Cuando me quede mirándolo Edward me sonrió feliz de salirse con la suya me quede en su departamento mientras él iba a la cocina por una copa de vino según el para celebrar que por fin nos casábamos no entienda a que se refería a que por fin solo pensaba en lo loca que era mi vida, siempre había soñado con casarme con un hombre al que amara locamente pero en cambio me casaría con un hombre que me había comprado porque así me sentía. El apartamento de Edward era demasiado lujoso tenia ventanas que daban a una hermosa vista a la ciudad con un balcón al lado de la puerta del balcón tenía un hermoso piano negro, la sala consistía en un sofá largo negro con cojines rojos y rallados, dos sillas una roja y otra negra con blanco, en medio una mesa
- Mmm tienes un buen apartamento – dije mirándolo
- Gracias – dijo sonriéndome la cocina era grande las paredes eran de madera lámparas colgantes del techo una gran isleta con 5 sillas cafés de madera
Edward me dio una copa y la tome mientras traicioneras lágrimas caían de mis ojos. El no dijo nada pero se veía muy molesto
- Edward – dije mirándolo
- Dime – dijo mirándome
- Puedo pedirte un favor – dije mirándolo
- Pidiéndome favores tu a mí – dijo mirándome serio lo mire y trate de no llorar como una bebe cuando la regañan no dije nada y el me miro de nuevo – habla
- Quisiera pedirte que me dieras un tiempo - dije mirándolo – no quiero que mi padre piense que me voy a casar contigo por ayudarte o por dinero – dije mirándolo
- No es por eso que lo haces- dijo mirándome me sentí humillada
- No, lo hago porque me estas chantajeando- dije mirándolo dolida
- Ja – dijo mirándome pero algo en mi mirada lo hizo ponerse serio – cuanto tiempo. dijo mirándome
- Bueno estaba pensado que 4 meses – dije mirándolo
- No- dijo mirándome –son mucho tiempo – dijo mirándome
- Edward nadie se creerá que me enamore de ti en unos días - dije mirándolo se quedó pensando y suspiro frustrado
- Está bien tienes razón – dijo mirándome – pero con dos meses son suficientes
- Edward yo – dije mirándolo
- Nada dos meses – dijo mirándome mientras se sentaba a mi lado – ahora no quieres conocer el resto de la casa- dijo mirándome insinuante me pasme a pesar de ser virgen sabia a lo que se refería
- No – dije levantándome dejando la copa de vino en la mesa- me tengo que ir – dije mirándolo
- No – dijo jalándome de la mano
- Mis amigas me están esperando a bajo – dije mirándolo para zafarme suspiro frustrado y asintió – por favor saca a mi papa lo más pronto que puedas- dije mirándolo me miro
- Quien dijo que lo voy a sacar ya – dijo mirándome – lo sacare cuando nos casemos – dijo mirándome
- No – dije llorando – sácalo antes por favor no quiero que este ni un minuto más en la cárcel – dije mirándolo
- Y quien me dice a mí que no te escaparas cuando saque a tu papa – dijo mirándome había pensado eso pero sabía que no podía
- Te doy mi palabra- dije mirándolo – y créeme que mi palabra vale mucho- dije mirándolo
- Perfecto – dijo mirándome – mañana lo saco – dijo mirándome asentí y me iba a ir cuando lo sentía apretarme
- No te despides – dijo mirándome fijamente me tomo de la nuca pegándome a él y besándome coloque mis manos en su pecho sin alejarlo todo lo contrario respondí a su beso con ansias acariciando su cabello no sé qué me pasaba cuando él me besaba me alejo de él y sonrió con satisfacción ahora entendía porque lo odiaba tanto era un maldito prepotente
Me aleje de él bajando al subterráneo, me despedí del guardia y me metí en el coche las chicas me miraban con dolor sabiendo lo que me pasaba
- Estas segura de lo que vas hacer – dijo mirándome
- No tengo elección – dije mirándolas no dije nada así que me quede quieta y ellas manejaron a casa cuando llegamos me di una relajante ducha y me metí en la cama pensando en la decisión que había tomado mi vida cambiaria a partir de ahora
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