CAPITULO 5: QUIERO SER NOVIA DE UNA BESTIA

Ya en la habitación de Alice ella me vistió y no, no lo digo en forma literal, me arrebato mi ropa y la cambio por un vestido de globo color gris plata  con un cinturón negro en la cintura y unas zapatillas de plataforma corrida “para evitar accidentes”, me sentó de manera brusca en un banco y empezó a cepillarme el cabello, prendió la plancha y me lo acomodo con un tupe no muy exagerado como el de los años sesentas y coloco una diadema sencilla, me pinto solo poquito, algo de polvo, labial y me iba a poner rubor

-mejor no – dijo guardándolo – el tuyo es natural y se ve mejor

-gracias creo – dije mientras me pintaba los ojos con de un gris pálido y luego le echaba brillos para resaltarlos, me los delineo y por ultimo me pinto la sueñas de un gris plata demasiado bello

-estas, perfecta – dijo viendo su obra maestra

-gracias – dije – te pareces a mi madre, ella siempre me anda maquillando y arreglando

-y por qué no le haces caso – dijo sorprendida – has ganado cientos de concursos de belleza, yo deje de participar en cuanto te vi la primera vez que concursaste

-ose que ni lo intentaste – dije y ella negó

-eres más bella que cualquiera de nosotras Bella – dijo ella

-no es cierto – dije pensando en Rosalie – Rosalie es mucho más bella que yo, no le llego ni a los talones

-¿sabes porque Rose no te soportaba? - yo negué porque ni siquiera me había imaginado que la caía mal, de hecho, siempre me di cuenta de las mirada envenenadas que me daba hasta hace poco tiempo, pero yo creí que a todas se las daba – por que siempre tuvo envidia de ti, de hecho la mitad de la escuela esta que yerbee de los celos cuando te ve pasar

-eso no es cierto – dije

-o eres demasiado distraída o ingenua – dijo – voy a votar por distraída, Bella cuando entras en un salón, entras con andar de reina, todos te miran, caminas con elegancia y siempre con la cabeza en alto

-eso es porque mi madre me ha enseñado como cambiar y todo eso desde que tenía cuatro años, lo de caminar lo hago inconsciente

-lo imaginaba – dijo ella sonriéndome – eres en verdad especial, todas las chicas dicen esto y me puedo incluir en ellas, Isabella Swan, lista, tiene el primer lugar en toda la escuela, la mejor estudiante y aparte hermosa un excelente partido para cualquier muchacho, todas tienen miedo de que les quites a sus novios

-eso no va a pasar – dije pensando en que por eso Laurent es así conmigo – además a mí me gusta alguien

-¿se puede saber quién? – Dijo volviendo a su sonrisa malévola pero yo negué – anda dime, no seas malita, dime que te cuesta dime siiiiiiii

-no – le dije y luego me reí por el puchero – ahora te vas a ir a llorar a la pared ¿Cómo Quico?

-hay claro que no – dijo dándome un zape y riéndose conmigo – ya estamos listas bajemos a la fiesta

-necesito avisarles a mis padres

-bien te espero

Marque el número de mi casa mientras Alice se sentaba en la cama y empezó a hacer expresiones raras mientras yo me reía, al tercer tono la voz de mi madre se escucho en la otra línea

-¿diga? – pregunto

-mama, soy Bella – dije

-¿Qué paso Bella? – dijo algo molesta, ya que no se le quitaba todavía el enojo por el injusto acuerdo que se le había dado a lo que respetaba mis deberes

-nada mas aviso que llegare tarde – dije mientras reía por las caras de Alice – me invitaron a una fiesta

-espero que no con la tal Laurent me pone de nervios esa arpía y su madre – dijo ella

-claro que no mama – dije – estoy con Alice

-¿Alice? – Dijo sorprendida -¿Qué Alice?

-Alice Cullen – dije y mi mama dio un grito

-¿eres amiga de los Cullen? – Dijo sorprendida - ¿Cómo lo lograste?

-hay mama – dije conociendo ese tono de voz – solo aviso que llego tarde no me esperen despiertos

-está bien hija – dijo – suerte y que te diviertas, espero que estés arreglada para la fiesta

-estoy bien vestida – dije viendo  mi vestido – adiós madre

-nos vemos – dijo y colgó el teléfono

-tu mama es un poco especial – dijo Alice

-mas que madre prese mi asesora de imagen –dije y ella se rio

-si quieres te la cambio – dijo Alice – la mi está más interesada en mi estudio universitario

-no gracias – le dije – para eso tengo a mi padre

-vale tu ganas – dijo Alice rindiéndose – tu vida es complicada

-más de la que crees

Bajamos las dos, yo casi contando los escalones para no tropezarme, pero ese no era el punto, sino que cuando levante mi mirada Edward me veía con los ojos demasiado abiertos y una sonrisa me acerque a el que ya estaba cambiado, en lugar de la playera andrajosa  y unos pantalones de vestir, disque peinado y en verdad guapo

-¡a comer paste! – grito Emmett emocionado

-deja de pensar en tragar – le dijo Rosalie pegándole en la nunca

-es que hay que aprovechar que esta embobado para que no destruya el paste y poder comérnoslo – dijo el cómo niño chiquito – a por cierto Rose si me dolió

Todos se rieron y cuando digo todos me refiero a todos hasta Edward, comimos pastel de manzana hecho por Esme, demasiado rico, después de un rato todos empezaron a platicar y Edward se me desapareció pero alcance a ver cómo salía a la terraza con la cabeza baja, lo seguí y vi como se sentaba en una de las mecedoras y ponía las manos en su rostro, me senté  a lado de él y le hable

-¿estás bien? – pregunte mientras él se quitaba las manos de su rostro y me veía

-si – dijo sonriéndome – es que me acorde de algo

-¿puedo preguntar de quien? – dije

-de mi ex novia – dijo y mi mundo se vino abajo, el estaba enamorado y lo peor es que ya me había ilusionado – a ella le encantaba divertirse y pasar el tiempo en fiestas y todo eso, era muy dulce

-¿y qué paso con ella? – no sabía si quería saberlo

-ocurrió el accidente – dijo el – por suerte ella salió bien solo una fractura de pierna que se le quito en tres meses

-¿algún día me vas a contar lo de tu accidente? – pregunte viéndolo a sus ojos

-algún día – dijo y supe que no tenía ganas de recordarlo

-entonces si ella está bien – dije sin entenderlo -¿Por qué no está aquí?

-rompió conmigo – dijo el suspirando – pues claro ¿Quién podría amar a una bestia?

-tú no eres una bestia – le dije acariciándole el rostro

-eres muy dulce pero…                                                                            

-nada de peros Edward – dije poniéndome seria – si ella te dejo no fue por tu apariencia sino porque no te quería, si te hubiera querido por lo que eres estaría aquí contigo

-Bella no la culpes a ella – dijo el volteando la cara para que no pudiera verlo – es la verdad no encontrare a nadie que quiera ser el novio de una bestia

-yo sé de alguien – dije con la cabeza baja, sabía que si le decía esto tal vez me vea como un bicho raro y se aleje de mi pero tenía que intentarlo

-¿de quién hablas Bella? – dijo con sarcasmo

-de mi – dije

-no bromes Bella – dijo el pero yo le voltee la cara con cuidado para que sus verdes ojos me perforaran los míos con su intensa mirada y suspire hondo

-Edward quiero ser novia de una bestia – le dije para que se diera cuenta de que lo decía por él, - Edward, eres dulce y tierno, tienes un carácter que apenas te aguantas tu mismo pero todo lo demás te lo compensa

-no lo dices en serio – dijo el – simplemente sientes lastima por mi

-eso no es cierto – le dije – deja de menospreciarte y ve más allá de lo que tus ojos ven

-nunca me vas a poder amar soy una bestia, un monstruo – dijo parándose bruscamente – si solo viniste a burlarte de mi te sugiero que te vallas

-no me vine a burlar de ti – dije suspirando – pero no vas a ver lo que te niegas a escuchar, así que mejor me voy, nos vemos luego Edward

Entre en la casa y busque a Alice con la mirada la vi con Jasper y en cuanto me vio corrió a donde estaba,

-¿Qué tienes? – me pregunto al verme

-nada ya me voy – dije – nunca debí venir Alice lo siento

-el tonto de mi hermano otra vez – dijo ella chasqueando la lengua – nos vemos mañana en la escuela

Dijo eso y me acompaño a la salida después de despedirme de los presentes, nadie me dijo nada pero sentía mis ojos humedecerse, sentía el nudo en mi garganta quería llorar, quería que viera que yo también sufría por él, pero ni diez monjes pueden hacer a un asno beber en el estanque, así que mejor me daba por vencida

Me subí a mi camioneta y conduje mucho más despacio que lo acostumbrado, ya que me daba miedo porque venía llorando pero a mitad de la carretera no pude más me amorille a la esquina y choque mi cara con el volante

-¿¡por qué no se da cuenta que lo quiero!? – pregunte al cielo pero sabía que nadie me respondería

Es que era tan terco y testarudo, mi corazón no estaba para juegos, pero al parecer a mi cabeza se le ocurrió ponerme las imagen de Edward, cuando sonrió, cuando apago las velitas lleno de betún cuando Emmett lo tumbo después de haber gritado mordida, cuando lo manche de pastel en la barbilla porque era el único lugar limpio y él se empezó a reír a carcajadas, ese eran los momento que recordaba y solo lo había conseguido en una noche, la misma noche que sería la última para hacer recuerdos

Mi celular sonó como diez veces, pero no conteste, primero el tono de mi madre, después el de mi padre, luego el común que usaba para cualquiera, pero no conteste no quería llegar a casa, no quería dar explicaciones por que estaba llorando, y si mejor desaparezco de una vez de mi vida

Unos faroles me sacaron del ensoñamiento que había caído, después alguien toco en mi ventana y grite del susto, el también grito, pero luego volvió a tocar

-señorita ¿se encuentra bien? – Pregunto, era un muchacho, un tanto musculoso  con mirada de unos dieciocho años y sonrisa en su rostro –señorita

-sí, si – dije bajando el vidrio – lo siento le impido el paso

-no, está bien – dijo – pero pensé que tal vez necesitaría la ayuda de alguien

-no gracias estoy bien – dije bajándome de la camioneta el me miro pero su mirada no me atormentaba ya que solo veía mis ojos hinchados

-estaba llorando – dijo él y yo negué

-no es nada enserio – dije sonriéndole ya que su sonrisa me cautivo, no como lo hacía Edward pero en si me dejo atontada, me extendió la mano

-soy Jacob Black…

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