¿Tu hija?

Autor: fenanda
Género: General
Fecha Creación: 03/12/2010
Fecha Actualización: 17/09/2011
Finalizado: SI
Votos: 28
Comentarios: 36
Visitas: 76264
Capítulos: 16

Bella es una chica sin recursos, pero ¿qué pasará cuando encuentre un trabajo de niñera? ¿Podrá un simple recuerdo volverse realidad?

 

 Sin sólo 14 capítulos con contenido:) Por si acaso se lo preguntan, si quieren hacerlo, pueden comentar, los leeré y contestaré xD [23/12/2017]

 

FINALIZADO 

 

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Capítulo 11: Capítulo 11...

-¿Tienes algo?-preguntó preocupado-¿Por qué no vas al de Forks?

-No, no me pasa nada, eso sería mejor-dije con un nudo en la garganta-sólo que, voy a buscar a alguien.

-Oh… ¿Por qué dices que sería lo mejor?

-Edward, si no te importa, ya no quiero hablar de esto-dije algo, claramente, molesta.

-Está bien-se limitó a decir.

-Edward… Ahora soy yo quien te quiere hacer una pregunta-le dije volteando la cara hacia él.

-Adelante-animó con su sonrisa torcida.

-¿Dónde le dieron esto a Renesmee?-dije sin rodeos, señalando el hermoso collar.

-En el hospital…-dijo pero yo lo incité a que me contara más-Creo que Tanya le quería poner Beatriz o algo así, pero la enfermera me dijo ''un regalo de la madre''.

Si antes estaba bailando mal, ahora ya no lo hacía. Y si antes estaba confundida por el collar, ahora estaba sin palabras y muy, muy confundida.

-Ed… Edward… Me… Me siento mal, vámonos de aquí-en realidad me sentía mal, pero quería irme de ahí, de ese mundo…

-Está bien.

Nos dirigimos al auto y vi un anuncio en un hotel: ''Seattle''.

-Edward ¿Estamos en Seattle?-le pregunté apenas nos subimos al auto.

-Sí, sólo que estabas muy metida en tus pensamientos que no te diste cuenta del tiempo-dijo divertido.

-¿Me harías un favor?-pregunté rápido apenas terminó, él sólo asintió-Llévame al hospital de Seattle rápido-pedí en un gemido poco audible.

-Pero, ¿te sientes mal?-preguntó frenando.

-Sólo hazlo, Edward, no me siento mal, déjame y vete con Renesmee-le dije todo tan rápido que creí que no me entendería.

-Te voy a llevar pero me quedaré…

-¡No!-jadeé-voy a buscar a alguien y eso es privado-le contesté aun jadeante.

-Está bien-dijo algo decepcionado.

Rápido llegamos y me bajé como bala, toda la gente se me quedaba viendo por la ropa que traía ero no me importó, ni siquiera sé si Edward se fue o no, pero rogaba que sí, así como también rogaba que hubiera algo sobre mi hija.

Llegué a la recepción y cuando me dirigía a los elevadores alguien me gritó.

-¡Bella!-volteé y era Jane, la recepcionista, ella conocía la historia, se había convertido en mi amiga y ella me deseaba que la encontrara.

A ella la había adoptado el Dr. Aro Vulturi y su esposa, Sulpicia Vulturi, al igual que a su hermano consanguíneo, Alec Vulturi.

Me dirigí con Jane rápidamente con un nudo en la garganta.

-¿Qué pasa, Jane?-pregunté agitada.

-Te hemos estado buscando desde ayer en la noche, pero no contestabas, mi padre quiere hablar contigo-dijo preocupada.

-¿Está ocupado?

-No-respondió una grave voz detrás de mí-Bella, el Dr. Smith está agonizando y quiere hablar contigo.

Me congelé al oír esas palabras de la boca de Aro, el Dr. Smith era quien había atendido el nacimiento de mi bebé.

-¿Dónde está?-pregunté con una punzada de esperanza.

-Lamentablemente el estaba de viaje cuando le pasó esa accidente, está en el hospital de Phoenix…

-Voy para allá.

Me salí del hospital y llamé a Angela…

-¿Bella? Me tenías abandonada, amiga-contestó Angela desde su teléfono.

-¿Ang? Por favor, ven por mí, estoy fuera del hospital de Seattle…

-¿Pasa algo?

Oh, oh. Edward estaba detrás de mí. Y me ofrecía llevarme.

-Ang, ya no, por favor, no digas nada, adiós.

Colgué y me giré para ver a Edward.

-Edward, por favor, llévame a mi casa-rogué y las lágrimas se me salían.

Me llevó casi arrastrando y el viaje fue fatídico y muy largo a mi parecer.

-¿Necesitas que te lleve a otra parte?-me preguntó Edward que venía tras de mí, ya casi llegábamos a mi apartamento.

-Sí, por favor.

Abrí y solté un rápido <<Pasa>>. Me quité las enormes zapatillas que me obligo a usar Alice y también el vestido. No me importaba que Edward estuviera ahí, aunque tenía una lencería muy pequeña, entonces comprendí la insistencia de Alice, él ya me había visto así y ¿qué?

-Bella…-dijo él en tono de reproche.

-Ni que no me hubieras visto así, Edward-lo regañé mientras me ponía una sudadera y unos pantalones algo ajustados.

Lo complementé con unos zapatos cómodos y empecé a buscar el dinero que tenía ahorrado en la alcancía.

Rompí la alcancía y tenía mucho más dinero del que había pensado, con eso de seguro me alcanzaba para dos viajes de la magnitud de Seattle>>Phoenix y viceversa. Guardé el dinero en mi bolsa y salí de ahí.

Mientras iba de salida, me solté el cabello y el broche lo aventé a algún lugar de adentro. Sabía que eso haría enojar a Alice.

-¿A dónde vamos?-preguntó Edward cuando subimos al auto.

-Al aeropuerto.

-¿Te vas de viaje? No llevas maleta…

Sabía que algo olvidaba, pero ni modo, buscaría la forma.

-Sí, no sé cuanto estaré fuera, pero por favor, sólo di que me tuve que ir. Si quieres buscar remplazo, por mí puedes hacerlo.

Ya no me importaba quedarme sin dinero, sólo quería encontrar a mi hija.

-No lo haré, Bella, tú eres mi niñera-me pareció extraña la forma en que dijo ''mi niñera'', pero lo dejé pasar.

-Gracias, Edward-dije sin aliento.

El paisaje estaba igual que siempre, era verde y carente de otros colores.

-¿A dónde vas?-preguntó después de un rato sin mediar palabra.

-A Phoenix-respondí inquieta.

-Hace… Tiempo que no estoy ahí.

OH, sí, casi olvido que Phoenix es el comienzo de esta historia.

-Yo tampoco-respondí más calmada.

-Bella, ¿por qué vas a Phoenix?

-Edward, no es el momento de preguntas-respondí, en verdad estaba impaciente.

-Ya llegamos-respondió simplemente.

-Gracias, Edward-Me iba a salir, pero me tomó del brazo.

-Si no me dices no te dejaré ir.

Estaba en un apuro, y en uno muy grande.

-Yo…-se me ocurrió una idea genial-hay alguien agonizando que quiere hablar conmigo…

Me soltó y salí, pero antes tenía que hacer algo.

Me volteé a ver que su auto seguía ahí, fui hasta su ventanilla y toqué dos veces.

Bajó el vidrio y lo besé. Y me correspondió.

Se sentía tan bien probar de nuevo aquellos labios, tan dulces y amargos a la vez.

-Tengo que irme-le dije después de unos cortos momentos.

 

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Bueno, aquí está otro capítulo :)

Capítulo 10: Capítulo 10... Capítulo 12: Capítulo 12...

 
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