Un Verano En Paris.

Autor: Nataliarendon2121
Género: Romance
Fecha Creación: 21/01/2013
Fecha Actualización: 07/03/2014
Finalizado: SI
Votos: 13
Comentarios: 53
Visitas: 37714
Capítulos: 24

Tras la muerte de su madre, Isabella no encuentra otra solución que pedir ayuda al único familiar que tiene. Su tía, Rene -como le dicen de cariño- es un duquesa viuda. Su tía reside en París desde su juventud.

 

Entre el glamour y las fiesta de principios del siglo XX; Isabella, es cortejada por El ilustre Jasper Whitlock... pero no con buenas intenciones....

 

Isabella se ve envuelta en un drama de amor y espionaje, intrigas y malas decisiones.

 

Los personaje pertenecen a Stephenie Meyer.   = )

 


Estos son mis otros fics:

 


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Capítulo 8: En el coche Isabella...

 

En el coche, tía Rene se recostó contra los cojines serrando los ojos.

-En realidad no vamos a ninguna parte -dijo, pero sabia que nunca saldríamos de allí ni terminaría ningún vestido a menos que mencionara que teníamos una cita. Allison Brandon cree que el mundo entero gira alrededor de su salón. No esta del todo equivocado, pero no seria nada sin su esposa Alice...

La duquesa agitó la mano retándole importancia.

-De cualquiera forma -dijo con un suspiro-, comprar ropa siempre resulta muy cansado.

-Con que habilidad me en tallo los vestidos, y con que rapidez! -comento Isabella.

-No puede resistir un nuevo reto, ya sea un rostro, alguna fiesta especial, y así es con todo -explico la duquesa-. Pero la mente brillante esta en el salón de costura -dijo perdida en sus recerdos-, era su costurera, muy linda ella. De familia humilde, pero con muy buen sentido de la moda. No le tomo mucho a monsieur Brandon ver que tenia mucho potencial; para no dejarla ir tan fácil. Al final la convirtió en su esposa.

-La duquesa palmeo las manos de Isabella, que la miraba atentamente-. Ya veras como siempre todos salen ganando mi querida niña.

-Ahora enderezate y ponte alerta. Toma nota de la gente que pasea por los Campo Eliceos a esta hora de la tarde.

Iremos mas despacio porque quiero que te vean.

La duquesa levanto el tubo acústico, fijo a un costado del automóvil junto a su asiento y ordeno al conductor, en francés, que fuera mas despacio. Era evidente que el chófer estaba acostumbrado a tales ordenes. Acercándole a un lado de la acera, avanzaron con tal lentitud, que la gente casi podría seguirles el paso. La duquesa bajo la ventanilla; Parecía conocer a todo el mundo.

Elegante damas vestida de verano que llevaban sombrillas de encaje conversaban sentadas bajo los arbolés, con atildados caballeros.

Isabella se dio cuenta de que todos miraban a su tía, y uno o dos de ellos le hacían señas invitándolas a sentarse con ellos.

-Se preguntan quien eres -explico su tía-. Un nuevo rostro en Paris es siempre novedad. Pero de momento no voy a satisfacer su curiosidad. Mañana en la noche, llegaran en tumulto a visitarme.

-Tiene una fiesta cada noche? -pregunto Isabella, recordando las palabras del ama de llaves.

-No cada noche. Al principio de semana casi todo el mundo esta fuera de la ciudad; por ello no recibo los lunes, y los martes; pero los miércoles, jueves y sábados mis amigos son siempre bienvenidas.

-Y esta noche? -volvió a preguntar.

-Esta noche tengo una pequeña reunión para cenar y después iremos a Maxim's. Pero tu no, pequeña. Tu deveras irte a la cama. Ese no es un sitio indicado para una chica como tu.

-Que desilusión! Había oído hablar de Maxim's. Es muy divertido y en la "Viuda Alegre" le dedican una canción.

-Creo que aun en "La Viuda Alegre" resulta claro que no es un lugar para jovencitas.

-Por supuesto, no he visto la obra, pero parte de la música salio en los periódicos y mama me lo tocaba en el piano, Recuerdas lo bien que tocaba?

-Y tu tocas el piano?

-Un poco, pero no tan bien como mama. Te gustaría oírme?

-Alguna vez, cuando estemos solas -dijo la duquesa indiferente-. En Paris, a la gente no le interesa escuchar a los aficionados después de cenar, como en Inglaterra.

-No soy tan presuntuosa como para pensar que puedo tocar delante de tus amigos, pero a mama le tranquilizaba oírme cuando tenia dolor de cabeza y a papa también le agradaba.

-Por supuesto te escucharé en alguna ocasión -añadió la duquesa en un tono que indico a las claras que no estaba interesada en tales trivialidades.

-Quien vendrá a cenar? -pregunto Isabella.

-Ya lo sabrás -contesto la duquesa algo evasiva-. Lo único que deseo ahora es acostarme. Casi siempre descanso después de tomar el te.

-Eso me recuerda que no has almorzado. Que descuidada soy! Yo nunca como a esta hora debido a mi figura; Me temo que estoy engordando. Ya monsieur Brandon me advirtió severamente al respecto. Pero tu pobre niña, debes tener hambre, y no hay razón para que adelgaces. Por favor disculpame! Debo decir a los sirvientes que, aunque yo este a dieta, deben traerte algo a ti en una bandeja.

-Estoy bien, no estoy acostumbrada a comer mucho; Pero me gustaría tomar un te si es posible.

-Claro que si -respondió la duquesa y se precipito al interior de la casa llamando imperiosa al mayordomo para que llevara el te a su pequeño salón.

Mirando al mayordomo añadió:

-En el futuro se le servirá de almorzar a mademoiselle, Comprendes? Una comida adecuada. No se por que nadie pensó en eso antes que saliéramos -no espero a recibir disculpas del sirviente y subió al pequeño cuarto que se veía desde su habitación.

Isabella había escuchado hablar a las damas de esos saloncitos conocidos como "boudoirs", pero nunca había visto ninguno.

-Es adorable!- exclamo pareciendo que exageraba, pero no encontró otra palabra para describirlo.

Tía Rene no respondió y la vio sentarse frente a un hermoso secreitare de madera con incrustaciones, a escribir una carta. Evitando interrumpirla, se sentó en un sofá de brocado y observo con satisfacción los lacayos que traían el te que colocaron en una mesa, junto a una mecedora. La bandeja era de pesada plata y contenía una tetera también de plata, jarras de crema y leche pero, lo mas atrayente eran los platos que contenían pequeños emparedados de pepino, miel y mermelada. Había también emparedados untados e mantequilla untados con pate de foiegras y puntas de esparrago; pasteles de todo tipo: de cereza, envinados y pastas francesas.

Como deseaba empezar sin permiso de su tía, espero con la boca haciéndosele agua. Hasta que la duquesa se voltio, después de cerrar la carta con  una esponja especial que guardaba en un recipiente de oro y piedras preciosas.

Le extendió la carta a uno de los lacayos que salia de la habitación.

-Haga llegar esto de inmediato a la embajada Británica -ordenó.

El hombre la tomo en la mano enguantada de blanco e inclino la cabeza cubierta con una peluca.

-Muy bien, milady.

Isabella creyó adivinar a quien le escribía su tía.

-Es para el señor Whitlock? -pregunto un poco nerviosa.

La duquesa asintió.

-Te dije que respondería a la invitación por ti, pequeña. Y recuerda siempre consultarme antes de aceptar ninguna invitación. Es muy importante, comprendes?

-Si tía Rene -respondió Isabella-, pero no creo que el pretendiera nada malo al invitarme.

-Así lo crees? Puede ser. Permíteme servirte un poco de te. Tomas leche y azúcar?  Y, sírvete algo de comer, debes estar hambrienta. Siempre tomo autentico te ingles, y es un problema ensenar a estos chefs franceses como lo quiero.

Pero aquí esta; No me atrevo a tocar nada mas, por que significaría para mi kilos de mas.

Aun no terminaba el te Isabella cuando su tía la envió a descansar. No se sentía cansada y permaneció un largo rato en la habitación admirándose en el espejo. Le parecía estar escuchando las palabras de monsieur Brandon. Que quería decir con esos comentarios? Creía el que Paris, que consideraba una ciudad perversa, La echaría a perder? No era fácil con una dama de compañía tan estricta como su tía!

La desilusiono, no poder salir al bosque a pasea con el señor Whitlock. Hubiera sido divertido sentarse en los altos asientos de su liviano carruaje velozmente, llevada por los brillosos caballos. Pero el dijo que la vería días siguientes, eso significaba que el sábado por la noche asistiría al fiesta que daba su tía.

Esta noche, pensó Isabella, él, y quisas Lord Cullen, y gran numero de jóvenes de Paris asistirán en el Maxim's. Le pareció injusto que no le permitieran ir. Empezó a tararear una pieza de " La Viuda Alegre" y se pregunto si había traído la partitura entre sus cosas, pero aun sin ella podría tocarla. Había un piano en el salón principal; bajaría y trataría de recordar la melodía. Era la canción adecuada para cantar en Paris.

Su tía dormía, pero como las ventanas de la habitación no daban al salón, no la oiría, ya que tocaría suavemente.

Al salir de su alcoba observo que todo estaba en silencio. Se deslizó por la escalera, abrió la puerta del salón y entro. El salón había sido ordenado y se veía muy diferente a como estaba en la mañana. Las mesas verdes habían sido retiradas y las alfombras cubrían el piso. Las sillas y los sofás de elegante marcos dorados, se alineaban de forma convencional de cualquier recepción. Había flores frescas en los floreros sobre los muebles y el sol vespertino que entraba por la ventana, daba a la habitación un calor del que antes careció.

-Imagine cosas -se dijo Isabella recordando la mala impresión del principio. Se dirigió a la antesala donde estaba el piano.

Era un hermoso piano y como a Isabella le encantaba la musica, empezó a interpretar muy suavemente uno de los vals de chopin.

La tonada de "La Viuda Alegre" acudió a su mente y pudo recordar  cada nota. "Voy al Maxim's", canto en voz baja, y de pronto una voz tras de ella dijo:

-Y espero que me permita acompañarla, quien quiera que sea.

Se dio vuelta en el taburete y vio un hombre observándola.

Era alto de hombros amplios y adivino su nacionalidad, aun antes que hablara.

Reconoció las características de la raza en el duro perfil de su rostro maduro, en el corto cabello y en la cicatrices en las mejillas. Pero algo en la forma como la miraba a través del monóculo y la tenue sonrisa en sus gruesos labios, desagrado a Isabella.

-Quien es usted? -pregunto en francés con el acento gutural.

-Soy Isabella Vulturi -respondió ella levantándose del taburete-. La sobrina de la duquesa.

-La sobrina de Rene? No lo creo! -exclamo el hombre en ingles.

-Pero es la verdad. Puedo preguntar su nombre?

-Soy el varón Siobha Knesebech -respondió el golpeando los talones, inesperadamente tomo la mano de Isabella y se la llevo a los labios.

-Estoy encantado de conocerla, su tía no me dijo que tuviera una sobrina tan hermosa y tan educada.

-Llegue sin avisar -explico Isabella.

-Y se va a quedar?

-Si, me quedare.

-Entonces será encantador, para su tía, por supuesto.

Isabella noto que aun sostenía su mano y, cuando trato de liberarla el la elevo de nuevo hacia sus labios.

 -Usted y yo debemos ser amigos -musito-. Yo soy un antiguo amigo de su tía, muy querido, podríamos decir. Nos veremos con frecuencia y por ello, querida Isabella, debemos conocernos.

Isabella tiro de su mano rescatándola.

-Mi tía descansa ahora. Desea que le diga que vino a visitarla?

-No se preocupe, pequeña Isabella, yo mismo se lo diré. Cenara con nosotros esta noche? La veré entonces.

Golpeo los tacones en forma mecánica. Era mas una reacción instintiva que el deseo de ser cortes. Alejándose salio por la puerta del salón.

Isabella lo observo, perpleja. Era un hombre horrible, pensó.
Y un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba a abajo.

 


Les gusta? Lo odian? Me gustaria mucho saber que opinan...

Gracias por sus comentarios...

Nos vemos el lunes.

BESOS. ;*

 

Capítulo 7: Isabella irrumpió.... Capítulo 9: Tanya Buring tomo el collar ...

 
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