El Chico de Aquella Vez

Autor: angiezhita
Género: Humor
Fecha Creación: 14/02/2014
Fecha Actualización: 24/01/2016
Finalizado: NO
Votos: 18
Comentarios: 26
Visitas: 6899
Capítulos: 6

Sumary: ¿Quién iba a pensar que existe el amor a primera vista? Fue de manera casual, nuestras miradas se encontraron y mi mundo entero cambió.  Pero hay un problema: él desapareció.  ¿Y si no lo vuelvo a encontrar? ¿El destino nos juntará?

Capitulos beteados por Nadia Stefani Velarde ^_^

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Capítulo 3: Destino

Disclamer: Los personajes son de Stephanie Meyer, la trama es mía.

Capítulo 3

Llegaba tarde, muy tarde, otra vez… Apuré más el paso para llegar al colegio, Charlie se había ido a Seattle para una investigación, y no había nadie para que me llevase.

Cuando llegué, la puerta principal estaba cerrada, tuve que ir hasta la otra puerta, lo hice con mucho temor, la cuarta tardanza era suspensión y no me quería enfrentar a una papeleta al regreso de Charlie…

Y aparentemente, el peor día de mi vida llegó, ya que ninguna de las dos puertas estaba abierta y yo no tenía el valor de tocar, a veces la auxiliar me daba miedo.

Decidí irme de nuevo a casa para explicar lo sucedido a Renée, y así lo hice. Además, por tratar de salir temprano de mi hogar, ni el desayuno había tomado, el estómago me rugía, en ese momento recordé que por una de las avenidas aledañas habían abierto una cafetería, daban muy buenas calificaciones de ella, hasta de los pasteles que hacían.

No dude ni un minuto más y me dirigí allí, total si iba temprano a casa me aburriría.

Entré en aquel local y el olor a pan recién horneado me dio una grata bienvenida. Sonreí, ese olor me hacía recordar a mi abuela, siempre ella me esperaba con el pan recién hecho y el chocolate caliente.

Fui hasta el mostrador y una dulce señora tomó mi pedido: un pastel de chocolate y una malteada de fresa con leche, aquella mujer se me hacía muy conocida, quizás por sus ojos color esmeralda, hermosísimos, aparte del cabello castaño claro.

No le di mucha importancia y me senté en una de las mesitas que ofrecían, sonreí satisfecha cuando trajeron mi desayuno, de inmediato tomé el nuevo libro que estaba leyendo “Un tal Pedro” *, un poco triste debo decir, pero lo que me agrada es que el protagonista  se supo respetar.

Tomé mi ejemplar y lo abrí en la página en que lo dejé. Por ratos comía y recién deje de leer cuando hube terminado mi pastel y malteada, pagué el dinero correspondiente y me dispuse a salir un poco apurada, tanto que sin darme cuenta, choqué con alguien, alcé la vista un poco mareada por el golpe y de nuevo lo vi, él se quedó un poco quieto mientras me mantenía sujeta por un brazo para no caerme.

Miré donde estaban sus manos, él lo malinterpretó porque de inmediato me soltó, y nos volvimos a mirar, me perdí en aquellos pozos esmeraldas, en la puerta de su alma, sonreí ampliamente y él me imitó, cuánto había soñado con éste reencuentro.

— ¡Qué despistada!— bufó, Yo me sonrojé, no pude evitarlo.

— ¡Qué descortés!— repliqué, su tono de voz no me agradó para nada.

—Quien no se fijó por donde iba fuiste tú— me recriminó. Si hubiera estado en otra situación me hubiera dado mucha gracia.

Lo fulminé con la mirada y me alejé lo más rápido posible, tenía tantas ganas de correr y correr, pero me tomó del brazo y fue la gota que derramó el vaso de mi paciencia.

—Suéltame, Edward— le ordené muy molesta. Él se sorprendió y se rio mucho, yo solo quedé con una cara de “¿A éste que le pasa?” Sin embargo, su carcajada había bajado la tensión que existía minutos antes.

— ¿Cómo es posible que sepas mi nombre y yo no sé el tuyo?— preguntó seductoramente, y ahora, quien no contuvo las  carcajadas fui yo.

—No sé, puede que sea bruja— respondí entre risas, él me acompaño también con algunas pero después se puso serio.

—Me parece que en menos de dos meses, esta es la tercera vez que te encuentro, ¿verdad? — consultó; sonreí, si supiera que yo también llevaba la cuenta.

—Eso se llama destino— declaré; Edward alzó las cejas y me miró pícaramente.

—Entonces, estamos destinados a estar juntos— apuntó, y mi rostro decidió hacer una competencia con un tomate a ver cuál de los dos se ponía más rojo, juro que mi corazón se me salía del pecho y sentía unas mariposas volando y saludándome en el estómago.

—Tal vez tengas razón. —  Sonreí mucho más, tanto que hasta me dolía hacerlo.

—Entonces, ¿me dirás tu nombre?—preguntó un poco ansioso.

—Pues no, si nos encontramos nuevamente, la próxima vez te lo diré y veremos si estamos destinados; además, se me hace muy tarde para ir a mi casa. Em…, bye — dije no muy convencida en mi última frase. Él sonrió satisfecho, se acercó a mí, con su mirada extravagante, causando que me quedara fría, mejor dicho congelada, y acortando la distancia entre los dos, dejó un beso en la comisura de mis labios.

—Entonces, te veré dentro de poco, porque si el destino no nos vuelve a encontrar, yo lo haré, no me resignaría a que no fuera así hermosa. — Y con esas palabras me sonrió y se fue; ¿él había dicho lo que creo que había dicho?

Después de salir de mi aturdimiento en el que me encontraba, di media vuelta y me dirigí hacia mi casa, mi cabeza estaba hecha un lío. Cuando llegué fui directo a mi cuarto y me tiré en mi cama, recopilando escenas vividas. Coloqué una alarma en mi móvil para que a las diez y media me levantara, todavía me quedaba hablar con Renée.

Desperté por mi hermosa alarma, medio soñolienta marqué el número de mi madre, quien respondió al tercer timbrado, le narré lo vivido, aunque sin contar lo de Edward. Ella no se tomó demasiado bien que digamos el percance que tuve con el colegio, por lo que me gané dos semanas de castigo y el tener que preparar la cena.

En eso nos parecíamos mucho con mamá, las dos odiábamos cocinar.

Ordené mi cuarto, la sala, en fin, toda la casa, debía de hacer muchos méritos para que me perdone por faltar al colegio. Después, me dispuse a preparar la cena, un poco amarga, pero qué más daba, iba a preparar macarrones con queso.

Renée llegó del Kinder justo cuando había terminado de hacer la cena, como estaba de buen humor, ni siquiera se atrevió a hablarme de mi falta, pero aun así estaba segura de que debía madrugar para llegar al colegio más temprano.

Y sin querer queriendo, mi peor día se convirtió en uno de los mejores.   

                                                       ###

(*) “Un tal Pedro” es una obra muy hermosa, se trata de un niño huérfano, dado que su mami murió al dar a luz, y bueno, él se vuelve un ladrón. Un día lo encuentran y lo llevan a la correccional, allí quisieron pegarle y hacerlo arrodillarse frente al que regía y se creía el más bravucón de toda la penitenciaria. En fin, él no se deja obligar y por eso pelea con el bravucón, al final Pedro gana, pero los amigos secuaces de su enemigo lo matan mientras duerme.

Bueno chicas y chicos, ¿qué les pareció éste capítulo? ¡A mí me encantó escribirlo!  Fue hermoso plasmarlo en letras, pero más hermosos fueron sus comentarios, que me llenan de amorshhh xD jajajaja.

Bueno como muchas saben, no tengo día fijo en actualizar pero sí tengo un grupo en Facebook donde estaré publicando las actualizaciones.

Link del grupo:  https://www.facebook.com/groups/360076474094679/?fref=ts

Bueno, gracias por leerme, muchas gracias por sus hermosos cometarios, tambien por las visitas que tengo y los votos, créanme cuando empecé a escribir no me imaginaba tremenda acogida.

Gracias a: Pequeña_vampiro_97 ,  jemi910, jr25232, kris_9, sabriicullen, gloriacullen,

Muchas gracias chicas de nuevo por sus comentarios, me alegran el dia!!

Capítulo 2: Lo Encontre Capítulo 4: ¡Oh Sorpresa!

 


 


 
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