Oscura Obsesión +18

Autor: psicodElii
Género: Tragedia
Fecha Creación: 19/11/2014
Fecha Actualización: 08/02/2015
Finalizado: NO
Votos: 5
Comentarios: 10
Visitas: 7878
Capítulos: 6

 Isabella es una chica pobre, con pocos recursos, maltratada por la vida y muchos problemas en su joven camino, pero nada de todo lo malo que ha vivido le impide sonreír. ÉL... el hombre mas guapo y doctor exitoso, se ha fijado en ella. Con un gran trabajo, mucho dinero y una vida prometedora, hará todo lo posible y también lo imposible por tenerla a sus pies, despues de todo, él solo la quiere para jugar, luego podrá desecharla como a las demas.

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Holaaaaaaaa mis hermosas lectoras, he vuelto con una nueva historia, creo que esta será una de mis historias mas notables, esta vez he decidido irme un poco mas a lo oscuro, no si se muchas se han dado cuenta que tengo una mente oscuramente retorcida, espero sea de su agrado y que la disfruten a lo largo del camino.

Espero que difruten tanto leyendola como yo escribiendola.

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Esta historia tiene contenido explicito y lenguaje vulgar, será leido bajo la responsabilidad del lector

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Los personajes le pertenecen a S. Meyer. La historia es completamente original.

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Capítulo 1: Una nueva oportunidad

 

 

Es majestuoso ver como la naturaleza tiñe el cielo de naranja cuando el sol esta cayendo para darle paso al azul oscuro de la noche, mirar como el atardecer se desvanece era algo que le encantaba ver a Anabella, lástima que no he podido sacarla hoy de paseo.

Miré hacia ambos lados del mirador y sonreí nostálgicamente al ver a las parejas abrazadas mientras disfrutaban de la misma vista, la diferencia es que yo estaba sola, muy sola en realidad; Me consolaba el hecho de que en casa me esperaba mi hermana con una sonrisa.

Me quedé admirando la hermosa vista de las montañas un momento mas antes de sentirme el mal tercio de cada pareja a mi alrededor, metí mis manos en los bolsillos de mi jersey deslavado para aplacar un poco el frio y me alejé.

Caminé por la calle mirando las tiendas, oliendo la comida chatarra, escuchando la música callejera, mirando a las personas caminar a paso rápido para llegar lo antes posible a sus casas, yo no estaba apurada, pero si debía llegar a tiempo.

-Perfecto - susurré cuando encontré el regalo ideal para Anabella, entré a la tienda de música, olía a madera pulida y piso encerado, instrumentos por doquier y música clásica de fondo.

Él chico detrás del mostrador me sonrió amablemente, se veía algo cansado, quizás ya iba a cerrar la tienda y entré yo a quitarle más tiempo, bueno, ya eran casi las siete treinta, creo que si estaba por cerrar, hice una mueca de pena pero ya estaba aquí, era mejor comprar de una vez.

-En que puedo ayudarte? - Preguntó él con una suave voz que solo oírla podías sentirte relajado e hipnotizado. No parecía esa típica voz neutra de vendedor. Su sonrisa también era autentica, no las fingidas en las tiendas.

-Me ha gustado la guitarra rosa del aparador - Le dije algo tímida, yo no sabía casi nada de instrumentos musicales y creo que él ya lo notó - podrías decirme cuál es su precio?

Él, salió detrás del mostrador, me sorprendí al ver lo alto que era, quizás medio metro más alto que yo. Vestí pantalón negro, camisa blanca manga larga y una corbata floja negra, era algo elegante para tener una tienda de música, caminó al aparador, tomó la guitarra y la revisó por un instante.

-Cuesta 150$ - contestó él amablemente, abrí los ojos impresionada por el precio, sabía que un instrumento puede ser caro, pero no tenía tanto.

-Cristo! Por que tanto? Acaso tiene incrustaciones de oro? - Pregunté aun con sorpresa, él rió enseñándome una dentadura perfecta, su risa era suave y digna de escuchar.

-Pues, es una Yamaha, una de las mejores marcas de instrumentos, el rosa es un toque femenino que le sube el valor, aparte, viene con su estuche, un juego de cuerdas y dos pajuelas. - Contestó con una sonrisa en sus labios, le miré confundido por un instante.

-Pajuelas - dije enarcando una ceja - que es pajuelas? - pregunté y él sonrió más abiertamente.

-No es para ti, verdad! - Dijo afirmando mientras yo asentía - las pajuelas son unos pequeños triángulos redondeados de plástico que sirven para tocar las cuerdas sin tener que usar los dedos - explicó lentamente.

-ho! Pues... No sé si eso le sirva, necesita usar sus dedos - susurré para mí, él ladeó la cabeza y frunció el ceño, se veía tan lindo y tierno al hacer eso que simplemente sonreí - igual no tengo suficiente para ello, apenas tengo cien dólares, gracias por tu ayuda y disculpa por hacerte perder tu tiempo - Dije apenada lista para irme pero él me detuvo.

-Espera. Puedo hacerte un descuento - Dijo rápidamente, quizás no quería perder la última venta del día. Para ellos toda venta es importante.

-pero no tengo más que cien dólares - Le contesté apenada, él sonrió y negó.

-no importa. Imagino que la guitarra es para alguien muy especial - Dijo mientras caminaba de vuelta al mostrador.

-Pues... Es para mi hermana, le gustan mucho los instrumentos musicales - Contesté siguiéndole, él se paró tras el mostrador y empezó a facturar - que haces? - pregunté confundida.

-Facturando la guitarra para tu hermana - Dijo como si nada, con un semblante serio mientras se concentraba en la caja registradora.

-pero no tengo más que...

-Lo sé - Dijo interrumpiéndome - digamos que justo ahora está en oferta y te costará solo 100$ - Le miré y sonreí por inercia, nadie había sido tan generoso conmigo jamás.

-Gracias, eres la primera persona que me trata bien el día de hoy y que me hace un regalo sin esperar nada a cambio - murmuré bajando la mirada, mi día hoy había sido de perros, creo que uno de los peores de mi existencia, y este simple extraño me ha alegrado con un simple regalo.

-Pues, creo que eres una chica hermosa a la que deberían de tratar bien siempre. - Contestó mirándome fijamente con esa sonrisa ladina que me recibió hace unos cuantos minutos.

-Hermosa? Quizás estés un poco ciego, nadie me ha dicho hermosa jamás - Contesté con sarcasmo, en realidad siempre viví rodeada de personas, que para ellos no era más que una incompetente.

-Créeme, esas personas están ciegas si no se dan cuenta de lo hermosa que eres. - Dijo serio mientras me miraba fijamente, parpadee varias veces y bajé la mirada, me sentía cohibida y enseguida el rubor hizo su aparición. - fascinante - susurró.

-Qué? - Pregunté en un susurró, él siguió mirándome pero solo negó.

-Nada. Son 100$ - dijo con una sonrisa feliz, saqué los unicos 100$ que tenia en mi monedero y se los di, él peleó un momento con la caja registradora y después de tenderme la factura, metió la guitarra en su estuche con las cosas, que según él, venían con la guitarra y me la tendió.

-Gracias, de verdad. Muchísimas gracias, hamm - queria decir su nombre mas no lo sabia, él entendio y sonrió.

-Edward, me llamo Edward - Contestó sutilmente.

-Gracias, Edward. Soy Isabella. - Dije tomando el estuche con la guitarra haciendo que mis dedos rozaran los suyos, él sonrió suavemente y se apartó no muy lejos.

-Un placer conocerte, Isabella - Dijo volviendo a su asiento tras el mostrador.

-Adios - susurré antes de caminar, en realidad no queria irme, queria seguir hablando con él, pero que le podria decir, que conversación podría surgir si solo somos extraños y él está siendo cortes por una venta.

-Hasta pronto, Isabella - Contestó, asentí lentamente y me fui dejando esa poca tranquilidad y alegria con él para volver a mi triste realidad en las calles.

Ya era bastante tarde, quedaban pocas personas caminando por las aceras a paso rapido, tenia que apurarme, la zona donde yo vivo es muy peligrosa como para andar muy tarde andando, a pesar de conocer a la gente de los alrededores no puedo darme el lujo de dejarme robar lo poco que tenia.

Llegué a la casa al rededor de las nueve de la noche, cansada, deprimida, angustiada por el mañana. Pero al abrir la puerta y ver a mi hermosa hermana Anabella sonreirme, cambié. Ella es todo para mi, y mientras ella este feliz, yo estaré bien.

 

-Ana! - Exclamé caminando hacia ella, mi hermana me extendió sus brazos y me abrazó fuertemente, casi siempre me lastimaba cuando me abrazaba pero la dejaba apretarme todo lo que quisiera.

-Hola, hemanita - Dijo tratando de articular las palabras correctamente. Me solté de su fuerte agarré y me agaché quedando un poco mas abajo de su cara. Le puse el estuche de la guitarra sobre la silla de ruedas y ella sonrió. - Que e seso? - preguntó lentamente viendo el estuche.

-Es un regalo para ti - Dije sonriendole feliz, como sus manos no le respondian bien, abri el estuche y cuando miró la guitarra gritó, pero fue un grito medio, nunca la habia oido gritar tan alto antes. Pueda que sea un avance. - te gusta? - pregunté sacando la guitarra del estuche.

-SIII... Me usta, me usta musho! - Exclamó sonriente, no habia nada en este mundo que me hiciera mas feliz que ver la sonrisa de Anabella.

-Por que tanto grito? - dejé de sonreir instantaneamente al ver a René detras de nosotras con una manos en su frente, sus ojos bañados en maquillaje corrido, el cabello alborotado y una botella de vodka casi vacia en la mano.

-Bella me tajo un degalo! - Exclamó Anabella feliz. René alzó la mirada y vió la guitarra, bufó y se alejó. Solamente la miré marcharse, no sabia como Anabella la queria tanto, bueno, si se. Ella no esta conciente del mundo real que la rodea.

-Ya cenaste, preciosa? - pregunté dulcemente al ver como ella tambien miraba por donde se iba René.

-Si - murmuró volviendo la mirada a la guitarra - la señoa Sofia me tajo cena. - Cerré los ojos y respiré lentamente aguantando la rabia, no entiendo como René puede ser tan mierda y no alimentar a Anabella, tenia que venir la vecina a darle comida.

-Bien, vamos a acostarte. Mañana juegas con la guitarra, ok? - Dije llevando la silla hacia nuestra pequeña habitacion. Ella asintió y despues de cargarla con mucho esfuerzo la acosté en nuestra pequeña cama.

Ana puso la guitarra a su lado y se acostó abrazandola, suspiré mientras precionaba un poco mi espalda, me dolia demasiado, cargar a Ana diariamente me estaba pasando factura. Miré a mi indefensa hermana quedarse dormida rapidamente y suspiré.

-hoy me toca piso - susurré para mi misma. Salí de la habitacion y me senté en la silla de la cocina, miré la pocilga a la que le decia humildemente "casa" y suspiré.

Apenas era una pequeña cocina con sala de unos cuatro metros cuadrados, no teniamos comedor, mucho menos muebles, ni televisor, tampoco radio. René tenia un pequeño cuarto la lado de la cocina, que parecia un chiquero, mientras que Ana y yo teniamos la habitacion principal.

No es gran cosa en realidad, solo era un metro mas grande que el de René, apenas habia espacio para una cama individual, un gabetero donde teniamos un poco de ropa para ambas y espacio para la silla de ruedas y el baño, a parte de que tampoco teniamos puertas en los cuartos, solo cortinas.

-Mi vida es una total y misera tragedia - murmuré recostandome en la vieja silla de manaplas. Me levanté, revisé la cocina y vi que ademas de las botellas de ron vacias no habia comida. - puta madre, René - bramé cerrando la nevera de un golpe.

-BELLA! - escuché que me llamaban desde la puerta, me acerqué y abrí rapidamente. - Hola, Bells - saludó Liam dulcemente, Liam, el rubio gracioso del condominio 6, es mi mejor amigo, el unico en realidad.

No entiendo como Liam puede vivir aqui y en estas condiciones, él es un chico demasiado apuesto, es un rubio con el cabello corto, sus ojos azul cielo y su rostro perfecto eran dignos de ser modelo, se lo he dicho, deberia serlo, pero no me hace caso, no se cree tan apuesto.

-Hola, Liam. Que pasa? - pregunté dejandolo entrar, con Liam nunca tenia pena, él sabia exactamente como era mi vida y no me tenia lastima, ambos eramos amigos desde que tengo uso de razon y juntos nos defendemos bastante.

-Sofia te ha guardado comida, quiere que vallas ahora mismo - Dijo en tono burlon. Deje salir un poco de aire junto con la risa y cerrando la puerta detras de mi caminé con Liam a casa de su abuela.

-Hola, Sofia - Saludé al entrar a su casa que estaba a tres casas de la mia. Viviamos en pequeños apartamentos que parecen casas para indigentes.

-Hola pequeña - Saludó dulcemente, me hizo sentarme en la mesa junto a Liam y puso frente a mi un plato con dos sandwiches de jamon.

-no se que haria sino te tuviera, Sofia - murmuré mientras comia los sandwiches con rapidez, hoy nisiquiera habia almorzado, Sofia me sonrió solamente, ella sabia por lo que pasaba yo diariamente y en cierta forma aun se sentia en deuda conmigo.

Terminé de comer mientras Liam y Sofia hablaban de lo que harian el dia de mañana, al parecer Sofia estaba yendo a terapia comunitaria para normalizar su motricidad nuevamente, si pudiera llevaria a Anabella pero no hay nadie quien pueda hacerse cargo de ella.

Cuando acabé de comer Sofia de fue a la cama y Liam y yo subimos a la azotea del edificio de cuatro plantas, nosotro apenas viviamos en la planta baja, fue un intercambio que hice con una señora para que ella me diera su apartamento y yo le daba el mio en el cuarto piso.

Necesitaba poder mover a Anabella y subirla y bajarla por cuatro pisos solo por las escaleras, bueno, era casi imposible para mi. Miré a Liam que se sentaba a la orilla del edificio, yo solo me acosté detras de él, no queria quedarme dormida y caer.

-Cuentame, que paso? - preguntó serio cuando pasamos un par de segundos callados.

-Nada ha pasado - murmuré con los ojos cerrados, sentí cuando se dió vuelta, abrí los ojos y me di cuenta que me miraba fijamente sin creerme. - Bien! - bufé sentandome frente a él.

-Que pasó, Bella? - preguntò nuevamente con su tono preocupado.

-Me despidieron - susurré bajando la mirada.

-Qué? Por qué?!? - exclamó Liam serio.

-al parecer la hija del doctor necesita más el trabajo que yo. - murmuré con desdén - simplemente me despidieron, me pagaran la quincena en dos dias y no tengo ni un centavo en el bolsillo.

-que malditos! Que haras ahora, Bells.? - preguntó preocupado, Liam se preocupaba mas por mi que por Sofia. Era el unico hombre en quien confiaba.

-No lo se. Por ahora, esperar el pago, ya después... No tengo idea. Tengo que buscar un trabajo rapido, tengo que comprarle las medicinas a Ana. Estoy hasta el cuello de deudas Liam. Que hago? - fui bajando la voz con cada palabra mientras los sollozos se hacian presente.

-Tranquila, pequeña - susurró abrazándome, palmeó mi espalda durante unos minutos hasta que me calmé. - que te parece si vamos de cacería mañana.? - Levanté la mirada y sonreí un poco.

-Esta bien. Asi tendré algo de comida en la nevera. - Murmuré suavemente.

-Bien, a dormir. - Liam y yo nos acostamos sobre una manta que teniamos en la azotea, no me gusta incomodar a Anabella durmiendo con ella.

Al dia siguiente, despues de darle un poco de comida a Anabella y dejarla jugando con la guitarra me fui de caceria con liam. Viviamos a las afueras de Portangeles y era solo cuestion de caminar un poco para llegar al bosque, creo que en realidad es lo unico que me gusta de aquí, el espeso, denso y tranquilizador bosque, siento que aquí puedo olvidar todos mis problemas.

Pasamos todo el dia cazando, almorzamos un par de frutas y ballas silvestres, cazamos al rededor de 5 patos, tres conejos y un venado, habiamos corrido con suerte, como pudimos llevamos el venado al mercado y lo vendimos, repartimos las ganancias en mitad y pude comprar algo de comida para Anabella.

La semana pasó relativamente rapido, habia cobrado mas o menos bien en mi ultima quincena y pude comprar mas comida, pagué el alquiler de la pocilga y empecé a buscar trabajo. Llevé curriculums a algunos ambulatorios, a hospitales y a unas clinicas tambien. Necesitaba hacer lo que sea.

-BELLA! BELLA! - me levanté de la cama rapidamente al oir los gritos de Liam, corrí y abrì la puerta.

-Que pasa? Sofia está bien? - pregunté asustada.

-te llaman por telefono, Bella - Dijo sonriente, sonreí con él con la esperanza de que sea para un trabajo. En el curriculum yo ponia el numero de la casa de Liam, porque yo no tengo telefono. Corrí con él hasta su apartamento y agarre el telefono.

-Bueno? - Contesté rápidamente.

-hablo con la señorita Isabella Swan? - preguntó la voz educada de una mujer.

-Si, soy yo. - Dije confundida. Quizas son mas deudas a pagar.

-Le estamos hablando del centro clínico San Antonio. Hemos leido su curriculum y nos gustaría tener una entrevista con usted - Dijo la suave voz neutra de mujer.

-En serio? Cuando? - Pregunté feliz.

-Mañana mismo si le parece, a las nueve de la mañana en RRHH.

-Estaré ahí, muchisimas gracias - corté la llamada y grité abrazándome a Liam. - TENGO UNA ENTREVISTA!

-Genial, Bells! - exclamó dandome vueltas por los aires. - en donde? - preguntó sonriente.

-En el centro clínico San Antonio - Liam dejó de sonreir enseguida y se apartó.

-Que? San Antonio? - Dijo serio.

-Si, por que te pones así? - pregunté confundida.

-Bella, eso queda en Seeatle. - Dijo serio, me tensé al instante, no podia ir a Seeatle y dejar a Anabella sola. Las lagrimas invadieron mi rostro en cuestion de segundos.

-no puedo aceptarlo - gimotee llorando.

-Ve, hija - me dijo Sofia - yo cuidaré de Anabella mañana, ve. No pierdes nada con ir a la entrevista.

-Gracias Sofia - susurré abrazandolos. Mañana iria a ver que podia solucionar. Si una oportunidad me daban, una oportunidad tendria. - mañana iré.

 

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HOLAAAAAAAAAAAA

No pude aguantarme, teni que publicar esta nueva historia o iba a explotar, espero sea de su agrado mis amores.

@PsicodElii

Capítulo 2: un nuevo comienzo

 


 


 
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