No es otra tipica historia de amor

Autor: JessyC1601
Género: Drama
Fecha Creación: 05/08/2014
Fecha Actualización: 15/09/2014
Finalizado: NO
Votos: 1
Comentarios: 11
Visitas: 10997
Capítulos: 9

¿Nunca te ha pasado que quieres desaparecer del mundo? Ese momento en el que exclamas “¡Ya no puedo más!”  Con miles de lagrimas recorriendo tus mejillas. ¿No has sentido, que cada lágrima que brota, viene impulsando salvajemente la siguiente? ¿Qué quieres dejar de llorar y sin importar cuanto lo intentas se te hez imposible? ¿Que, por más que trates de distraerte, no logras sacar de tu mente aquello que te atormenta? ¿Te ha pasado? A mi si, esa sensación de desgaste físico y emocional, esa sensación de que eres invisible en el mundo, justo cuando mas necesitas compañía, como les dije, este era mi cuento de hadas, que, se transformo en el suyo.

Esta es la historia de Isabella, una chica con problemas  familiares, emocionales y de salud. Una chica que sin importar todo lo anterior sale adelante aun cuando pierde al motor que impulsa su vida.

 

Los personajes son de las asombrosas Stephenie Meyer y LJ Smith.

La historia es totalmente mia. Basada en algunos hechos de la vida real.

JessyC :3

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Capítulo 2: Simplemente duele

Me decidí por hablar con la única persona en el mundo que entendía como me sentía, a su manera pero lo hacía.
 Saque primero mis píldoras de hierro, si, sufro de anemia ferropenica, una enfermedad súper común y súper mortal si no se cuida como se debe, consiste en que tus niveles de ferritina* y eritrocitos en la sangre baja constantemente, aunque tu hemoglobina este normal, y por lo menos en mi caso se me complica en situaciones de estrés o depresión, las cuales eran más que normales en mi día a día, por eso debía tener mis píldoras y a parte de mi tratamiento que consiste en una píldora diaria a las 4 pm debo tomar una cada vez que me sienta de esa manera. En fin me trague la píldora y marque el número que tan bien me conocía.
Al segundo timbre, escuche su voz...
-Bella, ¿estás bien? –Todas nuestras llamadas comenzaban así.
-Hola gran lobo, ¿como estas?
-Pues estoy bien, pero yo pregunte primero pequeña- susurro con calma, con esa calma que solo me tenía a mí, no pude evitar sonreír.
-Estoy bien, solo llamo para mi sesión semanal –digo ligeramente divertida-
-¿Qué sucedió ahora? ¿Tu mama volvió a llamar? ¿Qué te dijo esta vez?-suspire y contuve las lagrimas,  mi mama era un tema delicado.
-Vamos Jake, que puede cambiar, suena mal, pero siempre prefiero que no llame, y respondiendo a tu pregunta, no, no llamo mi mama –respiro profundo ya que mi voz sin querer se quebró unas cuantas veces, tenia las vista borrosa debido a las lagrimas contenidas-
-Oh, pequeña, no suena mal, es solo que cuando te llama te deja hecha mierda- Jake, como siempre tenía toda la razón.
-Solo quería que supieras que te echo de menos y que hoy estoy bastante bien, que no me siento ansiosa o al menos no tanto, no quería que siguieras preocupado- anoche tuve una crisis nerviosa e intente hacerme daño, mi padre se dio cuenta e inmediatamente llamo a Jacob, mi mejor amigo, mi sol en la oscuridad.
-Peque, es inevitable que me preocupe por ti, siempre será así… Iré pronto a casa lo prometo, te debo unos cuantos abrazos –eso me hizo sonreír, mi Jake, sin importar que siempre está para mí- ¿Ya almorzaste?
-No Jackie pero ya voy a eso, solo quería hablar contigo primero.
-Pues no te distraigo mas, ve a comer y te llamare a la noche. Te quiero Bells. Estoy aquí.- “Estoy aquí” dos palabras con tanto significado. Jacob ah sido mi mejor amigo desde la primaria, siempre hemos sido unidos y eso no ah cambiado a pesar de que el está en otra ciudad, “Estoy aquí” es como nuestra palabra secreta aquella que nos hace saber que siempre estaremos el uno con el otro.
-Yo también estoy aquí lobo, Te quiero.
-Adiós –y sin esperar a que yo me despidiera colgó.
Suspire y respire profundo, el hambre se me había ido, pero debía comer. Seguí mi camino a la cafetería, aun no había nadie decidí tomar dos rebanadas de pizza y una coca-cola, pague y  me senté donde habitualmente me sentaba con los chicos.
Destape mi coca-cola y mientras le daba el primero sorbo me deje llevar por el Flashback, algo vivido a penas anoche.
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-Bella-llamo mi papa desde la cocina- Es para ti- me levante y camina en dirección a la pequeña cocina, estaba pintada de blanco, tenia cerámica blanca azul y verde hasta mitad de las paredes y el piso era de madera, tenía un pequeño comedor que contaba de solo cuatro sillas, cosa que servía ya que siempre éramos solo él y yo. Cuando me vio entrar me dijo- Es tu madre.
Abrí los ojos como platos y respire profundo con ella las cosas jamás eran fácil, yo siempre eh sido su mayor decepción y me lo ha hecho saber. Tome el teléfono.
-Hola mama –susurre con algo de inseguridad, odiaba eso de mi, pero le temía.
-¿Cómo estas Isabella? –su voz era fría como de costumbre.
-Estoy bien ¿Qué tal tu? ¿Cómo están mis hermanos? –El pequeño Daniel y Diana, mis hermanos aunque solo Daniel me quería, esa familia simplemente no era sana, no para mí.
-Yo estoy bien y pues los niños, ya sabes Diana dice que tiene dos novios y Phil está demasiado enojado por eso y Daniel, ya sabes travieso y queriendo verte, como siempre.
-Yo lo echo mucho de menos, ¿lo tienes cerca?- ya conocía muy bien la respuesta
-No, salió con su papa- suspire, esto pasaba siempre, ella lo negaba, para que no pudiera hablar con él.
-Oh, bueno salúdalo y a Diana también-intente contener mis lágrimas y tratar que mi voz no se quebrara.
-Isabella, ¿No has pensado en lo que te dije?
-¿Qué cosa?
-Ya sabes, estudiar aquí, vivir aquí, es una gran oportunidad, mejoraría tu economía, disfrutarías de todos los beneficios que nos ofrece Phil.
-Mama, no quiero hablar de eso, ya te dije, es mi penúltimo año, solo me falta el siguiente y pues, no lo sé, siempre eh estado aquí con papa y no sería fácil, además yo soy feliz-lo último era mentira, pero la causa de mi tristeza era ella.
-Eres una estúpida, este tipo de oportunidades no se presentan siempre, te juro que no entiendo cómo es que eres mi hija- el veneno que destilaba su voz me comía el corazón, me lo consumía.
-Se que te cuesta creer que soy hija tuya, por eso te largaste ¿No?-este era el problema yo no aguantaba decirle sus verdades.
-Cállate, mocosa no seas insolente- escuche como tomo una respiración profunda, yo ya no podía evitar llorar- De que sirve, que quiera estar contigo si tú no quieres colaborar Isabella.
-No soy yo la que debo colaborar, mama, debes colaborar tu también, no puedes irte y venir 16 años después a querer cambiarme el mundo.
-Pues es lo que hay lo tomas o lo dejas, ya perdí mucho tiempo contigo, adiós- finalmente colgó, yo coloque el teléfono en su sitio y con la mirada gacha camine hasta el sofá, me tire en él y abrace mis piernas con mis manos y llore, como siempre llore sin poder parar.
-Hija… ¿Estás bien?-Charlie estaba de pie en el respaldo del sofá- yo solo negué, me levante lo abrace y subí a mi habitación.
Alli estaba tentándome como siempre, un exacto, lo tome y simplemente lo mire, quizás no acabaría con mi vida, no le haría eso a mi papa, pero si liberaría mi dolor, quizás era la solución.
-Bella- exclamo mi padre, corrió me quito el exacto de las manos y me abrazo fuerte- mi niña yo estoy aquí, no llores tu cuentas conmigo, nada vale lo suficiente como para que quieras lastimarte Bella –susurro mi padre y siendo el tan poco expresivo eso basto para hacerme llorar con gritos y sollozos.
-¿Por qué ella es así? –No dejaba de decir de forma entrecortada- me duele papa, me duele – mis lagrimas caían salvajemente.
-shh hija, está todo bien, llamare a Jake ¿Quieres? –solo pude asentir sin dejar de llorar.
Mi padre salió y regreso en medio segundo con Jake al teléfono.
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Suspire y le di dos mordiscos a mi pizza es todo tan complicado y pues simplemente no es nada fácil para mí y odio ser débil, ya que no es fácil para Charlie, sentí mis ojos humedecerse, los restregué y tome un gran trago de Coca-cola.
La cafetería estaba bastante llena y los chicos aun no llegaban. La silla a mi lado se movió así que gire la cabeza hacia la persona responsable de eso, era nada más y nada menos que Damon, no pude evitar observarlo confundida.
-Bueno, ¿Cómo es que una chica tan linda y agradable, pasa la hora del almuerzo sola?
-Pues –comencé a titubear, así que me aclare la garganta- Pues, espero a mis amigos, aunque ya se tardaron bastante- dije mientras buscaba alguna señal de los chicos.
-Si no te molesta puedo hacerte compañía –y ahí estaba otra vez esa sonrisa, no pude evitar sonrojarme y devolvérsela-
-Me parece bien- dije con la mirada gacha, pero luego recordé a la chica dominante- Claro si tu novia no se enoja porque estés aquí, no quiero problemas –ya tengo suficiente, fue lo primero que me vino a la mente-
-Pues, eso sería posible si tuviera una novia- dijo risueño, yo simplemente asentí y enarque una ceja.
-¿Qué onda entonces con la chica de cabello castaño, cuál era su nombre? Elena ¿no?
-Sí, es mi mejor amiga en el mundo, es la novia de mi hermano Stefan –dijo mientras asentía, aunque fue un asentimiento un tanto extraño.
-¿Por qué me parece que eso te molesta?-enarque una ceja mientras lo miraba fijamente
-Pues, quizás porque eso quieres pensar –dijo mirándome directamente a los ojos, fue más que suficiente para ponerme nerviosa, así que desvié la mirada y tome un sorbo de coca-cola- ¿Acaso te pongo nerviosa? – eso parecía complacerle por completo, este chico comenzaba a parecerme algo egocéntrico.
-¿Por qué habrías de ponerme nerviosa Salvatore? -¿Por qué él podía parecer un jodido ser sobrenatural y arruinar por completo mis nervios? Y yo, bueno, yo sería la mama de Bambi… Fácil de cazar, no asustaría ni a una mosca y el tenia muchísima razón sí, me ponía los nervios de punta.
-Pues eso es lo que demuestras Isabella- susurro cerca de mi rostro, mi nombre saliendo de sus labios eran como una suave caricia yo no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa- Así que –hizo una corta pausa- ¿Qué debo hacer para conseguir tu número? –y ahí estaba otra vez, la pinche sonrisa. Me ruborice y negué levemente con la cabeza, este me parecía el típico caso del Don Juan y no necesitaba mas de esos en mi vida.
-Pues primero, hacerte mi amigo no crees-dije con el seño fruncido- apenas nos conocemos.
-Eso puede arreglarse –dijo mientras acomodaba un mechón de cabello detrás de mi oreja, me encogí de hombros, este tipo de contactos con desconocidos me incomodaba y muchas veces me asustaba, pero con el solo sentí un cosquilleo en el estomago.
-Ya ver…-Fui interrumpida por una larga y lacia melena castaña que se metió en medio de mi silla y la de Damon.
-Aquí está el egocéntrico Salvatore –baje la mirada y suspire, esto no me agradaba.
-Elena, por si no lo notaste estaba hablando con Isabella. –sonaba algo exasperado pero no me atreví a subir la mirada –
-¿Quién?- Ok eso rayaba en lo ridículo, suspire y me levante de la mesa, tome la bandeja y antes de marcharme dije con firmeza.
-Conmigo –me di la vuelta, sentí sus miradas fijas en mi espalda, pero decidí no poner atención, lo mejor era no poner atención a nada, ni a Damon, ni a su estúpida sonrisa y mucho menos a su muy ególatra amiguita “soy la chica perfecta”.
Tire lo que no comí al bote de la basura, con todo el dolor de mi alma, odiaba tirar la comida.
Salí de la cafetería y fui directamente a mi clase de inglés que era la siguiente, tenía tres horas completas de esta materia y hoy la clase seria únicamente sobre conjugaciones del verbo “To be” y es algo de lo que estoy más que familiarizada, aun faltaban al menos 15 minutos para comenzar la clase.
Entre al aula vacía y me siente en mi puesto habitual la última fila junto a la ventana, ya que aun no comenzaba la clase, decidí sacar el móvil, conectar los auriculares y darle play a mí lista de reproducción.
La primera canción en sonar fue Demons de Imagine Dragons. Una canción que me hacía sentir totalmente grande, el día de ayer no fue fácil, me gusta escuchar música cuando me siento caer, me ayuda a salir del hoyo en el que normalmente caigo aun cuando no quiero, este tipo de canciones me subían en animo.
Jake vive dedicándome canciones para subirme el ánimo.
Siempre pienso que los peores días son aquellos en los que Renee, mi madre me llama, dejo escapar un suspiro y fijo mi mirada en algún punto del patio. La parte más difícil, no son los insultos, no es que ella no me quiera ni un poco, es el hecho de que, soy débil, me dejo caer y me cuesta levantarme, para hacerlo muchas veces debo aferrarme a otras personas, pero también implica que caigan al suelo conmigo.
La peor parte, siempre es que ella sabe como destruirme, desde siempre ha sabido hacerlo. Y lo peor es que yo suelo concederle ese derecho, pero como no sentirme algo insignificante cuando la persona que me arrastra es nada más y nada menos que la persona que mas debería amarme en el mundo.
Ahora para agregar a mi lista de problemas, esta cierto mujeriego de ojos azul brillante que se niega a salir de mi cabeza, simplemente me niego a que me rompan el corazón, ya está lo suficientemente hecho mierda como para una vida entera. Si bien no puedo quitarle a mi mama el poder de hacerme añicos cada que se le antoja, puedo prohibírselo a los demás. Debo prohibírselo a los demás.
Me quite los auriculares en el momento en el que mis compañeros comenzaron a entrar al aula e intente centrar mi mente, única y exclusivamente en los pronombres. Cosa que obviamente no me funcionaba. Me sentía ansiosa, este era el problema de todo el asunto, siempre trato de controlarme, pero tengo problemas de ansiedad, me desespero cuando tengo muchas cosas en la cabeza. Comencé a rascar levemente el reverso de mi mano izquierda con la derecha, sentí como alguien me veía, voltee y era Alice que se encontraba a mi lado derecho, me veía con preocupación, yo le sonreí e intente hacer como que no pasaba nada.
La clase acabo y jamás había estado más emocionada por tener gimnasia a la última hora del día. Necesitaba correr, quemar toda la ansiedad y callar todo lo que pasa por mi mente.
Salí pitando del aula de inglés, directo al vestidor de chicas y en menos de 10 min ya estaba lista y dispuesta a correr, saltar o lo que fuera. La clase comenzó y el entrenador Cloud nuestro profesor de educación física nos puso a calentar, dijo que trotáramos durante 10 minutos, teniendo un intervalo de descanso a los 5 minutos, pero yo solo quería correr.
Mis pies se movían por sí solo y no preste atención a Alice que me hablaba mientras rotaba a mi lado, amo a mi pequeño duende, pero hoy no era un buen día, o no lo era hasta que ella me dio un codazo para llamar mi atención, uno que por cierto dejaría marca.
-Bella, parezco una psicópata hablando sola. ¿Puedes prestarme atención un minuto? ¿Qué ocurre? Llevas todo el día así, me preocupas.
-Ali, este no es el lugar ni el momento. –suspire
-Solo dime qué pasa. ¿Por qué estas así? Prometo esperar hasta después de la escuela para sonsacarte –reí bajito, esta chica no cambia- Ni creas que te salvas, a mi me cuentas todo porque si y punto.
-Vale Alice, me llamo mi mama- sonreí con tristeza- Ya sabes cómo es todo.
-¿Que dijo esa perra esta vez?-se escuchaba la molestia en la voz de mi duende, pero este no era el lugar.
-Lo prometiste –dije eso ultimo y comencé a correr más fuerte.
Luego del trote, el entrenador Cloud decidió que era momento de jugar vóleibol y para ser sincera es uno de los pocos, poquísimos deportes que se me daban con naturalidad así que la clase paso sin accidentes y muy rápido.
Me cambie de ropa  y me senté a esperar a Alice en el vestuario de las chicas, ella llego a mi lado y enlazo su brazo con el mío. Caminamos hasta el estacionamiento  y nos sentamos en el capot de su porche amarillo. Apoye mi cabeza en su hombro y le conté todo lo sucedido anoche, ella simplemente apretaba mis manos o las acariciaba. Aunque su reacción cuando le dije que me sentía sola no fue la que esperaba.
-Eso es totalmente egoísta Bells –susurro, con un tono de voz algo extraño, no lo supe identificar entre rabia y dolor- Estas rodeada de gente que te ama, tienes amigos que te cuidan, un papa maravilloso –suspiro y me miro a los ojos con su pequeño entrecejo fruncido- Y aun así no te parece suficiente, nos tienes a todos, preocupándonos por ti. ¿Qué importa si tu mama no te quiere? Tienes una familia, Bella, una que te ama.
-No me malinterpretes Alice, pero, no es que no me parezca suficiente, es simplemente lo que siento, lo que no puedo evitar sentir ¿Qué importa lo de mi mama? Es obvio que jamás comprenderás eso, porque tu mama es maravillosa, Esme es tierna, amable y se desvive por ti y tus hermanos, yo agradezco por tenerlos a todos ustedes, pero eso no significa que no me mate todo el asunto de mi mama –mis ojos se inundaron-  Les agradezco lo que hacen por mí, pero no me juzguen, no lo hagan, ninguno de ustedes saben cómo me siento, ninguno está padeciendo lo que yo padezco.
Me levante y camine hasta mi auto un pequeño audi color negro el cual amaba con mi vida, subí a él y respire profundo, antes de emprender mi camino a casa, pude notar unos orbes azul eléctrico en mi, decidí ignorarlo y simplemente seguir mi camino.
Esa noche al llegar a casa, decidí dormir de una vez y soñé con, soñé con ojos azules, gritos, peleas y con unos cálidos brazos sosteniéndome, no, protegiéndome...

Capítulo 1: El comienzo Capítulo 3: Jacob, Mi sol personal

 
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