría traicionar a mi amado ausente para salvar mi patética vida?

"Cuando ella lo dice así, realmente solo hay una  opción", se quejó Alice.

Las mariposas asaltaron mi estómago mientras pensaba si volvía o no el rostro.

Entonces, con la misma claridad que si me hubiera puesto en riesgo inmediato, la voz aterciopelada de Edward me susurró al oído: Sé feliz.

"Eh... eso es lo que diría... pero ¿por qué la voz se lo dice ahora?" Edward lucía sorprendido.

"Bueno, ella dijo 'para salvar mi patética vida'", dijo Alice, frunciendo el ceño al oír esas palabras. "Su cuerpo debe saber que, al estar con el perrito ella se deshará de la voz y por lo tanto frenará todos sus comportamientos estúpidos al actuar temerariamente."

"Okey” dijo Edward, todavía perplejo.

Me quedé helada.

Jacob sintió cómo me ponía rígida, me soltó de forma automática y se volvió para abrir la puerta.

Espera, me hubiera gustado decirle. Sólo un momento. Pero seguí paralizada en mi asiento, escuchando el eco de la voz de Edward en mi mente.

De pronto, entró en el coche un soplo de aire, frío como el de una tormenta.

—¡Arg! —Jacob espiró con fuerza, como si alguien le hubiera golpeado en la barriga—. ¡Vaya mierda!

"¿Qué pasa?" Edward preguntó, de repente ansioso.

Cerró la puerta de golpe al tiempo que giraba la llave del encendido. Le temblaban tanto las manos que yo no sabía cómo se las iba a arreglar para hacerlo.

"Mantén la calma y sal del camión", ordenó  Edward.

—¿Qué ocurre?

Aceleró demasiado rápido, así que el motor petardeó y se caló.

—Vampiro —espetó.

"Mierda! Sacara de allí!" Edward siseó

"Edward... puede que no sea un vampiro malo", dijo Alice pensativa.

"No vamos a volver, Alice", se quejó Edward, pero él parecía casi esperanzado.

"Tú ya debes haberte vuelto loco sin ella... por lo que claramente puedes haber vuelto", dijo Alice. "Además sabrías que los lobos no pueden olfatearte desde ahí, o más precisamente, no sabrías que hay uno que incluso estaría allí para oler."

Edward asintió pensando que Alice tenía respuestas para todo.

La sangre huyó de mi cabeza, por lo que me sentí mareada.

—¿Cómo lo sabes?

—¡Porque puedo olerlo! ¡Maldita sea!

Los ojos de Jacob brillaban salvajes mientras rastreaba la calle oscura. No parecía consciente de los temblores que recorrían su cuerpo.

—¿Entro en fase o la saco de aquí antes? —murmuró para sí mismo.

"¡Sácala!" Edward dijo haciendo caso omiso a lo que Alice acababa de decir.

Me miró durante una fracción de segundo, tiempo suficiente para percatarse de mis ojos dilatados por el terror y mi pálida faz; después, se volvió para rastrear la calle otra vez.

—De acuerdo. Primero te saco de aquí.

El motor arrancó con un rugido. Las cubiertas chirriaron mientras le daba la vuelta al coche para girar hacia nuestra única ruta de escape. Las luces delanteras barrieron el pavimento e iluminaron la línea frontal del bosque oscuro, y finalmente se reflejaron en un coche aparcado al otro lado de la calle, donde estaba mi casa.

—¡Frena! —jadeé.

Conocía ese vehículo negro,

"Es uno de nuestros coches... ves, somos nosotros", animó Alice.

"Yo no llevaría un coche ... solo tardaría más en llegar hasta ella," susurró Edward.

"Entonces tal vez no seas tú!" Alice dijo dudando. "Tú no eres el único que se preocupa por Bella, ¿sabes?"

yo, que era el polo opuesto a un aficionado a los coches, podía decirlo todo sobre ese vehículo en particular. Era un Mercedes S55 AMG. Sabía de memoria cuántos caballos de potencia tenía y el color de la tapicería. Conocía la sensación de ese motor potente susurrando a través de la carrocería. Había sentido el olor delicioso de los asientos de cuero y el modo en que los cristales tintados hacían que un mediodía pareciera un atardecer.

Era el coche de Carlisle.

—¡Frena! —grité otra vez, y más fuerte, porque Jacob estaba haciendo correr el coche calle abajo.

"¿Y si es una trampa?" Edward preguntó.

"Argh", se quejó Alice, rodando los ojos. Idiota sobreprotector.

—¡¿Qué?!

—No es Victoria. ¡Para, para! Quiero volver.

Pisó con tal fuerza el freno que tuve que sujetarme para no darme un golpe contra el salpicadero.

—¿Qué? —me preguntó de nuevo, aterrado. Me miraba con el horror reflejado en los ojos.

—¡Es el coche de Carlisle! Son los Cullen. Lo sé.

"Mierda... no le va a gustar esto", dijo Edward, ahora preocupado por el autocontrol del chucho con respecto a ellos "Mantén la calma, perrito!"

Vio despertar en mí la esperanza y un temblor violento le sacudió el cuerpo.

—¡Eh, cálmate, Jake! Todo va bien. No hay peligro, ¿ves? Relájate.

—Sí, relájate —resolló mientras agachaba la cabeza y cerraba los ojos. Mientras se concentraba para no transformarse en un lobo, observé el coche negro a través del cristal trasero.

Sólo puede ser Carlisle,me dije a mí misma.

"Sin embargo ¿Porqué iría yo?" Preguntó Carlisle, pensativo.

"No sé", dijo Alice.

"Ninguno de nosotros debería haber regresado", dijo Edward.

"Pero ahora, quien quiera que sea,  puede decirnos que ella está sufriendo demasiado..." Esme ofreció.

"Además de avisarnos los de Victoria", agregó Alice antes de que Edward pudiera decir nada.

"Correcto", gruñó Edward pensando en que Victoria es un problema que tendría que resolver en los próximos días, no podía arriesgarse a dejarla con vida.

No esperes otra cosa. Quizás Esme... Para ya, dije para mis adentros. Sería Carlisle a lo sumo. Más de lo que yo hubiera pensado que podría volver a tener.

—Hay un vampiro en tu casa —masculló Jacob—. ¿Y tú quieres regresar?

"¿Por qué está tan sorprendido? Él sabe lo que siente por nosotros", dijo Emmett.

"Porque él nos odia y no cree que ella esté a salvo", respondió Edward.

Aparté la vista del Mercedes a regañadientes, aterrorizada de que pudiera desaparecer si le quitaba los ojos de encima un segundo,

“Oh, genial, ella va a estar un poco paranoica ahora” dijo Emmett riendose

y le miré a él para contestarle con voz inexpresiva ante la sorpresa con que me había formulado la pregunta:

—Por supuesto.

Por supuesto que quería volver.

El rostro de Jacob se endureció hasta convertirse en la máscara de amargura que yo había dado por desaparecida. Antes de que tuviera tiempo de ajustársela, atisbé cómo flameaba en sus ojos el impacto causado por mi traición. Le seguían temblando las manos. Parecía diez años mayor que yo.

Inspiró profundamente.

—¿Estás segura de que no es una trampa? —me preguntó lentamente, con voz severa.

“Él debería asegurarse que no lo es antes de dejarla! Dijo Edward.

“No creo que el cachorro quiera enfrentarse a uno de nosotros en estos momentos” dijo Emmett mirando sus músculos.

“Emmett, nadie va a pelear” dijo Esme reprendiéndolo.

—No es una trampa, es Carlisle. ¡Llévame de vuelta!

Un estremecimiento hizo ondular los amplios hombros de Jacob, pero sus ojos continuaron inexpresivos y vacíos de emoción.

—No.

—Jake, todo va bien...

—No. Vuelve tú sola, Bella —su voz restalló y me estremecí cuando el sonido me golpeó. Su mandíbula se tensaba y relajaba sin cesar.

"Bueno, vamos a tener que volver ahora, porque esto parece que va a arruinar la poca paz que ella había ganado mientras nosotros no estabamos", dijo Alice casi con aire de suficiencia.

—No es como...

—He de hablar con Sam ahora mismo. Esto cambia las cosas. No nos pueden capturar en su territorio.

"No me importa donde estén mientras protejan a Bella," dijo Edward.

"En realidad no importa en absoluto... siempre y cuando estén protegiendo a cualquiera", corrigió Carlisle.

“Pero es nuestro territorio” dijo Rosalie enojada “Estoy segura que ellos nos darían caza si nosotros hiciéramos lo mismo”

“Ellos solo quieren proteger a las personas de lo que  somos” susurró Carlisle.

“Pero nunca hemos atacado un humano en Forks y menos en La Push, es totalmente injusto que no confíen en nosotros” volvió a refutar Rosalie.

“Lo se, pero así son las cosas, y así estamos bien” termino Carlisle con voz segura.

—¡Jake, esto no es una guerra!

No me escuchó. Dejó el cambio de marchas en punto muerto y salió por la puerta de un salto, abandonando el coche con el motor encendido.

—Adiós, Bella —se despidió sin volverse—. Espero que no mueras, de verdad.

"Wow, que amable de su parte", dijo Emmett con sarcasmo. "¿Qué clase de amigo la abandonaría así?"

Echó a correr en medio de la noche. Temblaba con tal virulencia que su forma pareció difuminarse. Desapareció antes de que yo pudiera abrir la boca para llamarle y pedirle que volviera.

El remordimiento me inmovilizó contra el asiento durante un minuto interminable. ¿Qué le acababa de hacer a Jacob?

Pero el remordimiento no me duró mucho rato.

Me deslicé del asiento del copiloto al del conductor y me puse al volante. Las manos me temblaban casi tanto como las de Jacob. Necesité otro minuto para concentrarme. Entonces, con cuidado, di media vuelta y conduje de regreso a mi casa.

Reinó una oscuridad absoluta en cuanto apagué las luces del coche. Charlie se había marchado con tanta prisa que se había olvidado de dejar encendida la lámpara del porche. Sentí una punzada de duda al mirar hacia la casa, sumergida en las sombras. ¿Qué ocurriría si esto resultara ser realmente una trampa?

"No es una trampa... es uno de nosotros", dijo Alice antes de que Edward llevará su preocupación al extremo haciendo que Jasper  aumentará la preocupación en toda la sala.

Jasper le sonrío en agradecimiento, y por supuesto ella lo entendió, eran una pareja tan compenetrada que solo una mirada bastaba para entenderse.

Volví la vista atrás, hacia el coche negro, casi invisible en la noche. No. Conocía aquel coche de verdad.

Sin embargo, cuando alcé la mano para recoger la llave que se encontraba en la parte superior de la puerta, las manos me temblaban aún más que antes. El pomo giró fácilmente cuando lo moví para abrir. El vestíbulo estaba en tinieblas.

Hubiera querido saludar en voz alta, pero tenía la garganta demasiado seca. Apenas parecía capaz de respirar.

Me adentré un paso en la casa y manoteé en busca del interruptor. Estaba tan oscuro como el agua negra... Pero ¿dónde se encontraba?

Todo estaba negro, igual que el agua negra en la que una llama anaranjada brillaba de forma imposible. Una llama que no podía ser un fuego, pero en ese caso, ¿qué podía ser...?

"Oh, mierda , ahora ella va a recordar", se quejó Edward.

"No te preocupes... quien este esperándola la contendrá” dijo Esme tranquilizadora.

Tanteé la pared con los dedos temblorosos, intentando encender la luz...

De pronto, empezaron a resonar en mi mente las palabras que Jacob había dicho esa tarde hasta sumergirme en ellas... Victoria se arrojó al agua, y los chupasangres tienen allí más ventaja. Por eso volví corriendo a casa. Temía que a nado duplicara la velocidad con la que se movía a pie, y que regresara...

La mano se me quedó helada en plena búsqueda, al igual que el resto del cuerpo,

"Sabes, ella tiene reacciones de vampiro", se rió Emmett.

“Estoy seguro que se acoplará perfectamente a nuestra vida” completó Jasper

“Ella no será un vampiro” dijo Edward con voz dura.

“Si… lo que digas Eddy” le dijo Emmett moviendo su mano como restándole importancia.

cuando comprendí qué era ese extraño color naranja en el agua...

... el cabello de Victoria, del mismo color que el fuego, que flameaba suelto con el viento...

Ella había estado en el espigón con Jacob y conmigo. Si Sam no hubiera estado allí, si sólo hubiéramos estado nosotros dos... Era incapaz de respirar o de moverme.

"Jacob podría haberlo manejado..." Carlisle dijo ya que no le gustaba la mirada de terror en los ojos de Edward. "Y los otros lobos sabrían que él estaba en problemas de inmediato".

La luz se encendió, a pesar de que mi mano helada aún no habíaencontrado el interruptor.

Parpadeé bajo la luminosidad repentina y vi que alguien estaba allí, aguardándome.

"Ese es el final del capítulo", dijo Carlisle.

"¿Quién es?" Emmett preguntó con impaciencia.

"Tal vez deberíamos hacer una pausa. Creo que sería un buen momento para ir de caza", dijo Rosalie mientras agarraba el libro, sonriéndole a su marido.

Obteniendo un rugido colectivo, ya que todos querían saber quien era.

 


Hola^^como han estado? Les gusto el capitulo??? Merezco comentarios y votos??? 

ALICECULLENSWAN: gracias por comentar y lamento la tardanza,espero que este capitulo haya sido de tu agrado :)

Capítulo 16: BAJO PRESIÓN Capítulo 18: LA VISITA

 
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